La figura del agente dependiente en el Modelo de Convenio sobre la Renta y sobre el Patrimonio de la OCDE* ANA SANZ-PASTOR MINGOT Agencia Estatal de Administración Tributaria SUMARIO 1. ANTECEDENTES DE LA CLÁUSULA DE AGENCIA DE LOS EP.—2. ARTÍCULO 5 DEL MODELO DE CONVENIO FISCAL SOBRE LA RENTA Y SOBRE EL PATRIMONIO PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIÓN DE LA OCDE, EN SU REDACCIÓN DE 15 DE JULIO DE 2005.—3. RESOLUCIONES INTERNACIONALES RELATIVAS A LA INTERPRETACIÓN DE LO DISPUESTO EN EL APARTADO 5 DEL ARTÍCULO 5 DEL MODELO DE CONVENIO DE LA OCDE.—4. DOCTRINA INTERNACIONAL. Palabras clave: Fiscalidad Internacional, Impuesto sobre la Renta de los No Residentes, Convenios para evitar la doble imposición, establecimiento permanente, agente dependiente. 1. ANTECEDENTES AGENCIA DE LOS DE LA CLÁUSULA DE EP La cláusula de agencia de los establecimientos permanentes (EP) procede de la legislación británi­ ca, concretamente de la Sección 17. 1 de la Ley Financiera de 1925, la cual dictaminaba lo siguiente: “Siempre que las ventas o transacciones sean desarrolladas por cuenta de una persona no resi­ dente a través de un broker en el marco ordinario de su actividad como tal y el broker: a) sea una persona que desarrolla de buena fe la actividad de un broker en el Reino Unido, y b) reciba respecto de la actividad de la perso­ na no residente que está negociando a su través una remuneración en cuantía no menor que la acostumbrada en la clase de actividades en cues­ tión, entonces, aunque el broker sea una persona que actúa regularmente para la persona no resi­ dente como tal broker, la persona no residente no será gravada en el nombre de aquel broker con respecto a los beneficios o ganancias que se deri­ ven de tales ventas o transacciones.” En esta subsección, el concepto de broker inclu­ ye un agente comisionista general. Estas dos expre­ siones estaban comprendidas entonces en la mayoría de la legislación mercantil sobre agentes de ventas. La distinción entre ellas era que un bro­ ker no tenía la posesión de los bienes que estaba vendiendo y que, en un sentido descriptivo, vendía en nombre de su principal, mientras que un comi­ sionista o factor tenía la posesión de los bienes que vendía en su propio nombre. Puesto que estas distinciones no tenían relevancia a efectos fiscales, no es sorprendente que uno fuera definido de forma que incluyera al otro. A través de esta legis­ lación, el Board of lnland Revenue trataba de asegu­ rarse la competencia tributaria sobre los no residentes que vendían bienes a través de un corredor o comisionista local, si el contrato se concluía en el Reino Unido, estableciendo la distin­ ción entre comerciar en el Reino Unido (desde dentro de él) y comerciar con el Reino Unido (desde fuera de él). Esta legislación inspiró los trabajos de la Socie­ dad de Naciones. En un documento publicado en 1932 escrito por un funcionario de la Administra­ ción inglesa, después de citar la legislación inglesa mencionada de 1925, declaró: “Esta disposición se refleja en la correspondiente norma del proyecto * Trabajo presentado al VII-B Curso de Alta Especialización en Fiscalidad Internacional celebrado en la Escuela de la Hacienda Pública del Instituto de Estudios Fiscales en el primer semestre de 2007. 315 Cuadernos de Formación. Colaboración 33/08. Volumen 6/2008 de convenios contenida en el informe de los exper­ tos gubernamentales sobre doble imposición y eva­ sión fiscal de Ginebra de 1928”. El documento se denominaba “Sistemas fiscales y métodos de atri­ bución en el Reino Unido”, publicado por la Socie­ dad de Naciones en 1932 en el volumen 1 de Tributación de empresas nacionales y extranjeras. Documento C, 73. M. 33. 1932. II. A, 15 de febre­ ro de 1932. De esta forma, surgió la excepción de agente independiente a la norma general de los agentes que constituían EP al contratar por cuenta de una persona no residente. Igualmente, en 1927, la Sociedad de Naciones partió de la legislación britá­ nica anteriormente citada para con figurar la cláu­ sula de agencia, distinguiendo entre agentes dependientes e independientes. El informe de 1929 de la Sociedad de Naciones, siguiendo los tra­ bajos anteriores, dispuso una serie de criterios como condiciones cumulativas para que el agente pudiera ser considerado EP. El agente tenía que estar autorizado para actuar por cuenta de la empresa extranjera, hacerlo regularmente y tener un lugar fijo de negocios. El Comité enumeró una serie de circunstancias que conducirían a la presun­ ción de que existía una agencia establecimiento permanente. Así, un agente debidamente acredita­ do que habitualmente firmaba contratos por cuen­ ta de su principal constituiría un EP. Lo mismo se aplicaría a un empleado que habitualmente tramita­ ra negocios comerciales por cuenta de la empresa. También lo sería el desarrollo de la actividad de la empresa por medio de un agente a través de una oficina puesta a su disposición por la empresa, así como signos exteriores que designaran la actividad del agente como un establecimiento de la empre­ sa, y, finalmente, la posesión de un stock de bienes pertenecientes a la empresa con la finalidad de su venta por el agente, también constituiría un EP. Estos criterios excluirían a aquellos mediadores que simplemente pusieran en contacto a las partes en el contrato, e igualmente a los comisionistas que contrataran en su propio nombre para una serie de principales. No obstante. un comisionista que dedi­ cara todo su tiempo a un cliente podría constituir un EP según el informe. Y lo mismo se puede decir para los comisionistas que mantuvieran un stock de bienes en consignación y realizaran ventas por cuenta de la empresa. El comentario ponía el énfasis en la diferencia entre un comisionista, que actuaba en su propio nombre, y el denominado agente a comisión, que tenía unas existencias de bienes y que normalmen­ te vendía los bienes según un contrato de venta y facturaba en nombre de la empresa extranjera. Se puede detectar una fuerte influencia del sistema de Derecho Civil, utilizando su terminología, en la referencia al comisionista, que contrata en su pro­ pio nombre, mientras que el agente a comisión contrata en nombre del principal, y al broker en el sentido de corredor que simplemente pone a las partes en contacto. No se mencionaban las dispo­ siciones inglesas de 1927 sobre agentes de estatu­ to independiente, y por consiguiente el informe de 1929 no excluía de constituir un EP a los agen­ tes independientes que obligaban a sus princi­ pales. La Sociedad de Naciones, en su informe de 1930, estableció los criterios para que un agente constituyese un EP si cumplía uno o más de estos criterios: a) Es un agente debidamente acreditado (fondé de pouvoir, es decir, provisto de poder), que habitualmente firma contratos por cuenta de la empresa para la cual trabaja. b) Está obligado por un contrato de empleo y habitualmente tramita negociaciones co­ merciales por cuenta de la empresa a cam­ bio de una remuneración de ésta última. c) Está habitualmente en posesión, con fines de venta, de un depósito o un stock de bienes pertenecientes a la empresa. Como en el informe de 1929, estos tres crite­ rios alternativos fueron diseñados para impedir la tributación como EP de mediadores y otros agen­ tes cuya actividad era poner al principal en contac­ to con clientes de una forma continua, independiente y regular. El Comité sugirió que debería considerarse que existe un contrato de empleo si el principal pagaba los gastos administra­ tivos, en particular alquiler de locales. Similarmen­ te, los signos exteriores que manifestaran la intervención del principal también podrían servir como prueba de un contrato de empleo, que a su vez era un criterio alternativo para la agencia como EP. Así, la existencia de un contrato de empleo podía ser decisiva si tal hecho pudiera establecerse, pero la conclusión en sentido contrario no esta­ ba justificada. La Cámara de Comercio Internacional en su Congreso de Washington de 1931 recomendó una prueba de tres ámbitos para averiguar si un agente constituía un EP. Se requería poder para actuar para la organización extranjera, el hecho de que el agente habitualmente desarrollara tales actos de comercio, y el hecho de que lo hiciera así en un lugar fijo de negocios (Resoluciones de la Cámara de Comercio Internacional, folleto n.o 77, pág. 22, 1931). 316 La figura del agente dependiente en el Modelo de Convenio sobre la Renta y sobre el Patrimonio de la OCDE A NA S ANZ-PA STOR M INGOT Finalmente, en el proyecto de Convenio de 1933 se incluyó lo siguiente: 2. ARTÍCULO 5 “El hecho de que una empresa con su domicilio fiscal en uno de los Estados contratantes tenga negociaciones comerciales en otro Estado contra­ tante a través de un agente de estatuto genuina­ mente independiente (brokers, agentes a comisión, etcétera) no se considerará que significa que tiene un EP en aquel Estado. PATRIMONIO En consecuencia, se considerará que existe un EP cuando el agente establecido en el Estado: 1. Es un agente debidamente acreditado que habitualmente firma contratos para la empresa para la que trabaja, o DEL FISCAL SOBRE LA MODELO DE CONVENIO RENTA Y EL PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICIÓN DE LA REDACCIÓN DE 15 OCDE, EN SU DE JULIO DE 2005 El artículo 5 denominado EP, del Modelo de Convenio fiscal sobre la Renta y sobre el Patrimonio para evitar la doble imposición de la OCDE, en su redacción de 15 de julio de 2005, traducida por el Instituto de Estudios Fiscales al español, establece: 2. está obligado por un contrato de empleo y habitualmente tramita negociaciones comerciales por cuenta de la empresa a cambio de una remu­ neración de la empresa, o 3. está habitualmente en posesión, con fines de venta, de un depósito o stock de bienes perte­ necientes a la empresa. Un broker que pone sus servicios a disposición de una empresa en orden a ponerla en contacto con los clientes no constituye en su propia perso­ na un EP de la empresa, incluso si su trabajo para la empresa es hasta cierto punto continuo, o se desarrolla en periodos regulares. Singularmente, un comisionista, que actúa en propio nombre para una o más empresas y recibe una comisión de cuantía normal, no constituye EP de ninguna de tales empresas.” La expresión comisionista general se entiende en el sentido de agente a comisión y no en el sen­ tido que tradicionalmente se le otorga en el siste­ ma continental de Derecho Civil como comerciante que puede actuar en su propio nombre o en nom­ bre del principal. Un comisionista es un agente que contrata normalmente en su propio nombre y por tanto no obliga a su principal frente a la tercera parte. En el sistema continental de derecho civil la comisión no se refiere al método de pago, como lo es en el sistema anglosajón de Derecho común, sino a la tarea con liada al agente. Tanto la Sociedad de Naciones como la Cáma­ ra de Comercio Internacional, preveían como cri­ terio distintivo del agente el hecho de que obligara a la empresa con la firma de contratos o con sus negociaciones en el Estado en que dicho agente estuviera situado. Estas consideraciones también se recogieron por la Sociedad de Naciones en el Informe de 1933, y posteriormente en el Modelo de Convenio fiscal sobre la Renta y sobre el Patri­ monio para evitar la doble imposición de la OCDE de la OCDE, con la única variación de que en este último ya no se exige que el agente disponga de un lugar fijo de negocios. 317 “1. A efectos del presente Convenio. la expresión «establecimiento permanente» significa un lugar lijo de negocios mediante el cual una empresa realiza toda o parte de su actividad. 2. La expresión “establecimiento permanen­ te” comprende, en especial: a) las sedes de dirección; b) las sucursales; c) las oficinas; d) las fábricas; e) los talleres, y f) las minas, los pozos de petróleo o de gas, las canteras o cualquier otro lugar de extracción de recursos naturales. 3. Una obra o un proyecto de construcción o instalación sólo constituye establecimiento perma­ nente si su duración excede de doce meses. 4. No obstante las disposiciones anteriores de este artículo, se considera que la expresión “establecimiento permanente” no incluye: a) la utilización de instalaciones con el único fin de almacenar, exponer o entregar bienes o mercancías pertenecientes a la empresa; b) el mantenimiento de un depósito de bien­ es o mercancías pertenecientes a la empresa con el único fin de almacenarlas, exponerlas o entre­ garlas; e) el mantenimiento de un depósito de bien­ es o mercancías pertenecientes a la empresa con el único fin de que sean transformadas por otra empresa; d) el mantenimiento de un lugar lijo de nego­ cios con el único fin de comprar bienes o mercan­ cías o de recoger información para la empresa; e) el mantenimiento de un lugar lijo de nego­ cios con el único fin de realizar para la empresa cualquier otra actividad de carácter auxiliar o pre­ paratorio; f) el mantenimiento de un lugar lijo de nego­ cios, con el único fin de realizar cualquier combi­ nación de las actividades mencionadas en los subapartados a) a e), a condición de que el conjun­ to de la actividad del lugar fijo de negocios que resulte de esa combinación conserve su carácter auxiliar o preparatorio. Cuadernos de Formación. Colaboración 33/08. Volumen 6/2008 5. No obstante lo dispuesto en los apartados 1 y 2, cuando una persona distinta de un agente independiente (al que le será aplicable el apartado 6) actúe por cuenta de una empresa y ostente y ejerza habitualmente en un Estado contratante poderes que la faculten para concluir contratos en nombre de la empresa, se considerará que esa empresa tiene un establecimiento permanente en ese Estado respecto de las actividades que dicha persona realice para la empresa, a menos que las actividades de esa persona se limiten a las mencio­ nadas en el apartado 4 y que, de haber sido ejerci­ das por medio de un lugar fijo de negocios, no hubieran determinado la consideración de dicho lugar fijo de negocios como un establecimiento permanente de acuerdo con las disposiciones de ese apartado. 6. No se considera que una empresa tiene un establecimiento permanente en un Estado contra­ tante por el mero hecho de que realice sus activi­ dades en ese Estado por medio de un corredor. un comisionista general o cualquier otro agente inde­ pendiente, siempre que dichas personas actúen dentro del marco ordinario de su actividad. 7. El hecho de que una sociedad residente de un Estado contratante controle o sea controlada por una sociedad residente del otro Estado con­ tratante o que realice actividades empresariales en ese otro Estado (ya sea por medio de estableci­ miento permanente o de otra manera), no con­ vierte por sí solo a cualquiera de estas sociedades en establecimiento permanente de la otra.” Los comentarios a dicho artículo 5 relativos a la definición de establecimiento permanente, y en particular a lo dispuesto en su apartado 5, disponen lo siguiente: “1. El concepto de establecimiento perma­ nente se utiliza principalmente para determinar el derecho de un Estado contratante a gravar las uti­ lidades de una empresa del otro Estado contratan­ te. En virtud de artículo 7, un Estado contratante no puede gravar las utilidades de una empresa del otro Estado contratante salvo que ésta realice sus actividad por medio de un establecimiento perma­ nente situado en aquel.” “Apartado 5 31. Generalmente se acepta que una empre­ sa tiene un establecimiento permanente en un Estado si hay una persona en ese Estado que actúa para la empresa en determinadas condiciones, aunque la empresa no disponga de un lugar fijo de negocios en ese Estado en el sentido de los apar­ tados 1 y 2. Esta disposición tiene por objeto reco­ nocer a tal Estado el derecho de gravamen estos casos. El apartado 5 establece en qué condiciones se considera que la empresa tiene un estableci­ miento permanente respecto de las actividades de tal persona. El Convenio Modelo de 1977 dio una nueva redacción al apartado para precisar el senti­ 318 do de la disposición correspondiente del Proyecto de Convenio de 1963, sin otra modificación de fondo que la relativa a la extensión de las activida­ des de la persona que se exceptúan. 32. Las personas cuyas actividades pueden constituir un establecimiento permanente de la empresa son los «agentes por cuenta de la empre­ sa» (agentes dependientes); esto es, las personas, empleadas o no. que no sean agentes indepen­ dientes en los términos del apartado 6. Dichas personas pueden ser sociedades o personas físicas y no tienen por qué ser residentes ni poseer un lugar de negocios en el Estado donde operen por cuenta de la empresa. Hubiera sido contrario al interés de las relaciones económicas internaciona­ les establecer que cualquier persona que depende de la empresa pudiera determinar la existencia de un establecimiento permanente de esta última. Tal solución debe reservarse a las personas que, por el alcance de sus poderes o por la naturaleza de sus actividades, implican a la empresa en actividades empresariales de cierta entidad en el Estado con­ siderado. El apartado 5 se basa, por consiguiente, en la hipótesis de que solamente las personas facultadas para concluir contratos pueden consti­ tuir un establecimiento permanente de la empre­ sa de la que dependen. En tal caso la persona tiene potestad suficiente para vincular la empresa a las actividades empresariales en el Estado considera­ do. El empleo del término «establecimiento per­ manente» en este contexto supone, naturalmente, que esa persona utiliza su potestad repetidamente y no sólo en casos aislados. 32. 1. Además la frase «poderes que la facul­ ten para concluir contratos en nombre de la empresa» no limita la aplicación del apartado a un agente que suscriba contratos literalmente en nombre de la empresa; el apartado se aplica asi­ mismo a un agente que concluye contratos que son vinculantes para la empresa, aunque no se establezcan en nombre de la empresa. La ausencia de una participación activa de la empresa en las operaciones puede significar que ha delegado en un agente. Por ejemplo se puede considerar que un agente posee el poder efectivo para concluir contratos cuando solicita y recibe los pedidos (sin formalizarlos) que son enviados directamente a un almacén en el que se efectúa la entrega de mer­ cancías y cuando la empresa extranjera aprueba las operaciones de forma rutinaria. 33. La potestad para suscribir contratos debe comprender aquellos que se refieren a las opera­ ciones que constituyen la actividad propia de la empresa. Es irrelevante que la persona tenga potestad, por ejemplo, para contratar personal para la empresa con objeto de asistirle en las acti­ vidades que efectúa para la misma o que esté auto­ rizada para realizar en nombre de ella contratos análogos relativos exclusivamente a operaciones internas. Además, los poderes deben ser ejercidos La figura del agente dependiente en el Modelo de Convenio sobre la Renta y sobre el Patrimonio de la OCDE A NA S ANZ-PA STOR M INGOT habitualmente en el otro Estado; si ese es o no el caso se determinará en función de la situación comercial real. Una persona autorizada para nego­ ciar todos los elementos y detalles de un contrato que obligue a la empresa puede considerarse que ejerce su autoridad «en ese Estado», incluso si el contrato es firmado por otra persona en el Estado en que la empresa esté situada o si aquella perso­ na no tuviera un poder formal de representación. Sin embargo, el mero hecho de que una persona haya asistido e incluso participado en negociacio­ nes en un Estado entre una persona y un cliente no será suficiente, por si mismo para llevar a concluir que aquella persona ha ejercido en ese Estado una potestad para concluir contratos en nombre de la empresa. Ahora bien el hecho de que una persona haya asistido o incluso participado en esa índole de negociaciones podría ser un factor relevante a la horade determinar con precisión las funciones lle­ vadas a cabo por esa persona en nombre de la empresa. Puesto que, en virtud del apartado 4, el mantenimiento de un lugar fijo de negocios que se limite a los fines mencionados en dicho apartado se considera que no constituye un establecimiento permanente, una persona cuyas actividades se limi­ ten a los mismos fines tampoco constituye un esta­ blecimiento permanente. 33. 1. El criterio de que un agente ha de ejer­ cer «habitualmente» poderes para concluir contra­ tos se sustenta en el principio implícito en el artículo 5, según el cual la presencia de una empre­ sa en un Estado contratante debe ser de carácter no meramente transitorio para poder considerar que mantiene ahí un establecimiento permanente y, por tanto, que su presencia justifica la obligación de tributar en ese Estado. El alcance y la frecuencia de la actividad necesarios para concluir que el agente «ejerce habitualmente» su potestad depen­ derán de la naturaleza de los contratos y de las acti­ vidades que desarrolle la empresa a la que representa. No es posible establecer una regla pre­ cisa para estimar la frecuencia. No obstante, esta determinación se puede realizar con el mismo tipo de factores mencionados en el párrafo 6. 34. Una vez se cumplan las condiciones esta­ blecidas en el apartado 5, existirá un establecimien­ to permanente de la empresa en todo lo que la persona actúe por cuenta de esta, es decir. no sola­ mente en la medida en que dicha persona ejerza la autoridad para contratar en nombre de la empresa. 35. Según los términos del apartado 5, sola­ mente las personas que cumplan las condiciones estipuladas pueden constituir un establecimiento permanente, con exclusión de cualquier otra. Sin embargo, conviene tener en cuenta que el aparta­ do 5 se limita a establecer un criterio alternativo para determinar si una empresa tiene un estableci­ miento permanente en un Estado. Si puede demostrarse que la empresa tiene un estableci­ miento permanente en el sentido de los apartados 1 y 2 (sin perjuicio de lo dispuesto por el apartado 4), no será necesario demostrar que la persona autorizada cumple las condiciones del apartado 5.” 3. RESOLUCIONES INTERNACIONALES RELATIVAS A LA INTERPRETACIÓN DE LO DISPUESTO EN EL APARTADO 5 DEL MODELO OCDE ARTÍCULO DE LA DE 5 DEL CONVENIO En relación a la cláusula de agencia (art. 5. 5 del Modelo), es conveniente resaltar las siguientes deci­ siones: 1.—Si un agente dependiente dispone en el otro Estado de un oficina o vivienda desde donde se ejercen las actividades de la empresa, aunque aquél carezca de poderes para contratar, existirá un EP al cumplirse los requisitos generales exigidos para entender que actúa a través de un lugar fijo de negocios [Bundesfinanzhof (BHF) (Tribunal Fiscal federal alemán), Bundessteuerblatt (BStBL) (Gaceta fiscal federal alemana), II 327, de 1974, Convenio Alemania/EEUU)]. 2.—Un representante comercial empleado de una agencia de bolsa que no actúa en el ejercicio normal de su actividad (dealer), no autorizado para actuar como agente (broker) y careciendo de estatu­ to independiente, constituye un EP de su cliente (Administrativa Appeals Tribunal, Australia, Case 23/93 de 1993, Convenio Australia/Nueva Zelanda). 3.—Para concretar el significado del término referido a actuar en el marco ordinario de su acti­ vidad, se debe acudir al ámbito ordinario de com­ petencias atribuidas a un agente determinado y generalmente admitidas entre los profesionales de esa actividad (BHF, 23 de septiembre de 1983, BStBL, 111 R: 76/81, de 1984). 4.—Una compañía meramente domiciliada en un Estado pero gestionada y dirigida directamente por directivos residentes en otro Estado, dispone en este último de un EP aunque aquella compañía tenga su residencia en el lugar de su domicilio a efectos de la aplicación del convenio bilateral. Todos los beneficios de la empresa son sometidos a tribu­ tación en el lugar del EP [Hoge Raad holandés, 24 de noviembre de 1982, Convenio Países Bajos/Suiza, European Taxation (ET) (Revista periódica), 199, y Belastingrechtssprak/Belissingen in Belastingzaken (BNB) (Revista fiscal periódica holandesa), 28 de marzo de 1983, ET. 122]. 5.—En el caso de una filial que actúa como agente independiente de su matriz pero con poder para concluir contratos en nombre de ésta, consti­ tuye un EP. A estos efectos, la matriz tributará a 319 Cuadernos de Formación. Colaboración 33/08. Volumen 6/2008 través de este EP por los beneficios que se deriven de los contratos concluidos por la filial en su nom­ bre y representación. La filial tributará. por su parte, por los beneficios derivados de su actividad, incluyendo la comisión de agencia percibida de su matriz (Debatin, H & Walter OL, Handbook on the United States-German Tax Convention, 1966). 6.—Una filial que actúa como agente de distri­ bución de su matriz constituye un EP de ésta, ya que tiene capacidad para concluir contratos y el perso­ nal de la matriz asiste a la filial en la negociación de los contratos de venta [Internal Revenue Service (IRS) (Administración Tributaria de los EEUU), Internatio­ nal Steuerrecht (IStR) (Revista periódica alemana) 326, de 1993]. 7.—El Tribunal Supremo Alemán (BHF en BStBL 1985 II 405) juzgó la cuestión de si podría consti­ tuirse un EP de acuerdo con la cláusula general del artículo 5. 1 para las agencias que no reúnen las condiciones de las reglas especiales de las agencias como EP. Este caso afectaba a una agencia de viajes con empleados en otro país. No podía existir una agencia EP porque los empleados no tenían poder para concluir contratos. No obstante, resolvió que existía un EP de acuerdo con la cláusula general porque existían oficinas de los guías de viajes. 8.—La misma cuestión antes referida de Alema­ nia se planteó en una resolución administrativa nor­ uega de 7 de mayo de 1963 del Ministerio noruego de Finanzas. Una empresa noruega tenía una ofici­ na de ventas en Alemania manejada por el agente de la empresa allí. Todos los contratos concluidos por el agente se celebraban con la reserva de que tendrían que ser confirmados por la dirección de la empresa en noruega. Así, el agente debía ser con­ siderado como un agente dependiente. No obstan­ te, no constituía en principio una agencia EP porque no tenía poder para concluir contratos. En consecuencia, la empresa reclamó el derecho a compensar en la renta de la casa central en Norue­ ga las pérdidas en Alemania, un derecho que dependía de si el beneficio de la actividad en Ale­ mania habría sido o no gravable en Noruega. El Ministerio de Finanzas noruego resolvió que la fina­ lidad de la cláusula de agencia del tratado (artículo 2. 4 del Convenio entre Noruega y Alemania de 1958, basado en el Modelo de 1963) era la de extender la tributación de los EP a las actividades empresariales desarrolladas por los agentes. y no la de limitar la tributación de las agencias EP a aque­ llos agentes incluidos en la cláusula de agencia. Así, el hecho de que el agente no tenía poder para con­ cluir contratos no importaba, puesto que la empre­ sa tenía un lugar de negocios, una oficina, que constituía un EP según la cláusula general. En con­ secuencia. la empresa podía ser gravada en Alema­ nia sobre la posible renta allí obtenida porque tenía allí un EP. Por tanto, las pérdidas de Alemania no eran deducibles de la renta noruega. 9.—Otra resolución administrativa noruega de 15 de septiembre de 1980 del Ministerio de Finan­ zas, comunicada en carta a la firma de auditoria del contribuyente, no publicada, consideró el caso de una filial sueca de una empresa italiana, que estable­ ció una oficina de ventas en Noruega. La oficina estaba dedicada a solicitar pedidos, pero no estaba autorizada para concluir contratos. Confirmando la opinión de las autoridades fiscales locales, el Minis­ terio resolvió que la oficina constituía un lugar lijo de negocios según la cláusula general. Además. la soli­ citud de pedidos era considerada como una activi­ dad empresarial principal. y no auxiliar. de acuerdo con la cláusula general. Y de aquí que no importara que los empleados en la oficina noruega no pudieran por sí solos asumir los compromisos finales. 10.—La Sentencia del Tribunal holandés de 10 Instancia de Ámsterdam de 11 de diciembre de 1985 (lnfobulletin 86/389) discutió si una persona vinculada era un agente para una sociedad de lea­ sing residente en Suiza. La sociedad holandesa alquilaba vagones de ferrocarril a la empresa suiza. A su vez, los vagones eran alquilados a otros arren­ datarios, en nombre de la empresa holandesa. La cláusula de agencia del tratado solamente mencio­ naba “las agencias permanentes” como un ejemplo de un lugar fijo de negocios. El Tribunal concluyó que existía una agencia EP. Es decir, que existe una agencia EP desde el momento en que el agente tiene capacidad para obligar al principal aunque el contrato no se firme en nombre de éste. Lo deci­ sivo es que el principal resulte obligado a través de la actuación del agente. 11.—En el caso canadiense Americam Wheela­ brator and Equipment Corporation v. M. N. R., [4 Canadian Tax Appeal Board Cases (Can. Tax App. Bd.) 345, 1951], se contemplaba el supuesto de un agente cuyo trabajo era entrevistar a posibles clien­ tes, y notificar sus solicitudes a la oficina de la empresa en Estados Unidos. Los contratos eran negociados y concluidos por los empleados de la empresa residentes en Estados Unidos. En conse­ cuencia, se denegó la existencia de una agencia EP. Esto demuestra, a sensu contrario, que cuando no se produce la intervención en los contratos de los empleados o directivos de la casa central de la empresa en el otro Estado en que ésta radica, sino que únicamente interviene frente a los clientes el agente, con capacidad negociadora, existe una agencia EP cuando los clientes contratan a través del agente. 320 La figura del agente dependiente en el Modelo de Convenio sobre la Renta y sobre el Patrimonio de la OCDE A NA S ANZ-PA STOR M INGOT 12.—En varias Sentencias del Tribunal Supremo alemán de 1930 y posteriores [Reichsfinanzhof (RFH) (Tribunal Fiscal del Reich alemán entre 1919 y 1945), en Reichssteuerblatt (RStBL) (Boletín Ofi­ cial Tributario del Reich alemán), 1930, en pág. 54; también en RStBL 1935. en página 1533, y BHF en BStBL 1971 II 776 y 777]. se trató la cuestión de las negociaciones comerciales como elemento consti­ tutivo de la cláusula de agencia EP. El caso se refe­ ría a una sociedad anónima holandesa que mantenía una oficina con diversos empleados en Alemania. La oficina era presentada en los periódi­ cos como un agente general de la compañía holan­ desa en Alemania. No obstante, los empleados de la oficina no estaban autorizados para concluir con­ tratos. Esto se efectuaba por la casa central en los Países Bajos. La consignación de bienes y la factu­ ración también eran desarrolladas allí. Los emplea­ dos solamente actuaban tramitando y negociando los contratos, controlando los asuntos empresaria­ les de la sociedad en Alemania y facilitando la ges­ tión empresarial extranjera con información acerca del mercado alemán. La sociedad reclamó que no existía una agencia EP. porque la oficina no tenía autorización para concluir contratos. No obstante, el Tribunal Supremo alemán confirmó la existencia de una agencia EP, y declaró explícitamente que la tramitación de negocios era suficiente para ello. En otro caso más reciente de 1971 (BHF en BStBL 1971 II 776) el Tribunal incluso declaró que era indiferente si las actividades estaban basadas o no en acuerdos empresariales, o simplemente constituía una cuestión de hecho. De aquí se deriva que la jurisprudencia alemana no limita la agencia EP a los agentes con poder para concluir contratos, de manera que no solo las actividades empresaria­ les principales pueden constituir una agencia EP, sino también las actividades auxiliares, tales como la recogida de pedidos, siempre que sirvan a la activi­ dad de la empresa. Por tanto, existe una agencia EP no solo cuando existe poder para la conclusión material de los contratos, sino también cuando el agente tiene capacidad para negociar y concluir todos los detalles del mismo, aunque la firma quede reservada a la casa central de la empresa. 13.—En algunos casos, la limitación del poder para concluir contratos puede ser tan radical con respecto a las operaciones de la empresa, que no puede decirse razonablemente que el poder ejer­ cido pueda ser clasificado realmente como un poder en términos jurídicos. Así, en aquellos casos en que el agente ejercita un poder limitado a pre­ cios fijos y otras condiciones predeterminadas taxativamente por la empresa. Pues bien, aún en estos casos se exige una excepción expresa a la constitución de una agencia EP, como ocurre en el Tratado de 1946 entre Australia y Estados Unidos (artículo 2. 1. j). Los tratados basados en el Modelo de la OCDE no distinguen los agentes sobre la base de las limi­ taciones de su poder, en la medida en que tengan poder para concluir contratos. El agente puede ser un empleado o un accionista único (Comentario número 31 de 1977 y 32 de 1992 y 2005 al art. 5). El criterio decisivo es si las condiciones de los con­ tratos son formuladas antes o después de que el contrato sea negociado por el agente. En el primer caso, e] principal utiliza su derecho de instruir a su agente, mientras que en el segundo caso el princi­ pal ejercita su derecho a aprobar o rechazar las propuestas del agente. Por tanto, en todos aquellos casos en que las condiciones de los contratos son negociadas por el agente frente a los clientes, aun­ que su aprobación quede reservada al principal, existe una agencia. Otro ejemplo es la sentencia del Tribunal Supremo holandés, Hoge Raad (publicada en BNB número 43 de 1971). El supuesto se refería a una sociedad de seguros de Estados Unidos con agen­ tes en Holanda que no estaban autorizados a nego­ ciar los términos de los contratos. Los agentes localizaban posibles clientes, concluían contratos basados en dos pólizas de seguro modelos aproba­ das por la empresa, y recaudaban las primas. Lógi­ camente, los agentes explicaban las diferencias entre los dos contratos. pero sin poder aceptar cualesquiera modificaciones. El Tratado entre los Países Bajos y Estados Unidos declaraba específica­ mente que el agente debía estar autorizado para negociar y concluir contratos. El Tribunal resolvió que los agentes estaban autorizados para desarro­ llar las actividades necesarias conducentes a un contrato vinculante. El hecho de que los términos del contrato no pudieran ser negociados por ellos era indiferente. Desde un stand comercial en el aeropuerto, las actividades importantes de los agentes eran localizar y contactar con posibles clientes, persuadirles para firmar las pólizas y con­ cluir un contrato vinculante. 14.—No se requiere que el agente tuviera un poder general para ocuparse de todos los asuntos relativos a la actividad de la empresa. Los comen­ tarios declaran explícitamente que el Modelo de Convenio no requiere una autorización completa y exclusiva para negociar y concluir contratos en todos los terrenos de la actividad de la empresa. 321 “La potestad para suscribir contratos debe com­ prender aquellos que se refieren a las operaciones que constituyen la actividad propia de la empresa. Es irrelevante que la persona tenga potestad, por Cuadernos de Formación. Colaboración 33/08. Volumen 6/2008 ejemplo, para contratar personal para la empresa con objeto de asistirle en las actividades que efec­ túa para la misma o que esté autorizada para reali­ zar en nombre de ella contratos análogos relativos exclusivamente a operaciones internas. Además, los poderes deben ser ejercidos habitualmente en el otro Estado: si ese es o no el caso se determina­ rá en función de la situación comercial real. Una persona autorizada para negociar todos los ele­ mentos y detalles de un contrato que obligue a la empresa puede considerarse que ejerce su autori­ dad «en ese Estado», incluso si el contrato es firma­ do por otra persona en el Estado en que la empresa esté situada o si aquella persona no tuviera un poder formal de representación.” En el caso Donroy Ltd. V. United States [196 Federal Supplement (F. Supp.) 54] de Estados Uni­ dos, el Tribunal interpretó que un agente general es uno que está autorizado para desarrollar todos los actos de una clase o serie especial, contrario a un agente especial, que está acreditado para desarro­ llar solamente un acto particular o para actuar en alguna ocasión particular. También en Canadá se ha planteado el caso de una empresa canadiense que tenía un representante en Estados Unidos con poder discrecional para comprar y vender valores y mantener registros contables allí. Se resolvió que existía un agencia EP, aunque el agente no tenía un poder general. Por tanto, el término poder general no debe ser interpretado como contrario a especí­ fico. El autor citado opina que poder general no significa que el agente deba tener un poder com­ pleto para actuar por cuenta del principal en todos los asuntos que le afecten en el otro Estado. En el mismo sentido, la sentencia del Tribunal Supremo holandés, Hoge Raad, de 17 de mayo de 1961, se refirió a una compañía de seguros maríti­ mos de Estados Unidos que nombró un agente en los Países Bajos autorizado para concluir contratos referentes a pólizas relativas a buques de cabotaje, mientras que los otros contratos de seguros tenían que ser remitidos al principal en Estados Unidos. El tratado de 1948 entre los Países Bajos y Estados Unidos exigía, en el artículo II. 1. k, un “poder gene­ ral para negociar y concluir contratos”. El Tribunal citado resolvió que el agente estaba autorizado para concluir contratos en la forma requerida por el Tra­ tado, y en consecuencia existía una agencia EP. 15.—También se puede plantear si existe una agencia EP cuando el agente solo está autorizado cuando actúa según las instrucciones que le son dadas por el principal, o también cuando las trans­ grede aunque sus actos se sitúen dentro de los lími­ tes de la autorización tal como aparece esta última frente a una tercera parte de buena fe. Los comen­ tarios al Modelo de tratado no proporcionan una solución definitiva al problema. Solamente indican que los poderes de tal personal en su relación con terceras partes son irrelevantes, pero en este punto los comentarios parten de la base de que existe un lugar lijo de negocios, y en consecuencia tratan esta materia solamente desde la perspectiva de la cláusula general de los EP. En la práctica alemana, el término Vollmacht se explica como los poderes del agente en la relación externa con terceras partes para tramitar negocia­ ciones comerciales por cuenta de algún otro (Crei­ felds, Rechtswörterbuch 1256, 70 edición, 1983). Debe distinguirse esta figura de la de los poderes del agente en su relación interna con el principal. Por tanto, es probable que el uso del término Voll­ macht en los tratados fiscales alemanes deba inter­ pretarse como poder externo, es decir, el poder que aparece frente a una tercera palle de buena fe. Coherente con ello, el Tribunal Alemán, Finanzge­ richt Berlín [en Entscheidungen der Finanzgerichte (EFG) (Gaceta periódica de resoluciones fiscales de tribunales alemanes), 1970, pág. 327], parece con­ firmar a sensu contrario que el efecto obligatorio de las negociaciones tramitadas por el agente puede constituir un EP, incluso si la actividad traspasa los límites de su autorización en la relación interna. En Derecho alemán, existe una pseudoautorización o pseudopoder (Duldungsvollmacht) cuando el princi­ pal conoce que su agente actúa por su cuenta, aun­ que sin autorización para hacerlo así. KLAUS VOGEL incluye la pseudoautorización como un supuesto constitutivo de agencia EP. De acuerdo con ello. el principal debería emprender acciones para infor­ mar a las posibles terceras partes que su agente no tiene poder para concluir contratos por su cuenta. o debería aceptar los contratos tramitados por el agente como obligatorios para él. El requisito necesario para ello es que el agente se sitúe en una posición en la que una tercera parte de buena fe tenga razones para creer que el agente está de hecho autorizado para concluir el contrato. En consecuencia, un principal que desee impedir la tri­ butación como EP basado en la agencia, conservan­ do o reservándose el derecho a la aprobación posterior del contrato, debe dejar clara esta cir­ cunstancia a los clientes que negocian con el agen­ te, puesto que de lo contrario se constituirá una agencia EP. Esta opinión viene respaldada por la práctica judicial internacional. En una sentencia del Tribunal de 10 instancia de Ámsterdam, Hof Amsterdam (publicada en BNB 1979. pág. 190), el Tribunal se enfrentó con el caso de un residente holandés que actuaba parcialmente por cuenta de una sociedad suiza, y parcialmente por cuenta de la filial de la 322 La figura del agente dependiente en el Modelo de Convenio sobre la Renta y sobre el Patrimonio de la OCDE A NA S ANZ-PA STOR M INGOT sociedad suiza en los Países Bajos, que era gestio­ nada por el contribuyente holandés. La sociedad suiza concluyó un contrato con el contribuyente holandés según el cual este último debía actuar como representante empresarial de la primera en los países del Benelux. El contrato disponía que el poder del agente estaba limitado a la recogida de pedidos, sometidos a la aprobación de la sociedad. A pesar de esta restricción, el agente concluyó contratos en nombre de la sociedad suiza. A pesar del poder limitado del contribuyente. el tribunal resolvió que la sociedad suiza tenía un agencia EP en los Países Bajos. El razonamiento de la decisión era que debía considerarse que los poderes del agente fueron establecidos por medio de la pasivi­ dad de la sociedad. 4. DOCTRINA INTERNACIONAL Es de destacar los comentarios que KLAUS VOGEL, en su obra Convenios de Doble Imposición, (Kluwer, Deventer, 1991) pronuncia respecto al artículo 5. 5 del Modelo de Convenio. En la página 245, respec­ to a los agentes contratantes autorizados, señala que: “El agente referido debe ser dependiente de la empresa que representa. El artículo 5. 5 expresa esta norma negativamente estipulando que no debe tener un status independiente de la clase referida en el artículo 5. 6. Esto significa un agente que está obli­ gado a seguir tales instrucciones que le han sido dadas por la empresa relativas a su actividad, y que es también dependiente de la última en los aspectos personales. Por supuesto, éste es el caso si el agen­ te es un empleado de la empresa, y no será normal­ mente el caso si es un negociante autoempleado. Si un agente independiente ejerce actividades para la empresa fuera del marco ordinario de su actividad, puede ser un agente dependiente de la empresa al respecto y a cuenta de tal actividad extraordinaria. El agente debe tener un poder para concluir contra­ tos en nombre de la empresa a la que él representa. Este es el caso si la empresa está obligada por sus declaraciones [EFG 327 (1970)]: Convenio con los Países Bajos. Incluso un poder derivado de los actos propios sería, en consecuencia. un poder para con­ cluir contratos en la forma contemplada por el ar­ tículo 5. 5. El hecho de que este requisito haya sido satisfecho debe ser probado, por supuesto, en cada caso individual. El poder podría ser restringido a específicas líneas de actividades dentro del conjunto de actividades de la empresa. Si es así, las actividades del EP estarían a su vez restringidas a los negocios contratados por el agente, y cualesquiera transaccio­ nes directas por la empresa habrían de ser desagre­ gadas en conexión con la obligación tributaria del EP. La cuestión de si una persona tiene poder para concluir contratos en el significado del tratado debe decidirse no solamente con referencia al derecho privado sino que también debe tornar en consideración el comportamiento real de las partes contratantes. Un análisis que descanse solamente en aspectos de derecho privado (el derecho de los contratos) haría fácilmente posible impedir que un agente fuera considerado como un EP (y, por con­ siguiente, impedir que la empresa fuera gravada por el Estado en cuestión) incluso cuando está dedicado más intensivamente a la actividad de la empresa: estaría autorizado solamente para nego­ ciar contratos hasta el punto de que estuvieran finalizados y preparados para ser firmados, pero la firma final, para satisfacer a las partes, estaría reservada a alguien de la dirección de la empresa en el otro Estado contratante. Tal separación for­ mal de responsabilidades empresariales de un lado y poder legal de otro, se considera por STROBL/KELL­ MANN que constituye un caso de “elusión fiscal” en que la sustancia debe prevalecer sobre la forma. En consecuencia, debería considerarse que existe un EP sin atender a cuáles fueron los acuerdos forma­ les. Proponen que la solución es incluso más simple puesto que el agente en cuestión tiene de hecho un poder para concluir contratos, incluso si no lo tiene según el Derecho privado (el Derecho de contra­ tos), pero en todos los casos dentro del significado subyacente en el artículo 5. Más adelante, refiriéndose a la actividad conti­ nua del agente, es decir al poder ejercido habitual y no meramente de forma ocasional, el citado autor señala que: “El factor decisivo en este caso, también, es si la actividad fue contemplada desde el comienzo para un período duradero o solamente como un asunto temporal. Lo que no es necesario es que la actividad continua para la empresa sea ejercida desde el principio al fin por una y la misma persona. Es suficiente para el puesto de un agente el haber sido establecido corno una representación permanente. La sustitución de la persona asignada al puesto (es decir, el agente) no afectaría a la exis­ tencia del EP en la medida en que las funciones del agente dentro de la actividad continúan siendo las mismas” [RFH RStBL. 112, 113 (1927)]. Igualmente, VOGEL, en la obra citada, al tratar de la secuencia de pruebas para averiguar si existe un EP, señala lo siguiente: 323 “Es preciso comenzar el examen de la cuestión sobre si se constituye o no un EP por o a través de un agente, refiriéndonos en primer lugar al artícu­ lo 5. 1 a 4. Si se resuelve que existe un EP según tales normas, es indiferente si las personas que gestionan el EP son independientes o no, o qué Cuadernos de Formación. Colaboración 33/08. Volumen 6/2008 poder, si lo hay, tienen para concluir contratos. En tal supuesto, sus actividades se atribuirán en todos lo casos al EP. Una empresa puede crear así un EP al llegar a ser capaz de disponer por sí misma de un lugar fijo de negocios (una oficina) a través de un agente que es dependiente de la empresa y que no tiene poder para concluir contratos. Las insta­ laciones de vivienda del agente (agent's living acco­ modation), sin embargo. no serían suficientes en tal caso, salvo que la empresa tuviera aquellos locales a su constante disposición para sus propios fines [párrafo 4 de los Comentarios al art. 5 del Mode­ lo de Convenio; BHF BStBL. II 327 (1974): Conve­ nio con Estados Unidos]. Por ello, lo que es decisivo aquí es si se cumplen los requisitos gene­ rales de la norma sobre EP. Esto también se aplica cuando la empresa pone las instalaciones directa­ mente a disposición de su agente para las activida­ des de éste en todos aquellos casos en que éste último no tiene poder para concluir contratos. FLICK, H, está dispuesto en tales casos a aceptar la existencia de un EP si las instalaciones de la empresa «preponderan» sobre el agente. No obs­ tante, esta opinión no puede ser aceptada en la medida en que a través de tales instalaciones se ejercen las propias actividades del agente más que las actividades atribuibles a la empresa. Si, por otro lado, hay un lugar lijo de negocios de la clase contemplada por el artículo 5. 1 y si se ejerce la actividad de la empresa a través de tal lugar fijo de negocios, se habrá constituido un EP sin conside­ ración a si la actividad así ejercida sea significativa o marginal. Las actividades de un carácter preparatorio o auxiliar en el significado del artículo 5. 4 excluyen la existencia de un EP no solamente si se ejercen en conexión con un lugar de negocios, sino tam­ bién si se ejercen por un agente. Si las actividades del agente están limitadas a las contempladas en el artículo 5. 4, no existe un EP, sin consideración a si el agente tiene o no poder para concluir contratos (apartados 27 y 32 de los Comentarios al art. 5 del Modelo de Convenio). Fue solamente el Modelo de Convenio de 1963 de la OCDE el que dio lugar a algún malentendido en este punto debido a que la única excepción que refería expresamente era la de un agente cuyas actividades se limitaban a la compra de bienes o mercancías. No obstante, si una actividad de la clase contemplada en el artícu­ lo 5. 3 del Modelo de 1963 de la OCDE y ejercita­ da por la propia empresa no podría crear un EP, no podría tratarse de forma distinta como un EP a un agente cuyas actividades estuvieran limitadas a la conclusión de contratos con respecto a las activi­ dades correspondientes. La cuestión decisiva en este punto es el volumen de las actividades reales del agente, incluso si el poder que le es otorgado tiene un alcance más amplio (el art. 5. 4 del Mode­ lo se refiere a «las actividades... limitadas a las men­ cionadas en el apartado 4»). La simple posibilidad de concluir contratos respecto a las actividades más allá de las mencionadas en el apartado 4 es irrele­ vante, salvo que se haga uso de tal posibilidad.” El apartado 5 establece una norma general: que un agente sólo puede constituir EP del principal si tiene, y habitualmente ejerce, un poder para con­ cluir contratos obligatorios para el principal. Esta interpretación del apartado 5 se apoya, aunque no tan claramente como se desearía. por los comen­ tarios, que dicen a este respecto: “En tal caso la persona tiene potestad suficien­ te para vincular la empresa a las actividades empresariales en el Estado considerado.” En aquellos casos en que se quiera exceptuar expresamente a determinados agentes, la normati­ va así lo establece. Por ejemplo, según el Convenio de 1951 entre Suiza y los Estados Unidos, se exclu­ yen a los agentes que tienen poder para contratar a precios fijos sobre condiciones determinadas previamente por el principal. Esta interpretación se ratifica en los comenta­ rios al proyecto de Convenio de 1963: El trata­ miento como EP debería limitarse a los agentes dependientes de aquellas empresas que, en vista del alcance del poder de su agente o de la natura­ leza de las negociaciones comerciales de su agente. tomen parte en un grado particular en actividades empresariales en el otro Estado. Por consiguiente, el artículo procede sobre la base de que sólo las personas que tienen poder para concluir contratos serán tratadas como EP. El término “poder gene­ ral”, que ha sido utilizado comúnmente en negocia­ ciones bilaterales, ha sido abandonado y sustituido simplemente por el término “poder”. En la prácti­ ca, parece improbable que cualquier agente dependiente tenga un poder completamente sin límites para concluir contratos. Por razones admi­ nistrativas, parece recomendable evitar las dificul­ tades que inevitablemente surgirían si la cuestión de si el agente dependiente es o no un EP tuviera que decidirse por referencia a la extensión precisa de su poder. Cuando el agente tiene suficiente poder para obligar a la empresa en sus actividades del otro Estado, debería considerarse que el agen­ te es un EP. La utilización del término EP en rela­ ción a una persona presupone, por supuesto, que aquella persona hace uso de su poder repetida­ mente y no simplemente en casos aislados. Finalmente, se debe resaltar el hecho de que no se exija que el agente disponga de un lugar fijo de negocios, es decir, de unas instalaciones propias. Así, VOGEL en la página 248 de la obra citada, señala que: “Contrario a un EP de la clase contemplada en el artículo 5. 1 a 5. 4, es el constituido por un agente que no está vinculado localmente. También puede 324 La figura del agente dependiente en el Modelo de Convenio sobre la Renta y sobre el Patrimonio de la OCDE A NA S ANZ-PA STOR M INGOT considerarse que existe un EP cuando la empresa está representada por un agente a bordo de un barco registrado en el registro de buques del Estado o que lleva la bandera de aquel Estado en alta mar. En tal caso. el barco en sí mismo no sería un EP puesto que no tiene vinculación con un punto geo­ gráfico específico, pero el gerente de un restaurante o el vendedor en un quiosco a bordo, por ejemplo, puede ser considerado un EP si está autorizado para concluir contratos para una empresa” [BHF BStBL. II 361 (1974): Convenio con Dinamarca]. De acuerdo con la cláusula de agencia del Modelo de Convenio, cualquier persona puede ser un representante (art. 5. 5). En el Modelo, se defi­ ne el término persona, como un individuo, una sociedad y cualquier otra agrupación de personas, o cualquier otra entidad que sea tratada como una agrupación de personas a efectos fiscales. De aquí se deriva que una persona es igual a un sujeto pasi­ vo. Tanto las personas físicas como las sociedades pueden ser representantes respecto a los tratados fiscales (art. 3. 1. a del Modelo, comentario núme­ ro 31 de 1977 y 32 de 1992 y 2005 al art. 5 del Modelo). En un caso planteado en Holanda [Tribu­ nal de 10 Instancia de Ámsterdam, 11 de diciembre de 1985 (Infobulletin 86/389)], esta norma también se aplicó a los tratados que no estaban basados en el Modelo Convenio de la OCDE (Convenio entre Suiza y los Países Bajos, de 1951, art. 4. 2). En este caso, se consideró que una sociedad holandesa era agente de su sociedad hermana en Suiza. Por otro lado, los empleados de una sociedad, claramente, actuarán como agentes para su empresa. Respecto de la firma de los contratos, no se exige que sea el agente personalmente quien los firme. Los Comentarios al Modelo no dejan duda: “una persona autorizada para negociar todos los elementos y detalles de un contrato que obligue a la empresa puede considerarse que ejerce sus poderes en este Estado aunque el contrato sea fir­ mado por otra persona en el Estado en que la empresa esté situada”. Por tanto, la firma del con­ trato por otra persona diferente del agente no afecta a la existencia de una agencia establecimien­ to permanente si la firma de los contratos no tiene influencia material sobre las obligaciones que deri­ van del contrato negociado por el agente. En cuanto al lugar de la firma de los contratos, el texto del Modelo y sus Comentarios requieren que la actividad del agente se desarrolle en el Esta­ do contratante donde se constituya el EP, pero no se resuelve la cuestión de si el lugar de la firma del contrato es importante en este aspecto. Del comentario citado anteriormente, se deduce que es indiferente para la constitución de una agencia EP el lugar en que tenga lugar la firma de los con­ tratos, siempre que la realidad subyacente confir­ me que el agente ha desarrollado la parte principal de su actividad en el otro Estado con poder obliga­ torio ejercitado por cuenta del principal. Una cuestión crucial en esta materia es qué tipo de circunstancias se calificarán como un poder para actuar por cuenta de otro. Esta cuestión básica no está resuelta en los tratados fiscales. Según la cláu­ sula de reenvío del artículo 3 del Modelo, la res­ puesta dependerá de la legislación vigente en el país donde esté actuando el agente. Por tanto, en nuestro país, habremos de remitirnos al artículo 54 del Código de Comercio, a los artículos I.257 y 1.259 del Código Civil y a los artículos específicos del contrato de mandato, que antes hemos citado y comentado. Coherente con ello, los modernos tratados fiscales no requieren un poder contractual específico si las leyes internas no lo hacen. VOGEL, en la obra citada, páginas 233 y siguien­ tes, señala sobre el artículo 5. 4 del Modelo de Con­ venio, esto es, sobre aquellos lugares de negocios exceptuados de su consideración como EP: “Esta lista se refiere a las actividades de un carácter pre­ paratorio y auxiliar, siendo exoneradas tales activi­ dades de su tributación como EP. Una razón para esto es que la tributación por el Estado en el que se ejercen estas actividades no es tan evidentemente legítima como la tributación de actividades más directas, y otra razón es que es particularmente difícil y problemático determinar la parte de benefi­ cios empresariales atribuibles a tales actividades auxiliares”. Refiriéndose al mantenimiento de un lugar de negocios solamente para fines de desarrollar para la empresa cualquier actividad de un carácter pre­ paratorio o auxiliar, el autor seña la que "deben dis­ tinguirse dos requisitos en esta conexión: — El carácter de la actividad ejercida en el lugar de negocios: debe ser preparatorio o auxiliar. — El objeto de tal actividad: debe ser única­ mente en favor de la empresa a la que pertenece el lugar de negocios; en conse­ cuencia, no deben dirigirse a beneficiar directamente también a otra tercera parte. Más adelante continúa: “Si las actividades referi­ das en varios diferentes subapartados se combinan, esto puede, no obstante, resultar en la creación de un EP. Si, por ejemplo, un lugar de negocios adquie­ re bienes o mercancías y las almacena, y, además, las exhibe y entrega, esto constituye un círculo cerrado de negociaciones individuales que, tomadas conjuntamente, podrían muy bien resultar en que 325 Cuadernos de Formación. Colaboración 33/08. Volumen 6/2008 se considere que existe un establecimiento perma­ nente. No obstante, este caso, además, es todavía marginal. Alguien estará más inclinado a considerar que el lugar de negocios constituye un EP si el obje­ to de la empresa, como un conjunto que se dedica a tales actividades, es el comercio –puesto que el único acto que no tiene lugar dentro de aquella ins­ talación sería entonces la conclusión formal de con­ tratos de venta– más que si la empresa tiene un objeto diferente. Si un lugar de negocios es utiliza­ do para la publicidad y, además, también abarca unas existencias de bienes, la instalación no será un EP en la medida que la única finalidad de almacenar los bienes, y de las propias existencias de bienes, es suministrar a clientes potenciales información sobre la gama de productos de la empresa. Pero si las existencias de bienes van más allá de lo que es nece­ sario para la finalidad descrita y el lugar de negocios entrega directamente a sus clientes los bienes com­ prados por el último en la casa central de la empre­ sa, la instalación puede ser un EP. También existiría un EP si las instalaciones de almacenaje fueran utili­ zadas para almacenar bienes pertenecientes a otra empresa”. De los comentarios de este autor, se deduce claramente el carácter auxiliar que toda instalación debe tener para no ser considerada como EP. Sin embargo, en todos aquellos casos, como el presen­ te, en donde no solamente se desarrolla la promo­ ción comercial de la empresa sino que se tramita y gestiona una parte sustancial de la misma, no puede decirse que la instalación sea auxiliar o pre­ paratoria de la actividad principal de la empresa. Más aún cuando desde la misma se controla la ins­ talación de almacenaje que tiene un agente inde­ pendiente que actúa por cuenta de la empresa. Los tratados distinguen dentro de las activida­ des exentas, las preparatorias y las auxiliares. La lista negativa del Modelo concluye con un término general englobador: “cualquier otra actividad de un carácter auxiliar o preparatorio”. La lista negativa significa que tales actividades no constituyen un EP, sean desarrolladas o no a través de un lugar lijo de negocios. En orden a evitar la tributación como establecimiento permanente, se requiere expresa­ mente, no obstante, que las actividades se limiten a las excluidas. Si una actividad excluida se combina con una actividad principal desarrollada a través del mismo lugar de negocios, se crea un EP. Se debe presumir que las actividades incluidas en la lista negativa no pueden ser productoras de ren­ tas en un sentido amplio, aunque contribuyan a la actividad empresarial total. Admitiéndolo así, los comentarios al Modelo requieren que la actividad principal contribuya a la obtención de beneficios empresariales, contrariamente a las actividades auxi­ liares. Los comentarios al Modelo han establecido algunos criterios para determinar cuáles son las actividades principales, como opuestas a las auxilia­ res. El aspecto decisivo para los comentarios es si la actividad “forma una parte esencial y significativa de la actividad de la empresa como un todo”. De esta forma, parece que se atiende tanto al aspecto cualitativo, es decir, la naturaleza de la actividad (esencial), y su relativa importancia para la empre­ sa como un todo (significativo), que es un aspecto cuantitativo. Para determinar lo anterior, se pueden conside­ rar dos criterios esenciales. En primer lugar, las actividades principales son aquellas que incremen­ tan el valor de la empresa, ya sea como una unidad económica en funcionamiento, o refiriéndose al valor de su patrimonio neto. En segundo lugar, el otro criterio distintivo es el de diferenciar aquellas actividades que conducen a un reagrupamiento de los recursos de capital, de aquellas otras que sim­ plemente intercambian un activo por otro, las típi­ cas actividades de inversión. En cualquier caso. la dedicación a la misma clase de actividades que las de la casa central siempre supondrá la creación de un establecimiento perma­ nente, y así se declara específicamente en el comen­ tario número veintitrés al artículo 5 del Modelo. En la sentencia del Tribunal federal suizo referente al caso de la sociedad B. S. A. contra el Tribunal Admi­ nistrativo del cantón de Ginebra (n1 102, resolucio­ nes del Tribunal Federal suizo, cuarta entrega, página 264, 1976), el tribunal discutió si el principal objeto de la empresa era un criterio decisivo para determinar si la actividad era principal o auxiliar. El caso se refería a un banco español que estableció una oficina en Suiza. La finalidad de la oficina era promover los servicios del Banco español, realizar contactos dentro del mundo empresarial y círculos financieros de Suiza, y proporcionar a la casa central información sobre Suiza. De esta forma, la oficina no se dedicaba a realizar préstamos, recibir depósi­ tos, o actividades similares. Además. la oficina no negociaba ni concluía contratos por cuenta del Banco, y al gestor de la oficina le estaba expresa­ mente prohibido desarrollar tales actividades comerciales o financieras. La conclusión del tribunal fue que la actividad del personal en la oficina no suponía una actividad empresarial según el tratado entre España y Suiza de 1966, artículo 5. 3. e. Por tanto, se consideró que no existía un EP. 326