Maipú y la construcción de un ambiente intelectual No es posible dejar de mencionar que existen zonas únicas para el desarrollo cognitivo de las personas (véase la fotografía del titular). Aquel lugar es perteneciente al Sr. Escritor don Enrique Araya Gómez (1912-1994), ubicada en Isla Negra, Provincia de San Antonio, V Región. El célebre autor estudió Leyes en la Escuela de Derecho. También estudió escultura, filosofía y psiquiatría. Posteriormente, fue funcionario del Servicio de Impuestos Internos. Más tarde, ingresó a la carrera diplomática. Posteriormente, fue Agregado Cultural, secretario político y cónsul en Argentina, México, Perú y España. Asimismo ejerció como empresario agrícola. Formó parte de la Sociedad de Escritores de Chile, del Pen Club International y de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Sin embargo, concernió al consejo ejecutivo internacional de la Asociación Sudamericana de museos (ASUM); siendo Miembro del Instituto Chileno -Argentino de Cultura. Fundador del Consejo Latinoamericano de Cultura, creado en Buenos Aires, en 1983. Obtuvo el Premio Municipal de Novela en 1948, con el texto “La Luna era Mi Tierra”; y colaboró en el diario Las Ultima Noticias. Cabe destacar, que las acciones realizadas por el dueño de este hogar “se deben principalmente a un ambiente intelectual que han reproducido sus progenitores; y que mi abuelo lo ha transmitido hasta una quinta generación. Pero lo más importante no es la construcción de la casa, sino de cómo sus hijos y nietos han crecido en ella. De hecho, todos en la familia tenemos algo de artista, especialmente por la pintura. Creo que mi abuelo nos dejó mucho más que su reconocimientos y sus logros, es decir, es como si llevásemos una sustancia que nos acerca más a él, mientras tomamos un café en el bello living, que te relaja y te orienta ¡al que debes hacer!, ya sea: escribir, pintar, esculpir, y otras.” comentó Isabel Araya nieta directa del glorioso novelista. En cierto modo, los hogares de Maipú perduran en arquitecturas simples, con racionalidades técnicas decorativas mínimas, dos cuadros, una foto, cortinas de un mismo estilo, etc. No obstante, creemos que existen moradas en que sobrepasan las miradas de un ideal de aprendizaje connotativo, en donde se relacionan las letras, las artes y las ciencias experimentales que los propios habitantes producen con esmero a lo largo de sus vidas, y por ende, son considerados como autodidácticas que generan un valor patrimonial de su familia. Desde esta perspectiva, se establece un entorno adecuado para estudiar y reflexionar innegables temas complejos que enfrentan vuestros hijos a medida que crecen en nuestra comuna. Aunque la realidad pragmática que estamos viviendo no deja de cesar por las condiciones laborales y educacionales, primordialmente con una reforma educacional pagana en su marcha, referida cómo está siendo abordada, y dejando de lado el concepto espiritual de la calidad de vida que menestran los estudiantes en su totalidad. Posteriormente, nos dice Isabel: “Si observas el cojín azul, allí estuvo sentado Neftalí, un vecino muy simpático que hablaba cosas muy interesantes, y de hecho le gustaba estar en living conversando, porque sentía una paz y una mayor tranquilidad de la que ni siquiera el mar le podía entregar. De familiarizado, una vez lo vi escribir mientras jugaba con mis primos. Y con los años nos dimos cuenta que en la casa de mi querido abuelito estaba el gran Pablo Neruda premio Nobel de Literatura el 21 de Octubre de 1971, fecha que nunca olvidaré.” Es de esperar, y de transmitir que en las residencias del gran Maipú, construyan un espacio como el de la fotografía, en donde se dialoguen temas interesantes, que sean deleites al oído de las personas y se fundamenten ideas sociales que traspasen las referencias locales, y de que éstas sean expuestas a los servicios de la comunidad para generar en los distintos departamentos de Organizaciones Comunitarias y de Cultura, un fructífero proyecto cálido para los vecinos. En síntesis, un ambiente intelectual fortalece y maximiza el desarrollo progresivo de los quehaceres de los hijos, como lo realizaron estos dos grandes escritores nacionales: don Enrique Araya Gómez y don Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (1904-1973) que escogieron minuciosamente cada objeto para construir su espacio de valor, más los pensamientos y reflexiones, son y serán recordados por el resto. Pero, de los que aún no han tenido la viveza de edificar una simpleza hogareña, yacerá una muy difícil tarea de cuidar y proteger el bien común del excelso Maipú. Sobre el autor : Francisco Díaz Céspedes Actualmente Cursando Magíster en Filosofía de las Ciencias. Universidad de Santiago de Chile. Magíster en Ciencia Metropolitana. Política. Universidad Tecnológica Profesor de educación General Básica Con Mención en Educación Tecnológica y Lenguaje y Comunicación. Licenciado en Metropolitana. Educación. Universidad Tecnológica