LA ORACIÓN: ENCUENTRO CON CRISTO

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LA ORACIÓN Y LA VOCACIÓN
OBJETIVO: Ayudar al joven a que se encuentre personalmente con Cristo a través de la Oración, para
que mejore su calidad de vida y pueda discernir su vocación específica en el seguimiento de Cristo.
CANTO: Hoy en oración
ORACIÓN INICIAL: “La oración perfecta” Mt. 6,5-13
A) Partimos de la Realidad
Iniciarse en la oración y en el silencio interior no es sencillo.... porque son muchas las cosas que nos dispersan y nos
distraen. Te pondremos una serie de preguntas para que te cuestiones cómo va éste aspecto de tu vida, tan importante para el
discernimiento vocacional, y algunos ejercicios para iniciarte en la oración y la presencia de Dios.
¿Qué cosas suelen distraerme más, cuando quiero tener momentos de oración con Dios?
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¿Qué cosas, en cambio, me ayudan para poder concentrarme mejor en la oración, me ayudan a estar concentrado y sereno
durante la oración?
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¿Cuánto tiempo dedico normalmente cada día a la oración?
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¿Cómo suelo hacerla? (describe con detalles qué haces cuando estás en oración)
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* ¿Cómo resuenan en ti estas expresiones?
 No sé rezar (creen que se trata de hablar sólo ellos por iniciativa propia y que no tienen
facilidad para orar)
 No siento nada (hacen prevalecer el sentimiento y no la Fe; la toman como un refugio o un
consuelo)
 Me aburro, me distraigo (cuando no han tenido un encuentro personal con Cristo, solo rezan
por cumplir)
 Rezar es inútil ( los que piensan que solo es válido lo que es útil y práctico, por tanto, rezar es
pérdida de tiempo)
*Medita y comparte tu sentir:
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1.* “UNIVERSO EN ORACIÓN”
Si no sabes rezar al sentir el calor y el brillo del sol,
Al oír cantar un ave, al recibir el perfume de una flor;
Si no tienes la sensibilidad suficiente para poderte emocionar viendo una salida o puesta de sol;
Si no sabes rezar a través del viento, la lluvia, el relámpago;
Si tus manos no se juntan en oración ante el mar o una cascada;
Si tus ojos nunca se elevan para admirar el azul del firmamento y las estrellas;
Si tu mente no deja unos instantes de pensar, para mirar, simplemente los fenómenos del universo;
Jamás tendrás la experiencia de Dios, Jamás sentirás a Dios, Jamás tendrás la fe de los sencillos
¡ por que el universo con todas sus criaturas es el rostro de Dios!
2. “ NO TE VI”...
Cuentan que en el lejano oriente, Mustafá Ben Girak estaba en oración en el templo,
concentrado y arrodillado sobre la alfombra, cerca de la entrada de la mezquita.
De pronto una mujer alborotada y fuera de sí, entró corriendo para buscar al maestro y Rabbí,
par que atendiera al hijo que se había puesto como endemoniado, y en la carrera se tropezó con el
hombre orante, que se molestó por la distracción procurada por esa mujer.
Parece que el Rabí atendió a la mujer y regresaron juntos al templo. Mustafá, el orante, se
acercó a esa mujer enfadado y molesto: “¿Cómo te has atrevido a molestar y distraer con tus alborotos
mi oración de concentración y de unión con Dios? Hasta me empujaste en tu carrera...”
La mujer lo miró como extrañada y luego le contestó: “Poca concentración y poca unión con
Dios habías de tener... Yo, que estaba concentrada en mi hijo y en su problema, ni te vi, ni me di cuenta
de haberte tocado...”
B) DESCUBRIMOS LA VERDAD
INTRODUCCIÓN: El árbol que se deja de regar y cultivar, muere. La amistad que no se cultiva, se
enfría poco a poco y hasta desaparece. Por eso tienes que cultivar la amistad con Dios, frecuentar el
trato con El y no perderás a tu Amigo.
Pero, ¿qué es la oración y cómo hacerla?
DESARROLLO
1. Hay que realizar una labor de purificación en las motivaciones y en las ideas que se tienen sobre la oración
-Orar no es solo hablar: sino también y primordialmente, escuchar
-Orar no es solo pedir: muchas veces orar será callar, meditar, alabar, dar gracias, cantar, protestar,
contemplar...
-Orar no es manipular a Dios, servirnos de Él, sino ponernos a su disposición, acoger su palabra y su
Plan Divino.
-Orar no es buscar un refugio psicológico, un escape a los problemas de la vida: es sobre todo
acogida, compromiso.
2. La Oración es ante todo un ENCUENTRO PERSONAL CON DIOS.
-No con un Dios lejano y frío, sino con Dios Persona, Padre cercano y amoroso, el Dios que nos ha
mostrado Cristo Jesús, un Dios que nos habla y al que podemos escuchar. (Lc 10, 21-22)
-Un encuentro personal con Jesús, también descubierto como Persona cercana y presente en nuestra
vida, hermano, amigo, compañero de viaje, modelo.
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-Siempre con la presencia vivificante del Espíritu: El es el que nos enseña a orar; más aún: el que ora y
grita dentro de nosotros la oración más densa de todo el Nuevo Testamento: “Abbá = Padre”.
3. La Oración debe estar CENTRADA EN CRISTO JESÚS
-En cuanto que Él es el verdadero Modelo de nuestra oración: El nos ha dado el ejemplo de una
oración integrada en la vida.
La mejor escuela para un cristiano sería leer detenidamente lo que representó la oración en la vida de
Jesús según los Evangelios. (Lc 6, 12-16; 11, 1-13)
-Pero también El es el que ora en nosotros y por nosotros. Cristo Jesús como Resucitado, vive presente
en nuestras vidas.
Él es el Orante Supremo: el que alaba al Padre, el que le pide por nosotros, el que da gracias; como es
Cristo el protagonista,
Invisible pero real, de todos los Sacramentos, también lo es de toda oración cristiana: “Donde dos o tres
se reúnen en mi Nombre para rezar, allí estoy Yo en medio de ellos”
4. Exigencias de la Oración.
La oración exige mucho tiempo, más del que empleamos. Tal vez nunca lleguemos a orar en
serio, a gustar de la oración, porque oramos con el reloj en la mano, por la necesidad de cumplir una
obligación. Orar es entrar en el ritmo de Dios, marcado por el Espíritu; aunque el mero hecho de
dedicarle a Dios un tiempo, estando a gusto con El, ya es oración.
Vivimos de prisa, la ansiedad, la agitación. Y la oración es un alto, un encuentro sin prisa, con
alguien que nos ama.
La oración exige paz, serenidad, silencio, clima, todo ese ambiente que hace posible
encontrarnos con Dios, por lo cual exige momentos fuertes de interiorización personal.
La oración exige una gran transparencia del alma. No se puede compaginar la oración con una
vida turbia, de pecado, de lejanía de Dios. En definitiva, lo importante es la ACTITUD DE ORACIÓN.
Entonces el trabajo, la vida toda se vuelve oración; es ese estar presente a Dios, para descubrirlo en los
hermanos y en los acontecimientos.
5. Cómo oraba San Leonardo Murialdo
La vida de San Leonardo Murialdo era rica de compromisos y de preocupaciones, con una
intensa vida pastoral a muchos niveles. Sin embargo escribe su biógrafo: “Murialdo era hombre de
acción y de oración, más de oración que de acción”. No dejaba por nada su oración; si no podía en el
día, se recogía en la capilla de noche...
El centro de la oración de Murialdo era la Eucaristía. Empleaba mucho tiempo para prepararse y
agradecer, y vivía la Misa como un “centro de Amor”, un misterio de amor en el cual se sumergía...
“Como el sol ilumina el mundo, así Jesús ilumina al hombre que ora, calienta de amor nuestro
corazón orante”.
“El apostolado de la oración es el más eficaz y el más útil. Consiste principalmente en unir
nuestra oración a las intenciones del Corazón de Jesús, hacer de todos nuestros actos y pensamientos
como una oración unida a la de Cristo Jesús. Se vive como se ora”.
C) VOLVEMOS A LA VIDA
*Se puede leer o comentar la siguiente parábola para aplicarla a la vida de oración:
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Figúrense que había una vez un muñeco de sal. Después de peregrinar por tierras lejanas y
áridas, llegó a descubrir el mar que jamás había visto y no podía comprender. El muñeco le preguntó:
¿quién eres tú? Yo soy el mar. Preguntó nuevamente, pero, ¿qué es el mar? Y le respondió: Yo soy. No
entiendo, dijo el muñeco de sal. ¿Cómo pudiera comprenderte? Me gustaría mucho. El mar respondió:
tócame. Entonces tímidamente el muñeco de sal tocó el mar con las puntas de los dedos de los pies.
Percibió que aquello comenzaba a ser comprensible. Pero enseguida se dio cuenta de que
desaparecían las puntas de sus pies. ¿Qué me hiciste, oh mar? Éste respondió: tú diste alguna cosa
para que pudieras comprenderme. El muñeco de sal comenzó a entrar lentamente en el mar;
solemnemente desapareció como quien va a realizar el acto más importante de su vida.
A medida que entraba se iba diluyendo. En la misma medida tenía la impresión de conocer
cada vez más el mar. El muñeco iba repitiendo para consigo mismo la pregunta: ¿qué es el qué es el
mar? Hasta cuando una ola lo absorbió totalmente. Él pudo todavía decir, en el momento de ser
diluido por el mar: yo soy.
* Después de algún comentario se lanza al grupo la siguiente pregunta y se les pide que le escriban
una carta a Jesús.
¿Qué compromiso de oración estás dispuesto a hacer para conocer y profundizar el misterio de Jesús?
D) EJERCICIO DE ORACIÓN :
LECTURA REZADA (15 minutos)
Tomemos un salmo ( ej.: salmo 27: “E Señor es mi luz y mi salvación”)
Toma una posición exterior e interior orantes. Invoca al Espíritu Santo.
Lee muy despacio, frase por frase, el salmo.
Vuelve a leer la frase que te suscita mayor sentimiento, y trata de vivenciar lo que lees, o sea trata de asumir
aquello, decirlo con toda el alma, haciendo tuyas las frases leídas, identificando tu atención con el contenido y significado
de las frases, trasportándote en el lugar de los hechos, poniéndote en el lugar de quien está actuando o hablando...
Si te encuentras con una frase, una expresión que “te dice” mucho, subráyala, para ahí mismo. Repítela muchas
veces, uniéndote con ella al Señor, hasta agotar la riqueza de la frase, hasta que el contenido inunde tu alma.
Si no sucede esto, prosigue leyendo despacio, asumiendo y haciendo tuyo el significado de cada frase. Puedes
volver a leer las frases más significativas del salmo.
Cuando terminas de leer y repetir... quédate unos dos minutos en presencia del Señor, repitiendo una vez más
aquella frase que te pareció importante de todo el salmo.
Termina agradeciendo al Señor y poniendo en sus manos tu vida, tu tiempo y tus actividades.
LECTURA MEDITADA (15 minutos)
Toma el Misal mensual y encuentra el Evangelio del día.
Toma una postura orante... Invoca al Espíritu Santo.
Comienza a leer despacio, muy despacio. En cuanto lees, trata de entender lo leído: el significado de cada frase, su
contexto, la intención del autor sagrado. Esta forma de oración se diferencia de la lectura rezada, en cuanto da más
importancia al pensamiento, a la reflexión del texto.
Trata de situarte en el lugar que describe el evangelio, date cuenta de los detalles y de la situación que se está
describiendo... trata de contestarte a estas preguntas: ¿qué enseñanza quiere dar aquí Jesús a la gente? ¿qué me quiere
decir a mí?
Si hay una frase que te llama la atención, párate ahí mismo. Da muchas vueltas en tu mente a esa idea, confróntala
con otras frases de Jesús que te acuerdas, aplícala a tu vida, saca conclusiones...
Si aparece un párrafo que no entiendes, vuelve atrás, haz una amplia relectura del texto para entender.
Cuando acabas, agradece al Señor, pon en sus manos tus actividades y tu vida.
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