Quiero la luna UN CUENTO DE ANA ROSA SANFELIU ILUSTRADO POR MARÍA GRIÑÓ Todos los días, cuando Pablo se iba a dormir, veía la luna por su ventana. Estaba allí, redonda, grande, blanca, preciosa. 2 Todos los días, desde su cama, Pablo recibía un abrazo y un beso de su madre antes de cerrar los ojos. Y, cada uno de esos días, a cada uno de esos besos, Pablo le decía a su madre: —Mamá, yo quiero la luna. Su madre lo miraba con dulzura y le contestaba: —Si tú te llevas la luna, el cielo se quedará a oscuras... Pero, a él, la oscuridad del firmamento no le importaba, porque imaginaba que conseguía que la luna entrara en su habitación, iluminándolo todo. Con este pensamiento, el pequeño Pablo se sumergía en fantásticos sueños iluminados por su luna. 3 Pablo es un niño moreno de mejillas sonrosadas. Es muy intrépido y siempre hace cualquier cosa para conseguir lo que quiere. 4 Él sabía que la luna estaba muy alta y colgada en el cielo. Así que, para alcanzar su objetivo, cogió la escalera más larga que tenía su padre y subió al tejado. Desde lo alto de la casa, Pablo intentó tocar la luna con sus manitas de niño. Pero fue imposible, porque cuanto más se estiraba, más lejos estaba la luna. Decepcionado, bajó de la escalera. 5