Corpus Christi 2011 Subsidio temático de la Junta de Liturgia Hora Santa Preparatoria “EUCARISTÍA, CAMINO Y VIDA DE LA FAMILIA” MONICIÓN INTRODUCTORIA: Estamos próximos a celebrar la gran Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo y en este año especial dedicado a la “Vida”, con el Lema “Eucaristía, Camino y Vida de la Familia”, la mejor manera de prepararnos es mediante un profundo momento de adoración y reflexión. "La Eucaristía es un sacramento verdaderamente admirable. En él se ha quedado Cristo mismo como alimento y bebida, como fuente de poder salvífico para nosotros. Nos lo ha dejado para que tuviéramos vida y la tuviéramos en abundancia (cf. Jn. 10, 10): la vida que tiene Él y que nos ha transmitido con el don del Espíritu, resucitando al tercer día después de la muerte. Es efectivamente para nosotros la vida que procede de Él. ¡Es también para los esposos, padres y familias! ¿No instituyó Él la Eucaristía en un contexto familiar, durante la última cena?" (carta a las familias, 18). Por eso, hermanas y hermanos, vamos ahora a contemplar el Misterio de Cristo Esposo en su presencia sacramental, y por El, con El y en El, contemplemos agradecidos el misterio de nuestra familia, el misterio de la vida. Después de prepararnos con estas palabras para el encuentro con Jesús, dispongámonos a recibir al Santísimo Sacramento poniéndonos todos de pie. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO. Canto (Breve Silencio orante) LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS Lectura del Santo Evangelio según San Juan 6, 51-58 SALMO RESPONSORIAL Del Salmo 41 (Silencio meditativo) REFLEXIÓN Se puede tomar (adaptándolo) alguno de Los micros “Desde el Evangelio” de nuestro Arzobispo: 20/3/10 - Día del Niño por Nacer 17/4/10 - Guadalupe y la Familia 5/6/10 - Corpus Christi 2/10/10 - Mes de la Familia 16/10/10 - Día de la Madre 27/11/10 - La Vida, don y responsabilidad 17/5/08 - Solemnidad del Corpus Christi 19/3/11 - Día del niño por nacer Ver archivo aparte Arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz SUGERENCIA PARA LA REFLEXION: Hermanos compartamos nuestra reflexión y nuestro amor sobre el bien más preciado de la Iglesia, la Santa Eucaristía. El sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor Jesús “está en el centro de la vida eclesial” y es “misterio de luz, gracias al cual se introduce al creyente en las profundidades de la vida divina”. La familia es el camino de la Iglesia, (Juan Pablo II) y la Iglesia, que nos da a Cristo en la Eucaristía, es el camino de la familia (Benedicto XVI). ¡Un camino maravilloso, porque nos conduce al Señor Jesús, que se hizo camino para nosotros y así nos sigue dando la Verdad y la Vida en su Cuerpo Sacramentado! En el pan y el vino, bajo cuya apariencia Cristo se nos entrega en la cena pascual (cf. Lc 22, 14-20; 1 cor 11, 23-26) nos llega toda la vida divina y se comparte con nosotros en la forma del sacramento. Dios es comunión perfecta de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (…) Pero es en Cristo muerto y resucitado, y en la efusión del Espíritu Santo que se nos da sin medida (cf. Jn 3, 34), donde nos convertimos en verdaderos partícipes de la intimidad divina. (Benedicto XVI). Recibir a Jesús en el sacramento de la Eucaristía y acogerlo en el propio corazón es también recibir al Padre, ya que “si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él”. Comulgar implica participar de la comunión de amor entre el Padre y el Hijo, y por lo mismo, es recibir el Espíritu Santo, ya que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”. Sólo en Dios Padre está el origen y el principio de unidad de todo lo que existe. Si no hubiera un padre en el cielo, no existiría ni la familia angélica en el cielo ni la familia humana en la tierra”. Dios es una familia y por ello en Dios encontramos el fundamento de toda familia, y por tanto, de toda paternidad y maternidad. Dios, crea al ser humano a su imagen y semejanza, los crea como varón y mujer, entonces el modelo originario de la familia hay que buscarlo en Dios mismo, en el misterio trinitario de su vida”. La familia, es la concreción de la realidad trinitaria. En la familia, la paternidad y la maternidad humanas hallan su fundamento en Dios mismo. La familia es el único ámbito social en que se expresa aquella doble realidad que se da eternamente en Dios: la paternidad y la filiación. En la familia, al igual que en la Trinidad, se vive el misterio de la comunión centrada en el amor. (Momento de silencio) PRECES COMUNITARIAS Oremos, hermanos, al Señor Jesús, pan de vida, y digamos llenos de gozo: R. Dichosos los invitados a comer el pan en tu Reino. Cristo Jesús, sacerdote de la Alianza nueva y eterna, que sobre el altar de la cruz presentaste al Padre el sacrificio perfecto, enséñanos a ofrecernos contigo en el sacrificio eucarístico. Oremos. R. 2 Cristo Jesús, que estás junto a la puerta y llamas, entra en nuestra casa y cena con nosotros. Oremos. R. Padre que nos amas, te pedimos por toda la juventud del mundo, para que veamos que en Jesús todo es vida. Aliméntanos con tu pan de vida. Oremos. R. Cristo Jesús, que tu intercesión acompañe a nuestras familias, fortalecidas por el ejemplo de tu Sagrada Familia, para que sean fermento de tu Amor. Oremos. R. SUGERENCIA PARA LA REFLEXION La Eucaristía, es el sacramento del cuerpo y la Sangre del Señor Jesús, y fue instituida durante una fiesta familiar, la pascua de Israel. “La Pascua judía era y sigue siendo una fiesta familiar. No se celebraba en el templo sino en la casa (…) Jesús celebró la Pascua en casa, con su familia, con los apóstoles, que se habían convertido en su nueva familia. ¡La Iglesia es la familia de Jesús! La familia, en cuanto “Iglesia doméstica” ha de vivirse de manera privilegiada el misterio eucarístico. Así como la Iglesia vive de la Eucaristía, podemos decir ahora: la familia vive de la Eucaristía. La familia humana está invitada a participar de manera activa en la Eucaristía, y al hacerlo, refuerza su identidad como miembros particulares y como comunidad familiar. En el contacto con la Eucaristía, los padres humanos descubren el maravilloso don de la paternidad/maternidad tomando contacto con Dios Padre, que les muestra su vocación de ser “colaboradores de Dios creador en la concepción y generación de un nuevo ser humano”, (Juan Pablo II), recordando además que “en la paternidad y maternidad humanas Dios mismo está presente”. Y tanto los padres como los hijos, y en general todos los miembros de la familia han de vivir el amor, que como don de Dios viene del Espíritu Santo: «porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado». Los padres de familia, participando de la Eucaristía, hacen suyos no sólo los sentimientos de Jesús, sino también los de Dios Padre, que, como enseña San Pablo “no perdonó a su propio Hijo, antes bien, lo entregó por todos nosotros”. Mediante su sacramento, el Señor Jesús ha querido quedarse con nosotros, no de manera simbólica o imaginativa, sino de un modo plenamente real. Esto constituye una invitación a las familias para que, así como Jesús en su sacramento se queda con nosotros, ellas también se “queden”, permanezcan con el Señor Jesús en su sacramento. La familia está invitada a un encuentro pleno con Jesús-Eucaristía. En el sacramento eucarístico, el Señor Jesús nos da su Cuerpo como alimento, pero al mismo tiempo nos une a Él, nos hace partícipes de su propia humanidad glorificada. Y así, al unirnos a Su cuerpo, nos hacemos miembros los unos de los otros. Porque aun siendo muchos, somos un solo pan y un solo cuerpo, pues todos participamos de un solo pan». Somos uno en Jesús al ser miembros de su Cuerpo, viviendo el misterio de la unión en común (= común + unión) mediante el amor. Para la familia, la Eucaristía es una escuela en que a través de actitudes de sacrificio, de donación generosa y oblativa, de obediencia y de encuentro con el Señor Jesús, se alcanza la comunión de los miembros entre sí, formando una unidad. Así como la Iglesia es comunión, así también la familia debe ser comunión de personas por medio del amor. Cuando la familia vive esta 3 realidad, se convierte en aquella “Iglesia doméstica” que debe ser como una meta que oriente los esfuerzos de cada familia particular. (Breve Silencio orante) Canto ACCIÓN DE GRACIAS. A cada intención respondamos, diciendo: TE DAMOS GRACIAS. 1. Padre, Hijo y Espíritu Santo, Familia Divina; por brindarnos hoy la oportunidad de contemplar tu imagen en la familia, por todo lo que nos permites ver de Ti en ella. R. 2. Porque los esposos forman una sola carne al unirse en matrimonio, convirtiéndose en los padres que orientan y educan a sus hijos para que lleguen a Ti, en el camino de la vida, mediante la oración, la participación en la eucaristía y el ejemplo de fe, esperanza y amor a Dios. R. 3. Por las familias que son comunidad de amor y vida a semejanza Tuya y que irradian a los demás tu presencia al vivir el Evangelio. R. 4. Por las familias que viven fieles a ti en medio del sufrimiento y la separación de sus miembros. R. 5. Por las familias que reconocen la fuente de agua viva en la sagrada Eucaristía y la frecuentan asiduamente, para sentirse unidos a Cristo en su misión. R. "ORACION DEL PAPA BENEDICTO XVI AL INICIO DEL AÑO DE LA VIDA" "Señor Jesús, que fielmente visitas y colmas con tu Presencia a la Iglesia y la historia de los hombres; que en el admirable Sacramento de tu Cuerpo y de tu Sangre nos haces partícipes de la Vida divina y nos haces pregustar la alegría de la Vida eterna; te adoramos y te bendecimos. Postrados ante Ti, fuente y amante de la vida realmente presente y vivo entre nosotros, te suplicamos. Despierta en nosotros el respeto por toda vida humana naciente, haciéndonos capaces de apreciar en el fruto del vientre materno la admirable obra del Creador, dispón nuestros corazones a la generosa acogida de todo niño ante la vida. Bendice a las familias, santifica la unión de los esposos, haz fecundo su amor. Acompaña con la luz de tu Espíritu 4 las decisiones de las asambleas legislativas, para que los pueblos y las naciones reconozcan y respeten la sacralidad de la vida, de toda vida humana. Guía la obra de los científicos y médicos, para que el progreso contribuya al bien integral de la persona y ninguno padezca supresión e injusticia. Obsequia caridad creativa a los administradores y economistas, para que sepan intuir y promover condiciones suficientes para que las jóvenes familias puedan serenamente abrirse al nacimiento de nuevos hijos. Consuela a las parejas de esposos que sufren a causa de la imposibilidad de tener hijos, y en tu bondad provee. Educa a todos a cuidar a niños huérfanos abandonados, para que puedan experimentar el calor de tu Caridad, el consuelo de tu Corazón divino. Con María, tu Madre, la gran creyente, en cuyo vientre has asumido nuestra naturaleza humana, esperamos de Ti, nuestro único verdadero Bien y Salvador, la fuerza de amar y servir a la vida, en espera de vivir siempre en Ti, en la comunión de la Santa Trinidad. Amén". RESERVA DE LA EUCARISTÍA. 5