PÍO BAROJA: tar su vigencia: a pesar de haber pasado un la última vu elta de un clásico siglo, estas y otras novelas barojianas se siguen leyendo como el primer día. Lejos de haberse fosilizado como uno de esos autores convertidos en materia para especialistas o en un triste epígrafe de un manual ( Decía Azorín en el «Nuevo prefacio» a la de bachillerato, de esos a los que todo el segunda edición de Lecturas españolas ( 1920) mundo cita pero nadie ha leído, Baraja es un que «un autor clásico es un reflejo de nues- autor vigente y actual que no ha perdido un tra sensibilidad moderna».Añadía que en ápice de esa modernidad -sobre todo es- esta capacidad de la obra de un escritor pa- tilística- que le ha hecho célebre como na- ra adaptarse a las necesidades de sucesivas rrador de acción, como creador y contador generaciones de lectores reside la posibili- de historias. Como dice en un apunte de Las dad de que un autor sobreviva a su tiempo. horas solitarias ( 1918), «hay que ver lo difí- Que sobreviva convirtiéndose en un refe- cil, lo extraordinario que es escribir algo di- rente de permanente actualidad . Partiendo vertido y ameno. La gente no quiere cre- de este principio, hemos querido dedicar el erlo así. Supone que es mucho más serio lo dossier de este número de Pasajes que lle- que aburre que lo que le divierte». va por título «Pío Baraja: la última vuelta de Teniendo en cuenta la amplitud de una un clásico» al que quizá sea el novelista es- obra tan variada y lo complejo de una per- pañol que más y mejor cumple esta con- sonalidad tan contradictoria, hemos inten- dición enunciada por el escritor alicantino. tado que este dossier sea también una apro- Si existe una obra en la literatura españo- ximación al personaje desde distintos puntos la contemporánea que haya resistido bien de vista, con enfoques muy diferentes que el paso del tiempo y siga gozando de un es- puedan servir al lector de Pasajes: al baro- tado de salud admirable, como atestigua la jiano de pro, pero también y sobre todo al sucesión de reediciones de sus novelas más no especialista, a quien se acerca a este es- conocidas, esa es sin duda alguna la barojia- critor por primera vez. ¿Es un gran autor de na.Y no nos referimos únicamente a la aten- la literatura española? Sin duda. Pero sobre ción que se le presta a Baraja en el ámbi- todo es un gran autor que puede interesar to académico o universitario, donde la figura a quien no tiene inquietud por las dolencias del intempestivo escritor vasco nunca ha o malestares patrios, por las anomalías o logrado un reconocimiento unánime.Aiu- agonías nacionales. Queremos presentarlo dimos al interés que la literatura barojiana sin tópicos o etiquetas que lo aclaren o sim- sigue despertando entre lectores de to - plifiquen. Queremos mostrarlo sin corsés das las épocas que por distintos motivos se provinciales o provincianos. han acercado a su obra. En este sentido, si para algo ha servi- Baraja sabe conjugar géneros distintos, sabe mezclar datos e invenciones, sabe com- do la conmemoración en 20 1 1 del cent ena- binar lo autobiográfico con lo imaginado, sa- rio de dos de las obras maestras de nues- be innovar incorporando la tradición. ¿La tra- tro autor -El árbol de la ciencia y Las dición española? Sí, la local, pero también la inquietudes de Shanti Andía- es para consta- francófona o la anglosajona: desde Herman Melville hasta Robert Louis Stevenson; desde trevista a José-Carlos Mainer. Para nosotros, Charles Dickens hasta Benito Pérez Galdós; Mainer no solo es el mejor lector que ha te- desde Walter Scott hasta Eugene Su e. En sus nido la obra barojiana, sino un referente obli- novelas hay análisis de costumbres e intimis- gado e ineludible de la historia cultural es- mo, naufragios literales y derrotas persona- pañola que se ha escrito y se ha enseñado les, folletín y filosofía, dolor y humorismo, en este país durante las últimas décadas.A mil y una historias junto a introspecciones. él, de forma indirecta e implícita, hemos que- En sus obras hay impostura y compostura. rido rendir un homenaje en este dossier ba- Vamos, lo que nos proporcionan las ficcio- rojiano. Desde ese punto de vista, y para nes más reparadoras o inquietantes. concluir la presentación, podemos decir que Para ello, hemos contado con algunos con este número de Pasajes que el lector de los grandes lectores que la obra barojia- tiene en sus manos hemos pretendido sal- na ha tenido y tiene, tanto en el mundo aca- dar una deuda doble: la contraída con un au- démico, como fuera de él. En primer lugar, tor que nos ha regalado muchos y muy bue- y como no podía ser de otra forma, hemos nos momentos de lectura; y la contraída con querido pulsar las opiniones de dos compa- un colega al que todos los amantes de la his- ñeros de gremio. Del gremio de Baraja, que- toria cultural debemos mucho, a un profe- remos decir: el escritor y académico Luis sor que conoce y nos ha hecho conocer me- Mateo Díez, y el periodista y escritor Jesús jor la obra de Pío Baraja. Marchamalo. En sus textos encontrará el lec- «La historia es el folletín de las perso- tor una visión personal y una reflexión emo- nas serias», leemos en Las inquietudes de Shan- tiva sobre lo que la figura de don Pío sugie- ti Andía. Parafraseemos a Baraja completan- re e inspira a ambos barojianos. Junto a estos do esas palabras. La novela es la historia de dos retratos, el lector de este dossier po- las personas serias que no pueden vivir el fo- drá encontrar otros trabajos realizados por lletín. Eso es lo que ocurre en el género que tres historiadores (Rafael Núñez Florencia, tan bien conoce Mainer: que siempre hay una Justo Serna y Francisco Fuster) que -por última vuelta que nos sorprende, que nos distintos motivos y con distinto grado de in- conmociona o que nos interesa. Baraja aún tensidad- conocen y han trabajado con fuen- choca: aquí está de vuelta. • tes literarias y en particular con la obra de Baroja.También hallará el examen de un experto en literatura autobiográfica, el profesor Manuel Alberca, que es además un fino lector de la obra barojiana, como se desprende de su análisis de unas de las novelas más apreciadas de nuestro autor. Junto a estos seis trabajos, unos más breves y literarios, otros de mayor extensión y tono más académico (aunque sin caer -o a eso hemos aspirado- en la erudición y la frialdad), este dossier dedicado a Baraja se completa con una extensa y completa en- Justo Serna, Francisco Fuster (coordinadores del dossier uPío Barajo: lo último vuelto de un clásico»)