descargar artículo - Pálido punto de luz

Anuncio
Tarea
Cuentos en el muro
Paola Cuesy
En el espejismo del mundo
No veo claro, todo se ve roto, disperso, descompuesto. Intento mirar
a lo lejos y solo veo fracciones de lo que quiero ver… Ah!, ahora
recuerdo, mis ojos cristalinos fueron quebrados por aquellas
emociones que se liberaron de mi pecho, provocando una explosión
inmensa, afectando todo mi cuerpo, cada centímetro de mi ser. No
siento nada estoy paralizada y no puedo moverme, mi mente esta
confundida, y no logro dejar de preguntarme; ¿Qué paso? ¿Por qué
estoy así? Desesperadamente volteo a mi mano derecha e intento
moverla, pero mi vista sigue fracturada y aun no siento nada. La
desesperación se acumula, mientras lo único que siento es el tiempo
pasar, y pienso; ¿Estará finalizando, o apenas comenzó?
Despierto de aquello que pensé que jamás despertaría, mi cuerpo, mi
mente mi ser se hallan enfermos en el abismo, aquel abismo que se
produjo cuando desapareciste. No te veo, pero no puedo evitar
sentirte, me convierto en locura, en imprudencia; al recordar aquellos
momentos, pues aun sigues en mis sueños, estas plasmado en mi
memoria y sigo preguntándome ¿A dónde te fuiste?
Los días pasan, me percibo sin vida. Las horas pasan, no siento nada.
Los minutos pasan, todo sigue igual. Mis ojos siguen quebrados, pero
he vuelto a ser dueña de mi cuerpo. Anhelo ser ciega, anhelo no
haberte conocido, anhelo no extrañarte. Pues el dolor que se aferra a
mi pecho no existiría. El miedo ha tomado mi mano y me ha guiado
en lo más profundo de la oscuridad pronunciando tu nombre y yo al
no poder librarme de él, he caído en sus manos y me he dejado cubrir
por el manto de tu ausencia.
No puedo seguir ahogándome en el abismo, le he soltado la mano al
miedo y he decidido volver a pronunciar tu nombre. Aún dueles, aún
sangro, pero he decidido irte a buscar. Sé que no encontrare tu
Pálido punto de luz
Claroscuros en la educación
http://palido.deluz.mx
Número 57. (Junio 2015) Soledad, individualismo y educación
cuerpo, pero espero toparme con tu andar, sé que no escuchare tu
risa, pero espero sentir tu calor, y sé que no oleré tu aroma, pero
espero presenciar el destello de tu amor en la penumbra.
Emprendo mi viaje; camino sin pensar a donde llegaré, y me intento
comunicar con todo aquello que me rodea. Lentamente voy sintiendo
el viento en mí ser, como pasa por mis venas, como pasa por mi
sangre y en un acto desesperado de el mismo, penetra mis oídos
suavemente y me susurra aquellas palabras que tanto solías decirme.
Sigo mi camino, y durante este, he presenciado momentos de luz y
otra vez momentos de absoluta obscuridad, pero cuando eso ocurre,
se presenta la lluvia y te veo llorar con ella, y cuando sale el sol me
arrullas con su manto.
He vuelto a sonreír, y he podido volver a pronunciar tu nombre, pues
te he escuchado reír con el canto de las aves. La vida misma me
calma, pues ha desterrado tu ausencia de mi lado para traer tu
presencia a mi corazón. Y mientras sigo caminando sigo
encontrándote; tu impertinencia en las noches frías, tu enojo en
aquellos días de calor abrupto, tus sueños detallados en las estrellas y
tu creatividad en las auroras boreales.
Finalmente he encontrado la manera más bella de vivir junto contigo,
pues he hallado cada una de tus fracciones en todas las expresiones
del mundo. Y mientras estas se presenten a lo largo de la vida, tú
seguirás conmigo, hasta el día que decida reunirme contigo, para
entonces expresarnos juntos en las divinidades del universo.
Veo a lo lejos, un destello de luz, no lo reconozco y llama mi atención,
intento no hacerle caso pero es tan insistente, tan elocuente, que me
recuerda a ti. Decido levantarme y terminar con mi curiosidad, y noto
que aquel brillo viene de tu guarda ropa, pues no he movido nada
desde tu partida, porque aun espero algún día vuelvas a buscar “algo
que ponerte”. Detengo mi mano antes de tocar alguna de tus cosas,
dudo, vuelvo a dudar y no sé qué pensar. Me arriesgo y desacomodo
todo, pues tendrás que ordenarlo después.
Lo encontré; si, encontré aquello que no querías que encontrara y me
he desvanecido por completo. Me ahogo en lágrimas y mis
sentimientos se confunden.
—¡¿Debería de estar feliz?!— Te he gritado. Sé que seguramente no
Pálido punto de luz
Claroscuros en la educación
http://palido.deluz.mx
Número 57. (Junio 2015) Soledad, individualismo y educación
me has de escuchar. Pero no puedo evitar pensar que me desgarra tu
partida aún más al saber que querías pasar el resto de tus minutos,
horas y días a mi lado. Mi corazón late con mucha debilidad, me
quiero dejar llevar y regresar a aquel abismo. Se cae a mi lado lo
último que dejaste; unos boletos de avión, y un mapa.
Despierto, me concentro viendo aquellas paredes blancas, recuerdos,
momentos, sentimientos pasan por mi mente creyendo que todo fue
un sueño e intento buscarte, recorro toda la casa, cada rincón, cada
habitación, cada ventana. ¿Dónde estás? No veo tu rostro, pero no
puedo evitar sentir tu ser. Te busco, aun no te encuentro, sigues en
mis sueños, estas plasmado en mi memoria y sigo preguntándome ¿A
dónde te fuiste? Los días pasan, me siento sin vida. Las horas pasan,
no siento nada. Los minutos pasan, todo sigue igual.
Vuelvo a dormir, deseo no despertar, busco la manera de volverte a
ver y no sé cómo hacerlo, estoy cansada y no me he movido ni un
centímetro. Te había prometido que no movería un paso si tú no
estabas a mi lado, ¿y cómo saber si aún sigues aquí?
He encontrado el proceder para ya no extrañarte, pues he hallado
cada una de tus fracciones en todas las expresiones del mundo
mismo.
Paola Cuesy
Estudiante de la Facultad de Comunicación.
visite http://palido.deluz.mx
Pálido punto de luz
Claroscuros en la educación
http://palido.deluz.mx
Número 57. (Junio 2015) Soledad, individualismo y educación
Descargar