ggodo_p: 005cul_2007-02páginas-14 [c0barcelona1 -15 ]

Anuncio
Imagen nocturna del puente de Tromostovje con la iglesia franciscana de fondo
Miklavž Komelj
Ljubljana.
Alternativni vodic /
Alternative City
Guide
LIKOVNE BESEDE
JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMÈNEC
Llego a Liubliana en medio de la
lluvia. Me ha conducido hasta aquí
un encuentro literario para hablar
de Europa, organizado por la embajada de España hasta el más mínimo detalle. Un coche oficial me
deja en el hotel Gran Unión, un
funcional edificio situado a pocos
pasos de la iglesia franciscana de la
Anunciación. Frente a la ventana
de mi habitación se erige, en una
colina, un castillo que en algún pasado debió ser medieval; en efecto,
el Ljubljanski grad fue propiedad
de los duques de Carintia hasta
que en 1335 perdieron ese derecho
ante la llegada de la familia Habsburgo. Quedan huellas de ese pasado, aunque las más visibles proceden de la restauración del emperador Federico III (muerto en 1493),
y de las ampliaciones en los siglos
XVI y XVII. Anoté la dirección;
allí me esperaba al día siguiente
una reportera de la televisión para
hablar del mundo de las mujeres
de la Edad Media.
Dejé a un lado los gestos de la
historia y atravesé la puerta del hotel para realizar un primer paseo
por la ciudad. Era mayo y se nota-
ba, ya no había nieve en las calles,
ni el frío que la atenaza en el invierno. Ambiente festivo, muchachas
en las cafeterías junto al río, muchos turistas, como siempre, despistados, y el único compromiso
que le queda al viajero que visita el
pasado: dejarse llevar por la fuerza
numinosa de lo que le sale al paso.
En el Tromostovje, los tres puentes, descubro el valor cosmopolita
del lugar que tanto fascinó a Le
Courbousier.
El primer contacto con la ciudad es una emoción resonante. Permite saber por qué la vida merece
vivirse. Momento clave, cuando se
avanza más allá de lo que dicta la
Romantik. Ningún testigo, todos actores. El destino del promeneur solitaire es tener que improvisar. Y entonces, si la mente sabe imaginar,
los edificios, las calles, la gente descubren su verdad. Sí, ciertamente,
la belleza y el misterio de Liubliana consuman la alianza entre la
montaña y el río. Esa revelación no
se produce en el verdeante bosque
sino en el gris intenso de las aceras: la llamada de un mundo infinito que tenía ante mí y que debía
descubrir como una gran oportuni-
GETTY IMAGES
Si se sabe imaginar,
los edificios, las calles,
la gente descubren su
verdad; la belleza y el
misterio de Liubliana
consuman la alianza
entre montaña y río
dad. Por ese motivo, dejé mi habitual discreción y me animé a descifrar los signos herméticos que representan el agua y la tierra.
Agarrada al río, por donde la leyenda dice que llegó Jasón con sus
argonautas llevando el Vellocino
de Oro, y saciada por las montañas,
presentes incluso en la bandera nacional, Liubliana se ha ganado el
rostro que admiró Joze Javorsek:
un espacio donde las formas se elevan. Me dirigí para constatarlo al
Neboticnik (literalmente, rascacielos): un edificio, construido en
1933, que apunta hacia lo alto, como si fuese un triángulo, signo hermético del aire. Desde su terraza,
contemplé la grandeza y la tristeza
de una ciudad que Ilya Erenburg
calificó de “pequeña Praga”. Esa in-
Para obtener la respuesta necesitaba seguir con mi paseo. Y realizarlo al modo del joven Carlo Goldoni, que vio en Liubliana una “nueva Roma”, para ganarme el derecho de encontrar en el arte al constructor de la vida. Me serví de un
libro, la Alternativni vodic, guía
alternativa, escrito por el poeta
Miklavzž Komelj. Con su delicada
forma de leer los monumentos, me
ayudó a comprender el idilio que
se esconden tras ellos. Llego a la
Robbovega vodnajaka, obra del veneciano Francesco Robba, que sigue los pasos de Bernini en la Fuente de la Piazza Navona: su Pileta reúne los tres ríos de Carniola, Liublianica, Saca y Krka, para ratificar
la unión del agua y la tierra. ¿Puede haber una forma de expresión
más sabia y más benéfica?
El siglo XVIII transformó la ciudad bajo la atenta mirada de la Akademija delovnih fundada en 1714
entre otros por el poeta Janez Gregor Dolnicar. Adquirir una nueva
fisonomía no significa traicionar
las anteriores, sino enriquecer la
identidad con nuevas ideas: sutil
equilibrio entre el pasado y el futuro que facilitó la construcción del
palacio de la Slovenska Akademija
Znanosti i Umetnosti, la academia
eslovena de las artes y las ciencias.
Junto a él, otros edificios que encarnan el espíritu de las Luces, la
esperanza de un mundo más justo,
más verdadero. Baste mirar la Academia Philharmonicum, para comprender esa afirmación orgánica
con la que se quiere evitar que el
futuro sea una promesa diferida.
Delante del Smpomenik Primoza
Trubarja, pienso el modo que el
poeta nacional Franc Berneker se
liberó de las sombras de un laberinto de mentiras para dar sentido a
una lengua frágil y sitiada en el corazón de Europa.
El idilio por lo nuevo como razón de ser de la historia lo podemos comprobar en la magia del arquitecto Joze Plecnik: en el Plegezen, en la columna en memoria de
la Iliria Napoleónica o en la Biblioteca Nacional. Subir las escaleras
de esta última es entrar en un templo del saber: la ascensión legitimó
mi antigua decisión de entregar mi
tiempo, mi trabajo y mi salud a conocer el valor hermético de los lugares que visitaba. Y se me escapa
una sonrisa suave, cómplice. Aún
es posible el encuentro, la vida,
aunque sea en otra parte: debo regresar a Liubliana. |
ESCRITURAS
Miércoles, 12 junio 2013
El arte constructor de la vida
Cultura|s La Vanguardia
Idilio en Liubliana
justa comparación, sin embargo,
tiene su valor, aunque para mi quedó diluida al descubrir los Alpes
Julianos: al verlos imaginé como
llegaron hasta aquí los bárbaros,
primero los hunos, luego los ostrogodos y finalmente los longobardos, y cómo destruyeron Emona
–exactamente Colonia Iulia Aemona– cuyos restos pueden verse en
el Jardín de Jacopic. Y una pregunta obligada: ¿por qué lo hicieron?
15
Estampas europeas La capital eslovena llena de vitalismo al autor, que en su
viaje a la ciudad se sirvió de la guía alternativa escrita por el poeta Miklavž
Komelj para contagiarse de su delicada forma de leer los monumentos
Descargar