Productos de exportación: una muestra comercial - Duran

Anuncio
Productos de exportación: una muestra comercial
Por Duran Duran
Productos de exportación: una muestra comercial
Es lunes, dato sin importancia cuando se lucha en una guerra porque, en combate, todos los días
parecen lunes o algo peor. Bhanbhagta Gurung siente la consistencia del suelo de Birmania, que le
intenta acoger con solidez protectora. Empieza la estación cálida en la región y la temperatura es casi
insoportable, por más que la suave brisa que sopla desde la costa trate, tímidamente, de hacer más
llevadero el intenso calor. Pero el agobiante clima es lo que menos importa al soldado gurka en este
momento. Son asuntos más inmediatos, como los disparos del enemigo, los gritos de sus compañeros
heridos y la lluvia de muerte que cae sobre su pelotón, los que tienen concentrada toda su atención
mientras se mantiene cuerpo a tierra, tratando de sobrevivir pegado al terreno de un país que no es el
suyo.
En nuestro días Birmania ya no es colonia británica y además se llama Myanmar, pero esos
detalles no cambian el recuerdo de los terribles combates que se libraron allí durante la Segunda
Guerra Mundial. En 1945 el conflicto entraba en su recta final y, en el escenario del Pacífico, el
avance del Ejército Imperial Japonés hacia la India no era más que un sueño lejano mientras las
tropas niponas retrocedían en todo el frente. La guerra estaba claramente perdida para el Imperio del
Sol Naciente, pero sus soldados la alargaban cumpliendo sus órdenes y defendiendo cada metro de
terreno que habían tomado, cobrando un alto coste al enemigo por su reconquista sin considerar el
precio que ellos mismos tenían que pagar, siempre mayor.
Es cinco de marzo, pero tampoco importa demasiado. En la guerra sólo importa sobrevivir hasta
el final de la jornada, sea la que sea, una y otra vez. Bhanbhagta Gurung siente la hierba, que frota su
rostro pegado al suelo, mientras el inmisericorde sol abrasa su espalda a través del uniforme. El
francotirador japonés sigue disparando, la ametralladora ligera agazapada en la cima de la colina
continúa vomitando balas sobre su posición y sus hombres chillan, los afortunados con miedo, los
otros con dolor. Gurung tiene 23 años, sirve como soldado de infantería del ejército británico en el
Segundo Regimiento Gurka de Fusileros Rey Eduardo VII y no es el miedo a la muerte el
sentimiento que le invade. Es el temor a fallar.
Los gurkas, de origen indio, se establecieron en Nepal hace ya muchos siglos mediante un
carácter guerrero que les permitió apropiarse de asentamientos permanentes en la zona, conquistando
incluso el Tíbet y creando preocupación en el gobierno chino, incapaz de frenar su expansión. No fue
hasta que se enfrentaron con el poder colonial británico en la India que los gurkas vieron detenido su
éxito, basado en un ardor combativo sin precedentes desde el punto de vista grupal.
VII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS
Página 1
Productos de exportación: una muestra comercial
Por Duran Duran
La misión era sencilla sobre el papel, como casi todas las misiones. Bhanbhagta Gurung iría al
mando de un pelotón para realizar un reconocimiento de la colina próxima a la cota .582, conocida
familiarmente como Snowdon East, con la intención de preparar la retoma de la posición, perdida la
noche anterior tras un asalto japonés que terminó con la vida de casi todos los gurkas que la
defendían. Pero lo sencillo siempre se convierte en complejo cuando se entra en contacto con el
enemigo. El fuego de las armas japonesas detiene en seco al pelotón, dejando a los soldados en una
posición muy comprometida.
El choque con los intereses del Imperio Británico terminó con la derrota de los gurkas en la
segunda década del siglo XIX tras un par de años de guerra, pero su extrema capacidad de combate
dejó impresionados a los militares británicos hasta el punto de interesarse en sus servicios, de forma
que consiguieron contingentes mercenarios que, inmediatamente, lucharon por el imperio. Primero
contra los marathas, después en las guerras contra los sikhs y finalmente en todos los
enfrentamientos de los británicos contra diferentes facciones y enemigos por todo el continente
asiático.
La densa cortina de disparos obliga al pelotón a inmovilizarse, sin opciones de retirada debido a
la posición elevada del enemigo, que controla también el camino de vuelta, ni tampoco de solicitud
de apoyo artillero por la peligrosa cercanía entre ambos bandos. Por si eso fuera poco, Gurung nota
que un francotirador está disparando desde unos cincuenta metros de distancia, escondido entre unos
árboles y causando bajas entre sus hombres.
Después, los gurkas pelearon al servicio del Imperio Británico en la Primera Guerra Mundial,
tanto en Europa como en Oriente Próximo. En fechas más recientes, han intervenido en las Malvinas,
los Balcanes, Afganistán e Irak. Por supuesto, también pelearon en la Segunda Guerra Mundial.
Unos días antes, Bhanbagta Gurung tenía el rango equivalente a cabo, pero fue degradado a
soldado raso tras haber llevado a cabo una misión de reconocimiento en un lugar erróneo. La orden
la había dado su comandante, un oficial inglés, que lejos de aceptar su equivocación arrojó toda la
responsabilidad sobre el joven gurka. Menor rango, menores ingresos, menores posibilidades para su
familia en la nación que debió abandonar y a la que, mientras siga vivo, manda el dinero que gana.
Nepal, la patria de los gurkas, ha sido y todavía es uno de los países más pobres del mundo, con el
75% de sus habitantes sobreviviendo con menos de dos dólares al día en el tristemente famoso
umbral de la miseria. El aislamiento del país durante mucho tiempo contribuyó a su retraso. La
economía de la nación nepalí está basada en lo agrícola pero sólo un 20% de su territorio es
cultivable, mientras el resto de su territorio está repleto de bosques tupidos y montañas escarpadas.
Los comienzos del desarrollo de su red viaria, industrial, hospitalaria y educativa datan de hace
apenas medio siglo, pero hasta ahora resultan insuficientes por el problema del exceso de población
en ciertas áreas concretas y de la escasez general de recursos. También es de un 20% el porcentaje de
población que sabe leer y escribir.
VII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS
Página 2
Productos de exportación: una muestra comercial
Por Duran Duran
No bien ha caído el primer soldado del pelotón por el fuego del francotirador cuando éste dispara
de nuevo y causa otra baja. El fuego desde la colina arrecia. Gurung sufre por sus compañeros pero
también por las dudas, porque en su cabeza luchan el deber y la sensatez. Su familia depende de él.
La última ocasión en la que no fue bien una misión bajo su responsabilidad terminó degradado y ni
siquiera era culpa suya. ¿Qué puede suceder esta vez? El impacto de una bala parece lo menos
importante y, a la vez, lo más crucial.
Bhanbagta Gurung nació en una pequeña aldea del oeste del Nepal que, como tantas otras en el
país, ofrecía pocas oportunidades para la formación y el desarrollo laboral de sus habitantes. Cuando
estalló la guerra en 1939, se alistó en el ejército y su sueldo supuso la única fuente de ingresos para
la madre viuda y la joven esposa a las que dejó atrás. Gurung fue una muestra más de la exportación
nepalí de un bien valioso y demandado, el soldado gurka, que lleva ocurriendo desde hace casi dos
siglos.
Desde la posición de cuerpo a tierra, localizar y neutralizar la amenaza más inmediata, el
francotirador, es totalmente imposible. Ante la mirada atónita del pelotón, Bhanbhagta Gurung se
pone en pie bajo fuego enemigo, busca al tirador, se coloca el rifle en el hombro, apunta con calma,
dispara y acaba con él. Desde la colina aumentan los disparos contra el grupo de gurkas. Ha tenido
lugar la primera baja enemiga en la acción. No será la última.
Al ejército británico se incorporan, habitualmente, menos de doscientos nuevos reclutas gurkas
cada año, pero se suelen presentar unos 7.000 candidatos e incluso han llegado a ser, en alguna
ocasión, 60.000 los aspirantes que han seguido el proceso de admisión que, además de poner a
prueba sus conocimientos en matemáticas e inglés, entre otras materias, tiene unas pruebas físicas de
enorme dureza que incluyen una carrera de cinco kilómetros cuesta arriba en fuerte pendiente, con
25 kilos a la espalda, que deben completar en menos de 48 minutos. Recientemente se ha permitido
que también se presenten mujeres a la prueba, que deberán completar en el mismo tiempo pero sólo
con 15 kilos de carga. Muchos candidatos comienzan a prepararse desde la adolescencia.
Gurung sabe que, mientras la posición nipona en terreno elevado siga disparando sobre el
pelotón, el peligro no desaparece y la muerte simplemente es cuestión de tiempo. A voces, para
hacerse escuchar entre el estruendo de los disparos, ordena a los hombres que no estén demasiado
heridos para desplazarse que le sigan y, en grupo pero dispersos, comienzan a subir la colina a toda
velocidad bajo intenso fuego enemigo. La cortina de balas es tan fuerte que, con varias bajas más,
son detenidos a unos veinte metros de la cima.
La legendaria ferocidad de los gurkas en combate suele ir acompañada de tácticas de guerra
psicológica y acciones de enfrentamiento irregulares. Algunos testigos afirman que parecen poseídos
o drogados cuando luchan. No les gusta hacer prisioneros y, al parecer, se habla de casos de
decapitación de enemigos capturados, sodomía en prisioneros y cadáveres e incluso envío, a los
remitentes de las cartas personales que encuentran entre las posesiones de sus víctimas, de
VII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS
Página 3
Productos de exportación: una muestra comercial
Por Duran Duran
fotografías de las mismas con sus propios genitales amputados en la boca o posando despedazados
entre un grupo de felices gurkas que sonríen a la cámara.
Mientras el resto del pelotón, soldados muertos, heridos o demasiado conscientes de la lluvia de
muerte que les espera si levantan la cabeza, está cuerpo a tierra, Gurung vuelve a levantarse bajo
fuego enemigo y sigue corriendo hacia la cima de la colina, esta vez en solitario, llegando hasta un
primer foso de tirador de cuyos ocupantes se encarga usando su fusil y un par de granadas.
El fusil de cerrojo Lee-Enfield constituyó, durante algo más de cincuenta años, el arma más
habitual de la infantería británica, con un cargador de diez balas calibre .303 y un sistema de disparo
manual que permitía a un soldado entrenado hacer entre 15 y 30 disparos certeros por minuto. Las
necesidades especiales del soldado que peleaba en las junglas de Asia obligaron al desarrollo y
producción del modelo Número 5 MK I, más corto, ligero y práctico aunque con algo más de
retroceso.
Sin detenerse, Gurung se lanza sobre un segundo foso de tirador y de nuevo, implacable y ajeno a
las balas que tratan de alcanzarle termina, usando su fusil y las granadas, con los enemigos que se
agazapan en él.
La granada Mills fue un ejemplo de arma simple y segura que los británicos usaron durante las
dos guerras mundiales, con meros cambios de diseño en los modelos. La 36M era una granada
prefragmentada en forma de piña, con cuatro segundos de retardo que se controlaban mediante una
espoleta de tiempo asegurada por una anilla, a prueba de agua y que se podía usar en casi cualquier
tipo de ambiente.
El fuego de la ametralladora ligera instalada en un pequeño bunker del área norte de la cima de la
colina se centra en Gurung, pero él sigue ignorando los pedacitos de muerte que le buscan y, ya sin
munición para su fusil, se encarga de los ocupantes de otros dos pozos de tirador usando sus últimas
granadas y la bayoneta.
La bayoneta número 4 Mk II ofrecía 20 centímetros de acero pulido cilíndrico con dos rebajes en
los costados que permitían atravesar con más facilidad la tela normalmente gruesa del uniforme
militar del enemigo. Era ligera, fácil de construir y tenía un desempeño de gran calidad por un precio
bastante económico.
Ya sin balas ni granadas de fragmentación, Gurung llega hasta el bunker en el que se refugia la
ametralladora ligera enemiga, que no ha parado de disparar contra él en ningún momento desde que
lo avistó, y se sube a su techo, desde donde ve que no sólo su pelotón está en peligro por los disparos
desde esa posición reforzada sino que otro pelotón, que se aproxima desde el oeste, va a estar pronto
al alcance de la ametralladora. No piensa en su agotamiento, no piensa en el peligro, sólo piensa en
no fallar. Entonces, decide introducir las dos granadas de humo que porta a través de una tronera del
bunker.
VII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS
Página 4
Productos de exportación: una muestra comercial
Por Duran Duran
La granada número 77 del ejército británico fue un arma novedosa cuya función original era la de
crear pantallas de humo y señalizar objetivos, pero que gracias a la acción de sus 225 gramos de
fósforo blanco tenía un importante uso antipersonal e incendiario, ya que podía producir terribles
quemaduras químicas de segundo y tercer grado que llegan hasta el hueso, junto a toxicidad hepática,
renal y cardiaca. Además, su humo era irritante y dañino.
Dos de los ocupantes del búnker salen, cegados y ardiendo, para encontrarse con Gurung y su
cuchillo kukri, que ofrecen un recibimiento rápido y definitivo en honor de ambos enemigos.
El kukri, una terrorífica herramienta de muerte de hoja gruesa y afilada de unos treinta
centímetros de largo, podría recordar a un letal híbrido entre machete con punta y hoz con menos
arco, curvadamente irregular, envuelto en muchas tradiciones entre los gurkas y que puede llegar a
decapitar a una persona de un solo golpe.
Dentro del búnker, sufriendo los efectos de humo y calor de la granada, permanece un soldado
japonés operando la ametralladora ligera que sigue mandando muerte hacia la formación gurka.
Como el espacio interior es reducido e insuficiente para manejar el kukri con seguridad, Gurung
toma un trozo de Birmania como arma y entra en la fortificación, acaba con su enemigo usando la
piedra que ha recogido y con ello elimina toda oposición en la colina.
En un país como Nepal un sueldo como el que recibirá un soldado gurka, es una salida económica
muy buena y permitirá mantener a toda una familia con algo más que holgura. El sueldo de un
soldado raso británico es, sin embargo, entre seis y diez veces mayor, al que hay que añadir servicios
de manutención, seguro médico y ayudas de alojamiento. Fuentes oficiales británicas califican el
sueldo del gurka como “generoso en términos nepalíes”.
Los movimientos enemigos indican que fuerzas al norte de la posición recién capturada están
preparando un contraataque rápido para volver a hacerse con la colina. Gurung llama a sus
compañeros de pelotón y, acompañado de los que todavía pueden luchar, se hacen fuertes en la cima,
ponen su propia ametralladora Bren en el búnker y rechazan el contraataque que, efectivamente, se
produce en pocos minutos. La cima Snowdon East vuelve a estar en poder de los gurkas en nombre
del Imperio Británico y no volverá a ser perdida. En el suelo, testigos mudos de la hazaña, los
cadáveres de 76 soldados japoneses, buena parte de ellos caídos a manos del propio Bhanbhagta
Gurung.
El cuartel general de los gurkas pasó a situarse en Gran Bretaña desde que Hong Kong fue
devuelta al control político chino a finales del siglo XX. Hasta entonces, la paga de jubilación de los
soldados gurkas era muy inferior a la de los soldados británicos, la quinta parte, y el cambio legal
que finalmente permitió igualarlas no tuvo carácter retroactivo. Además, los soldados gurkas no
tienen permitido, ni entonces ni ahora, ubicarse en territorio británico al terminar su periodo de
servicio.
VII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS
Página 5
Productos de exportación: una muestra comercial
Por Duran Duran
Tras la acción, el comportamiento de Gurung se cita oficialmente. Se indica que había mostrado
un valor excepcional y una completa indiferencia por su propia seguridad, que su valiente toma y
asalto de cinco posiciones enemigas sin ninguna ayuda fue decisiva para la captura del objetivo y
que su inspirador ejemplo para el resto de sus compañeros contribuyó a la rápida consolidación de la
victoria. La pluma del despacho oficial no encuentra espacio para escarbar en las motivaciones del
soldado, pero es que esa nunca es su función.
En Nepal hay cerca de 30.000 veteranos de guerra que, en muchos casos, deben sobrevivir
mediante ayudas de beneficencia. Sirviendo bajo bandera británica han muerto unos 45.000 gurkas y
han sido heridos tres veces más, ganando casi 7.000 condecoraciones por su valentía. Muchas de
esas medallas fueron devueltas por sus propietarios hace unos años como protesta por la
discriminación que sentían estar sufriendo frente al resto de sus camaradas de armas británicos.
Bhanbagta Gurung fue condecorado con la Cruz Victoria en Londres de la mano del propio rey
Jorge VI en el Palacio de Buckingham, pisando el suelo de una patria por la que mata pero que no es
la suya y en la que, si así lo hubiera querido, no le permitirían vivir.
La Cruz Victoria supone la más alta condecoración de las fuerzas armadas británicas en
recompensa al valor frente al enemigo, por encima de cualquier otra medalla. Desde su constitución
a mediados del siglo XIX, ha sido la recompensa de 1.355 personas.
Tras los eventos, Gurung recuperó su rango de cabo y, al terminar la guerra, decidió no
reengancharse a pesar de las peticiones de sus compañeros y superiores. Volvió a Nepal para
encargarse personalmente de su familia, en concreto de su esposa enferma.
Actualmente, en el ejército británico sirven menos de cuatro mil gurkas. Pero en el ejército de la
India operan más de 100.000, en Brunei hay todo un destacamento al servicio del Sultán, Singapur
emplea a muchos de ellos en departamentos especiales de la policía y diferentes organizaciones
militares privadas los usan como contratistas.
El ejército británico ascendió a Bhanbhagta Gurung a sargento honorario y más tarde, en el año
2000, le dio su nombre a una compañía gurka de entrenamiento como homenaje. Murió con ochenta
y seis años, cuatro días antes del 63 aniversario de su impresionante hazaña, basada en una gran
valentía y, quizá, también en muchas dudas. Sus tres hijos también sirvieron como soldados gurkas
en el ejército británico. Quién sabe si sus nietos habrán sido también un producto de exportación,
jugando con la muerte en busca de un nuevo día de paga.
VII CONCURSO DE RELATOS DE HISLIBRIS
Página 6
Descargar