Una tríada a favor del magisterio y sus exigencias (Artículo para el nº 59 de Palabra de Maestro, 2013) Jorge Capella Riera La actual administración educacional, como parte de la política integral de desarrollo docente al 2016, ha ofrecido al país en general y al magisterio en particular una verdadera tríada o trilogía de disposiciones: la Ley de la Carrera Pública Magisterial. Ley 29062 (2012), el Reglamento de la ley (2013) y el Marco de Buen Desempeño Docente (2013). Todo ello en el contexto del Proyecto Educativo Nacional En este escrito, tal como se me ha pedido, voy a ocuparme solamente del Marco de Buen Desempeño Docente, consciente de que existe una relación conceptual y práctica con los otros componentes como lo demanda una tríada. Doy inicio a esta reflexión señalando que estoy de acuerdo en que es la primera vez que en nuestro país se produce un documento de este tipo, pues como señala el Ministerio de Educación, “los criterios para referirse a un buen desempeño docente no estaban consensuados. Ahora, los maestros podrán identificar los aspectos en los que destacan, así como aquellos en los que todavía pueden seguir mejorando; los padres de familia podrán identificar con mayor claridad qué caracteriza a un buen maestro; y las universidades e institutos superiores pedagógicos tendrán un material de referencia para el proceso de formación de los maestros y maestras del Perú.” Empero no todos los colegas piensan lo mismo. Hay quienes que, con la mejor intención, se han hecho preguntas como estas: - ¿Puede haber un marco de este tipo con carácter universal? ¿Puede hablarse de un desempaño neutro al margen de un concepto de educación y escuela? El contexto geográfico, socioeconómico y cultural, ¿no condiciona el desempeño docente? No pretendo contestar a cada una de estas interrogantes, pero si trataré de fijar mi posición ante ellas y con esa posición establecer, de manera indirecta, una postura frente a la mencionada tríada Para ello divido esta intervención en dos apartados: el proceso de elaboración del Marco y el contenido fundamental del mismo con las exigencias que supone. El Proceso. El Marco, del que me estoy ocupando, se inicia por iniciativa conjunta del Consejo Nacional de Educación y Foro Educativo, institución que una vez más asume una importante responsabilidad como lo hiciera antes con el Proyecto Educativo Nacional y con el mismo Consejo. Es así cómo en el 2009 se crea la Mesa Interinstitucional de Buen Desempeño Docente, que logró reunir entre otras entidades a la Defensoría del Pueblo, al Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP), a la Derrama Magisterial, a Fe y Alegría, a la Pontificia Universidad Católica de Perú y a UNICEF. La Mesa abrió espacios para un debate público con la participación protagónica del maestro y de otros actores sociales e institucionales. Efectivamente, los criterios 1 básicos del documento fueron consultados con más de 1700 docentes que participaron en el I y II Congresos Pedagógicos Nacionales, convocados por el Consejo Nacional de Educación e instituciones aliadas en el 2010 y 2011. También fue consultado un total de 1400 docentes, directores, padres y madres de familia, estudiantes y miembros de la comunidad, mediante diálogos organizados en 21 regiones del país, gracias al apoyo de gobiernos regionales, municipalidades y la sociedad. La primera etapa de elaboración concluye en diciembre del 2011 cuando el Consejo Nacional de Educación entrega la propuesta de Marco Orientador del Buen Desempeño Docente al Ministerio de Educación. Luego en marzo del 2012, el Ministerio de Educación constituyó el Grupo Impulsor del Marco de Buen Desempeño Docente, integrado por representantes de las instituciones que iniciaron el proceso. El Grupo convocó a un Panel de Expertos que propuso un reordenamiento de la estructura del Marco de Buen Desempeño sin apartarse significativamente de la versión original. La propuesta del Panel fue revisada a su vez por quince especialistas del país y el Grupo Impulsor. Posteriormente, durante los meses de julio a diciembre del 2012 el Ministerio llevó a cabo jornadas de reflexión sobre el Marco con las instancias de gestión descentralizada de la educación, instituciones de formación docente y facultades de educación del país, en las que participaron 1287 docentes formadores, para enriquecer el documento en materia de claridad y pertinencia. Creo que de lo dicho se infiere que el Marco de Buen Desempeño Docente puede haber sido un documento de consenso en el que el magisterio, directamente concernido, aportó ideas y sugerencias a partir de su experiencia, puestas de manifiesto en los congresos y talleres. También parece que la Mesa logró lo que se había propuesto: “contribuir a la construcción de un consenso nacional sobre el significado de los aspectos fundamentales del buen desempeño docente, y con ese fin promover la innovación y el desarrollo del conocimiento pedagógico, así como a generar el compromiso de los docentes con su propio desarrollo profesional”. Ahora es necesario revisar qué exigencias plantea el Marco y encarar “una cultura de nueva docencia para redefinir las prácticas docentes, con miras a mejorar la calidad de los aprendizajes de los estudiantes del país”. El contenido. El Marco parte de plantear una nueva docencia para cambiar la educación, pasa en seguida a definir los propósitos y los cuatro dominios del documento así como las nueve competencias docentes y los desempeños, para concluir con una matriz de esos dominios, competencias y desempeños ¿Es esta una buena estructura? Creo que si, pero no es mi intención analizarla y menos pronunciarme acerca de si es adecuada o no a los fines del Marco. Más bien me interesa decir algo respecto a la educación en el momento actual y al perfil que implícitamente se está formulando en el documento. Aquí es donde considero algunas 2 de las exigencias que se derivan sobre todo del Marco, pero también de la Ley y de su Reglamento. Educación. Para Zevallos (1989), la educación es “un instrumento de humanización que no excluye a ninguna cultura, a ningún individuo, a ninguna sociedad y que debe llegar a crear un tipo de hombre capaz de alcanzar un sabio dominio sobre sí mismo, un señorío sobre la naturaleza, una capacidad de establecer relaciones con los hombres sobre la base del respeto y el amor”. Cuestiona las “gestiones que no resisten la presión de intereses que van contra el bien común y que se presentan con ropaje político o social en nombre de la autoridad, el pueblo, la ciencia, el desarrollo, la democracia o la libertad. Cualquier educación que ofrezcamos no es necesariamente, solo por ello, una educación que sirva a los pobres o al desarrollo humano de las personas”. En la época actual, apunta Sánchez Moreno en su libro “Carrera Pública Magisterial Peruana. Aprendiendo de sus aciertos y errores (2001-2011)”, que está por publicar, tenemos que prepararnos para enfrentar el desafío de pasar de un mundo de certezas a un mundo de posibles en permanente cambio. No se trata de reproducir hoy el estilo de vida vigente sino de responder a la sociedad de mañana, que no existe hoy y que no sabemos cómo será. Se necesita preparar a la persona para vivir y decidir en incertidumbre, para saber que lo que sabe y conoce puede ser superado en poco o mucho tiempo, que los valores y las instituciones que llamaba tutelares se cuestionan y que, en ese entorno, tiene que vivir ética y humanamente”. No cabe duda que el ser profesor en la actualidad tensiona lo vocacional, lo laboral y lo profesional, obliga a otear el horizonte, a aprender con el propio estudiante, a vislumbrar y anunciar posibles caminos y a ser un hombre que cree en el hombre y que camina con los demás por senderos desconocidos que, con ellos, debe roturar y humanizar. Perfil del profesional de la educación progresista. La matriz de los dominios, competencias y desempeños que considera el Marco de Buen Desempeño Docente es muy interesante y bastante completa. Mi intención en este acápite no es complementarla sino aportar algunas ideas que la pueden hacer más vívida y existencial. “El mejor profesor, afirma Sánchez Moreno, sería quien tenga una actitud de aprender y diferenciar, que sea capaz de dudar, que sea curioso, imaginativo y capaz de aprender para ayudar a sus alumnos a aprender a criticar, imaginar, innovar, arriesgar, trabajar en equipo y compartir, a buscar y seleccionar información y cotejarla con la realidad, a actuar en incertidumbre y saber escuchar, a expresarse y admirar, a manejar la tecnología, el ocio, el tiempo y, sobre todo, a estar dispuesto a ayudar al otro a ser humano.” Pero entremos en algunos detalles de la mano de Freire (2011) en una edición del 2011 de “De la cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y maestros progresistas”. En su Cuarta Carta dice “Me gustaría dejar bien claro que las cualidades de las que voy a hablar y que me parecen indispensables para las educadoras y para los educadores progresistas son predicados que se van generando con la práctica. Más 3 aún, son generados en la práctica en coherencia con la opción política de naturaleza crítica del educador.” “Por esto mismo, las cualidades de las que hablaré no son algo con lo que nacemos o que encarnamos por decreto o recibimos de regalo.” Por otro lado, dice, “al ser alineadas en este texto no quiero atribuirles ningún juicio de valor por el orden en el que aparecen. Todas ellas son necesarias para la práctica educativa progresista”. No voy a desarrollar cada una de esas cualidades (humildad, amorosidad, valentía, tolerancia, convivencia, decisión, seguridad, tensión entre la paciencia y la impaciencia, ética, justicia y la alegría de vivir), más bien me quedaré con la primera, la humildad, pues la considero como previa y la madre de todas las demás. “Comenzaré, dice Freire, por la humildad, que de ningún modo significa falta de respeto hacia nosotros mismos, ánimo acomodaticio o cobardía. Al contrario, la humildad exige valentía, confianza en nosotros mismos, respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás”. “La humildad nos ayuda a reconocer esta sentencia obvia: nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo.” “Todos sabemos algo, todos ignoramos algo. Sin humildad, difícilmente escucharemos a alguien al que consideramos demasiado alejado de nuestro nivel de competencia. Pero la humildad que nos hace escuchar a aquel considerado como menos competente que nosotros no es un acto de condescendencia de nuestra parte o un comportamiento de quien paga una promesa hecha con fervor. … No, no se trata de eso. Escuchar con atención a quien nos busca, sin importar su nivel intelectual, es un deber humano y un gusto democrático nada elitista.” “De hecho, sigue afirmando, no veo cómo es posible conciliar la adhesión al sueño democrático, la superación de los preconceptos, con la postura no humilde, arrogante, en que nos sentimos llenos de nosotros mismos. Cómo escuchar al otro, cómo dialogar, si sólo me oigo a mí mismo, si sólo me veo a mí mismo, si nadie que no sea yo mismo me mueve o me conmueve. Por otro lado si, siendo humilde, no me minimizo ni acepto que me humillen, estoy siempre abierto a aprender y enseñar. La humildad me ayuda a no dejarme encerrar jamás en el circuito de mi verdad. Uno de los auxiliares fundamentales de la humildad es el sentido común que nos advierte que con ciertas actitudes estamos cerca de superar el límite a partir del cual nos perdemos.” Ante lo expresado en estas líneas juzgo que el desafío que tenemos es que, al repensar la educación, repensemos la escuela y la profesionalización docente, impulsemos la innovación desde la escuela para poder atender a la diversidad. “La escuela como institución y los docentes como profesionales de la educación, considera Zorrilla (2009), no se encuentran exentos de dilemas, tensiones y contradicciones que forman parte del acrecentamiento de la complejidad en distintos órdenes de la vida humana. No obstante las enormes dificultades, los desalientos y las frustraciones, habremos de dar cabida a la esperanza en medio de un sano escepticismo con fundamento en el conocimiento,” Esa es la actitud que debemos asumir frente al Marco de Buen Desempeño Docente atendiendo a lo que nos pide el Ministerio de Educación: “Los convocamos a compartir 4 y reflexionar este documento con sus colegas, en cada institución educativa del país, así como con los ciudadanos y grupos de sociedad civil comprometidos con la educación.” Lima, 11 de junio de 2013 Bibliografía. FREIRE, P. 2011 De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los maestros progresistas. Cuarta carta en “Cartas a quien pretende enseñar”. Siglo veintiuno editores Argentina s.a. Tucumán 1621 7º, Buenos Aires. SANCHEZ MORENO, G. 2013 Carrera Pública Magisterial Peruana. Aprendiendo de sus aciertos y errores (2001-2011). En edición por la Universidad La Salle de Arequipa. MINISTERIO DE EDUCACIÓN 2012 “Marco de Buen Desempeño Docente para docentes de Educación Básica Regular”. (R.M. N° 0547 – 2012 – ED) ZEVALLOS, N. 1988 “Ideas para una teoría de la educación popular” Ponencia presentada al V Congreso de Filosofía Latinoamericana en Bogotá y publicada en Páginas Nº 98. Lima. ZORRILLA, M. 2009 “Repensar la escuela como escenario del cambio educativo” en Calidad, equidad y reformas de la enseñanza, Á. Marchesi, J. C. Tedesco y C. Coll, coordinadores, OEI, Colección Metas educativas 2021, Madrid. 5