TEMA 1. LA EDAD MEDIA: HISTORIA, CRONOLOGÍA, LENGUA Y LITERATURA Esquema general del tema 1. La Edad Media en España: historia y contexto 1.a. Cronología y periodización 1.b.Sociedad y cultura 1.c. Religión 2. La Literatura medieval 2.1. Concepto y delimitación 2.2. Oralidad y escritura 2.3. Orígenes e influencias: literatura latina, literatura romance, otras influencias Bibliografía básica para elaborar el wiki Manual básico: VVAA, Historia de la Literatura Española, Madrid, Everest, 2005 (u otras ediciones), capítulos I.1-I.3, I.6, I.7, I.9. VVAA, Manual de Literatura Española, vol. I, ed. Cenlit, cap. 1. (disponible en la plataforma) Ramírez Vaquero, Eloísa, “Introducción al mundo medieval hispánico”, E-Excellence, 2006, en http://www.liceus.com/cgi-bin/aco/areas.asp?id_area=13 Precio: 1 euro. Haro, Marta, aul@ medieval: http://parnaseo.uv.es/@Medieval.html apartado “Coronas medievales: Castilla y Aragón”. (acceso libre en la web) López Estrada, Francisco, Introducción a la Literatura Medieval Española, Madrid, Gredos, 1983. Cap. III, IV, VIII (disponible en la plataforma). VV.AA, Historia de la Literatura Española, Cátedra, Madrid, 1990, pp. 1-115. Introducción al tema En este tema se tratará el período medieval como período histórico que condiciona la producción literaria de la época en nuestra Península. Para ello, se tendrá en cuenta en primer lugar el marco histórico del momento y los aspectos fundamentales de los principales reinados, centrados en la gran monarquía de Alfonso X “El Sabio” como rey impulsor de las letras, de las traducciones y del desarrollo de la prosa medieval. En el segundo bloque, se verá la evolución de la literatura desde sus más tímidas apariciones en glosas y fragmentos, hasta los restos de oralidad borrados cuyas huellas rescatamos a través de citas y fuentes escritas, así como la influencia de la literatura latina, las literaturas vernáculas y el sistema de transmisión entre unas y otras. Contenidos Comiencen a rellenar a partir de aquí 1. La Edad Media en España: historia y contexto 1.a. Cronología y periodización Convencionalmente se denomina Edad Media al periodo comprendido entre los siglos V y XV y su comienzo se identifica con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476. Sin embargo, no todos los historiadores están de acuerdo con esto. Algunos (Pirenne, Toynbee) retrasan el inicio de la Edad Media al siglo VIII, con la invasión de los árabes que, a diferencia de la llegada de los bárbaros, algunos de ellos fuertemente romanizados, sí supuso un corte radical. La cultura árabe se impondrá en el campo religioso, en el lingüístico y en el comercial (haránn desaparecer el comercio en el Mediterráneo, con el consecuente predominio de la actividad agrícola y el estancamiento de la vida urbana). Curtius, a su vez, toma como criterio la importancia que tiene la cultura legada por Roma y sitúa la „Edad Media Latina“ entre los siglos IX y XVI . El fin de la Edad Media se identifica generalmente con la caída del Imperio Bizantino en 1453, año en que los turcos invadieron Constantinopla, pero también en este punto hay discrepancias. Hay historiadores que sitúan el punto de inflexión en 1455 (invención de la imprenta de tipos móviles), en 1492 (descubrimiento de América) o incluso en 1571 (reforma protestante). Es importante recordar que„toda fecha o acontecimiento que se utilice, como criterio de segmentación histórica, tiene un valor puramente didáctico y pedagógico; es algo funcional y relativo“ (HLE, págs. 45-46) Se pueden distinguir tres periodos: 1) Edad Media temprana, que concluiría con la desmembración del Imperio de Carolingio a mediados del siglo IX. Hechos importantes: Desarrollo de grandes movimientos invasores y ruptura del orden romano Formación y hegemonía de los reinos bárbaros Irrupción del Islam en el ámbito mediterráneo Conservación de la tradición greco-latina por Bizancio La actividad cultural durante los inicios de la edad media consistió principalmente en la conservación y sistematización del conocimiento del pasado y se copiaron y comentaron las obras de autores clásicos. Se escribieron obras enciclopédicas, como las Etimologías (623) de san Isidoro de Sevilla, en las que su autor pretendía compilar todo el conocimiento de la humanidad. En el centro de cualquier actividad docta estaba la Biblia: todo aprendizaje secular llegó a ser considerado como una mera preparación para la comprensión del Libro Sagrado. Esta primera etapa de la edad media se cierra en el siglo X con las segundas migraciones germánicas e invasiones protagonizadas por los vikingos procedentes del norte y por los magiares de las estepas asiáticas, y la debilidad de todas las fuerzas integradoras y de expansión europeas al desintegrarse el Imperio Carolingio. La violencia y dislocamiento que sufrió Europa motivaron que las tierras se quedaran sin cultivar, la población disminuyera y los monasterios se convirtieran en los únicos baluartes de la civilización. 2) Alta Edad Media, agraria, feudal y monástica, en que predominan el arte prerrománico y románico (siglos IX-XII). Hechos importantes: Apogeo del régimen señorial y el feudalismo Sociedad estamental Decadencia de la vida urbana Guía espiritual del Cristianismo También se produjeron innovaciones en el campo de las artes creativas. La escrituran dejó de ser una actividad exclusiva del clero y el resultado fue el florecimiento de una nueva literatura, tanto en latín como, por primera vez, en lenguas vernáculas. Estos nuevos textos estaban destinadas a un público letrado que poseía educación y tiempo libre para leer. La lírica amorosa, el romance cortesano y la nueva modalidad de textos históricos expresaban la nueva complejidad de la vida y el compromiso con el mundo secular. 3) Baja Edad Media, más urbana y aburguesada, presidida por el gótico (siglos XIII-XV). Hechos importantes: Afianzamiento de la autoridad monárquica Renacimiento comercial y urbano Quiebra de la sociedad estamental: aparición de la burguesía Revolución intelectual: surgimiento de las Universidades La espiritualidad de la baja edad media fue el auténtico indicador de la turbulencia social y cultural de la época. Esta espiritualidad estuvo caracterizada por una intensa búsqueda de la experiencia directa con Dios, bien a través del éxtasis personal de la iluminación mística, o bien mediante el examen personal de la palabra de Dios en la Biblia. Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o analfabetos, podían disfrutar potencialmente una experiencia mística. Valoración histórica de la Edad Media Fueron los humanistas los primeros que usaron la expresión “media tempestas” para lo que ellos consideraban una etapa intermedia entre la Antigüedad Clásica y el periodo que estaban viviendo. Desde finales del siglo XV y hasta el siglo XVII recibió los apelativos “médium aevum“, “media tempestas” o “media etas” y fue visto como una época oscura y mediocre, de barbarie e ignorancia. Aunque durante estos siglos se llevaron a cabo algunos estudios sobre ella, la Edad Media era despreciada desde dos puntos de vista: el filológico, por haber olvidado la tradición greco-latina, y el de la religión, ya que la Reforma propugnaba una vuelta al cristianismo primitivo y el abandono de la tradición medieval. Este desprecio alcanzó su ápice en el siglo XVIII. Los ilustrados veían en esta "época detestable" barbarie, oscurantismo, inmovilismo e irracionalidad. Consideraban al clero medieval depravado y libertino y la sociedad feudal les parecía de un despotismo atroz. Esta visión negativa de la Edad Media cambió radicalmente en el siglo XIX. El Romanticismo conferiría prioridad a la sensibilidad y el sentimiento y pondría de relieve la exaltación del individuo y la vuelta a la naturaleza. Este movimiento empezó a elogiar el Medievo partiendo de la idea de que en ella habían triunfado las virtudes individuales y acabó mitificándolo. Otra corriente del s. XIX que fue decisiva para el redescubrimiento de la Edad Media en el siglo XIX fue el Nacionalismo, que buscaba en ella las señas de identidad específicas de cada pueblo, lo que los alemanes denominaron el “Volkgeist” o “espíritu del pueblo”. El interés por el Medievo creció también en el seno de la Iglesia católica, que veía en él un periodo de grandes personajes y obras caracterizado por la unidad, la paz y la armonía. La imagen generalizada que existe actualmente es una mezcla de estas dos posturas contrapuestas: por un lado se sigue identificando la Edad Media con una etapa de oscurantismo, opresión e intolerancia, herencia de los siglos XVI a XVIII, pero al mismo tiempo nos atrae y emociona profundamente, lo que explica la proliferación de manifestaciones como los mercados y espectáculos medievales, el éxito del canto gregoriano o el turismo religioso a templos medievales. La Edad Media en la Península Ibérica Hay un acontecimiento y una fecha especialmente significativos en la Península, pues marcan un antes y un después en el devenir histórico: la invasión del territorio peninsular por los árabes, el año 711, que acaba con el Reino Visigodo. Mientras en el norte se constituyen condados o reinos cristianos embrionarios, que con grandes dificultades resisten al invasor, el resto del territorio, que genéricamente se denominará Al-Andalus, pasa a formar parte de un emirato árabe con capital en Córdoba. Tabla I Siglos Península Ibérica Europa Caída del Imperio Romano de Occidente (476) V Edad Media Temprana (V - IX) Formación y hegemonía de los reinos bárbaros Regla de San Benito y comienzo de una fuerte corriente monacal en Europa (540) VI Justiniano, emperador del Imperio Bizantino (527-565) VII Invasión árabe (711) Al-Andalus pasa a formar parte de un VIII emirato árabe con capital en Córdoba. En el norte se constituyen condados o reinos cristianos embrionarios. En 773 Abderramán I se convierte en el primer emir independiente de Córdoba. IX Coronación de Carlomagno como emperador del Imperio Romano de Occidente (800) Desmembración del Imperio Carolingio: Tratado de Verdún (843) Alta Edad Media (IX- XII) X Abderramán III proclama el Califato de Córdoba (929) XI Derrocamiento del califa Hisham III y abolición del califato de Córdoba (1031), que se divide en los Reinos de Taifas. Primera Cruzada (1095) A finales de siglo, invasión musulmana de los almorávides, procedentes del Magreb. XII A mediados de siglo, invasión de los almohades, llegados de África. Baja Edad Media (XIII-XV) XIII En la Península existen cinco estados o reinos independientes, con límites, instituciones y órganos de poder bien definidos: 1. El Reino de Portugal Dante Alighieri escribe la Divina Comedia (1321) Guerra de los Cien años (13371453) XIV 2. El Reino de Castilla Peste negra 3. El Reino de Navarra 4. El Reino de Granada (que sigue dominado por los árabes) Cisma de occidente (1378-1417) 5. El Reino de Aragón Isabel de Castilla y Fernando de Aragón contraen matrimonio (1469) Guerra de los Cien años (13371453) Toma de Granada e incorporación a la Corona de Castilla (1492) Cisma de occidente (1378-1417) Invención de la imprenta (1450) Expulsión de moros y judíos (1492) XV Descubrimiento de América (1492) Tratado de Tordesillas (1494) Caída del Imperio Romano de Oriente (1453) Inician las campañas de Italia para reincorporar el Reino de Nápoles a la Corona de Aragón (1494) Ocupación definitiva de las Islas Canarias (1496) 1.b.Sociedad y cultura La sociedad medieval vive esencialmente del campo. El régimen de explotación agraria está condicionado por la estructura social de poder, basada en el señorío. El señor, seglar o eclesiástico, se encarga de la explotación del territorio anejo a su residencia, donde viven colonos, libres o siervos, que han de contribuir a su señor con los productos de la tierra y con su trabajo. Este régimen económico, dominante en la España cristiana, no admite una población muy densa. La superpoblación se evitaba desplazando campesinos para repoblar los territorios conquistados a los musulmanes, lo que impidió la configuración de un régimen estrictamente feudal, salvo en Cataluña, fuertemente influenciada por los modelos franceses. El enfrentamiento entre la ganadería, patrocinada por los grandes señores, y la agricultura, de la que viven los pequeños propietarios y los colonos, se prolonga a lo largo de todo el Medievo, resolviéndose en favor de los primeros con la creación en 1273 del Honrado concejo de la Mesta. La situación de los campesinos empeorará más y más, y en el siglo XIV se extiende a toda la península el ius male tractandi que concedía a los hacendado el derecho a maltratar a sus colonos. La sociedad medieval aparece rígidamente dividida en cuatro grupos mayoritarios o estamentos: La nobleza (“bellatores”: dedicados a la guerra, caza, juegos…) Es una de las fuerzas políticas y militares de mayor relieve en el mundo medieval. La aristocracia se incrusta en los mecanismos del estado. En el reinado de Isabel y Fernando la aristocracia pierde las prerrogativas incompatibles con la monarquía autoritaria, conservando su prestigio políticosocial y su poder económico. 2. La monarquía, cuyo poder corre el riesgo de perderse, de manera inversa al de la aristocracia. El papel cultural de la monarquía es trascendental en torno a la corte real que nace la escuela de traductores de Toledo. El relieve cultural de Alfonso X y su pasión por el saber es ampliamente conocido. 3. La iglesia (Clero) (“oratores”: dedicados a la oración y la cultura monástica.) Al poder de las armas, la economía y la religión, la clerecía medieval unía el de la cultura. Las peregrinaciones a Santiago son a un tiempo un fenómeno religioso, cultural y económico y a través de ellas entran en España nuevas formas de vida y también nuevas corrientes artísticas y literarias. De la iglesia nace la universidad. Su presencia en la literatura se hace patente en el protagonismo de los clérigos como autores, personajes y temas de la creación artística y literaria. 1. 4. El pueblo llano o “laboratores”: campesinos y artesanos dedicados a trabajar con sus manos. Las canciones y romances parecen tener raíces populares, pero hasta finales del siglo XV estas manifestaciones eran desdeñadas y fue en la corte de los Reyes Católicos cuando la moda culta logró fijarlas por escrito. Existen, además, minorías étnicas y culturales que también dejaron su huella en la cultura medieval. Los mozárabes (cristianos que viven en Al-Andalus sin abandonar su fe: las jarchas); los mudéjares (musulmanes que permanecen en sus tierras cuando son reconquistadas por los cristianos: textos aljamiados); los francos y otros extranjeros: su influjo cultural fue inmenso y no parece casual que el primer texto dramático castellano sea, probablemente, obra de un gascón asentado en Toledo; los judíos. Es difícil resumir la aportación hebrea a la literatura romance: los primeros poemas románicos conservados están escritos por hebreos andalusíes; algunos de los colaboradores de Alfonso X eran judíos; hubo autores bilingües, como Sem Tob de Carrión y es un hecho el papel destacadísimo de los conversos en la cultura y el arte del siglo XV (Cartagena, Juan Alfonso de Baena...) La visión teocéntrica del universo refuerza una concepción inmovilista de la sociedad. Las relaciones humanas están prefijadas porque se presume que son las deseadas por Dios. Modificar esa situación sería un acto de rebeldía terreno y un atentado contra el orden cósmico. Cada cual pertenece a uno u otro por nacimiento y sus fronteras no pueden traspasarse sino con carácter excepcional. En estos casos se justificaría como la manifestación de la Providencia o como restauración de un buen uso antiguo, alterado por la perversidad del hombre. Se podría representar esta sociedad como un triángulo invertido en el que el pueblo estaría en el vértice inferior y los dos superiores corresponderían a la nobleza y el clero cuyo poder sería llamado “temporal” para este mundo y “espiritual” para el del más allá. Los dos poderes dominantes no se oponen, se complementan: El rey lo era por la “gracia de Dios”, gracia que le dispensaba la Iglesia de modo que todo aquel que se rebelase contra el rey lo hacía contra Dios (pecaba). A cambio la Iglesia recibía privilegios. La presión mediática que recibía el pueblo para que no se rebelara contra ninguno de aquellos poderes era inmensa y le vino en forma literaria a pesar de ser iletrados. Opuestos pero complementarios CLERO Recibe privilegios NOBLEZA Rey por “la gracia de Dios” Presionado para que no se rebele PUEBLO En la baja Edad Media, el desarrollo del comercio rompe con la economía de subsistencia, la vida se traslada a las ciudades y los mercados surgiendo así un nuevo grupo social que goza de poder y riqueza: la burguesía. Colectivos como los comerciantes enriquecidos empiezan a disfrutar de privilegios que “no les corresponden” y su poder y fuerza crece o decrece en función de su habilidad, inteligencia o suerte, lo que iba en contra de la inmovilidad determinista. Sin embargo, la burguesía no lograría desmontar el sistema estamental hasta el siglo XVIII. En lo que respecta a Castilla, con las fronteras consolidadas a finales del siglo XIII, y especialmente tras la subida al trono de Pedro I (1350-1369), son constantes en este reino los conflictos dinásticos, las disensiones civiles, las luchas entre las facciones nobiliarias y entre éstas y el favorito del rey, los enfrentamientos entre las familias más influyentes de la nobleza y el propio monarca. Tal situación se prolonga hasta finales del siglo XV, cuando, tras el matrimonio de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla (1474-1504) y Fernando II (14791516) de Aragón, los monarcas doblegan a la nobleza e imponen su autoridad. Durante el reinado de Isabel I de Castilla (1474-1504) y Fernando II (1479-1516) de Aragón, además de la unión de las dos coronas, tienen lugar acontecimientos fundamentales (ver tabla I). En política interior, aunque los nobles ven respetados y confirmados sus privilegios estamentales y dominios señoriales, los reyes imponen su autoridad sobre la nobleza levantisca, que a partir de entonces quedará sometida a la Corona. La autoridad real se ve reforzada con la consolidación de un ejército profesional permanente, una administración centralizada y un cuerpo de orden público denominado la Santa Hermandad. En cuestiones religiosas, los monarcas adoptan una actitud intransigente presidida por la idea de alcanzar la unidad religiosa. Las consecuencias más conocidas de esta política fueron los intentos de obligar a los musulmanes a renunciar a su religión, lengua y costumbres; el establecimiento de la Inquisición en 1478 y la expulsión de los judíos en 1492. 1.c. Religión La importancia de la religión en la vida medieval es innegable. Bousoño caracteriza toda la Edad Media por su “visión del mundo señorial-teocéntrico”. Lo religioso es, para el hombre del Medievo, una compleja vivencia en que a menudo se funde lo sagrado y lo profano, y un conjunto de hábitos y costumbres, rutinas intocables aunque no siempre comprendidas. Sorprende la manera en la que se mezclan y confunden el rigor de la penitencia y la manga ancha ante muchos comportamientos tenidos por inmorales. Una gran parte de la literatura medieval es predominantemente clerical. Estos autores proyectan a sus creaciones literarias la problemática literaria del momento y la circunstancia histórica en la que viven. También la utilizarán en función de sus propios intereses (para adoctrinar). Los criterios estéticos (doctrinas religiosas, artísticas y científicas) son tomados de la Biblia. Dios es para el hombre medieval una categoría social. Todas las disciplinas artísticas y científicas son sus siervas (“ancillae theologiae”). El latín es la lengua oficial hasta el siglo XIII y se seguirá usando como lengua litúrgica y de cultura en épocas posteriores. Un rasgo fundamental que caracteriza la Edad Media en la Península es la coexistencia de tres religiones diferentes: la cristiana, la judía y la musulmana. Durante siglos, las comunidades islámica y cristiana convivieron y cada una siguió conservando su lengua, su religión, sus hábitos y cultura. El influjo del árabe sobre las lenguas y las literaturas hispánicas, y sobre la cultura europea en general, fue importantísimo. La filosofía, la medicina, el saber científico de los griegos y los árabes, las colecciones de cuentos y proverbios orientales, ciertos modelos estróficos y otros muchos elementos literarios fueron asimilados e incorporados a la cultura española, y conocidos en Occidente, gracias a los árabes. En cuanto a la convivencia pacífica de judíos y cristianos duró hasta finales del siglo XIV. En 1492, los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de los judíos que se negaron a recibir el bautismo. 2. La Literatura medieval 2.1. Concepto y delimitación No es fácil definir el concepto de literatura medieval. La evolución semántica que ha sufrido el término „literatura“ desde la Antigüedad hasta nuestros días es ya reveladora de esa dificultad. En latín se usaba con el significado de instrucción, saber relacionado con el arte de escribir y leer, pero también gramática, alfabeto, erudición, etc. En esta dirección, el término „literatura“ se usaría hasta el siglo XVIII para designar la ciencia , en general, o la cultura del hombre de letras, en particular. Es a finales del siglo XVIII, con el desarrollo de la ciencia experimental y un movimiento de valoración de géneros literarios en prosa, cuando el término „literatura“ sufre un cambio semántico y pasa a designar exclusivamente las Bellas Artes, en oposición a las Ciencias Experimentales. Se convierte en una designación genérica que abarca todas las manifestaciones del arte de escribir y que, al mismo tiempo, engloba aspectos teóricos (retórica, gramática y poética). Dada la dificultad para delimitar de forma unívoca e incontrovertible el concepto de literatura, el manual básico de la asignatura, HLE, propone renunciar a dar una definición de “literatura medieval” y optar por una descripción a nivel fenomenológico. Así, el manual presenta la obra literaria medieval como obra humana, como reflejo de una sociedad, como vehículo ideológico, como obra de arte y como lenguaje polisémico. Como obra humana. Uno de los rasgos característicos de la literatura medieval es la anonimia. Aun en los casos en que se cree conocer el nombre del autor, lo único que se sabe es a qué estamento pertenecía. Si el estudio biográfico de la literatura está inspirado en el principio de que a un determinado temperamento le corresponde una determinada obra, por lo que sería importante indagar en la vida del autor, en el caso de la literatura medieval no nos sirve de mucho. Como reflejo de una sociedad. La literatura refleja las costumbres, ambientes, modos de pensar etc. de la sociedad en la que emerge. A su vez, la obra, también influye en la sociedad, suscita reacciones en ella que a veces derivan en la creación de nuevas obras literarias. Como vehículo ideológico. La literatura siempre ha tenido carácter propagandístico, con mayor o menor intensidad. En el Medievo la Iglesia y la caballería utilizaron la creación literaria al servicio de sus propios intereses. Como obra de arte. La literatura es un arte que emplea como instrumento la palabra, tanto oral como escrita. Aunque hoy en día la „literatura oral“ no es frecuente, los modos de difusión literaria más habituales en la Edad media eran la lectura en público y la música. Por otra parte, en la literatura medieval es particularmente difícil establecer la frontera entre lo que es literario y lo que no lo es. Los manuales incluyen obras que hoy no se catalogarían como literarias (por ejemplo, obras jurídicas o históricas). Sin embargo, obras como la de Alfonso X tenían una clara voluntad artística. Además, las lagunas que presenta este periodo propició que los historiadores de la literatura adoptaran una actitud laxista. Por último, la literatura medieval tenía dos finalidades, el deleite y el aprovechamiento, y este último tiene en gran parte de las obras más peso que el otro. Como lenguaje polisémico. Toda obra literaria está abierta a un pluralismo de lecturas e interpretaciones, lo que le confiere una fuerte dosis de ambigüedad y la propiedad de ser inagotable. La poética medieval se puede caracterizar desde dos perspectivas complementarias: por un lado, en relación con la idea de literatura que tenía el hombre medieval, por otro, desde una pespectiva más diacrónica, teniendo en cuenta determinadas orientaciones metodológicas actuales. Concepción de la literatura en la Edad Media Las teorías literarias formuladas por los griegos y romanos se convirtieron en norma y modelo para los autores medievales de creaciones cultas (la literatura popular, de tradición oral, seguiría otras leyes y códigos). La Edad Media adaptó los tratados de La Poética, la Retórica y la Gramática en función de los tres grandes géneros medievales o „artes de la palabra“: Ars poetriae, el “arte de la poesía”, que elevaba determinados contenidos históricos sociales o psicológicos a la categoría literaria. Ars dictaminis, el “arte de escribir cartas”, de gran utilidad para las relaciones políticas y diplomática. Ars praedicandi, el “arte de predicar”, que formaba parte de la instrucción de los clérigos. Cada uno de estos géneros tenía sus propias normas, de modo que la teoría literaria medieval se caracteriza por su formulación normativa y preceptiva, pero tenían también un común denominador: la búsqueda del deleite y el aprovechamiento. Concepción contemporánea de la literatura medieval Al intentar determinar la literalidad de las obras medievales nos encontramos con problemas inherentes a los mismos textos que hacen imprescindible recurrir a disciplinas auxiliares provenientes de la Filología. Por otro lado, no hay que olvidar que, al igual que la literatura es una expresión de un pueblo, también la crítica textual refleja el modo de pensar y los intereses de la sociedad en los que surge. Así, la crítica literaria del siglo XIX, que buscaba el origen de las nacionalidades en la Edad Media, según los postulados románticos, dio un interés prioritario al tema de los orígenes de la literatura medieval. Otras orientaciones metodológicas posteriores han intentado determinar la literalidad de los textos medievales desde una perspectiva puramente estética (crítica interna) y se han acercado a los textos teniendo en cuenta la poética y la retórica clásica. En contraposición a la crítica literaria del siglo XIX surgió una corriente inmanentista que sostenía la atemporalidad de la obra literaria y defendía que la obra artística sólo es perceptible desde una óptica estética. Los autores del manual básico HLE defienden el acercamiento a la poética medieval desde ambas orientaciones, historicista e inmanentista: „Habida cuenta de la complejidad de los textos medievales y el pluralismo interdisciplinar al que remiten, la metodología que intente trazar las líneas básicas de la poética medieval ha de ser lo más integradora posible“. (pag. 42). La „Escuela de Constanza“, que unifica estas dos direcciones hasta entonces en conflicto, puede ser útil para tipificar algunos géneros literarios medievales. Esta orientación metodológica puede ser complementada con otras corrientes como las „Tipologías de fuentes de la Edad Media Occidental“, dirigidas por L. Genicot, y la escuela estilística española (Dámaso Alonso, Amado Alonso, Carlos Bousoño) o las de algunos hispanistas germánicos (Vossler, Hatzfeld). 2.2. Oralidad y escritura Como señala Carmen Marimón Llorca en su estudio "Oralidad, textualidad y medios de transmisión", según el conocido esquema de Román Jakobson sobre los elementos de la comunicación y las funciones del lenguaje, el canal o contacto es el medio de transmisión por el que transcurre el mensaje que hablante y oyente intercambian. Mientras la Lingüística y la Teoría Literaria se ocuparon únicamente por cuestiones que afectan a aspectos estructurales y organizativos del sistema lingüístico y de sus manifestaciones poéticas, las particularidades del canal no constituyeron un tema de preocupación para estas disciplinas más allá de la consideración de las diferencias entre el lenguaje oral y la escritura. Sin embargo, en la Edad Media se vivió un proceso de cambio de magnitud (el que lleva de los medios orales a los medios escritos de comunicación) que resultó inevitable y configuró una nueva forma, pues es preciso tener en cuenta que desde la generalización de la imprenta, la escritura y, en particular, el libro, fueron el medio a través del cual se difundieron la inmensa mayoría de las obras pertenecientes a los géneros lírico, narrativo, didáctico-ensayístico y, en general, casi cualquier manifestación cultural humana al menos en el Occidente europeo; el lector, pues, tras la universalización de la escritura, pero, especialmente, desde la expansión de la imprenta, recibe un discurso autónomo que debe leer de forma individual. La tipografía convirtió al libro en un instrumento portable y de uso personal, haciendo posible una lectura individual y silenciosa —hasta entonces prácticamente desconocida— que reforzó sin duda el individualismo y la privacidad, marcando así una de las diferencias fundamentales entre el mundo medieval y el Renacimiento: Se exigirá ahora la originalidad y la regularización ortográfica, la precisión y la estructuración narrativa lineal y climática, hasta entonces desconocida. A través del largo periodo que va desde la Antigüedad clásica hasta la Edad Media, se fue produciendo un lento pero imparable proceso de desplazamiento de lo que se ha venido a llamar el eje acústico-momentáneo de la comunicación al eje visivo-estable. El paso del mundo de la simultaneidad —el auditivo— al de la sucesión —el visual— marcó el principio y el fin de una época que, si bien venía preparándose por la progresiva extensión de la escritura, sólo la invención y generalización de la imprenta convirtió en salto irreversible para la historia de la humanidad. Ese cambio de eje alterará definitivamente conceptos como el de fiabilidad, conocimiento y sabiduría, hasta entonces íntimamente ligados a la corporeidad y las capacidades del individuo —memoria, gesto, voz— y los hará ahora depender de algo externo al cuerpo y al pensamiento, como son los caracteres de la escritura fijados en un manuscrito o un libro. Aunque la memoria fue sin duda el medio que el mundo medieval eligió para reconocerse constantemente a sí mismo y a sus formas de expresión, conforme vaya avanzando la textualidad los autores letrados se irán afirmando progresivamente en el uso de la escritura, al tiempo que rechazan la memoria como depósito del conocimiento o como medio fiable de transmisión, pues conforme la escritura va ganando terreno y la amplitud de los conocimientos es mayor, la capacidad de la memoria para retener todos los conocimientos se pondrá cada vez más en duda y, en consecuencia, lo que está escrito recibirá cada vez una mayor valoración. Así, en el Libro de Alexandre: “fijos de altos condes nacieron más de ciento,/ fueron pora servirle todos de buen taliento, — en escripto yaz’esto sepades, no vos miento—“. O en Gonzalo de Berceo: “Año e medio sovo en la ermitañía,/dizlo la escriptura, ca yo no lo sabía”. Ni escritura ni medio escrito son, durante la Edad Media, sinónimos de inmutabilidad, sino de mero vehículo de transmisión, de registro, de sustituto de la memoria. En consecuencia, y a pesar de la afirmación de la escritura, la actitud de los productores hacia sus textos estará más acorde con el vehículo vocal y el auditorio colectivo que les espera que con la escritura concebida como fijación definitiva. El contenido del manuscrito se ofrecía a los receptores como un objeto modificable, como los mensajes efímeros y fungibles que emite la voz. Es esta la actitud que se desprende del siguiente texto extraído del Libro de Buen Amor del Arcipreste de Hita: “Qualquier omne que l’oya, si bien trobar sopiere,/puede más añedir e emendar, si quisiere;/ ande de mano en mano a quiquier que l’pidiere:/ como pella a las dueñas, tómelo quien podiere”. El manuscrito es, pues, sólo voz concretada; es un medio flexible, una prolongación del discurso oral y, como tal, circula unido a las voces y a las manos que lo perpetúan y propagan. El mensaje que durante la Edad Media se transmite a través de un manuscrito no se puede concebir al margen del soporte humano, como tampoco es posible desligarlo de su medio material. A partir del siglo XIV resulta cada vez más evidente el cambio de actitud hacia el hecho de la escritura y, por lo tanto, hacia la importancia del libro como medio de comunicación y soporte final del discurso. 2.3. Orígenes e influencias: literatura latina, literatura romance, otras influencias En la literatura medieval castellana hay influencias de los grandes clásicos latinos, de la poesía latina medieval, de la literatura medieval en otras lenguas romances y de las culturas árabe y judía. La literatura latina clásica y medieval Las primeras manifestaciones literarias eran de carácter oral y estaban muchas veces enmarcadas en ceremonias religiosas. Así fueron surgiendo los géneros de la épica, la lírica, el teatro, la historiografía, la retórica, etc. Tras la adopción de la escritura y el desarrollo político de la ciudad de Roma a estas manifestaciones orales se empiezan a unir las letras griegas. Como ya vimos en el apartado sobre la concepción literaria en la Edad Media, la literatura medieval es herencia de la Antigüedad Clásica. El prestigio del latín, la lengua culta por excelencia de esa época, le llegaba por dos vías: Vía intelectual: el hombre culto medieval (el clérigo) toma los clásicos de la literatura latina (Virgilio, Ovidio) como modelos de imitación y fuentes de autoridad, de modo que en sus obras en romance hay temáticas o estilos provenientes de la tradición latina. Un autor podía escribir en una lengua u otra al igual que el público para el que escribía podía entender ambas. Y es que los clérigos eran, al mismo tiempo, los principales autores y destinatarios de la literatura medieval. Como cultura dominante la Iglesia supone la mayor parte de la actividad cultural del Medioevo. Vía litúrgica: El latín se empleará para la investigación teológica y se usará en la liturgia. Esto repercutirá directamente en el pueblo, así como en el drama litúrgico, el teatro medieval románico y la poesía. No todos los clérigos medievales sabían latín, este conocimiento dentro de la clerecía medieval era elitista y selectivo. Será el clérigo regular el que, a través de la biblioteca conventual, heredará la tradición latina. Por último, los clérigos adquirían los conocimientos de teoría literaria en los estudios del Trivium (Gramática, Retórica y Dialéctica). Las fuentes latinas de las que bebe la teoría literaria medieval son: Tratados de retórica de Cicerón (que recogen las ideas de la Poética de Aristóteles) Institutio oratoria de Quintiliano Poética de Horacio Ars minor y Ars maior de Donato Otras influencias Aunque la literatura comparada podría ayudar a comprender muchos aspectos de la literatura medieval, su aplicación a la literatura de este periodo es particularmente difícil, ya que el estudio de la literatura medieval exige un sólido conocimiento de las lenguas romances en su configuración medieval y las pocas traducciones que existen no son siempre fiables para un análisis comparativo. Se puede hablar de un cosmopolitismo medieval fundamentado en los siguientes elementos unificadores: el latín, lengua de cultura que aseguraba el intercambio de ideas la movilidad de juglares y trovadores, que se mueven de un sitio a otro sin que las fronteras políticas o lingüísticas supongan un grave problema (las lenguas romances todavía no se habían apartado tanto del tronco común latino para que no se pudieran comunicar) el Camino de Santiago, que favoreció el hibridismo cultural y artístico los centros de intercambios literarios de proyección internacional: La corte episcopal de Santiago en el siglo XII, la corte real de Alfonso X el Sabio (s. XIII) y la corte papal de Avignon (XIV) Este cosmopolitismo explica y justifica la existencia de muchos temas comunes en las distintas literaturas europeas del medievo: el tema de Alejandro Magno o del rey Apolonio (tradiciones de la Antigüedad Clásica que se adaptaron en el mundo románico y en el anglosajón) la poesía trovadoresca, que incidirá en la lírica medieval catalana y en el „dolce stil nuovo“ italiano, pasará a la poesía cancioneril castellana del siglo XV e influirá en los „Minnesänger“ alemanes. La „materia de Bretaña", que se encuentra en la mayor parte de las literaturas europeas En la sociedad española convivían judíos, musulmanes y cristianos. Cada una de estas comunidades tenía su lengua y su cultura (hebreo, árabe, latín). El romance es el único dialecto común a los tres grupos religiosos. En la España musulmana, a pesar del árabe oficial, sabemos que el romance era lengua de uso cotidiano. Muchos de los españoles que hablaban lenguas romances vivían en zonas que tenían el árabe como lengua oficial o eran de raza y religión judía. Unos y otros aprendían a escribir en caracteres árabes y hebreos y con los grafemas del respectivo alifato fijaban por escrito las composiciones o documentos romances que deseaban conservar. A este fenómeno se le denominó aljamía y es una de las manifestaciones más interesantes de la peculiar composición lingüística, racial y religiosa de la España medieval. Los primeros poemas romances que se conservan son precisamente textos aljamiados: las jarchas mozárabes. Los dialectos romances irán imponiéndose poco a poco, pero el influjo del latín será aún grande. Alfonso X recurre constantemente a latinismos. El latín medieval permitió la creación de dobletes cultos y semicultos que ampliaron el léxico vulgar: límite, linde; secular, seglar; signo, seña…A partir de los siglos XII y XIII aparecen numerosos poemas en romance y en el siglo XIII contamos con numerosos ejemplos de prosa. Con Alfonso X, el castellano adquiere rango de lengua oficial y desplaza al latín de los textos legales. El romance hablado en la España musulmana, el mozárabe, quedará absorbido por las hablas norteñas en su avance reconquistador. Bibliografía -Francisco López Estrada, Introducción a la Literatura medieval española, editorial Gredos, Madrid. -Javier Salazar Rincón, Literatura Española Medieval, Uned. -Juan Victorio, Textos Literarios de la Edad Media, Euphonía Ediciones, Madrid, 2009. -http://www.slideshare.net/nestorio62/esquema-histrico-de-edad-media-espaola (12/10/2013) - Carmen Marimón Llorca, Oralidad, textualidad y medios de transmisión en la Edad Media. Dicenda, Cuaderno de Filología Hispánica 159 Aquí se añadirá la bibliografía que se ha utilizado además de la recomendada por el Equipo Docente. Debe citarse convenientemente siguiendo las normas del Tema 0. Materiales complementarios disponibles en la web -Biografía Francisco López Estrada, Asociación Hispánica de Literatura Medieval (AHLM). http://www.ahlm.es/Semblanzas/Estrada.htm -Biografía de Marcelino Menéndez Pelayo, Biblioteca de Menéndez Pelayo, Ayuntamiento de Santander. http://www.bibliotecademenendezpelayo.org/default.aspx?op=1&htmlTarget=vida.htm - Julio Valdeón Baruque, La valoración histórica de la Edad Media. Entre el mito y la realidad, Biblioteca Gonzalo de Berceo. http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/valdeonbaruque/edadmediaentremit oyrealidad.htm - Centro de tesis, documentos, publicaciones y recursos educativos: http://www.monografias.com/trabajos4/edadmedia/edadmedia.shtml (último acceso 30/10/2013) - Recursos mec. Área de cultura y lenguas clásicas: http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/latin/esl242ca2.php?PHPSESSID=41d9d7fe ba3b7ce7d6142fb8e0a40640 (último acceso 30/10/2013) Es una página web en la que se puede acceder como profesor, alumno, o visitante público. Ofrece gran información sobre la cultura clásica (latina y griega). Aquí no se trata de hacer un simple listado, sino de proporcionar el enlace con un breve párrafo a modo de reseña que índice para qué sirve o qué contiene este recurso web