9 PERSPECTIVA Economía Jalisco ocupa el tercer lugar por el número de operaciones que realiza la institución. TESTIMONIOS Martha Eva Loera FRANCISCO QUIRARTE C omo cada año, durante los primeros días de enero aumenta la afluencia a las diferentes sucursales del Nacional Monte de Piedad en la zona metropolitana de Guadalajara. El motivo: obtener recursos con qué hacer frente a los gastos en el pago de predial, luz, agua, teléfono y gas, entre otros. Tan solo en la sucursal 20 la asistencia de pignorantes por día es de cerca de 300, afirmó su gerente, Ignacio Romero González. Aseveró que entre enero y febrero la cantidad de personas que acuden al Monte de Piedad a empeñar cosas de valor aumenta hasta en un cincuenta por ciento. Los objetos más empeñados son: joyas, discos compactos, aparatos electrodomésticos, autos, camiones y hasta casas y departamentos. La sucursal 20 no es la que recibe más personas en la zona metropolitana de Guadalajara. En total hay cinco (dos en Guadalajara, una en Zapopan y dos en Tlaquepaque). La que tiene mayor afluencia, a decir de Romero González, es la 18, ubicada en Doctor R. Michel 19, sector Reforma. De acuerdo con el vocero oficial del Nacional Monte de Piedad, Gustavo Méndez Tapia, Jalisco ocupa el tercer lugar por el número de operaciones que realiza la institución. El primero lo tiene el Distrito Federal, seguido por Veracruz. Desde la última semana de diciembre de 2003, hasta la tercera de enero de 2004, el Nacional Monte de Piedad prestó alrededor de 150 millones de pesos y recibió una afluencia de más de 150 mil personas en Jalisco. Para este año, en el mismo lapso de tiempo, los planes consisten en prestar alrededor de 200 millones de pesos y recibir a cerca de 300 mil usuarios en todo el estado. El Monte de Piedad cuenta con siete sucursales en Jalisco: las cinco Los objetos más empeñados son: joyas, discos compactos, aparatos electrodomésticos, entre otros El Monte de Piedad espera recibir a 300 mil jaliscienses Enero y febrero, los meses del año con mayor afluencia de pignorantes. mencionadas, más una en Puerto Vallarta y otra en San Juan de los Lagos. PROCEDIMIENTO Para empeñar algo en el Nacional Monte de Piedad, los interesados solo tienen que llevar una prenda a cualquiera de sus sucursales, como aval del préstamo, así como una identificación oficial vigente. En menos de cincuenta segundos un perito valuador, cuando es una joya, determinará qué puede prestar la institución. Si el pignorante está de acuerdo, en ese momento concluye la operación. En el empeño de alhajas y relojes, el dueño tiene hasta17 meses para desempeñar la prenda. Cuando son artículos varios, como línea blanca y electrónica, hasta cinco meses. “Los peritos valuadores argu- mentan que si un refrigerador deja de funcionar por más tiempo, puede sufrir algún deterioro en sus partes”. El Monte de Piedad presta al 50 por ciento sobre el valor real de un objeto. “No se puede ofrecer más, porque entonces no sería una operación de empeño, sino de compraventa”. La tasa de interés que la institución cobra a los pignorantes es del dos por ciento mensual sobre el valor de la prenda. En los estados fronterizos hay casas de empeño que cobran intereses más elevados y en dólares. UNA OPCIÓN PARA LOS POBRES Para el investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), Carlos Curiel, el Nacional Monte de Piedad es una solución que conlleva pocos requisitos para quienes poseen escasos recursos o carecen de tiempo para cumplir con los trámites requeridos por un banco y necesitan un préstamo para realizar un gasto fuerte. “El Monte de Piedad garantiza el pago de la deuda. En el peor de los casos puede ocurrir que el pignorante pierda su prenda si no tiene para pagar. “Cuando alguien saca una cantidad en efectivo, vía tarjeta de crédito, la deuda aumentará si carece de los recursos para su liquidación, además de que el moroso puede ingresar a una lista negra del buró de crédito, situación que le cerrará puertas en el sistema de crédito”. Los intereses que cobra el Monte de Piedad resultan baratos, “en comparación con aquello que pagamos por tomar dinero de un cajero automático”. En la sucursal 20 del Monte de Piedad podían verse, el 11 de enero, a las 11:00 horas, numerosas filas de personas que llevaban objetos a empeñar. Las operaciones tienen lugar dentro de la institución. En la planta alta, destinada a empeñar joyas, hay 40 personas y en la planta baja, para la recepción de refrigeradores, DVD, estéreos y demás aparatos electrodomésticos, otras 30. “La fila de ahora no es nada comparada con la que he visto otros años en los primeros días de enero. Me han tocado ocasiones en que curvea”, afirmó Arturo, uno de los pignorantes. “Con la euforia de diciembre mucha gente no piensa en los gastos que tendrá en enero o tal vez piense, como yo en algún tiempo, que para eso están los objetos de valor y el Monte de Piedad, pero entonces era soltero.... En enero, cuando no venía al Monte era porque un familiar o un amigo me habían prestado dinero. “Ahora es diferente. Estoy desempleado. Mi esposa tampoco trabaja por el momento y pues hay que hacer frente al gasto familiar. “El Monte de Piedad es una buena opción, aunque tiene sus desventajas. Ahorita acaba de salir una señora llorando porque llegó tarde a recoger una prenda. El plazo se le venció 45 minutos antes”. Para Antonio Valles, el Monte de Piedad es una buena opción para pagar las deudas familiares. “Esta es la segunda ocasión que vengo a empeñar joyitas. Esta vez son varias esclavas de oro. La primera fue hace dos años. Me faltaban 36 mil pesos para completar el préstamo del Infonavit y hacerme de mi casa. “Pedir al banco es casi imposible, por tantos requisitos. En cambio, en el Monte de Piedad solo tienes que llevar una prenda en buen estado (de las permitidas, ya que no se vale empeñar ropa, ni videocaseteras de las antigüitas, esas que ocupaban videocasete VHS. Según en el Monte, ya están pasadas de moda). “Esta es la segunda vez que vengo, pero no por mí, sino por mi hermano. A él le da pena hacer fila y que lo vean. A mí no me da vergüenza. Total, hasta gente rica ha venido a pedir préstamos. Los demás, ¿cómo van a saber si soy pobre o simplemente un rico en aprietos?”.