Crónicas de la guarida. 1 Hola, soy Ángel Blackwolf, por si alguno

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Crónicas de la guarida. 1
Hola, soy Ángel Blackwolf, por si alguno no lo sabía, soy un lobo. Señor y amo de la guarida, así
como de toda la montaña en la que está ubicada y alrededores. Mi palabra es ley aquí, y aquellos que hay bajo
mi protección, saben las normas a seguir y los castigos si las incumplen. Vivo solo en la guarida, quizás porque
es más fácil dirigir uno mismo, que estar pendientes de otros. Cierto es que recibo visitas, algunas no bien
recibidas, como los que intentan propasarse y retarme por el dominio de mis tierras. Y otras más agradables, y
por qué no, algunas muy placenteras. Sería imposible relatar todo acontecimiento acontecido aquí cada día,
pero si puedo dedicar algo de mi tiempo, a relatar lo sucedido en algún día.
Muchos días son aburridos, supongo que ningún lugar es entretenido permanentemente, pero
siempre hay algo que hacer. Lo mínimo siempre es cazar, uno no vive del aire como todos supondrán, y cazar
era algo que siempre reconfortaba y que además se me daba muy bien. Las criaturas en aquellos bosques,
variaban con la época del año, pero siempre había ciervos de todas las edades, conejos, pájaros, pequeños
mamíferos como ratones y ardillas, así como otros lobos y zorros.
Las reglas eran sencillas, "caza lo que te vayas a comer, y no molestes ni te inmiscuyas en problemas
que no te conciernen". Al menos parecían unas normas sencillas en principio, pero las cosas nunca salen como
uno espera. Siempre había alguien que buscaba otro tipo de "presa", bueno, seamos sinceros, a todos nos gusta
buscar esas "presas", satisfacen un apetito muy diferenciado. Ser señor de todo aquello, tenía otra ventaja, y era
que podías disfrutar de los placeres de la vida, desde múltiples ángulos y posibilidades, y eso era algo que
siempre valía la pena poner en práctica.
Ahora mismo me viene a la cabeza lo sucedido un día.
Me levante muy temprano, apenas había salido el sol, bostecé largamente y me mordisquee el pelaje
por todo el cuerpo. Las almohadillas de las patas delanteras me picaban un poco, y nada mejor para rascarlas de
los colmillos. Unas pequeñas mordidas en ellas y en el pelaje que había entre los dedos, y el picor había
desaparecido. Estaba un poco despeluzado, lo sabía sin verme en ningún sitio, ya que notas el pelo como fuera
de lugar, y moviéndose como si tuviera vida propia. Un poco de acicalamiento nunca viene mal, y ya que
estábamos, lamer un poco la entrepierna para humedecerla y que no se secase, era algo siempre agradecido. Me
incorpore aun con el sabor en la lengua de mis propios jugos, y me dispuse a ver qué tal andaba el día. Un sol
radiante acariciaba cada palmo del lugar. Los pajarillos se apresuraban a beber las gotas de roció que quedaban
en las hojas, y las ardillas, siempre ocupadas, recogían semillas y frutos de los árboles. Termine de desperezarme,
y decidí ir a dar una vuelta por los alrededores. Quien me iba a decir, que esa mañana me cruzaría con Vientre
Moteado.
OH, perdonad, mi olvido, no os he dicho quién es. Vientre Moteado es una antigua compañera que
tuve, y el nombre le viene precisamente de lo que dice. Ella tenía un pelaje entre marrón claro y negro, y su
vientre era blanco con pintitas marrones. Una distribución de colores nada común la verdad. Era un poco más
joven que yo, quizás ese fue el motivo por el que ambos cruzamos caminos, cada uno con su motivo. No
éramos compañeros oficiales, pero nunca rompimos nuestro lazo, y por ello más de una vez, nos reuníamos los
dos y "jugábamos".
Ah, qué bien sentaba jugar por la mañana y por la noche, sobre todo si era con una compañía tan
agradable como ella. ¿Que por qué nunca lo hicimos oficial? Seguramente porque tanto ella como yo, éramos
sobre todas las cosas, amigos. No queríamos que fuera algo más serio, por no arriesgarnos a que algo rompiera
la unión que teníamos. Y sinceramente creo que los dos éramos así más libres. Si hay algo que a los caninos nos
guste más que comer, jugar, lamer y rascarnos, sin lugar a dudas, era tener juegos más íntimos. Nada como eso
para liberar toda la tensión del día, si la tuviéramos, o para pasar un buen rato en compañía de alguien. Quizás
por suerte, o por ayuda del destino, vimos lo sucedido con unas plantas a una pareja de conocidos,
descubrimos que si las comíamos los dos, era muy muy poco probable que en una cópula, se produjera
fecundación. Y qué queréis que os diga, a los dos casi se nos podían ver los cuernos de diablo, al pensar en
poder tener encuentros entre los dos, sin peligro de fecundación. Por si alguno no lo sabía los caninos como los
felinos, solemos comer plantas y vegetales porque nos ayuda con las limpiezas interiores, y nos aportan algunos
elementos.
No sabría decir cuántas veces hemos estados los dos cazando, hombro con hombro, pero más difícil
seria decir, cuantas veces lo hacíamos por semana o incluso por día cuando nos apetecía. Sin duda, los dos
habíamos roto sobradamente el record, de lo que unos caninos suelen hacerlo. Pero mira tú por donde, ese día
no quise molestarla, la vi ocupada tras un conejo, por lo que ni siquiera la saludé para no despistarla, y
estropearle la caza. Seguí mi camino, y poco después note un olor cercano, algo suave, mezclado con otro más
penetrante. Sin duda una criatura joven, acompañada por otras más adultas. Me deslice entre los arbustos y
observe sin acercarme demasiado. Para mi sorpresa me había topado con una pareja de ciervos y una joven
cervatilla.
Ñam ñam, que buena esta esa carne, blandita y jugosa. Y qué queréis que os diga, uno no es de
piedra.
Espere pacientemente el momento adecuado, no tenía prisa, y la paciencia me sobraba. Claramente
se les veía muy seguros de sí mismos, porque no mostraron temor o preocupación, cuando la pequeña se alejó
de ellos, curioseando unas mariposas. Rápidamente salté sobre ella, y me aferre con las fauces a su garganta.
¿Que por qué a su garganta? Por dos razones. Al hacer presión ahí, le quitaba el suministro de aire,
por lo que no podía pedir auxilio, y además rápidamente perdía la fuerza y el sentido.
Me fui alejando lentamente de la zona, mientras seguía haciendo presión en su cuello. Ya llevaba así,
varios segundos, y ella había perdido el sentido, y le faltaba poco para perder la vida. Pero entonces me di
cuenta que realmente no tenía hambre, así que no sería justo matarla. Afloje las mandíbulas y su cuerpo cayó al
suelo. Me quede pensativo mirándola, y entonces me paso una idea por la cabeza. Con cuidado de no lastimarla
demasiado, le mordí en el pellejo de la nuca, pero sin clavar los colmillos, y la arrastré hasta el interior de la
guarida. La lleve al fondo y espere. Las horas pasaron lentas, ella ya estaba despierta, pero no se movía, quizás
esperando que yo dejara de vigilarla para así escapar. Le seguí el juego, pero con las reglas que yo quería.
Empezó a atardecer, y ella seguía sin moverse, probablemente porque me encontraba cerca y podía verme. Así
que me salí de la guarida y espere escondido a ver que hacía. Y no tuve que esperar mucho sinceramente,
apenas salí por la entrada, note como ella se incorporaba. Lentamente se dirigió a la salida, mientras miraba a su
alrededor. Entonces cuando ya solo le faltaban unos metros para salir y ella empezaba a acelerar el paso, salí de
un salto y me situé ante ella. Debía poner aspecto de malo, eso no falla nunca, así que eché las orejas hacia atrás
y enseñe los colmillos. Su reacción como era de esperar, fue echarse al suelo y temblar muerta de miedo. Me
acerqué a ella y le pedí que se incorporara. Ella preguntó entonces que si me la iba a comer.
La verdad, se me ocurrió una respuesta que tiene dos sentidos según se mire, pero le dije que no.
Se incorporó lentamente y aun temblando se quedó allí esperando que yo dijera algo.
Le indique que me siguiera al interior de la cueva, que no se preocupara, que no iba a ser la cena. No
creo ni mucho menos que me creyera, pero aun así, ella me siguió. No tardó mucho en preguntar que quería de
ella, que por que no me la había comido. Quizás la respuesta no fuera fácil de dar, pero le dije que por esta vez,
ella no sería una presa normal y corriente, que acabaría masticada entre los dientes. Me acerqué a ella y le
olisquee el cuello y la cara. Aun temblaba, era normal, creo que yo haría lo mismo en esa situación. Era joven,
aunque por su tamaño no demasiado. Estando ella sobre las cuatro patas era más alta que yo, así que no tuve
que agacharme mucho para lamer por debajo de ella. Me pregunté qué sería lo que estaría pasando por su
cabeza, mientras yo la olisqueaba por todas partes, pero cuando llegue a su retaguardia, y metí el hocico bajo
ella, dio un salto hacia delante y se volvió hacia mí.
Con voz entrecortada, me pregunto que pretendía hacer con ella. Y sonriendo me acerqué a ella y le
dije que solo jugar un poco. Lógicamente, ella pregunto qué a que, así que solo me acerque a ella y le lamí en los
labios. Ella aparto la cara, seguramente porque ya presentía lo que yo pretendía. Volví tras ella y subí las patas
delanteras a su espalda, agaché la cabeza, y comencé a lamerle el lomo. Ella que aun templaba cerró los ojos y
esperó mi siguiente movimiento. Así que me abracé a su cuerpo, y me acerque más para ponerme en posición.
Ella giró la cabeza y me miro sin decir nada, aunque estaba claro lo que ella hubiera dicho. Así que puse la
punta del miembro en la entrada, y lentamente fui metiéndolo. Como ya sabía de antemano las diferencias
anatómicas, no lo hice con ella como con una hembra de mi especie. Una vez que estuve totalmente dentro de
ella, me quede quieto. Ella no decía nada, permanecía con los ojos fuertemente cerrados, y la respiración
acelerada. Me recliné un poco hacia delante, y le empecé a lamer la nuca y el cuello. Ahora que ya estaba en esa
posición y ella más tranquila, comencé a moverme lentamente. Cada movimiento mío era acompañado por un
jadeo de ella, que comenzaba a meterse en la situación. Durante varios minutos no me detuve, pero entonces
empezó a quejarse de que sentía que crecía aún más dentro de ella. Estaba claro, el nudo había empezado a
crecer, así que para que no le doliera tanto, decidí detenerme por completo y dejar que todo pasara lentamente.
Ella comenzó a gemir por la molestia que le estaba ocasionando, así que di un paso hacia delante, de forma que
el miembro entrara más, y así bajara la presión en la entrada. Pude notar como la punta del miembro, tocaba el
fondo de sus paredes, y como la presión alrededor del nudo bajaba un poco. Le pregunte si estaba mejor, a lo
que ella respondió asintiendo con la cabeza. Me situé mejor, ya que preveía que aquello iba para largo. Le dije
que ahora ella era mía, que no podía ir a ningún lado, que estábamos unidos. Ella se volvió y me dio con la
lengua en la cara. La verdad, no me esperaba aquella reacción, por lo que me enrojecí. Quizás el hecho que
fuera su primera vez, y que no hubiera sucedido con uno de su misma especie, hacía que ella se sintiera especial,
y me veía como objeto de ello.
Durante más de una hora estuvimos los dos pegados, sin apenas movernos. A mí ya me empezaban
a doler las patas traseras, por estar aguantando tomo mi cuerpo en peso solo sobre ellas. Comencé a lamerle de
nuevo el cuello y la cabeza, mientras ella respiraba jadeante, mientras notaba cada pulsación mía dentro suyo. Se
volvió y me preguntó que como podría explicarle lo sucedido a su madre. A lo que yo le respondí que podía
arreglarlo fácil. O le decía que había logrado escapar de mí, o se quedaba a cenar conmigo. Ella se rió mientras
respondía que elegía la primera opción. Ya por fin, mi miembro se relajó por completo y salió de ella. Me senté
a recuperarme, y me empecé a lamer la zona. Le dije que esperara un momento, que ante de irse le limpiaría un
poco la retaguardia. Pero ella respondió que no era necesario, que ya lo soltaría más adelante todo, que se sentía
bien con aquello caliente dentro de ella. Salió corriendo y no volví a verla. Esa fue la primera vez que lo hice
con una hembra de especie diferente, pero no fue la única, ni la mejor, pero eso ya lo contare otro día, ahora
me tengo que ir a cazar que hay hambre.
Crónicas de la guarida 2.
Cada día suele ser diferente al anterior, bueno, al menos eso intentamos, o nos gustaría que fuese.
Claro, esto solo es aplicable, si el día anterior no fue inolvidable. De vez en cuando toca algún día que se desea
que se repita, ya que muy aburrida seria la vida sin esos días. La vida de lobo tiene sus más y sus menos, nadie
ha dicho que sea fácil, pero tampoco es una misión imposible. Cada uno hace lo que puede, no solo para
sobrevivir, sino también para que la existencia sea lo más amena posible. Cierto es que siempre hay cosas que
influyen en el camino de cada uno, al margen de su voluntad, por ello se dice que hay que estar preparado para
todo, y esperar lo inesperado. ¿No es todo más emocionante cuando no sabes lo que te deparan los próximos
minutos? Si lo supiéramos, la vida no tendría secretos, no sería más que una existencia escrita, que no hay más
que seguir al pie de la letra. Por suerte la madre naturaleza, nos regaló los acontecimientos paralelos, y los
sucesos improbables, para darle un toque de emoción y suspense a cada segundo de nuestras vidas.
¿Quién no se ha despertado una mañana sin tener ganas de hacer nada? Ya sea por el día anterior, o
como hayamos despertado, hay días así. Pero siempre hay que hacer un esfuerzo, ya que el mundo sigue
moviéndose, y hay que estar preparados para cazar alguna cosa de lo que ocurre en él.
Los días en la guarida no creáis que siempre son, vigilar, cazar y jugar. Hay también días, que a su
término te preguntas, ¿por qué me abre levantado esta mañana con lo a gusto que estaba? Son esos días es las
que sufres heridas, y por qué no, en los que las causas. Como ya comente anteriormente, cada cierto tiempo,
aparece alguien que pretende usurpar mi puesto. Lógicamente, sería tonto pensar que se lo iba a dar por las
buenas, aunque a veces, las mentiras pueden desequilibrar la balanza. Hay quien llega, sin aspecto amenazador,
en principio con la vista agachada, como muestra de respeto e inferioridad. Se tumba patas arriba y me deja
inspeccionar su cuerpo, para conocerlo mejor. Pero como dice el refrán, "a veces el cordero, es un lobo
disfrazado". Uno nunca sabe a quién debe dar un voto de confianza, pero quizás la mayoría de las veces, lo
hagamos inconscientemente, pensando que nadie hay que nos desee mal. Muchas noches he acabado el día
acurrucado en el nido, lamiéndome las heridas por esa confianza, no agradecida.
Quizás parte de la culpa sea mía, por confiar en jóvenes que se acercan, supuestamente para
aprender, cuando en realidad solo buscan conocer tus puntos débiles y secretos. Pero siempre existe la hoja de
doble filo del exceso de confianza.
Cada cierto tiempo, apenas amanecido el día, encuentro en la entrada de la guarida algún cachorro
que busca aprender. A veces el termino cachorro lo uso en alguien al que le faltan conocimientos del mundo en
el que vive, no porque sea más joven que yo. Parecerá una contradicción, pero a veces la edad no dice o refleja
lo que realmente uno sabe o conoce. Yo puedo presumir que a mi edad se cosas, y he tenido experiencias que
muchos no podrían ni pensar, o que aún les queda para llegar a ellas, aun siendo mucho mayores que yo.
Siempre he sido tolerante con los puntos de vista de los demás, siempre y cuando no intenten imponerme los
suyos, o que busquen cambiar los míos, cuando estos son correctos.
Pues bien, en una de esas veces en las que desperté y cuando salía fuera me topaba con un cachorro,
sucedió algo no muy común, pero sí que me enseñaría algunas cosas a mí.
En ese caso, el si era más joven que yo, no mucho, pero era apreciable. Llego a mí con la esperanza
de aprender sobre mis relaciones con otras especies, e incluso con las del mismo sexo. Nunca había negado a
nadie esa búsqueda de aprender, y él no iba a ser la excepción. Me senté junto a él, a la sombra de unos árboles,
y comenzamos a hablar. Seguía atentamente cada una de mis palabras, respuesta a sus preguntas, y comenzaba a
notar como su ánimo iba incrementándose. Pero a veces las palabras no bastan, y hay que recurrir a la práctica.
Cuando él me pregunto que como era montar a otro macho, yo no pude más que responder sobre mi propia
experiencia. Lo note que no había quedado muy convencido, así que me ofrecí como conejillo de indias para él.
Quien me mandaría ofrecerme a todo aquel que lo necesita, sin antes conocerlo mejor.
En principio él se mostró un poco reticente, y por qué no, con algo de vergüenza, al menos esa
impresión me dio. Le expliqué que era igual que hacerlo con una hembra, pero que debía elevar el ángulo de
penetración. Que debía de tener cuidado, ya que aunque fuera muy placentero para el hacerlo por ahí, puede ser
doloroso para el otro, sin importar que sea hembra o macho. No pareció que aquello le importara mucho, así
que se lo recalque de nuevo. Esa relación debía ser placentera para ambos, no podía pensar solo en él. Me corto
en seco diciendo que si me iba a dejar o no probar conmigo, y ya me había ofrecido, y no iba a retraer mi
palabra. Me situé ante él y espere su llegada, pero no esperaba que su actitud cambiara radicalmente. Sin previo
aviso, se agarró a mí, y mordiéndome en la nuca, me dio una estocada con el miembro, metiendo gran parte de
él. Yo solté un quejido de dolor, a lo que el reacciono clavándola más. Estaba claro que algo no estaba yendo
bien. Empezó a moverse dentro de mi cada vez más rápido, siguiendo el enganchado a mi nuca y tirando hacia
atrás como buscando pegarme más a él. Era inevitable, pero poco tiempo después, la estimulación empezó a
invadir mi cuerpo, elevando su temperatura y haciendo que yo empezara jadear. En ese punto, me soltó el
cuello, y agarrándose mejor a mi cintura, metió más las patas delanteras, entre las mías traseras. Aumento la
fuerza de cada estocada, al mismo tiempo que no paraba de repetirme, que era una autentica perra y que estaba
siendo poseído por él. Aquello no me hizo ni pizca de gracia, pero no había vuelta atrás, su nudo estaba dentro
de mí, y estaba totalmente a su merced. Durante más de media hora estuvo dándome sin parar, mientras sentía
que me llenaba por dentro. Aquello que tenía sobre mí, no era lo que yo había conocido recién levantado. No
buscaba aprender solamente, quería dominarme por completo y anular mi voluntad. Tras la impresión inicial,
empecé a recobrar la compostura, y volví la cabeza hacia atrás. Quizás el esperaba que le pidiera que parase,
pero se sorprendió al decirle, que no lo hacía mal, pero que tenía que practicar más. Eso no le gustó nada, y
comenzó de nuevo a moverse, pero su miembro ya había caído en declive, y su intención ahora era inútil. A mí
me dolía el trasero, no lo niego, pero él ya estaba agotado. Totalmente sin fuerzas, su cuerpo se desplomó sobre
mí, y yo pude respirar tranquilo por fin. Volví la cabeza hacia él, y le pregunte, que cual era su intención
verdadera desde el principio, que lo de la clase instructiva, no era más que una tapadera. No había logrado su
objetivo así que no importaba desvelarse ya. Me contó que todo era para doblegarme usando el sexo como
arma. Sabía muy bien que es algo que sobrepasado un límite, puede llegar a alterar la percepción de aquel que la
sufre, y perder la voluntad. Una forma rebuscada y placentera para él, de usurpar mi puesto y dejarme como su
perrito faldero. Quizás no era un plan tan descabellado, ya que podría haber funcionado, si él hubiera sido más
grande y me hubiera tomado más salvajemente. En ese caso sí que hubiera importado el tamaño y la fuerza, ya
que si acababa a su merced podría hacer conmigo lo que quisiera sin yo poder evitarlo. Y si me quedase unido
por el nudo con alguien que tuviera todas las características, para controlar por completo la situación, sin lugar
a dudas, yo no podría aguantar mucho. Minutos después, su miembro se relajó definitivamente y salió de mí. Le
pedí que se fuera y que no volviera a intentar algo semejante o se las vería conmigo. Lógicamente se fue
corriendo con la cola entre las patas. Resople y me senté con cuidado, la verdad es que tenía el trasero ardiendo,
pero no pude evitar reírme pensando en la situación. De las veces que fui montado, esa no fue precisamente mi
preferida, ni mucho menos la más destacable, pero como se dice, cada uno de los sucesos, tiene su punto
especial. Pero bueno, le había cogido el gusto a eso de ser montado de vez en cuando, y por qué no, probar
cada cierto tiempo, mi propia resistencia a ello. Ahora ya me voy, que hay hambre, no os digo que tipo de
hambre, y hay que aprovechar el día. Hasta otra.
Crónicas de la guarida 3.
Dicen que tres son multitud, pero eso a veces es muy divertido, por no decir excitante. A Vientre
Moteado y a mí, nos gustaba probar cosas nuevas, buscar la forma de dar un toque renovado a cada juego que
empezábamos. No es que nos hiciera falta, los dos nos bastábamos solitos, para estar ocupados todo el día,
pero siempre viene bien cambiar, aunque sea un poquito.
Durante uno de los años más frió que azotaron la montaña, los dos pasamos todo el invierno juntos.
No solo por el motivo que era mucho más fácil entrar en calor, sino porque era más seguro ir de caza los dos.
Durante esa época, la caza escaseaba, y si ya era difícil encontrarla, más complicado se hacia la supervivencia,
cuando tenías que competir por ellas. Ser el señor de todo aquello, no me daba el derecho de arrebatarle la
comida a los demás, cada uno debía valerse por sí mismo, y buscar su sustento. En esas situaciones extremas,
no podía pararme a pensar cuando veía una presa, si ella o él, habían sido en algún momento compañía en mi
nido. Con ello me refiero por ejemplo a ciervos, venados, osos, y otras especies que podíamos comer, ya que
tanto caninos como felinos, eran carne que nunca se probaban por ley natural. No niego que podíamos
matarlos si fuera necesario, o inevitable, pero no podíamos comérnoslos. Es algo que va tan arraigado con
nuestra especie, que podemos saber si un pedazo de carne pertenece a un canino, incluso antes de probarla.
Poseemos un pelaje que nos protege del frió, y unas patas que soportan la nieve, pero nada de esto
dura permanentemente, llegado un punto debemos ponernos a resguardo y entrar en calor lo antes posible. El
frió puede provocar que una simple molestia en una zarpa, pueda matarte si esta se llega a congelar, por lo que
no solemos arriesgarnos a menos que sea realmente necesario. Un canino por sí solo, puede generar gran
cantidad de calor con su cuerpo sin muchos problemas, pero siempre era mejor hacerlo acompañado, ya que no
se gastaban tantos recursos biológicos. La diferencia de temperatura de una hembra a un macho, suele ser en
algunos casos, bastante notable, sobre todo en la zona del pecho, y entre las patas traseras. Ellas siempre están
más calentitas, y por supuesto es más fácil subir su temperatura, a nosotros nos cuesta más.
Moti, que es como llamaba de forma cariñosa a mi compañera, era una excelente cazadora. Tenía un
olfato finísimo, y una gran agilidad cuando perseguía. Un día de esos que me quedaba con ella, salimos los dos
a cazar muy temprano, para anticiparnos a posibles cazadores. La nieve caía con fuerza, y cualquier rastro era
difícil de seguir, debíamos estar atentos a cualquier cosa, y no menospreciar ningún olor. Durante casi toda la
mañana, la búsqueda fue infructuosa, parecía que la tormenta se lo había tragado todo. No podíamos
quedarnos mucho más, las zarpas comenzaban a dolernos, y estábamos cansados, pero necesitábamos la
comida. Por suerte, encontramos un ciervo, al que el frió debió ser mortal, quizás por la edad, o porque estaría
débil. No es que nos guste estar carroñeando, pero el hambre es algo arrollador que debes aplacar. La tormenta
no parecía amainar, más bien era como si empeorara, así que cada uno arrancamos un buen trozo de carne, y
salimos corriendo de regreso a casa. Suerte que no nos habíamos alejado mucho, ya que llegamos agotados.
Nos sacudimos la nieve del cuerpo, y tumbados sobre un lecho de pieles, nos lamimos mutuamente los dedos
de las zarpas, para que estos entraran en calor, y se relajaran. Aun estábamos lamiéndonos, cuando nos pareció
que algo entraba en la guarida. No podía ser grande, su respiración no daba esa impresión, ni tampoco el
sonido entre pasos, demasiado corto. Le pedí a Moti que esperara, que yo iría a mirar, pero ella no me hizo caso
y se empeñó en acompañarme. Total, que salidos los dos, caminando lentamente pegados a la pared, sin salir de
las sombras. Cual fue nuestra sorpresa cuando por fin vimos de quien se trataba. Un zorro adulto, un poco
mojado, tembloroso, y seguramente muerto de hambre. Los zorros y los lobos, no es que nos llevemos mal,
simplemente no nos soportamos. Tenemos formas de pensar diferentes, y nuestros hábitos y costumbres, son
quizás incompatibles.
Moti, me pidió que lo dejara pasar, que ella lo conocía. Creo que se me noto en la cara que eso no
me lo esperaba, ya que ella me dijo al oído, que yo no era el único que buscaba algunas veces, probar otros
juguetes. Me dejó patinando, y se fue a hablar con él. Minutos después los dos se acercaron y ella nos presentó.
Sinceramente, no sé qué me molesto más, si saber que ese había metido cierta cosa en mi compañera, o que no
me hubiera dado cuenta de lo de ella, hasta que me lo dijo. Muy cortésmente me presente, aunque por dentro,
estuviera pensando en rellenarlo con... El expreso su gratitud y se presentó. El personajillo en sí, se llamaba Red,
aunque ahora mismo no estaba muy rojo, ya que llevaba el manto blanco invernal. En definitiva que me gustase
o no, ahora tenía alguien más con quien compartir la comida. Nos fuimos a comer, él se sentó entre yo y Moti,
y poco a poco fue soltándose y perdiendo la timidez. Me extrañó que se sentara entre los dos, quizás quería
estar junto a ella, aunque podía haberse sentado por el otro lado. Pero también estaba la posibilidad que se
sentara ahí, para que yo no estuviera junto a Moti. Pero como son las cosa, que mientras me comían las dudas
por dentro, y me pasaban por la cabeza mil cosas que ahora mismo le haría, un escalofrió recorrió mi cuerpo de
repente. El zorrito, y nunca mejor dicho, había empezado a lamerme el pecho. Yo le pregunte que de que iba, a
lo que Moti se acercó a mí por el otro lado y me dijo que a Red, le iban los machos. Se me puso cara de puzle,
todo cuadraba ahora y al mismo tiempo se rompía. Moti, quizás jugó con él, pero seguramente no fue montada,
y encima la muy pilla, le habría contado que yo era bisexual, por eso ahora lo tenía lamiéndome los bajos. Ya
que estaba clara la pieza que movía cada uno de nosotros, no iba a perder la oportunidad. Mientras seguía
lamiéndome por debajo, cada vez más cerca de entre mis patas traseras y mi trasero, le pregunte directamente
que si había montado a Moti. El respondió que sí, pero que lo había hecho como si ella hubiera sido macho, o
sea por detrás. Extrañado le dije a Moti, que a mí nunca me había dejado, a lo que ella respondió que por
supuesto que no. Que no buscaba no poder volver a sentarse en días. Esa respuesta me puso colorado, y ella lo
noto. Se arrimó a mí y me dijo al oído, que como estaba de dotado, que no se atrevería a sentirme por ese sitio,
que prefería que fuera por el otro lugar. Que dejo al zorro, porque no podía comparar su tamaño al mío, y
sentía curiosidad por probar eso. Con todo aquello me quedo claro, que el zorro siempre montaba, y que mi
compañera tenía en cierto modo, miedo de mis atributos. Le pedí al zorro que parara un segundo, que si no
prefería pasar a otra cosa mejor. Moti pregunto con curiosidad, que tenía en mente, a lo que le pedí que se
tumbara patas arriba. Lo hizo y yo me situé sobre ella. Pegué mi cuerpo al suyo y comencé a lamerle el cuello,
mientras me ponía en posición para penetrarla. Coloque la punta del miembro en su entrada y fui bajando
lentamente. Pero Moti no era de las que tenían paciencia en eso, así que me rodeo con las patas delanteras y
pego por completo mi cuerpo, haciendo que entrara todo el miembro de una vez. Moti dio un largo suspiro, al
mismo tiempo que me susurraba, que nunca me había sentido tan dentro. Y era cierto, en aquella posición,
hasta yo mismo podía sentir que iba más profundo de lo habitual. El zorro entro en escena, me tenía en la
posición perfecta y a su altura. No se lo pensó dos veces, me levanto la cola con el hocico, se agarró a mi
cintura, y me penetro. Creo que hasta Moti lo sintió, no solo por mi cara, sino porque al meterla el, me
empujaba a mí y por tanto se la metía yo más a ella. Mientras me movía dándole a Moti, el zorro que estaba
firmemente agarrado a mí, me daba como mejor podía. Era inevitable, pocos segundos después, yo ya no podía
pronunciar palabra, ya que solo jadeaba. Entre la estimulación de mi miembro y lo que sentía dentro de mí por
el zorro, jadeos eran lo único que podía expresar. Mi cuerpo empezó a mojarse por el sudor de los tres. Podía
notar como los fluidos del zorro salían de mí, y me chorreaban por las nalgas y los muslos. No podía aguantar
más, lo solté todo dentro de Moti, a lo que ella reaccionó echando la cabeza hacia atrás, al mismo tiempo que
cerraba los ojos. Deje caer mi cuerpo sobre ella, que hasta ese momento estaba sobre las patas delanteras como
apoyo. Yo no me movía, pero mi cuerpo si, ya que el zorro aún seguía dándome. Moti me abrazó con fuerza,
mientras sentía mi miembro palpitando dentro de ella, y soltando descargas al mismo tiempo que el zorro hacia
una arremetida en mí. Ella me miro la cara y comenzó a lamerme los ojos, ya que los tenía llenos de lágrimas.
No solía pasarme, pero si era cierto que a veces las lágrimas son síntoma de placer de un nivel elevado. El zorro
lentamente fue bajando el ritmo hasta que se detuvo por completo. Se desplomó sobre mí y comenzó a
lamerme la espalda. Creo que me hubiera preguntado qué tal me pareció, pero mi cara y mi posición, eran
suficientes respuestas para él. Momentos después, se bajó de mí y se quedó con el trasero pegado al mío.
Estaba completamente inmovilizado por los sentidos y la situación. Abrazado por Moti mientras mi cabeza
descansaba sobre su pecho con la lengua fuera llenándoselo de saliva. No sé cuánto tiempo estuve así, era
como si flotara sobre una nube, apenas notaba el cuerpo, solo sentía una enorme satisfacción que me
embriagaba. Cuando el zorro ya por fin salió de mi cuerpo y comenzó a lamerme el trasero, así como todos los
jugos que salían de él, yo aún estaba muy unido a Moti. Seguramente la estimación que me había provocado el
zorro, había derivado en una dosis extra de estímulo sobre la próstata y a su vez sobre mi miembro, de ahí que
aún lo tuviera muy rígido y palpitante. Eleve un poco la vista y mire a los ojos a Moti, quizás fuera por la
situación, o tal vez por otro motivo, pero su compañía y la expresión que mostraba en ese momento
mirándome, me hacía plantear cosas. Ella era para mí, perfecta en todos los sentidos, cada día que pasábamos
juntos, más me daba cuenta lo que realmente la quería y apreciaba. Quizás ella espero alguna vez que yo lo
expresara, pero nunca tuve el valor suficiente. Éramos compañeros, más que amigos y amantes, nos
respetábamos profundamente, y estoy seguro que ella pensó alguna vez, ser mucho más que todo eso para mí.
A veces los lazos que una pareja contrae a los ojos del mundo, no son para nada necesarios, cuando entre los
dos, hay algo tan fuerte que puede con cualquier barrera. Moti me miro extrañada, y me pregunto si estaba bien.
No me había dado cuanta que el tiempo había pasado levemente mientras pensaba. Asentí con la cabeza, y de
nuevo volví a bajarla descansando sobre su pecho. El zorro termino de limpiarme, y después se hecho a
nuestro lado a lamerse a sí mismo, en el pecho y entre las patas traseras. Mi miembro comenzó a relajarse, por
lo que me incorpore lentamente hasta que este salió. Me apresure a lamer delicadamente la vulva de ella, de
forma que quedara lo más limpia posible, además de que también aliviaba cualquier molestia que ella tuviese.
Tras limpiarla y lamerle los labios aun ella tumbada, me eche a su lado, quedándonos los dos frente con frente.
El zorro se subió sobre mí y deslizándose, se metió en medio quedándose entre mis patas. Aun la tormenta
seguía, así que dormimos el resto del día. Fue la única vez que volví a cruzarme con el zorro, quizás fuera
porque su territorio estaba bastante alejado, y había sido la tormenta lo que lo había atraído. Mentiría si no
admitiera que aquel encuentro que tuvimos los tres, no solo fue realmente interesante, sino que me enseño, que
a veces las pequeñas cosas que tenemos a nuestro alrededor cada día, son más importantes de lo que a primera
vista podemos pensar. Siempre se da uno cuenta de lo que aprecia algo, cuando lo ha perdido, pero tener algo y
tener miedo de cada acto que se da, también puede originar perderlo. A veces hay que arriesgar por lo que se
quiere, sobre todo si se quiere de corazón. La vida puede ser tan larga o tan corta, como uno la vaya
construyendo, ya que son los momentos especiales, y lo que vamos conociendo, lo que realmente la enriquecen.
Crónicas de la guarida 4
Que cierto es el refrán que dice, "ten cerca a los amigos, pero más aún a tus enemigos". Quizás uno
no se da cuenta de ello, hasta que se ve en la situación. Dicen que el destino a cada uno le enseña lo necesario
para montar el puzle de su existencia, a mí me enseño algo que podré olvidar.
Como muchas mañanas, pues uno se despierta, tranquilo, ignorante de lo que le depara el día, solo
preocupado de lograr abrir los ojos del todo. Te estiras, bostezas, te rascas ese picor que no logras quitarte,
quizás provocado por alguna pulga, y masticas la primera bocanada de aire. Estiras las patas, los dedos, y miras
a tu alrededor, todo parece normal, solo unos huesos y algunas manchas, te hacen recordar a noche anterior.
Olisqueas el aire, quizás buscando algo conocido, o por qué no, algo diferente a lo cotidiano. Mueves la cabeza,
te cruje el cuello, y alguna vez, te acuerdas del que invento del dolor, por ese tirón que te acaba de dar. Sueles
tener sabores raros en la boca, a veces por la saliva de la noche, que se concentra y adquiere todas las sustancias
de los dientes y la lengua. O también provocado por una cena que tal vez no te sentó tan bien. Notas la boca
seca, parece que todo se retuerce, necesitas tomar algo, y no tienes más remedio que salir al exterior, aun a
riesgo de quedarte casi ciego con los primeros rayos de sol. Vas con la mirada entrecerrada, los ojos tardan un
poco en acostumbrarse, y mientras tanto no ves nada claro. Tienes los oídos, el olfato y el tacto alerta,
dependes de ellos en esos instantes. Sientes que alguien se acerca, no lo vez, pero el viento trae su olor, el suelo
da pequeños resquicios de sus pasos, y llegas incluso a oír su respiración. Te das con las zarpas en la cara, en un
último esfuerzo por despejarte, frustrante situación, pero un sistema efectivo donde los haya. Miras a tu
alrededor, siempre atento y tenso hasta tener el objetivo a la vista. Falsa alarma, relajas el cuerpo y te sientas, no
era más que Moti que se acercaba por la ladera de la montaña. La espero, quizás con impaciencia, pero no sé
por qué hay algo que me inquieta. Se me acerca, y antes de que llegase a rozarle los labios en un intento por
besarla, me para poniéndome la zarpa en la cara, y mirándome no muy contenta precisamente. Lógicamente yo
le pregunto qué ocurre, a lo que ella responde que de nuevo había olvidado lo que quede con ella. Creo que se
me debió de notar demasiado que no tenía ni idea de que me estaba hablando, ya que me dio la espalda
refunfuñando. Vale, admito que no es la primera vez que quedaba con ella en algo, y al final a mí se me
olvidaba, pero es que ese día sí que no me sonaba nada que tuviera previsto.
Tal vez no hubiera sido lo más correcto, o quizás no lo más acertado, pero le pregunte de qué
hablaba. Creo que fue la primera vez que la veía tan enfada conmigo. Supongo que estaba en su derecho darme
una reprimenda, y eso hizo, me dejo las orejas temblando, del grito que me pego diciendo lo que habíamos
quedado. Me quede blanco, lo había olvidado por completo, esta vez sí que la había hecho buena. Le había
prometido que esa mañana antes de salir el sol, nos encontraríamos en la ladera para dar caza a unos intrusos,
que habían irrumpido en su terreno días atrás, y que ella no lograba localizar. Era de comprender que se sintiera
indignada conmigo, y debía reparar mi error. No acepto mis disculpas, ni siquiera me dejo lamerle la cara, así
que la deje allí enfadada y me dirigí a la ladera a solucionar ese asunto personalmente. He cometido errores,
pero aquel día lo pague con creces el ir yo solo. Cuando entré en las tierras de Moti, enseguida note que había
olores que no pertenecían a la zona. Los árboles estaban impregnados de hormonas y firmas genéticas, que no
eran las mías, eso me mosqueo de verdad. Un fallo que cometí, ya que no hay nada que trastoque más los
sentidos, que la falta de control. No me extraña que rato después me pillaran desprevenido. Debí haberme
dado cuenta, que aquellos olores eran de más de un individuo, pero estaba claro que ese no era mi día. Cuando
me quise dar cuenta me encontraba rodeado por tres caninos. No eran lobos, ni de broma podrían serlo,
estaban demasiado... ¿Feos? ¿Harapientos? ¿Descuidados? No, imposible, por su tamaño y aspecto debían ser
perros de algún humano. Me superaban en número, y dos de ellos casi en tamaño, así que puse en práctica la
técnica, "patas para que os quiero". Me lancé contra el potencialmente más débil, o sea el más pequeño, le
mordí en el lomo y arrojándolo a un lado lo aparte de mí camino. Esperaba contar con la ventaja de conocer el
terreno mejor que ellos, pero para mi sorpresa, en seguida me alcanzaron a la carrera. Se me aproximo uno por
detrás y mordiéndome la cola, me detuvo al yo volverme e intentar morderle para que me soltara.
En situaciones así actúas por reflejo, y claro, estaba tan pendiente del que me atacaba, que no me
percate cuando el otro me salto encima y me clavaba los colmillos en la nuca. Me tire a suelo revolviéndome
para que me soltara, y lo hizo, pero se me tiraron los otros dos encima mientras se reponía el tercero. Me
mordían las patas y el pecho, yo ya no sabía a quién atacar o como defenderme, no me dejaban incorporarme.
Soltaba mordiscos a diestro y siniestro, y zarpazos tantos como patas tenia libres de sus colmillos. Pero
mientras uno recibía, los otros me mordían más y más, clavándome sus colmillos y marcándome con las zarpas.
En esto que uno de los tres salto sobre mí y asió las fauces a mi garganta, a lo que yo respondí golpeándole con
las patas. Pero a medida que más le golpeaba y más intentaba quitármelo de encima, más sentía como sus
incisivos penetraban en mi cuello. Poco a poco mis fuerzas me abandonaron y la visión se me nublaba, pero
antes de perder el sentido, me pareció oír quejidos y alboroto, como si se estuvieran peleando. Cuando volví en
sí, apenas podía moverme, tenía las zarpas y las patas heridas, y me costaba respirar. Me dolía todo, el único
sabor que tenía en la boca era el de mi propia sangre. Sentía algo más, pero aún me costaba hasta abrir los ojos,
cuando pude me encontré con Moti que lamía mis heridas echada a mi lado. Intente decirle algo, pero me fue
imposible, me dolía terriblemente la garganta y la mandíbula. Moti me pidió que no hiciera ningún esfuerzo,
que no estaba en condiciones para gastar energías.
Estuve casi una semana en aquel lugar sin apenas moverme, solo me incorporaba aun teniendo
grandes dolores, para hacer las necesidades. Durante días estuve realmente mal, hasta el punto que creo que
llegue a orinar sangre. No me queda la menor duda, de que sin los cuidados de Moti, no habría sobrevivido a
aquel ataque. Tiempo después, un viejo amigo me contó que ella se había enfrentado a los tres sin pensárselo
dos veces. Que a uno de ellos los dejo mal herido al arrancarle de un mordisco la entrepierna. Los otros dos
salieron huyendo al ver como se desangraba el que iba con ellos. Moti solo recibió algunos mordiscos y
arañazos, ya que los pillo completamente por sorpresa, ya que estaban enzarzados conmigo. Nunca he podido
devolverle a Moti, lo que hizo por mí, quizás nunca pueda. Aun así, tras aquello, mi actitud con ella cambio,
quizás porque me di cuenta, de lo que era tener a alguien que lo daría todo por ti. Empecé a sentir por ella algo
que no había sentido nunca por nadie, pero supongo que me faltaba el valor para decírselo. Quizás a los dos
nos faltaba, ya que sentía que ella también lo sentía por mí. Me quedo una buena cicatriz en el cuello y en el
pecho, pero pienso que lo sucedido me cambio para bien, ya que desde entonces busco apreciar al máximo
cada momento que vivo.
Crónicas de la guarida 5
Hay rivales, siempre los hay, y si no, a ver. Que levante la pata quien no haya tenido alguno en su
vida. ¿No hay patas levantadas? Ya lo sabía yo. La vida en si es un juego, pero también un reto, por tanto hay
rivales. Sino seria todo muy fácil y por así decirlo, monótono. ¿No pensáis lo mismo? Hay dos tipos de rivales,
el que hará lo que sea por lograr adelantarse a ti, y el que lo intentara pero siempre teniendo en cuenta su honor
y el de los demás. Cierto es, que estos segundos no abundan, pero de vez en cuando aparece alguno, y a veces
es un aliciente tenerlo. Uno de los terrenos que más rivales suele crear, es en el de accenso jerárquico o de
estatus. Siempre hay alguien que desea tu puesto, o simplemente quiere que no seas tú quien logre algo. Pero
hay un terreno que no solo tiene rivales, sino que además puede generar guerras por esa rivalidad. Ese terreno
es el sentimental, o más concretamente el deseo por conseguir el corazón de alguien. Moti siempre ha sido mi
compañera, pero no creáis que todo ha sido comer y jugar, he tenido mis rivales interesados por ella. Unos no
con muchas posibilidades, y otros que debí esforzarme para hacerme notar. Puede parecer inaudito, o incluso
absurdo e imposible, pero a veces un rival, puede llegar a ser uno de tus mejores amigos, tras las rencillas. Eso
fue lo que me paso con un joven lobo interesado en Moti.
Él era unos años más joven que yo, uno de los de la nueva generación. Cachorros que desde jóvenes,
aprenden lo que muchos necesitan una vida. Su nombre era viento, así lo llamaban ya que era increíblemente
rápido. No sé por qué pasa a veces, pero de vez en cuando un joven se interesa por una hembra mayor que él.
¿Será por la experiencia? Pues bien, Viento desde que conoció a Moti, sintió interés por ella. Por aquel entonces
yo y ella, apenas teníamos contacto, quizás fuera porque yo era un poco arisco, y no dejaba que nadie se
acercara a mí. Pero Moti, no se dejaba intimidar y siempre que podía, iba a verme y me retaba a cazar. Un día
durante una de esas cazas, estábamos los dos tras un conejo, cuando apareció viento, y adelantándonos en
apenas unos segundos, pillo la presa que nos pertenecía a Moti y a mí. Los dos nos quedamos asombrados,
quizás yo algo más, ya que pensaba que quien se creía él. Le pedí educadamente que me diera el conejo, pero
creo que él ni se molestó en escucharme, ya que se dirigió a Moti y dejo la presa ante ella. Se sentó y se quedó
como pasmado mirándola y moviendo la cola. Moti le dio las gracias y le lamió la cara. Os puedo asegurar que
en ese instante, sentí algo que nunca antes pensé que existiera. Un sentimiento como de rabia e impotencia, que
me puso de muy mal humor. Tiempo después aprendí que aquello se llamaba celos. Pero como podía ese
pequeñajo osar insinuarse de esa manera ante Moti, estando yo allí. Supongo que perdí los estribos, ya que
intente morderle, pero me esquivo gracias a la velocidad y agilidad de la que disfrutaba. Quizás hubiera
intentado de nuevo atacarle, pero lo que me dijo Moti me detuvo en seco.
-Deja al chico en paz, está en su derecho, no hay nada entre tú y yo.
Sinceramente, aquellas palabras me llegaran más profundo de lo que creía posible. Moti me dio la
espalda y se fue caminando con el cachorro a su lado. Me quede en blanco, inmóvil, no podía creer lo que
estaba pasando, y lo que más me dolió seguramente, fue el darme cuenta que ella me había dicho la verdad. No
éramos pareja, y por tanto cualquiera era libre de luchar por ese puesto. Supongo que aquello acabo con lo que
quedaba de día para mí, ya que regrese a la guarida con la cabeza agachada y en silencio. No salí de allí en días,
no me apetecía, no tenía hambre, ni siquiera sed, solo sentía que necesitaba algo, pero desconocía el que. Los
caminos que toman los sentimientos son inescrutables, lo aprendí cuando estando yo muy débil por varios días
sin salir de allí, se presentó en la entrada aquel cachorro. Traía en la boca un conejo que debía de haber cazado
hace poco, ya que aún no estaba rígido. Entro en la cueva y se dirigió a mí con paso firme y mirada en alto. Eso
ya era el colmo, entrar en mis dominios como si le pertenecieran. Me incorpore y cuando intente saltarle
encima, me fallaron las fuerzas de las patas, dándome de morros contra el suelo.
-Estás muy débil, debes comer o no saldrás de esta.
Le pedí que se fuera, que no necesitaba su caridad. Pero no me escucho, se acercó a mí y dejo el
conejo. Ciertamente tenía mucha hambre y sed, pero el orgullo era más fuerte que todo. Viento se sentó y se
quedó mirándome, al mismo tiempo que me decía que de allí no se iría hasta que comiera un poco. Le pregunte
que si era algún juego macabro, para hacerme sufrir más, de lo que él y Moti me estaban haciendo.
-No puedo entender como una hembra como Vientre moteado, puede estar interesada en alguien
como tú. Serás el líder de todo este territorio, aunque no sé qué lideras si estas solo, aun te falta mucho que
aprender.
Me incorporé aunando las pocas fuerzas que aun retenía, me temblaban las patas y si hubiera dado
un solo paso, seguramente me hubiera caído. Le pregunte que por que había venido, a lo que él respondió que
por petición de Moti. Que estaba muy preocupada por mí.
Debo de ser un cabeza dura, ya que no pillaba que me quería decir. El negó con la cabeza, y me dijo
que estaba ciego. Que como podía haber estado tanto tiempo con ella, y no haberme dado cuanta que estaba
interesado en mí.
-¿Moti está interesada en mí?
Que difícil debía ser la situación para él, sobre todo cuando me estaba costando tanto, darme cuenta
de lo que él me decía.
-Supongo que eres un caso perdido. Comete esa carne y ve a verla, no es por mí por quien está
derramando lágrimas.
Como explicar lo que sentí en aquel momento... Difícil me lo ponéis. El joven lobo se fue diciendo
que habíamos sido rivales por Moti, un pequeño intervalo de tiempo, pero que deseaba que las cosas entre los
tres, fueran de otra manera. Supongo que debió decirme la verdad, ya que ese mismo día se presentó Moti en
mi cueva. Las palabras no me salían, supongo, que en momentos así, no hay palabras para expresar lo que se
siente. Se arrimó a mí y se echó a mi lado. Viendo que no había tenido fuerzas para despedazar el conejo y
comérmelo, se encargó ella de partirlo en trozos y dármelos. Si hay un momento en la que uno se debe de
tragar su orgullo, y sentirse lo más humilde del mundo, debía ser ese.
-Eres tonto, Ángel. ¿Así es como ibas a luchar por mí, si tanto te importo? ¿Consumiéndote en la
soledad?
No supe que decir, ella tenía razón. A decir verdad, no recuerdo ninguna vez en la que ella se
equivocara.
Indudablemente, me recupere de aquello gracias a los cuidados que ella me dio. Me enseño lo
sucedido, que debía prestar más atención a los que tenía a mi alrededor, que habían cosas, que las palabras
sobraban para expresarlas. Y respecto a viento, agache la cabeza y la cola, y le agradecí lo que había hecho. Vale
vale, lo admito, Moti me tuvo que morder para que lo hiciera. Supongo que aquello nos unió a los tres, pero yo
sentía que debía hacer algo más. Así que poniendo en marcha mi encanto natural, le presente a Viento, unas
jovencitas que conocía de una manada cercana. Y quién lo diría, no se quedó con una, sino con dos de ellas,
con las que meses después tuvo su primera descendencia. ¿Os podéis imaginar lo raro que se siente uno,
cuando te llaman Tío, un montón de cachorros? Que va, no os lo podéis imaginar.
Crónicas de la guarida 6
Dicen que el tamaño no importa, supongo que en ocasiones eso es verdad. Pero en otras, el tamaño
marca la diferencia, o al menos la distinción. Es curioso como la madre naturaleza ha dado forma a sus hijos, ya
que el tamaño del cuerpo no influye casi nunca en el tamaño de su miembro. Nosotros los caninos, fuimos
agraciados con uno de los miembros mejor creados. Sensible, con un tamaño considerable, con un sistema para
asegurar la perpetuación de la especie durante la copula, realmente efectivo, y por qué no, placentero, al menos
hasta que la sacamos, ya que después escuece que es una gracia. Sin embargo en comparación, los osos poseen
un cuerpo enorme, una gran fuerza y resistencia, quien podía decir, que su miembro no les hace justicia. Las
ventajas de ser líder de una zona, es que tienes el privilegio de conocer a otras criaturas, y si eres decente, te
ganas su respeto y un trato más personal. Puede pareceros mentira, pero a pesar de todo lo que podría hacer
con gran cantidad de seres, nunca lo he buscado, me gusta esperar lo inesperado y las sorpresas. Las cosas
supongo que pasan por alguna razón, no creo que este todo escrito, simplemente que ocurren por casualidades
o por azar. La casualidad fue que una osa que yo conocía llamada Honey, fue un día a visitarme porque se había
enterado del ataque que sufrí unas semanas antes. A esta osa, la conocía ya hace bastante tiempo, de cuando me
topé con unos de sus oseznos en un día cualquiera de caza. No solemos atacar a osos, y más yendo en solitario
como voy yo, pero un pequeño osezno perdido siempre es tentador. Por suerte para él, ese día yo no tenía
mucha hambre, y como previamente me había parecido oír a su madre buscándolo, pues me porte bien, y lo
lleve hasta ella. Preguntareis que como puede ser que el osezno se perdiera. Pues bien, la respuesta fue por un
cazador. Su madre escondió a su cachorro, y distrajo al cazador, y bueno, el osezno no se quedó quieto y se
alejó asustado, era bastante joven. No sabréis lo que es un abrazo de oso hasta que os lo den, y a mi esa osa me
lo dio, y vaya si me estrujó. Supongo que fue por agradecimiento, aparte de decirme, que era la primera vez que
veía que un líder lupino, se interesase en mantener buenas relaciones con otras especies. Supongo que eso
depende de muchos factores, como el hecho de que lobos y zorros, en circunstancias normales no sean
compatibles juntos. Pues bien, a lo iba a decir antes, esta osa vino preguntando por mi estado, a lo que yo le
respondí que ya estaba recuperado. Que seguramente yo no estaría, si no me hubiera rescatado Moti. Ella me
pregunto que si aún seguíamos viéndonos. Yo respondí que por supuesto, aunque ninguno de los dos decía
nada de tener algo más serio, ya que pensábamos que no sería lo mismo. Que mientras estuviera ese
sentimiento que nos unía, que no hacía falta tener algo más formal. Además, a los dos nos gustaba estar para
arriba y para abajo, probando otras cosas, aunque siempre evitando a cualquier precio las sorpresas.
Nos sentamos los dos a la sombra de unos árboles para hablar más tranquilamente. Me dijo que no
solo había venido para interesarse como me encontraba, sino también para confirmar un rumor que le habían
contado sobre mí. Supongo que en este punto, yo empecé a notar que algo estaba tramando, pero me gustaba
que una hembra viniera con secretos. Lógicamente pregunte que rumor era ese, a lo que ella respondió, que si
era verdad que mantenía esporádicas relaciones, con otras especies de ambos sexos. Vaya, dicho así de directo,
sí que suena chocante, pero le confirme el rumor. ¿No dije antes que me gustaban las sorpresas? Pues no me
esperaba lo que me dijo a continuación. Directa pero clara, -¿Lo harías conmigo?-. Quizás sea una tontería,
pero me gustaba saber el porqué, así que se lo pregunté. Su respuesta… bueno no sé cómo calificarla. Según
ella, quería probarlo, que como no había inconveniente en ello, ya que no podía haber fecundación, que por
qué no darse el capricho. Supongo que sus palabras tenían parte de razón, pero ahora se me planteaba un
problema. ¿Cómo se supone que iba a hacerlo con ella, que era al menos cuatro veces más grande que yo?
Supongo que tras echarle una ojeada de arriba a abajo, la opción estaba clara. El lugar en el que
estábamos era aceptable, no solía pasar nadie por allí, así que le pedí que se tumbara boca arriba y se relajase.
Me subí sobre su pecho y le mire a los ojos. Creo que estaba bastante tranquila teniendo en cuenta la situación,
solo notaba algún que otro temblor. Siempre antes de hacer algo con una hembra que no era de mi especie,
suelo dejarles claro que si en algún momento desea parar o no se siente segura, que no hay problema que puede
decirlo. Nunca me he aprovechado de una hembra, bueno... quizás un poco con aquella cervatilla, pero la deje
irse cuando en principio mi idea era comérmela. Quizás no fui suficientemente delicado con ella, por ser su
primera vez, y más teniendo en cuenta como es el miembro de los machos de su especie, y como es el nuestro.
Aquella osa no iba a ser la excepción que confirma la regla, así que de nuevo le pregunte si estaba segura. Ella
afirmo con la cabeza, así que me bajé, y me situé entre sus patas posteriores. Subí mis zarpas delanteras a sus
muslos y observe su órgano.
Es curioso cómo se parecen, no solo de forma, olor y sabor, sino de algo más que todos tienen, no
sé cómo explicarlo, quizás sea de esas cosas que uno se imagina en momentos así. O tal vez tenga algo que ver,
que todos somos como pequeñas piezas de un inmenso puzle, llamado naturaleza, que se necesitan unas a otras
para completarse. Hay que ver todo lo que te puede pasar en un momento por la mente, cuando te dispones a
hacer algo diferente. Pero bueno, se me había presentado la oportunidad y mientras pudiese, no iba a
desaprovecharla. Comencé a lamerle la entrada, de aquello que toda hembra, en su inocencia, espera reservar
para alguien especial. No soy experto en el tema, pero creo que las lamidas en esa zona, suele gustarles a las
hembras, bueno, yo aún no he encontrado ninguna que no le guste. Pero si he conocido hembras, que
disfrutaban más con las lamidas y caricias ahí, que con la penetración. Para que luego digan que los gustos y
elecciones, están todos descubiertos.
A medida que la iba lamiendo, y abriendo los labios de su vagina con la lengua, podía sentir como la
temperatura de su cuerpo y su respiración aumentaba. Pero me di cuenta de una cosa, que incluso estando ella
en esa postura, no iba a ser fácil para mí montarla, debía pensar algo diferente. Quizás Honey se percató de ello,
ya que se sentó bajando de esa manera más su entrada, y me dijo que me situara para cuando ella se volviera a
echar. Anticipándome a lo que debía hacer ahora, le explique que teniendo en cuenta como es el miembro del
oso macho, la penetraría con el mío apenas excitado, solo usando la rigidez natural que posee. Ella puso cara de
no entender muy bien lo que le dije, pero expresó que confiaba en mi experiencia, y yo no podía permitirme
defraudarla. Pues bien, flexione las patas posteriores, e introduje la punta de mi miembro, a lo que ella
reacciono echando de nuevo mientras me sujetaba. Quizás por no tener aún el miembro erecto, y por la
inercia del movimiento de ella, pues me deslicé por completo en su interior. Me agarre como pude con las patas
delanteras a su cintura, y apoyando las traseras en sus muslos, comencé a mover las caderas lentamente. A
medida que mi miembro iba ganando tamaño en su interior, ella jadeaba y gemía. Quizás lo que más me
preocupaba en aquel instante, era el pensar lo que pasaría cuando mi miembro alcanzase el tamaño pleno, y se
hinchara el nudo. No tuve que esperar mucho, ya que de repente ella se arqueo hacia mí, y agarrando mi cuerpo,
me sujeto mientras crecía a presión en su interior. Quizás sea cierto lo que dicen, de que a veces el placer va
unido a un poco de dolor. Supongo que lo peor había pasado, cuando una vez que sentía que mi miembro está
totalmente erecto y el dudo hinchado, ella no hacía más que abrazarme con fuerza, mientras su lengua me
mojaba la espalda de saliva. Es interesante darte cuenta, que a pesar de su gran tamaño y fuerza, ella me
abrazaba con ternura, y se confirmaba que el órgano femenino, es increíblemente elástico. No sé cuánto tiempo
estuve unido a ella, pero a decir verdad, nunca pienso en ello, salvo que esté haciéndole daño y desee separarme
lo antes posible, aunque eso no pueda controlarlo yo. Lo cierto es que Honey disfrutó el momento, al menos
eso creo yo, nos dimos dos besos y ella regresó con los suyos. Yo regresé a mis aposentos y me espatarré sobre
mi lecho de pelo y pieles. Quizás ella lo sabía, o tal vez no, pero el rumor alguien se lo había pasado por algún
motivo, quizás alguno de los osos con los que yo había estado anteriormente, pero ella había sido mi primera
hembra plantígrado.
Crónicas de la guarida 7
No hay nada tan viejo como el dicho, “se llevan como el perro y el gato”. En circunstancias
normales, es cierto que felinos y caninos, no pueden ni verse. Pero también en cierto que si se crían juntos
desde cachorros, al hacerse adultos son inseparables, e incluso se defienden mutuamente. No sería la primera
vez que una hembra tras dar a luz, adopta a un felino en caso de ser canina, o viceversa. Supongo que en
momentos así, las rencillas e historias se dejan a un lado. Bien es sabido por todos que los felinos, se sienten
irremediablemente atraídos por su curiosidad, de ahí que muchos estiren la pata, por meterse donde no debían.
Prefieren la tarde y noche, y la mañana para dormir. Gandules, cómodos y aprovechados, los felinos han
pasado a lo largo de la historia, por ser los compañeros de viajeros y aventureros, que pasaban gran parte de su
tiempo en barcos o travesías. Expertos cazadores de roedores y aves, gracias a su capacidad se sigilo, que viene
proporcionada por las almohadillas de sus zarpas, que absorben los sonidos de sus pasos. Ágiles criaturas de
gran vitalidad, así como suertudos y resistentes a los percances, quizás por eso se diga que tienen siete vidas. Sin
embargo los felinos no tuvieron suerte a la hora del reparto de miembros. No salieron dotados con un gran
tamaño, pero si con un miembro que tienen una parte rígida como los caninos, y que además es curvado para
facilitar la penetración. Pero las hembras felinas se llevaron la peor parte, ya que el momento de la copula,
puede transformarse en algo bastante doloroso para ellas. Me explicare. El miembro de los felinos macho, en lo
que podríamos llamar la cabeza, poseen una serie de anillos, cubiertos por hileras de unos fuertes pelos, como
los de su lengua. ¿Para qué es esto? Pues algo así como lo del nudo de los caninos, pero no tan efectivo, y si
más doloroso para ellas, sobretodo en el momento de sacarla.
Mi curiosidad y por qué no, mi lujuria, también me ha creado problemas, como la vez que quise
comprobar por mí mismo, el porqué de esas relaciones tan malas que tenían las felinas. Se lo comenté a Moti
un día y me indico, que conocía a un gato montés que seguro que se apuntaba para el experimento. Se notaba
que ella tampoco perdía el tiempo a la hora de enterarse de todo lo que pasaba en el bosque. Pues bien, me
dirigí a la zona y lo busque siguiendo la indicaciones de Moti. Me lo encontré medio dormitado sobre la rama
de un árbol a bastantes metros de tierra. Supongo que el hecho de que los felinos siempre caigan sobre las
cuatro patas, les da la suficiente confianza como para permitirse ciertos peligros efímeros. Pues bien, me situé
bajo la rama y mire hacia arriba, a lo que el reacciono entreabriendo un ojo y pasando de mí. Ya que estaba ahí,
pues no iba a perder el tiempo, así que le indique que venía de parte de Vientre Moteado.
-¿Mmm… de esa loba? Tú debes de ser Ángel, el lobo líder de la guarida que hay en lo alto de
aquella colina.
Será posible esta Moti, me va dando propaganda por todos lados, a este ritmo, no habrá una sola
alma que no sepa de mí. Supongo que eso me molesto un poco, pero era algo que yo mismo me estaba
creando.
El felino se bajó de un salto del árbol y se sentó ante mí. Os aseguro que en otras circunstancias, el
no haría eso ni en sueños, ni yo me quedaría quieto al tenerlo ante mí. Como era lógico su primera pregunta fue
el porqué de que Moti me hablara de él, así que yo le conteste. Supongo que era predecible que le sorprendieran
mis motivos, pero acepto en seguida a hacerlo. Es más, no puso ninguna pega, ya en ese momento me pareció
raro que aceptara tan rápido, y juraría que note en él, una sonrisa maliciosa. Bueno, teniendo en cuenta que se
trataba de un experimento, pues no hubo juegos preliminares ni nada parecido, simplemente me puse ante el
mostrándole mis posaderas y apartando la cola.
Ejem, ¿sabéis de esos momentos en los que uno piensa, que demonios estoy haciendo aquí, con lo a
gusto que estaba en casita? Pues algo así pensé cuando el gato se agarró a mi cintura y me la clavó. Ciertamente
su miembro, no era para nada comparable en tamaño al de cualquier canino por pequeño que fuera, pero sí que
me erizó todo el pelaje cuando empezó a moverse dentro de mí. ¿Que por qué? Pues porque era como si me
estuvieran dando con algo rasposo por todos lados. Y encima no recordé que los gatos macho, suelen morder
en la nuca o en la espalda a su acompañante, por suerte mi pelaje era denso y él no podía morder bien.
Ciertamente creo que esa fue la vez que más me escoció el trasero al terminar, en serio que raspaba muchísimo,
y en la salida me tuve que sostener para no volverme y morderle. Logre lo que quería, ahora comprendía por lo
que pasaban las pobres hembras felinas. También aprendí que ellos descargaban cantidad de fluido durante el
acto, pero bueno, ya bastante difícil fue regresar a la guarida caminando lentamente por tener el trasero todo
irritado. Supongo que el ver a Moti tirándose al suelo riéndose, me dejo claro la imagen tan ridícula que debía
de estar dando, caminando y quejándome cada vez que movía las patas traseras. Me senté muy lentamente a su
lado y me quede callado, ella recobro un poco la compostura, y me pregunto qué tal fue. Sinceramente, creo
que habría salido corriendo tras ella para darle una tunda por reírse, si me hubiera encontrado mejor. Pero no
era así, me ardía el trasero y lo último que deseaba era correr, y eso que Moti se esmeró en hacerme de rabiar
para que saliera tras ella. Supongo que uno acaba acostumbrándose a tener una compañera, a la que de vez en
cuando, casi le puedes ver los cuernos y la cola de diablesa. Pero que ella fuera así, creo que la hacía más...
¿Valiosa? ¿Interesante? O quizás más... ¿atractiva para mí? A veces un poco de malicia, por así decirlo, es la
pizca de esencia que se necesita para alguien te parezca más vivo.
Crónicas de la guarida 8.
¿No os ha pasado nunca, que algo a lo que prestabais poca atención, de repente lo miráis con otros
ojos? Supongo que a todos en algún momento de nuestra vida, nos toca pasar por ello, y nos hace plantearnos
cosas. Hace poco celebramos la primera reunión, en la que nos reunimos todos los animales que nos habíamos
relacionado. Estábamos yo, Moti, la osa Honey, el zorro Red, el gato Nocred, el lobo Viento, el oso Kobu, la
loba Irián y la cierva Rina. Conocidos y otros nuevos, que se acercaron por curiosidad, aprovechando la tregua
de caza que había ese día. Muchos de ellos no se conocían, y mucho menos sabían de las relaciones que ellos
habían tenido con Moti o conmigo. Aun así, todos si tenían claro una cosa, Moti y yo, a pesar de nuestras
correrías con los demás, nos respetábamos, por ello yo no lo hacía con ninguna otra loba, ni ella con ningún
lobo. Nuestros sentimientos nos pertenecían a cada uno. Eso pensábamos, pero creo que hasta ese día no me
di cuenta yo de ello. Cuando la vi riéndose, mientras contaba las cosas que había hecho, y lo que los demás
relataban, algo se revolvió en mi interior. No sé qué ocurrió, quizás fuera la leve brisa que había ese día, que
hacía que su pelaje bailara con cada uno de sus movimientos. O la luz del sol que se reflejaba en sus ojos,
haciendo que estos brillaran como esmeraldas, pero empecé a verla y a sentir por ella, algo que quizás negaba,
no aceptaba, o que desconocía que era exactamente. Supongo que debía de ser, uno de esos sentimientos que
solo se tienen una vez en la vida. Me separe del grupo que estaba entretenido contando sus cosas y escuchando
a Moti, y me aleje para estar un momento a solas para pensar. Pero como dicen, para los amigos de verdad, las
palabras sobran, y dos hubieron que me siguieron, ya que captaron lo que me estaba pasando. Viento e Irián, se
acercaron y se sentaron ante mí.
-Eres tonto Ángel, ¿aún no se lo has dicho? -Me pregunto Irián.
Supongo que me cogió por sorpresa la pregunta, ya que le dije que no sabía de qué hablaba. Ella
expresó que si lo sabía, pero que no quería afrontarlo. Viento me dijo, que no esperaba que yo fuera a alargar
tanto una situación así, que debía actuar, que no dejara pasar tanto la oportunidad, ya que un día sin darme
cuenta, cuando lo intentase, ya sería tarde.
Yo mire hacia otro lado, podéis llamarlo cabezonería, quizás lo fuese. Los dos se sentaron a mi lado,
dejando en medio de los dos, y me hablaron a las orejas. Los amigos, vaya, que pesados pueden ser a veces.
Cuando me quise dar cuenta, estaba todo el grupo detrás de mí. Me volví y los mire, pero Moti no estaba, así
que pregunte por ella. Se acercó Honey, y poniéndome una zarpa en la cabeza, me dijo que Moti, esperaba en el
claro donde nos reunimos. Se acercó Rina, y dándome con la punta de la lengua en la cara, me indico que no
perdiera más el tiempo, que ella no esperaría eternamente. Todo el grupo sonrió y me indicaron con las cabezas
que fuera con ella. Me incorpore, y lentamente comencé a caminar hacia el claro. Cuando pase entre ellos,
Kobu me dio con una zarpa en el trasero para que aligerara el paso, mientras red me guiñaba un ojo y me
deseaba suerte.
-Deja de pensar tanto, y muévete, no tienes todo el día, ni nosotros tampoco. -Expreso el gato
Nocred mientras bostezaba.
Cuando llegue al claro, Moti estaba de espaldas mirando hacia el interior del bosque. Me acerque a
ella y me senté a su lado. Era giro la cara, y me pregunto qué era lo que pasaba, que le habían dicho que
esperara ahí. Las palabras no me debieron de salir muy claras, ya que Moti puso cara de no entender nada de lo
que decía. Tragué saliva, y le pedí que me escuchara, que ya bastante difícil me era, para tener que repetirlo.
Moti me presto toda su atención, así que le pregunte que sentía ella por mí. Me respondió que éramos amigos,
muy buenos amigos, que me apreciaba de veras, que le gustaba mi forma de ser tan abierta. Que admiraba, que
pudiera ser a veces tan diferente a lo que normalmente había, aunque otras fuera de los más cabezota,
olvidadizo, malhumorado o cascarrabias.
Quien dijese que estas situaciones son fáciles, es que no tena ni idea. Como era de esperar, ella me
hizo la misma pregunta. Me quede callado, las palabras no se salían. Ella me miraba impaciente y a la vez
confusa, esperando una respuesta. No se cuento tiempo estuve callado, pero ella se incorporó y comenzó a
alejarse con la cabeza agachada.
-Moti, espera por favor, no te he dicho lo que pienso de ti o lo que...
-¿O que más? ¿Qué te pasa Ángel? Es la primera vez que te veo dudando tanto, no es normal en ti.
-Expreso acercándose de nuevo y sentándose ante mí.
Le pedí que tuviera paciencia conmigo, que intentaría explicarlo todo. ¿Conocéis esa sensación, que
uno tiene cuando se encuentra ante un acantilado, y está a punto de caerse? Creo que esa misma, tuve en aquel
momento.
-Moti, eres una hembra genial, divertida, sensual, inteligente. Una excelente cazadora, y gran
compañera. Pocas hay como tú, pero menos aún, por la que sienta una pizca de lo que tengo hacia ti.
-¿Qué quieres...?
-Déjame terminar, te lo ruego. No me pares o me costara mucho continuar. Desde que juntos
pasamos aquel invierno, me di cuenta, que si algún día yo me decidía a buscar una compañera, quería que fuera
como tú. Cada noche que pasamos juntos, simplemente acurrucados uno contra el otro, eran algo que me
llenaba, como ninguna otra cosa podía. He estado buscando la compañera ideal, que más se acercara a lo que
yo quería, sin darme cuenta que ya la tenía a mi lado. Creo que más de una vez, tú has intentado llamar mi
atención, pero yo no le daba importancia, y hacía daño. Lamento de veras haberte causado ese dolor. Sabes
bien, que he estado con muchas hembras, pero con ninguna otra loba más que tú. ¿Sabe por qué? Pues porque
eres tú la única loba, a la que deseo darle de todo corazón esa parte de mí, que a las demás, no podía darles, o
no quería. Con ellas podía tener cariño, aprecio, cuidado, amistad, pero no lo que solo tú me haces sentir.
Innumerables noches las pasaba contemplándote mientras dormías, es una imagen que siempre llevo conmigo.
Toda esa pasión, carisma y fuerza, que tienes durante el día o mientras estas despierta, pasa a una inocencia y a
una delicadeza sin igual, en la expresión de tu rostro mientras duermes. Quizás no he sido capaz de expresarte
todo lo que tú me haces sentir, o a lo mejor esperabas que pronunciase, dos palabras muy claras. No puedo
ofrecerte nada realmente valioso, y quizás ni siquiera lo que tu merecerías, ya que sabes bien las rarezas que yo
tengo. Supongo que no sirvo como compañero, en la forma más seria de la palabra, pero si puedo ser otras
muchas cosas.
No son muy comunes los momentos o situaciones que se me baje el ánimo, pero aquel debió de ser
uno de ellos, ya que empiece a llorar. Moti me acaricio la cara con la suya, y lamió mis lágrimas, mientras me
decía, que no dijera nada más. Me dijo que me quería tal y como era, que no pedía más. Para que un compañero
formal, si después no tendría todo lo que poseía ahora mismo. Los lazos, que se crean simplemente hacia los
demás, no sirven de nada, sin la base que ellos dos crean y refuerzan día a día. Que de la forma que estábamos
los dos, siempre se podía avanzar o retroceder sin problemas. Que yo no le había dicho nada, que ella no
supiera ya, pero que hacía tiempo que anhelaba escuchar de mi propios labios.
Supongo que nunca llegas a conocer del todo a nadie, por mucho que hayas pasado con él o ella. Los
dos nos abrazamos, y nos quedamos en silencio.
-Ejem, espero que todo esto no influya, que de vez en cuando me pueda permitir jugar un poco
contigo. -Se oyó decir tras nuestro.
Al volvernos, todo el grupo estaba allí sentados mientras nos miraba sonriendo. Moti y yo,
expresamos al unísono que nada cambiaria, que todo, seguía igual, pero que ahora, las cosas entre los dos, solo
podían ir a mejor, o al menos, afianzar lo que ya teníamos claro. Salimos corriendo y nos tiramos sobre el
grupo.
Es cierto que las cosas a veces es mejor hablarlas, y contar con amigos como aquellos, era algo a lo
que no se podía poner precio. A pesar de lo mal que uno se pudiera sentir, o de lo solo que se pueda parecer,
siempre hay alguien que aunque tú no lo veas, espera que recurras a él.
Crónicas de la guarida 9.
Personaje Especial: Kristal.
Dicen que todas las cosas suceden por algún motivo, o tal vez no son más que simples casualidades,
pero a veces un hecho puede calarte muy hondo. No sería la primera vez que Moti, me presentaba a alguien
extraño, de curiosa apariencia, o de esos que te preguntas de dónde demonios ha salido. Pero cuando se me
presento una zorra Azul que además caminaba a dos patas, no pude más que poner cara de asombro, y abrir la
boca. Vaya una cara de tonto que debí poner. Lo cierto es que una mañana, yo me encontraba como siempre
estirado en mi cueva, tenía un dolor de cabeza increíble, y casi veía doble, la noche anterior debió de haber sido
muy movida. Me estire mientras intentaba mantener el hocico cerrado, para no quejarme por los crujidos que
daba todo mi cuerpo. ¿Qué demonios había pasado durante la noche? No tenía nada claro, solo una sed
inaudita, un intensísimo sabor a Moti en la boca, y un montón de pelo sobre el mío, que no me pertenecía. Ya
se lo preguntaría a mi compañera, que dormía totalmente espatarrada a mi lado. Me acerque a ella y comencé a
olisquearla. Quizás buscando respuestas, pero lo cierto es que si le lamía los bajos, ella aun estando dormida
gemía, y si me acercaba a su cuello y se lo lamía, me enganchaba con las patas delanteras, y casi no podía
zafarme de ella. Os parecerá mentira, pero cuando te abrazaba, casi ponía tanta fuerza como un macho,
abrazado a la cintura de lo que estuviese montando. La empuje con el hocico, y ella entreabrió los ojos, me
miró un instante, y se volvió hacia el otro lado durmiéndose de nuevo.
-¡Será posible la dormilona esta! Vamos Moti despierta, ya hace buen rato que ha amanecido.
Recuerda que hemos quedado con Viento y con su pareja, para cazar algo grande.
-¿Hum? Solo un poquito más, anda si, se bueno conmigo. Si me dejas un ratito más, te dejare
hacerme lo que quieras.
-¡Oye! No me tomes por cachorro, que se muy bien que te ibas a dejar igualmente que te agarrara.
Cuando dos seres, se conocen tan bien como nosotros, era difícil engañarse, aunque fuera tan
inocentemente. Por ello cuando Moti me miro de reojo e intento saltarme encima para cogerme desprevenido,
yo ya la esperaba. Cualquiera que nos hubiera visto a los dos, saltando uno frente al otro sin perder nuestras
miradas de vista, y moviendo la cola de un lado a otro frenéticamente, hubiera pensado que nos faltaba un
tornillo. Tras unas cuantas volteretas los dos abrazados, e incontables lametazos, nos dispusimos a poner las
zarpas en el exterior. Como era de esperar viento y su compañera, nos esperaban en las afueras de la cueva.
-Vaya dos, siempre estáis igual. Cualquiera que os conociera por encima, y no supiera todos los
detalles, pensaría que tenéis la madriguera llena de cachorros. Como os dais el lote tantas veces. A ver, ¿cuantas
veces lo hacéis por semana? No te pregunto cuántas por día, ya que no quiero alarmarme. Me pregunto cómo a
ti, Moti, no se te irrita de hacerlo tanto.
-Será porque la tengo muy bien lubricada, pero aquí el cachorro, si se queja que le duele la colita a
veces.
-¡Hey Moti, eso no es cierto!
Los tres se rieron mientras yo los miraba con las orejas agachadas.
-Oye Ángel, hay algo que quiero enseñarte. ¿Recuerdas las setas aquellas tan raras que encontramos
una vez?
-¿La blancas con puntos rojos? Si las recuerdo viento, ¿qué pasa con ellas?
-Sígueme.
¿Sabéis esa sensación extraña, que te da a veces que intenta decirte que te meterás en problemas,
pero no le haces caso? Pues esa misma sentí mientras seguía a viento, y Moti y la otra, cuchicheaban tras
nosotros. Cuando llegamos a la zona, no pude más que quedarme con la boca abierta. ¿Dónde demonios
estábamos? Era la primera vez que veía ese lugar, pero las cosas no cuadraban ya que sabía muy bien por donde
había venido. Me di la vuelta, y tampoco reconocí el camino.
-¿Que está pasando aquí? Moti, viento, ¿qué ocurre?
Todo me empezó a dar vueltas, la visión se me nublaba y perdía pie. Sacudí la cabeza intentando
aclararme un poco, pero creo que empeoró la situación, ya que estaba tan mal, que al sacudirme, perdí el
equilibrio desplomándome y cayendo en la inconsciencia. Me sentía muy raro, era como si estuviera andando
sobre un manto de niebla, no veía el suelo ni mis zarpas. La niebla subía cada vez más, me empezaba a cubrir,
yo estiraba la cabeza intentando mantenerla fuera de ella, pero al final me trago por completo.
Me desperté de sopetón, y mire a mí alrededor. ¿Sueños, pesadillas, quien podría contestar? Lo cierto
es que me encontraba de nuevo en un lugar que no conocía de nada. Una vegetación exuberante como nunca
había visto, lo cubría todo. No sé, juraría que la propia vegetación me observaba. En esto, que siento una
presencia, algo me acecha entre la sombras. Me pongo tenso y miro a mi alrededor. Algo salta sobre mí, sin que
me dé tiempo a verlo, pero por suerte, a eso jugaba mucho con Moti, así que no me costó mucho usar la fuerza
del impacto, y tras rodar por el suelo quedar sobre mi atacante. Me disponía a soltar una dentellada, sin siquiera
ver quien era, cuando mis fauces se detuvieron a unos centímetros de su cara.
Os lo puedo asegurar, ni yo mismo me lo hubiera creído si no me hubiera cruzado con ella.
Bajo mis patas, se encontraba lo que parecía una zorra, pero no una cualquiera ni mucho menos. De
un pelaje totalmente azulado, y un tamaño corporal como el mío o más grande. Una anatomía que nunca había
visto, un ser que debía caminar a dos patas, con las extremidades superiores como las manos de los humanos.
Supongo que mi asombro inicial, le dio la oportunidad de agarrarme y dar la vuelta a la situación,
pasando a estar yo bajo ella.
-¿Quién eres? No hay lobos por esta zona.
-Esa misma pregunta te la podría hacer yo, aunque cambiaría el quien eres, por ¿que eres?
-¿No lo ves? Una zorra.
-Conozco muchas zorras y ninguna es como tú.
Durante unos instantes me miró fijamente a los ojos, acercó el hocico al mío, y me olisqueó. Qué
queréis que os diga, me sentía intimidado por ella. Se quitó de encima mío, y me pidió despulpas. Me explicó
que últimamente estaban pasando cosas extrañas en su mundo. Supongo que empecé a plantearme, en que
enorme problema estaba metido, y en donde había acabado. Ahora que la tenía ante mí, pude observarla más
detenidamente. Indudablemente, era la primera vez que veía una zorra semejante, y que además llevaba atuendo.
Su cola a parte de una belleza inusual y un mullido manto de pelo, poseía unas anillas de brillante metal, que la
dividía en tres partes exactas. En brazos y piernas, unos brazaletes también de metal, en su frente y cuello,
sendas gargantillas de las que colgaban unas brillante piedras, que hacían juego con sus hermosos ojos verde
esmeralda. En su cintura llevaba una tela que colgaba hasta las rodillas, y que cubría el interior de las patas
posteriores
-Así que tú eres Ángel, yo soy Kristal. No sé cómo has acabado aquí, pero este no es tu mundo.
-¿Qué quieres decir, y como me conoces?
-Realmente no te conozco, pero soy psíquicamente receptiva y he sacado algunos datos de tu mente.
He podido ver, que realmente no habías visto a nadie como yo, que en tu mundo salvo los humanos, el resto de
animales, suelen andar a cuatro patas, al menos los que tú conoces.
-¿Cuantas cosas más me has sacado de la cabeza?
-Tranquilo, no te pongas rojo de vergüenza, no me sorprende lo que haces con otras especies. Aquí
eso es muy normal.
-¿En serio?
-Sí, aquí cada uno lo hace con quien quiere, no importa la especie. Es más, muchos tienen parejas de
diferente especie, y aun así, logran descendencia. Bueno, ya que estamos metido en materia…
¿Alguna vez os habéis sentido acosados descaradamente? Pues cuando la zorrita se puso a cuatro
patas, y comenzó a caminar hacia mí, no pude evitar dar pasos retrocediendo. Se acercó y comenzó a
olisquearme la cara.
-No me puedo creer que te sientas intimidado. Tú que lo has hecho ya con tantas especies. Venga, te
dejo la iniciativa.
La zorra se quitó los brazaletes, y la tela que tapaba aquello que tanto nos gusta a los machos. Se
tumbó boca a arriba y me animo a jugar un poco. Bueno, porque rechazar tan apetecible proposición. Me
arrime a ella, y comencé a lamerle el cuello lentamente, dejando de la lengua penetrase entre el pelaje y
acariciara su piel. Ella me puso las manos en la cara y acercando su hocico al mío, me besó en los labios.
Lo que se puede llegar a hacer con la lengua teniendo experiencia. Ella abriendo las fauces, las
colocó a los lados de la mía, y comenzó a acariciar mi paladar con su lengua. Yo que no sabía muy bien lo que
me estaba haciendo, pero no niego que me gustaba, imite como mejor pude el movimiento. Nuestras lenguas
jugaron mutuamente, mientras bebíamos nuestra saliva mezclada.
Lo mejor de hacerlo con otra criatura, es que aprendes cosas nuevas, y si esta es lanzada y
experimentada, mucho más.
-Ángel, ponme una zarpa en un pecho. Pero no apoyes todo el peso, hazlo despacio.
Realmente tenia los pechos más grandes que había visto en una hembra, así que con temor hice lo
que me pidió. Coloqué una zarpa sobre uno de sus pechos, y lo palpé suavemente. Era blandito y caliente, salvo
el pezón que estaba muy duro. Agaché la cabeza, y comencé a lamerle el otro pecho, y a acariciárselo con la
lengua. Suavemente le daba pequeños mordiscos en el pelaje y en el pezón, mientras con la zarpa que tenía en
el otro pecho, le daba pequeños masajes con los dedos. Me coloque con ella entre las patas, y comencé a
lamerle entre los pechos y en el cuello, ella gemía y daba pequeños jadeos a cada lamida, mientras sentía como
el calor de su cuerpo aumentaba. Antes de que me diera cuenta, me puso las manos en la cara, e
incorporándose me llevó el hocico entre sus patas posteriores. Me colocó la punta de la nariz en su entrada y
me pidió que la lamiera lentamente.
En momentos así, seguir cada petición de la hembra, y no ir directamente al coito, te da mucho valor.
Coloque la punta de la lengua la más abajo que pude, y comencé a deslizarla hacia arriba, mientras le separaba
los labios vaginales. Ella se retorcía en el suelo y gemía a cada lamida que le daba, y cuando iba más dentro de
ella con la lengua, soltaba largos suspiros. Se incorporó y con respiración muy acelerada, me besó de nuevo
mientras se deslizaba de debajo de mí. Se colocó a cuatro patas, y sin decir nada, bajó la cabeza y cerró los ojos.
Me sitúe tras ella, y le olfatee su retaguardia, se la lamí un poco y después me situé a su lado pegando la mejilla a
la de ella. Le lamí la cara, y se la acaricie con la mía.
-Por favor, me tiembla todo el cuerpo por la excitación, móntame te lo ruego.
A decir verdad, era la primera vez que me encontraba con una hembra tan dispuesta a ser tomada, y
no iba a ser menos negándole tal deseo. Volví a ponerme tras ella, y subiendo las patas delanteras, me agarré a
su cintura. Me situé en posición, coloque la punta de mi miembro en su entrada, y espere.
-Si si, ahora, vamos no te pares.
Que desesperación, ¿eh? No hay que hacer esperar a un hembra. Me agarre con fuerza a su cintura, y
comencé a introducirle el miembro muy lentamente. Ella abrió la boca y sacando la lengua comenzó a jadear.
Una vez que estuve completamente dentro de ella, inicie las embestidas, aumentando el ritmo progresivamente.
Sus pechos se movían rítmicamente a cada arremetida, y su lengua colgaba chorreando saliva. Eché el cuerpo
hacia delante y le mordí en la nuca suavemente, mientras ella no paraba de gritar que quería más. Coloque la
cabeza junto a la suya y le ofrecí la lengua, ella gustosa me besó, mientras sentía cada movimiento de mis
caderas.
-Arf arf, ¡Dioses del Valhala, que bien lo haces!
El nudo comenzó a hincharse dentro de ella, el torrente de esperma a llenarla, y a chorrearle por los
muslos. Deje caer el cuerpo sobre ella, estábamos completamente unidos.
-Mmm, que calor más agradable. Date la vuelta y ponte trasero con trasero, quiero hacer una cosa.
Hice lo que ella me pidió, me coloque pegando mi trasero al de ella, con el miembro introducido.
Entonces ella se hecho hacia un lado y los dos nos quedamos tumbados, giro sobre sí misma y nos quedamos
patas arriba. Se incorporó y agarrando mi cuerpo, lo colocó sobre el de ella. Realmente tenía mucha fuerza, a
pesar de no aparentarlo. Ya en esta posición, pegué mi cuerpo a su pecho, y mientas nos besábamos, yo movía
lentamente las caderas para estimularla con mi miembro más aún.
Podía sentir como las paredes de su vagina apretaban mi nudo, como si por ella misma se negara a
que lo sacara. Me abrazó con fuerza y comenzó a morderme en el cuello, creándome una sensación extraña,
que provocaba que yo diera pequeños sacudidas con la cadera y la penetrara más aún. Sentía sus garras en mi
espalda arañándome, y su corazón palpitando, con tanta fuerza que chocaba contra mi pecho. No sé cuánto
tiempo estuvo abrazada a mí, pero buen rato después, comencé a notar como el nudo disminuía y mi miembro
salía. Me separe de ella con las orejas caídas, resoplando y con todo el cuerpo sudado. Pero ella no parecía muy
dispuesta a dejarme ir así como así.
-Ven aquí, no te vayas aun, no he terminado contigo.
-¡¿Mas?! Déjame descansar un poco, estoy agotado.
-Lo que vas a hacer ahora no te cansara. Acércate.
Me temblaban las patas, pero nunca le he dicho que no a una hembra. Me acerque a ella que se
encontraba sentada, y me pidió que subiera las patas delanteras a sus hombros. Os juro que se me erizaron
todos los pelos del cuerpo con su siguiente movimiento. Puso las manos sobre la funda de mi miembro y
comenzó a moverlas. Lógicamente me empecé a estimular y poco a poco fue saliendo la punta. Entonces
agachó la cabeza y comenzó a darle con la lengua, yo sentía unos escalofríos terribles con cada lengüetazo.
Poco a poco todo el miembro fue saliendo, y ella se lo iba metiendo en la boca mientras lo acariciaba con la
lengua. Yo empecé a resoplar y a jadear, mientras me agarraba a ella como mejor podía.
-Ahora viene una parte que te encantara. Acércate un poco más.
Yo temblaba de pensar en lo que me haría, pero estaba ya en un estado de lujuria que casi me daba
igual lo que me hiciera. Di dos pasos con las posteriores, y ella se situó mejor debajo de mí, me coloco el
miembro entre sus pechos, y comenzó a moverse mientras dejaba deslizar saliva por su lengua. Sus pechos se
mostraban muy suaves, y a la vez duros y calientes. Mi cuerpo reaccionaba solo a cada movimiento de ella,
moviendo la cadera he introduciendo en su boca la punta del miembro.
-Kris… Kristal, para por favor. Arf arf. No creo poder aguantar mucho más.
Pero supongo que ella estaba tan concentrada moviendo sus pechos y la lengua, que no me oyó. No
me equivocaba, sentí una explosión en mi interior, y soltando un sonoro aullido, descargué en su boca todo lo
que me quedaba. Mis patas posteriores no soportaron más, y me desplomé sobre ella, cayendo en sus brazos.
Tenía toda la cara y boca llena de esperma, así que con un beso la ayude a limpiarse. Nos lamimos mutuamente,
y deje que la inconciencia me llevara, sintiendo los brazos de ella.
-Duerme cachorro, saluda de mi parte a Moti.
Cuando desperté me encontraba en mi cueva, tenía un dolor de cabeza increíble. Me estire mientras
intentaba mantener el hocico cerrado, para no quejarme por los crujidos que daba todo mi cuerpo. No tenía
nada claro, solo una sed inaudita, un intensísimo sabor a Moti en la boca, y un montón de pelo sobre el mío,
que no me pertene… Entonces me di cuenta que eso ya lo había vivido. Me apresuré a mirar detenidamente el
pelo que tenía sobre mí, pero no era azul. ¿Había sido todo un sueño? Imposible, había sido tan real…
Supongo que me lleve una desilusión. Me incorporé y salí a la entrada.
-¿Ángel? Expreso Moti despertándose.
-Que haces ahí sentado mirando hacia el exterior. ¿Te encuentras bien?
-Si estoy bien, no es nada.
-Oye, he encontrado este pelo cerca de donde estabas echado, ¿de quién es? Es como azulado.
-¿¡Que!?
Me apresure a mirar el mechón que ella traía, y efectivamente era azul. No me preguntéis que fue lo
que paso, ya que yo antes lo mire y no tenía ese color. Además me ardía horrores el miembro, y me sabía la
lengua a esperma. Quizás nunca averigüe que fue lo que paso, pero lo cierto es que gracias a Kristal, mis
relaciones con Moti, mejoraron muchísimo. Desde entonces cada noche, miro al cielo buscando la estrella de
ese mundo en el que estuve. Y a veces, solo a veces, juraría que una pequeña estrella a lo lejos, brilla cuando la
miro.
Crónicas de la guarida 10
-Shhh, no hagáis ruido que Ángel está durmiendo. OH, perdonad mi descortesía, soy Vientre
Moteado, o Moti, como muchos me llaman. ¿Qué tal? Mi compañero está muy cansado hoy, así que yo me
encargare de hablar. Como ya sabréis soy la compañera sentimental de guardián de la guarida. Bueno, me
gustaría ser realmente su compañera sentimental algún día. Pero bueno, como estamos, la cosa va muy bien.
Supongo que él ya os habrá contado cosas, bueno, no es de los que alardea de sus logros, pero he de admitir
que se le dan muy bien ciertas situaciones. Quizás alguno de vosotros no lo conoce tal y como es, así que
intentare daros algunos datos de él, para que al menos veáis un poco mejor al lobo. Vamos a fuera a hablar, no
quiero que se despierte y se entere que estoy hablando de él, es algo que no suele hacerle mucha gracia. ¿Cómo
es el Ángel en realidad? Creo que debería empezar por decir que es difícil de explicar o al menos de entender.
Para los que no hayan tenido mucho trato con él, quizás les parezca un poco serio o incluso arisco, pero es algo
que va con él. Le cuesta muchísimo confiar en los demás. A tenido bastante mala suerte con aquellos a los que
da tenido alrededor, la mayoría solo buscaba aprovecharse de él. Seguramente por repetirse tanto lo mismo, ha
acabado viendo a todos igual.
-Moti, creo que te equivocas en una cosa sobre Ángel. El motivo de su desconfianza no solo es por
como lo han tratado muchos, sino también por cosas de sí mismo que se guarda, y que no quiere que nadie
conozca.
-Viento, conozco algunas de esas cosas que él se guarda. Es cierto que muchas de ellas no son nada
agradables, pero no puede pensar que él debe soportar todo ese peso. Tiene muchos a su alrededor que lo
aprecian y le quieren, debería compartir ese peso con ellos.
-Aunque tienes razón, el asunto no es tan fácil. ¿Qué sabes exactamente de su pasado?
-Bueno, sé que de joven, no era ni mucho menos lo que es ahora. Se podría decir que era la otra cara
de la moneda que conocemos. También quedo muy marcado por lo que le hizo a un compañero que tubo.
-Lo se Moti, pero él no lo sabía, aun no comprendía lo que llevaba en su interior. ¿Cómo puedes
esperar que tras estar toda su infancia, siguiendo las influencias de los demás, supiera ver cuándo hacia mal?
Mira, los dos nos hemos sentado muchas veces a hablar, y las veces que me ha contado ciertos pequeños
detalles, no podía entender, como era posible, que hubiera tanta diferencia. Exactamente no sé qué fue, lo que
le rasgó en dos el corazón, y que le hiciera cambiar tan radicalmente, pero bien sabes que cada vez que el
recuerda algunos momentos, se desploma llorando.
-Pero él no se deja ayudar, al menos a mí hay muchas cosas que no quiere contarme.
-Eso es porque no quiere perderte. Tiene miedo a que lo dejes si lo conoces en su totalidad. Esta
realmente herido por lo que hizo y lo que fue. Cada día lucha con su interior por no caer otra vez. Pero es algo
que para bien o para mal, forma parte de él, y no puede borrarlo por mucho que lo intente.
-Como comprenderás, ni por asomo voy a dejarlo. No me importa su pasado o lo que haya hecho.
Yo lo conocí de una forma, y es la que conozco y me gusta ahora. Aunque él no quiera verlo o admitirlo, me
tendrá siempre que lo necesite. Toda esa libertad que los dos tenemos hacia otras criaturas y relaciones, no
influye en absoluto en lo que los dos tenemos mutuamente, al menos eso creo.
-Moti, dime una cosa. ¿Alguna vez de las que lo has hecho con otros machos o incluso hembras, has
sentido algo como lo que tienes hacia Ángel?
-Rotundamente no. Eran simples juegos, puede que con alguno tuviera hasta cariño, pero no es
como con Ángel. Cuando estaba con hembras, no tenía problema ya que no había riesgos, pero cuando eran
machos, ahí ya la cosa cambiaba. Debía tener mucho cuidado, sobre todo si ellos eran caninos, ya que podrían
dejarme preñada. Una cosa es que los dos nos permitamos esa libertad, otra muy distinta es que tengamos un
descuido como una fecundación.
-Pero tú lo tienes más fácil, para eso comes periódicamente esa hierba que detiene tu ovulación.
Nosotros debemos tener mucho cuidado donde metemos, ya sabes qué.
-En eso tienes razón, tengo ventaja. Aun así, se muy bien que Ángel se toma muy en serio todo lo de
las relaciones. Siempre está buscando aprender o probar cosas nuevas, pero siempre manteniendo intacta su
integridad. Nunca le prometerá a nadie algo que no podrá cumplir, así como no hará algo de lo que no está de
acuerdo. Es cierto que a veces su apetito de lujuria le ha metido en más de un problema, pero en el fondo es
muy buen lobo.
-No te lo niego, pero ya sabes que no le gusta darse a conocer tal y como es. Esta tan a la defensiva
siempre, que es muy raro que lo veas comportarse como es en realidad. Los dos sabemos que es de lágrima fácil,
aunque no lo aparente.
-Oye viento, creo que nunca te lo he preguntado, ¿tú y el…? Ya sabes.
-Una vez, y fue porque yo le pedí que me dejara probar a montar a un macho. El accedió sin ninguna
pega, supongo que por estar acostumbrado.
-No creo, le he visto rechazar proposiciones tanto de machos como de hembras. Estoy segura que
tuvo en cuenta que eras su amigo. Sabes que a pesar de todo eso que hace, no permite que cualquiera lo haga
con él. No conozco exactamente los criterios que el sigue, pero supongo que deben de ser importantes.
-Uno de ellos si se cual es. No lo hace con aquel que note que no está sano o saludable. No quiere
arriesgarse a tirar al traste su pellejo. Pero no solo por él, sino porque no puede aceptar que fuera el quien
contagia algo.
-Más bien, no podría aceptar destrozar la vida de alguien por un descuido mío.
-¿Cuánto tiempo llevas escuchando?
-No mucho, no te preocupes Moti. Estoy seguro que ninguno de los dos ha dicho nada malo de mí.
Sé que tengo una interminable lista de defectos, pero intento subsanarlos. Perdonadme por haceros esperar, sé
que hoy habíamos quedado para ir a cazar, pero he tenido muy mala noche, apenas he dormido.
-Ángel, ¿me permites hacerte una pregunta?
-¿Desde cuándo necesitas mi permiso para preguntarme?
-¿Qué sientes por tus amigos? ¿Por Moti? ¿Por mí?
-Desearía que no me hubieras hecho esa pregunta, viento. No lo sé, sinceramente no lo sé. No
puedo ni fiarme de lo que siento, ya que muchas veces ni yo lo entiendo.
-Inténtalo al menos por mí.
-Me pones en un aprieto Moti, pero intentare darte una respuesta. Lo que siento por ti, bueno,
supongo que en este caso no puedo decir que mis acciones hablen por mí. Eres alguien especial para mí.
Especial e importante. Supongo que puedo decirte que necesito tenerte a mi lado, que eres irremplazable e
imprescindible para mí. Creo que puedo admitir, que has llegado a formar parte fundamental de mi existencia, y
que dejaría que me cortaran mi peluda cola, antes que perderte.
-No eran las palabras que deseaba oír de ti, pero conociéndote, supongo que son casi lo mismo.
Venga, dame un beso y vamos a endulzarnos la boca, con un buen pedazo de carne fresca.
Creo saber cuál eran las palabras que ella esperaba que dijera, pero supongo que soy demasiado
cobarde para pronunciarlas. Agaché las orejas, y la besé. A veces es cierto que me sentía totalmente indigno de
tenerla, por no darle todo lo que ella se merecía. Me resigne como siempre, y me fui con ellos a cazar.
Crónicas de la guarida 11.
-¡Corre corre! No lo dejes escapar. Ahora tu por un lado y yo por el otro, ya es nuestro. ¡Demonios,
que rápido ha virado! ¡OH, por todos los...! ¡Para para que nos la pegamos! ¡Au, que daño! Ya sabía que tenías
la cabeza dura, pero no quería comprobarlo con la mía. ¿Estás bien Irián?
-¡Ay! No es nada, pero me saldrá un buen chichón. Vaya, que vergüenza, nos estaban mirando,
viento, les habremos parecido la mar de torpes al chocarnos uno contra el otro.
-Hola, si veníais buscando a Moti y a Ángel, no están. Los dos andan cazando en un valle cercano.
Bueno, supongo que ya que estáis aquí, lo menos que puedo hacer es contaros algo. Vamos a ver que podría
contaros.
-Pues, ¿por qué no les cuentas lo sucedido en la última reunión?
-Mmmm... Tienes razón, puede ser interesante de contar. Si recordáis un poco, nos habíamos
reunido todos cerca de la cueva de Ángel. Nos reunimos todos aquellos, que directa o indirectamente habíamos
tenido contacto con uno de los dos, o con ambos. Al final he de admitir que la reunión fue bastante
provechosa, supongo que todos aprendimos algo. Cada uno de nosotros, dio su impresión y lo que opinaba de
lo sucedido, o en su defecto, lo que creía correcto hacer en una situación semejante. La escena era la siguiente,
estaban todos sentados o de pie en círculo. Ángel estaba sobre una roca, escuchando y observando lo que
ocurría. Ya lo conoceréis, y no creo que haga falta decir que él no es muy hablador, a diferencia de Moti que
estaba en medio del grupo hablando con todos. Como era día de tregua, muchos animales se acercaron a
observar y escuchar. Incluso un joven cachorro de lobo negro llamado Kurok, de una manada cercana.
Supongo que debía tener una vista y oídos excelentes ya que lo único que se veía de él, era la cabeza asomada
tras un árbol. Cada cierto momento, lo veías correr tras los árboles, pero solo asomaba la cabeza cuando quería
mirar. Ángel se percató de ello, pero supongo que por la tregua, por la corta edad que aparentaba y su más que
clara timidez, pues no le dio mayor importancia, y lo dejo tranquilo. Yo no conocía a todos los allí presentes,
como el oso Kobu, la ciervo Rina o el gato Nocred. El resto si los había visto anteriormente, o eran viejos
conocidos. A decir verdad, no recuerdo la última vez, que vi a Moti tan atenta y risueña como ese día, no
paraba de reírse y preguntar todo el mundo. También había que tener en cuenta que por ejemplo Rina, conocía
a Ángel hacia años, ya que fue el quien la desvirgo. Ella no lo supo nunca, pero Ángel me dijo una vez, que en
el fondo lamento haberle arrebatado la virginidad. Yo lógicamente le dije, que fue un pequeño precio que pago,
teniendo en cuenta que en principio ella no era más que una presa a devorar. Dicen que compartir una
experiencia intima como una copula, puede crear vínculos y lazos entre los dos. Supongo que es cierto ya que
desde aquel día, aun teniendo mucha hambre, Ángel no pensó ni una vez en comérsela, aunque ella no se diera
cuenta de su presencia. E de decir que hay casos más extremos como que una copula genere falsos sentimientos
o intenciones. Ángel más de una vez se encontró en la situación de tener a alguien interesado en él, de ambos
sexos, pero lógicamente no podía aceptar nada. Aunque Ángel como Moti, se tomaban las copulas con los
demás como un juego, o como una forma de intimar, había muchos que se lo tomaban como algo más
importante. Por ello más de una vez, ellos dos, tuvieron que pararles las patas a algunos que buscaban algo más
allá del sexo. Seres como aquel gato, que según Ángel, eran demasiado sentimentales y enamoradizos, y que
encima se interesaban por seres de su mismo sexo. ¿Cómo explicarle a alguien que está interesado por ti, que
no tiene nada que hacer, de forma que no le hagas mucho daño? Supongo que por razones como esa, Ángel y
Moti decidieron celebrar la reunión. Intentaban conocer mejor la forma de pensar de sus amigos, así como las
razones que los llevaron a hacerlo con ellos.
Había casos como el de Rina, que no tenían explicación posible, por la especial característica del
encuentro que tuvo con Ángel. Aun así, nos enteramos que ella, tras la relación y tiempo pensando, no vio mal
el continuar con algo así. Por ello nos sorprendió cuando nos dijo que también lo había hecho con Kobu. Al
final resulto que entre todos había relaciones. Honey nos contó que tras hacerlo con Ángel, quiso saber más,
por lo que quedo con Moti para aprender más. Cierto es, que entre las dos mucho no podían hacerse, pero las
caricias y el uso de la lengua, daba interesantes posibilidades. Cada uno de nosotros, expuso todo lo que había
hecho y con quien, supongo que buscábamos no tener secretos en el grupo. Ya al final de la reunión y tras la
charla que tuvieron Moti y Ángel, nos sentamos todos juntos y expusimos las normas, que cada uno tenía
respecto al tema del intercambio de relaciones. En el fondo, todos buscábamos saber más y conocernos mejor,
así que Ángel se sentó en medio del círculo y fue preguntando uno a uno.
-Kobu, tú como macho, ¿por qué buscaste hacerlo con otras especies y seguiste haciéndolo?
-Supongo que como a todos los aquí presentes, porque me gusta probar y cambiar a cosas nuevas.
-Sí, creo que hay coincidimos todos. Rina, ¿por qué decidiste seguir haciéndolo con otras especies
tras estar conmigo?
-Creo que por que me gustó esa relación. Así que tenía curiosidad por probar otras especies.
-Entiendo, ¿y tú Honey?
-Pues cuando me entere que tú lo hacías con otras especies pues, me apunte a probarlo. Además
sabia de la diferencia de tamaño que había en los penes de diferentes especies, y me intrigaba probar el de un
canino. Así que, ¿por qué no probarte a ti que seguramente no te ibas a negar?
-¿Así es como me veis todos? ¿Cómo alguien que le da lo mismo montar que ser montado, por
cualquier criatura?
-No creo que ellos pienses eso.
-¿En qué te basas Red?
-Cuando Moti me hablo de ti, tras hacerlo con ella, no pude más que sentir curiosidad por conocerte.
No niego que me gustan los machos, y como soy activo, pues solo penetro por el Ano.
-Es cierto. Cuando red estuvo conmigo, no me monto por la vagina sino por detrás. Cierto es que
me pareció curioso, por ello no dude en hablarle de mi compañero.
-Eso es algo que siempre me ha llamado la atención. En mi caso yo soy bisexual, me gustan las
hembras, las adoro, pero igualmente se admitir cuando un macho es hermoso. Soy activo o pasivo con las
hembras, según sea la forma de ser de ella, pero con los machos soy pasivo nada más, a menos que me pida que
lo monte. Como ya sabréis, me he visto en la situación de encontrarme con alguien que buscaba hacerlo
conmigo, y yo me he negado. La explicación es la siguiente. Si ella era hembra, la rechazaría por tres razones. La
primera, que fuera una de las que se acuestan con cualquiera y solo busca sexo. La segunda, que no me sienta
atraído para nada por ella, ya sea física como síquicamente. Y la tercera, porque notase que ella pretende algo
más conmigo, eso solo se lo permito a Moti. La hembra con la que lo hago debe tener ante todo, amistad
conmigo o al menos debo conocerla, y tener muy claro que no puede esperar recibir de mí, lo que solo tengo
hacia Moti. Cuando lo hago con un hembra, me importa mucho como salga todo, ya que no me lo tomo como
simple sexo, ya que las hembras hay que respetarlas por encima de todo. Con ellas si añado cariño y cuidado,
no me perdonaría hacerles daño.
-¿Y en el caso de los machos?
-En ese caso, Nocred, y creo que esto a ti te incumbe, tengo unas normas muy claras. La primera es
exactamente la misma que con las hembras. La segunda teniendo en cuenta que no me siento atraído por los
machos, solo miraría su interior para rechazarlo o no. Teniendo en cuenta esto, la tercera se entiende que aun
aceptándolo para hacerlo conmigo, no le dejaría si notase que se siente atraído por mí y busca tenerme. Antes
tendría que dejarle las cosas muy claras. Yo sé que a Red le gusto, pero él ya tenía muy claro de antemano que
una cosa es que le gustase, y otra es que me quisiera como su pareja, como le paso a Nocred.
Ahora cada uno de nosotros dirá lo primero que tiene claro cuando lo hace con otra especie sin
importar el sexo que tenga esta. Empezare yo.
Para mí lo más importante ante todo con una hembra, es el respeto. Y después, la lealtad, el cariño,
el cuidado y dejar las cosas muy claras. Con los machos, teniendo en cuenta que por mi parte no siento nada
hacia ellos, salvo la amistad que tenga y en algunos casos cariño, solo dos cosas. Tener los sentimientos e ideas
muy claros. Si los monto yo, busco no hacerle daño, eso lo primero de todo. Y si me montan a mí, bueno, ahí
la cosa cambia, ya que me gusta que me lo hagan con todas sus ganas.
-En mi caso, hacerlo con una hembra es algo muy sensual, divertido y delicioso. No se me ha dado el
caso de tener a una hembra interesada en mí, pero creo que coincido con lo que dice Ángel. Con los machos,
teniendo en cuenta que solo lo quiero a él, pues solo busco divertirme un rato y probar cosas nuevas. Eso sí, no
me gusta nada el dolor o la rudeza, así que descarto a todo aquel que lo pretenda.
-Nocred y yo como no nos gustan las hembras y no tenemos pareja, pues supongo que más o menos
seguimos las mismas reglas de Ángel respecto a los machos, solo que si además nos gusta pues mucho mejor.
-Kobu y yo, valoramos ante todo la amistad, la confianza y el respeto.
-Tanto Irián como yo, estamos de acuerdo con Ángel y Moti, aunque el único macho al que he
montado haya sido él.
-Lo que queda claro, creo yo, es que a todos nos importa una cosa, no dañar a nadie. Ya sea a
nuestra pareja ofendiéndola o faltando a su confianza, como al que tenga encuentros con nosotros. Gozar esta
libertad a la hora de tener otros encuentros diferentes a la pareja, conlleva una enorme responsabilidad, que no
hay que faltar nunca. Siguiendo esta clara pero importantísima norma, creo que es posible tener una vida rica de
sensaciones y momentos especiales. Eso no cambia que si algún día, por algún motivo, Moti me pidiera que no
lo hiciera más con otros, yo le haría caso. Es una petición que supongo no admite rebatirla. Ahora antes de que
cada uno de nosotros vuelva a su vida normal, recordar que todos somos amigos y compañeros, y que por
tanto, ninguno de nosotros osará levantar una zarpa contra ninguno de los aquí presentes. Si ocurriera alguna
cosa que lo precisase, por favor acudid a mí para pedir consejo. Red, acércate un momento.
-Dime, ¿qué ocurre?
-Desde el comienzo de la reunión, un cachorro negro nos ha estado espiando unos árboles por
detrás de mí, quiero que sin que se dé cuenta, le des caza y le preguntes si necesita algo. Es un macho, así que
seguro que no te importara darle un revolcón si tienes la oportunidad.
-¿En serio? Vaya si se lo daré, como se me presente la ocasión.
-Honey, ¿te apuntas a ir con él?
-¿Tan jovencito y ya quieres que lo achuche?
-Solo un poquito, no quiero que se le salgan los ojos. Moti, quietecita que te conozco.
-Vaya, ahora que quería darle un buen susto.
-Nos lo pasamos muy bien ese día todos juntos, y aprendimos de cada uno de nosotros, cosas
importantes, que ayudarían a llevarnos mejor. Respecto al cachorro negro, pues no sé qué fue de él, la última
vez que lo vi estaba patas arriba con Red encima, mientras lo sujetaba Honey. No creo que lo pasase mal,
aunque igual que podría haber acabado con la cola satisfecha, quizá también acabo con dolor de trasero. No
puedo negar que estoy impaciente por que se celebre la próxima reunión. Creo que hay miembros nuevos y
seguro que tienen que contar. Bueno, ahora si no os importa, Irián y yo, tenemos que cazar la cena para que
esta noche tengamos fuerzas, para otro tipo de juegos. Chao y cuídense.
Crónicas de la guarida 12.
Pasado oscuro, futuro incierto.
-¡Aaaarrrrooooowwww! ¡Qué sueño! ¿EH? Es de noche aun, ¿Ángel? Habrá salido, a lo mejor,
aunque no suele salir por la noche, al menos a solas. Será mejor que vaya a mirar. No creo que este muy lejos,
seguramente en los alrededores, si no está sentado sobre la roca de la entrada. Estaba en lo cierto, allí está
sentado donde pensé. Qué raro, no recuerdo la última vez que lo vi contemplando la luna. Ángel, ¿te
encuentras bien?
-Sí, Moti, estoy bien.
-A mí no me lo pareces, no tienes la misma cara de siempre.
-Moti, siéntate por favor, quiero hablar contigo.
-¿Qué te pasa? Me estas inquietando.
-¿Que sabes de mi pasado? ¿Qué te he contado?
-No mucho, ciertamente, pero no me preocupa, te quiero tal y como eres.
-¿No te has parado a pensar que todo tiene un principio? ¿Que yo debía ser de alguna forma en el
pasado, que previera como soy ahora?
-La verdad es que no. Ángel, ¿qué estas intentando decirme?
-Moti, quiero contártelo todo, no deseo esconderte más mi pasado. Quiero que sepas lo que fui, lo
que hice, aunque ello signifique perderte, no puedo mentirte más.
-Lo que me digas no va a cambiar lo que siento por ti.
-Entonces, déjame sacar todo lo que me guardo, necesito hacerlo.
-Como quieras Ángel, pero si en algún momento, por lo que sea, tienes que dejar de contar y
recordar, hazlo, ¿OK?
-No sé cómo comenzar la verdad, quizás debería decir que yo antes no era así. Quizás llevándome
por cuentos e influencias ajenas, ya desde cachorro, era realmente malo. Pero malo de maldad, tenía mucha,
demasiada. Era cruel con toda criatura que se acercaba a mí. No importaba que fuera grande o pequeña, vieja o
joven. No tenía remordimientos, ni piedad
-No puedo creer que tú fueras como me dices.
-Si lo era, Moti.
Recuerdo que con poca edad, ya buscaba a quien hacer daño, o incluso arrebatarle la vida. Quizás
porque una vez me mordió una gata rabiosa, se generó tal odio en mí, hacia ellos, que mate
indiscriminadamente a muchos de ellos. No eran muertes limpias, Moti, eran crueles matanzas. No sé a cuantos
me lleve, pero sí que fueron muchos, incluso recién nacidos. Pero mi locura no acaba ahí, ya que también acabe
yendo contra perros y demás criaturas. Todas aquellas que no hacían lo que yo deseaba, o que no eran como a
mí me gustaban. Una rabia ciega como pocas, me corroía por dentro. La cantidad de vidas que segué con mis
propias manos, y la sangre que las mojaba, es imposible de imaginar. Seguramente, todo aquello me estaba
matando por dentro, ya que poco a poco, empecé a notar cosas que antes no tenía o no me sucedían. Un
simple y pequeño lagarto, que por accidente yo herí de muerte, y que tiempo atrás yo mataba como cualquier
cosa, me despertó algo en el interior. Era para verme, tirado en el suelo, con el lagarto sobre las manos,
llorando y suplicado que no se muriera, que había sido un accidente. Pero mis suplicas no fueron oídas, y el
lagarto murió. Creo que fue la primera vez, que derrame auténticas lágrimas de dolor e impotencia por un
pequeño ser. Tiempo después, llego a mí una cachorrita de pequinés. Muy joven que tuvimos que criar entre
todos a biberón, mi familia y yo. La criatura más inteligente que jamás he conocido, aprendió todo lo necesario
sobre comportamiento, en poquísimo tiempo y sin apenas enseñarle. Quizás aquella pequeña perrita comenzó a
cambiarme, y a enseñarme que ellos lo daban todo, sin esperar nada a cambio. Durante años estuvo con
nosotros, y entonces unos conocidos se ofrecieron a regalarnos un collie que ellos tenían, y que no podían
cuidar. Nosotros lo aceptamos, era un hermoso animal, pero con un miedo terrible a las personas, ya que sus
anteriores dueños le daban palizas por cualquier cosa. Era un perro que mostraba un cariño enorme solo por
una caricia, siempre buscando que alguien le hiciera caso. Ciertamente le cogí aprecio a aquel perro, pero lo que
yo aún llevaba dentro, me llevaría a cometer una de tantas y terribles cosas, que nunca me he podido perdonar.
Aquel perro que confiaba en mí, recibió lo mismo que de sus anteriores dueños, yo también le pegaba
muchísimo.
-Ángel, para por favor, esto te está destrozando, no has parado de llorar desde que comenzaste. No
tienes por qué seguir.
-Debo terminar Moti, tengo que sacarlo todo.
-A pesar de lo que yo pegaba a aquel perro, y él seguía queriéndome como si nada, no deje de pegarle
hasta que le hice una herida en la cabeza. Me asuste, por primera vez, una herida que yo provocaba, me
asustaba las consecuencias que traería. Lo cure, y me abrace a él, pidiéndole perdón, pero yo no podía más que
sentir como el temblaba. Años después, mis padres comenzaron a construir una casa en al campo, así que se
llevaron al collie a la casa para que la protegiera mientras no estábamos. Durante bastantes meses, él vivió en
aquel lugar solo, mientras seguíamos subiendo a construir de vez en cuando. Quizás por la soledad en la que
estaba, cuando ya nos trasladamos el mostraba más su afecto y falta de atención. No recuerdo el por qué un día
me dio la curiosidad de probarlo. No era como ahora, no me movía el cariño y el afecto, era otra cosa, puedes
llamarlo simple y llana lujuria o morbo, aquello que ahora no tolero en algunos, cuando se refieren a hacerlo
con animales. Quizás como yo no tenía nada de experiencia y el sí, pues no supe cómo actuar, y él me hizo
daño en la primera vez. No se lo reproché, bajo su punto de vista, él lo había hecho bien. Lo cierto, es que
ahora sé que aquello no estaba bien, no era correcto lo que yo hacía con él. Durante años, los dos seguimos
haciéndolo, y yo ya tuve relaciones con hembras. Supongo que con tantas veces, yo empecé a cambiar, y a
verlos más allá del cuerpo. Él ya tendría una edad avanzada, se notaba en su aspecto y agilidad, pero aun
compartíamos aquello. Pero entonces un día algo terrible paso, me desperté y lo encontré frente a mi puerta
muerto, debió de fallecer durante la noche. No solo me dolió terriblemente perderlo, sino sobre todo que lo
había presentido el día anterior. Lo había notado muy raro, y no se separaba de mí, manteniendo un rostro
triste, note en seguida que algo malo le pasaba, creo que él lo sabía, y yo no supe darme cuenta de ello, para
estar con él, en sus últimos momentos.
-Ángel…
-Lo recogí del suelo, y lo enterré cerca de la casa. Lo eché mucho de menos, no tenía nada de al
salvo los recuerdos, ni siquiera una foto. Tras aquello comencé a buscar datos sobre las relaciones entre
animales y humanos, pero lo que hallaba no me convencía, no era coherente lo que se decía. Creo que aquel
perro me cambio, empecé a verlos de otra forma, y toda esa rabia y odio que aun llevaba dentro, la desvié en
otra dirección. Hacia lo que yo era, un humano, por todo el mal que había hecho, y por darme cuenta de lo
rastrero y deplorable que era mi especie. A mi maldita esencia, por el mal que cometí, y los crímenes contra la
madre naturaleza que lleve a cabo, totalmente consciente de ello. Pensé que lo mejor era intentar parecerme lo
más que pudiera a aquel animal que siempre había admirado, y que me fascinaba, el lobo. Por ello poco a poco
fui adquiriendo pautas de comportamiento que veía de ellos, e intentaba aprender a comunicarme con los
caninos, sin necesidad de palabras. Nunca podré enmendar todo el mal que hice, pero daría hasta la última gota
de mi sangre, si ello pudiera resolver algo.
Moti, cada día que pasa, lucho por no volver a ser el de antes, por mantener la pequeña parte de mí,
que creo que hoy es algo más decente. La compañía no me dura, quizás porque la alejo yo, o a lo mejor porque
forma parte de la maldición que justamente me he ganado, de no saber lo que es que alguien te quiera de
verdad, por ser tal cual. No tengo nada de especial, he cometido errores enormes, muchos imperdonables,
tengo tantos o más fallos que cualquiera. No soy más que una patética criatura, con un pasado terrible, que
intenta dar a los animales, sobre todo caninos, lo que él les ha arrebatado, por su naturaleza y por fallarle a ese
amigo peludo que tuve. Si después de saber esto de mí, que no es todo, ya que me he saltado detalles, para no
ser escabroso, deseas no dirigirme la palabra, ni saber más de mí, lo comprenderé.
-Ángel, te lo dije antes, yo veo lo que eres, lo que te has convertido, no estoy viendo a ese ser que me
has contado y descrito. Mientras no lo vea, me tendrás siempre a tu lado, y si es necesario lucharemos los dos
contra eso que llevas dentro. No permitiré que vuelvas a convertirte en esa cosa. Ahora entiendo de donde te
viene lo de Blackwolf. Por la oscuridad que llevas, y por lo que deseas ser.
-Gracias Moti, en serio que tu apoyo, es un gran alivio para mí y mi pobre corazón.
-Está empezando a refrescar, vamos, acompáñame a casa, nos daremos calor mutuamente. Y por
favor, no me dejes de lado, apóyate en mí si lo necesitas.
-Está bien, Moti. Haré todo lo posible para no faltar a tu confianza. Regresemos a dormir lo que
queda de noche, no la desaprovechemos.
Crónicas de la guarida 13.
-Mmmm, con el buen día que ha salido hoy, y parece que no hay presas ni nada que hacer. ¡Ay ay!
Como me pica ahí abajo, necesito que un macho me eche la zarpa rápido. Lo único que logro lamiéndome, y
dándome con las patas es excitarme más. Si Ángel estuviera bien, pues no tendría problemas para darnos los
dos el atracón de copulas. Pero como esta pachucho, seguramente porque algo le sentó mal, pues mejor lo dejo
descansar. Además, están Viento y su pareja con él. -Snif snif- Algo huelo, y lo conozco, podría ser... Vaya vaya,
mira quien está aquí cazando.
-¿Moti, que haces aquí? ¡Oye no sé qué te habrán contado, pero hoy no he pillado nada! ¡En serio
que no he puesto las zarpas sobre ninguna hembra!
-Tranquilo, ya sé que las zorras y lobas de la zona, están todas ocupadas, y que no las has tocado.
Flare, ya que estas aquí, y yo busco un poco de...
-Moti, ¿qué es lo que estas tramando? No me gusta nada como me estas mirando.
-Vamos zorrito, ¿no me digas que te intimido? Venga, ven aquí y demuéstrame lo que sabes hacer.
-En serio que me siento alagado, pero como Ángel se entere que he osado tocarte un cabello, me
convertirá en papilla para cachorros, calidad extra.
-Ha ha ha, sabes que él no es así, además, Ángel está al tanto que yo estaba hoy calenturienta y que
buscaba un rato de diversión. Pero si tú no te vez capacitado para tratarme debidamente, pues...
-Moti, no me tientes, no me tientes.
-Uuuhhhh, mira como me tiemblan las orejas, zorrito zorrito, eres pequeñito.
-¡Serás...! Ahora vas a ver tú como me las gasto. Que, ¿ahora no dices nada? Bien rápido que te has
quedado patas arriba, en cuanto te he saltado encima.
-Ejem, si no me hubiese dado yo la vuelta, ni en sueños estarías tú así. ¿Fanfarroneas tanto como
actúas?
-Ni punto de comparación. Mis conquistas hablan por mí.
-Claro, como la vez que te dio por untar a una zorrita con miel de un panal, y después lamerle todo
el cuerpo. Lo sabe todo el bosque.
-Reconozco que tengo mis fantasías, pero no hacen daño a nadie.
-O cuando te lo hiciste con la loba que estaba preñada de poco tiempo, pero que ya mostraba tripa.
-Bueno, eso fue un caso especial. Estaba realmente hermosa, y a ella le apetecía. Ni siquiera la
penetre, simplemente me limite a lamer su cuerpo, sus pezones, beber de ellos, acariciarla. La leche que de ella
brotaba, dioses, que manjar más delicioso, ella jadeaba y jadeaba y...
-Vale vale, ya me imagino la situación.
-Ahora bien, damita de la guarida, ¿te apuntas a que te haga disfrutar un rato?
-De damita nada, que te muerdo.
-Vaya carácter que te gastas, pero si no quieres...
-¡Eh! Ni se te ocurra quitarte de encima mío, hasta que me tengas jadeando y sudada.
-¿Es una orden?
-No, pero podría decir a las hembras que te has cepillado, que realmente toda la energía que gastabas
no era tuya, sino que comías de cierta planta.
-¡Oye, eso es jugar sucio, no sería verdad!
-Ya sabes lo dicen, soy una loba muy mala.
-Sí, eso dicen, aunque me huelo, que con Ángel no eres tan mala.
-Lick- No, con el no tengo que serlo, la lujuria entre los dos, nos convierte en diablos.
-No lo dudo, vaya cara de maliciosa que se te ha puesto.
-Vamos zorrito lame mi cuerpo.
-Te seguiré el juego Moti, pero al menos llámame por mi nombre.
Flare comenzó a lamer el cuello de Moti, que estaba con las patas relajadas, descansando sobre su
pecho. Lentamente apartaba el pelo con la lengua, y dejaba que la saliva mojara y acariciara su piel. Olisqueo las
zarpas delanteras de Moti, y comenzó a lamérselas y a darle pequeños mordiscos en los dedos. Moti alzo la
cabeza, y agarrando de una dentellada la piel y el pelo del cuello de Flare, lo acerco hacia ella. Estando los dos,
hocico contra hocico, se lamieron mutuamente las lenguas, mientras la saliva caía sobre Moti, mojándole el
pecho. Los pezones de Moti comenzaron a ponerse duros, mientras Flare daba pequeños lametazos sobre ellos.
A medida que Flare bajaba lamiendo lentamente, el cuerpo de Moti, ella permanecía con la cabeza ladeada hacia
un lado, y con la lengua colgando, respiraba aceleradamente, ya cercana a los jadeos. Flare se bajó de ella, y
mordiendo suavemente la cola de Moti, la apartó hacia un lado, ya que ella ya tenía descansando entre sus patas
traseras. Flare acerco el hocico y empezó a darle pequeños toques con la nariz, en la vulva, mientras sentía el
calor que emanaba de ella. Empezó a lamérsela lentamente, mientras su lengua se abría paso hacia el interior.
Moti que permanecía con los ojos cerrados, gimiendo y dando algún que otro jadeo, no decía nada. Flare se
acercó por un lado de ella, hacia su cara y se la lamió, limpiando las lágrimas que mojaban sus ojos. Moti lo
miro, y tras lamerle el hocico, volvió a dejar caer su cuerpo, esperando el siguiente movimiento de Flare. Este
se enrosco sobre sí mismo, y tras lamerse su miembro, se colocó entre las patas traseras de Moti. Coloco la
punta de su miembro en posición, y fue introduciéndolo lentamente. Moti hecho la cabeza hacia atrás mientras,
apretando con fuerza los ojos y mandíbulas, y aguantando la respiración. Cuando Flare estuvo completamente
dentro de ella, Moti soltó un suspiro, y elevando las patas delanteras, rodeo el cuerpo de él, y lo pego contra su
pecho. Flare comenzó a mover las caderas, aumentando el ritmo lentamente, mientras sentía como crecía
dentro de ella, ya con el nudo introducido. Durante largos minutos, Flare la bombeó, mientras ella se agarraba
con fuerza a él, hasta que ambos notaron que llego el punto en que quedaron unidos. Su quedaron
completamente quietos mirándose a los ojos mutuamente, mientras el aliento de uno daba en la cara del otro.
-Arf arf, hacía mucho tiempo que deseaba hacerlo contigo Moti.
-Lo sé, me lo habían comentado algunas hembras. ¡OH, dioses, que bien noto tus descargas dentro
de mí!
-Por fin podré presumir de que has sido mía durante un rato.
-Flare, no tientes tu suerte, pequeño. Ahora mismo te tengo totalmente a mi merced, no me hagas
incorporarme, y llevarte arrastrando mientras intentas separarte de mí.
-Glup- Vale vale, no hace falta que lo plantees así, quiero conservar mi colita, no dejármela dentro de
ti.
-Podrías haber esperado que recuperara fuerzas, Moti. Flare, ¿que se supone que estás haciendo?
-A... Ángel, esto... no es lo que parece. Yo solo le estaba dando un masaje a Moti.
-Si ya veo que masaje, ¿aunque no crees que un poco profundo? Aunque mirándolo así, ¿que pasaría
si yo ahora te levantara la cola y te masajeara también por dentro?
-Ha ha ha, déjalo Ángel, ya está bastante intimidado. No creo que un masaje así, le siente bien a su
trasero teniendo en cuenta tu tamaño y el suyo. Aunque no niego que me gustaría verlo tras una hembra,
intentando caminar, sin separar las patas traseras por la irritación.
-Ya vale ¿no? Entre los dos lograreis que me dé un ataque al corazón. ¡Kai!
-Vaya, se ha quedado totalmente erizado y quieto cuando metiste el hocico bajo su cola.
-Je je, sí, creo que ya ha tenido suficiente por hoy. Moti cuando termines aquí, regresa a la guarida,
Viento quería decirte algo.
-OK, no creo tardar mucho más, como está temblando el Flare.
-OH, se me olvidaba Flare, esta mañana me crucé con dos zorritas que preguntaban por ti, espero
que aun te quede para ellas. Si no, pues no hay problema, yo me encargare de hacerlas aullar de placer, aunque
no sepan.
-Oye, las zorritas son mías, que como te prueben la cola, después la mía ni la notaran. Que eres tres
veces más grande que un zorro, eso es clara ventaja.
-Ventaja no sé si será, pero que Ángel si las pilla, las dejara abiertas de patas, eso seguro.
-¡Los dos sois incorregibles, no me extraña que seáis tal para cual! ¡Ay, demonios, carajo, como
escuece! Ala me voy, que os vaya bien a los dos.
-¡Será bruto! Va y me la saca sin relajarla. Nunca entenderé a los machos, son todos tontos.
-Sí, yo tampoco los entiendo. Y ahora...
-¡Ay ay, no no ahí no me lamas ha ha ha, que tengo cosquillas!
-Loba malosa, te vas a enterar.
Crónicas de la guarida. 14
-Buenos días Moti.
-Hola Ángel.
-¿Te encuentras bien? Pareces decaída.
-Ángel, necesito hablar contigo.
-¿Qué ocurre Moti? No recuerdo la última vez que te vi tan seria.
-¿Cuánto hace desde la última vez que lo hiciste?
-¿Sin contarte a ti? Pues ya hace bastante. ¿Por qué lo preguntas?
-Sé que las cosas han estado difíciles últimamente en la guarida, Viento está de viaje con su pareja,
Kobu y Honey se han ido a la zona alta del río para la época del salmón, Rina está a punto de dar a luz por la
relación con el ciervo que conoció, y Red y Nocred están, quien sabe dónde. La última vez que me relacione
con uno de ellos, ya sabes que fue con Flare, pero me sentí extraña tras esa vez.
-¿Él te hizo algo? Si te lo hizo, te aseguro que lo pagara con creces.
-No no, Ángel no saques los colmillos, él no ha hecho nada. Creo que no quiero hacerlo más con
otros. Algo es diferente en el ambiente, no es como antes, y presiento que tú también lo has notado.
-Sí, las cosas están distintas, me lo dice mi olfato y sentidos. También me he encontrado extraño las
últimas veces que estuve con otros, era más bien como si me estuviera aprovechando de ellos. Quizás sea eso lo
que nos pasa a los dos, que nos sentimos como meros objetos de deseo.
-Bueno, lo cierto, es que lo que hacemos con ellos, no tiene otro nombre. Al fin y al cabo, para que
los usamos, sino para satisfacernos.
-Tú eres hembra, y conociéndote, pues quizás para ti te sea más fácil ciertas situaciones. Pero en mi
caso, me he encontrado que debía mostrar más afecto o cariño, hacia aquel que estaba conmigo, y eso era algo
que no podía hacer si era un macho. Al final todo se reducía a que no se sentían a gusto, si yo no mostraba
verdadero interés en ellos, con caricias o besos, y eso era algo que no podía hacer.
-Entiendo tu postura, es el inconveniente de ver el sexo con otros como un juego y una diversión,
que cuando ellos necesitan algo más, tú no puedes dárselo. Por mi parte, estaré una temporada solo disponible
para ti, me ayudará a pensar, y además, creo que me gustara que seas tú quien me de cariño y afecto
continuamente, por una vez.
-Moti, sabes que no soy nada bueno en esas cosas, tal vez te defraude.
-Sé que te cuesta demostrar tus emociones incluso con los que aprecias o quieres, pero es suficiente
con saber que dedicaras todo tu tiempo solo para mí, y que lo harás de corazón.
-Sabes que tu caso, no se puede comparar al resto. Puedo darte todo lo que me pidas con todo gusto,
sin pensármelo, como si fuera puro instinto. Sabes que te quiero y te deseo, además, te considero mi mejor
amiga, por ello puedo hablar contigo sin guardarme nada. Supongo que llegado un momento con alguien,
sientes que ese ser, forma parte primordial en los pilares de tu existencia. Eso siento de ti, has llegado a formar
parte de los latidos de mi corazón, por ello, seria deplorable por mi parte no cuidarte y concederte todo lo que
necesitases.
-Ángel, dar algo a alguien por que te lo pide, puede ser fácil o difícil, dependiendo de cómo este uno,
pero dar algo a alguien antes de que este te lo pida, es donde radica el verdadero mérito. Tú tienes mucho, al
menos conmigo, no sé con los demás. Siempre has estado ahí, cuando lo he necesitado, y me has dado más de
lo que he pedido, antes de hacerlo. Como tu bien has dicho, para mi eres alguien esencial, ya que mi corazón
late a la par que el tuyo. Así que ya sabes, me tendrás una buena temporada dándote la lata.
-¡Eh!
-No te quejes, que sé que te gusta que te empuje y te ponga patas arriba. Ahora que estoy sobre ti, y
tengo toda tu atención, quiero que me escuches bien. Sé que las cosas no han estado bien en tu territorio, e
incluso ha habido peleas. Amigos y enemigos habéis acabado en trifulcas, y te sientes culpable por ello, pero no
puedes esperar controlar todo lo que ocurre a tu alrededor. Cada uno de ellos toma sus caminos, y aunque
nosotros, podemos acompañarles o desviarlos, solo ellos pueden decidir qué hacer. Sé que muchas veces no
controlas ese lado oscuro que llevas y que sin darte cuenta, dañas a tus amigos. Pero te aseguro que si son
amigos tuyos de verdad, sabrán perdonarte.
-Moti, por mucha amistad y cariño que se tenga, hay cosas que no se pueden olvidar. Es cierto que
no suelo usar las zarpas con nadie, pero tengo una lengua afilada como las garras, que uso a veces sin darme
cuenta. A veces pienso que no soy más que una carga para ti. ¡Ay! ¿Por qué me has mordido?
-¿Una carga? ¿A qué viene eso? Eres un cabezota, y muchas veces te comportas como un cachorro
cabreado, pero en el fondo tienes tu encanto y te quiero. Además, eres de los pocos que aceptar y reconoce
cuando se equivoca, e intenta la mayoría de las veces arreglar el mal que hayas hecho. Así que no pienses más
en eso, acerca el hocico a mi cuello, abrázame fuerte, y ya sabes el resto, arf arf.
-Ha ha ha, que mala eres. Ven aquí.
Crónicas de la guarida.15
Caperucita roja y el lobo
-Tiita tiita, cuéntanos un cuento, anda si, venga no seas mala, cuéntanos un cuento.
-Uff, Moti, no me habías dicho que hoy te tocaba hacer de niñera, de todos los lobeznos de la
manada.
-No lo recordaba, perdona Ángel, supongo que tendré que contarles algo, o no nos dejaran
tranquilos hoy. Bueno niños, ¿qué queréis que os cuente hoy?
-Mi mama me dijo que te sabias la historia de una humana que estuvo con un lobo.
-¿Una humana? OH, ya se de quien hablas. Pero no creo que sea una historia para vosotros.
-Anda, cuéntanosla, cuéntanosla.
-Está bien, ya que os ponéis así os la contare, sentaos. Hace mucho tiempo, cuando los humanos aun
vivían con la naturaleza, en poblados pequeños, y no existían las ciudades grandes, ocurrió un hecho que unió a
dos especies como nunca nadie pudo imaginar. Por aquel entonces, los humanos eran diferentes a los de ahora,
más incrédulos y supersticiosos, tenían las mentes dominadas por una religión y unas leyes crueles, más aun que
las de ahora. Esta historia empieza cuando una pareja de ancianos humanos, regalan a su nieta un cachorro de
lobo para que le hiciera compañía y la defendiera de mayor. Eran personas que siempre habían vivido en el
bosque y conocían bien a los lobos. Su nieta con cuatro años aproximadamente, había quedado huérfana de
padres, al igual que este cachorro de lobo de pocos meses, por el acto de unos cazadores. Ambas criaturas
jóvenes, ignorantes del mundo que los rodeaba, crecieron juntos en una infancia feliz, al margen de las
injusticias del mundo de los humanos, ya que sus abuelos así lo decidieron. Pasaron los años, y aquella niña, se
convirtió en una hermosa joven de larga cabellera dorada, y el lobo en un enorme animal, de pelo negro cual
noche más oscura, con brillantes ojos verde esmeralda. No había nadie en los poblados cercanos, que no
supiera de ella. La llamaban “El Ángel Con Sombra De Demonio”.
-¿Por qué la llamaban así?
-Por su compañero y amigo. Nunca se separaba de ella, y mucho menos permitía que ningún
humano se acercara a ella, pretendiendo algo. En verdad los dos hacían honor al nombre que les habían puesto,
por la belleza de ella, y por la protección y apariencia de él. Pero los del pueblo empezaron a crear cometarios,
susurros, rumores. ¿Cómo podía alguien tan hermosa amable y gentil, vivir con una bestia así? ¿Cómo era
posible de que aquel animal, a pesar de los años que tenía, no mostraba la menor debilidad o vejez?
-Oye tiita, ¿cuantos años tenía el?
-Él debía de tener unos diez o quince años humanos, pero sin embargo estaba fuerte y sano, como si
solo tuviera cinco. Era como si la unión a la chica fuera tan fuerte, que envejecía al mismo ritmo de ella. Lo que
daba a entender que ella debía de tener entre catorce y diecinueve años. Muchos chicos humanos suspiraban
por ella, y como era lógico, pues intentaban cortejarla, sin mucho éxito hay que decir, ya que ella parecía no
tener ojos nada más que para su fiel amigo. Eso provocaba aún más recelo entre los habitantes, sobre todo
entre aquellos devotos de la religión y de sus absurdas creencias. La casa de los abuelos era pequeña, por ello
tiempo después la chica con el lobo, se trasladó a otra casa que había a unos pocos kilómetros. Su abuelo murió,
y la abuela enfermó, por ello cada día la chica la visitaba llevándole medicinas y un poco de comida, que
compraba en el pueblo, con el dinero que sacaba por las tartas que ella hacia que su abuela le había enseñado.
Estas tartas tenían tanto éxito en el pueblo, que podía decirse que se vendían solas. Su abuela, para que su nieta
no pasara frió mientras hacia el recorrido, y para que fuera fácil distinguirla a lo lejos, le confecciono con lana
de oveja que previamente tiñó de rojo, una mantilla con caperuza, que la cubría por completo. Desde entonces
cualquiera que la conociese, pasó a llamarla “caperucita roja”. Pero algo sucedió en los meses siguientes, algo
que nadie se explicaba, caperucita comenzó a mostrar cambios en su cuerpo. Sus pechos se hincharon, sus
caderas se ensancharon, y su tripa creció. Todos los humanos comenzaron a pensar a que podría ser debido,
pero nadie tenía una respuesta. ¿Si ella estaba preñada, quien era el padre? La cuestión, es que tiempo después,
caperucita dejó de aparecer un tiempo por el pueblo, y cuando volvieron a verla, ya no tenía tripa. Se le veía
muchas menos veces, solo iba a vender sus tartas o a comprar ingredientes. Aunque muchos le preguntaron
qué fue lo que le pasó, ella no contestaba, permanecía en silencio, y cuando la atosigaban, el lobo en seguida
gruñía y se ponía ante ella.
-¿Qué fue lo que le hizo cambiar su cuerpo, y que ella no contaba a los humanos?
-Caperucita tuvo un niño. Pero no era humano del todo, ya que tenía las extremidades posteriores
como las nuestras, todo su cuerpo estaba cubierto por pelo, y hablaba como nosotros.
-¿Quieres decir que ella y el lobo…? Pero dicen que aunque se diera el caso entre un humano y uno
de nuestra especie, no se produciría fecundación. ¿Porque con ellos si fue posible?
-Nadie lo sabe con seguridad. Unos dicen que porque eran almas gemelas, otros por un capricho de
la naturaleza, y otros porque simplemente se amaban tanto entre los dos, que eso rompió toda barrera.
Realmente lo que posibilito el suceso no importa, solo hay que darse cuenta que todo es posible, cuando uno
desea algo con suficiente fuerza. Pequeños, a pesar de lo que vuestros padres os cuenten, los que vuestros
abuelos os metan en la cabeza, lo que la vida en si os enseñe, o lo que vosotros mismos creáis posible, hay
cosas que escapan a toda lógica o entendimiento. Cosas que solo aquellos de sentimientos puros, o colosal
fuerza de voluntad, pueden llevar a cabo. Cualquier cosa es posible, si se cree en ella con la suficiente fuerza.
Caperucita y este lobo, tenían algo que quizás muchos de nosotros, tardemos una vida en encontrar, por eso
los hacia tan valiosos. Ambos cuidaron al niño hasta que este se convirtió en un muchacho, bueno, de gran
corazón, amante de su mundo, y con unos valores dignos como los que tenía su madre y padre. Todo parecía
vislumbrar un futuro feliz y próspero para los tres, pero el destino a veces es cruel. Un día, caperucita se quedó
sin ingredientes para preparar la comida a su abuela, así que tenía que ir al poblado a comprarla, pero necesitaba
que el lobo saliera a cazar también, por lo que decidieron los dos que dejarían solo al chico. Le dijeron que no
saliera de la casa, que era peligroso que lo vieran. Los padres se fueron, y el chico se quedó desconsolado
mirando por la ventana. Pero la curiosidad, unida a su juventud impulsiva, lo hizo salir de la casa al ver unas
ardillas cogiendo semillas del suelo. No solía salir de la casa, y cuando lo hacía, siempre era acompañado de su
padre o madre.
-Damos fe que no solemos hacernos caso de nuestros padres, es como si no pudiéramos evitarlo.
-Sí, se lo que quieres decir. La cuestión es, que cuando salió y se alejó unos metros de la casa,
aparecieron unos cazadores. Estos al verlo, y teniendo en cuenta su mentalidad trastocada por la religión, lo
mataron pensando que era una criatura de las tinieblas, un demonio, una abominación, llamadlo como peor
sepáis. Entraron en la cabaña pensando que aquello estaba ahí para atacar a caperucita, pero cuando vieron las
cosas que allí había, se dieron cuenta, que ese era el hogar de la criatura. Corrieron al pueblo y contaron a todos
lo sucedido. La noticia ardió como madera seca, y llegó a los oídos de la iglesia, que ordenaron apresar a
caperucita bajo acusación de brujería. Ella que compraba tranquilamente en una tienda, no se esperaba que de
repente, varios hombres la cubrieran con un saco y la ataran. La llevaron a la iglesia, y tras quitarle el saco de la
cabeza, el cura le preguntó si la criatura de su cabaña era de ella. Como madre que era, y viendo que habían
encontrado a su hijo, lo primero que pregunto era que si le había pasado algo. Aquellos humanos que tenían de
todo menos corazón, no dudaron en soltarle que habían matado a la criatura, que seguramente había nacido de
su vientre de bruja. Caperucita quedo trastocada por la noticia, no podía pronunciar palabra. Ni siquiera
reaccionó cuando le dijeron que iba a ser quemada por bruja. La llevaron al centro del pueblo, y tras apilar
muchas maderas, colocaron un poste en medio y la ataron a este. Le dijeron que podía rezar por la salvación de
su alma, y que se arrepintiera de sus pecados. Pero ella, no los escuchaba, ni siquiera estaba siendo consciente
de lo que sucedía. La noticia de la pérdida de su hijo, la había dejado completamente bloqueada, ni las llamas o
el calor del fuego sobre su piel, hicieron que ella reaccionara. Cuando las llamas crecieron y la envolvieron,
apareció el lobo entre la multitud viendo horrorizado como su amada era consumida por las llamas. Pero en ese
instante y con su último aliento, caperucita lo vio, y le gritó que escapara, que era lo único que quedaba de un
sueño. El lobo que sentía tal dolor que ninguna cara podría expresar, ya que había encontrado a su hijo muerto
en la cabaña, y ahora veía eso, salió corriendo mientras los habitantes del pueblo intentaba apresarlo. Durante
días, el lobo lloró la pérdida totalmente desesperado, hundido en el dolor y el odio que sentía por aquellos, que
en su ignorancia y prepotencia, habían cometido tan atroz asesinato. Pero entonces, tras ser consumido por la
ira y el rencor, se juró que les haría pagar y sentir, todo el dolor que ahora lo recorría a él. Así que se puso en
contacto con los sabios de la manada y les pidió consejo. Estos aun no aceptando esas acciones, le dijeron lo
que podía hacer y cómo, de forma que fuera vengado y además salvara el futuro de próximas generaciones. Así
que tras invocar a sus guardianes y protectores, esa noche, cuando los humanos dormían, el lobo y otro
pequeño grupo, se adentraron en el poblado. Siguiendo las marcas que iban dejando los espíritus que los
guiaban, dieron muerte a un descendiente de las familias que intervinieron, y a todo aquel que era marcado.
Todo ocurrió en el más absoluto silencio, ya que las víctimas eran atacadas en la yugular y asfixiadas. En apenas
unos minutos, todos los lobos habían abandonado el poblado, sin apenas mancharse con una gota de sangre. El
lobo se volvió, y mirando el pueblo, notó el peso de lo que había hecho, dándose cuenta del aviso de los
ancianos.
-¿Qué fue lo que paso con él? ¿De qué lo avisaron?
-Los ancianos, pidieron consejo a sus dioses y protectores, y estos dijeron: “marcaremos a todos
aquellos, que en el futuro cometerán actos atroces como el sucedido, pero aquel, que dejándose llevar por el
odio a solicitado nuestra ayuda, cargará el resto de su vida con la tristeza”. Desde entonces, aquel lobo vivió
siempre solo, aullando y llorando cada noche por sus seres queridos y perdidos. Sin consuelo, sin compañía,
solo él, sus sentimientos y su incomparable tristeza.
-Que lastima, él no se merecía terminar así.
-Nadie merece terminar así, ni que le arrebaten todo lo que ama. Ya en el epilogo de su vida, cuando
sentía que se acababa su tiempo, y la esperanza de ser perdonado había desaparecido, se tumbó y cerró los ojos.
Entonces cuando los latidos de su corazón comenzaron a desaparecer, y su respiración se hacía más lenta, abrió
los ojos y vio la única cosa que desde hacía años, no provocaba lágrimas en él. Caperucita y su hijo estaban
sentados a su lado sonriendo. Intentó levantar la cabeza, pero caperucita se la agarró con las manos y dándole
un beso en la frente, le dijo que descansara, que pronto todo estaría bien, que volverían a estar juntos. Que el
perdón le había sido concedido, que no sufriría más, y lograría lo que suspiraba. El lobo se incorporó, de
repente se sentía mejor, con más fuerzas, entonces su hijo y caperucita se abrazaron a él, y le dijeron que los
siguiera, que no tenía nada que temer. Caminó en medio de los dos, mientras estos ponían la mano en su lomo,
y entonces volvió la cabeza. Vio su cuerpo tumbado, con una sonrisa en el rostro, los ojos cerrados y mojados
en lágrimas. Miró a su familia, entonces estos lo miraron a él, siguieron caminando, y lentamente
desaparecieron.
-Al final logró lo que su corazón anhelaba ¿verdad?
-Así es, logró reencontrarse con aquellos para los que había dado su vida y alma. Por los que lo había
sacrificado hasta su honor, y perdido a compañeros y manada. Fue levantado su castigo, y logró el perdón para
que su alma pudiera descansar en paz, junto a su familia.
-¿Realmente influyó que él llevara a cabo su venganza, en la vida de otros lobos?
-Dicen que aquellos que mató, en el futuro cometerían los mismos o peores crímenes que sus padres.
Que también se llevarían la vida inocente de lobos, o incluso de otros humanos, ya que ante los dioses, un
inocente no importa que cuerpo tenga. Bueno niños, espero que os haya gustado, pero ya es hora que regreséis.
Ángel y yo, tenemos que hacer cosas de adultos, he he.
-Moti quiere a Ángel, Moti quiere a Ángel, y van a tener cachorros.
-¡¡¡Arrggg!!! ¡Yo os muerdo, como os coja os vais a enterar!
-Ha ha ha, déjalos Moti, ya los has asustado, mira como corren.
-Estos cachorros, creen que lo saben todo.
-Sí, y que se van a comer el mundo. Déjalos, son jóvenes, aún pueden permitirse soñar. Ahora ven
aquí, que quiero soñar despierto mientras te lamo algo, malosa, arf arf.
Crónicas de la guarida 16
-Buenos días Moti, ¿qué haces aquí sola, y no estas con Ángel?
-Hola Rina, solo estaba pensando, nada más.
-¿Ocurre algo?
-No es nada, no te preocupes.
-Moti, sabes que puedes hablar conmigo, ¿qué pasa?
-Estoy preocupada por Ángel, estos últimos días no han sido buenos en la guarida.
-Me llegaron rumores que hubieron algunas peleas y discusiones.
-Algunos cachorros se pelearon y discutieron, y Ángel también tuvo algunos problemas.
-No es la primera vez que pasa algo como eso, ¿por qué esta vez es diferente?
-Rina, tu no lo sabes, ya que conociste a Ángel hace relativamente poco, pero su guarida, no siempre
a esta abierta a los demás. Hace tiempo, él la abrió intentando encontrar algún aliciente o punto, en el que
apoyarse, o con los que compartir un poco su vida. Creo que empieza a sentir el peso de las cosas que lleva
dentro, que ya no se ve capaz de cargarlas él solo.
-Pero tu estas a su lado, eres su compañera, Moti.
-Es cierto Rina, pero a veces incluso a los dos nos cuesta afrontar ciertas cosas. No sería la primera
vez, que algo nos desborda, y ni los dos juntos podemos encontrar consuelo.
-No sé exactamente lo que quieres decir, pero creo no equivocarme al decirte, que en la guarida
tenéis a unos pocos, a los que les importáis los dos. Moti, escúchame. Cuando Ángel me cazó hace ya tiempo
enganchándome por el cuello, lo primero que pensé, fue que me iba a devorar, hubiera sido lo más lógico, ya
que él era un lobo y yo una joven cervatilla. Cuando desperté en su cueva aún viva, sentí miedo ya que no sabía
lo que me esperaba, ni el porqué de que no me matara. Supongo que cuando él se me acercó, y dejo claras sus
intenciones al meter su hocico entre mis patas traseras, era tal el miedo que me invadía, que no pude ni
pronunciar palabra. No sé exactamente como calificar lo que él me hizo, no quiero pensar en ello, era joven y
virgen, y bueno, el hecho de que fuera precisamente mi depredador, quien me enseñara lo que se sentía, pues…
Aprecio mucho a Ángel, en serio que sí, eres dichosa por tenerlo, de igual forma que él lo es por tenerte. A
veces me paro a pensar y me doy cuenta, que ciertamente, yo no estaría viva si no fuera por él. Cualquier otro
lobo me hubiera cazado y devorado sin pensárselo dos veces, pero tras aquello, ni uno solo se acercó a mí. Era
como si Ángel hubiera dejado su marca en mí. He tenido una vida muy tranquila, incluso a veces sentía
nostalgia por volver a verlo.
-¿Por qué no lo hiciste? Quiero decir, ¿por qué no fuiste a verlo?
-Mi familia y conocidos, no sabía que mi virginidad me la había quitado un lobo. Imagínate que sería
enterarse que, un lobo, uno de nuestros enemigos y cazadores, me había usado para un fin tan deplorable.
-Supongo que eso es igual para muchas de las especies. Siempre hay grupos que no entienden cómo
se pueden mantener relaciones, entre razas distintas, o entre mismo sexo. Yo misma te puedo decir, que
conozco a lobos y lobas, que no entienden como yo
o Ángel, nos rebajamos a tener relaciones con otras especies, incluso de igual sexo. De igual forma,
no comprendo de dónde sacan algunos, la potestad o el privilegio para decir o exigir con quien se puede o se
debe mantener relaciones. Supongo que todo viene, de la necesidad de algunos, de controlar las vidas de los
demás. Es tal la necesidad que tienen, que no pueden soportar que alguien haga algo, que se sale de sus normas
y creencias.
-¿Porque hay individuos así, Moti?
-No lo sé Rina, supongo que es algo que siempre ha existido. Por cierto, ¿tú como estas?
-Pues estoy bien, ya empiezo a mostrar tripa.
-¿Que tal el padre?
-OH, pues muy bien, es bastante bueno y comprensible. Además es de los pocos que sabe lo mío
con Ángel o con otros, y no se ha alterado.
-En ese sentido, si te puedo decir que has tenido suerte. Normalmente no suelen ser los machos tan
comprensibles.
-Moti, vamos a cazar, no perdamos lo que nos queda de la luz del día. Hola Rina, ¿cómo estás?
-Muy bien Ángel, gracias por preguntar, ¿y tú, como te va?
-Bueno, no es que las cosas están de maravilla en la guarida, pero yo personalmente estoy bien.
Seguramente estaría bastante peor si no tuviera el apoyo de mi compañera. Rina, un día quiero quedar contigo a
solas, necesito hablar de una cosa.
-Cuando tú quieras, estaré ahí si lo necesitas.
-Gracias. Venga Moti, vamos que no nos quedemos sin presa. Cuídate Rina.
-Tú también Ángel. Moti, cuida bien de él.
-Tranquila, no le quitare los ojos y las zarpas de encima.
Crónicas de la guarida 17
-Hola, ¿hay alguien?
-Rina, ¿qué haces aquí a estas horas?
-Perdóname Ángel, pero es que durante el día me es muy difícil, solo me queda la noche. Y como me
dijiste que querías hablar conmigo, pues prefería hacerlo cuanto antes. ¿Qué ocurre?
-Vamos fuera, no vayamos a despertar a Moti. Gracias por venir Rina, en serio que te lo agradezco.
-No es nada Ángel, somos amigos, no voy a estar solo cuando yo lo necesito. ¿Qué es lo que te pasa
últimamente?
-Siéntate por favor. Rina quiero que me perdones, lo siento de veras lo que te hice. Fue algo que
estuvo mal, no debí aprovecharme de ti.
-Hey hey, ¿¡por qué te arrastras y llorando me dices eso!?
-Me aproveche de tu inocencia y miedo, para arrebatarte algo valioso. Ese hecho ha sido algo que he
llevado dentro clavado demasiado tiempo. No sé si ya te había dado mi más sincera disculpa, pero de igual
forma, te la doy ahora.
-Ángel, levántate por favor. ¿Cómo puedes comportarte así? No debes castigarte ni humillarte ante
mí. Preferiría no haber visto esto, te lo digo de corazón. ¿Cómo puedes dar esa imagen de fuerte y frió, y
después derrumbarte tanto como para arrastrarte para pedir disculpas? Eres un lobo por todos los dioses,
¿dónde está tu orgullo? Aquel día, tú me tenías que haber matado, como regla natural de supervivencia. Que no
lo hicieras es algo que aun no comprendo, ni quiero pensar en ello. No sé qué fue lo que te paso por la cabeza
ese día, ni en qué estado te encontrabas. Pero una cosa si te puedo decir, nunca, nunca he llorado por lo
sucedido ese día. Me sentí dichosa, de que precisamente tú, fueras quien me hiciera sentir por primera vez
aquella sensación. Además, pude sentir, que nunca buscaste hacerme daño durante el acto, estuviste
continuamente atento a si me dolía o no. Así que como veo, que esta disculpa es absurda, dime que es lo que
está preocupando estos días.
-Rina, creo que necesito dejar todo y apartarme junto a Moti una temporada.
-Te refieres a cerrar la guarida, ¿no es así? Moti me dijo, que no es la primera vez que la abres. Por
qué te estas planteando esa decisión. ¿Acaso alguno te ha hecho algo?
-No Rina. Supongo que yo tengo la culpa. No soy alguien hablador, ni tengo temas de los que hablar.
Solo poca cosa que contar o explicar. En cuanto se me acaban las cosas de las que hablar, o me han sacado
todo lo que les interesaba, pues se acabó. De nuevo me siento solo en ella con Moti. Da igual lo que haga o las
historias que cuente, a nadie parece importarles de verdad, ya que no tienen ni la decencia, de escupirme a la
cara si no les gustan, o dar su opinión. Al final todo se reduce a lo mismo, lograr algo a través de alguien.
Nunca pido nada, ni doy algo a cambio de otra cosa. Supongo que eso a la larga acaba yendo en tu contra.
-Te sientes utilizado. ¿No es eso?
-No creo que sea la palabra exacta, pero algo así. Pero lo que más me molesta, es que a lo mejor
tienes a alguien que no dice nada durante mucho tiempo, y de repente te habla como si llevara una
conversación contigo de meses, e incluso te tutea.
-Ángel, debes entender que no todos son como tú, que te lo tomas todo muy tranquilamente, que no
tienes hobbies o vicios por los que sientas pasión o fervor, que a lo mejor ellos si tienen. No puedes esperar
que siempre haya uno ahí para hablar contigo cuando tú busques hablar. Pero lo gracioso, es que a lo mejor
deseas hablar, pero no lo dices, esperas que sea el otro el que inicie la conversación.
-Sé que tienes razón Rina, siempre has sabido valorar objetivamente las cosas. No tengo aun
decidido lo que haré, si solo cerrare la guarida, o cortare también el contacto.
-Hagas lo que hagas, aunque no te guste, yo iré a verte a ti y a Moti. Formáis parte de mi familia, y no
os voy a dar de lado así como así. Sé que no comprendes actitudes como esta, ya que tu sentido de la amistad,
está bastante trastocado y destrozado, pero no me importa. Venga, dame un abrazo y anímate, ya verás cómo
estará mejor. Por cierto, una cosa es que a los demás que están lejos de ti, no les digas nunca o casi nunca
cuando tienes un problema, o te van mal las cosas, pero te aconsejo que eso no lo hagas con Moti. Te aseguro
que no hay cosa peor, que tener a una compañera enfadada contigo, por no ser sincero. Ella no se merece que
le hagas eso, ¿no crees?
-Es verdad. A veces no me doy cuenta y soy frió con los que están junto a mí.
-Al menos lo reconoces e intentas evitarlo o solucionarlo. Otros ni se molestarían, y dejarían a un
lado el problema. Vete a dormir con Moti que ya estas bostezando, y es mejor que ella no se despierte.
-Debería acompañarte.
-No te preocupes, estaré bien. Esta zona es segura, y todos sabes que estoy bajo tu protección.
-Gracias Rina, buenas noches.
-Que descanses Ángel. Mmmm… Ya se ha ido, puedes salir.
-¿Cómo sabias que estaba aquí?
-Teniendo a un lobo de amante, ¿crees que no iba a saber cómo sois? ¿Qué opinas de todo esto,
Viento?
-El carácter de Ángel es tan variable como los ciclos de la luna. Pero es cierto, que bajo la imagen
que da, realmente es frágil y débil. Le han hecho tantas veces daño, que intenta fortalecerse a veces, a través del
daño de otros. Pero como todas las cosas, todo tiene un límite, y hasta el dolor puede rebosarse. Él sabe qué
hace mal, pero es su propio subconsciente, como una autodefensa, la que lo hace ponerse a la defensiva con
todos.
-Realmente es algo complicado, ¿no se le puede ayudar?
-Si se puede, sus amigos podrían, pero él no se deja. Nunca pedirá ayuda, aun estando en peligro, o
dificultades.
-Eso es absurdo por su parte. Si no puede confiar en los demás, ¿cómo espera que confíen en él?
-Interesante pregunta. Yo solo puedo darte mi humilde respuesta, basándome en como lo conozco.
El para pedir cualquier cosa, ayuda, consejo, apoyo etc. etc. olvídate, no lo hace. Pero sin embargo para dar
cualquiera de esas cosas, siempre puedes contar con él, siempre que no exceda de sus límites, no le puedes
pedir lo que no tiene. Como me cae de camino de regreso, te voy a acompañar a casa. Ángel no me perdonaría
que estando por aquí, no lo hiciera.
-Te lo agradezco entonces. Venga, regresemos.
Crónicas de la guarida 18
-Moti, ¿ya estas mejor?
-Si ángel, ya no me duele, gracias por ayudarme. Vaya una caída tonta, tropezar con una piedra y
dislocarme la zarpa. Creo que estaba tan concentrada siguiendo aquella liebre, que me despiste.
-Es normal, a mí también me ha pasado a veces. Solo que yo he tenido que quedarme en el lugar
hasta que ya no me doliese. No tenía a nadie en quien apoyarme. Por cierto, ¿qué tal está Rina?
-Oh, muy bien, todo ha salido sin problemas. Ha tenido un hermoso cervatillo. Ha sido la primera
vez, que estoy presente en el parto de una hembra que no es lupina.
-¿Y cómo te sentiste?
-Pues la verdad es que bien. Al principio me sentí un poco extraña, compréndelo, ver esa carne, la
sangre, bueno…
-Ha ha ha, menos mal que controlaste tu apetito.
-¡No te rías! No fue divertido, en serio. No sabía qué hacer, me sentí realmente impotente allí con
ella, sin apenas poder ayudar. Que quieres que te diga, compréndelo, soy una loba, ella una cierva, un cervatillo,
todo junto pues…
-Tranquila, solo bromeaba. Esta tarde hable con Rina, me dijo que te portaste realmente bien, te
agradece de verdad que estuvieras con ella. Dice que solo se sintió un poco rara cuando te pusiste a lamerlos a
los dos.
-Bueno, solo intente limpiarlos un poco, pero supongo que a su pareja no le pareció muy bien,
tendrías que ver con qué cara me miraba.
-Mmm, supongo que ver a un lobo lamiendo a tu pareja y a tu descendencia, pues te hace pensar
cosas, al fin y al cabo, eres uno de sus depredadores naturales.
-Tienes razón en ese punto.
-Moti, te noto un poco tensa, déjame hacer algo para relajarte, túmbate por favor.
Ángel se arrimó a Moti, que esperaba extendida en el suelo. Se colocó a su lado, y poniendo las
zarpas delanteras sobre ella, comenzó a presionar su cuerpo, alternando las zarpas, y moviendo los dedos. Se
puso sobre ella dejándola entre sus patas, y empezó a lamerle la mejilla y el hocico. Moti se volvió hacia arriba,
y relajo sus patas sobre ella. Ambos se miraron a los ojos sin decir nada, las palabras en ciertos momentos,
sobran. Acercaron mutuamente la punta de sus hocicos, y se lamieron uno al otro. Ángel bajó su cuerpo
pegándolo al de ella, y colocando la nariz en el cuello de Moti, comenzó a mordisquearle la piel y el pelo. Los
latidos de sus corazones golpeaban sus pechos mutuamente, al ritmo de la respiración de los dos. Moti cerró los
ojos y hecho la cabeza hacia atrás para estirar la piel de su cuello, y que ángel pudiera mordisquear más. Tras
estar unos segundos lamiendo y mordiendo el cuello de ella, Moti de nuevo elevó la cabeza y lo miró a los ojos.
Puso las patas delanteras rodeando el cuello de ángel, y acercó su cuerpo contra ella. Ángel elevó un poco su
parte posterior, mientras de su miembro caían unas pocas gotas, que mojaron entre las patas traseras de Moti.
Con mucho cuidado, Ángel fue bajando lentamente para que la punta de su miembro, se deslizara suavemente
entre los labios vaginales de Moti. Mientras poco a poco iba entrando, Moti se agarraba cada vez más fuerte a él
suspirando, y cerrando los ojos. Una vez que se completó la penetración. Ángel se quedó unos segundos
totalmente quieto, separó su pecho un poco de ella, y la miró a los ojos. Moti no se movía, ni siquiera
pestañeaba, simplemente correspondía con la mirada. Lentamente ella acerco su hocico, y sacando un poco la
lengua, lamió los labios de Ángel. Este sacó también la lengua, y tras acariciarla por la de ella, le lamió los ojos
que los tenía levemente húmedos por algunas lágrimas. Tras pegar su cuello al de ella, al mismo tiempo que de
nuevo las patas de Moti se abrazaban a él, comenzó a mover las caderas lentamente. Moti mordía el pelaje de
Ángel, mientras este aumentaba el ritmo de las embestidas, y cerraba los ojos. Los dos abrieron sus bocas,
dejando salir el aire mediante jadeos y suspiros, mientras el pelaje entre ellos, se mojaba por su sudor y por los
fluidos que se desprendían por la copula. El ritmo de las embestidas aumentó, al igual de la fuerza de las
entradas, y tras unos minutos con esa intensidad, el cuerpo de Ángel dio una última estocada y se quedó
inmóvil. Su cuerpo temblaba levemente, y en ese instante, Moti sintió en su interior como la pasión del
momento, estallaba en un chorro de caliente fluido llenándola. Ángel resoplaba y lamía la cara de Moti,
mientras su miembro palpitaba en el interior y soltaba chorros de caliente esperma. Dejo caer su cuerpo para
que descansara sobre el de ella, y abrazados, los dos esperaron en silencio e inmóviles, que todo pasara. Media
hora después aproximadamente, Moti comenzó a notar como la presión disminuía en su interior, y como los
fluidos comenzaban a salir, deslizándose entre los labios de su vagina y el miembro de Ángel, que disminuía su
tamaño.
-Me gusta.
-¿Cuál?
-Tenerte para mí, esta sensación, este calor que recorre todo mi cuerpo. Ángel, sabes bien lo que
siento por ti, y que cada vez que los dos compartimos esto, no tiene nada que ver, con cuando lo hacemos con
otros.
-Lo se Moti.
-Sentirme mojada y húmeda cuando estás conmigo. Tenerte a mi lado, cuando estamos de caza o
jugando. Puedes llamarme tonta o infantil, pero esos momentos, son verdaderamente especiales para mí.
-Shhh, no digas nada Moti, solo abrázame.
Moti abrazó a Ángel, y pegó su cuello contra el de él. Quizás ella tenía una visión diferente respecto
a todo, en comparación con la de Ángel. Pero aun así, sabía muy bien lo que quería y buscaba, y no dejaría que
nadie se lo arrebatara. A veces los sentimientos y emociones que para uno son claros y sin vuelta de hoja, para
otros son un cúmulo de incertidumbres y miedos, que no llegan a comprender. Por ello, a veces dos criaturas
perdidas en soledad, encuentran un punto de apoyo, y una senda que seguir, en compañía de otro que posee lo
que no comprende.
Crónicas de la guarida 19.
-¡Ay, ay ay! Que daño.
-¡Perdona perdona perdona, no fue queriendo! Ángel, lo siento de veras, déjame lamerte para
aliviarte.
-¡Ay, espero que fuera sin querer, y no buscando desgraciarme! Como duele, por todos los dioses.
-Deja de moverte por favor. Vamos, no te retuerzas tanto y déjame echar una ojeada.
-Pues no será porque no te he dicho veces que tuvieras cuidado con los colmillos, y más si cerrabas
la boca. Que daño, casi me quitas mis atributos de macho.
-Que exagerado eres, solo te he dado un pequeño arañazo con un colmillo. Mira, lo vez, no es para
tanto, solo es una heridita de nada.
-¿De nada, de nada? Pero si estoy sangrando, y… y… arf arf, Mo… Moti, por favor, no creo que sea
momento para lamerme ahí.
-Es el momento idóneo, tranquilo, ya verás cómo te pasa pronto el dolor. Mira, ya no sangras, la
inflamación bajara pronto. Lamento lo sucedido, creo que me deje llevar demasiado.
-No te preocupes, ya no me duele. Sé muy bien lo que pueden hacer tus colmillos, y respiro tranquilo,
por no haber acabado como algunos. Ven, échate a mi lado.
-Gracias por no tenérmelo en cuenta.
-Estaría mal que lo hubiera hecho Moti. Creo que ser pareja es algo que incluye cosas como estas,
por tanto no hay que darle más que la importancia justa. Eso sí, tendré que estar unos días sin usarla, tener ese
tipo de roce, no creo que sea agradable en estos momentos.
-Ouww, ¿me vas a dejar sin nada de nada? Supongo que es justo, bueno, eso no quiere decir que no
podamos darnos momentos afectivos.
-Claro, para eso siempre estaré dispuesto Moti, a menos claro que un día me muerdas en la lengua.
-No niego que más de una vez me ha apetecido hacerlo, pero entonces pienso en lo que pierdo si lo
hago.
-Mmm, no sé si sentirme afortunado o temeroso. Oye, por cierto, ¿qué sabes de Irián y Viento?
-¿No lo sabes? Dio a luz la pasada luna llena. Cuatro preciosos cachorros, tres hembras y un macho.
-Vaya, no sabía nada, ahora entiendo donde estuviste durante esos cuatro días que desapareciste.
Pensaba que estabas cazando, y por ello no pregunte cuando regresaste.
-Eso es algo que tienes algún día que cambiar. Intenta preguntar un poco más Ángel. Ya sé que
intentas no saber mucho de los demás por lo que pueda pasar. Aunque no entiendo por qué sin embargo,
fácilmente sueltas todo sobre ti, aun sabiendo que puede ser usado en tu contra.
-Defecto y virtud, supongo. Las dos caras de una misma moneda, unidas para bien o para mal. A
veces si es cierto que me gustaría saber más de algunos, como de ti, Moti. Pero me cuesta bastante preguntar,
sobre todo de la vida o del día a día. Imagino que a veces eso puede ser tomado como una falta de confianza.
-Mmm, cierto es que me gustaría que me preguntaras más a menudo, que notara que tienes interés
en saber de mí. Pero como sé que eres así, no le doy tanta importancia. No se puede esperar que los demás
cambien a cómo te gustaría que fueran, seria egoísta, y por así decirlo un poco vanidoso si todo fuera como
uno quiere. La delicia de conocer gente y lugares, recae precisamente en eso, en conocer cosas diferentes, con
otros puntos de vista, otra forma de ver la vida y la existencia. Quien podría pensar que siendo un lobo como
eres, y además joven, tuvieras tantas relaciones y más con diferentes especies.
-Tú también las tienes.
-Es casualidad. Me gusta compartir experiencias con los que quiero y aprecio. ¿Por qué no mientras
no se haga daño? Sé que a veces has sentido cosas que te han molestado al hacerlo con ciertos seres. No por el
hecho de hacerlo, sino por cómo fue en general por su parte o por la tuya. Las cosas a veces no salen como
uno se lo imagina, no es la vida tan simple y previsible. No me podrás negar, que te sientes más vivo cuando te
llevas una sorpresa agradable. Los pequeños placeres de la vida, como mejor se saborean es poco a poco, no
busques tenerlos todo al mismo tiempo, ya que no los disfrutaras y apenas te darás cuenta de ellos.
-Moti… Mmm… no sé qué decirte. A veces tengo la sensación que tú sabes mejor que yo, con
diferencia, como son las cosas. Me siento a veces tan ignorante de todo a tu lado, que siento vergüenza por que
estés con alguien tan desconocedor de cosas.
-No digas tonterías. Si los dos supiéramos todo, que virtud tendría compartir nuestras vidas.
Compartir una vida, no solo es compartir sentimientos, también es compartir y buscar juntos, momentos y
conocimientos para enriquecernos. La vida en si es una búsqueda continua de cosas para saber y aprender. No
solo de lo que uno ve, sino también de lo que los demás te enseñan. Cierto es que a veces te encuentras con
seres que creen saberlo todo, cuando en realidad están equivocados o incluso hacen daño, por su ignorancia o
mal saber.
-¿Cómo puede uno saber si lo que dice es lo correcto?
-La respuesta no es fácil de dar. Depende de cómo uno vea la vida o de lo que habla. A veces es más
importante creer en lo que se dice, teniendo pequeños puntos de apoyo, que creer en algo que todos dicen pero
que ni tú conoces. Para muchos, seguramente lo que tú, yo, Honey, o Rina hacemos, está totalmente mal,
incluso puede que digan que va contra natura o es una abominación contra los dioses. ¿Por qué pensar o decir
eso, cuando no sabes si realmente se está haciendo algo malo?
-¿Por seguir el orden establecido?
-Tal vez, o quizás no sea más que una forma más de controlar lo que se tiene alrededor. Muchos hay
que no toleran ciertas cosas cercas, o incluso sospechar tenerlas a la vuelta de la esquina. Bueno, supongo que
debe ser cosa de su educación, o tal vez de lo que ve en su entorno, incluso podría ser propio egoísmo, quien
puede decirlo. El abanico de la intolerancia, está fuertemente ligado a la ignorancia, y a su vez a las normas y
religiones, quizás por ello las cosas a veces por simples que sean, algunos no son capaces de verlas.
-Seguramente tengas razón, no te lo voy a negar, admito que desconozco muchas cosas, pero creo
saber lo que está bien o mal. Muchas cosas he hecho, que no han estado correctas incluso que han hecho
mucho daño.
-Pero también has hecho muchas cosas buenas, y has ayudado a muchos.
-A veces no importa cuántas cosas hagas bien o a cuantos seres ayudes, una mancha de algo hecho
mal, puede cubrirlo todo.
-Eso no puedes juzgarlo tú, sino los que están junto a ti. ¿Crees que si no se te apreciara, o se creyera
que tienes algo que dar u ofrecer, tendrías tantos ahí fuera que están pendientes de ti?
-Muchos esperan a que cometa un fallo para acabar conmigo. Me vigilan sin cesar esperando el
momento idóneo, para dañarme o lastimarme, incluso a los que están a mi lado
-Todos tenemos de esos, Ángel, es inevitable, forma parte de la existencia. Venga, no pienses en eso,
no te estropees el día. Abrázame fuerte, y deja que lo que tenga que ocurrir, suceda.
-Me gustaría estar siempre tan seguro como pareces.
-No siempre estoy segura, pero intento no pensar demasiado en esas cosas que sé que me entristecen
o preocupan. No solo me afecta a mi estado de ánimo, sino que se lo transmito a los que tengo cerca, y eso no
está bien.
-Lo entiendo. Es cierto que a veces es mejor guardarse los problemas de uno, si no son
verdaderamente importantes, que ir diciéndoselos a tus conocidos. Oye, ¿te apetece que vayamos a ver, los
cachorros de Irián?
-Claro, aunque solo un ratito, no es plan de molestarla.
-Descuida, solo daremos una vuelta para estirar las patas, los saludamos y regresamos
tranquilamente.
-Está bien, además puede que tengamos suerte y pillemos algo para comer por el camino.
-Mmm, tú ya has comido.
-¿Yo? Pero si yo no… ¡Oh, serás…!
-¡No me muerdas, ay ay, estoy malito!
-Ha ha ha, ya te daré yo convalecencia.
Crónicas de la guarida 20
Dicen que a veces, es más importante una buena relación comunicativa, que la confianza. Supongo
que eso no es siempre factible para todos. Ciertamente mi relación con Ángel, no era lo que se dice muy común,
ya que él no solía decirme todos sus problemas, y a veces saltaba en seguida a la defensiva. Sus rápidos cambios
de actitud, ya le habían provocado más de un problema, y en la guarida se empezaban a notar claramente. Solo
quedaban lo que se podía decir, las familias que se habían originado con el tiempo. Viento e Irian, Rina y su
compañero al que aún no conocía muy bien, Kobu y Money, y Ángel y yo. A parte quedaban el gato Nocred, y
el zorro Red, que por sus gustos especiales, pues les estaba contando bastante encontrar pareja. Flare y Kurok,
se fueron de la región, decían que no eran comprendidos y que se sentían ignorados. Mmm, supongo que parte
de razón tenían. Ciertamente Ángel es difícil de entender, no solo por lo fácilmente que puede cambiar, y pasar
de ser una cosa a ser otra totalmente diferente, sino que su forma de ser y pensar, no entra dentro de los
criterios normales. Yo misma, a veces me quedo en blanco hablando con él, ya que no sé muy bien que decirle,
pero sobre todo intento no hacerle daño como su compañera. Imagino que es algo que el evita con bastante
ahínco, las relaciones, por ello no quiero ni puedo permitir separarme de su lado. Poco a poco voy sabiendo
cosas de su pasado, de cómo era antes, y de que cosas lo fueron cambiando. Su entorno ciertamente lo moldeo
hacia esa forma tan a la defensiva y por así decirlo, antisocial que tiene, pero en el fondo es un buen lobo,
aunque no lo deje salir. A pesar de que él no quiere la mayoría de las veces, es como si su subconsciente alejara
a todo aquel que se acerca demasiado a él. Quizás sabiendo que tarde o temprano, hará algo que lo lastimara, y
es preferible que lo dañe al principio que cuando ya están los sentimientos arraigados. Por suerte para él, tiene
amigos y compañeros como Rina, yo, o Viento y su pareja, que intentan controlar toda esa rabia que lleva
dentro, y que muchas veces deja salir sin darse cuenta. Que difícil tiene se ser el, y no perder la cabeza, al hacer
tantas cosas que dañan a los demás. Quizás sea cierto que llegado un momento, uno se vuelve insensible a
ciertas cosas. Yo no soy así, al menos eso creo, por ello intento permanecer lo más pegada posible a él, para
intentar equilibrar un poco su carácter. A veces tengo la sensación, que evita a los demás, no porque no quiere
hacerles daño, sino porque se siente que no merece estar con otros. Desconozco de dónde le viene esa
sensación, ni por que la puede tener.
-¿Otra vez pensando en voz alta?
-Hola Rina, ¿cómo estás?
-Muy bien Moti, gracias por preguntar. ¿Otra vez Ángel?
-Sí, veo que tú también lo notas.
-Era de suponer, y además siendo tu su compañera, de que otra cosa ibas a estar preocupada. Por
suerte para él, es bastante fuerte con estas cosas, y las supera con bastante rapidez.
-Es eso tienes razón, pero a largo plazo acabara por hacerle mella. No puede esperar seguir así
siempre, en algún momento debe intentar abrirse un poco más a los demás, y esconder las garras y los
colmillos.
-Lo sé muy bien, pero no es tan fácil de hacer como de decir. Mira lo que el paso el otro día cuando
vino a disculparse conmigo, se derrumbó por completo. Nunca hubiera esperado verlo arrastrarse ante mí,
pidiendo perdón. Me molestó bastante verlo así, pero más aún que se sintiera tan culpable por algo que fue
como él lo vio. Sé que quizás pueda parecer difícil de entender, pero lo cierto es que aquel día, yo tendría que
haber sido devorada por el como regla normal y natural. Pero no lo hizo, no entiendo los motivos ni las
razones que en el último momento le hicieron cambiar de idea, pero gracias a ello, pude conocerlo, pude
aprender más cosas sobre esas relaciones, te conocí a ti y a todo el grupo, y he podido ser madre. No tengo
nada que reprocharle, es más, tengo muchas cosas que agradecerle aunque él no quiera verlo.
-Lo se Rina, se cómo tienes que sentirte. A veces es un problema alabarlo o decirle cuando hace las
cosas bien, ya que lo primero que piensa, es que solo se busca caerle bien o acercarse más a él.
-Es un idiota.
-Lo es, pero que le vamos a hacer, es nuestro idiota y le queremos. A veces es mejor morderse la
lengua y apretar las zarpas cuando se pone así de tonto, que hacer algo que sea peor. Aun así también te digo
una cosa, más de una vez le he dado una mordida merecida, cuando no entraba en razón. Por suerte sabe
aceptar cuando se equivoca y mete la pata, si se le da una buena reprimenda en el momento justo.
-Quizás algún día sea eso lo que haga, tendré que cogerlo por banda y dejarle las cosas claras. Oye
Moti, ¿vienes conmigo? Tengo que regresar, es hora de darle de comer a mi pequeño.
-Claro, te acompaño, aunque a tu pareja no le hace mucha gracia verme por allí.
-Sí, está un poco receloso respecto a eso, pero aun así, no puede olvidar que está bajo la protección
de la ley, de no ser atacado mientras se está en estos dominios, por tanto no puede pasarnos nada.
-Ciertamente, si no fuera por esa ley que puso Ángel para todos vosotros, quizás ahora te estaría
comiendo.
-Es posible, pero eso no quita que como un día te vea lamer demasiado a mi pequeño, te dé una
buena patada.
-Ha ha ha, tranquila, que no pienso comérmelo. Aunque seguro que esta blandito, jugoso…
-¡Moti!
-¡Solo bromeaba!
-Eso, sácame la lengua, un día de estos te vas a enterar.
-Cuando quieras, ya sabes que las últimas veces te gane, no soportaste mis lamidas y roces.
-Ha ha ha, tienes mucha más experiencia en eso, y tu cuerpo es ideal para ello, pero eso no quita que
un día te las cobre todas juntas.
-Eso habría que verlo, además, no he dicho que vaya a ser yo sola.
-Oh, ¿y a quien vas a traer? ¿A tu pareja?
-Mmmm, es para tenerlo en cuenta, seguro que no le desagrada la idea de cepillarse a una loba. Que
mejor forma que esa de subir puntos de dominio.
-Ha ha ha, subirá puntos entre su especie, pero conmigo, lo único que logrará es quedarse rendido en
el suelo. Pero bueno, cuando tú quieras me pides la revancha, siempre estoy dispuesta.
-Así lo haré, no te libraras de ello.
Crónicas de la guarida 21.
Personaje Especial: Renomon.
Ciertamente, aun me pregunto de donde salió aquella zorrita azul, pero cuando Moti se cruzó, con
otro zorro de extraordinarias características, quedo claro que en aquel bosque, algunas cosas muy extrañas
estaban sucediendo. Recuerdo que era una mañana algo rara, una espesa niebla lo cubría todo, ni siquiera los
olores parecían atravesarla. Moti siempre ha sido bastante curiosa, y aquella niebla le llamaba la atención, así
que se adentró en el bosque en busca de algunas respuestas. Mientras la veía desaparecer entre la niebla, una
sensación me recorrió el cuerpo, como si algo le fuera a ocurrir. Sabía que ella era capaz de cuidarse sola, pero
no pasaría nada porque no la perdiera de vista, así que al poco tiempo la seguí. A medida que me adentraba más
y más en la niebla, esta era como si tomara forma física, casi podía separarla con las zarpas. El suelo se
mostraba húmedo al igual que mi pelaje, y cada cierto tiempo, unos escalofríos me recorrían el cuerpo. No
entendía el porqué, pero la temperatura había comenzado descender rápidamente, ya podía ver claramente el
vaho saliendo de mi boca. Apenas perceptible, pude ver como una figura iba tomando forma entre la niebla que
parecía despejarse. Con cuidado, me fije a partir de entonces donde colocaba mis zarpas para no hacer ruido, y
bajé el ritmo de los pasos. Pude distinguir el cuerpo de Moti detenida en medio de la arboleda, estaba extraña ya
que ya que no hacia ningún gesto, ni siquiera movía las orejas o el hocico. Me agazapé entre unos matorrales y
observé con atención. Aunque no lo oía ni veía, sentía claramente que alguien se acercaba, y un curioso pero
chocantemente familiar olor, llegó a mi hocico. Se estaba acercando por delante de mí, en dirección a Moti que
seguía totalmente inmóvil como congelada. Pasando por entre unos árboles, apareció el zorro más grande que
he visto en toda mi vida. Me recordó a la zorrita azul, ya que este también poseía en las extremidades superiores,
como garras en vez de zarpas y andaba erguido. Se acercó a Moti que no decía nada ni se movía, y pareció
decirle algo a las orejas. Entonces Moti, como si estuviera hipnotizada, acerco el hocico a la entrepierna de él y
comenzó a lamérsela. Él puso las manos sobre la cabeza de ella, como intentando evitar que se alejara mientras
lamía. Moti se introducía el miembro en la boca mientras este ganaba tamaño progresivamente. No dudo que
hubieron momentos que tuve ganas de salir y apartarla de ella, pero mientras no le hiciera daño, mejor no
meterme. Un chorro de esperma lleno la boca de Moti y segundos después, él se arrodilló y la besó uniendo la
boca. Pude ver claramente como ambos tragaban saliva y esperma, y como la bula de Moti comenzaba y
segregar jugos y a hincharse, sin ninguna duda ella estaba excitadísima. El zorro la agarro por la cintura y
cociéndola en peso, la volteó hacia él de forma que sus patas, le rodearan y fue bajándola hasta que su miembro
se colocó en la entrada de ella. El nudo estaba ya hinchado, era imposible que se lo pudiera meter y más con el
tamaño que tenía, pero su miembro si podría entrar, ya que se veían fácilmente los chorreones de líquido pre
seminal que segregaba. Lentamente el cuerpo de Moti fue tragándose todo el miembro, mientras ella mordía el
pelaje del pecho de él. Abrazada fuertemente a ella, mientras sus patas lo rodeaban, comenzó a mover las
caderas para comenzar las envestidas. Los fluidos debían de ser muy abundantes ya que Moti chorreaba por las
patas y el olor se hacía cada vez más fuerte. Los jadeos y gemidos de ella aumentaban por segundos, creo que
nunca la había visto tan excitada. Supongo que aquel ser, estaba provocando en ella algo como lo que me paso
a mí la otra vez. Separó el cuerpo de Moti, y tras arrodillarse la dejo en el suelo, sin sacar el miembro. Se colocó
a cuatro patas y comenzó a darle unas fuertísimas envestidas. Las patas delanteras de Moti se flexionaron y
puso la cara en el suelo, mientras jadeaba y su lengua colgaba a un lado. No hacía falta que me lo dijeran, sufría
un aluvión de orgasmos que la estaban dejando exhausta. El zorro alzó la cabeza y apretó los dientes, mientras
de entre las patas de Moti, caían enormes chorros de esperma aun estando el miembro dentro de ella. Sacó el
miembro que soltó más chorros sobre Moti, que cayó al suelo totalmente empapada y agotada. Yo no sabía
muy bien que pensar, le habían dado una montada brutal que ella claramente había disfrutado, pero al mismo
tiempo era como si no fuera consciente de ello. Agarró a Moti del suelo que parecía haber perdido el sentido, y
comenzó a caminar hacia donde yo me encontraba. Pensaba que era casualidad que caminara hacia allí, pero
tras detenerse ante mí a apenas un metro y dejar a Moti en el suelo, se alejó un poco y solo expresó unas
palabras.
-Ahí tienes a tu hembra. No te preocupes, no se quedará preñada. Estoy aquí porque Kristal me dijo
que tú estuviste con ella, así que yo me encargaría de esto, es justo bajo mi punto de vista.
Mejor no decir nada, además no había motivo para ello. Eché el cuerpo de Moti sobre mí, que
llevaba en el rostro una sonrisa de oreja a oreja, y comencé a caminar de regreso. Supongo que la zorrita, vio
que ya que yo había pasado por aquello, pues por qué negar a mi compañera su justa parte. Mmm, ¿realmente
había sido un cambio equilibrado? Demonios, yo no podría montar a Moti como había pasado, y ni mucho
menos dejarla tan satisfecha. Aunque si lo pienso bien, Moti tampoco podía hacerme las cosas que la zorrita me
hizo. Lo cierto es que cuando llegamos a las cercanías de la guarida, la niebla desapareció por completo, y el
camino por el que había llegado desapareció. Moti comenzó a recobrar el sentido y como había notado antes,
no recordaba nada.
-Esto… ¿Ángel, que hago sobre ti?
-Te desmayaste.
-¿Cuándo? ¿Y por qué estoy empapada de esperma y me arde entre las patas?
-Humm… ¿No lo recuerdas? Un zorro te acaba de montar.
-Un zorro ni de broma me dejaría así de molida y exhausta.
-Estoy de acuerdo, solo créeme, este estaba más que sobrado de aptitudes para dejarte así. No te
muevas, deja que te lleve a casa a descansar. Oh, y termina de sacar todo lo que llevas dentro, aun sigues
chorreando.
-Te aseguro que no recuerdo nada, que extraño. ¡Demonios, que mala suerte! No recordar lo
sucedido, ha debido de ser una montada soberbia.
-Ha ha ha, sí que lo fue, pero tu tranquila que esta noche me toca a mí. Y me encargare de que estés
bien despierta, para que no pierdas detalles.
Regresé con ella a cuestas a nuestro nido, y la deje descansar hasta que el sol se puso. Esa noche a
pesar de que la monte, y ella aun guardaba bastante excitación, quizás sabiendo por lo que había pasado, yo no
me esforcé demasiado, no quería hacerle daño, ya que ya había tenido bastante. Mentiría si no dijese que me
hubiera gustado probar al zorro yo también, bueno, quien sabe, quizás si un día sale niebla y me adentro en ella,
también me dé un buen revolcón. De momento tengo todo lo que necesito, a mi hermosa compañera, y a
todos los amigos que continuamente mantienen el contacto con nosotros dos.
Crónicas de la guarida. 22
-Buenos días Moti, ¿cómo te encuentras?
-¡Aaarrrooowww! Buenos días, he dormido plácidamente, que buena noche he pasado, gracias por
preguntar. ¿Y tú qué tal?
-Bien, una noche movida. Tras nuestro pequeño encuentro y que tú te durmieras, yo no he podido
pegar ojo, ya que tenía la sensación que había alguien en los alrededores.
-¿Saliste a mirar?
-Así es, pero sin éxito, no vi a nadie, aun teniendo la sensación muy marcada. Por cierto Moti, hay
una pregunta que me gustaría hacerte.
-Claro, adelante con ella.
-Cuando te están montando, me he dado cuenta que la mayoría de las veces, se te humedecen los
ojos, y te salen lágrimas, ¿es por dolor?
-No creo que sea dolor, al menos no es un dolor que se sienta como tal. Quizás es lo que se dice un
grado tan alto de una sensación que la única forma que tiene el cuerpo de expresarla es a través de las lágrimas.
¿Nunca te ha pasado a ti cuándo te han montado?
-Mmm, déjame pensar un segundo… Si, hubo una vez que también me pasó. No comprendo muy
bien porque fue, pero cuando me di cuenta tenía los ojos empapados en lágrimas, y algunas corrían por mis
mejillas. No sé si era por las postura que yo tenía, ya que tenía las patas delanteras en alto, y así mi cuerpo
quedaba en horizontal con el suyo. Ciertamente aquella vez, sentí algo diferente, no sé cómo explicarlo.
-Quizás en tu caso, si te hizo daño aunque tú no lo sintieras claramente.
-Tal vez, no te lo niego, pero en el fondo creo que fue otra cosa. A lo mejor es lo que decías antes,
que sentía tal nivel de placer que yo no lo sentía pero mi cuerpo lo expresaba con lágrimas.
-Realmente es bastante curioso el detalle de las lágrimas durante las copulas. A Rina también le pasa,
me lo ha dicho. Aunque dice que a ella le ocurre siempre, pero que si está segura que es por placer. Eso es
como a nosotros, que nos da por separar los dedos de las zarpas. muchas veces cuando sentimos placer. Otros
son al revés, los doblan hacia dentro. Creo que las expresiones de placer, son tan variadas como formas hay de
copular y de especies. Oye, me entere de una cosa el otro día, Kobu también lo hizo una vez con Rina.
-¿Quién te lo dijo?
-Fue ella hablando de las cosas que había hecho con el tiempo. No se quedó quieta tras probarte, te
lo aseguro, fue toda una golfilla.
-A veces me pregunto qué hubiera pasado con ella si yo no le hiciera pasar por aquello.
-Ángel, no vuelvas con lo mismo. Pues la respuesta es sencilla, seguramente ella no estaría viva.
Quizás yo, o cualquier otro lobo incluido tú, ya se la habrían comido.
Bajo mi punto de vista, le salvaste la vida, y se hizo más fuerte. Así que te pido por favor, que no te
martirices pensando en lo otro, o me obligaras a darte un par de zarpazos en el hocico.
-Ok perdona, no sabía que estabas tan unida a ella.
-Es mi amiga, ella te aprecia y yo te quiero, todo está enlazado. A veces es cierto que me pregunto
dónde dejaste el sentido común, ya que muchas veces te haces daño tú mismo por nada.
-¿Estas de loba protectora hoy?
-Muy gracioso, pero sin mí ya estarías de alfombra en algún lado seguramente. Tu no lo quieres
admitir, pero me necesitas, y mucho.
-Qué va.
-¡Oye, no me saques la lengua!
-Impídemelo si puedes.
-¡Como te agarre te vas a enterar, ven aquí!
-Na na, ¿¡a que no me pillas!?
-Ha ha ha, vaya dos, sois peores que una pareja de cachorros.
-Viento, ¿Qué haces aquí? ¡Ouch! ¡Qué daño, bruta!
-Que te puedo, y lo sabes, lobito malo. Hola viento, ¿cómo están Irián y los cachorros?
-Oh, muy bien, gracias por preguntar. Los pequeños están hechos unas bolas, se pasan todo el día
comiendo. A la pobre Irián, se le quedaran los pezones colgando, pero bueno eso es solo durante una
temporada, después le suben de nuevo. Venía a ver si os apuntabais a cazar, tengo que llevar de comer, y me
apetecía salir con vosotros un rato.
-Claro, te acompañaremos encantados. Además, aquí la damisela, tiene muy buen olfato, sobre todo
para ciertas cosas, ¿a qué si?
-Para… ¡Oye! Descarado, ya te daré una buena cuando regresemos.
-Moti, si quieres lo agarramos entre los dos, y lo hacemos sudar un rato.
-Je je, no me tientes.
-Vosotros dos, dejad de planear cosas que os muerdo. ¡Vamos, tirad para fuera!
-¿No es mosqueante cuando le da la vena narcisista?
-Un poquillo, será la vejez, así que ten cuidado que después no cumple en el nido.
-¡Viento!
-¡Corre que nos coge!
-¡Como os agarre a los dos os vais a enterar como me las gasto!
Crónicas de la guarida 23
Dicen que cada suceso requiere su momento, y cada momento su tiempo, quizás sea cierto, aunque
a veces las cosas no salen como uno se lo espera o confía. El despertar sexual depende de muchas cosas, de la
edad, de la salud que se tenga, de la vitalidad, incluso de la mentalidad. A pesar de que los padres o familiares
intentan que los pequeños no se adelanten demasiado en ello, ya que piensan que no sabrán soportarlo o
llevarlo adelante, a veces se va de su control y vigilancia. Por mucho que digan que esto a mí no me pasara o yo
no caeré en eso, no sabes nunca como se te plantearan las cosas en un momento dado, sobre todo si tus
acciones determinaran la vida de otro. Supongo que ya que llevamos tiempo conociéndonos, puedo hablaros de
otras cosas que hasta entonces no os había contado, y que solo unos pocos en la guarida saben. Moti tiene una
prima, bastantes años más joven que ella, y también con una mentalidad descarriada muy descarada. Una
mañana apenas yo llegando de cazar, me encontré a Moti en la entrada esperándome con una sonrisa en la cara.
Sinceramente cuando ella me espera y se está riendo mientras me mira, es porque planea algo, no puede evitar
que se le note.
-Hola Moti, ¿cómo va todo? Si quieres comer, aun puedes encontrar algo de carne de venado, cerca
del antiguo dolmen.
-Gracias por el ofrecimiento, pero ya he comido. Entra, hay alguien que quiero presentarte.
La seguí al interior de la cueva y en medio de esta me topé con una joven loba. Tenía los ojos color
miel, más claros que había visto nunca, y un pelaje espeso y marrón que se notaba que intentaba mantener bien
cuidado y limpio. De la punta de sus orejas, salían sendos mechones que caían hacia atrás. Su cola era
sorprendentemente larga para su tamaño, ya que estando ella sentada, la recogía por delante de sus patas
delanteras.
-Ángel, te presento a mi prima Lili, lleva bastante tiempo pidiendo venir a conocerte.
-Es un gran honor conocer el señor de la guarida, he escuchado muchas cosas de ti.
-Te ves muy joven, ¿qué edad tienes?
-Trece años, y me falta poco para los catorce.
-Eres una cachorrilla aun, ni siquiera te ha llegado el primer celo.
-Yo tengo que ir a hacer algunas cosas, os dejo solos para que os valláis conociendo.
Desde ese instante ya me olía que algo se estaba cociendo, pero no me esperaba que me fuera a
meter en algo que no podría dejar atrás.
-Así que tú te estas montando a la mitad de los miembros de la guarida, a pesar de ser de diferentes
especies, y la otra mitad te monta a ti. Muy interesante, he de admitirlo.
Algo había cambiad en ella, no sentía lo mismo que cuando Moti estaba y yo la miraba. A pesar de su
corta edad y de que supuestamente no había alcanzado la madurez sexual, el ambiente se estaba cargando con
unas feromonas fuertísimas. Tuve que sacudir la cabeza para despejarme la vista, se me estaba nublando y los
latidos de mi corazón se habían desbocado.
-Arf arf… ¿Que… que me estás haciendo?
-Nada extraño, solo estoy despertando lo que llevas dentro solo para la época de celo.
-No… Arf. Detente por favor… Arf. No sabes lo que estás haciendo… No, no podré controlarme.
Debía salir de allí lo antes posible, si me quedaba no quería ni pensar en lo que le haría. Me
incorporé y comencé a caminar hacia la salida, pero las patas se me doblaban y la punta de mi hocico ya había
comenzado a doblarse hacia arriba. Había comenzado a segregar mucha saliva que chorreaba de mi boca, y
sentía los gruñidos en mi garganta intentando salir. Pero ella salió corriendo y se puso ante mi sacudiendo su
retaguardia y salpicándome la cara con sus fluidos. Aquello despertó algo que todos los caninos machos
llevamos dentro y que evitamos sacar, sobre todo durante la época de celo, ya que no podemos controlar
nuestros actos y fuerzas. Se erizó todo el pelo de mi cuerpo, y comencé a gruñirle y a enseñarle los colmillos, ya
no me controlaba, era como si lo estuviera viendo tras un cristal. El tono de mi voz cambió y sentía como hasta
las palabras me costaban salir entre tanto gruñido.
-¡Tu, juegas a ser hembra, pero yo te enseñaré a serlo de verdad!
Me abalancé sobre ella y la tumbé en el suelo, la puse patas arriba y comencé a lamerle ávidamente
entre las patas traseras. Ella jadeaba y gritaba mientras mi lengua abría y separaba su vulva, y mis colmillos a
veces le pillaban la piel, ya que no coordinaba. Le mordí el pelaje del cuello, y la incorporé tirando fuertemente
hacia arriba para ponerla a cuatro patas. Se oyó claramente el sonido del quejido que ella soltó, pero aun así yo
no me detuve ni separe los colmillos de su piel. La coloque debajo de mí en posición y afiancé más la
mandíbula a un lado de su cuello, mientras mis patas delanteras la sujetaban con mucha fuerza por su cintura.
-Ahora te voy a poseer, te vas a enterar lo que es ser hembra.
La entrada fue brutal, el grito de ella resonó en toda la cueva, y eran seguidos por otros a cada metida.
Mis dientes soltaron su piel y dejaron descansar la lengua que colgaba sobre ella dejando caer saliva sobre su
cabeza. Podía sentir como la punta de mi miembro tocaba las paredes del fondo en su interior, pero no frenaba
las arremetidas que se hacían cada vez más fuertes y rápidas. Cada vez que entraba en ella con todas mis fuerzas,
su cabeza se elevaba y lágrimas de sus ojos se desprendían cayendo delante de ella. Tras varios minutos
poseyéndola, su actitud cambio, quizás originado por su verdadera forma de ser.
-¡Ahh ahh, si si, sigue así, no te pares dame más, lo quiero todo!
Podía sentir como la carne entre sus muslos se calentaba, y como un ligero olor a sangre flotaba en el
aire. El tamaño de mi miembro había alcanzado la plenitud, y estaba rasgando parte de su piel. El nudo
comenzó a golpearla, y eso significaba que aun ella tendría que sentir eso, y un trozo más de miembro entrando
en su interior. El nudo que golpeaba con fuerza su vulva, lo iba abriendo lentamente rasgándolo en algunas
zonas, y provocando que ella gritara y jadeara a partes iguales. Con una tremenda arremetida, introduje la
totalidad del miembro en ella, que se quedó con los ojos en blanco sin poder pronunciar sonido. Mis patas
delanteras se habían curvado hacia dentro, haciendo de palanca contra su cuerpo y pegándola más contra el mío.
El nudo estaba completamente atorado dentro de ella, era imposible que nada de líquido saliera.
-Y ahora qué dices ¿me sientes dentro? ¿Sientes cómo te penetro hasta la matriz abriéndote entera?
Pequeña engreída, te voy a dejar que no podrás caminar bien durante semanas.
A pesar de que todo el miembro estaba en su interior, mis caderas aún se movían intentando meter
más. Ella apretaba los dientes y lloraba en silencio, con la lengua fuera y colgando manchada de sangre ya que
se la había mordido en algunas ocasiones. Apreté su cuerpo contra el mío casi dejándola sin aire, y en ese
momento comencé a soltar todo dentro de ella. A cada descarga, ella soltaba un gemido y un jadeo, quizás
provocado por el contacto de sus heridas y mis fluidos. Sentía la punta de mi miembro como si se doblara un
poco hacia un lado, claramente había entrado más de lo normal. Pero en mi estado no me importaba nada,
podría haberla montado hasta la muerte y no darme cuenta de ello hasta ser demasiado tarde. Como ella era
más pequeña que yo y mi sensibilidad no estaba, le mordí en la nuca y la elevé solo sujeta por mis colmillos y
por mi miembro. Sus patas no tocaban el suelo debajo de mí, así que camine con ella colgando hacia mi nido.
Me tumbe de lado y la solté. Ella intentaba incorporarse, pero la volvía a echar poniéndole una zarpa encima.
Era tal el tamaño de mi nudo en el interior de su pequeño cuerpo, que estuvimos más de una hora, hasta que
sentí que empezaba a disminuir la presión. Cuando ya por fin el nudo disminuyó lo suficiente para que el
miembro se deslizara hacia el exterior, ella no paraba de gemir mientras enormes cantidades de esperma
mezclado con sangre salían de ella. Su vulva se veía claramente muy abierta y herida, sus labios estaban
completamente separados y se veía el interior. Cuando ella se intentó incorporar, yo me levanté rápidamente y
pisándola con las patas delanteras, la hice tumbarse de nuevo. La puse patas arriba y ella me miraba en silencio
con los ojos empapados en lágrimas. Acerque mi hocico al de ella y pegue la nariz. Sentía como su cuerpo
temblaba, pero aun así, también captaba la excitación que ella desprendía. Era desconcertante darme cuenta que
a pesar de lo que había pasado, aquella joven hembra, no perdía la confianza en ella y la lujuria que la movía.
Hasta un ciego se daría cuenta que a pesar de su aspecto, había sido montada muchas más veces, pero
seguramente nunca le había pasado lo de ahora. Aprovechaba el cuerpo que tenía y que no se había despertado
su ciclo reproductor, para satisfacer su lujuria y apetito sexual, que por alguna razón, tenía demasiado
desarrollado. Poco a poco fui recuperando mi forma normal de ser, y dándome cuenta de lo que había hecho.
Un enorme pesar cayó sobre mí, y más cuando la vi intentando incorporarse y que no lograba mantener las
patas traseras erguidas. Me apresure a arrimarme a ella para ayudarla, mientras le pedía que me perdonara, que
aquello nunca debió pasar.
-¿Estas de broma? Ha sido la mejor montada que me han dado nunca. Totalmente brutal, en serio
que me ha encantado a pesar de lo dolorida que estoy ahora. No te preocupes me recupero con rapidez, en
unos días estaré lista para la siguiente ronda.
Aquello me rompió, ¿de qué lujurioso lugar había salido esa hembra? Yo me sentía fatal y ella se veía
risueña a pesar de todo. Cuando salimos al exterior para tomar aire, Moti nos esperaba.
-¿Ya habéis terminado? Sí que ha sido largo.
-Tú lo sabias. Por qué has permitido que esto pasara, mira el daño que le he hecho.
-Ella me lo pidió, perdónanos a las dos por hacer que pasases por esto. Ella quería que la montaras, y
que fuera sin prejuicios ni control, por ello se preparó para despertar tu lado salvaje y reproductor.
-Ángel, Moti no tiene nada de culpa, fue todo idea mía.
-¿No te das cuenta de lo que has hecho? Eres demasiado joven para esto, ¿y si te quedases preñada
por accidente en este estado? Da por seguro que no sobrevivirías. Y lo peor de todo es que te has aprovechado
de mi para hacerlo con una menor.
-Tienes razón, te debo una disculpa, pero tomo las mismas plantas que vosotros, no podría
quedarme preñada. ¿Os importaría mucho si paso unos días aquí hasta reponerme?
-Puedes quedarte, es lo mínimo que puedo hacer.
-Vamos primita, yo te ayudo a entrar dentro. Me tienes que dar todos los detalles, no te olvides.
-Valla dos, en buen lió me he metido con esta pareja.
Crónicas dela guarida 24
A veces los amigos aun intentado ayudar no saben cómo hacerlo, supongo que es porque nunca
pueden saber cómo es uno completamente. El interior de cada ser, es un mundo totalmente diferente al de cada
uno. De ahí que cada uno de nosotros, sea especial y un tesoro. Cierto es que hay casos que no hacen nada
bueno, y uno se pregunta por qué demonios existen, pero ahí está la diversidad de la vida, hay de todo. Uno no
puede saber a quién va a conocer cada día, o a cuantos diferentes, eso no se puede predecir. Lo emocionante
del día a día, son las sorpresas y encuentros que se tienen. Moti y Rina me preguntaron una vez, que si era
buena idea lo de controlar quien entraba y quien cazaba en la guarida, yo no puede más que responder que
gracias a ello, Rina era totalmente libre de campar a sus anchas por mis dominios. Supongo que a veces, eso
puede dar lugar a que algunos se aprovechen, pero siempre que yo no me diera cuenta de ello. Rina estaba en
mis dominios, a pesar de que a su pareja no le parecía bien, no solo porque era un lugar seguro para su cría,
sino que imagino que tendrá sus propias razones. Ciertamente, le debo mucho a ella, ya que creo que en el
fondo, la experiencia que tuvimos ambos nos cambió. Esto mismo estoy seguro que ella lo sabe, y que Moti
también opina lo mismo, como sabe del cariño que tengo también hacia la cierva. Siendo un poco objetivo,
quien puede decir que si no hubiera conocido a Moti, y si Rina y yo hubiéramos permanecido más en contacto,
los dos quizás seriamos hoy día más que amigos a pesar de ser de diferentes especies. Muchos prejuicios y
formas de pensar controlan este tema, o quizás todo se reduzca a la razón de que no se puede lograr
descendencia de algo así, ya que al fin y al cabo es el objetivo final de una pareja. Quizás por ello, más de una
pareja de lobos con la que nos hemos cruzado, se han extrañado cuando se enteraron de que a pesar de que
Moti y yo, copulábamos continuamente, no teníamos pensado tener descendencia. Al menos por mi parte no
quería, y Moti, bueno, creo que ella no se siente preparada, ni quiere perder atención hacia mí, por los
cachorros. Las experiencias que ha tenido haciendo de niñera, o cuando ha estado con otras hembras y sus
cachorros, no le han dado precisamente ganas de tenerlo. Aunque como contra punto, ha visto como se
quieren Viento e Irián cuando están con sus cachorros, y como Viento le da mimos a su pareja cuando los está
amamantando. Quizás en esos momento si sienta un poco de curiosidad, pero solo durante un momento, ya
que en cuanto llega a casa si tira sobre mi buscando mimos y atención. Sabéis, a pesar de lo que pueda parecer
ella de lujuriosa y caliente, respiro tranquilo de que no sea como Lili, creo que no podría soportar tal apetito.
Precisamente el otro día me cruce con Viendo y pensé que me iba a soltar un sermón por lo que había pasado
con ella. Pero me equivocaba, solo me dijo que la cachorrilla había estado pregonando lo sucedido, pero que
admitía toda la culpa ya que fueron sus feromonas, lo que me controló. El problema es que puso tanto énfasis
describiendo la montada que sufrió, que otros lujuriosos cachorros machos y hembras, sufrieron la picadura del
gusanillo de la curiosidad. Me dijo que tuviera cuidado no fuera que me metiera en un buen problema. Moti tras
lo sucedido, intentaba continuamente pararle las patas a Lili, ya que parecía que se había encaprichado conmigo,
y no paraba de buscar la ocasión idónea de descontrolarme de nuevo. Había estado muy ocupada cepillándose a
otros de mis amigos como Kobu o Red, y parecía que siempre estaba con el apetito en apogeo. Mentiría si
dijese que no me preocupaba, esa cachorrilla como un día pillase a un macho con las ganas al máximo, no sé
qué pasaría. Quizás estuviera un poco receloso hacia ella, ya que sabía que la época de celo, estaba próxima, y
que tanto machos como hembras no íbamos a parar. Me tocaría estar todo el día sobre Moti, ya que la muy pilla,
parecía que siempre buscaba más, y no le bastaba con uno solo al día. Tal vez tendría que recurrir a alguien para
que le diéramos entre los dos a ella. Quizás recurra a algunos de los nuevos que han entrado en la guarida, un
joven cachorro de lobo, y uno de león. Que alguien me explique cómo demonios ha acabado un león en medio
de un bosque. Los que está claro que por muy rey de la selva que sea, aquí como no se atenga a las normas,
acabara como bonita alfombra de la guarida, ya que nos encargaríamos de él encantados, Kobu y una pandilla
de lobos. Demonios, que extraño se siente uno estos días dentro de la cueva, entre Moti y Lili, no paro de
taparme el hocico. Me tienen cada rincón del nido impregnado de feromonas femeninas, y alguna que otra gota
de sangre de su ciclo, mancha el suelo y llena de olor el lugar. No me gusta perder el control cuando me
domina la química, sé que a ellas de vez en cuando les gusta ser tomadas en toda regla, pero sé muy bien que
podría hacerles daño, y no sería capaz de parar. Qué difícil es ser canino a veces, a pesar de lo que algunos
puedan pensar. Es cierto que solemos llevar una vida tranquila, pero tenemos muchas responsabilidades, sobre
todo si estamos de líderes de una manada o grupo. De nosotros depende la buena coexistencia de todos los
miembros, y de un control y orden justo para todos. Debemos evitar que nadie se propase con nosotros y
nuestra pareja, al fin y al cabo, estaremos juntos mientras la vida nos lo permita. No nos aparearemos con otros
buscando descendencia, solo con nuestra pareja. Debemos estar atentos de todo, y saber tomar las decisiones
más correctas y en el menor tiempo posible, cuando sea necesario, y eso a veces es muy difícil. No podéis
imaginar lo que es controlar a una muchedumbre descontrolada sobre todo en época de celo, o impedir que
otras manadas se mezclen con la propia. Por suerte no suelen haber arrebatos de poder, a menos claro que sea
necesario para el bien del grupo, o que aparezca alguien ambicioso. Por suerte, nuestra especie no es como
otras que necesita un harén de hembras, nos basta con nuestra compañera, para que nos de todo lo que
buscamos y deseamos. Es cierto que lo normal es que solo podamos hacerlo con ella durante la época de celo,
pero durante esos días, disfrutamos de ello plenamente. Aprovechamos la época hasta el último minuto,
apareándonos tantas veces por día como seamos capaces de aguantar, o nuestro cuerpo nos permita. Es que
hay que tener en cuenta que la relación es muy satisfactoria, claro, hasta que lleva el momento de separarnos,
nosotros los machos nos toca la peor parte, no sabéis como escuece ese momento en el que la sacamos.
Supongo que para ellas, a veces por tamaño o estado, también tiene que ser doloroso tener todo eso dentro del
cuerpo. Pero somos una raza silenciosa a la hora de hacerlo, no como otras que parece que se les va la vida con
cada acto. Oye, que no lo gritemos a los cuatro vientos, no quiere decir que no lo disfrutemos, no os
equivoquéis. Bueno, creo que por hoy ya he hablado suficiente, además de que tengo a Moti, metiéndome el
hocico entre las patas, parece que ya le ha dado otra vez la vena mimosa. Y como podréis suponer, seria de muy
mal ver si le niego atención y mimos, ¿no creéis?
Crónicas dela guarida 25
-Buenos días dormilón. Vamos vamos, despierta, que ya son horas.
-Ohhh, solo un poco más, me duelen las orejas.
-El gato ya se fue, ¿no es así?
-Sí, esta mañana. Moti, cuando se te ocurra invitar a alguien, asegúrate que sea un poco más activo.
Se pasaba todo el día tirado en el suelo, y quejándose que lo hacía caminar mucho y no lo dejaba descansar.
-Ha ha ha, ¿y que creías tú? Es un gato, no puedes esperar más.
-Ya, en eso tienes razón. Lo gracioso es que se las daba mucho, de que me iba a montar y a
enseñarme lo que sabía hacer, y al final nada de nada. Oye, ¿por qué me miras así?
-Conociéndote como te conozco, seguro que le hiciste algo. No me digas más, te entró la risa.
-¿Siempre tienes que tener la razón? Sí, es cierto, me entro la risa, no pude evitarlo. Me reí y reí sin
parar durante un buen rato, cuando terminó de lamerme y chuparme la cola.
-Ya deberías saberlo, o habérselo dicho, que siempre te pasa, cuando un macho que no es de tu
atracción, hace eso. A ti los machos como mucho pueden montarte y poco más, no toleras otras cosas, por no
gustarte o por darte ataques de risa.
-Lo se Moti, pero supongo que siempre espero que me den un poco de acción, y no que me busquen
la cola.
-Eso es lo que pasa, cuando los machos para ti solo tienen el interés de saber y sentir como mueven
las caderas y como usan la cola. Por cierto, hay una cosa que tienes a medias.
-¿A medias…? ¿De qué hablas? Moti, conozco esa mirada.
-¿Cuál?
-Esa que tienes ahora mismo mientras te acercas lentamente a mí. Mirada lujuriosa, mientras te
relames los labios y mueves la cola, con movimientos fuertes de lado a lado. Moti, que te conozco, no te
acerques más.
-En estos momentos, ni toda una manada impediría que te saltara encima. Me has tenido más de una
semana sin nada de acción, solita y abandonada. Ahora me las voy a cobrar todas juntas. ¡¡¡Ven aquí!!!
-¡Ay ay, no no, para, no… ¡ ¡Mmm, coff coff, Moti, no me metas tanto la lengua, que no me dejas
respirar!
-Quejica, vamos, tómame, no te hagas de rogar más. Estoy ardiendo, y tengo una excitación encima
que no puedo soportar.
-Ok ok, si tanto lo quieres…
-Ha ha… ¡Ahhh, por todos los dioses! ¡No te pares, sí sí, así, no pares de lamer! ¡Qué bueno, arf arf,
lámeme, acaríciame!
Supongo que era normal que Moti estuviera tan excitada, tras esos días de abstinencia. Y ciertamente
yo también tenía ganas de algo de emoción, había estado demasiado tiempo sin hacer nada más que pasear. Era
una situación muy flexible, ya que Moti se dejaba hacer de todo, sin mostrar la más mínima resistencia. Estando
sobre ella tumbada patas arriba, lamía lentamente su vulva mientras mi saliva se deslizaba hacia el interior. Sus
jadeos y gemidos aumentaban el ritmo rápidamente, y sentía el calor de su cuerpo aumentando por momentos.
Aun estando ella patas arriba, me situé en posición, y la penetre. Moti dio un gran gemido mientras sus patas
delanteras me abrazaban y pegaban mi cuerpo al suyo. Comencé las envestidas mientras la besaba y bebíamos
mutuamente nuestras salivas. Aumente el ritmo de mis caderas y comencé a darle pequeños mordiscos en el
cuello, mientras ella echaba la cabeza hacia atrás colgando la lengua hacia un lado. Ella me imitó y alzando la
cabeza, me mordisqueo el pelaje del rostro, mientras me abrazaba más fuerte. Sus orgasmos comenzaron a
llegar, y sus fluidos salían de ella mojándonos a los dos, ya que el nudo aún no estaba hinchado y dejaba espacio
entre su carne y la mía. La fuerzas con la que metía el miembro en ella, hacía que su espalda se despegara del
suelo y su pecho golpeara contra el mío. El nudo empezó a crecer, y Moti pegaba su cuello contra el mío,
mientras ligeras lágrimas mojaban nuestro pelaje. Di una fuerte y ultima arremetida, para introducir lo máximo
posible el miembro, y tras el gemido que soltó ella, nos quedamos fijamente mirándonos a los ojos. Nuestra
respiración chocaba una contra la otra, moviendo el pelaje de nuestros rostros. Solo se escuchaba nuestra
respiración y los latidos del corazón, contra nuestro pecho.
-Arf arf, sabes lo que te quiero, ¿no es así?
-Uff, claro Moti, nunca lo he dudado.
-Yo sé lo que tú me quieres, a pesar de que no me lo digas. Se cómo eres, por ello no le doy
importancia.
-Lamento no decírtelo más a menudo.
-No te preocupes, solo abrázame fuerte, y bésame.
-Buenos días. Veo que vosotros no cambiáis, siempre estáis igual.
-Buenos días Rina, ¿cómo estás? Te saludaría más efusivamente, pero ahora mismo, estoy unido a
Moti y con las zarpas ocupadas.
-Je je, de eso ya me había percatado. ¿Cómo va eso Moti? –Le preguntó Rina, poniéndose ante
nosotros y acercando la cara a Moti.
-Bastante húmedo, ya me entiendes. –Expresó guiñándole un ojo.
-Te creo. Bueno Ángel, a ver cuándo me das un poco de esto, hace ya mucho desde la última vez.
-Mmm, ciertamente hace ya mucho tiempo. Pero ahora con tu tamaño, va a estar un poco difícil.
-Te lo pondré fácil, así que no hay excusa que valga.
-Ok ok, te daré un momento de pasión.
-Pero solo eso Rina, el resto es para mí.
-Ha ha ha, en eso no hay vuelta de hoja, no sabes cómo se pone cuando quieren quitarle algo.
-Se lo que pueden hacer sus colmillos, y creo que con eso me vasta. Así que ya sabes Moti, no los
uses conmigo. Además, estoy seguro que Ángel no te dejaría.
-¿Si? Oye, ¿tú y ella tenéis algo que yo no sé?
-No no, que va, es solo amistad, no le hagas caso. ¡Rina, no te vayas, dile que no tenemos nada!
¡Ahhh, Moti no me muerdas! ¡¡¡Rina!!!
-Te vas a enterar, te voy a morder por todos lados ahora que no puedes escaparte de mí. Ya puedes
irte Rina, aquí está todo controlado.
-Lo dejo en tus zarpas Moti, no lo dejes demasiado tocado, que la siguiente soy yo.
-Tranquila, dejare intacto sus bajos.
-¡Ay ay! Moti, no seas así. ¿Qué te he hecho yo?
-Shh, calla, solo estaba bromeando. ¿Cómo iba a hacerte nada a ti o a Rina? Se lo que te importa ella,
y además tu eres el único macho que me importa e interesa. Bésame y no digas nada, aun estaremos unidos un
buen rato.
Crónicas de la guarida 26
-Hola Moti, ¿cómo estás?
-Muy bien Ángel, gracias por preguntar. ¿Dónde has estado? Me dijiste que saldrías a pensar y de eso
hace ya tres días.
-Perdona Moti por irme así sin más, pero necesitaba estar solo un poco.
-¿Me vas a decir que te pasa?
-Siéntate a mi lado, por favor. ¿Alguna vez has tenido la sensación que todos están pendientes de ti,
y de todo lo que haces?
-Exactamente no, pero supongo que alguna vez si me he visto en la situación de hacer algo de lo que
dependían otros.
-Creo que es comparable. Sabes, ser el líder o el alpha de un lugar, no es fácil. Es una gran
responsabilidad, y todos están pendientes de lo que haces. Cada movimiento, cada palabra, de una forma u otra
repercute sobre los demás, y la mayoría de las veces nunca sabes si será para bien o para mal. No se Moti,
quizás necesite estar una temporada alejado de todo. Rina esta ahora con su hijo, Viento y su pareja tienen a sus
cachorros, Honey y su compañero están invernando, red a salido de la región en busca de no sé qué, y Nocred,
bueno por algún lado andará tirado. Moti, ¿tú que piensas que deba hacer?
-Date un respiro si lo necesitas, pero me iré contigo, no me dejes sola aquí.
-Claro Moti, sabes que me gusta tenerte cerca, aunque no te lo diga a menudo. Sé que no soy muy
hablador a veces, que no soy precisamente un alarde de amabilidad o modales, y que me falta mucho tacto a
veces. Pero sí que tengo muy claro lo que siento por ti, y eso no hay nadie que pueda negarlo. A veces cuando
me siento realmente solo, apareces tú, y con solo la presencia, es como si iluminaras toda mi existencia. Eres
muy importante para mí, en serio, y realmente me duele, no poder darte lo que realmente te mereces.
-Eh, tranquilo, no me llores. Venga, no creo que las cosas estén tan mal deja que te lama las lágrimas.
Mira, a veces cuando pensamos que todo va fatal y que no puede ir a peor ocurren cosas que nos hacen ver lo
contrario, o incluso, pueden darle completamente la vuelta a la situación. Para muchos el día a día, solo tiene
dos colores, el blanco y el negro, cuando en realidad tiene un abanico enorme e imposible de abarcar. La simple
presencia de alguien en la que apoyarte o a la que recurrir cuando estas bajo de moral o de ánimos, puede ser el
punto que lo cambie todo. Sé que eres muy orgulloso, pero el orgullo es algo que solo debes usar cuando haces
algo bien. Abusar de él solo te dará tristeza, y hará mal a los que te rodean. A pesar de toda es rabia, rencor y
demás sentimientos oscuros que llevas, y que muchas veces echas contra ti o contra los demás, en el fondo
tienes buen corazón, aunque no lo saques a menudo. No puedo decirte si hay por ahí fuera más como tú,
quizás si o quizás no, pero por múltiples razones tú tienes algo que nadie más tiene, aunque ninguno de los dos
podamos decir que es. Sé que esperas que un día ocurra algo que cambie toda tu existencia, que ese sueño para
unos o pesadilla para otros, se haga realidad, pero mientras esperas, no te olvides de los que tienes cerca y te
quieren o creen en ti. No todos los seres pueden decir que miraron al destino a los ojos y se rieron de él, que
dieron de lado todo por seguir lo que creían bueno para ellos o para otros, que lucharon contra el mundo, por
dar un poco de luz a ciertas cosas.
-¿Por qué permaneces a mi lado, a pesar de no merecérmelo?
-Por qué te quiero, ¿hace falta mayor razón? No me da miedo lo que fuiste, o lo que eres o lo que
puedas ser, me da miedo que al final no logres lo que deseas, y te transformes en uno más. Sé que es tu mayor
temor, va a la par con volver a caer en el oscuro agujero del que saliste. ¿Por qué crees que cuando has hablado
con adivinas, o futurólogos, ninguno ha podido ver con claridad tu futuro? Que algunos han acertado en
algunos puntos, pero que tú no sabes por qué, ya que desconoces esos caminos. Las cartas que has jugado a lo
largo de tu vida, han creado un gran número de caminos y bifurcaciones, que ahora hacen imposible saber a
dónde te llevaran. Por ello hay esa enorme hube que tapa todo resquicio de lo que te espera, y no hace más que
confundir y perder a todo aquel que intenta ver a través de ella. Tú mismo te has forjado y labrado un curiosa
pero complicada existencia, pero no reniegas de ella, y sigues adelante, y eso te engrandece aunque no quieras
admitirlo. Muchos ha habido que han pasado por cosas como las tuyas, pero que no pudieron afrontar o
soportar, y dejaron todo. Desde que nacemos hasta que morimos, cada día, hora, minuto o segundo, es una
lucha continua contra todo, la vida es un reto que hay que afrontar sea bueno o malo, aunque seguir adelante,
tenga como consecuencia, ir en contra de todo lo establecido. Desconozco los motivos que te han llevado a ser
como eres, o los que te llevaron a hacer ciertas cosas pero si hay una cosa que tengo muy clara. A pesar de que
ciertas cosas que has hecho te destrozaron por dentro, es gracias a esas cosas que hoy día eres como eres,
aunque suene cruel decirlo. Cada uno de nosotros, si te pones a mirar detenidamente, influimos en mayor o
menor medida en la vida de los demás, y hasta los pequeños detalles, cambian muchas cosas en los demás. Mira
ese cielo que nos contempla, sus estrellas, su inmensidad, toda su grandeza como si fuera una gran cúpula desde
las que nos miran los dioses. Todos formamos parte del gran juego de la vida, y es un juego realmente grande y
complicado, lleno de trampas y a su vez lleno de atajos. Dicen que todos nosotros tenemos ya el camino
prefijado en ese juego, pero que en un momento dado de nuestra existencia, podemos coger otras rutas. No sé
en tu caso si las cosas siguen su curso, o por el contrario ya has comenzado a desviarte del camino inicial, pero
aun así, siempre te apoyaré pase lo que pase.
-Gracias Moti, a veces no sé qué sería de mí si no te tuviera.
-Seguramente estarías metido en alguna dificultad, pero no dudo que seguro aparecería otra como yo,
que te sujetaría para que no te metieras en problemas. Venga, anímate un poco que no es tan terrible la
situación.
Que verdad más grande es aquello de “quien tiene un amigo tiene un tesoro”. Ciertamente a veces
ese pequeño detalle, es lo único que se necesita para que una situación cambie por completo. Los amigos
verdaderos son algo muy raro de conseguir, pero mucho más difíciles son de mantener. Lo cierto es que no se
realmente si he tenido un amigo de verdad, y si lo he tenido, no conozco el significado real de ese término. No
niego que nunca me he esforzado por mantener las amistades o por buscarlas, siempre he sido muy solitario o
independiente. Quizás el hecho de que mis heridas no suelo tardar mucho en curarlas, pues ayuda bastante a
que las perdidas, no sean mayores. Sé que para muchos, no soy más que una atracción de circo por así decirlo,
ya sea por mi forma de ser o por mis acciones. Pero bueno, que le voy a hacer, si algunos se excitan por verme
a mí, o cuando estoy con otros, para que meterme en lo que ellos quieren.
Crónicas de la guarida 27
Las cosas a veces no son como uno lo espera. Ciertamente el hecho de no saber lo que nos depara el
futuro, añade misterio y emoción a lo que venga. Para mí o para Moti, era toda una odisea el día a día, nunca
sabíamos a quién íbamos a conocer o con quien nos cruzaríamos. El invierno estaba sobre nosotros, y su
manto blanco lo cubría todo por completo. La caza se hacía más dura, pero también más emocionante, ya que
era más difícil distinguir las presas. Moti, quizás por la época o por qué no, por frió, pasaba las noches con su
cuerpo junto al mío, a veces con nuestras patas entrelazadas, y pecho contra pecho. Era un calor mutuo muy
agradable, y sabias cuando alguno estaba excitado y sensitivo, ya que el corazón golpeaba fuertemente. Más de
una noche, mis sueños eran turbados por espasmos de Moti, quizás originados por alguna pesadilla, o alguna
comida que le sentó mal. El temblor en sus patas, o los gemidos entre los dientes, alguna que otra lagrima en
sus ojos, o incluso algún que otro sobresalto. Las noches invernales, eran muy tranquilas, solo el leve silbido del
viento, o el chasquido de algo de electricidad estática por nuestro pelaje. Los días parecían más cortos, ya que la
noche llegaba antes, y la luna entraba a iluminar lo que el sol debería estar haciendo. El sonido de los búhos, los
arañazos de los roedores buscando comida, pequeños trozos de hielo, desprendiéndose de las ramas de los
árboles, incluso la leve respiración de algún cazador en busca de su presa. Nuestro cuerpo también cambiaba
con la llegada del invierno, con un manto más mullido y unas zarpas más protegidas del frió. Cada bocado era
algo muy agradecido, y el dulce tacto de la sangre caliente por nuestras gargantas, algo divino. Cada presa, cada
víctima de nuestras cacerías, añadía un poco más de tiempo a nuestras vidas y existencia, y aumentaba nuestras
ganas de sobrevivir. Los cachorros de Viento y su pareja, crecían sanos y fuertes, y ya daban sus primeros
intentos de caza con ratones. Su madre siempre atenta de ellos, no los perdía de vista, y les enseñaba las
mejores tácticas a la hora de buscar sustento. Rina y su pequeño, no lo pasaban muy bien durante el invierno, la
comida escaseaba, o no aguantaba por el frió. Por suerte para ellos, contaban con la protección de mis
dominios, y podían buscar con tranquilidad, algo para seguir viviendo. Honey dormía profundamente en su
cueva, hasta la llegada de la primavera. Durante todo el año, había comido todo lo posible, para tener unas
buenas reservas de grasa, con las que su cuerpo pudiera aguantar todo el invierno. Las ardillas también habían
estado atareadas, llenado su despensa de frutos secos y semillas, ya que sabían muy bien que durante el invierno,
no podrían casi encontrar alimento. El gato Nocred, como todo felino, siempre busca la comodidad y el calor,
y sabiendo que había un poblado humano cerca, pues allí fue a pasar el invierno. Del zorro Red, poco sabemos,
solo que se fue al oeste en busca de una pareja.
En definitiva, cada uno de nosotros, intentaba sobrevivir lo mejor posible, solos o acompañados, el
paso del invierno. Yo me sentía afortunado y feliz, por contar con la compañía de Moti. No solo por ser una
fantástica compañera, sino porque parecía que día a día, nuestro lazo iba profundizando más aún. Ciertamente,
hace tiempo, si alguien me hubiera dicho que acabaríamos juntos, no le hubiera creído. Alguno diría, “los
caminos del señor son misteriosos” je je, quien sabe de qué señor hablan, del mío seguro que no.
Crónicas de la guarida 28
-Buenos días dormilón.
-Humm...
-Vamos despierta, hace un día fantástico para ir de caza.
-Solo un poquito más, mami, quiero más leche.
-Eh, Ángel, deja de soñar. ¡Espabila!
-¡Eh, que, cual! OH, Moti, déjame dormir, aun me duele todo el cuerpo de la otra noche.
-No seas quejita, solo fueron seis veces entre Lili y yo. Todos los días no se cumplen años.
-Y menos mal, si me hacéis lo mismo todos los días, acabáis conmigo.
-No seas exagerado, vamos, o te saco yo de la cueva.
-¡Eh, Moti, suelta, suéltame! ¡¿Pero bueno, me quieres soltar la cola?! Será posible, la loba descarriada
esta, va y me muerde por la cola y me saca a rastras al exterior.
-Ya que no querías moverte, pues medidas drásticas. Ahora sacúdete un poco, que con esos pelos,
espantas a todo bicho viviente.
-Muy graciosa, ¿y quién tiene la culpa de que los tenga así, eh?
-A mí no me mires, solo cumplo con mi deber.
-¿Si eh? Ahora veras.
-¡No no! ¡Ay, auch, uy! Ay, que daño, mira que tirarte sobre mí, y caer los dos rodando ladera abajo.
-Vaya un ejemplo que dais los dos a los jóvenes.
-OH, hola Viento. –Expresó Moti.
-Hola a vosotros también chicos.
-Fue Moti, parece que se despertó con ganas de cazar.
-¡Hola tiito Ángel y tiita Moti!
-¡Eh niños, estaros quietos! ¡Ángel, quítamelos de encima, me meten la lengua por todos lados!
-Como si eso no te gustara. Bueno Viento, ¿qué te cuentas, cómo va la familia?
-Pues muy bien, hoy salía con ellos para cazar un poco, cuando os vi rodando por la ladera. No hace
falta que pregunte, ya veo que seguís como siempre, me alegro. Deja a Moti con los chicos, que parece que
están entretenidos y vente tú conmigo.
-¡Eh eh, no me dejéis aquí, con estos diablillos! ¿¡Chicos, me oís!?
-Por cierto Ángel, felicidades por tu cumple, no he tenido tiempo ni de pasar a decírtelo. ¿Qué se
siente tras cumplir tantos años, y seguir como ejemplo para muchos?
-Creo que no tengo respuesta para esa pregunta, ya que aun no comprendo del todo porque algunos
me ven como un ejemplo a seguir. Yo no digo a nadie lo que debe hacer, mi pasado y mis actos han moldeado
lo que soy hoy día. Sé que no tengo ninguna razón o acto pasado por el que pueda sentir orgullo, y por eso,
quizás intento ahora hacer algo que pueda decir, eso lo hice yo, y lo hice bien.
-Quizás la respuesta es que eres tú mismo, y continuamente luchas contra todo lo que tú hiciste. No
soy el más indicado quizás, para darte motivos, pero si tienes a tantos como se, que continuamente te observan,
será por algo, ¿no crees? Además, Moti no es tonta, y si te quiere tanto será porque lo vales.
-Supongo que tienes razón. ¿Podemos ir a cazar algo, y dejarla con esos?
-Claro, son buenos chicos, aunque ya empiezan a despertar algunos instintos, no creo que Moti se
deje hacer, demasiado.
-Créeme, yo que tu no me la tomaba tan a la ligera, saliste del hogar con cachorros inocentes, pero
podrías regresar con cachorros que saben demasiado.
-Ha ha ha, no lo creo. Oye, ¿hablas en serio?
-Nunca se sabe, venga, vamos a cazar algo. Creo que hay una zona donde aún se pueden pillar
buenas piezas.
-Ahora que lo dices, creo que tienes razón, aquí cerca podemos hincarle los colmillos a alguna cabra.
-Así es, vamos por ella.
-¡Ha ha ha, no no, no me metáis el hocico! ¡Quieto quieto, ahí ahí… Ahhhhh!! ¡Oh, sí, si si si, sigue,
no te pares, uy, que bien! –Se escuchaba la voz de Moti mientras nos alejábamos. Ya en la zona de caza,
rápidamente divisamos la presa y nos lanzamos por ella.
-¡Sigue tu por la izquierda, mientras yo me adelanto por detrás de aquellos árboles!
-¡Como corre la condenada, Ángel ya está casi en el punto!
-¡Ya eres mía, te vas a enterar! ¡Grrr!
-¡Espera que ya llego, no la dejes escapar, clávale bien los colmillos!
-¡Viento, rápido al cuello!
La cabra poco duró en caer abatida con los dos encima, por lo que cuando esta dejó de moverse.
Ambos nos incorporamos.
-Fiu, ha estado bien. Se te ha resistido ¿eh?
-Ha ha, si tu hubieras atacado a su cuello en vez de a las posaderas…
-Pero serás…
-Bueno, con esto tenemos de sobra para todos. Venga, vamos a partir la parte que te llevaras a casa,
para que pueda comer tu pareja y los chicos.
-Mmm, yo creo que si muerdo por aquí, y tú por allí, damos un pequeño tirón…
-¡Grrr, vamos tira con más fuerza!
-¡Que crees que hago, arf grrr!
-Un poco más… ya está.
-Podemos regresar ya.
-Te sigo.
-Ha estado divertido, pero tenéis que practicar más. –Oímos a Moti expresar apenas llegamos donde
la dejamos, encontrándonosla lamiéndose el cuerpo.
-¡Argg, mis pequeños, que les has hecho!
-Pues mirándoles las caras, y lo espatarrados que están, creo que me hago una idea, Viento.
-Pobrecitos, mis angelitos, que os ha hecho esa loba mala.
-Papi la tiita jugó con nosotros a un juego nuevo, pero cansaba mucho. Me duelen las patitas y la
colita.
-¡Moti! ¿¡Cómo le voy a explicar esto a mi pareja!? Me va a matar, lo huelo.
-Viento, solo puedo decirte una cosa, mientras me llevo a esta para darle un escarmiento.
-¿Y es?
-Pues que ha sido un placer conocerte.
-¡Arrgg, Ángel, esto me la pagas!
-Vamos Moti, tengo que explicarte unas cosas sin importancia, sobre la educación.
-Ay no, todo lo que quieras, menos sermones. Con lo buena que soy, que me pasen estas cosas.
Crónicas de la guarida 29
Quien os diga que la vida como nos la plasman es fácil, os está mintiendo descaradamente. Bueno,
supongo que para todos no es igual el día a día, pero la mayoría de las veces uno mismo se lo dificulta. Los
mayores problemas no lo son tanto dependiendo de cómo los mires, y ciertamente tomarse las cosas con buen
humor, ayuda enormemente. Hay mañanas en las que me levanto y me crujen hasta las orejas, me estiro y estiro,
y separo los dedos de las zarpas. Ay, como duele a veces estirarse demasiado. Claro está, hay mañanas que
tengo a la Moti roncando entre mis patas, o peor aún, me despierto con su hocico en mi entrepierna. Os
aseguro que puede traumatizar descubrir de repente, que has estado durmiendo mientras se aprovechaban de ti.
J eje pero que le vamos a hacer, no se lo reprocho, en el fondo aun es una cachorrilla, supongo que en muchos
sentidos yo también lo soy. Menuda tuvimos el otro día, cuando Irian se enteró que sus cachorros acabaron
espatarrados por Moti. Nos tuvo a los dos durante dos horas soltándonos un sermón. ¿Qué culpa tenía yo de lo
que mi lujuriosa compañera hizo? Bueno, espera, claro que tengo culpa, me olía que ella no se quedaría quieta.
Después tengo a Lili que se a encaprichado conmigo, ese demonio de cachorrilla. Yo no sé cómo lo hace pero
en cuanto me descuido me llena toda la cueva de feromonas, y ahí ya no puedo controlarme. En serio, tengo
miedo de que un día le haga daño por perder el control. Y encima tengo a Moti, que la asalta después con
preguntas y más preguntas. Por todas las estrellas, parece que no le basta con dejarme seco ella, sino que quiere
que su prima me remate. Quizás a veces esté un poco ciego, pero tengo la impresión que las hembras de la
región como Moti, Rina, Honey y Lili, hacen apuestas a ver quién me deja más espatarrado. Demonios,
pensaran que me sobran las fuerzas, y no es así, no señor. Lógicamente, después vienen sus parejas, y caray,
como me miran algunos. No me importa que ellos después se desquiten montándome, pero volvemos a lo
mismo, jolín que parezco un juguete sexual entre todos ellos.
El invierno ya está pasando, el deshielo comienza a notarse en brillantes y finas capas de hielo, que
se funden con los primeros rayos de sol. Aun corre una ligera pero fresca frisa entre los árboles, que produce
que se te enfrié el hocico cuando respiras hondo. Ya no me duelen los dedos de las zarpas, odio eso del
invierno, ciertamente es lo que más odio. Tener todo el cuerpo calentito, con una agradable compañía, o a solas,
pero notar los dedos fríos, ufff, que sensación más desagradable. Otra cosa del invierno, es que es difícil comer
algo caliente, se hiela todo pronto, y la sangre no mantiene el calor. La carne se pone dura y seca, y a veces te
corta incluso en la boca o en la lengua. Apenas tiene sabor, y bueno, en general no es tan agradecido pegarse un
buen atracón en invierno que en verano. Es diferente, en invierno intentamos gastar las menos calorías posibles,
la comida escasea, y claro, pues no hay mucho donde elegir. Honey y su compañero, quizás sean los que más
fácil lo tienen, ya que se pasan todo el invierno como troncos durmiendo. Mmm, que gusto tiene que ser el
dormir calentitos tan seguido y seguro. En contra punto, los que peor lo pasan son Rina y compañía, su comida
queda bajo la nieve, y les es más difícil encontrarla. Moti y yo alguna vez les ayudamos a buscar comida, pero
no es fácil en serio, ¿sabéis por qué? Porque a pesar de que son nuestros amigos y tenemos unas normas,
somos lobos y con hambre, y bueno… ya me entendéis lo que se llega a pensar. Lógicamente uno reorganiza
sus pensamientos y se da de zarpazos en la cara por pensar ciertas cosas, pero que le vamos a hacer. Qué difícil
es, si, ciertamente lo es. La guarida ha estado muy tranquila últimamente, algunos desconocidos han intentado
ingresar en nuestra pequeña familia, pero supongo que se lo pongo difícil. A pesar de ello, alguno llega a entrar,
y debo admitirlo, no todos los que dejo pasar, son lo que en un principio dejan ver. Creo que me estoy
haciendo viejo para ciertas cosas, y no cojo tan rápido lo que ocultan algunos. No entiendo el afán que tienen
ciertos de ellos, por buscar como enfadar a los demás, y lo que más rabia me da, es que disfrutan con ello.
Supongo que soy de los que en circunstancias extremas, acabaría con más de una vida, con solo cruzarme con
esos. Creo que ya no tolero tan bien, que me tomen el pelo o que crean que soy tonto o entupido. Dice Moti
que quizás es porque estoy exponiéndome demasiado a todos ellos, quizás tenga razón. ¿Pero qué puedo hacer?
¿Arrancarle la cara de un zarpazo a todo aquel que no me guste tras dirigirle una palabra? Supongo que si
hiciera eso, tendría pocos problemas, así como pocos latidos quedarían en el planeta. A veces no lo niego, me
despierta ese lado oscuro que se lleva dentro, y me dan ganas de matar y despedazar al primero que me dirija la
palabra, y me enfurece aún más cuando no me toman en serio. Je, creo que he llegado a un punto en el que ya
no distinguen, cuando estoy enfadado de verdad, o solo juego. Bueno, quizás no debería pensar mucho en ello,
por suerte tengo compañeros fieles, bueno o eso creo, que me acompañaran siempre. Sé que a veces no me
porto bien con ellos, pero espero que sepan disculparme. Y como estos, me sobran dedos de una zarpa para
contarlos, pues bueno, no creo tener problema para estar con ellos.
Crónicas de la guarida 30.
-Buenas noches Moti, ¿cómo estás? -Muy bien, ¿qué haces aquí solo mirando la Luna? Te estaba
esperando en la cueva.
-Perdona si te he hecho esperar mucho, no era mi intención. Que noche más agradable hace hoy, la
brisa justa, el cálido abrazo de la luna y la noche, parece que nada puede ir mal.
-Hacía mucho tiempo que no te veía así, ¿qué ocurre? -Acércate y échate a mi lado, contempla
conmigo la Luna. -Ya me tienes pegada a tu cuerpo, ahora cuéntame que pasa. -¿Sabes que es hoy? -El día de
los enamorados, aunque ya falta poco para que termine. -Así es, está a punto de terminar, y yo no he sido lo
suficientemente cuidadoso, para aprovecharlo. Por ello, ahora bajo nuestra adorada Luna, quiero aprovechar
este último momento, para decirte algo.
“El día que nos vimos, yo no puede apartar la mirada, eras todo lo que soñaba, aunque aún no lo
esperaba. Nunca imagine que acabaríamos juntos, ya que yo era un solitario y me gustaba buscar problemas,
pero supongo que a todos nos cambia, el exceso de pena. Desde entonces, siempre has estado conmigo,
dándome compañía, amor, mimos y siendo mi mejor amigo. Se bien, que las veces que te he dejado apartada, tú
te sentías triste por mis acciones, y por mis trabes de emociones. En el fondo de mi corazón y de mi ser,
deseo de verdad, ser algún día todo lo que te mereces, pero he de admitir que no se si lo lograre, ya que siento
que mi pasado me empequeñece”.
-Ángel, ante eso solo puedo decirte una cosa.
“Es cierto que a veces me sacas de quicio, me pones de los nervios, y me dan ganas de morderte, e
incluso a veces te pones impertinente. Que creas problemas, y más de una situación triste, pero a pesar de ello,
y de que tú no lo veas, llevas algo dentro que aún está fuertemente latente.
Yo lo sé, te he visto ese lado muchas veces, es algo grande que llevas, aunque pienses que no lo
mereces. Te quiero y deseo con todo mi corazón, tanto incluso que puede que haya perdido la razón, No te
libraras de mí por mucho que hagas, puedes ladrar, morder y maldecir, lo que te dé la gana, pero estoy unida a ti
en cuerpo y alma”.
Ha ha ha, ahora déjate de melancolías y de decir tonterías, que ya hace demasiado que nos
conocemos.
-¿Cuánto tiempo hace ya?
-No lo sé sinceramente, pero lo cierto es que no importa ¿no crees? Para que pensar en el tiempo,
cuando estas con el ser, que deseas que los momentos sean eternos. Sé que por mucho que te lo diga tu no lo
acabaras de comprender. Aun eres reticente a veces a que este contigo, incluso alguna mañana, te sorprende
despertar teniéndome a tu lado.
-Sí, me pasa a veces, es como si perdiera la noción del tiempo respecto a ti, y no recordara todo los
días anteriores durante un segundo. Pero es que cuando estas durmiendo a mi lado, y te observo, no sé,
supongo que me cuesta creérmelo. Estas tan hermosa en ese momento, tan apacible y delicada. A veces acerco
mi hocico a tu cara, y delicadamente te olisqueo el pelo, para no despertarte, no sé, supongo que debe ser para
no olvidar tu olor, por si un día me despierto y no estas.
-Mira, para que suceda eso, tendría que estar alfombrilla y con alas, volando por ahí arriba junto a la
luna, de lo contrario, no es posible que me separe de ti.
-¿Hasta que la muerte nos separe?
-Tú lo has dicho. De tu lado no me separa nada salvo ese caso, así que ya sabes, te tocara aguantar a
la loba mala, durante mucho tiempo. Eh, mira allí quienes están, parece que no somos los únicos, que quisieron
aprovechar los últimos momentos de este día.
-Vaya, son Viento e Irián, ¿esos pequeños montículos tras ellos son lo que creo?
-Supongo, es lo que tiene ser padres, que apenas te quedan ratos a solas.
-Esto… conozco esa mirada tuya y ese movimiento de hocico. Sabes lo que opino sobre eso, aunque
respecto al inicio de la situación, todo lo que quieras. Hey hey, no tan rápido, que nos van a oír.
-Qué más da, quien no lo haga en este día, es que no tiene nada que expresar, así que puedes
agarrarte a mí. Además, desde aquí puedo oír como roncan los cachorros, y si se llegan a despertar, pues que
vengan así tendrán una clase teórica.
-Ha ha ha, seguramente ya habrán visto a sus padres alguna vez. Viento me comento el otro día, que
estaban también tomando la hierba igual que nosotros, para poder hacerlo sin preocuparse.
-¿En serio? No, si al final se pasaran todo el día dale que te pego como nosotros. Si es que en el
fondo, todos somos unos golosos de eso, una vez que podemos hacerlo sin problemas.
-Es muy probable, así que no perdamos más el tiempo y, ¡ven aquí, ñam ñam!
-¡Aahhhh!
Crónicas de la guarida 31
Que mañana más tranquila hace hoy. Los primeros indicios de la primavera se hacen latentes. La
vida comienza de nuevo a llenar todos los rincones, tras el deshielo. Es como si el propio bosque bostezara tras
un largo sueño. Mira, está todo lleno de nuevos brotes verdes. Las galanterías en los árboles para los futuros
frutos, la hierba y las florecillas en el gran manto que lo cubre todo. Para los herbívoros, una apetitosa vista, y
para los carnívoros como nosotros, un suculento festín de carne jugosa y tierna. Me pregunto que estará
haciendo Ángel todavía ahí arriba. Hace algunos días que dijo que tenía que salir a pensar, y desde entonces no
lo he visto. Pues se va a enterar cuando regrese, dejarme aquí sola y desamparada sin su compañía. Algunos
pasaron a preguntar por aquí, pero yo no les respondí, estaba claro que solo preguntaban por qué les interesaba
o convenía en algún sentido. Por respeto a Ángel, no les doy de mordiscos, a todos esos que solo aparecen
cuando necesitan algo. Viento e Irián también partieron de viaje con sus cachorros, decían que debían
enseñarles a los pequeños algunas lecciones de caza. Rina y Honey, últimamente están un poco descontroladas,
se de buena tinta que han retomado sus juegos con machos de otras especies. Demonios, suerte de ellas que no
necesitan estar comiendo hierbas como yo. Estas últimas semanas, se han visto algunos cazadores por la región,
debíamos estar todos muy atentos, para que alguno de nuestros amigos y conocidos no cayera. Quizás suene
egoísta, pero alguien tiene que caer, de igual forma que nosotros cazamos, mejor que sean quien no conocemos
o con quien no tenemos contacto. De lo contrario, acabaríamos entre nosotros, Ángel se comería a Rina,
bueno, con ella no estoy yo muy segura de eso, quizás antes se muere de hambre que comérsela. El ciclo de la
vida es algo contra lo que no se puede luchar, solo buscar caminos alternativos por los que seguir avanzando.
Se bien que para muchos en este bosque, sin contar a nuestros amigos, no soy una loba sino más bien una zorra,
claro está, no en el sentido del animal que representa. Je, ¿pero sabes que les digo yo a esos? Que les den, o
mejor aún, que me dejen a solas con ellos, les iba a enseñar yo a usar lo que tienen entre las patas, y si no
aprendían, yo les libraba de esa herramienta que no usan. Y a las hembras esas quisquillosas y remilgadas, que
las dejen con Ángel, con Red o con otros más, verías tú como cambiaban rápido de parecer. Pero bueno,
supongo que si todos fuéramos como nuestro grupo, esto sería una orgía permanente, y no niego que es algo
que me gustaría. También es cierto que poco a poco, Ángel esta por así decirlo alejándose o descuidando a
algunos, claro está, a Rina, Honey y compañía, ni por asomo los descuida. Pero bueno, él es así, que le vamos a
hacer, yo misma tengo que estar todos los días peleando con él, pero por suerte soy peleona y luchadora, no se
librara de mí. El no agacha la cabeza, pero quizás a veces, es demasiado bueno con algunos, que yo
personalmente les arrancaba a dentelladas la piel de la cara. Debería empezar a plantearse si realmente quiere
seguir haciendo ciertas cosas que algunos siguen, que para esos algunos, es la única razón por la que están
atentos de él. O por otro lado seguir haciéndolas, pero al margen de esos individuos. Se bien que le gusta saber
que de vez en cuando algo hace bien, y que gracias a él, alguien logra algo que no podía o de lo que no se veía
capaz. Pero también se, que muchas veces desconfía de las palabras de algunos, aunque estas palabras sean
halagos. Supongo que llega un momento, que ya no sabes cuando alguien está realmente diciéndote lo que
piensa, o simplemente te lo dice para que siguas haciéndolo. De todas formas tampoco es que eso fuera a
cambiar mucho, ya que el si hace una cosa, no va a dejar de hacerlo por mucho que los demás le digan, a menos
claro, que viera que no había una razón real para él, de continuar. Yo por mi parte y a muy pesar de algunos,
seguiré a su lado, a veces en la sombra a veces al descubierto, y ay de aquel que intente pasarse con él,
lamentara haber nacido. Quizás de alguna forma, somos los dos juntos, el extremo y el opuesto de un solo ser.
Complicados de entender juntos, pero más aún separados. Bueno, creo que ya he hablado para mí misma
suficiente por hoy, creo que voy a comer algo de carne, y ese conejito que salta despreocupado por allí, será un
buen bocado. Je je, vamos para allá y que aproveche.
Crónicas de la Guarida 32.
Una noche húmeda.
Es noche cerrada en los dominios de la guarida. Los rayos brillan en la oscuridad, y los truenos hacen
retumbar todo como si el cielo estuviera a punto de caer en pedazos. Gotas grandes como castañas caen sin
cesar, y hacen resonar el lugar como si incontables ciervos desbocados corrieran en todas direcciones. No se ve
ni un alma en los alrededores, solo la mirada atenta del señor de estas tierras, en la entrada de su cueva.
-Uff, vaya nochecita que tenemos hoy. Como para salir a buscar algo fresco para llenarme el gaznate.
Por suerte aún tengo reservas en la cueva, ya que presiento que esta lluvia durara algunos días. Seguramente
Moti estará disfrutando de mejor clima donde está ahora, pero solo la envidio en ese sentido, porque la idea de
estar con todos esos cachorros alrededor, me pone nervioso. ¿Qué es eso?
Durante el resplandor producido por uno de los rayos, divisa algo blanco moviéndose entre los árboles,
así que extrañado, sale de la cueva y se dirige al lugar. No se preocupa por caminar sin hacer ruido, ya que el
estruendo de la lluvia, amortigua todo sonido. El color negro de su pelaje, hace que la noche lo envuelva y lo
oculte en las sombras, solo dejando ver el brillo de sus ojos cada vez que relampaguea el cielo. Se deja deslizar
por la colina, y ocultándose tras los árboles, sigue lentamente la extraña silueta que vio momentos antes.
Entonces donde unos árboles partidos por un rayo bloqueaban el paso, y obligaban a dar media vuelta, salta en
medio del camino sorprendiendo al intruso.
-¿¡Quien osa…!? ¿Athena? –Expresó entreabriendo los ojos, intentando reconocer al desconocido, ya
que estaba totalmente mojado y cubierto de barro, con el pelaje sobre la cara.
-A… Ángel, que alivio que seas tú. –Expresó sacudiéndose, y con una de las patas apartándose el pelo
de los ojos.
-¿¡Qué demonios haces aquí con este tiempo!?
-Salí de caza, pero la tormenta me sorprendió, y poco a poco me fui alejando hasta que me perdí por
completo.
-Demonios. Mira que te tengo dicho que no salgas sola de casa, mucho menos por estos lugares.
Ella no dijo nada, solo bajó la cabeza y mirada, mientras tiritaba todo su cuerpo por el frio.
-Vamos, acompáñame hasta mi cueva. Pasa la noche allí a resguardo, ya que no quiero que enfermes.
-¿No le importará a Moti?
-No está, ella ha ido de peregrinación con otra manada. Tardará aún unos días en regresar. Sígueme, te
daré algo de comer, y te ayudaré a limpiarte.
Ángel subió la colina de regreso a su morada, mientras Athena lo seguía de cerca pisando donde el
pisaba para no resbalar. Una vez dentro, la llevó hasta la parte más profunda de la cueva, donde una pequeña
laguna, recogía el agua que rezumaba de las paredes.
-Ahí puedes lavarte si quieres. Tomate tu tiempo.
Athena se acercó a la orilla, y cuando sus dedos tocaron el agua, se detuvo.
-¿Te vas a quedar ahí quieto mirándome fijamente?
-¿Y qué esperabas? Estas en mi hogar, eres mi invitada y por tanto no te voy a dejar sola ni un segundo.
Temblorosamente, en parte por el frio y en parte por la sensación que la recorría siendo observada por
él, entró en la laguna y sumergió su cuerpo hasta el cuello. Para su sorpresa, el agua no estaba fría sino tibia, así
que mirando a su alrededor, observó como del fondo salían pequeñas burbujas.
-Espero que la temperatura del agua sea de tu agrado. Supongo que hoy debería estar más caliente de lo
normal. El interior de esta montaña, fue antiguamente un volcán, y aunque esta extinto, aun hoy por esas
grietas del fondo, sale algo del calor que antaño rebosó.
-¿Es de aquí de donde bebéis normalmente, no?
-La mayoría del tiempo, así es. Esta agua es bastante más pura que la mayoría de los ríos que hay por
aquí cerca. Aunque claro, cuando buscamos beber agua fría, no nos queda más opción que recurrir al rio.
Durante algunos minutos, Athena permaneció en silencio en el agua, hasta que al fin salió y sacudió
todo su pelaje.
-Ven, te mostrare donde puedes pasar la noche.
Regresaron hasta el interior de la entrada, donde Ángel se detuvo junto a un lecho de hierba y pieles.
-Puedes dormir ahí, a Moti no le importará. Aun así, en cuanto remita la lluvia, ya buscaré pieles y
hierba nueva con la que reponerla. Yo voy a continuar la vigía, uno nunca sabe quién puede aprovechar este
clima para hacer de las suyas. Toma, comete estos trozos de carne, que estoy seguro te ayudaran a recobrar
fuerzas.
Ángel comenzó a caminar hacia la entrada, y Athena tras comerse lo que le había dejado, se echó en el
lecho y se enroscó sobre sí misma para generar calor.
Una media hora ha pasado desde que Ángel la dejó sola en la cueva, y algunas ideas y sensaciones
rondan su cabeza.
-Athena siempre ha sido una hermosa loba, no hay duda de ello. Tiene buen cuerpo, y porque no
decirlo, una excelente retaguardia. Se la ve tan delicada y suave como un cervatillo. Y esa mirada suya, la
inocencia personificada diría yo. Me pregunto si… ¡¡¡Ahhh, deja de pensar esas cosas!!!
¿Debería ir a comprobar cómo está? Está bien, no tengo de que preocuparme. ¿Pero y si no lo está?
Será mejor que me asegure.
Ángel entró en su morada, y se acercó a donde ella descansaba. La encontró enroscada como un lirón,
pero su cuerpo aún se mostraba húmedo, y seguía tiritando.
-Athena.
-A… Ángel. –Expresó ella abriendo los ojos, e incorporándose sorprendida.
-Perdona si te desperté. ¿Te encuentras bien?
-Es… Estoy bien, no es nada. –Expresó ella apartando la mirada e intentando no temblar.
-Déjate de tonterías, se te ve claramente muerta de frio. Hazme sitio ahí. –Le indicó empujándola
levemente y poniendo las patas delanteras sobre el lecho.
-Que… ¿¡Que haces!?
-Pues que va a ser, vamos, échate a mi lado, te ayudare a entrar en calor. Mi cuerpo está prácticamente
seco, no como el tuyo, y está comprobado que la mejor forma de entrar en calor es compartiendo el calor
corporal de otro.
Ángel se tumbó de lado, y elevando las patas superiores, Athena se echó entre ellas, con lo que al
bajarlas, quedó totalmente rodeada por él.
Los minutos pasaron lentamente, y Athena no era capaz de cerrar los ojos, al sentir los latidos del
corazón de Ángel contra su espalda. Así mismo, un estremecimiento la recorría, ya que percibía que Ángel
tampoco estaba dormido, y que poco a poco, sus patas se iban cerrando más y más contra ella.
-Snif- Hueles deliciosamente bien. –Expresó Ángel olisqueándole la nuca-. Y puedo sentir en mis patas
traseras, como tu parte inferior va ganando cada vez más temperatura.
-Eso… eso es porque… ¡¡¡Ahhh!!! –Expresó ella, al sentirse aún más aprisionada por las patas
delanteras de él, mientras notaba el calor de la lengua de Ángel lamiéndole el cuello-. ¿Qué estás haciendo?
-Haciéndote entrar en calor.
En ese momento, Ángel se incorporó, y la dejó entre sus patas, tumbada boca arriba mirándolo
sorprendida.
-Esto no está bien, ¿qué dirá Moti?
-Ella no dirá nada, ya que sabe que no desaprovecharía en la vida una oportunidad como esta. –Le
indicó sonriendo mientras lentamente bajaba la cabeza hacia ella.
-¿Qué vas a hacer? –Expresó temblorosa con la punta de sus hocicos casi rozándose.
-Eres muy hermosa. Tienes el par de ojos más bellos que recuerdo.
-Graci… -Intentó pronunciar cuando Ángel la interrumpió metiéndole la lengua en la boca.
Sorprendida por este acto, se quedó totalmente inmóvil, ni siquiera se movió, cuando Ángel deslizó la
lengua por su cara y cuello, mientras lentamente bajaba más y más por su cuerpo. Ángel sonrió viendo como
ella dejaba descansar las patas delanteras sobre si misma, mientras las traseras caían sin fuerza al suelo,
dejándola completamente al descubierto. Relajó las patas para pegarse más a ella, mientras con la lengua,
recorría lentamente cada centímetro de su cuerpo, hasta que llegó a los pezones. Los rodeó lentamente con la
lengua, bordeándolos y acariciándolos con ella, haciendo que todo el cuerpo de Athena se estremeciera, y no
pudiera evitar soltar gemidos. Continuó bajando más por su cuerpo, y lamio suavemente el interior de los
muslos, haciendo que ella los separara aún más, contrayendo así los músculos del tesoro al que Ángel quería
llegar.
Athena abrió los ojos de sorpresa, cuando sintió la lengua de Ángel lamiéndole entre sus labios
vaginales, y como la punta de esta, buscaba llegarle más y más profundamente. Ella se estremecía y retorcía
entre gemidos y jadeos, mientras entre sus patas traseras, todo se mojaba más y más por la saliva de Ángel y los
jugos vaginales de ella, que no podía controlar.
Entonces tras un rato siguiendo la misma táctica, Athena emitió un sonoro gemido, que fue
acompañado por un fuerte reguero de fluidos que brotaron de su vagina. Ángel se incorporó, y se colocó
nuevamente dejándola entre sus patas, y tras pegar su cuerpo totalmente, situó la cara junto a la de ella.
-Ahora viene lo mejor.
En ese momento, Athena sintió como la punta del miembro de Ángel, rozaba la entrada de su vagina, y
antes de que pudiera decir nada, este había comenzado a clavarse lentamente pero sin pausa. Athena se abrazó
con fuerza con las patas delanteras a él, mientras continuaba la penetración y él le lamia la cara y el cuello.
Ángel apenas la dejaba jadear y gemir, ya que en cuanto abría la boca, el pegaba la suya a ella. Cuando el
miembro entró por completo, comenzó a mover las caderas rítmicamente, haciendo que Athena jadeara y
gimiera con fuerza con cada envestida. Ángel sentía como las patas de ella, se afianzaban a su cuerpo cada vez
que volvía a meter completamente el miembro. Lamia suavemente la cara de ella, y tenía especial cuidado en
lamerle los ojos, cuando observaba alguna lagrima salir. Entonces el ritmo de sus caderas aumento al igual que
la fuerza de las arremetidas, con lo que los gemidos de Athena también subieron de intensidad. Entonces tras
varios minutos de movimiento incesante, Athena mordió el hombro de él, al sentir como se clavaba el nudo en
ella, y como la punta del miembro, entraba y le acariciaba profundamente el útero. Con el nudo firmemente
metido, Ángel solo podía continuar moviéndose levemente, pero aplicaba fuerza cada vez que buscaba meterla
más. Athena sintió entonces, como si un rio ardiente la inundara completamente, haciendo que sintiera un gran
calor en su pecho. El cuerpo de Ángel se desplomó sobre ella, y permaneció completamente inmóvil.
-Ahh… Ahh… Ahh… Me has dejado tu semilla dentro, llenándome todo el útero. ¿Qué es lo que voy a
hacer ahora? –Expresó ella apenas sin fuerza, intentando recuperar el aliento.
-Ahh… Ahh… Tranquila, no te quedaras preñada.
-¿Cómo puedes estar seguro?
-Por qué la carne que te comiste, estaba impregnada de las plantas que Moti y yo, usamos para evitar
precisamente eso.
-Entonces ya tenías planeado que esto podría pasar. ¡¡¡Eres un…!!!
Sin poder terminar la frase, fue acallada con un beso de Ángel, haciendo que ella perdiera nuevamente
las fuerzas, y cerrara los ojos.
Cuando el miembro de Angel se relajó, y pudo sacarlo, ella permaneció aun inmóvil, mientras un gran
caudal de líquido salía de su vagina y le mojaba toda la cola, dejando un considerable olor en toda la cueva.
Athena dejó descansar su cuerpo de lado, y Angel se echó frente a ella, quedándose cara a cara.
-Sé que no ha sido la forma más honorable de que entraras en calor, pero si la más efectiva de la que
disponíamos.
-Lo sé, no te lo reprocho. Además, en el fondo yo también lo deseaba, ya que de no ser así, te abría
mordido la lengua en cuanto la tuve al alcance.
-He he, yo hubiera hecho lo mismo.
Diciendo esto, y ambos con el pelaje seco, fruto del calor que sus cuerpos desprendieron, cerraron los
ojos tras unir sus bocas con un beso, y se durmieron uno pegado al otro.
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