El Pombero Leyenda de Misiones E n la provincia de Misiones existe la leyenda del “Pombero”, que se presenta a los chicos como un niño rubio, desnudo y con un bastón de oro, que es el que le da muchos poderes, secuestra niños que nunca más aparecen y los padres cuentan muchas historias a sus hijos sobre el que anda a medio día a la hora de la siesta, y a los niños que se portan mal y se alejan de su casa en ves de dormir, los hipnotiza y se los lleva, nunca más vuelven a verlo. Esto también tenían contado los López a sus hijos, que tenían entre los 11 años y 7 el menor, que decían no tenerles miedo, y eran muy traviesos, todos ayudaban a su padre en el trabajo de la plantación de yerba mate y su cosecha de solo dos hectáreas, a la hora que no iban a la escuela, tenían poco tiempo para jugar, la siesta es sagrada para las personas mayores e intentaban que los chicos también duerman siesta para ellos poder descansar tranquilos durante esas horas. Un sábado, los chicos piden permiso para ir a visitar a sus primos a solo dos leguas de allí, sus padres les dejan ir, pero estos se desvían del camino y van al río Zaiman. Iban todos bien armados y con bastantes municiones, o sea con sus gomeras, hondas, piedras, bolitas y toda cosa que puedan servir para cazar pajaritos, conejos y todo tipo de animales que se les ponga a tiro, estando en el arroyo jugando después de un rato, escuchan el característico silbido del Pombero (su silbido es único y uno aprende a copiarlo) como si estuviera cerca, ya sabían que eso significaba que aun estaba lejos (cuando se le escucha lejos es porque esta muy cerca) se preguntan si vendrán por ellos y le cargan al más chico, no les tenían miedo y quedan en sacarle su bastón (cosa que todo chico sueña) muchos lo tenían intentado y no pudieron, al rato escuchan el silbido como muy lejano, apenas audible, eso quería decir que estaba allí, muy cerca, se ponen a mirar a todos lados buscándole, ven detrás de un árbol a otro chico, sin su short y desnudo, de unos diez años u once, muy rubio, con un bastón amarillo, se les acerca y se ponen a charlar, los niños le preguntan si es el famoso Pombero, el que roba a los chicos y gallinas ajenas, el Pombero les 1 contesta que no roba gallinas se los lleva porque tiene que comer y a niños hace años que no se lleva a ninguno, el mayor de los chicos aprovechó una distracción del Pombero, le arrebata el bastón y huye riéndosele, esté enfurecido convierte su cara en lobo con cuernos, los chicos se les ríen y le tiran hondazos, las piedras surten efecto y huye de ellos, se esconde detrás de un árbol emboscándose para sorprenderlos, vengarse y recuperar su bastón mágico, convertirlos en tortugas, gatitos, perros, conejos o alguna otra cosa, el que le tenia sacado el bastón se volvió a acercar a sus hermanos, juntos no nos podrá hacer nada, sabían que estaría escondido esperando poder recuperar su bastón, pero no se podría hacer invisible ni hacerles daño mientras no tenga su bastón, empiezan a buscarle con disimulo, mirando de reojo haciendo como que juegan, sabían que si regresaban a su casa enseguida les seguiría, así que ellos tenían que hacer algo, darle una lección, que sepa con quiénes se enfrentaba, miraban como buscando pajaritos o algún animal para cazar, con las gomeras listas, uno le distingue atrás de un árbol y avisa al resto, sabían que en ese árbol hay un panal de avispas. Así que se acercan como que no saben que esta allí y de golpe todos apuntan y disparan al panal, que cae justo a un costado del Pombero, las avispas le empiezan a picar de a cientos, esté huye como loco, los chicos se destornillan a carcajadas y aprovechan a sacar la miel, deciden esconder el bastón, no lo podían llevar a su casa porque sus padres se enojarían mucho y les retarían, con miedo a las represalias del Pombero, y nos les dejarían ir más a la casa de sus primos sin ellos, así que lo entierran junto a un árbol conocido por ellos y regresan a su casa. Esa noche, los perros ladraron y aullaron toda la noche, mientras que se escuchaba el silbido lejano del Pombero alrededor de la casa, dando vueltas y vueltas, el padre salió preocupado un par de veces, pero como las personas mayores no pueden verlo, sólo se deja ver por niños, se escondía y dejaba de silbar. Ese nuevo día, fingieron dormir la siesta, mientras sus padres descansaban ellos se escaparon y volvieron al río Zaiman, fueron a devolverles el bastón porque no sabían usar la magia que tenía y les tuvieron lástima, no querían enemistarse con el Pombero, al llegar lo ven sentado en una roca al Pomberito que tenia todo el cuerpo picado de avispas, esté al verlos intento huir, pero le 2 atajan diciéndole que le devolverán el bastón que saben que es mágico pero ellos no saben como usarlo y para venderlo nadie les compraría por miedo a la venganza del dueño y a las desgracias que pueden ocurrirles por tener ese bastón, les dicen que les devolverán con la condición de que traiga de vuelta a los chicos que se llevó antes y que a ellos no les haga nada. El Pombero les dice que a los niños que llevó los convirtió en animalitos domésticos, o sea mascotas, y que si les devuelven su bastón, él, no sólo no les va a molestar, sino que les dirá dónde esta enterrado un cofre jesuita lleno de oro y alhajas de hace 400 años, allí muy cerca de ellos, así que van y desentierran el bastón, lo limpian y se lo devuelven, el Pombero apunta a un árbol con su bastón, hace caer una rama gruesa a unos treinta metros de ellos, les dice: En la punta de la rama que cayó más cerca del árbol, hay que cavar un metro y van a encontrar el cofre de los jesuitas, Adiós. Desapareció delante de ellos, así que van miran y marcan el lugar exacto de la rama y corren a su casa, traen palas y picos, cavan un rato encontrando el cofre de unos treinta centímetros por veinte, lo llevan al arroyo, lo lavan y es todo de oro, sin candado, abren y esta lleno de monedas de oro, alhajas de oro, rubíes y esmeraldas, felices lo llevan a su casa y dan a sus padres, contándoles la aventura con su amigo el pombero, compraron varias hectáreas, tractores, agrandaron la casa y tienen plata en el banco, ahora salen de vacaciones y viven todos ellos en amor, armonía y felicidad. FIN Luis Alberto Benítez 3