JES_Leccion 3_Jesucristo nuestro Redentor

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JESUCRISTO Y EL EVANGELIO SEMPITERNO
Lección 3: Jehová y su ministerio preterrenal
JESUCRISTO, NUESTRO REDENTOR
ÉLDER RICHARD G. SCOTT
Del Cuórum de los Doce Apóstoles
(Liahona, Julio 1997, págs. 64-66)
Hoy es el 6 de abril.
En las Escrituras de
nuestros tiempos
está registrado que
Jesucristo nació en
este día1. Con
humildad hablo de
este glorioso Ser a
quien cada uno de
nosotros le debe
tanto. Sé que lo que se enseña de El en las
Escrituras es verdad y emplearé algunos
pasajes para expresar mis sentimientos
personales.
Pablo testificó que "habiendo sido
perfeccionado, vino a ser autor de eterna
salvación para todos los que le obedecen"2.
La eterna salvación, ¡qué preciada es! Pero es
preciso que le obedezcas para obtenerla.
"...dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
"Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá
eternamente..."3
"Y si guardas mis mandamientos y perseveras
hasta el fin, tendrás la vida eterna..."4
No morirás eternamente, tendrás la vida
eterna; pero debes ser obediente y perseverar
hasta el fin.
Testifico que el Señor vino "al mundo para
salvar a todos los hombres, si éstos escuchan
su voz"; que
El sufrió "los dolores de todos los hombres"; y
que El que crucificado "a fin de que la
resurrección llegue a todos los hombres, para
que todos comparezcan ante él en el gran día
del juicio". Testifico que "él manda a todos los
hombres que se arrepientan y se bauticen en
su nombre, teniendo fe perfecta en [El], ...o no
pueden ser salvos en el reino de Dios"5.
Arrepentirse, bautizarse y tener fe perfecta en
Él son algunos de los requisitos esenciales que
se deben cumplir.
Sé que "no hay otra manera ni medio por los
cuales el hombre pueda ser salvo, sino por la
sangre expiatoria de Jesucristo"6. Testifico que
Él expió "los pecados del mundo, para realizar
el plan de la misericordia, para apaciguar las
demandas de la justicia, para que Dios sea un
Dios perfecto, justo y misericordioso
también"7. Testifico que si no fuera por la
expiación del Santo
Redentor, las demandas de la justicia
impedirían a toda alma nacida en la tierra
retornar a la presencia de Dios para participar
de Su gloria y exaltación8, pues todos
cometemos errores por los cuales no nos es
posible apaciguar la justicia por nuestra
cuenta. Testifico que si no fuera por la
expiación infinita de Cristo, no podríamos
volver a la presencia de Dios al morir, y que,
como Jacob nos advirtió solemnemente,
"nuestros espíritus... [estarían] sujetos [al]...
diablo, para no levantarse más. Y nuestros
espíritus [llegarían] a ser como él, y nosotros
seríamos diablos, ángeles de un diablo, para
ser separados de la presencia de nuestro
Dios y permanecer con el padre de las
mentiras, en la miseria..."9.
Testifico que "la redención viene en el Santo
Mesías... [a] todos los de corazón quebrantado
y de espíritu contrito; y por nadie más se
pueden satisfacer las demandas de la ley"10.
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Este requisito absoluto de un "corazón
quebrantado y un espíritu contrito" exige el
ser sumiso, dócil, humilde (o sea, fácil de
enseñar), y de disposición obediente.
Finalmente, testifico: "cuán grande es la
importancia de hacer saber estas cosas a los
habitantes de la tierra, para que sepan que
ninguna carne puede morar en la presencia de
Dios, sino por medio de los méritos, y
misericordia, y gracia del Santo Mesías"11
Jesucristo poseía méritos que ningún otro hijo
del Padre Celestial podía tener. Antes de
nacer en Belén, Él era jehová, un Dios. Su
Padre no sólo le había dado el cuerpo
espiritual sino que Jesús era también Su
Unigénito en la carne. Nuestro Maestro llevó
una vida perfecta y sin pecado, y por lo tanto,
estaba libre de las demandas de la justicia. Él
era y es perfecto en todo atributo, como el
amor, la compasión, la paciencia, la
obediencia, el perdón y la humildad. Su
misericordia paga nuestra deuda con la
justicia si nos arrepentimos y le obedecemos.
Puesto que, aun con nuestros más arduos
esfuerzos por obedecer Sus enseñanzas,
todavía nos quedaremos cortos, por causa de
Su gracia seremos salvos "después de hacer
cuanto podamos"12.
Aunque se nos ha privado de la memoria de
ello, antes de venir a esta tierra vivíamos en la
presencia de Dios el Eterno Padre y de Su
Hijo Jesucristo. Prorrumpimos en
exclamaciones de gozo cuando se nos dio el
privilegio de venir a esta tierra para recibir un
cuerpo y avanzar en el plan de Dios para
nuestra felicidad; sabíamos que aquí se nos
probaría, y teníamos la determinación de vivir
con obediencia a fin de poder regresar a estar
con nuestro Padre para siempre. Parte de esa
prueba es tener aquí tantas cosas
aparentemente interesantes para hacer que es
posible que olvidemos los principales
propósitos de estar acá; Satanás se esfuerza
mucho por impedir que suceda todo lo
esencial para lograr ese propósito.
El plan es en realidad muy sencillo si
consideramos su naturaleza. El Señor nos ha
dicho que estamos aquí para ser probados,
para ver si seremos valientes y obedientes a
Sus enseñanzas. Entre toda la gente de la
tierra, tú tienes la mejor posibilidad de serlo,
porque tienes acceso a la plenitud del
Evangelio restaurado y a las enseñanzas del
Salvador. En los momentos tranquilos cuando
piensas en ello, reconoces lo que es y lo que
no es de fundamental importancia en la vida.
Ten sabiduría y no dejes que lo bueno tome
precedencia sobre lo esencial.
¿Y qué es lo esencial? Tiene que ver con la
doctrina; se centra en las ordenanzas y
comprende convenios vitales. Esas
ordenanzas son el bautismo y la confirmación
para entrar en Su Iglesia y reino en la tierra;
para los hombres, incluye también la
ordenación digna al Sacerdocio de
Melquisedec, y el honrarlo y emplearlo en el
servicio a los demás. Para todo adulto,
implica también todas las ordenanzas del
templo, incluso la investidura personal; y
abarca la ordenanza selladora del templo en la
cual un hombre y su esposa se ligan de tal
manera que, mediante la obediencia, puedan
vivir juntos por esta vida y por toda la
eternidad; si son fieles, los hijos nacidos de
esa unión o sellados después a sus padres
están unidos a ellos con amor y regocijo para
siempre jamás. A fin de recibir todas las
bendiciones del sacrificio expiatorio del
Salvador, sólo se nos pide que seamos
obedientes a Sus mandamientos y que
recibamos todas esas ordenanzas esenciales.
La Expiación no solamente nos ayuda a
sobreponernos a los errores y a las
transgresiones sino que también, en el debido
tiempo del Señor, resolverá todas las
desigualdades de la vida, todo lo que es
injusto por ser consecuencia de las
circunstancias o de las acciones de otras
personas, y no de nuestras propias decisiones.
Aunque habrá quienes no lo entiendan o no
estén de acuerdo, testifico que no es suficiente
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bautizarse y llevar después una vida
aceptable evitando las transgresiones serias.
El Señor ha decretado que es preciso recibir
esos convenios y ordenanzas de los que he
hablado para lograr la exaltación y la vida
eterna. El ser digno de recibir las ordenanzas
del templo significa que optarás por hacer lo
que muchas personas del mundo no están
dispuestas a hacer: santificarás el día de
reposo, ejercerás la fe mediante el pago de
diezmos y ofrendas, participarás con
regularidad en los servicios de adoración de
la Iglesia, darás servicio, y mostrarás amor y
aprecio por los de tu familia, ayudando a cada
uno de ellos. Después de recibirlas
ordenanzas del templo, continuarás
progresando al obedecer los convenios que
habrás hecho y, con fidelidad, "persevera [ras]
hasta el fin"13.
No es difícil obedecer los mandamientos
cuando lo haces voluntariamente y con "un
corazón quebrantado y un espíritu contrito"14.
Cuando esos convenios se obedecen, nos
brindan felicidad y gozo; le dan un propósito
a la vida. El problema es cuando se usa el
albedrío para tomar decisiones que no van de
acuerdo con esos convenios. Reflexiona sobre
lo que haces en tu tiempo libre, ese tiempo
que tienes la libertad de controlar. ¿Te parece
que lo concentras en aquello que tiene elevada
prioridad y que es de mayor importancia? ¿O
aun sin darte cuenta, lo llenas constantemente
con actividades triviales que no tienen valor
duradero ni te ayudan a lograr el propósito
por el cual viniste a la tierra? Piensan en la
perspectiva futura, no sólo en lo que sucederá
hoy o mañana. No renuncies a lo que más
anhelas en la vida por algo que ahora crees
desear.
Lo esencial debe realizarse durante el período
de probación en la tierra; se le debe dar la más
alta prioridad; no debe sacrificarse por cosas
de menor importancia, aun cuando sean
buenas y de valor.
Después de esta vida serás restablecido a lo
que tú te hayas permitido llegar a ser acá. ¡Ah,
si yo tuviera la capacidad de comunicarte la
paz y la serenidad que se reciben al saber que
tú y tu familia han recibido dignamente todas
las ordenanzas salvadoras y estén
obedeciendo con rectitud los convenios
correspondientes!
Te exhorto con todas mis fuerzas a recibir
todas las ordenanzas de salvación y a hacer
todo lo posible por lograr que los demás
miembros de tu familia las reciban antes de
partir de esta tierra. En el ambiente del bien y
del mal aquí en la tierra, con tu cuerpo mortal,
puedes progresar mucho más rápidamente de
lo que lo harás como un espíritu en el mundo
de los espíritus15. Comparado con la duración
de una vida normal, no es mucho el tiempo
que lleva recibir todas las ordenanzas
esenciales para la exaltación. Requiere, sí,
diligencia, comprensión y obediencia;
requiere que hagas todo lo posible, según tu
capacidad, por merecer esas ordenanzas y por
recibir todas las que puedas. Si hay razones
por las cuales no te sea posible recibirlas
todas, vive dignamente y no las desmerezcas
por descuido, ni por indiferencia ni por falta
de dignidad, y en Su debido tiempo y lugar, el
Señor hará posible que recibas todas las
bendiciones que Él ha prometido.
Sea o no tu intención hacerlo, cuando vives
como si el Salvador y Sus enseñanzas fueran
sólo una de las muchas otras cosas
importantes de tu vida, te encuentras
claramente en camino hacia la desilusión y,
posiblemente, hacia la tragedia. ¿Te parece
sabio perder la felicidad eterna por cumplir
sólo parte de los requisitos;1 Ruego que te
sientas motivado a llevar a cabo ahora los
cambios necesarios.
Si te has desviado hacia el terreno de la
transgresión, te ruego que vuelvas; si te has
dejado atraer por las cosas del mundo que te
hayan hecho olvidar las de Dios, pon tus
prioridades en orden; si no has recibido todas
las ordenanzas esenciales, decídete ahora a
hacer lo necesario para recibirlas.
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¡Cuán agradecidos debemos estar por la
Expiación que efectuó Jesucristo, nuestro
Redentor, Jesucristo! Ella da a la vida plenitud
y gozo si seguimos el modelo que se describe
en este pasaje de las Escrituras:
"No obstante, ayunaron y oraron
frecuentemente, y se volvieron más y más
fuertes en su humildad, y más y más firmes
en la fe de Cristo, hasta henchir sus almas de
gozo y de consolación; sí, hasta la purificación
y santificación de sus corazones, santificación
que viene de entregar el corazón a Dios"16.
Testifico que "la remisión de los pecados
[mediante la Expiación] trae la mansedumbre
y la humildad de corazón y por motivo de la
mansedumbre y la humildad de corazón
viene la visitación del Espíritu Santo, el cual
Consolador llena de esperanza y de amor
perfecto"17. Testifico que Dios, tu Padre
Eterno, te ama; que oye tus oraciones y las
contestará18. El Redentor te ama y te ayudará
a lograr todo lo esencial que te brindará
felicidad ahora y para siempre. Yo soy un
testigo de Jesucristo. Sé que El vive. En el
nombre de Jesucristo. Amén.
NOTAS
l. D.yC.20:1
2. Hebreos 5:8-9
3. Juan 11:25-26.
4. D. y C. 14:75. Véase 2 Nefi 9:21-24.
6. Helamán5:9
7. Alma 42:15.
8. Véase John Taylor, The Mediation and the Atonement, (1882), págs. 179183. Véase también Apocalipsis 3:21; 21:7.
9. 2 Nefi 9:7-9.
10. 2 Nefi 2:6-7; cursiva agregada.
11. 2 Nefi 2:8; cursiva agregada.
12. 2 Nefi 25:23.
13. Omni 1:26.
14. 3 Nefi 12:19.
15. Véase Melvin J.Ballard—Crusader for Righteousness, (1966), págs, 212-213.
16. Helamán 3:35; cursiva agregada.
17. Moroni8:26.
18. Véase The Teachings of Spencer W.Kimball, (1982), pág. 252.
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