Iván Alejandro López (D2013). - Registro de aspirantes Posgrado

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Doctorado
Estudiante: Iván Alejandro López Nieto
Tutor: Gustavo Gerardo Garza Merodio
Semestre: 3º
La ciudad como registro material de la relación cultura-naturaleza:
La producción del paisaje de la Zona Metropolitana de Monterrey
…so that people who had been there from the beginning
could no longer recognize the slender girlish town of their
youth in this obese harridan of a metropolis.
Salman Rushdie – Shame
Antecedentes
Tras un siglo XX caracterizado por la delimitación de los campos de acción de las
distintas disciplinas del saber humano y la rigidez metodológica que diferenciaban
a unas de otras, el declive del imaginario moderno que distingue al segundo cuarto
del siglo XX y a los inicios del siglo XXI, hizo patente la necesidad de comunicación
interdisciplinar y la construcción de objetos de estudios transdisciplinares en busca
de aproximaciones que expliquen los fenómenos tomando en cuenta su complejidad,
abriendo espacios de diálogo, propiciando y reconociendo hibridaciones, acercamientos
y líneas de comunicación más estrechas entre dichas disciplinas, al tiempo que
contempla una reflexión con respecto a los propios modos de construir conocimiento.
Lindón y Hiernaux (2010) advierten que en esta crisis de la modernidad, se
derrumbaron certezas en los campos teórico, epistemológico y metodológico de la
geografía. Y que particularmente en la geografía humana, esto ha repercutido en
“la solidez del andamiaje intelectual que había fundado el éxito de cierta geografía
moderna” (Lindón y Hiernaux: 7). Este proceso no es exclusivo de la geografía, sino
que se manifestó en la mayoría de los campos del saber científico, reconociendo
y generando valiosas aportaciones de distintas disciplinas. Esta situación resulta
conveniente para explorar nuevas rutas que guíen investigaciones de geografía histórica
que versan sobre la manera en que se han gestionado los espacios urbanos, manejado los
territorios y aprovechado los recursos naturales en el pasado.
La generación de conocimiento geográfico-histórico presenta en la actualidad distintos
retos, como la conformación de marcos teórico-metodológicos claros, consonantes
a los avances de las subdisciplinas que conforman ambos campos de conocimiento,
y que además sean replicables. La ciudad como objeto de estudio es susceptible de
distintos análisis y de distintas aproximaciones conceptuales y metodológicas. Estas
aproximaciones distintas han rendido frutos diversos, como el de Exequiel Ezcurra
para la ciudad de México (De las chinampas a la megalópolis. El medio ambiente
en la cuenca de México, 1990) o el de Sanderson para Nueva York (Mannahatta: A
natural history for New York City, 2009). El caso concreto del Área Metropolitana
de Monterrey (AMM) presenta un reto debido a las grandes lagunas de conocimiento
histórico, al poco desarrollo de las investigaciones geográficas y a la poca articulación
que se ha dado a la infinidad de investigaciones ambientales sobre temas particulares
que se han realizado para los distintos ámbitos que conforman la ciudad.
1
Objetivo y metodología
Esta investigación busca caracterizar los patrones de crecimiento de la actual Área
Metropolitana de Monterrey, haciendo evidentes aquellos eventos que señalan
discontinuidades en la relación de las sociedades humanas con los distintos
componentes del paisaje y que dejaron una evidencia tangible en su geografía,
señalando a su vez la manera de utilizar dicha evidencia material como fuente
documental de donde se pueden extraer documentos históricos que registran la relación
de las consecutivas sociedades regiomontanas con el medio fisiográfico que les ha
rodeado en el devenir histórico.
Para entender, desde una perspectiva de paisaje, las implicaciones de la interacción
de las sociedades que han habitado el área que actualmente abarca el AMM (fig. 1),
es necesario realizar un corte temporal de larga duración, utilizando la propuesta de
Braudel (1999), sobre la duración del tiempo histórico. También conocido como tiempo
estructural, éste comprende los elementos estables de las sociedades, elaborados a lo
largo de generaciones y que necesitan de lapsos muy amplios para reflejar un cambio,
como la cultura o los componentes geográficos, por lo cual resulta útil en estudios de
paisaje.
Para identificar un evento con la relevancia suficiente para ser considerado el marcador
temporal inicial de esta investigación, se recurrió al concepto de armella histórica.
Indudablemente, la fundación definitiva de la ciudad, el 20 de septiembre de 1596,
dio inicio al largo proceso de urbanización de la actual AMM y la reconfiguración del
espacio que su crecimiento promovió y que a la fecha siguen activos.
Como una hipótesis de trabajo, se efectuaron distintos cortes temporales en busca
de desarrollar un modelo explicativo de las dinámicas urbanas y los patrones de
comportamiento que incidieron en la conformación de los paisajes actuales de la ciudad
de Monterrey desde su fundación hasta nuestros días. De ello resultaron cuatro tipos de
prácticas territoriales que señalamos en orden cronológico:
●
●
●
●
Premoderno
Moderno
Posmoderno
Marginales y alternativos
Esta investigación plantea un análisis que hecha mano de las metodologías propias de
la historiografía, como lo son la consulta de archivos históricos para la recopilación de
información geográfica contenida de manera textual (actas de fundación, mercedes de
tierras y aguas, litigios, etc.) y gráfica (mapas, planos, croquis, dibujos, pinturas) que
pueden ser utilizadas para señalar diversos procesos geográficos y, a la vez, construir
bases de datos geográfico-históricas.
Resultados preliminares y discusión
A tal efecto, resulta necesario construir un objeto de estudio adecuado a las necesidades
teórico-metodológicas que presenta el estudio de la ciudad como fenómeno geográfico2
histórico. Para ello es necesario seguir de manera paralela dos ejes básicos de toda
investigación: las implicaciones teóricas y las metodologías asociadas a dichos
planteamientos.
Desde la geografía partiremos de una postura que permita acercamientos disciplinares
que contemplen las dimensiones espacial y temporal del fenómeno geográfico sin
que ninguna prevalezca sobra la otra. Ángelo Turco (2010) identifica, desde un giro
lingüístico, dos estilos de representación del espacio en los estudios de geografía
humana, los cuales reflejan distintas organizaciones conceptuales del mundo: el espacio
paratáctico y el espacio liminar.
Para ser breves, podemos indicar que el modelo paratáctico tiene un carácter reificante,
descriptivo y se enfoca a las secuencias, localizaciones, coordenadas y busca construir
modelos causales (estímulo-respuesta, mecanismos de causalidad lineal, redes de
causación, etc.) de los fenómenos en que se interesa.
En contraparte, el modelo liminar presenta un carácter interpretativo, que le brinda
la capacidad de considerar la complejidad y el cambio contante de distintos procesos
y fenómenos no reductibles, ya que aborda lo impredecible, lo indeterminado de los
fenómenos naturales y del acontecer humano, con la finalidad de comprenderlos.
Turco señala que el modelo paratáctico adolece en su capacidad de teorización con
respecto a la subjetividad de los procesos territoriales, por lo que, aunque es necesario
utilizar conceptos, teorías y modelos extradisciplinares, esto debe hacerse de manera
reflexiva, evitando así la aplicación incorrecta y el uso acrítico de importaciones
teórico-metodológicas, que redundaría en interpretaciones erróneas. De esta
manera es necesaria la creación de un modelo coherente, que tome en cuenta los
elementos cualitativos en la geografía, que sólo puede resultar operativo mediante
el reconocimiento del paradigma del modelo liminar de conceptualizar el mundo,
que ejerce un contrapeso al tiempo que señala y complementa las carencias teóricometodológicas del modelo paratáctico.
El señalar la inoperancia del modelo paratáctico para producir conocimiento sobre los
procesos de territorialización de la geografía humana, no anula ni cuestiona la necesidad
de seguir produciendo este tipo de información, más bien, obliga a planteamientos
híbridos, que contemplen ambas formas de conceptualizar el mundo, a elaborar una
articulación paradigmática entre disciplinas con el fin de producir explicaciones
sobre sus implicaciones, sentidos y significados, es decir, dar sintaxis a la parataxis.
Este modelo híbrido, que contempla la importancia de construir conocimiento no
fragmentado, toma sentido mediante una aproximación multidisciplinaria del concepto
de paisaje.
Una aproximación, desde la geografía histórica, permite un acercamiento
fenomenológico que soporta un abordaje en una temporalidad de larga duración, de la
que da cuenta la historiografía, además de hacer coherente el cambio constante a través
de distintas escalas espaciotemporales y proponiendo cortes que faciliten la compresión
del dinamismo de sus componentes, tanto biofísicos como socioculturales. De modo
que, debido a su esencia multidimensional y polisémica, el paisaje constituye una forma
de memoria en distintos ámbitos y en distintos periodos de la actividad humana sobre
la superficie terrestre, susceptible de múltiples interpretaciones, ya sea en los cambios
producidos por la acción humana como en las cualidades simbólicas en esta relación
3
(White, 2002).
Por su parte, Fernández (2006, 2010), mediante una revisión histórica del desarrollo
de los estudios que han usado este concepto de Geografía cultural, propone que se
comprenda al paisaje preservando el carácter integral de sus componentes biofísicos
y sociales, y evitando de antemano la fragmentación del análisis geográfico, mediante
un enfoque práctico que tenga la capacidad de nutrirse en todo tipo de fuentes, no
desintegre el conocimiento e incida en el debate público (Fernández, 2010).
Hablar de paisaje nos dirige directamente a los procesos de acción territorial. Al
respecto, Fernández (2006) nos remite directamente a lo expuesto por Claval, quien
enumera los recursos de los cuales se vale un grupo social para apropiarse de su medio:
técnicas, herramientas, instituciones y arquitectura. El grupo social opera dichos
recursos al reconocerse en un lugar, orientarse en el espacio que ocupan, marcar y
delimitar el espacio que habitan, crear una toponimia y establecer instituciones, en un
proceso usualmente simultáneo, a través de varias generaciones, resultando de este
proceso un territorio y una serie de paisajes asociados a dichas prácticas territoriales.
Turco señala que esta modalidad del comportamiento social, no debe reducirse a su
perfil instrumental y que hay que tener en cuenta los demás factores que participan en el
proceso.
A tal efecto, pareciera necesario desarrollar una “filosofía de la acción territorial: una
reflexión que confiere la geograficidad de la experiencia humana.” Una filosofía de
la acción territorial que reflexione “sobre los problemas de valor planteados por una
práctica espacial embebida de memoria histórica, una práctica tanto cotidiana como
proyectual, tanto individual como colectiva” (Turco, op. cit.: 113).
De esta manera se tiende un puente a la historiografía, donde se han realizado
reflexiones profundas sobre la producción de conocimiento, considerando la naturaleza
del acto de la escritura de la historia, el lugar desde el que escribe el investigador y un
análisis formal de la escritura de la historia desde la teoría literaria.
Es necesario mencionar a la corriente historiográfica de Annales como un parteaguas
que sustituyó a la tradicional narración de los acontecimientos pasados por
investigaciones analíticas, orientadas por un problema, y que abrió el abanico temático
de la investigación histórica a una amplia gama de actividades humanas, al tiempo
que promovió la colaboración entre distintas disciplinas afines al quehacer histórico,
como lo son la geografía, la sociología, la psicología, la economía, la lingüística, la
antropología social, etc. (Burke, 1999), dictando una tendencia casi hegemónica en la
historiografía mundial durante casi todo el siglo XX.
Hayden White, en un afán epistemológico, se pronunció al respecto de manera tajante
con la publicación en 1973 de Metahistoria, donde trabajó sobre la “estructura profunda
de la imaginación histórica” del siglo XIX, planteando de manera explícita y sistemática
sus principios interpretativos. Sin buscar exponer en toda su amplitud la obra citada,
y para efectos de esta investigación, podemos concluir que los acontecimientos del
pasado carecen de una relevancia histórica intrínseca, y que el abordaje de un evento
pasado, desde el quehacer de la historia, implica para el investigador, la construcción
de tal como objeto de percepción mental, para después interpretarlo, explicarlo o
4
comprenderlo. Esta acción sobre la dimensión temporal implica una enunciación, desde
el presente, proyectada al pasado, donde el historiador construye y transforma patrones
teóricos mediante su interacción cognitiva con la realidad. De tal manera podríamos
decir que existe una diferencia epistemológica entre el acontecimiento pasado y el
hecho histórico (White, 1992), así como la que señaló Michel de Certeau (2006) entre el
registro y el documento histórico.
La elaboración de una investigación desde lo geográfico y lo histórico, no implica
solamente utilizar metodologías de la investigación histórica para resolver preguntas
planteadas desde la geografía o, hacer una lista de las características fisiográficas y
enunciar datos geográficos para explicar una pregunta histórica: un planteamiento
híbrido supone el planteamiento de una pregunta con los pies plantados en ambas
disciplinas.
En un primer acercamiento, se ha elaborado un texto titulado La dimensión jurídica de
la fundación de la Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, en el cual
se aborda desde lo geográfico y lo jurídico, la armella histórica de la cual se sujeta esta
investigación. En esta revisita, se interroga a un documento histórico clave como lo es
el acta de fundación de la ciudad, desde otras perspectivas teóricas, metodológicas y
lenguajes técnicos, es una necesidad urgente al superar la producción historiográfica
positivista, tradicional y oficialista.
En dicho texto, la fundación regiomontana se reveló como un acto jurídico, con un
sentido propio de planeación y ordenamiento territorial que respondía a intereses
imperiales con dimensiones geográficas propias. Con antecedentes de ocupaciones
infructíferas en la misma zona, podemos considerarla una continuación del proyecto
asentado en la capitulación de Luis de Carvajal y de la Cueva con el rey Felipe II, la
cual sentaba su legalidad en una promesa de consolidación territorial en un área de
interés crítico para el esquema defensivo de la frontera imperial castellana en el Nuevo
Mundo.
De esta manera se da sentido al pronunciamiento de que, aunque tiene importancia
la generación de conocimiento paratáctico, también es necesario encontrar el sentido
(liminar) que esta información puede llegar a tener, subsanando, o evitando incurrir
en, lo que Turco expresa como una paradoja de empobrecimiento de la información
acumulada y transmitida bajo dicho modelo, en el cual “la realidad tiende a ser
explicada mediante causalidades de tipo lineal y no acumulativo, lo que parece
satisfacer los criterios lógicos de cientificidad dictados por el positivismo.
Respecto al aspecto heurístico, se lograron rastrear varios mapas de la ciudad de
diferentes años y con distinta calidad de información. Aquí hablaremos de dos de ellos
por considerar que contienen información de gran calidad.
El primero de ellos, datado en 1791, se localiza en la colección de Mapas del Archivo
Municipal de Monterrey, ha sido paleografiado (anexo 1), los lugares señalados en la
leyenda del mapa son fácilmente identificables en la actualidad y serán abordados por
esta investigación.
El otro mapa, inédito, data de 1896 y se localiza anexo en un expediente de 86 fojas en
el Archivo General del Estado de Nuevo León (AGENL, Ramo Concesiones, caja 7,
expediente 5) y esta en proceso de digitalización para ser usado por esta investigación.
5
Ambos documentos registran una serie de rasgos naturales que se perdieron por
completo en el siglo XX. Los más relevantes, seguramente, son los ojos de agua y el
río que dieron origen a la ciudad. La distancia temporal entre ambos mapas es de poco
más de cien años, y en ellos se hace evidente el crecimiento lento y los pocos cambios
en la estructura urbana que caracterizó a la ciudad de Monterrey hasta el inicio del siglo
XX. Y es justo para este siglo cuando se registra el crecimiento y la transformación
acelerada de la ciudad, que se cuenta con infinidad de documentos a los cuales acceder.
Referencias
Certeau, Michel de. La escritura de la historia. UIA - ITESO. 2006 (1ª ed francés 1978)
Burke, Peter. La revolución historiográfica francesa. La Escuela de los Annales 19291989. España, Gedisa. 1999. (1ª ed. inglés: 1990)
Braudel, Fernand. La historia y las ciencias sociales. Madrid. Alianza Editorial. 1999.
10ª ed. 222p. de México. (Histoire et sciences sociales: La longue durée,
artículo publicado en Annales. Histoire, Sciences Sociales 13. 4 (octubre diciembre de 1958), pp. 725–753. Posteriormente, en una publicación conjunta
con A. Coll: Histoire et sciences sociales: La longue durée, en Réseaux, 5:27
1987: 7-37.)
Fernández Christleb, Federico. Geografía Cultural. En Tratado de geografía humana.
HIERNAUX, Daniel y LINDÓN Alicia (coords.). México. Universidad
Autónoma Metropolitana-Iztapalapa / Anthropos editorial. 2006. 652p.
Lindón, Alicia y Hiernaux, Daniel. Una geografía dando giros. En: Los giros de la
geografía humana: Desafíos y horizontes. Rubí (Barcelona): Anthropos
Editorial; México: Universidad Autónoma Metropolitana. Iztapalapa, 2010.
Turco, Ángelo. Figuras narrativas de la geografía humana. En: Lindón, Alicia y
Hiernaux, Daniel. Los giros de la geografía humana: Desafíos y horizontes.
Rubí (Barcelona): Anthropos Editorial; México: Universidad Autónoma
Metropolitana. Iztapalapa, 2010.
Urquijo Torres, Pedro Sérgio (2008), Territorio y paisaje ritual. La Huasteca
potosina. Estudio de geografía histórica. Tesis de maestría, Universidad
michoacana de San Nicolás Hidalgo - Instituto de Investigaciones Históricas,
Morelia, México.
6
White, Hayden. Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX.
México. Fondo de Cultura Económica. 1992. (1ed inglés 1973)
White, Ian D. Landscape and History since 1500. Great Britain. Reaktion Books Ltd.
2002
FIG. 1
anexo 1
“Mapa de la Situación de la Ciudad de Monterrey en el nuevo Reino de León con el
Numero de Casas, de Jacales, Chozas, el de Pozos o Norias Acequias de Agua. Varas
castellanas que comprende de Oriente a Poniente y de Norte a Sur, lo dice que ---- peso
que ocupa la Ciudad en el estado presente al que pedir en lo sucesivo.”
B Plaza principal con cientotreinta varas de claro
C Calles principales de Oriente a Poniente y entradas y salidas de Caminos Reales para
varias partes del Obispado y fuera de el.
D Convento de NSPS Francisco
E Capillita de Santa Rita
F Yglesia caída y solar de S.Francisco Xavier de los Jesuitas
G Palacio Episcopal y casa del Alferez Real
H Calles ---------- atraviesan la Ciudad de Norte a Sur y entradas y salidas por el Norte
para varias partes.
I Capilla de la Purísima y que llaman de la Sapatera
J Palacio que fabira el Sor Opo Verger en una Loma distante de la Plaza de la Ciudad
7
Tresmil seiscientas varas, cuyo piso esta mas alto Ochenta y siete y medio varias
respecto a el de la Ciudad y su Plaza
K Veintitres azequias de agua que circundan a toda la ciudad por sus cuatro principales
rumbos y con que se abastecen los vecinos
L Rio de SantaCatarina que crre de Poniente a Oriente a Orilla de la Ciudad
M La Sierra Madre y Lomas que corren de Poniente a Oriente
N Cerro muy alto que llaman de la Silla
O Ojo de agua muy grande y permanente
OOO Varios Ojos de agua medianos y no permanentes
P Arroyos que forman los referidos Ojos de agua que juntandose con las aguas del
grande hacen u Rio hasta llegar a incorporarse con el de Santa Catarina.
Q Cerro del Topo dista diez y media leguas de la Ciudad
RR Dos ojos de Agua Azufrosa que nacen al pie del dicho Cerro
S Otro ojo de agua dulce pequeño y permanente
TT Dosmil trescientas setenta varas que hay desde el principio de la Ciudad por el
Oriente hasta la Compartición de la Agua Lignea recta al Poniente.
TgTg Dos mil sesenta y dos Varas que hay desde la Compartición de las Aguas hasta el
pie de la Loma donde esta el Palacio nuevo linea recta advirtiendo, que desde la
Compartición hasta el dicho pie de la Loma hay diez varas y medianas alto el piso desde
la Plaza de la Ciudad hasta el Compartimiento nueve varas y media que juntas hacen
veinte varas, por lo cual se experimenta otro distinto temperamento.
V Compartición de las Aguas
X Setenta y cinco pozos o Norias que son las que hay en toda la ciudad.
Y Varias Puentes, para transitar, así por las Calles como por los Caminos que salen de
la Ciudad
(imagen construcción de dos pisos) Son el Numero de Casas fabricadas de Piedras
Cantería y Mexcla
(casas pequeñas de techo de dos aguas) Son Jacales o Chozas fabricadas de Palos o
Adobes y techados de Yerba o Cascara de Sabino
ZZ Seiscientas sesenta Varas que tiene de ancho la ciudad.
Kk Acequia de tres cuartas de agua a que compró su Señoria Ilustrisima para beneficio
de la ciudad la que viene mas alla del piso de la plaza principical treinta y seis varas
8
pudiendose llevarle gratos dies leguas de distancia asi por el rumbo norte como por el
oriente.
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