los estudios históricos, y el Sr. Serrano y Morales por el acierto

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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
los estudios históricos, y el Sr . Serrano y Morales por el acierto,
erudición y buen gusto con que ha sabido dar cima á tan fundamental monumento, y opino, por tanto, que la Academia se la
debe de dar muy cordial y expresiva á su meritísimo Correspondiente .
Madrid, 3 de Noviembre de 1899.
A . RODRiGUEZ VILLA .
V
MERCURINO DE GXTTINARA .-GRAN CANCILLER DE ESPAÑA
En el tomo XLVIII de las Memorias de la Real Academia de
Ciencias de Turín, impreso en 1897, aparece una Memoria del
socio Gaudencio Claretta con varias noticias para ilustrar la vida
del Gran Canciller del Emperador Carlos V, llamado Mercurino
di Gattinara, que fue aprobada en sesión de 20 de Junio del referido año.
El trabajo, cuyo examen me encomendó el Sr . Director en el
año último, es algo más que la biografía de un ilustre personaje,
pues tiene su preámbulo y cuatro capítulos, siendo el primero, una
noticia sumaria de los principales hechos de la vida de Gattinara ;
el segundo, las especiales relaciones que mantuvo con la Archiduquesa Margarita de Austria ; trátase en el tercero de las especiales
relaciones con Carlos V, y versa el cuarto de las que guardó con
su familia y con sus vasallos . Y completa este interesante estudio
con varios documentos que sirvieron de instrucción para poder el
Gran Canciller prestar sus servicios al Emperador en Alemania,
en Austria, en Italia y en España.
No es esta la primera vez que los historiadores y escritores extranjeros se ocupan de la relevante personalidad del Gran Canciller de Carlos Y, pero principalmente los italianos recaban para su
país la gloria de aquel eximio personaje. Trazó sus principales actos
MRRCURINO DE GATTINARA
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Carlos Denina en el tomo ur de Piamontesi illustri . Se ocupó de
él Degregori en la Storia delta letteratura vercellese ; Dionisotti
en la Notizie biogra fiche dei vercellese illustri; y Moglia en su
Alemorie storiche su di Gattinara. Le Flay en 1847 publicó en las
Memorias de la Real Sociedád de Ciencias de Lille, unos Études
biographiques sur M. Arborio de Gattinara . De Courbezon, leyó
en la Academia de Besangon el 7 de Mayo de 1873, una Mémoire
sur H. de Gattinara; y Huart, en el discurso que pronunció ante
el Tribunal de apelación de Besan con, trató de Le cardinal Arbo.
reo de Gatlinara, etc . Cuando en diversos países y por varios escritores se trata de concretar la significación de un personaje en
determinada época de la historia, clara prueba es que aquel personaje no fué una figura vulgar, sino, por el contrario, que sus
excepcionales condiciones le elevaron á la región de los hombres
eminentes, cuyo estudio critico preocupa después de transcurridos más de tres siglos y medio, á los escritores de las naciones
más importantes de Europa. En España mismo, las plumas castellanas no escasearon sus elogios al Gran Canciller Gattinara, á
pesar de tenerle por flamenco, y con rara unanimidad reconocieron que era docto, de gran probidad, de superior talento y fiel
servidor del Emperador Carlos V, á quien debía su nombramiento .
Originario de Borgoña y descendiente de la antigua prosapia
de los Arborii, que mereció gran reputación y poder en tiempo
del Emperador Federico Barbaroja y después en la villa de Vercelli en el Piamonte, donde los antepasados de Gattinara se refugiaron por consecuencia de las discordias entre güelfos y gibelinos, Mercurino de Galtinara nació en 1465 de Pablo y Felicidad
de Banzi, patricios vercellese puros, y joven aún fué enviado á
Turín á estudiar leyes, donde adquirió fama de excelente jurisconsulto y el grado de Doctor, y á los veinticinco años era reputado como uno de los primeros letrados del foro turinense . Llamado
en 1488 para defender á una dama extranjera, en asunto muy
complicado, presenció los debates el Duque de Saboya Carlos 1,
y maravillado de las condiciones oratorias de Gattinara, le ofreció
un puesto en el Consejo ducal, pero 61 prefirió el oficio de vice
abogado fiscal . Fallecido el Duque de Saboya, sucedióle Filiberto 11, que casó con Margarita, hija del Emperador Maximiliano,
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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
pero al quedar viuda en 1504, Gattinara fue nombrado Presidente
de la Corte de Justicia en la Borgoña ó Franco Condado, abandonando para siempre su país nativo .
Cuando en 1504, Maximiliano, Luis XII Rey de Francia y
Fernando de Aragón se concertaron bn Cambray para contener el
poder de la república de Venecia, que se extendía por la Istria,
la Dalmacia, Chipre y otras partes de Oriente, Gattinara, representante de Margarita de Austria, demostró una vez más su saber, contendiendo con el Cardenal de Rohan Jorge d'Arnboise,
legado del Papa y principal ministro y favorito de Luis XII ;
pero no abandonó su cargo de Presidente de la Corte de Justicia
hasta 1517, en que un mensaje dé la Archiduquesa Margarita le
llamó á Rottembourg donde estaba Maximiliano, para encargarle la delicada misión de aquietar la discordia suscitada entre él y
Francisco I Rey de Francia .
Carlos de Austria, por la muerte de su abuelo Fernando el Católico, ocurrida en 1516, sucedió en el gobierno de Castilla y
Aragón con el título de Rey de España, y al fallecer Maximiliano I, Rey de Romanos, en Wels, en 1519, y ser elegido su sucesor, el monarca español se encontró Emperador de Alemania,
poseedor de todos los Estados hereditarios de Austria, Señor de
Milán, de Nápoles, de Sicilia y de Cerdeña, árbitro casi supremo
por medio de Andrea de Oria y de Alejandro de Médicis de cuanto á Génova y á Florencia se refería, y como Rey de España, dueño de las vastas y ricas provincias de América.
En aquellos tiempos, como dice Claretta, las costumbres estaban bastante corrompidas ; toda clase de personas ofendía con sus
vicios al público pudor; los príncipes y los ministros con tal de
alcanzar el fin que se proponían, se complacían en entrometerse
en todo, inspirándose en la perfidia y la crueldad ; era, en una
palabra, la época del veneno y de los homicidios ocultos, como
basta á justificarlo el nombre de Francisco Sforza y de Ludovico
el Moro, y toda la doctrina de Maquiavello, capaz de trastonar el
mundo . En esta atmósfera malsana comenzó Gattinara á ocuparse de la gestión de los negocios públicos y tuvo la fortuna de no
contaminarse demasiado de las aguas cenagosas de que se hallaba
rodeado .
MERCURINO DE GATTINARA
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Poseedor de la confianza del César, fue honrado con el cargo de
Gran Canciller español, que según las leyes de Partida, era el segundo oficial de la casa del Rey, de aquellos que tienen oficio de
puridad, y medianero entre el Rey y sus vasallos ; y con dicho
carácter presidió las Cortes de Santiago y la Coruña en 1520, con
lo cual se ratifica la equivocación que padecieron Marichalar y
Manrique al afirmar que dichas Cortes las presidió el Comendador mayor de Castilla Hernando de Vega . Mercurianus de Gattivara, que así se llamaba el Gran Canciller de España, suscribió
la Real convocatoria expedida en Calahorra en 12 de Febrero de
1520, y asistió á la primera reunión que tuvo lugar en la ciudad
de Santiago de Galicia el sábado 31 de Marzo del referido año.
En esta fecha se había ya iniciado el movimiento de las Comunidades con motivo de la puja de los arriendos de los encabezamientos que disfrutaban los pueblos, de las exacciones que se
proyectaban con ocasión del viaje del Rey á Alemania, y del odio
que con fundada razón se profesaba contra los extranjeros que
rodeaban al monarca, y especialmente contra los insaciables flamencos, que trataban á España como país conquistado . Gattinara
desde el comienzo de las Cortes de 1518, llevó la palabra de S . M .
y sirvió de intermediario entre el monarca y los Procuradores,
ora requiriéndoles el mismo día de la apertura para que presentasen los poderes y fueran examinados, ora para indicarles el
1 .° de Abril después de leída la Proposición Real y la contestación, que se ocuparan ante todo de la concesión del servicio, y
luego mandaría proveer á todas las demás cosas que en nombre
de sus Reinos pidiesen y suplicasen, como se había hecho en las
anteriores Cortes, ora insistiendo en este mismo concepto el día 2,
después que la mayoría de los Procuradores votó un criterio distinto al del Rey y su Canciller, produciendo aquella actitud la
suspensión de las sesiones de las Cortes el día 4 de Abril, con el
pretexto de que era el fin de la Semana Santa, para continuarlas
en la ciudad de la Coruña el 22 del mismo mes. El mismo Gran
Canciller, como Presidente de estas Cortes, comenzó por hacer
leer al Secretario Juan Ramírez unas Reales Provisiones, prohibiendo sacar moneda ni caballos de estos Reinos, jurando y prometiendo el Rey, que durante su ausencia, no daría oficio alguno
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BOLETÍN DE LA REAL ACADENHA DE LA HISTORIA
en ellos á persona que no fuese natural de los dichos Reinos ;
ofreciendo que antes de partir dejaría en éstos Gobernador que
representase su persona Real, que fuese de autoridad y dignidad
celoso del servicio de Dios e suyo e bien de sus Reinos, con gente
y fuerzas para ejecutar lo que fuese mandado ; y que por tres años
mandaría pagar los Continuos y otros Oficiales de la Casa Real
como hasta entonces se había pagado. Publicadas estas concesiones, el Gran Canciller insistió en que los Procuradores se determinasen clara y abiertamente en lo que querían hacer en lo que
tocaba al dicho servicio .
Continuando la diversidad de criterio, fue necesario que el Rey
llamase a los Procuradores al Monasterio de San Francisco donde posaba, y allí el Obispo de Badajoz les dirigió un segundo discurso en nombre de S. M . para que modificaran su actitud y concediesen el servicio pedido. Tras nueva y trabajosa deliberación
el servicio fue otorgado, y como se aceptara el nombramiento de
Gobernador, se reveló que para este cargo estaba nombrado el
Cardenal de Tortosa, quedando concluidas las sesiones el 19 de
Mayo y contestadas las sesenta y una peticiones del Cuaderno de
las generales que tiene publicadas la Academia . Ocho leyes de
estas Cortes se incluyeron en la Nueva Recopilación, pero ninguna se cumplió, a causa, como dice Sandoval, «de haber caído en
manos de extranjeros, y el Rey mozo y con cuydados de su camino y Imperio y assi se quedaron . Y por no hazer caso dellas, ni
otras semejantes que se pedían con muy buen zelo, reventó el
Reyno, y dando en un inconveniente se despeñó en muchos,
como es tan ordinario» .
Con; la ausencia del Rey, que duró desde el 20 de Mayo de
1520 hasta el 16 de Julio de 1522, se desarrolló el movimiento
de las Comunidades, que fue dominado en 1521, y al regresar el
Emperador á España, convocó Cortes desde Valladolid para el 10
de Julio siguiente ; pero éstas no inauguraron sus sesiones hasta
el día 14 de dicho mes, en la casa de D. Bernardino Pimentel en
el propio Valladolid, donde moraba el Emperador . Las presidió
el Canciller mayor, Mercurino de Gattinara, en el Monasterio de
San Pablo, y leída la proposición Real, manifestó el día 15 de
Julio a los Procuradores que platicasen acerca de ello y contes-
MERCURINO DE GATTINARA
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taran á S. M . Los representantes de las ciudades y villas de voto
en Cortes, manifestaron que ellos querían entresy hablar e plati
car para responder á S . M ., y pidieron al Canciller licencia para
ello, pero Gattinara la negó, fundándose en las costumbres seguida hasta entonces de deber platicar los Procuradores en presencia
del Presidente, Asistente y Letrados de las Cortes. Entonces pidieronle licencia para suplicar lo mismo á S . 1I ., y otorgada,
presentaron al Reví un mensaje, que contestó sosteniendo el mismo criterio expuesto por el Gran Canciller . Reunidos el 16 de
Julio á presencia de éste insistieron en su propósito, añadiendo
que antes de otorgar el servicio se contestaran las peticiones generales y particulares de las ciudades, pero esta solicitud fue denegada como en 1518, y las Cortes fueron despedidas en 24 de Agosto, aplazando indefinidamente su reunión . El cuaderno de peticiones generales aparece contestado por el Rey en Real Cédula
del mencionado día 24, refrendada por Mercurinus Cancelarius .
No conocemos ningún otro acto oficial que al Gran Canciller se
refiera; pero en cambio los Embajadores vOnetos, en las Relaciones publicadas por Alberi, nos suministran datos curiosos para
apreciar las alternativas de la vida de aquel personaje, Cardenal
en 1529 y fallecido en Inspruk en 1530. Gaspar Contarini, que
conoció al Gran Canciller desde 1521 á 1525, consigna que, italiano y piamontés, fué Gattinara doctor legista y mereció de Madama Margarita, mujer del Duque Fíliberto de Saboya, que lo
llamara á su lado y que el Emperador léfaximiliano le confiase
algunas legaciones . Por la influencia de tan ilustre dama alcanzó
la Presidencia de la Corte de Borgoña y después el ser gran Canciller de César. Era de complexión sanguínea, alegre, prudente y
práctico en negociar; un poco caviloso, animosísimo, y tan trabajador que apenas podía creerse ; comía una sola vez al día;
nunca cenaba, y todo cuanto ocurría lo consignaba por escrito de
propia mano . Por ella pasaban todos los negocios privados y los
del Estado . Todas las provisiones, dineros y fuerzas de mar y
tierra eran tratadas y dispuestas por el Gran Canciller. Era muy
efecto al Duque de Milán porque le había donado un Estado en
su Ducado con 8 .000 ducados de entrada. De los españoles era
poco amigo ; de los franceses gran enemigo, y muy adicto al Papa
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BOLETÍN DE LA REAL ACADENIIA DE LA HISTORIA
por haberle dado un Breve ofreciendo hacerlo Cardenal . Francisco Cornaro convino con este juicio, añadiendo que Gattinara era
hombre justo y todo lo sacrificaba al bien del César . Acostumbraba decir que el César le necesitaba más que él al César. Claretta
rectifica estas apreciaciones recordando que Gattinara, para refrenar á Venecia, sujetar á la Lombardía y Liguria y dominar á
Italia, no vaciló en aconsejar medios maquiavélicos, si bien confesando en Toledo que el Emperador se engañaba al pensar y querer dominar la Italia por la fuerza . Nicolás Tiépolo reveló que
por muerte de Guillermo de Croy, Señor de Chievres, fue nombrado Mercurino Gattinara Gran Canciller, y tenía tanta autoridad,
y era tan estimado del César y de otros, que siempre se seguía su
opinión, y los Embajadores negociaban con el porque les era
mucho más cómodo . Y Andrés Navajero, refiriéndose á 1526 é
informando á la Señoría de la conclusión de la paz convenida,
reveló que Gattinara fuel contrario á ella y mostró deseo de regresar
á Italia, y concluyó diciendo: «El Gran Canciller es Inuy amigo.
nuestro y protege á todos los italianos que están en la Corte.» Las
condiciones morales de Gattinara las garantizó el Obispo Sandóval con estas palabras : «Fue nuestro Mercurino varón prudente
y sabio, y amigo de justicia, y rectitud, y gran jurisconsulto ; y
así sirvió al Rey en el oficio de Gran Canciller leal y prudente .»
Aquejado de la gota, consiguió por fin ver realizadas sus ilusiones de poder regresar á su país nativo, y en 1529, Clemente VII colmaba su deseo nombrándole Obispo de Ostia y Cardenal, con el título de San Juan-ante-Portara-Latinam . Trasladado
de Barcelona á Italia, poco tiempo disfrutó su nuevo cargo, pues
atacado de maligna fiebre, falleció en Inspruk el 5 de Mayo de
1530, después de haber sido Gran Canciller de España en la época de sus mayores perturbaciones, Marqués de Gattinara, Conde
de Valencia y de Sartirana .
Pero la crítica histórica no se satisface con la enumeración de
los principales rasgos de los grandes hombres que ocuparon un
puesto preeminente en la historia nacional, y apreciando, como
es justo, los datos biográficos que pueda reunir una afortunada
investigación, prefiere conocer la época en que el personaje se
movió y la influencia que sus actos tuvieron en los hechos que
Siguiente
MERCIIRINO DE GATTINARA
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bajo su dirección se desarrollaron . Y como es opinión por todos
aceptada, que Mercurino Gattinara, por sus antecedentes, por su
ilustración, por los cargos que había desempeñado, y por la con .
fianza que inspiraban sus opiniones, era atendido en todo por el
Emperador Carlos V, terminaremos este trabajo examinando y
apreciando el juicio que Claretta ha consignado en la tercera parte
de su notable biografía.
No era fácil tarea sintetizar la época en que reinó Carlos I de
Castilla, y mucho menos deslindar la participación y responsabilidad que alcanza al más influyente de los íntimos consejeros
del monarca español . Lejos de penetrar Claretta en este terreno,
acaso porque la índole de su trabajo no consentía mayores esclarecímientos, se limita á simpatizar con la idea de la monarquía
universal, con error atribuida al fundador de la dinastía austriaca, para deducir que el giro impreso á tos asuntos de Italia, fue
la causa del alejamiento de Gattinara, de vestir la púrpura cardenalicia y de ausentarse para siempre de España, donde tantas
consideraciones se guardaron á su persona y servicios . Pero
como el reinado de Carlos V, después de tanto tiempo como va
pasado, todavía merece la diligente atención de los escritores
alemanes, belgas é italianos, descollando entre ellos el Estudio
de los orígenes de la preponderancia política de España en Europa, por Ernesto Gossart, conservador de la Biblioteca Real de
Bélgica, y su reciente folleto acerca de la Dominación flamenca
en España desde 1517 a 1520, no parecerá inoportuno repetir
algo de lo que en otra ocasión consignamos â propósito de la
época del Emperador y de las poco meditadas inculpaciones que'
se le dirigen .
Carlos 1 de Castilla_, joven aún é inexperto en los graves asuntos de Estado, abandonó su país natal después de ajustar con
Francisco 1 de Francia la estéril concordia de Noyon, y pisó las
risueñas playas de Asturias, cuna del más puro sentimiento español . Al tomar posesión de la monarquía encontró á España
sin enemigos que combatir, pues aunque'es cierto que había una
grande indisciplina en el espíritu de los españoles de aquel tiempo, también lo era que la nueva dinastía infundía á todos lisonjeras esperanzas, y todas las clases esperaban reivindicar sus
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BOLETÎN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTOBIA
quebrantados derechos. En vez de abandonarse el joven monarca
á la lealtad castellana, comenzó por acompañarse y asesorarse de
extranjeros que habían cautivado su confianza y se apoderaron
de los primeros puestos del gobierno para acreditar su codicia y
su inmoralidad . Este hecho, el acto de ingratitud que cometió
con el Regente Cisneros, el propósito de obtener importantes
servicios del país, y el afán de ausentarse de España para ceñir
la corona del Imperio, ofendió el sentimiento y orgullo nacional
en vez de halagarlo, y en lugar de prolongar !la benevolencia y
estimación que creó el anterior reinado, derramó agravios en
vez de sembrar beneficios, como dijo Lafuente ; y si nada útil
hizo por de pronto en España, según Cánovas del Castillo, hirió
á los castellanos en todo lo que con más viveza habían de sentir:
en sus costumbres, en sus privilegios, en sus intereses y en su
orgullo nacional .
Así se explica el movimiento de las Comunidades, cuyo resultado tanto favoreció el logro de los ambiciosos deseos de Carlos V.
Activo, emprendedor, ambicioso de dominio y de gloria, esforzado capitán y verdadero político, fué un instrumento de la Providencia en la marcha de la humanidad ; y si bien su alejamiento
de España causó daño á su prosperidad interior, en cambio, no
puede negarse, como dice Cánovas del Castillo, que si no fué un
hombre per_`ecto, la historia, no recuerda otro que lo haya sido
más . Al alejarse de España supo captarse la amistad de Enrique VIII de Inglaterra y del Pontíûce León X, á pesar de que
éste acababa de celebrar un tratado con Francisco f de Francia,
eterno rival de Carlos I de Castilla . En Milán y en Navarra venció á su guerrero adversario, y la muerte de León X le permitió
colocar en la cátedra de San Pedro á su antiguo maestro Adriano
de Utrecht, Gobernador á la sazón de España . La animosidad
nunca extinguida de los reyes de Francia y España, hizo regar
con sangre generosa los campos de Nápoles ), Milán, y nuevas
victorias aumentan la gloria del monarca castellano, de sus insignes capitanes y de áquellos soldados tenidos por invencibles,
y fue necesario que dos damas procurasen restañar tanta herida
y desventura tanta. La enérgica política de Carlos 1, hacía de
este Rey la figura más saliente de Europa . A él debió Génova su
MERCURINO DE GATTINARA
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emancipación, y al atravesar Ralia, de paso para sus Estados alemanes á combatir á Lutero y al Turco, es, como dice Lafuente,
una figura altamente dramática y sublimemente heroica . Joven
de, veintinueve años, aclamado con entusiasmo por los republicanos genoveses sus protegidos, acatado con respeto por los príncipes, recibiendo la sumisión del de Alilán, concertándose con Venecia, esperado en Bolonia por el Santo Padre, besando respetuosamente el pie al Pontífice á quien acababa de tener cautivo, recibieudo en sus mejillas el ósculo de paz, en sus sienes las dos
coronas de oro y de hierro, restableciendo generosamente en su
soberanía de Milán al resignado Sforza, pactando la paz con todo
el mundo menos con los herejes é infieles, los turcos y los luteranos, subyugando á Florencia, es una de las figuras de más
magnitud que pueden completarse en la historia.
La cuestión religiosa, que Carlos V se encontró planteada el
mismo año que se coronaba Rey de Castilla y de León, constituyó la esencia de su política, y Pichot, en la crónica de la vida
del Emperador, dijo con gran sentido que los actos de este monarca los inspiró el interés de la nacionalidad, amenazada en su
unidad por el espíritu de secta ; y aunque Gachard afirma que
no cesaba de escribirle en su retiro, y que el mal no era tan considerable como se había temido, notorio es que Carlos V cedía
con frecuencia á las inspiraciones políticas, pero que la religión
fué su principal objetivo, y debe atribuirse á este motivo todo lo
que hizo durante la guerra como durante la paz. En otra ocasión
escribimos y repetimos ahora : «La política del Emperador Carlos V en la cuestión religiosa, puede condensarse en pocas palabras : de conciliación y prudencia mientras el movimiento sólo
revistió carácter religioso ; de energía, resistencia y guerra sin
tregua cuando el movimiento adquirió carácter políti,lo . El imperio y su unidad era lo primero, pues sin este gran poder era
imposible defender el catolicismo .»
Sin detenerse â examinar el fundamento de la política de Carlos V, que basta para apreciar su época, comienza Claretta la
parte de su trabajo, en que se ocupa de Mercuriuo de Gattinara
en sus relaciones especiales con el Emperador, diciendo que es
notorio que abrigó el pensamiento de fundar una Alonarquía uni-
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BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
versal ; y como esta tesis, que tanto apasionó á cuantos escribieron acerca de la vida del César, ha sido combatida en otro lugar
por el autor de estas líneas, no puede resistir al deseo de reproducir los fundamentos de la opinión contraria . La Monarquía
universal no se había realizado nunca, por más que pueda considerarse como un ideal de la Edad Media, favorable al principio de
la unidad. Montesquieu dijo que Carlos V recogió la sucesión de
Borgoña, de Castilla y de Aragón ; llegó al Imperio, y para procurarle un nuevo género de grandeza, se dilató la tierra y vió .
aparecer un nuevo mundo bajo su obediencia . Hasta la poesía
cantó que Dios había reservado al Emperador una gloria más
grande que la de Augusto, sometiendo á sus leyes una tierra desconocida de los antiguos, siendo señal de que era llegado el tiempo de que los pueblos no formarían más que un solo rebaño con
un solo pastor . Bayle profetizó que Carlos V, después de haber
sometido la España y las Galias, sería vencedor de los turcos,
libertaría el sepulcro de Cristo, y aseguraría el imperio del Cristianismo. Más explícito su constante é irreconciliable enemigo
Francisco 1, Rey de Francia, decía al Papa Paulo III, que el Emperador creía que era tal su destino ; que pretendía quitar á todos
la libertad, á sus amigos y á sus enemigos, y reinar solo en medio de la disolución universal . Y en este mismo sentido se produjeron Enrique II, el Cardenal de Tournon, Zuinglio, Du Bellay
y Brantôme .
En contrario declaró Robertsson, que no tuvo fundamento la
opinión de que el Emperador aspiraba á la Monarquía universal .
Voltaire, en su Ensayo acerca de las costumbres, no ve mas que
una quimera en esa idea de la Monargquía, que con su conducta
desmintió el mismo Carlos V, dando la libertad á Francisco I y
á sus hijos, y al mismo Santo Padre, que tuvo en su poder después del saco de Roma. Los escritores contemporáneos han desmentido las apreciaciones de los enemigos del Emperador, y convienen en que el Rey de España no pensó siquiera en establecer
una Monarquía universal, y sólo fue su ideal la paz en el seno
del Cristianismo y la guerra contra los infieles. Eco de estas opiniones fue la que Cánovas del Castillo consignó en su Bosquejo
histórico de la Casa de Austria, diciendo : «Que algo también pudo
MERCURINO DE GATTINARA
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Carlos V dejarse llevar por su lado de las circunstancias de la época y de su propio genio, y aspirar á influir demasiado en los ne
gocios del mundo, dando lugar á que se pensase que apetecía de
hecho la Monarquía universal ; pero considerando atentamente
los hechos de aquel hombre extraordinario, se advierte que no
hizo más al cabo que defender de una parte los grandes derechos
políticos que la Providencia había puesto en sus manos, y declararse de otra parte campeón del Catolicismo contra todos sus enemigos á un tiempo .» Esta opinión, que es la nuestra, la proclamó
Ranke, la sigue Laurent en su Historia de la humanidad, y la defendió el Arzobispo español D . Pedro Guerrero en 1560, según
documento que guarda el Archivo general de Simancas.
Rectificada la más importante de las afirmaciones de Claretta,
dejemos á su responsabilidad el señalar las causas que movieron
á Gattinara á abandonar el suelo español y retirarse al país que le
vio nacer, para vestir la púrpura cardenalicia en 1529, y concluir
este mismo año en Bolonia, para la defensa de Italia, un tratado
citado por Grauvela como tina obra maestra de política, y dejando
varios escritos defendiendo los derechos de la Casa de Austria
acerca del Ducado de Borgoña. Quien tales pruebas de capacidad
y fuerza intelectual daba en el año que precedió á su muerte, no
permite suponer que su edad y sus achaques fueron la causa determinante de su ausencia . Lo que más naturalmente se deduce
es que el cansancio de los negocios, las enemistades que de continuo rodean á los hombres públicos, y la actitud poco lisonjera
del Consejo y de Juan Manuel, que ya comenzaba a coatrabalancear la influencia extranjera en el ánimo del. Emperador, según se
desprende de la correspondencia de los Embajadores venecianos,
y de lo que Soardino escribía en 1527, iban labrando en Gattinara el desencanto de los grandes desengaños, y el convencimiento
de que su misión en España había terminado .
Claretta termina su trabajo insertando una Memoria autógrafa
de Mercuríno de Gattinara, que señala punto por punto lo que el
Emperador debía hacer en Castilla, Flandes, Pamplona, Zaragoza, Barcelona, Genova, Milán, Nápoles, Saboya, Monferrato, Casal, Vercelli, donde si iba el Emperador visitaría á todos ;sus parientes y amigos, Gattinara, de donde había tomado su título no.-
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biliario, Maserano, Romagnano, Ozano, Terrugia, Tonengo y Ripalta . Y termina con una detallada descripción de la fábrica del
Castillo que el Gran Canciller llamaba San Lorenzo . Los minuciosos detalles de esta singular Memoria, y las reiteradas confianzas
que se permite respecto del Emperador, prueba evidente son de
la gran influencia que ejercía en su ánimo, y de la grandísima
parte que necesariamente tuvo en la dirección de su política. En
este punto no puede excusarse á Mercurino de Gattinara la responsabilidad que le alcanza como inspirador de la dirección política del Imperio desde que Carlos V desembarcó en Villaviciosa
en 19 de Septiembre de 1517, basta que en 1529 Gattinara se
ausentó de España y regresó á Italia, que le había visto nacer. De
toda suerte, el trabajo de Gaudencío Claretta merece ser leído y
elogiado, porque añade nuevos datos para juzgar una de las épocas más gloriosas de nuestra historia .
Madrid, 3 de Noviembre de 1899 .
MANUEL DANVILA.
~r
1
CATÁLOGOS DE BIBLIOTECAS DE CONSTANTINOPLA
En dos ocasiones diferentes, en los años 1890 y 1891, tuve el
honor de dar noticia á la Academia de la publicación de Catálogos de manuscritos de algunas bibliotecas de Constantinopla, por
haber llegado á mis manos, primero los de cuatro de aquellas, y
después cinco más (1) .
Posteriormente tuve noticia de que se habían publicado hasta
40 Catálogos de otras tantas bibliotecas, y no queriendo resistir á
la tentación de curiosidad de ver si en los nuevamente publica
(1)
Véase
Anterior
BOLFTSN,
tomo
XVII,
págs 476 á 481, y tomo $viii, pág, 297.
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