Veinte poemas de amor y una canción desesperada Hay cierta unidad temática entre Veinte poemas de amor y Crepusculario. Tratan el tema erótico, hablan de una pasión única hacia la mujer. Hablan de celos, la espera, nunca el amor pleno, nunca el cumplimiento. Pasión amorosa de pasado o de futuro. El poeta se confiesa como un hombre triste aunque no se explique porqué. Todos los poemas están escritos con un tono elegíaco, nostálgico y triste. Recurre a comparaciones con elementos naturales aunque también naturales (pinos-mastiles) En general, las comparaciones abundan, sobre todo, las naturales. En ocasiones, se muestra como un hombre completamente desesperado, mezcla tristeza y amor, complacencia erótica y el frío de la ausencia. Esto es lo que da cuerpo a la obra. Versos sobre todo octosílabos y alejandrinos ----- Publicado este libro en 1924, es decir, cuando el autor apenas alcanzaba los veinte años, se le ha considerado como la primera obra en la que NERUDA testimonia el abandono de su primario modernismo y el ingreso a un tono muy personal e íntimo. En los veintiún poemas el poeta chileno busca una comunicación amorosa hasta llegar a una frustración. Poesía necromántica, nos lleva al encuentro tradicional entre el poeta y su amada, con quien quiere establecer un vínculo imperecedero. En todos lo versos rebosa la sensualidad, la mujer plena que redime, aunque sea idealmente, la soledad del vate. Desde la primera poesía está expuesto el dramático contraste entre el hombre ansioso y la mujer en su exuberancia: Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, te pareces al mundo en tu actitud de entrega. Mi cuerpo de labriego salvaje te socova y hace saltar el hijo del fondo de la tierra. Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros y en mí la noche entraba su invasión poderosa. Para sobrevivirme te forjé como un arma, como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda. Al tiempo, pues, el poeta dibuja la soledad y dibuja la mujer que puede mitigar sus penas. Con excepción de los poemas cuatro y veinte, el poeta está en incensante comunicación con esa mujer que ama apasionadamente; en el cuarto poema deseó detenerse en un paisaje que evoca a la vez pasión y abandono. Es la mañana llena de tempestad en el corazón del verano... innumerable corazón del viento latiendo sobre nuestro silencio enamorado, zumbando entre los árboles, orquestal y divino, Autora: Verónica Peña Rozalén Licenciada en Filología Hispánica por la U.C.M. como una lengua llena de guerras y de cantos Continuará creciendo la intensidad del abandono, un abandono que precede cualquier goce posible y que también es posterior a cualquier dicha ya obtenida. En el poema siete dirá: Allí se estira y arde en la más alta hoguera mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago. El romanticismo de Veinte poemas de amor y una canción desesperada recupera como paisaje predilecto la vastedad del mar, como si él condensara libertad, plenitud y, al mismo tiempo, naufragio, extravío, afán de llegar a un puerto, a tierra firme. El día y la noche asoman y desaparecen en un contrapunteo de luz y oscuridad, de brillo y tinieblas. El punto en que el poeta se detiene con mayor énfasis es en aquel que el día y la noche se confunden, el crepúsculo que anuncia las estrellas y le enciende fuego al día: Hacia donde el crepúsculo corre borracho estatuas. Poco a poco, a medida que se acerca la canción, el poeta se irá inclinando por la atmósfera propicia de la noche, como lo cosnta el poema dieciocho: Mi hastío forcejea con los lentes crepúsculos. Pero la noche llega y comienza a contarme Al llegar a la ‘Canción desesperada’, NERUDA nos ha expuesto las tribulaciones de un ser condenado al abandono, al encierro, a lugares tan desapacibles como túneles, cuevas y guaridas. El hombre ha estado buscando una mujer, como el náufrago busca tierra, como el marino la luz tranquilizadora del faro. El ser que atraviesa los poemas es un hombre inestable, desorientado que busca un soporte para el mar y de los lugares costeros: Abandonado como los muelles en el alba. Es la hora de partir, Oh abandonado! Sobre mi corazón llueven frías corolas Oh sentina de escombros, feroz cueva de Náufragos! Poesía preñada de simbolismo, de imágenes que han deleitado a varias generaciones. Contiene el cálido aliento de una emoción personalísima, sincera, y el presagio de la poesía sencilla que escribiría NERUDA en etapas de mayor madurez. Autora: Verónica Peña Rozalén Licenciada en Filología Hispánica por la U.C.M.