Técnicas poéticas actuales: Algunas reflexiones sobre poesía y

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ENCUENTROS EN VERINES 2011
Casona de Verines. Pendueles (Asturias)
Técnicas poéticas actuales: Algunas reflexiones sobre poesía y
tecnología
Xavier Sabater
La revolución tecnológica o era digital ha supuesto un cambio profundo para
nuestras vidas. La industria, las comunicaciones y las relaciones humanas
se han visto radicalmente afectadas por los cambios que la tecnología ha
provocado en nuestra sociedad. La música, el cine, la plástica, entre otros,
son los ejemplos más palpables. Hoy en día es normal hablar de una cultura
audiovisual. También aparecen nuevas formas en el arte: performance,
ciberarte, videoarte, instalaciones, multimedia, Net Art... El impacto que la
tecnología ha producido en la poesía es total, sorprendente, y abre un
abanico impredecible de posibilidades para nuevos comportamientos
poéticos.
La poesía siempre ha sido poesía y sus diferentes evoluciones casi siempre
han sido consideradas como literarias o semánticas. Resulta difícil relacionar
la poesía con la tecnología y sin embargo hoy en día esa relación es
innegable. A lo largo de la historia no hay ninguna constatación aparente de
ello, pero el papiro, el pergamino, el papel, la imprenta son hallazgos
tecnológicos que han contribuido a la difusión de la poesía.
Para entender los nuevos conceptos poéticos hay que comprender el
lenguaje poético en todas sus formas, pasadas y actuales, sin cortapisas ni
una visión simplista de la poesía que la reduzca simplemente a un lenguaje
textual. No hay que olvidar que los orígenes de la poesía fueron orales.
Bardos, juglares y trovadores así lo atestiguan.
El arte constantemente se reinventa a sí mismo. Aunque el fondo y el
espíritu de una obra tengan hoy el mismo sentido que hace tres mil años, su
forma estará siempre condicionada por la tecnología de la sociedad que lo
produce. Por supuesto también hay otros factores sociales, históricos, éticos
o comerciales que intervienen en el proceso.
Hoy en día los poetas tienen comportamientos atípicos y estos se
manifiestan en recitales de polipoesía y spoken word donde el uso correcto
del micro, la ecualización de la mesa de sonido, el uso de pregrabados, la
utilización de proyectores, luces, escenografía, entre otros, son utilizados
habitualmente por los modernos rapsodas como una manera de extender el
lenguaje poético. Por otra parte, aparecen géneros poéticos que hace 30 ó
50 años no existían: como poesía digital, videopoesía o ciberpoesía. Los
ortodoxos de la poesía abominan con espanto e indignación de estos
heterodoxos. Lo que está claro es que el uso de la tecnología abre puertas y
ventanas a la poesía. Un apasionante camino a recorrer. Un camino que
será habitual para las generaciones futuras. Pero eso no viene de ahora.
Quinientos años antes de Cristo ya en Grecia poetas como Teócrito,
Dosiadas Bezantinos o Simmias realizaban poemas donde jugaban con la
tipografía, con primigenios poemas gráficos o caligramas que componían
formas diversas con las letras: un hacha, unas alas, un altar, una vasija, un
ánfora, etc. También hacían poemas redondos. Fueron los orígenes de la
poesía visual, asociada a la poesía experimental o de vanguardia. La
primera vanguardia fueron los poetas griegos. Siete u ocho siglos después,
en el siglo III o IV de nuestra época, poetas y monjes cristianos como
Rábano Mauro, Porfirio y otros, adaptaron los poemas y las ideas de los
autores griegos al latín. También experimentaron y empezaron a introducir
dibujos de personas en los poemas. Como un Cristo crucificado donde el
poema está escrito en su cuerpo, brazos, áurea, etc., por citar un ejemplo.
Estos poetas utilizaban la escritura y la lengua, pero no disponían los versos
de forma lineal, como es habitual, sino que al presentarlos en forma gráfica
los poemas adquirían una dimensión plástica que no se manifestaba al
recitarlos. De la misma manera un poema recitado pierde las cualidades
sonoras de entonación, ritmo, expresión, musicalidad e interpretación al ser
impreso.
En el siglo XIII Ramon Lull también conocido como Raimundo Lulio crea Ars
generalis ultima, un artefacto mecánico circular compuesto de una serie de
discos fijos y móviles, que establecen relaciones verbales al combinar a
través de letras, triángulos, polígonos y estrellas según un particular método
de permutación silogístico. ¿Tecnología medieval o los inicios de la
ciberpoesía interactiva?
En el siglo XX aparecen comportamientos poéticos atípicos, heterodoxos y
nada convencionales. Algunos de ellos muy curiosos con la tecnología. No
me refiero a los futuristas o dadaístas, aunque son precedentes de estas
consecuencias. Hablo, sobretodo, de los poetas concretos franceses como
Henri Chopin, Bernard Heidsieck, Françoise Dufrêne, Gil J. Wolman entre
otros, que en los años 60 desarrollaron una poesía que combinaba la voz
con la tecnología. Una combinación de los recursos fónicos y guturales de la
garganta humana y la electrónica. Ellos empiezan a trabajar con cintas de
magnetófono grabando su voz en varias pistas, cortando y manipulando
estas cintas y pegándolas en diferente orden en un auténtico collage sonoro.
También publican la disco-revista OU, en formato impreso con un single en
cada ejemplar con poemas sonoros. Me dijo Henri Chopin en 1994: "Hay 27
letras en el alfabeto, pero mi garganta tiene otros 50 sonidos diferentes, que
se utilizan en otras lenguas, y si estos sonidos los manipulamos con efectos
electrónicos nos sale un lenguaje poético infinito." Ellos, en verdad, inventan
la poesía electrónica.
Por otra parte, los poetas visuales utilizaban como herramientas habituales
de trabajo la fotocopiadora, el collage, el dibujo, el letraset o "objets trouvés",
entre otros. Los poemas tenían como soporte una hoja de papel pero
también eran objetuales y sonoros. Todo esto terminó a finales de los 90 con
la llegada del PC, Internet y programas gráficos de retoque de imagen y
animación digital. De repente se elaboran poemas animados, interactivos,
con sonidos modificados. Que utilizan como soporte el CD Rom, el DVD o
archivos que se difunden por Internet a través de páginas web. A todo esto
lo llamamos ciberpoesía o poesía digital, pero constantemente aparecen
nuevas etiquetas.
Y la cosa se complica porque ya no está muy claro de lo que hablamos,
¿poesía sonora, audio poesía, polipoesía, spoken word...? Y también
aparecen otros conceptos muy interesantes y con excelente futuro como
videopoesía, ciberpoesía, perfopoesía, poesía en escena, etc. Intentaré
aclararme entre la relación poesía de vanguardia, experimental y las
prácticas poéticas actuales.
Con la invención de la cinematografía a cargo de los hermanos Louis y
Auguste Lumière nace un nuevo arte popularmente conocido como Cine.
Este devendrá en el transcurso del tiempo en el arte multimedia por
excelencia, ya que para producirlo se basa en otras artes: literatura, teatro,
fotografía, etc. El cine sin embargo tiene un gran problema, y este es los
elevados costos de producción que impiden que cualquier artista lo pueda
practicar. En consecuencia, el cine deviene industria comercial a través de
tres géneros concretos: películas, documentales y anuncios. Y se pierden,
de momento, las posibilidades plásticas o de otro tipo que se puedan
desarrollar artísticamente. Sin embargo, hay algunos intentos de explorar las
posibilidades de la cinematografía. En 1912 Léopold Survage compone
diversas obras abstractas que titulará Ritmo coloreado, Man Ray en 1923
filma Le Retour A La Raison, Viking Eggeling y su Symphonie Diaganale, en
1924. Y otros como Walter Ruttmann, Hans Richter, Oskar Fischinger… En
definitiva obras abstractas que indagan diversas posibilidades con formas en
movimiento, imágenes repetidas y sensaciones indefinidas. Son técnicas
que hoy en día se nos antojan de una simplicidad infantil pero en su tiempo
fueron consideradas una locura. Esas producciones de las que hablo se
pueden ver, oír y descargar, con los programas adecuados, en el sitio web
www.ubu.com.
Poco antes de su muerte Antonin Artaud, en noviembre de 1947, registro en
los estudios de la Radiodiffusión francesa, el poema radiofónico Para acabar
de una vez con el juicio de dios, entre los que pusieron las voces destaca la
actriz española exiliada María Casares. Aunque contenido de los textos
motivaron que el director de la radio prohibiera su emisión por temor al
escándalo.
Con la aparición en los años ochenta de las cámaras de vídeo familiares que
filmaban en formato VHS aparece el llamado videoarte. Así que ya no
hablamos de cine arte o cine poesía. El vídeo nos permite trabajar en un
género que la industria cinematográfica nos hacía inaccesible. El videoarte
combate la banalidad del cine y la televisión y nos muestra las infinitas
posibilidades creativas de esos medios. Algunas secuencias fílmicas son
consideradas poéticas. Determinados anuncios televisivos, si omitimos el
mensaje comercial, son auténticos vídeo poemas. Parece ser que los
creativos publicitarios inventaron la videopoesía. Algunos poetas nos dimos
cuenta de ese detalle y nos metimos de lleno a realizar poemas para ser
proyectados. En consecuencia, tuvimos que profesionalizarnos para que, sin
ser Hollywood, nuestros trabajos no tuvieran un aspecto aficionado. Dominar
la cámara, el enfoque, el lenguaje fílmico, guión, story board, actores,
planos, luces, montaje, producción, etc. En definitiva, un videopoema no se
realiza en un día, lleva su tiempo y exige conocimientos tecnológicos para
abordarlo con coherencia. Hoy en día disponemos cámaras digitales, del
ordenador y sofisticados programas de edición a nuestro alcance. También
es necesario tiempo, mucho tiempo, y un gran amor por la poesía.
A finales del pasado siglo Internet empieza a integrarse en nuestra vida
cotidiana. Algunos sitios web tienen unos anuncios publicitarios llamados
banners. Muchos de esos banners son animados. Macromedia Flash es el
programa con el que se realizan. Algunos poetas visuales empezamos a
utilizar ese programa para crear poemas en movimiento. Poemas a los que
podíamos añadirles palabras, signos, imágenes, dibujos, sonido e
interacción. Ya estamos hablando de ciberpoesía. La ciberpoesía no se
expresa simplemente a través de las palabras, sino que es un lenguaje
poético en sí misma que recupera la esencia poética y la manifiesta por
medios digitales y tecnológicos que interactúan de forma distinta de la que
supone la lectura de un libro. El brasileño Eduardo Kac produce en 1983
holopoemas utilizando técnicas de la holografía. El alemán Agricola de
Cologne produce auténticas obras maestras de calidad inimaginable. La
argentina Belén Gache realiza ciberpoemas y videopoemas de extraordinaria
sensibilidad, además publica una excelente obra teórica Escrituras
Nómades: del libro perdido al hipertexto, cuya lectura es muy recomendable
para comprender la poesía actual. Leo Mariño realiza auténticos
ciberpoemas interactivos como se puede ver en www.leogeo.com. Eugenio
Tiselli y su programa MIDIPoet nos permiten escribir poemas de forma
automática, bueno, es el programa el que lo hace, se puede descargar de
www.motorhueso.net. Por supuesto, por mucha tecnología que le pongamos,
la base de todo es un trabajo artesanal que implica un conocimiento de los
diferentes lenguajes poéticos y un afán de descubrir las posibilidades
creativas de los diversos medios que nuestra sociedad pone a nuestra
disposición.
En los años 50 aparecen en Estados Unidos los poetas beatniks, los cuales
destacan por utilizar un lenguaje directo, callejero, soez, poco convencional,
dotado de gran realismo y compromiso social. Utilizando el recitado con un
estilo propio que con los años devendría en lo que llamamos spoken word.
Ellos y lo poetas concretos franceses son, de alguna manera, los iniciadores
de la poesía oral y sonora actual.
A mediados de los 80 aparecen en Italia los polipoetas. El gran precursor es
Demetrio Stratos y siguen su camino Arrigo-Lora Totino, Giovanni Fontana,
Tomasso Binga, Enzo Minarelli, Máximo Mori, y muchos más. Enzo Minarelli
publica en 1987 El manifiesto de la polipoesía, donde se plasma un gran
interés en explorar las posibilidades sonoras de la garganta, la actuación en
directo en clave escénica el compromiso con la poesía y la practica de todas
las formas poéticas a nuestro alcance. Pero también la radical utilización de
la tecnología y la práctica de la videopoesía, ciberpoesía, la instalación
poética, la experimentación.
Destaca como teórico Enzo Minarelli, también por su gran capacidad de
divulgación y de trabajo. Organizador de grandes festivales poéticos desde
los años 80, donde coincidimos polipoetas y poetas sonoros de todo el
mundo. Editor de la editorial 3Vitre donde empieza publicando singles,
elepés, CD’s y actualmente DVD’s de poesía sonora y videopoesía.
Asimismo es autor de numerosos libros y ensayos de poesía oral y
polipoesía.
En España destacan Flautus Vocis, Bartolomé Ferrando, Fernando Millán,
Pere Sousa, Accidents Polipoetics, J.M. Calleja, Jon Andoni Goikoetxea,
Carles Hac Mor y yo mismo, por citar algunos precursores.
A inicios de nuestro siglo las pequeñas editoriales que publicaban poesía
habían desaparecido prácticamente. También las librerías de barrio donde el
librero era un amigo que te descubría jóvenes y viejos autores. La industria
editorial está, mayormente, interesada en los superventas y las obras de
gran tirada y la poesía no es el caso. En los grandes centros comerciales
como el FNAC o el Corte Inglés la poesía se encuentra a cuentagotas. Y es
lógico, porque la poesía es la forma literaria menos rentable.
Actualmente las cosas han cambiado ya que Internet y las tecnologías
actuales nos permiten difundir poemas que antes languidecían en la mesita
de noche o en carpetas. Numerosas páginas web difunden poemas. Los
llamados blogs son un fenómeno que merece un artículo aparte. Ellos son
los responsables de un renacimiento poético donde encontramos jóvenes y
no tan jóvenes autores de gran calidad. En cada blog encuentras direcciones
de otros blogs. Ellos se caracterizan por una gran vitalidad y solidaridad
entre los poetas actuales.
Internet, CDs, DVDs, PDFs, blogs, programas de radio, pequeñas tertulias y
eventos relacionados con la poesía como el Festival de Polipoesía de
Barcelona, eXpoesia: Bienal de poesía de Euzkadi, Perfopoesía en Sevilla,
Vociferio: Festival de poesía de Valencia, La Muga Caula, entre otros, son
los actuales cauces de difusión para la poética actual en España.
¿Y el libro? ¿Dónde queda el libro? Pues el libro actualmente queda muy
bien en cualquier estantería o en la mesita de noche o en la mano para irlo
leyendo en el transporte urbano. La impresión digital ha abaratado los costes
de impresión a unos niveles que le permiten revivir con holgada comodidad y
optimismo. Ya no más fotocomposición, fotolitos, planchas, entrada en
maquina de offset. La impresión digital permite la tirada de pequeñas
ediciones de 50, 100 ó 300 ejemplares a muy bajo coste. Su difusión y venta
a través de Internet en formato impreso, eBook o PDF. También aparecen
nuevas editoriales que apuestan decididamente por la poesía. Y también
cabe la posibilidad de una autoedición, ¿por qué no?
En fin, al ritmo que van las cosas, dentro de 5 ó 10 años tendré que
reelaborar este discurso.
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