el mantel de la última cena

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UNIVERSITAT DE BARCELONA
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Universitat de Barcelona
EL MANTEL DE LA ÚLTIMA CENA
MANUEL ROBLEDO
En la localidad de Garrovillas de Alconétar, los caballeros templarios construyeron
una fortaleza sobre las ruinas de un templo romano. Allí custodiaban, además de
otros objetos, un mantel que, según la leyenda, después de realizar determinadas
invocaciones, se llenaba prodigiosamente de todo tipo de manjares.
Por otra parte, tras la disolución de la Orden del Temple, se descubrió en el subsuelo de la catedral vieja de Coria una reliquia que, según la Iglesia, era el mantel que se utilizó durante la última cena. ¿Era este el mismo mantel que el que
fue custodiado por los templarios en Alconétar?
J Realmente fue en Alconétar a
secas, la cual fue anegada por el río
Tajo durante el reinado de Alfonso
X, y sus habitantes fueron trasladados a Garrovillas; Alconétar llegó a
ser, en la época templaria, la tercera villa más poblada de la provincia de Cáceres.
Las iglesias templarias solían custodiar reliquias de varios tipos, que eran veneradas por los fieles y daban prestigio a la orden.
Ejemplo
Por ejemplo, en las iglesias de Ponferrada (León), Caravaca de la Cruz (Murcia) y Zamarramala (Segovia), se
custodiaban fragmentos “mágicos” de la Vera Cruz (o Santa Cruz); en las iglesias de Wiasdeu (Rosellón), Ágreda (Soria) y Valencia, se custodiaban “santas espinas” que florecían milagrosamente el día de su festividad;
también eran custodiados cuerpos incorruptos de caballeros templarios que eran venerados especialmente,
como San Millán el Labrador (en Cebolla, Toledo), Fray Guillén Durán (en Puigcerdá, Gerona) y Sant Pelegrí
(Cessa dels Templers, Lérida).
Ahora bien, la reliquia templaria más curiosa, fascinante y desconocida era la que se consideraba el mantel de
la sagrada cena. De hecho, Alconétar fue un enclave muy importante para los caballeros templarios debido a
la custodia del mantel. Esta reliquia (junto con las demás que custodiaban) proporcionó a los templarios notables beneficios, tanto en forma de limosnas como de fama (ya que los peregrinos que pasaban por Alconétar
durante el camino de Santiago de Compostela difundieron su culto).
La batalla de Las Navas de Tolosa, con la victoria cristiana sobre los musulmanes (almohades), permitió a los
primeros extenderse hacia el sur de la península, hasta entonces dominado por los segundos. Debido a la fama
de las reliquias y, en concreto, del mantel, Alconétar se convirtió en la encomienda más grande y rica de la
región extremeña del norte.
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© de esta edición: Fundació IL3-UB, 2013
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EL EQUIPAMIENTO BÁSICO
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Desde la primera década del siglo XIV, tras la supresión de la Orden del Temple, el lugar decayó rápidamente,
desaparecieron las reliquias y su culto fue considerado “maldito” hasta que, a principios del s. XV, comenzaron
a aparecer en los documentos del Obispado de Coria referencias a ciertas reliquias de origen desconocido, para
las cuales se construyó en 1495 un relicario en la catedral y una capilla en 1596. Se trataba de dieciséis reliquias de las que tres habían sido objeto de culto: la Vera Cruz, la santa espina y el mantel de la sagrada cena.
En cuanto a la procedencia de estas reliquias, una bula de Benedicto XIII de
J La bula es un documento
1404 informa que fueron descubiertas durante la reconstrucción de la catedral
sellado sobre asuntos religiosos.
vieja de Coria, enterradas dentro de una arca en el subsuelo de aquella, y que ya
entonces se les rendía culto los días 3 de mayo, lo cual indica que había transcurrido cierto tiempo desde el
descubrimiento.
Se desconoce cuándo tuvo lugar el ocultamiento de las reliquias, aunque se especula que pudo ser durante el
periodo almohade, antes de la batalla de Las Navas de Tolosa. Sin embargo, existe otra posibilidad: ¿no podría
tratarse de las mismas reliquias que los templarios custodiaban en Alconétar? Una vez suprimida la Orden
Templaria, su patrimonio fue repartido entre la Corona, la nobleza, otras órdenes y la Iglesia. Es posible que,
como esta última había arrojado mala fama sobre las reliquias (ya que atribuían un cúmulo de herejías diabólicas a los monjes guerreros templarios, que las habían adorado), decidiera hacerlas “desaparecer” durante un
tiempo para borrar dicha fama y desvincularlas de sus antiguos “dueños”.
Tras la reinstauración del culto de las reliquias en Coria, en especial el culto al
mantel, las tradiciones señalan que dicha reliquia habría sido llevada a Roma por
Santa Elena, madre del emperador Constantino. Una vez allí, pasaría al “Tesoro
de Carlomago”, y este la llevaría a Extremadura, donde la encontraron los templarios al tomar posesión de Alconétar en 1167.
J El mantel es una pieza única
en toda la cristiandad, de la que
existen varias “copias” en otros
lugares y fragmentos cortados del
de Coria.
En cuanto al ritual asociado a las reliquias (Lignum Vía, santa espina y sagrado mantel), el día 3 de mayo se
colocaban en un trono ante el altar mayor de la catedral y después se celebraba una misa solemne; luego eran
dispuestas en una tribuna que se abría sobre el atrio para mostrarlas al pueblo. El mantel era desplegado y uno
de sus extremos quedaba a la altura de los fieles, los cuales rivalizaban para besarlo durante un interminable
desfile. El constante aumento de peregrinos dio origen a una feria que llegó a ser de las más famosas de la
zona, la cual aumentó la riqueza de Coria de la misma manera que lo había hecho anteriormente con la villa
templaria de Alconétar.
Las aglomeraciones eran cada vez mayores y, además de los fieles y curiosos, proliferaban los pícaros, dando
lugar a desórdenes que llegaron a tal punto que en el s. XVIII se suspendió la presentación de las reliquias en la
tribuna y se dispuso que fueran adoradas únicamente en el altar. Sien embargo, el remedio fue peor que la
enfermedad, ya que el altar terminaba por ser invadido y las reliquias pasaban de mano, besándolas y frotándoselas por el cuerpo como si fueran amuletos prodigiosos. El mantel fue desgarrado en varias ocasiones, así
que en 1791 se prohibió definitivamente el acto de adoración. A partir de entonces, los fieles tuvieron que contentarse con venerar las reliquias detrás de una reja de la capilla del Relicario, sin volver a ver el mantel, el cual
permanecía en una arqueta de plata. El culto fue decayendo paulatinamente hasta su desaparición a finales
del s. XIX, excepto para algunos incondicionales.
Actualmente, debido a ese fervor descontrolado, el mantel de lino de 4,42 m de largo por 92 cm de ancho, blanco con adornos en azul en un extremo y rayas azules en el otro, con una trama de formas geométricas, se
encuentra en un lamentable estado, lleno de roturas y desgarros.
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EL EQUIPAMIENTO BÁSICO
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¿Qué milagros y prodigios eran atribuidos al mantel? Dichos milagros y prodigios son numerosos, y constan
documentalmente procesiones rogativas al mantel por variados motivos: favores individuales, falta o exceso de
lluvia, etc.
Una de las muchas leyendas al respecto cuenta que Carlomagno, hacia el año 800, intentaba frenar el avance
musulmán hacia sus tierras; uno de sus caballeros, Guido de Borgoña, conquistó el castillo de Alconétar, entonces en poder del musulmán Fierabrás. Entregó la fortaleza a Carlomagno y “se quedó” con Floripés, hermana
de Fierabrás. El emperador quiso celebrar la conquista con un banquete, pero se encontró con falta de provisiones; ante este inconveniente, se dice que tomó el mantel de su equipaje (otra versión indica que un musulmán cautivo le reveló su existencia y el lugar en el que se encontraba), lo puso sobre la mesa, pronunció ciertas palabras “mágicas” y de él “brotaron” alimentos exquisitos y bebidas deliciosas.
Otras leyendas se refieren a los templarios de Alconétar, y relatan que repartían entre los pobres los manjares
que brotaban del mantel. Dichos manjares aparecían con mayor intensidad cada Jueves Santo, día en el cual
los templarios organizaban una comida de caridad con el mantel expuesto en una gran mesa en el patio del
castillo. También cuenta la leyenda que en el jardín de los templarios había un rosal del que cortaban flores
todo el año para el altar de la Virgen, y del cual extraían un bálsamo medicinal milagroso (el bálsamo de
Fierabrás).
En 1960 el mantel fue trasladado en el arca de plata al Museo de Ciencias Naturales de Madrid para su
análisis. Los resultados concluyeron que es de procedencia arábiga y data de entre los siglos XI y XIII. Se
intentó utilizar el método del carbono-14 en Holanda, pero se desistió porque esta técnica entonces no
estaba lo suficientemente perfeccionada. Desde entonces solo ha sido venerado públicamente en ocasiones muy especiales, y se recuerda el mantel más por sus leyendas que por su culto.
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