Del humor y el erotismo en Besos pintados de carmín / Juan Manuel García Hay novelas que se urden a partir de una frase, una imagen o una anécdota; y con una anécdota, Sealtiel Alatriste se topó en la realidad para escribir Besos pintados de carmÃ-n (Alfaguara, 2008), un singular ejercicio narrativo que hurga en los mundos ficticios y los celos ultraterrenos en una historia que, a decir del novelista, «coquetea con la risa del lector».    «Una mañana, mi padre, que estaba recién viudo, me llama y me dice: “Necesito ver a tu madre, acompáñam cementerio; es que soñé con tu padrino Gregorio, que querÃ-a seducir a tu mamá en el otro mundo, estaba enamorado de ella y no estoy yo para defenderla―.    »La situación de la que parte la novela puede resultar cómica; en realidad, a mi papá le habÃ-a trastornado la vida, vamos: tenÃ-a celos ultraterrenos. En esa perspectiva, tal como lo manifestaba mi padre, estar vivo era una desventaja, y entonces a mÃ- me impresionó mucho tal como lo vivÃ-», explica el también autor de El daño. Besos pintados de carmÃ-n cuenta cómo Cástulo Batalla, al enviudar de Edelmira Pajares, busca contactar a su difunta mujer a través del chino Lee, porque sospecha que su compadre Gregorio —también muerto— la cortejará en el Más All    Veinte años le tomó a Alatriste escribir esta novela en la que se privilegian, según el autor, el tono humorÃ-stico, los juegos del dolor y el humor, asÃ- como el amor y el deseo.    «A partir de este asunto pude enfrentar un tema que a mÃ- me interesa mucho, que es el de Don Juan, la naturaleza del mujeriego, y una cosa que para mÃ- también es un misterio, que es la sensualidad y el erotismo femenino; entonces me propuse, en la novela, analizar todos estos temas a partir de disparates como éste.    »Todo se plantea de una manera muy lógica y muy sensata, pero en realidad es una novela fantástica que parte de argumentos fantásticos en los que el lector, me parece, encuentra un territorio divertido, pero al mismo tiempo un territorio donde se confronta con sus propios deseos».    Instalada en la ficción total, Besos pintados de carmÃ-n se estructura con personajes brumosos, que entran y salen de su universo único, tal como le sugirió a Alatriste una cinta de Woody Allen.    «Hay una pelÃ-cula de Woody Allen que se llama Sombras y niebla: yo querÃ-a lograr ese efecto de que los personajes salen de la niebla y aparecen en lugares muy claros, pero se vuelven a meter en la niebla; entonces traté de conseguir esto en el mismo tono de la pelÃ-cula, que es un tono humorÃ-stico».    Crear atmósferas múltiples, e incluso establecer juegos de contrarios —como en la frase que abre el libro: «Un place que nos atemoriza esconde un deseo abominable»—, supuso para el literato un ejercicio estilÃ-stico diferente del de sus anteriores novelas.    «Esta novela sucede en un territorio de ficción, en una ciudad que se llama Santomás, que es inventada y mezcla a la Ciudad de México con Buenos Aires. Es una ciudad que a lo largo de la novela se trata de describir con mucho detalle, pero que es fantasmal. El lenguaje, por lo mismo, intenta conjugar varios lenguajes: tiene giros muy mexicanos, otros argentinos, otros castellanos —de Castilla—; trata de ser un lenguaje tan fantasmal como la ciudad. Si la ciudad es fantasmal, también lo es el ambiente en el que se mueven los personajes. No solamente hay fantasmas, sino que todo mundo se mueve en un territorio como brumoso, o por lo menos es lo que traté de lograr: ya el lector dirá si lo ve o no».    Con este experimento, Sealtiel Alatriste afirma que el libro está más cercano al tono desenfadado de la escritura de Ibargüengoitia y otros humoristas mexicanos, asÃ- como, en alguna medida, a la literatura fantástica de Bioy Casares y de Cortázar.    El trabajo con los personajes y su manera de perfilarlos lo concibe Alatriste como una labor muy cuidadosa, de artesano, en la que lo importante es ir descubriendo poco a poco a los protagonistas y sus caracterÃ-sticas.    «Lo que intento es descubrir cuál es la novela y quiénes son los personajes, y voy siguiéndolos. Por ejemplo, en ot novela mÃ-a, Conjura en la Arcadia, en el capÃ-tulo primero aparece una matrona dirigiendo una casa de citas, y vuelve aparecer 50 páginas después: en el momento en que estoy escribiendo esa escena donde reaparece, está ella en una cama, y al personaje que la busca, que es un pianista, lo jala y empieza a tocarle la cara. En ese momento me di cuenta que estaba ciega, yo no lo sabÃ-a».   http://luvina.com.mx/foros Potenciado por Joomla! Generado: 19 November, 2016, 08:36