CONOCER EL CONFLICTO PARA MEJORAR LA CONVIVENCIA 1. INTRODUCCIÓN El concepto de conflicto es muy amplio y ha sido tratado por diferentes autores desde perspectivas diferentes. La expresión «resolución de conflictos» casi se ha convertido en un rótulo que figura en todas las instituciones escolares y que incluye todo aquello que preocupa y que produce trastornos y angustias en el desarrollo de la vida escolar. No hay soluciones mágicas, y hace falta tener bien presente que la palabra «resolución de conflictos» no es la panacea que elimina todos los problemas y restablece la calma para poder hacer nuestra tarea en un clima de tranquilidad, sino que la resolución de conflictos debe entenderse como una herramienta de prevención de nuevos problemas que pueden aparecer si la situación que en un principio ha originado el conflicto no está bien resuelta por las dos partes implicadas. Toda situación de conflicto debe ir acompañada de un proceso en que las partes implicadas puedan aprender de sus errores y puedan trasladar la manera de resolver constructivamente los conflictos a otras situaciones problemáticas que la misma vida comporta de una manera natural. «El conflicto no es únicamente inevitable, sino que, además, es necesario para mejorar la vida colectiva» (Martin & Puig 2002). En este proceso, se desarrollan capacidades y habilidades de cooperación, de colaboración, de comunicación, de expresión de sentimientos y capacidades personales que predisponen a facilitar un acuerdo mutuo. El conflicto es un proceso dinámico y forma parte de la vida de los centros. Tener la oportunidad de poder resolver el conflicto de manera constructiva puede favorecer y cambiar situaciones deterioradas por el enrarecimiento de las relaciones entre personas de la comunidad educativa en nuevas oportunidades para poder convivir y mejorar el clima que se había malogrado. La resolución de conflictos entendida como una oportunidad de cambio y de crecimiento personal puede favorecer las tareas de enseñanza y de aprendizaje, las cuales, en realidad, son la principal aspiración de todos los docentes. Por lo tanto, la manera de resolver los conflictos nos permite comprobar que la llave de su resolución está en cómo se enfrentan estas situaciones: en este sentido, las personas implicadas se deben dar cuenta, primero, que hay un conflicto; después, deben tomar conciencia; y, finalmente, deben mostrar interés por resolverlo de manera positiva: pasando de las posiciones iniciales a las necesidades y los intereses de las dos personas, esto es, colaborar y participar activamente por poder llegar a un 1 acuerdo favorable para ambas partes. Los conflictos en el proceso de mediación se trabajan desde esta óptica. 2. DEFINICIÓN DE CONFLICTO La palabra conflicto proviene del latín CONFLICTUS (derivado de CONFLIGĔRE), que significa ‘chocar’. Desde siempre, la palabra conflicto va asociada a enfrentamientos: En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es posible encontrar diferentes acepciones de la palabra conflicto. En una primera acepción, se define como ‘bate, lucha, pelea’; en una segunda, de conflicto ‘armado’; en una tercera, de ‘apuro, situación desgraciada’. En una cuarta, de problema ‘discusión, cuestión’. Esta última sería la más adecuada para entender la palabra conflicto dentro el contexto escolar. La resolución de conflictos pasa por una sustitución del principio de placer por el de realidad, es el que hace madurar la personalidad. Esto aporta la idea que, en la resolución de conflictos, debe haber un criterio de realidad muy fuerte. Las personas que aportan soluciones realistas son personas maduras intelectualmente. R. Alzate (1999) afirma que, muy a menudo, la palabra conflicto va asociada a violencia, a luchas extremas. Por otra banda, el autor matiza que, en educación, los problemas están normalmente atados a malentendidos, discusiones entre compañeros. Alzate nos sitúa el conflicto en el contexto escolar. Nos hace reflexionar sobre el concepto de violencia que no necesariamente debe ir ligado al conflicto. Según Juan Carlos Torrego (2001), «Los conflictos son situaciones en las cuales dos o más personas entran en oposición o desacuerdo porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos y valores son incompatibles o percibidos como incompatibles». Hace falta considerar, en este sentido, el papel importante que tienen las emociones y los sentimientos dentro el conflicto, y, también, tener en cuenta que las relaciones existentes entre las personas en conflicto pueden quedar afectadas según el acuerdo a que se llegue, puesto que pueden fortalecerse o deteriorarse. Una de las definiciones más utilizada en mediación es la que proponen Hocker y Wimot, (1985): «El conflicto es la interacción entre personas interdependientes que perciben incompatibilidades de objetivos e interferencia mutua en el logro de estos objetivos.» Esta definición nos ayuda a ver la importancia que tienen los objetivos que cada cual quiere conseguir y que pueden dar lugar a unas posiciones rígidas ante el conflicto, si no hay el acuerdo de compartirlos. El autor expone en su estudio, los elementos que intervienen en un conflicto y distingue entre el elemento sustantivo (hecho puntual, que hace incidencia en qué ha pasado en aquella situación), elemento subjetivo (la percepción de cada persona del conflicto desde su punto de vista) y elemento interactivo (las dificultades de relación que se presentan a cada persona, en la situación de conflicto). Esta interdependencia que se establece con estos tres elementos sitúa en primer lugar a las personas que se sienten vinculadas por una situación que los afecta y los interesa. No son enemigos, sino posibles compañeros o compañeras. Según Entelman (2002), el conflicto es un proceso dinámico, que está sujeto a la alteración permanente de todos sus elementos. A medida que se va desarrollando, cambian las percepciones y las actitudes de los actores, los cuales modifican sus conductas, toman nuevas decisiones estratégicas sobre el uso de los recursos que 2 integran su poder y, muchas veces, llegan a ampliar, reducir, separar o hacer funcionar sus objetivos. Este autor destaca el dinamismo que presentan los conflictos y señala que esta misma dinámica hace que haya un progreso de maduración en el proceso de resolución de conflictos, el cual permite ampliar, reducir, separar o hacer funcionar sus objetivos. Fisas (2002) define el conflicto como un proceso interactivo que se da en un contexto determinado. El autor distingue entre conflictos con violencia y conflictos sin violencia; el conflicto es, según el autor, una construcción social, una creación humana (diferenciada de la violencia), que puede ser positiva o negativa segundos como se afronte y cómo sea el final; el conflicto puede ser reconducido, transformado o superado. En las acepciones de los diccionarios y en los trabajos de diferentes autores, es posible encontrar diferentes definiciones de conflicto: todas tienen unos rasgos comunes que es necesario tener en cuenta. Conocer la dinámica del conflicto, desde el punto de partida hasta el desenlace, es un elemento imprescindible a la hora de resolver un conflicto. Todos los autores coinciden que hace falta tener presentes todo un conjunto de factores que aparecen en un conflicto, como son las emociones, las percepciones, las posiciones, los intereses, las necesidades y el poder. Boqué (2002) define los conflictos como «procesos dinámicos que presentan rasgos comunes en cualquier contexto (familiar, laboral, internacional, etc.)» Diferentes autores distinguen una serie de momentos en el desarrollo del conflicto: • Inicio: un motivo de desacuerdo que se traduce en antagonismo hacia la otra persona o grupo hasta que se confunde al otro con el problema. • Escalada: se producen amenazas y coacciones, y no se habla con el otro sino contra el otro, de forma que aumenta la desconfianza, la relación se endurece, los problemas proliferan y otras personas se involucran en el conflicto; finalmente, nace un sentimiento de impotencia y de descontrol de la situación. • Estancamiento: una vez logrado el punto máximo de intensidad, las personas afectadas se dan cuenta que no tienen los suficientes recursos para «vencer» la situación y que no la superarán sin la cooperación de la otra parte; sin embargo, cuesta mucho hacer el primer paso y es posible que el periodo de estancamiento se alargue. • Desescalada: las personas en conflicto son plenamente conscientes que se encuentran en la misma situación y que deben restablecer la comunicación, plantear sus objetivos y cooperar para que todo el mundo consiga aquello que realmente necesita. • Transformación: los conflictos se solucionan de manera constructiva, y se producen cambios en la situación y en las relaciones entre las personas, abriendo paso a contextos renovados. 3. COMPRENSIÓN DEL CONFLICTO La comunicación abierta que se establece en el proceso de mediación tiene como objetivo primordial comprender el conflicto. 3 Es importante establecer una interrelación fluida entre las dos partes para ver los puntos de vista diferentes del conflicto. Se puede hablar de la mediación individualmente con cada persona para que nos explique qué le está pasando o bien lo podemos hacer en la sala de mediación conjuntamente. El mediador puede exponer, delante de los sujetos afectados, las normas que hace falta tener presentes durante la sesión. La primera es el respeto, decirse siempre por su nombre, hablar por turnos, dejar bien claro que todo lo que se dirá en la sala de mediación es confidencial. En un principio, los mediadores deben establecer confianza para que los protagonistas puedan hablar con tranquilidad y transparencia de lo que les preocupa en aquel momento de su relación con la otra persona. Estos requisitos pueden facilitar mucho la comunicación entre las partes para poder comprender el punto de vista de la persona con quien se tiene el conflicto. Cuando cada cual se explica por separado y ante los otros, se añade al lenguaje verbal, todo lo que se entiende por lenguaje no verbal: gestos, miradas, entonación, silencios, etc. Hace falta trabajar el conflicto mediante una buena comunicación, la cual favorece que mediadores y mediados lleguen a comprenderlo para poder llegar a un acuerdo favorable para las dos partes. No hay conflicto si no hay emociones de por medio. Las emociones no se pueden ahogar: muchas veces, incluso, hace falta acostumbrarse a vivir el conflicto con el disgusto que se ha provocado a la otra persona. A veces, no se obtiene el perdón, pero hace falta potenciar lo que se siente, consiguiendo así, más comprensión. Las técnicas en comunicación son esenciales para poder centrar y descubrir los intereses y las necesidades de cada persona: saber lo que ha pasado en realidad, saber cómo se han sentido en aquella situación y poder hacer un trabajo conjunto permite definir el conflicto con claridad. El mediador debe poder discriminar las posiciones, los intereses y las necesidades de cada cual. También debe establecer criterios para la toma de decisiones, que deben ser aceptadas por ambas partes. Se deben buscar los intereses y los valores comunes para que los protagonistas elaboren unas respuestas justas, éticas y eficaces para las dos partes implicadas. Para poder establecer una buena comunicación, el mediador debe escuchar de manera activa, ha de aclarar el conflicto haciendo preguntas abiertas, debe precisar las ideas y los sentimientos de los sujetos mediados, debe parafrasear lo que dicen —haciendo de espejo y repitiendo las ideas principales—, debe resumir lo que dicen, para que vean que les están entendiendo. La función del mediador es comprender el punto de vista de quien habla, mostrando empatía y asertividad. 4. TIPOS DE CONFLICTOS Los conflictos son situaciones naturales de la vida. Es necesario tener claro que un conflicto viene después de otro y que nunca se está en una situación de no tener conflictos. Esto no debe provocar angustia. Es bueno que haya diferencias entre las personas. Tal y como afirma Folger, «si sabemos valorar las diferencias con buena voluntad y curiosidad, no dejaremos de tener nuestra propia identidad. Somos así porque no somos de otra manera. Saber reconocer la diferencia nos proporcionará 4 confianza en nosotros mismos para aceptar la diferencia». Lo que hace falta hacer es desescalar el conflicto. No debe olvidarse que el conflicto está ligado a las relaciones entre las personas y que les puede afectar de maneras diferentes y en contextos diferentes. Los conflictos se pueden clasificar en función de si nos afectan a nosotros mismos o en función de si afectan a otras personas: Intrapersonales: Son los conflictos que nos afectan a nosotros mismos. Conocer nuestro interior y saber cómo somos realmente nos puede ayudar a expresar sentimientos, frustraciones, rabia, impotencia, etc. El autoconocimiento nos puede dar la medida de nuestra autoestima. Un grado bajo de autoestima puede afectar la manera de afrontar los conflictos. Hace falta trabajar la inteligencia intrapersonal (Gardner 1995), que es la capacidad de entenderse a uno mismo y de controlarse. Aprender a reconocer lo que verdaderamente nos preocupa en cada momento significa un alto grado de madurez. Es necesario que interioricemos todo lo que nos pasa y que seamos capaces de manejar las propias emociones; también debemos saber expresar lo que sentimos de manera asertiva; al fin y al cabo nos puede ayudar a afrontar mejor los propios conflictos. Interpersonales: Son conflictos que afectan la relación entre las personas. La inteligencia interpersonal es la capacidad de ponerse en el lugar del otro y saber tratarle. Tanto la inteligencia intrapersonal como la inteligencia interpersonal se trabajan en el programa de competencia social (Segura 2003). El objetivo de este programa es mejorar las relaciones interpersonales y, consiguientemente, prevenir las conductas antisociales que a menudo aparecen en los centros docentes. Los alumnos, como todas las personas, necesitan unas pautas y unas estrategias para poder relacionarse asertivamente en su entorno académico y personal. Este programa ayuda a los alumnos y a todas las personas a relacionarse de forma positiva, aunque el entorno no sea favorable. Parte de un enfoque cognitivo, que ha demostrado ser más eficaz que el enfoque conductista tradicional. Trabaja los cinco pensamientos de Spivak y Shure: causal, consecuencial,alternativo, perspectiva y los medios-fin. Se puede aplicar a tutorías, materias del currículum, y en general a la vida del centro y al entorno del alumno. Es una herramienta que ayuda los docentes a transmitir una serie de valores y de pautas de conducta de manera sistemática y de aplicación inmediata. El programa trabaja: a) las habilidades cognitivas; b) el crecimiento moral; y c) las habilidades sociales. Intragrupales: Son los conflictos en que intervienen grupos dentro de un mismo colectivo. Intergrupales: Son conflictos que pueden surgir entre grupos diferentes. 5. ESTILOS DE COMPORTAMIENTO ANTE EL CONFLICTO Según Rublo y Thomas (1976), ante un conflicto, los individuos se pueden preocupar por sus objetivos (asertividad) y o/por los objetivos de otro (cooperación). La combinación de estas coordenadas define cinco estilos de afrontar los conflictos diferentes: a) competir; b) colaborar; c)compromiso; d) acomodar; e) eludir. 5 Competir: Se da cuando alguien sólo se preocupa por sus intereses y siempre mira de ganar lo máximo para él. Cree que se ha solucionado el problema cuando ha conseguido aquello que quería. Colaborar: Se da cuando los dos sujetos buscan la manera de llevar a cabo sus objetivos. Creen que se ha solucionado el problema cuando los dos han conseguido aquello que querían. («Yo gano /tú ganas»). Compromiso: Se da cuando alguien procura repartir las ganancias y las pérdidas entre los sujetos implicados, de forma que ambas partes consiguen sus objetivos. Creen que se ha solucionado el problema cuando nadie gana ni pierde del todo. («medio-ganar / medio-perder»). Acomodar: Se da cuando alguien se preocupa solamente de los objetivos del otro. Cree que se ha solucionado el problema cuando el otro está contento y tiene lo que quiere. («Yo pierdo/ túganas»). Eludir: Se da cuando alguien finge que no pasa nada, que no hay ningún problema por solucionar; no le preocupan ni sus objetivos ni los del otro. Cree que se ha solucionado el problema porque ignora el problema. («Yo pierdo/ tú pierdes»). Torrego (2001), propone los diferentes criterios para analizar varios estilos de transformación de los conflictos: Resolución: el problema se resuelve de una manera superficial, de forma que desaparece momentáneamente, se trata de manera superflua y no se ha producido el menor asomo de cambio en las personas. Practicidad: viene marcado por el tiempo que dura la resolución del problema. Esta manera de resolver los conflictos no asegura la resolución definitiva del conflicto sino que para momentáneamente el enfrentamiento entre las partes en conflicto. En el momento de resolverlo parece útil le estrategia empleada, pero inevitablemente aparecerá de nuevo el mismo conflicto y se deberá volver a tratar. Componente ético: medida en que la solución del conflicto, beneficia a los implicados, favoreciendo su crecimiento personal. Es decir, el grado de humanización que encontramos en un conflicto lo vemos reflejado en la manera que ayuda a las personas enfrentadas a crecer interiormente como personas después de llegar a unos acuerdos satisfactorios para las dos partes. Si en el momento de afrontar los conflictos, se adoptan los estilos de compromiso y de colaboración, se obtiene una actitud básica imprescindible para mejorar la convivencia en los centros educativos. 6. ANÁLISIS DE CONFLICTOS En una situación de conflicto, se puede responder de maneras diferentes. Las más frecuentes son: La inhibición: se huye de la situación y se deja pasar el conflicto; se piensa que no hay solución, que no hay nada que hacer, de forma que la situación de conflicto se agrava y no se actúa por pararla. La violencia: es una respuesta destructiva, que amplifica el problema, genera malestar y crea más diferencias entre los individuos; no sirve para solucionar el 6 conflicto; la violencia demuestra una incapacidad para imaginar una relación; la violencia engendra más violencia. La actitud positiva: se muestra una participación activa; hay interés por colaborar y por arreglar la situación; la mediación ayuda a construir positivamente los vínculos con la otra persona; nos consideramos capaces, como personas, de cambiar una situación. Hemos de colaborar y mostrar asertividad. En el momento de analizar un conflicto es necesario tener en cuenta tres elementos: la persona, el problema y el proceso (Lederach. J.P 1996). a) Con respecto a las personas en conflicto, falta analizar sus percepciones, sus emociones, las relaciones que hay entre los protagonistas, y se verá la influencia de cada uno de ellos en el conflicto, así como el grado de asertividad y de cooperación que demuestran ante el conflicto. La interacción entre dos personas no sólo les afecta a ellos directamente, sino que también afecta a las personas de su entorno. Un conflicto resuelto por la vía de la mediación produce cambios en las personas. La mediación propicia una visión de futuro en las relaciones entre los protagonistas del conflicto. Son ellas, cada una de las partes, las que deben ser capaces de imaginar cómo quieren que sea esta relación a partir de entonces. Construir vínculos nuevos que fortalezcan la comunicación y que refuercen su interrelación que había estado en peligro, es uno de los principales objetivos de la mediación. El mediador debe ser capaz de propiciar los elementos necesarios para que se produzca este cambio durante el proceso, y ha de estar atento a los intereses comunes vividos en la relación anterior, los cuales se pueden trabajar como un anclaje, el cual asegurará el futuro de la nueva relación que los dos establezcan desde entonces. b) Con respecto al proceso del conflicto (origen, escalada, estancamiento, desescalada), se observa cuál es el grado de comunicación que hay entre las personas durante el proceso. Hace falta ver qué elementos clarificadores aportan. Es necesario conocer el grado de inclusión: si es equitativo y justo por ambas partes. Debe analizarse el origen del conflicto, el cual, muchas veces, es un hecho puntual que ha desencadenado toda una serie de tensiones, malentendidos, que han traído a una escalada de violencia; pero, en realidad, hay otros factores más allá del conflicto que han de analizarse por partes, confeccionando una agenda para ir trabajando punto por punto. Hace falta consensuar, con los protagonistas, aquellos aspectos más importantes que han dado lugar al conflicto. El mediador debe saber trabajar en un espacio y en un tiempo adecuado para no presionar las partes y ocasionar el abandono de la mediación por los protagonistas. Es importante la reflexión en el momento del estancamiento y aprovechar todos aquellos elementos que nos han proporcionado los dos actores del conflicto y que nos ayudarán a desencallar y transformar el conflicto en la etapa de la desescalada. El descenso de la tensión se debe trabajar desde los sentimientos y las emociones que expresen las dos partes, proporcionando las ocasiones de entendimiento y reconocimiento mutuo para revalorizar a las personas que están sufriendo y se muestran angustiadas por la situación que están viviendo. El mediador debe poder hacer ver a las dos personas enfrentadas, los compromisos aceptados por ambas partes con la corresponsabilidad que esto comporta para poder llegar a unos acuerdos satisfactorios para las dos partes. 7 c) Con respecto al problema, se analizan los puntos de divergencia que presentan las personas en conflicto, viendo aquellos intereses y valores comunes que se manifiestan en la situación. Conocer qué criterios establecen en la toma de decisiones. Si se pueden separar las personas del proceso y del problema, se podrán comprender mejor sus intenciones, sus intereses y las necesidades de cada cual y, así, nos podremos concentrar sólo en las diferentes posiciones de los protagonistas. A veces, la parte más difícil es cómo se puede cambiar y mejorar el proceso, aportando aspectos positivos del conflicto. Los conflictos son muy complejos; para comprenderlos, hace falta saber hacer preguntas abiertas que aporten datos para poder ponernos en la piel de las personas en conflicto. El mediador debe velar para que la narración del conflicto sea basta clarificadora para las dos partes, para poder organizar unas secuencias claras de cómo fue el proceso que los ha llevado a sufrir el conflicto que quieren trabajar en la sala de mediación. Los mediadores han de ser capaces de poder resumir el conflicto hablando desde este momento de nosotros en vez de tú y yo, respetando los intereses y las necesidades de ambas partes. 7. ESFERA DEL CONFLICTO Según Moore (1995), cuando ha de afrontarse un conflicto, hace falta tener presentes los elementos siguientes, los cuales pueden originar el conflicto: • Los datos del conflicto (la falta de información, la información errónea, los diferentes puntos de vista de lo que es más importante, las diferentes interpretaciones de los datos, los diferentes procedimientos en la evaluación, etc.) • Los intereses de las personas en conflicto (el carácter competitivo —a veces real y a veces percibido—, los diferentes intereses de los contenidos, de los procedimientos, y los intereses psicológicos). • Las dificultades de las relaciones (el control en la expresión de las emociones, las percepciones erróneas y los estereotipos, la mala comunicación, la cual puede conducir a malas interpretaciones y a comportamientos negativos y repetitivos). • Los conflictos de valores (provocados por diferentes maneras de vivir y entender la vida). • Conflictos estructurales (provocados por la desigualdad de poderes y de autoridad: factores geográficos, físicos o ambientales que no ayudan a la cooperación; la desigualdad del control de los recursos). En nuestra intervención en el conflicto, hace falta tener presentes algunos aspectos que pueden interferir en la solución satisfactoria del problema. Se debe trabajar para: • Mejorar la información percibiendo toda la información oculta que no nos quieren revelar las partes implicadas; pero que intuimos su existencia. • Saber interpretar todo aquello que nos dicen • Saber diferenciar de las partes encontradas, aquello que es importante para resolver satisfactoriamente el problema. • Aclarar las percepciones y promover nuevas y positivas. • Mejorar los canales de comunicación de las partes afectadas. 8 • Favorecer actitudes positivas que posibiliten la colaboración para cambiar la situación. • Crear esferas de influencia en que prevalezcan un conjunto de valores comunes para las dos partes. • Buscar un fin superior en que las partes en conflicto puedan compartir los mismos valores. • Trabajar las emociones y los sentimientos, para poder expresarnos y comprender mejor a los otros. • Velar para que no se cree una desigualdad de poder y de autoridad. • Definir claramente los roles de cada cual, y ser capaces de llegar al reconocimiento mutuo. • Modificar las relaciones físicas y ambientales de las partes. • Concentrar la atención en los intereses y necesidades y no en las posiciones de cada cual • Buscar criterios y objetivos comunes en el momento de trabajar el conflicto. • Elaborar soluciones integradoras y realistas que consideren las necesidades de las dos partes. • Buscar maneras de ampliar las alternativas y los recursos de cada persona para poder resolver el conflicto satisfactoriamente para las dos partes implicadas. Aprender a trabajar los conflictos y a resolverlos ganando las dos partes, implica aprender estrategias nuevas que nos ayudarán a superar otras dificultades futuras aprendiendo a generalizar maneras de hacer que nos han ayudado y nos pueden ayudar en un futuro. Es importante que el alumno se dé cuenta que aprender estas estrategias le servirán para la vida. Las relaciones entre las personas están llenas de dificultades que, en muchos momentos, se consideran insuperables y de difícil solución. Sólo con la voluntad y el espíritu de colaboración se puede llegar a un final feliz y enriquecedor para todos. La buena convivencia es un reto que muchos desean conseguir. La formación en mediación puede dar una visión nueva de cómo enfocar las relaciones que, en un momento determinado, nos angustian y que, muy a menudo, vemos tambalear y que nos interesa conservar y mejorar en un futuro. 8. ICEBERG Y MAPA DEL CONFLICTO EL ICEBERG DEL CONFLICTO En un conflicto debemos identificar la disputa entre las partes, pero si sólo actuamos con los elementos que la definen, es decir, con el conflicto manifiesto (las posiciones) difícilmente encontraremos una solución, ya que las posiciones expresan el contenido implícito y encubierto de manera deteriorada. El esquema gráfico del iceberg del conflicto permite entender la relación entre el conflicto y la discusión. La discusión, visible, se encuentra en la punta del iceberg, pero para comprender adecuadamente el conflicto se deben identificar los intereses (deseos, expectativas, creencias, experiencias previas, etc.) y las necesidades. Valorar las necesidades y los intereses de las otras personas en un conflicto propicia la gestión positiva del mismo, si sólo nos centramos en las posiciones el conflicto no se gestionará pacíficamente. Existen elementos tangibles, materiales (lo que John Burton denomina «intereses negociables») que se expresan mediante posiciones, aquello que queremos lo pedimos: «quiero que la clase esté en silencio». Son los elementos que se sitúan en la 9 parte supra acuática del iceberg, la cual vemos fácilmente, la cual se exterioriza. Son los aspectos que normalmente forman parte de la agenda negociadora y que acaban reflejados en los acuerdos. Por otro lado, muy vinculados a los anteriores, se encuentran un conjunto de elementos primordialmente inmateriales, que no siempre se expresan con facilidad en una relación conflictual, ni en un proceso comunicativo, como la mediación, que intente transformarla positivamente. En esta dimensión subacuática del iceberg encontramos lo que John Burton denomina «necesidades no negociables»: elementos de identidad, psicoemocionales, la historia del conflicto... ¿Alguien puede negociar, por ejemplo, su necesidad de vivir dignamente, o de mantener alguno de los elementos que definen su identidad individual o grupal, como la lengua, la cultura o la ideología? A menudo, la inflexibilidad de una posición sobre un aspecto material del conflicto («le exijo que no diga una sola palabra durante las clases») está íntimamente atada a un aspecto subacuático del iceberg que no ha sido tratado adecuadamente y ni siquiera expresado (el enojo por haberse sentido desautorizada, o incluso humillada ante los otros alumnos). Los acuerdos sobre aspectos materiales del conflicto serán siempre mucho más sólidos y duraderos si se construyen sobre una base sólida en la que han podido expresarse y tratarse aquellos aspectos más profundos, históricos de la relación conflictual, por incómodo que esto pueda parecer a priori. EL MAPA DEL CONFLICTO El mapa del conflicto nos puede servir para ofrecer una imagen clara de la relación entre los elementos del conflicto. En aquellas situaciones que tenemos un problema y no lo vemos claro, nos parece que no hay salida o pensamos que hay algo del conflicto que escapa a nuestra comprensión. En estos casos es muy útil realizar el mapa del conflicto. Paso 1 ¿Qué es el conflicto? Describe el problema en términos generales, con amplitud. No es necesario focalizarlo o buscar la causa. Si el problema es que no asumes que tu pareja no te comprenda cuando hablas, el tema será COMUNICACIÓN. Paso 2 ¿Quiénes son las personas implicadas? Decide quiénes son los/las participantes principales. Puedes nombrarlos, de manera individual (cada miembro de la familia o del grupo), o todo el equipo, secciones, grupos u organizaciones (por ejemplo, vendedores, recepcionistas, directores, clientes, público o gobierno, profesorado, alumnado...). Paso 3 ¿Qué desean las otras personas realmente? “Necesidades”. Utiliza esta palabra con amplitud; puede significar deseos, valores, intereses, o aquello que te importa. Simplemente pregúntate cuáles son tus necesidades principales respecto al asunto. Esta pregunta puedes hacértela a ti mismo, a la otra persona, o respecto de una tercera persona o parte. Las necesidades pueden incluir: reconocimiento por parte del profesorado que se ha estudiado aunque no se apruebe, clima de trabajo en el aula, respeto de mi dignidad…. 10 9. ACTIVIDADES PARA MEJORAR LA CONVIVENCIA Las siguientes actividades que tiene como objetivo que el alumno y la alumna expresen sus opiniones e ideas relacionadas con el conflicto y que tome conciencia de éste forma parte de la vida cotidiana. Actividad inicial: Definición de conflicto 0. Conflicto I. Asertividad: 1. Defender los propios derechos 2. Formular una queja 3. Responder a una acusación II.Actividad final O.CONFLICTO Material Folios Bolígrafos Rotuladores Desarrollo El profesor pide primero a los alumnos que piensen en posibles situaciones problema o conflictos que hayan vivido en los últimos días. Después les dice que dibujen por un lado de la hoja algo que ellos crean representa un conflicto, y por el otro lado que representen una posible solución para dicho conflicto. En segundo lugar, se organiza un plenario en el que todos los alumnos muestran sus dibujos al grupo y explican por qué consideran que es un conflicto. Se podrá ir haciendo una lista en la pizarra de las situaciones dibujadas para determinar cuál es la idea de conflicto que predomina en el grupo, como también de las formas que se plantean para afrontar un conflicto. Para concluir se podrá resumir a partir de la lista los siguientes puntos: 1. ¿Cuál es la idea que se tiene de conflicto? 2.¿Qué tipo de soluciones se plantearon como solución del conflicto? ¿Son de carácter pacífico o violento? Finalmente, el profesor deberá aclarar los conceptos básicos, destacando la idea de que los conflictos son algo natural en las relaciones interpersonales, que aparecen en todas las etapas de la vida. I.ASERTIVIDAD 11 1.DEFENDER LOS PROPIOS DERECHOS Material Pizarra Rotuladores Desarrollo Primera sesión El profesor explica los tres estilos de conducta (pasivo, agresivo y asertivo) y sus respectivas ventajas y desventajas, luego divide la clase en grupos de 3 ó 4 participantes. A cada uno de los grupos le corresponde preparar una de las situaciones que se presentan a continuación utilizando uno de los tres estilos de comportamiento: Asertivo, pasivo y agresivo. 1. Debes acercarte a las dos personas que están delante tuyo en un evento público (cine, teatro, etc.) para decirles que no puedes escuchar. Estas personas llevan un buen tiempo hablando. (estilo asertivo) 2. Tu grupo de compañeros se reúne en los recreos y esta ocasión deciden ofrecerte para que fumes. Pero a tí no te interesa. (estilo pasivo) 3. Uno de tus profesores acostumbra llegar tarde a clase, para reponer este tiempo toma 10 min. del recreo. Tu grupo de amigos esta incómodo con esta situación y deciden hablar con el profesor. (estilo asertivo) 4. Tu compañero habitúa invadir con sus cosas tu mesa, dejándote poco espacio para trabajar. (estilo agresivo) Tres de estos equipos pasarán por turnos a realizar su presentación, al final de las representaciones se realizará una puesta en común en torno a los siguientes puntos: • ¿Cómo fue la representación de cada persona? •¿Cómo se sintió cada actor con su papel?, ¿se identificó con el estilo de comportamiento representado? • ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del estilo de conducta representado en cada situación? Segunda sesión Se repite el procedimiento de la primera sesión con el resto de los grupos, incluida la puesta en común. Se sugiere realizar un debate final, a modo de conclusión de la actividad que permita al alumnado reflexionar sobre el aporte de la actividad para mejorar su relación con las otras personas. I. ASERTIVIDAD 2.FORMULAR UNA QUEJA Material 12 Grabador Papel borrador Bolígrafos Rotuladores Pizarra Desarrollo Preparación previa Para esta actividad el tutor tendrá que realizar un trabajo previo con los alumnos. Se trata de grabar una secuencia de formulación de quejas por parejas de estudiantes. A lo largo de la semana previa a la primera sesión una pareja grabará una queja, a continuación otra hará lo mismo en la misma cinta y así sucesivamente con todas las parejas. Para ello elegirán una de las siguientes opciones, teniendo que inventar la situación conflictiva y lo que dicen los interlocutores: 1) situación entre compañeros en el aula - queja pasiva 2) situación entre novios – queja asertiva 3) situación entre alumno y profesor – queja agresiva del alumno 4) situación entre compañeros en el patio - queja asertiva 5) situación entre padre/madre e hijo – queja pasiva del hijo 6) situación entre novios – queja agresiva 7) situación entre alumno y profesor – queja asertiva del alumno 8) situación entre compañeros en una salida escolar - queja agresiva 9) situación entre padre/madre e hijo – queja asertiva del hijo Antes de grabar las situaciones es recomendable: 1. repasar los conceptos de formulaciones asertivas, agresivas y pasivas y 2. escribir los diálogos en papel borrador. Primera sesión Una vez realizada la cinta, ésta se pasará por primera vez completa a toda la clase. Se realiza a continuación un análisis breve sobre lo escuchado, con preguntas del tipo: ¿de qué tratan estas situaciones? ¿quiénes hablan? ¿de qué manera se quejan? ¿qué ocurre con la persona que formula y la que recibe la queja? Luego se escuchan una por una las situaciones, dedicando unos minutos a cada una para tratar las preguntas anteriores sobre cada caso y destacando el valor y beneficios de las quejas asertivas. Segunda sesión Se reparten aleatoriamente los diálogos escritos en papel borrador por parejas, tratando de que ninguna pareja reciba la situación que grabó. La tarea consiste en representar con mimo la reacción de las personas en cada situación. Para ello se le da a cada pareja unos minutos de preparación. Luego escenificarán las situaciones delante de todo el grupo. Si quedara tiempo, sería conveniente explorar con el grupo opciones de compromiso de su parte para aplicar lo aprendido en la clase. I. ASERTIVIDAD 3.RESPONDER A UNA ACUSACIÓN 13 Material Bolígrafos Pizarra Rotuladores Papel para escribir cuentos Desarrollo El profesor lee en voz alta a la clase este comienzo de cuento: “Va Pepe muy contento por el parque, cuando de repente ve a Rafa viniendo a su encuentro. Rafa tiene una mirada muy rara. Pepe se pregunta qué le estará pasando. Se acercan y se saludan, pero inmediatamente Rafa comienza a gritar. Dice que Pepe le ha hecho quedar muy mal con los otros chicos del barrio, que es mal amigo, que tiene la culpa de todo lo que le pasa. Entonces Pepe ...” Cada persona en la clase tendrá que pensar y escribir individualmente cómo actuaría si fuera Pepe. Las respuestas no deben ser ni censuradas ni autocensuradas, valen todas, ya que se pretende que sean reacciones espontáneas. Se hace una puesta en común de las respuestas, intentando que todos presenten sus ideas. Se guía el debate clasificando las respuestas en dos grupos: las que disminuyen la tensión y permiten una vía pacífica de resolución y las que provocan mayor conflicto. Se termina tratando de deducir por qué las del primer grupo son mejores. Para finalizar, se explica que ahora son los alumnos quienes imaginarán una situación conflictiva. Escribirán en parejas cuentos cortos que contengan estos tres elementos: 1. protagonistas adolescentes que hablan o se envían mensajes por móvil, 2. una acusación y 3. una solución que deje el camino abierto al diálogo. Los cuentos pueden leerse en una puesta en común en una sesión posterior o exponerse en un mural. II.ACTIVIDAD FINAL Material Folios Bolígrafos Desarrollo Durante la semana previa a la actividad los alumnos observarán y registrarán situaciones de la vida cotidiana entre distintas personas (en el centro educativo o en su entorno familiar, de amigos, etc.) que representen un conflicto. Este registro se puede realizar tomando apuntes textuales o dibujando simbólicamente lo que sucede, lo importante es no apuntar los nombres de las personas implicadas, sino sólo su rol (padre, profesora, amiga). Primera sesión 14 En pequeños grupos los alumnos preparan una ficha sobre cada una de esas situaciones. Cada alumno deberá contribuir con una situación. En la ficha describirán: - las personas que interactúan - el contexto - el motivo del conflicto - las habilidades de comunicación utilizadas - la forma de solución del conflicto, si la hubo Segunda sesión Se comienza con una puesta en común en la que se analizará el contenido de las fichas. El profesor puede apuntar en la pizarra las conclusiones más generales en relación a: tipos de conflicto, partes implicadas, habilidades y estilos de comportamiento utilizados en la resolución de los conflictos. Luego, por parejas y al azar, se elige una situación en la que no se haya utilizado adecuadamente una habilidad de comunicación. Esta situación se representará de modo que el conflicto se solucione mediante la aplicación adecuada de la habilidad en cuestión. BIBLIOGRAFÍA La mediación y la solución de los conflictos ; Touzard Hubert Herder; [Barcelona] 1981] El libro consta de dos partes, la primera está dedicada a diferentes estudios ya publicados sobre el conflicto, la negociación y la mediación. Se recogen las principales teorías y estudios experimentales que hacen referencia al conflicto social. Analiza después el proceso de negociación como uno de los elementos para resolver conflictos y recoge diversos estudios descriptivos sobre los fenómenos de la negociación y la mediación. Los tres últimos capítulos están dedicados cada uno de ellos a dar los resultados de diferentes experiencias sobre el papel del mediador y su comportamiento en el desarrollo de la negociación. El último capítulo hace una síntesis y formula proposiciones para mejorar el procedimiento francés de conciliación y mediación. Mediación escolar. Propuestas, reflexiones y experiencias ; Brandoni, Florencia; [compiladora]; Alzate Sáez de Heredia, R.; Araiz Iverson, R.; Barreiro, T.; Borestein, B.; Corbo, E.; Gonzalez morón, P.; Gotthiel, B.; Halligan, J.; Johnson, D.; Johnson, R.; Kmita, D.; Mafany, A.; Pugliese, A.; Rosa, G.; Schvarstein, L.; Shure, M. Alianza; [Buenos Aires], 1999 La presente compilación propone al lector un recorrido por el campo de la mediación escolar. La negociación y la mediación entre pares constituyen algunas de las herramientas propuestas en los programas de resolución de conflictos escolares, que suponen una concepción democrática de funcionamiento, en tanto convocan la participación colectiva y apelan al poder que cada uno tiene para influir en las actitudes de los otros con la propia conducta. El objetivo que amalgama los diferentes artículos consiste presentar a los docentes y profesionales de la enseñanza un panorama de los desarrollos más significativos en el área de resolución de conflictos. El texto da cuenta de experiencias que tuvieron lugar en Argentina y otros países del mundo, brindando análisis imprescindibles para quienes buscan implementar un diseño de mediación escolar. Cascón, P. (1994) La alternativa del juego. II Juegos y dinámicas de educación 15 para la paz. Los Libros de La Catarata: Madrid. Cascón, P. (2000) Un reto necesario, educar en el conflicto. Cuadernos de Pedagogía, Nº 287. Cascón, P. y Beristain, C. (1989) La alternativa del juego: Fichas técnicas. Colectivo Amani (1996, 3º edición) Educación Intercultural. Análisis y resolución de conflictos.Popular: Madrid. 16