Ciudadano del mundo "No he nacido para un solo rincón, mi patria es todo el mundo." Séneca. "Mi patria es el mundo; mi familia la humanidad" Mijaíl Bakunin. Ciudadano del mundo o cosmopolita (del griego κοσμοπολίτης, y éste de κόσμος, "universo", "orden", y ciudad) es una persona que desea trascender la división geopolítica que es inherente a las ciudadanías nacionales de los diferentes Estados y países soberanos. Al negarse a aceptar la identidad patriótica dictada por los gobiernos nacionales y afirmarse cada uno como representante de sí mismo, los ciudadanos del mundo afirman su independencia como ciudadanos de la Tierra, del mundo, o el cosmos.1 Sin embargo, hay quien repele en este sentido también la terminología de ciudadano, en tanto implica el sometimiento a la soberanía de una gobernanza nacional y prefiere hablar de ser humano. En el término estricto, ciudadanía del mundo rechaza entonces las divisiones estatales, y la misma pertenencia obligatoria como ciudadanos de un Estado, es un concepto internacionalista pero no es solamente una aspiración bienintencionada de dejar a un lado las diferencias por nacionalidad, es también un proyecto político con propuestas de cómo establecer una nueva ciudadanía de aplicación global. Los principios de la ciudadanía global serían primeramente que sea un ciudadanía de aplicación local y de adhesión voluntaria, y que a través de pactos federativos estas unidades territoriales locales por decisión de sus propios ciudadanos aceptarían entre sí a los ciudadanías de las demás localidades. Los primeros en identificarse a sí mismos como ciudadanos del mundo fueron los filósofos estoicos. Acuñaron el término de cosmópolis o ciudad universal de la que se deriva la palabra cosmopolita. El estoicismo fue una filosofía importante del Imperio romano, el cual esperaba crear tal cosmópolis. La perspectiva de un ciudadano del mundo tiene afinidad con la perspectiva existencialista en tanto en cuanto los ciudadanos del mundo: • No quieren ser clasificados mediante la imposición de categorías artificiales. • Gustan de identificarse a sí mismos principalmente como seres humanos y después como pertenecientes a cualquier grupo o grupos a los que crean pertenecer. • También algunos ciudadanos del mundo pueden trabajar o querer trabajar para unas Naciones Unidas reformadas que representen y respondan a la voluntad de los pueblos del mundo, más que a los regateos y disputas entre gobiernos, y se adhieren a los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos como un sistema federal en la escala nacional; asimismo, también pueden trabajar hacia el reforzamiento de la identidad común y la armonía entre los ciudadanos del planeta, aún respetando la diversidad local y nacional. Quien se considere ciudadano del mundo no tiene por qué adherirse a ninguna ideología en particular, aunque existe la tendencia a asociarlos con filosofías sobre la nación y el mundo como el internacionalismo, el cosmopolitismo, el anacionalismo, el globalismo, o el federalismo; y con filosofías políticas tales como el paternalismo libertario y el racionalismo progresivo. Nacionalismo, cosmopolitismo y ciudadanía mundial. Hacia una Democracia directa mundial Gran parte del pensamiento político de los dos últimos siglos ha dado por supuesto el ideal del nacionalismo y la institución del estado-nación que justificaba la soberanía estatal como "Los pueblos son libres e independientes entre sí". Ahora, con el advenimiento de la globalización (aldea global) y el incremento de la facilidad de viaje y comunicación (libertad de circulación), aumenta la sensación de que el sistema político basado en el estado-nación se ha quedado obsoleto: los pueblos no son más totalmente independientes entre sí, pues comparten la misma Tierra. Hemos pasado a una suerte de glocalización. Diversos pensadores, desde Albert Einstein y Bertrand Russell hasta Jesús Mosterín y Martha Nussbaum, consideran que ya es hora de diseñar una alternativa cosmopolita, más adecuada a las nuevas y futuras circunstancias y que garantice mejor la paz mundial. Mosterín piensa que no hay razón alguna para recortar las libertades individuales, como la libertad de lengua, de religión, de costumbres o de viajes, en nombre de la nación, la iglesia o el partido. Desde este punto de vista, Internet es un modelo mucho más atractivo que los estados nacionales o los movimientos nacionalistas. Considera que el estado-nación es incompatible con el pleno desarrollo de la libertad, cuyo florecimiento requiere la reorganización del sistema político mundial en un sentido cosmopolita. En concreto, sugiere un mundo sin estados nacionales, organizado territorialmente en pequeños cantones autónomos pero no soberanos, sin ejército y sin poder para frenar la libre circulación de personas, ideas y mercancías, complementado por el establecimiento de fuertes organizaciones mundiales, empezando por un sistema global de justicia que vele por los derechos humanos en el mundo entero.2 Sin embargo, lo anterior significaría un retroceso al sistema de ciudades estado, por lo que otros proponen un gobierno mundial regido, tal vez, por la ONU. Otros autores que siguen también la tradición cosmopolita no se centran en la desaparición del estado-nación, sino que ponen más bien el énfasis en la participación ciudadana global y en la reforma de instituciones internacionales. David Held, por ejemplo, propone un nuevo convenio global entre los diversos actores políticos para ordenar el fenómeno de la globalización. Daniele Archibugi defiende la democracia cosmopolita. Martín Ortega Carcelén apunta que ya se está creando un sistema político global, que llama "cosmocracia", en el que intervienen principios fundamentales del orden internacional aceptados por los más diversos países. Por último, otras corrientes como la del paternalismo libertario o el racionalismo progresivo proponen una figura que trasciende en libertad al concepto de ciudadano: la de ser humano; donde la estructura social jugaría un desempeño de ayuda a la toma de decisiones de cada ciudadano con aquellas (pocas) certezas falseables que la sociedad en su conjunto fuera adquiriendo. Bibliografía • • • • • • • • • ARCHIBUGI, Daniele, The global commonwealth of citizens: towards cosmopolitan democracy, Princeton University Press, 2008. AUGUSTO, Roberto, Del cosmopolitismo a la globalización: Kant y la paz perpetua, en: Logo. Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación, Universidad de Salamanca, Año III, n.º 5, diciembre de 2003, pp. 45-51. CORTINA, Adela, Ciudadanos del mundo. HELD, David, Global covenant: the social democratic alternative to the Washington consensus, Polity, Cambridge, 2004. HÖFFE, Otfried. Ciudadano económico, ciudadano del Estado, ciudadano del mundo: ética política en la era de la globalización. Katz Editores, 2007. MOSTERÍN, Jesús, La cultura de la libertad, Espasa-Calpe, Madrid, 2008. NUSSBAUM, Martha C., For love of Country?, Beacon Press, Boston, 1996. Traducción española: Los límites del patriotismo, Paidós, Barcelona, 1999. ORTEGA CARCELÉN, Martín, Cosmocracia. Política global para el siglo XXI, Editorial Síntesis, Madrid, 2006. VELASCO, Juan Carlos, "Ayer y hoy del cosmopolitismo kantiano", en: "Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política", nº 16, 2007, 91-117. Bruno Traven comenta en El barco de la muerte: ¿Por qué usar pasaportes? ¿Para qué son las restricciones migratorias? ¿Por qué no dejar que los humanos vayan a donde les plazca, al Polo Norte o al Polo Sur; a Rusia, a Turquía, a los Estados Unidos o a Bolivia? Los humanos deben estar controlados. No pueden volar como insectos por el mundo al que fueron lanzados sin su consentimiento. Debe controlárseles por medio de pasaportes, huellas digitales y restricciones. ¿Por qué razón? Sólo para mostrar la omnipotencia del Estado y de los grandes sagrados siervos del Estado, los burócratas. Mosterín, Jesús (2008), La cultura de la libertad, capítulos 16 y 17 Fuente: wikipedia Diez características que definirían a un ‘ciudadano del mundo’. Ciudadano del mundo es la predisposición y la capacidad de una persona para adoptar acciones que le conducen más allá de su área de confort (su ciudad, su país…) pues interpreta y asume que el mundo, en su globalidad, es su campo de acción a la vez que su compromiso. La cultura anglosajona y centroeuropea siempre ha sido mucho más sensible a esta realidad y han sabido aprovecharse de esta condición de ciudadanía global. Como latinos hemos crecido en un contexto de muchas más limitaciones culturales quizá tal vez por la aportación y centralidad del papel protector de la familia, la base social de nuestras sociedades latinas (y que en la actualidad ejerce un papel clave a la hora de amortiguar los efectos devastadores de la actual crisis ¿Qué implica ser ‘ciudadano del mundo’? 1. Una actitud global ante la vida no implica el rechazo (o negación) de las raíces propias que definen nuestra identidad. Un ciudadano del mundo actúa con parámetros de glocalización, es decir, actúa en lo global atendiendo los problemas y realidades más próximas. 2. Como tal, tiene conciencia ciudadana (como ciudadano del mundo que es) y capacidad para el análisis crítico de la realidad. Defiende la importancia de actuar en pos de la justicia social, la defensa de la multiculturalidad y a favor de la sostenibilidad. En este sentido, es una persona culta e informada de los problemas sociales del momento. 3. Es una persona con carácter proactivo, con iniciativa propia y actitud creativa. Actúa con independencia de modas. 4. En el ámbito profesional, posee una vocación emprendedora propia de quien se valora, posee confianza en sus posibilidades y persigue el control de sus tiempos y vida. 5. Posee autonomía para gestionar problemas o situaciones adversas. 6. No atiende a estereotipos e imágenes preconcebidas sobre países, etnias, culturas, personas… En la diversidad cultural encuentra una fuerte de sabiduría. Evita el etnocentrismo. 7. Aprecia el acto de viajar pero más que por una cuestión de acumulación numérica (de países visitados) y experiencias, por conocer, mezclarse y disfrutar de otras realidades y personas. El gusto por los viajes no define por sí mismo a un ciudadano del mundo. 8. Capacidad para comunicarse y socializarse ya no sólo con personas que hablan otros idiomas sino para compartir experiencias, saberes, ideas… En los tiempos actuales, Internet es una herramienta imprescindible para cualquier persona que quiera actuar activamente en el mundo. 9. Actitud manifiesta para vivir con intensidad aprovechando con plenitud las posibilidades que ofrece la vida en su dimensión más amplia. En este sentido, se deja acompañar por cierta predisposición hacia la aventura (o lo poco conocido). Educar en: • • • • un pensamiento multicultural una actitud emprendedora fruto de la autonomía, la iniciativa y la creatividad la predisposición a viajar para mezclarse y conocer el mundo (y sus protagonistas desconocidos) el aprendizaje deslocalizado y a pie de calle (invito a todos a seguir las aportaciones al tema que mi amigo y ciudadano del mundo, Iván Marcos hace al respecto) Fuente: http://vaidarsamba.es/2012/03/28/diez-caracteristicas-que-definirian-a-un-ciudadano-del- mundo/