EL CONFLICTO ETNONACIONALISTA COMO FACTOR DE DISTORSIÓN DE LA ACCOUNTABILITY VERTICAL: LA VIII LEGISLATURA ESPAÑOLA Teresa Mata López1 Universidad Complutense de Madrid [email protected] Abstract: Hasta el momento se han analizado distintos factores que obstaculizan el modelo de representación como accountability, como por ejemplo la presencia de la dimensión nacionalista. También se ha estudiado la posibilidad de que los políticos introduzcan una dimensión ganadora dentro del debate electoral, que evite que los electores decidan su voto en función de cómo ha sido la gestión del gobierno, pero ¿puede utilizarse el terrorismo y la política antiterrorista como dimensión ganadora? ¿Cuáles son las circunstancias que lo favorecen? Key Words: terrorismo Elecciones, accountability, nacionalismo, Investigadora pre doctoral en el departamento de Ciencia Política II de la Universidad Complutense de Madrid. 1 1. Introducción Toda organización mínimamente compleja, incluidas las políticas, está sujeta la contradicción que se establece entre dos deseos igualmente racionales: uno, que aquéllos que tomen las decisiones colectivamente vinculantes lo hagan con efectividad y, otro, que existan suficientes controles sobre los decisores para protegerme de consecuencias que puedo encontrar seriamente nocivas para mis intereses o identidad. Es el problema que resume la vieja fórmula ¿Quis coustodiet ipsos custodes? (O’Donnell, 1998:13-14), un problema al que también se enfrentan las democracias contemporáneas. Las democracias actuales son en su mayoría democracias representativas (Martínez, 2004:662). Un régimen en el que los representantes deciden tanto lo que los ciudadanos deben hacer como lo que no pueden hacer y los coaccionan para que acaten esas decisiones (Manin, Przeworski y Stokes, 1999:1). La tesis que relaciona la democracia con la representación sostiene que en democracia los gobiernos son representativos porque son elegidos. Si se compite libremente en las elecciones, si la participación es alta y si los ciudadanos gozan de libertad política, entonces los gobiernos actuarán en el mejor interés del pueblo (Manin, Przeworski y Stokes, 2002:19). A este respecto podemos diferenciar dos formas de entender la representación y las elecciones. Por un lado tendríamos a aquellos autores que postulan que las elecciones funcionan como un mecanismo prospectivo de selección de candidatos (Fearon, 1999) y, por otro, a aquéllos que defienden que las elecciones son un mecanismo de evaluación retrospectiva de la actuación de los gobiernos (Key, 1966; Fiorina, 1981). En función de esto podríamos hablar, respectivamente, de representación como mandato o de representación como control o Accountability. En las democracias actuales no existen mecanismos que permitan controlar a los gobiernos a través del mandato (Przeworski 1997:7), pero esto no quiere decir que no existan otras formas para intentar que los gobernantes actúen en función de los intereses de los ciudadanos y no de los suyos 2 propios. Los ciudadanos pueden controlar a los gobiernos si pueden inducirles a anticipar que tendrán que rendir cuentas de sus acciones pasadas (Manin, Przeworski y Stokes 2002:32). Friedrich (1968: 199-215) afirma que los intereses de los ciudadanos serán tenidos en cuenta por los gobernantes porque se cumple la Ley de las reacciones anticipadas. Desde que prometen su cargo, los políticos están pensando en las próximas elecciones, su pretensión es ser reelegidos, y saben que los ciudadanos valorarán la gestión que han llevado a cabo. En este sentido las elecciones serían un mecanismo para controlar a los gobiernos expost, en el que los gobiernos al desear ser reelegidos anticiparán los deseos de los votantes e implementarán políticas que satisfagan estos deseos (Fiorina, 1981: 194, Ferejohn 1986: 7, Manin, Przeworski y Stokes, 1999: 30-32). Pero para que la ley de las reacciones anticipadas funcione es necesario que las razones de los premios y castigos electorales se deban a la actuación de los gobernantes (Maravall, 2003: 22 y 72), y esto no siempre es así. En la práctica existen toda una serie de elementos que dificultan que las elecciones funcionen como un mecanismo correcto de asignación de responsabilidades. Los problemas de información (Manin 1998; Manin, Przeworski y Stokes 2002; Maravall 1999 y 2003; Montero y Lago, 2006; Stokes, 1996), la ideología como un factor que atenúa las implicaciones retrospectivas del voto (Maravall y Przeworski, 1999:37), determinados factores institucionales, son algunos de los obstáculos con los que se encuentra este modelo2. En el caso español existen además una serie de dificultades añadidas. Por un lado la existencia de un gobierno verticalmente dividido dificulta una correcta atribución de responsabilidades, por otro la dimensión nacionalista presente en determinadas Comunidades Autónomas también puede actuar como un mecanismo de distorsión de la accountability vertical (Aguilar y Sánchez Cuenca, 2008). 2 Entre los posibles factores institucionales que dificultarían los mecanismos de accountability vertical se han señalado aquellos que impiden la concentración del poder (Powell, 2000; Manin, Przeworski y Stokes, 1999), los sistemas electorales proporcionales (Manin 1998:222, Manin, Przeworski y Stokes 1999:47; Sartori, 2005:301), los gobiernos de coalición (Bosh, Diaz y Riba, 1999; Font, 1999; Powell, 2000:51 y 60; Urquizu, 2003). También se ha incluido las limitaciones de mandato (Pitkin, 1985: 60-64), y el que el voto es un juicio único y simultáneo (Aguilar y Sánchez Cuenca, 2008:105). 3 Los políticos también pueden utilizar distintas estrategias para manipular la opinión pública (Maravall 1999:178). Esto es frecuente cuando el partido en el gobierno ha aplicado políticas impopulares, o cuando ha roto las promesas electorales. Una táctica común es intentar responsabilizar de los malos resultados de la gestión a agentes exógenos que escapan al control del gobierno. Otra opción es introducir en el debate una dimensión que ellos consideran ganadora y que creen acabará inclinando la balanza en su favor. Gran parte de estos obstáculos han sido ampliamente estudiados. En el caso español se ha puesto especial hincapié en las características propias derivadas de un Estado Autonómico. Se ha analizado cómo la dimensión nacionalista puede convertirse en un mecanismo de distorsión de la rendición de cuentas en Comunidades Autónomas como la catalana o la vasca (Aguilar y Sánchez Cuenca, 2008), o cómo un gobierno verticalmente dividido conlleva unas dificultades añadidas a la hora de realizar una correcta asignación de responsabilidades (Font, 1999; Aguilar y Sánchez Cuenca, 2008). El problema es que la mayor parte de los trabajos sobre el caso español, han dejado de lado un factor que ha estado presente en la democracia española desde que ésta inició su andadura en 1978, la existencia de la banda terrorista ETA. Francisco Llera, en la presentación del VIII Congreso Español de Ciencia Política y de la Administración celebrado en Valencia (18 septiembre del 2007), recalcaba cómo "el terrorismo es un elemento que está presente en el comportamiento político español desde hace muchos años y por lo tanto siempre influye, tanto en el comportamiento electoral como en los programas y campañas de los partidos". Existen numerosos trabajos sobre el fenómeno terrorista, pero la mayor parte son de carácter meramente descriptivo y los que dan un paso más abordan el objeto de estudio desde la perspectiva del terrorista, preguntándose por cuál es la lógica que se esconde detrás de las acciones de los terroristas (Sánchez Cuenca, 2001). 4 Todo acto terrorista tiene una serie de efectos directos, efectos que pueden tener consecuencias directas sobre el comportamiento electoral, pero la presencia de este fenómeno también puede llevar asociados una serie de efectos indirectos que a menudo quedan olvidados, y que pueden llegar a convertirse en un mecanismo de distorsión de la representación como control más importante incluso que el generado por los propios efectos directos. Después de los atentados del 11 M, y de la elecciones del 2004, se han publicado toda una serie de trabajos en los que se analizan los efectos que pudieron tener dichos atentados sobre los resultados electorales (Porras Nadales, 2004; Santamaría, 2004; Torcal, 2004; Duran Muñoz, 2005; Michavila, 2005; Olmeda, 2005; Sanz y Sierra, 2005; Montero y Lago, 2006, etc.). Además de la conmoción producida por dichos atentados, la mayor parte de estos trabajos hacen referencia a los posibles efectos de las declaraciones que se produjeron en los días posteriores, tanto por parte del Gobierno como por parte de la oposición, en los resultados electorales. En este punto parte de estos trabajos estarían teniendo en cuenta algunos de los efectos indirectos que puede llevar asociado un acto terrorista Siguiendo en esta línea que pone el acento en los efectos indirectos del terrorismo, el objetivo de este trabajo es comprobar si existe un uso instrumental del terrorismo por parte de los partidos políticos democráticos. En concreto, se trata de ver cuáles son las condiciones que favorecen este uso instrumental y cuáles son los efectos que este uso tiene sobre el comportamiento de los votantes. La idea principal es que en determinadas situaciones los partidos democráticos pueden intentar distorsionar los mecanismos de accountability vertical introduciendo el terrorismo como dimensión ganadora. 5 En este punto hay un elemento que se ha pasado por alto en estudios anteriores y que puede ser importante. Hasta ahora, la mayor parte de los trabajos que se han realizado sobre manipulación de la opinión pública con objetivos electorales se han centrado en las estrategias desarrolladas por los políticos que ocupan el poder (Maravall, 2003), sin barajar la posibilidad de que sea la oposición la que esté interesada en que los ciudadanos no voten en función de criterios retrospectivos. Schattschneider (1960 en Subirats y Gomà, 1998: 26) afirma que aquél que determina cuál es la principal preocupación de la política es quien gobierna el país. Si esto es cierto podemos pensar que el partido en la oposición también puede tener intereses en manipular la opinión pública. Por ejemplo ¿qué ocurre cuando la valoración de la actuación del gobierno es positiva? ¿O cuándo el presidente del gobierno aventaja claramente al líder de la oposición? En este trabajo nos vamos a centrar en la oposición. Se va a tratar de comprobar es la siguiente hipótesis: Cuando el contexto político y económico, y las valoraciones del Presidente y del Ejecutivo son favorables al partido en el gobierno, la oposición puede introducir cuestiones transversales como el terrorismo dentro del debate electoral, como una dimensión ganadora, con el objetivo de que el ciudadano no decida su voto sobre la base de criterios meramente retrospectivos3. El caso de estudio elegido para comprobar esta hipótesis en España ha sido la VIII legislatura. Ésta comenzó con los comicios celebrados el 14 de marzo del 2004, tres días después de los atentados del 11 M. Dichos atentados vinieron seguidos de una importante polémica sobre la autoría de los mismos, algo que en parte propició la entrada del terrorismo y de la política antiterrorista dentro del debate electoral y político. Durante los cuatro años que duró la legislatura asistimos a importantes tensiones entre las principales fuerzas políticas, tensiones que han girado la mayor parte del tiempo en torno a dos cuestiones: la política territorial y la política antiterrorista llevadas a cabo por el gobierno. 3 Sólo se tendrá en cuenta el terrorismo nacionalista de ETA. 6 El trabajo se va a estructurar en tres partes. En la primera se estudiara la VIII legislatura, el contexto político y económico y la valoración del gobierno, de la oposición y los lideres, haciendo especial referencia a los comicios autonómicos y municipales celebrados en el 2007. En la segunda se analizarán las elecciones generales del 2008, los resultados electorales y las posibles explicaciones individuales de los mismos. Por último en la tercera parte del trabajo se expondrán las conclusiones finales del mismo. 2. VIII Legislatura La VIII legislatura se inicia con la victoria del PSOE en los comicios celebrados el 14 de marzo del 2004. Si recordamos cómo fue el contexto en el que tuvieron lugar dichas elecciones, no podemos olvidar la conmoción producida por los atentados del 11 M y el clima de crispación política generado en torno a la autoría de dichos atentados4. El hecho de que los atentados fueran obra de terroristas islamistas era un elemento inédito para la sociedad española y europea, con implicaciones electorales muy diferentes de haberse tratado de un atentado “etarra”. La autoría de ETA beneficiaría al partido en el Gobierno por los evidentes logros conseguidos en la lucha antiterrorista; pero si el atentado era obra de grupos islamistas la responsabilidad de las muertes recaería sobre el Partido Popular por el apoyo a Estados Unidos en la guerra de Irak con la clara oposición de la opinión pública española (Michavila, 2005:5, Montero y Lago, 2006:8)5. Montero y Lago (2006) plantean cómo no todos los tipos de terrorismo tienen las mismas implicaciones electorales. En el caso del terrorismo de ETA y el islamista de Al Qaeda, encontramos dos diferencias fundamentales. La primera es que no cabe establecer causalidad alguna entre las decisiones de los Gobiernos españoles y las acciones de ETA, todos los gobiernos democráticos españoles han tenido que enfrentarse a la misma amenaza. Pero muchos españoles han dado por sentada la relación entre la política exterior del Gobierno del PP y los atentados de Al Qaeda. La segunda radica 4 En un primer momento todos los medios de comunicación y partidos políticos españoles atribuyeron a ETA la autoría de los atentados. Posteriormente sólo el PP mantuvo esta hipótesis. 5 La evidencia empírica muestra que los atentados terroristas de ETA han tenido escasas repercusiones electorales (Montero y Lago, 2006) 7 en la circunstancia de que, salvo los años anteriores a la llegada del PP al Gobierno, en 1996, la actuación de los Gobiernos ante el terrorismo de ETA no ha sido cuestionada ni por los dirigentes partidistas ni por los ciudadanos, mientras que es obvio que los españoles han disentido frontal y masivamente de las justificaciones aducidas por el gobierno del PP para apoyar la invasión de Irak. Por tanto si el terrorismo de ETA podría caracterizarse como un valence issue (es decir, se trata de un tema en el que todo el mundo comparte la misma visión), la participación en la guerra de Irak se habría convertido en un position issue (esto es, se trata de un tema en el que la visión que se maneja depende de la ideología de cada uno) (Montero y Lago, 2006:15-16). Después de las elecciones de marzo del 2004 el clima de crispación generado continuó en aumento. Los trabajos llevados a cabo por la Comisión de Investigación constituida en el Congreso de los Diputados para dilucidar la autoría de dichos atentados, y sobre todo las posiciones expresadas desde ciertos medios de comunicación, que se hacían eco de lo que más tarde se conoció como “teoría de la conspiración”, intensificaron el clima de enfrentamiento entre las dos principales fuerzas porlíticas a nivel nacional, PSOE y PP. Desde ese momento el terrorismo y ETA ocuparon un lugar predominante dentro del debate político. Santamaría y Criado (2008) mencionan cómo la legislatura 2004-2008 ha sido caracterizada frecuentemente como la legislatura de la crispación. Crispación que el PP promovió desde el principio, con distintas modulaciones según el momento, pero centrándola sobre todo en torno al Estatuto de Cataluña y la lucha antiterrorista. 8 a) Elecciones autonómicas y locales del 2007: ETA en el centro del debate El lugar predominante que pasó a ocupar el terrorismo y ETA dentro del debate político se puede ver claramente en la campaña electoral que precedió a las elecciones autonómicas y municipales del 2007. Uno de los temas centrales durante toda la precampaña fue el caso de Iñaki de Juana Chaos. Tras su traslado el 12 de Octubre a la clínica Donostia, y la concesión del segundo grado penitenciario, después de casi 4 meses de huelga de hambre, empezaron las acusaciones al gobierno por ceder a los chantajes de ETA. El PP y algunas de las asociaciones de víctimas del terrorismo convocaron concentraciones y manifestaciones por toda España en repulsa de esta decisión del gobierno. Por su parte, Zapatero amenazó con destapar la política penitenciaria llevada a cabo por el PP, y citó la reagrupación de 43 etarras para evitar el asesinato de Ortega Lara, quien en una de sus apariciones, criticando la política antiterrorista del gobierno, negó que esto fuese cierto. Las declaraciones contrarias a la política antiterrorista del Gobierno no se circunscribieron a la oposición y las asociaciones de víctimas. La asociación de fiscales y el vocal del Consejo Superior del Poder Judicial (CSPJ) también se declararon contrarios a las medidas tomadas en este caso. A estos colectivos se sumaron también algunos vinculados con las fuerzas de seguridad y la clínica Donostia, por los supuestos tratos de favor que De Juana recibió. El juicio de Arnaldo Otegui celebrado a finales de marzo por enaltecimiento del terrorismo; la comparecencia de éste junto con el Lendakari Juan José Ibarretxe, en abril, en el Palacio de Justicia de Bilbao, por haberse mantenido una reunión prohibida por el Tribunal Supremo; el ataque que recibió Antonio Aguirre, dirigente de foro de Ermua, por un cargo municipal del PNV durante la campaña; la actuación de los fiscales en los temas relacionados con la banda terrorista ETA; las listas que intentó presentar la ilegalizada Batasuna a las elecciones municipales que se celebrarán en la Comunidad Autónoma Vasca; etc., se convirtieron igualmente en temas centrales de la campaña. 9 De estos temas, las listas que intentó presentar la ilegalizada Batasuna en la CAV pasaron a ser el principal punto de debate de toda la campaña, además su repercusión mediática tuvo efectos a nivel nacional. Se acusó al gobierno de ceder a los chantajes de ETA, y a la fiscalía por su actuación. Estas acusaciones, junto con la polémica generada por la sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, volvieron a convertirse en el centro de la polémica. El PP acusó al gobierno de haber abierto la puerta de las instituciones a ETA, y de haber “manipulado” la resolución del TC, afirmando que Batasuna se presentaba a las elecciones porque Zapatero había querido. La campaña electoral del 2007 es un ejemplo de cómo un partido, en este caso el PP, introduce el terrorismo dentro del debate político consiguiendo que prácticamente toda la precampaña y la campaña gire en torno a este. Se cumple lo que pronosticaban Lang y Lang (1983), cuando una política que normalmente permanece opaca a la opinión pública sale a la luz, ésta acaba convirtiéndose en el objeto de una batalla por la opinión pública. ¿Cuáles fueron las causas que le llevaron al PP a situar al terrorismo y sus implicaciones en el centro de la campaña electoral de unos comicios de carácter autonómico y local como los celebrados en el 2007, donde los representantes que se iban a elegir no iban a tener competencia alguna en materia antiterrorista? El que sean unas elecciones de este tipo en las que el terrorismo ocupe el centro del debate es doblemente significativo. Además de la distorsión provocada por la inclusión, en el debate político, de una política que antes había estado en cierta forma al margen, tenemos el hecho de que la política antiterrorista es una competencia a nivel nacional. Por lo tanto estamos ante un efecto arrastre en cuanto a los temas de campaña. Siguiendo lo expuesto por Remmer y Gélineau (2003) esto supone un problema añadido a la hora de entender la representación como control, ya que el control democrático de los gobiernos regionales se dificulta cuando el voto se decide por lo que ocurre a nivel central. 10 Saber cuáles son las motivaciones exactas que se esconden detrás de las actuaciones de un determinado agente político es prácticamente imposible, pero sí podemos ver en qué contexto se toman esas decisiones. b) Contexto económico y valoración de la situación económica. Bosh, Diaz y Riba (1999:176-177) al analizar las funciones de popularidad y los modelos de voto, afirman que ambos dependen de tres grupos de variables, las de tipo económico, las de tipo político y las que dependen de la estructura del modelo. El primer grupo, las de tipo económico, recoge al conjunto de variables, tanto objetivas como subjetivas, que reflejan el estado de la economía. Entre las objetivas, las dos variables macroeconómicas que tienen un efecto más consistente en la popularidad son la tasa de paro y la inflación (Nannestad y Paldam, 1994 en Bosh, Diaz y Riba, 1999:181), aunque parece que son las subjetivas las que cobran mayor importancia (Bosh, Diaz y Riba, 1999:183 y 193). En cuanto a las variables macroeconómicas (Gráfico 1), la tasa de desempleo experimentó un importante descenso al principio de la legislatura. Luego fue sufriendo altos y bajos. En abril del 2007 registró los valores más bajos. El PIB mantiene valores en torno al 3.5 y la inflación oscila entre el 2.8 y el 3.5. El PIB en enero del 2008 registra el valor más bajo de toda la legislatura (2.7) y la inflación el más alto (4.1), algo que refleja los primeros efectos de la que podríamos denominar como la última crisis económica mundial. Ésta se inicia a finales del verano del 2007, y se agrava en septiembre del 20086. Este fenómeno se extendió rápidamente por diversos países europeos, como Dinamarca que entró en recesión en el primer trimestre del 2008. En España, a pesar de que durante la campaña se oyeron algunos ecos lejanos que hacían referencia a dicha crisis, ésta no entró plenamente en la agenda política hasta una vez pasados los comicios del 9 de marzo, fecha en la que los efectos de esta crisis aún no se habían dejado sentir en Europa. 6 Con la bancarrota de Lehman Brothers, Fannie Mae, Freddie Mac AIG, entre otras. 11 Gráfico 1: Tasa de desempleo, inflación y PIB . Fuente: Instituto Nacional de Estadística. PIB como el volumen encadenado, referencia año 2000; la inflación, IPC como variación de las medias anuales; y la tasa de desempleo, como porcentaje de parados respecto de la población activa de cada grupo de edad. El gráfico está representado en escala logarítmica en base 2. En cuanto a la valoración subjetiva que hacen los ciudadanos de la situación económica, se han empleado los barómetros que realiza periódicamente el Centro de Investigaciones Sociológicas para poder cuantificarla. En éstos se pide a los encuestados que califiquen la situación económica como muy buena, buena, regular, mala o muy mala. Para facilitar el análisis y la comprensión del mismo, a partir de esta pregunta, se ha construido lo que se ha denominado un índice de valoración subjetiva a nivel agregado para todos los barómetros analizados, multiplicando cada una de estas categorías por un coeficiente de ajuste7: Índice de valoración subjetiva: 0.01MB + 0.005B – 0.005M – 0.01MM 7 La categoría “regular”, al ser la que se sitúa en la mitad de la escala de “muy buena” a “muy mala”, se toma como categoría neutra. Esto implica que el coeficiente que llevaría asociado sería igual a 0. 12 Este índice tomará siempre valores entre -1 y 1. El valor 1 implica que el 100% de la muestra considera que la situación económica es “muy buena”, mientras que el valor -1 indica que el 100% de la muestra considera que ésta es “muy mala”. El gráfico 2 muestra como al comienzo de la legislatura la valoración subjetiva de la economía registraba un ligero descenso, manteniéndose durante todo el periodo con valores inferiores a cero. Aunque en enero del 2008, justo antes de las elecciones generales, ésta vuelve a registrar valores superiores a cero, lo que indica una valoración positiva. Gráfico 2: Valoración de la situación económica durante la VIII legislatura. Fuente: Barómetros del CIS: 2561, 2570, 2577, 2589, 2602, 2616, 2622, 2633, 2640, 2651, 2657, 2672, 2700, 2728, 2735, 2749. 13 c) Valoración del gobierno y de la situación política. En cuanto a la valoración subjetiva de la situación política (Gráfico 3), ésta sufre un importante descenso durante el primer año y medio de legislatura 8. Durante el resto de la legislatura se mantiene la valoración negativa, alcanzado valores bastante por debajo de las percepciones más bajas sobre cómo era la situación económica (Gráfico 2). Gráfico 3: Valoración de los de la situación política. Fuente: Ídem. Estos datos podrían hacernos intuir una valoración del gobierno negativa, pero esto supondría pasar por alto la posibilidad de que los ciudadanos estén valorando negativamente la económica y el contexto político, y que aún así tengan una percepción positiva de la actuación del gobierno por no 8 Para operacionalizar dicha valoración se ha trabajado de la misma forma que con la valoración de la situación económica. 14 considerarle responsable de tales situaciones. El Gráfico 4 refleja la un importante descenso en valoración que han hecho los ciudadanos de la actuación del Gobierno durante el primer año de la legislatura9. Hecho que podría deberse al clima de crispación política entorno a la legitimidad de los resultados del 14 de marzo y a la autoría de los atentados del 11 M. Gráfico 4: Valoración del Gobierno durante la VIII legislatura. Fuente: Barómetros del CIS: 2561, 2570, 2577, 2589, 2602, 2616, 2622, 2633, 2640, 2651, 2657, 2672, 2700, 2728, 2735, y encuesta 2750. El Gobierno sufrió una la pérdida de popularidad, pero si observamos cómo era la valoración de la oposición, vemos como la que hacen de la actuación del gobierno es significativamente más favorable que la que hacen de la oposición (Gráficos 5 y 6), por lo tanto en principio cabría esperar que las variables políticas fuesen favorables al partido en el Gobierno10. Gráfico 5: Valoración de la gestión del gobierno y de la actuación política de la oposición en abril del 2007. 9 Para operacionalizar dicha valoración se ha trabajado de la misma forma que con la valoración de la situación económica y política 10 En este caso sólo se tendrá en cuenta la valoración del PP. 15 Fuente: Barómetro 2700. Datos en porcentajes sobre el total de la muestra. Gráfico 6: Valoración de la gestión del gobierno y de la actuación política de la oposición en enero del 2008. Fuente: Encuesta 2750. Datos en porcentajes sobre el total de la muestra. La valoración del gobierno y de la oposición no son las únicas variables políticas que se deben tener en cuenta a la hora de analizar la intención de voto. Manin (1998: 267-271) destaca cómo uno de los factores esenciales de las variaciones que se está experimentando el gobierno representativo es la “personalización de la opción electoral”, la individualidad de los candidatos. Como los votantes tienden a votar cada vez más a la persona en vez de al partido o al programa. Por lo tanto nuestro análisis se quedaría 16 con lagunas si no se tuvieran en cuenta las valoraciones de los principales candidatos. El Gráfico 8 refleja la valoración que los ciudadanos españoles hacían de los principales líderes políticos un mes antes de las elecciones de mayo del 2007. En este caso el entonces presidente del gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero era el mejor valorado de todos, obteniendo casi un punto más que su contrincante Mariano Rajoy, quien obtenía una puntuación incluso inferior a la del líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares. Gráfico 8: Valoración de los principales líderes políticos en abril del 2007. Fuente: Barómetro 2700. Valoración media en una escala de 0 a10. Desviaciones típicas se sitúan entre 2.35 y 2.88. Gráfico 9: Valoración de los principales líderes políticos en enero del 2008. 17 Fuente: Encuesta 2750. DT 2.15-2.81. Estos datos reflejan, a pesar de la valoración negativa que hacen los ciudadanos de la situación económica y política, un contexto favorable al partido en el gobierno. En principio parece que los ciudadanos no consideran al gobierno como único responsable de una situación económica y política. Además la valoración que hacen de la actuación de la oposición y la puntuación que otorgan al líder del principal partido de la misma, también indican que en ambos casos el partido en el Gobierno, en este caso el PSOE, partiría como claro favorito. No podemos afirmar que estas valoraciones impliquen una intención de voto favorable al partido en el gobierno, pero las encuestas preelectorales y los barómetros políticos del CIS contienen una cuestión sobre intención directa de voto, analizando los resultados de estas (Gráficos 10 y 11), vemos como antes de las elecciones del 2007 y del 2008, la intención de voto declarada, para elecciones generales, era claramente favorable al PSOE. Gráfico 10: Intención de voto declarada (para elecciones generales) en abril del 2007 18 Fuente: Barómetro 2700. Datos en porcentajes sobre el total de la muestra. Gráfico 11: Intención de voto declarada (para elecciones generales) en enero del 2008. Fuente: Encuesta 2750. Porcentajes sobre el total de la muestra. Si tenemos en cuenta todos estos datos podemos decir que nos encontramos ante una situación en que el partido de la oposición no saldrá beneficiado si los votantes votan retrospectivamente. 3. Elecciones genérales del 2008. a) Campaña y precampaña Unos días antes de los comicios generales del 9 de marzo, el secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, hizo las siguientes declaraciones al periódico británico Financial Times: “Toda nuestra estrategia está centrada en los votantes socialistas indecisos. Sabemos que nunca nos votarán. Pero si podemos sembrar suficientes dudas sobre la economía, sobre la 19 inmigración y sobre cuestiones nacionalistas, entonces quizá se quedarán en casa” (Informe sobre la democracia en España 2008:14). Estas declaraciones resumen cuál ha sido la estrategia del PP en esta campaña, y cuáles son los temas en los que ésta se ha centrado. La Universidad de Navarra ha elaborado un informe en el que se muestran cuáles han sido los principales temas de la campaña del PSOE y del PP11. Dicho estudio muestra cómo el terrorismo, seguido en importancia por las cuestiones asociadas a la economía y el empleo, han sido los principales temas de campaña. También refleja cómo, según ha ido avanzado la campaña, la inmigración se ha convertido en el cuarto asunto en importancia. Por su parte, los debates asociados a la educación y la vivienda, ocuparon el sexto y séptimo lugar, mientras que el aborto y la familia han estado prácticamente ausentes. Otro dato que muestra la tensión generada en torno a la política territorial y la política antiterrorista es el número de preguntas parlamentarias sobre estos temas que el grupo popular efectuó al gobierno en el Congreso (para mayor detalle ver los Informes sobre la democracia en España 2007 y 2008. Fundación Alternativas, Madrid). 11 Proyecto Análisis Político y Valor Mediático de la Universidad de Navarra (Francesc Pujol). 20 b) Resultados electorales En la Tabla 2 se puede ver la concentración del voto que se produce en los dos principales partidos, PP y PSOE. El PSOE renueva su mandato, aumentando el número de votos y el número de diputados. El PP también mejora sus resultados respecto al 2004. Tabla 2: Resultados de las elecciones generales del 2004 y 2008 (nivel estatal) P.S.O.E. P.P. I.U. UPYD EAJ-PNV CIU ESQUERRA B.N.G. CC-PNC CHA EA NA-BAI Otros votos 11.026.163 9.763.144 1.284.081 420.980 835.471 652.196 208.688 235.221 94.252 80.905 61.045 1.229.153 2004 % 42,59 37,71 4,96 Diputados votos 164 11.289.335 148 10.278.010 5 969.946 1,63 3,23 2,52 0,81 0,91 0,36 0,31 0,24 4,75 7 10 8 2 3 1 1 1 306.079 306.128 779.425 298.139 212.543 174.629 38.202 50.371 62.398 969.661 2008 % 43,87 39,94 3,77 Diputados 169 154 2 1,19 1,19 3,03 1,16 0,83 0,68 0,15 0,20 0,24 3,77 1 6 10 3 2 2 0 0 1 0 Fuente: Ministerio del Interior (http://www.elecciones.mir.es). El porcentaje de voto es porcentaje de voto válido Por lo general cuando PSOE o PP ganan o pierden en el conjunto de España suelen ganar o perder en todas o en la mayoría de las CCAA yen proporciones semejantes al promedio nacional. Pero en el 2008, el PSOE gana las elecciones incrementando sus votos sólo en doce CCAA (Tabla 3). Por su parte el PP mejoró sus resultados en aquellas CCAA donde era más fuerte. 21 Tabla 3: Resultados de las elecciones generales del 2004 y 2008 por CCAA. 2004 2008 Andalucía PP 33,69 38,18 PSOE 52,86 51,93 Aragón PP 36,48 37,01 PSOE 41,28 43,39 Asturias PP 43,77 41,58 PSOE 43,38 46,93 Canarias PP 35,44 35 PSOE 34,45 39,57 Cantabria PP 51,9 49,99 PSOE 40,87 43,61 Castilla y León PP 50,31 50,01 PSOE 41,9 42,78 Castilla la Mancha PP 47,4 49,36 PSOE 46,5 44,51 Cataluña PP 15,58 16,04 PSOE 39,47 45,39 C valenciana PP 46,78 51,59 PSOE 42,45 40,97 Fuente: Ministerio del Interior. Datos en Extremadura PP PSOE Galicia PP PSOE Islas Baleares PP PSOE La Rioja PP PSOE Madrid PP PSOE Navarra PP PSOE País Vasco PP PSOE Murcia PP PSOE 2004 42,39 51,22 47,15 37,19 45,89 39,48 49,94 43,97 45,02 44,11 37,6 33,55 18,89 27,22 57,42 35,00 2008 41,81 52,29 43,86 40,64 43,97 44,23 49,51 43,63 49,19 39,68 39,22 34,76 18,53 38,14 61,24 32,85 porcentaje de voto válido Otro hecho destacable son las diferencias en cuanto a la participación. Santamaría y Criado (2008) comprueban que en CCAA donde el PP ha obtenido mayor número de votos la participación se ha incrementado por encima de la media nacional, mientras que en otras, como País Vasco y Cataluña, donde el PSOE logra sus mejores resultados, es, donde la abstención alcanza las cotas más amplias y supera con mucho no sólo la media nacional, sino la media histórica regional (Tabla 4). Tabla 4: Niveles de participación y partido con más votos por CCAA Andalucía Aragón Asturias 2004 74,77 77,04 71,73 PSOE PSOE PP 2008 72,77 75,92 71,29 PSOE PSOE PSOE 22 Canarias 66,7 PP 65,87 Cantabria 77,23 PP 76,38 Castilla y león 77,81 PP 77,66 Castilla la mancha 79,9 PP 80,02 Cataluña 75,96 PSOE 70,3 C valenciana 77,71 PP 78,84 Extremadura 79,26 PSOE 78,55 Galicia 70,97 PP 70,48 Islas Baleares 68,84 PP 67,57 La rioja 79,46 PP 79,29 Madrid 78,93 PP 79,08 Navarra 76,22 PP 72,06 País vasco 74,97 EAJ-PNV 64,03 Murcia 77,06 PP 79,58 Total 75,66 PSOE 73,85 Fuente: Ministerio del Interior (http://www.elecciones.mir.es) PSOE PP PP PP PSOE PP PSOE PP PSOE PP PP PP PSOE PP PSOE Estas diferencias territoriales podrían que la polémica y las tensiones en torno a la política territorial y la política antiterrorista, producidas a lo largo de toda la legislatura, no han tenido la misma incidencia en todas las CCAA. c) Análisis de datos individuales Después de los atentados del 11 M casi un 60 por ciento de los encuestados consideraba que ETA era uno de los principales problemas de España, percepción que se fue atenuando con el paso del tiempo (Gráfico 12). A finales del 2006 apenas un 19 por ciento consideraba ETA como uno de los principales problemas. Esta tendencia sufre un cambio importante a partir de estas fechas, llegando a alcanzar cifras que rondan casi los 45 puntos porcentuales justo después de las elecciones del 2007. Gráfico 12: Porcentaje de ciudadanos que consideran que ETA es uno de los principales problemas en España. 23 Fuente: Barómetros: 2554, 2561, 2570, 2577, 2589, 2602, 2616,2622,2633, 2640, 2651, 2657, 2672, 2700, 2728, 2735, 2749 y 2761. En cuanto a la incidencia de estas cuestiones durante la campaña electoral, el Gráfico 13 refleja cómo el debate generado en torno al terrorismo y la política antiterrorista es uno de los que los encuestados consideran más importante. Gráfico 13: Importancia de los distintos temas de debate durante la campaña electoral del 2008. Fuente: DA7708. Si agrupamos los votantes por recuerdo de voto de las elecciones del 2004 y 2008 en seis categorías, tres de votantes fieles (aquellos que en ambas elecciones reconocer haber votado lo mismo) y tres de cambiantes, y 24 estudiamos si existen diferencias significativas entre estos votantes de los distintos partidos en cuanto a la importancia de los debates (Tabla 5), vemos que a un nivel de confianza del 95 por ciento, sólo hay diferencias significativas entre los votantes de los distintos partidos, en cuanto a la importancia que otorgan al debate en el caso de la política antiterrorista. Estas diferencias se dan entre los votantes del PSOE y del PP que hemos denominado “fieles” (Tabla 6), de forma que los votantes del PSOE dan una importancia significativamente menor al debate sobre la política antiterrorista. En cambio aquellos votantes que en el 2004 votaron al PSOE y que en el 2008 cambiaron su voto, reflejan valores muy semejantes a los votantes “fieles” del PP. Tabla 5: Estadísticos del Anova: Importancia de los distintos debates en función del voto. Inmigración Derechos Sociales Matrimonio Homosexual Política Antiterrorista Organización Territorial Fuente: DA7708. F 5,06 1,88 1,43 0,53 0,86 Sig. 0,00 0,09 0,21 0,75 0,51 25 Tabla 6: Importancia del debate sobre política antiterrorista en función del voto Intervalo de confianza PSOE PSOE-Otros PP-PP PP-Otros IU-IU IU-Otros N 1.992 256 1.081 99 145 60 Media 3,45 3,52 3,56 3,53 3,45 3,52 D.T 0,61 0,57 0,57 0,58 0,66 0,57 E.T 0,01 0,04 0,02 0,06 0,05 0,07 al 95% L. inferior L. superior Mín. 3,42 3,48 1 3,45 3,59 1 3,53 3,59 1 3,41 3,65 1 3,35 3,56 1 3,37 3,66 2 Máx. 4 4 4 4 4 4 Fuente: encuestas pre y postelectoral del CIS (Base de datos, DA7708). La Tabla 7 refleja un análisis similar. Esta vez lo que se tiene en cuenta es si el encuestado ha catalogado el terrorismo como uno de los dos temas que más le preocupa. Son los votantes “fieles” del PP los únicos para los que el terrorismo es uno de los dos temas que más les preocupa con una frecuencia significativamente superior. Tabla 7: Tabla de contingencia: ¿Es el terrorismo uno de los dos temas que más le preocupa? No PSOE-PSOE -1,18 PSOE-Otros 2,66 PP-PP -3,42 PP-Otros 3,04 IU-IU 3,42 IU-Otros 2,27 Total Chi-Cuadrado: 46,750, sig.: 0.000 Si 1,18 -2,66 3,42 -3,04 -3,42 -2,27 Total (2040) (266) (1101) (102) (153) (60) (3722) Fuente: DA7708. Residuos tipificados corregidos. Un análisis de correlación entre las variables que miden la importancia que se ha concedido al debate sobre política antiterrorista y la forma que se cree más adecuada para acabar con ETA muestra cómo entre ambas variables, a un nivel de confianza del 99 por ciento, existe una correlación lineal inversa (Coeficiente de Pearson: -0.036, sig.:0.007). De forma que 26 aquellos encuestados que dan mayor importancia al debate sobre el terrorismo son aquéllos que creen que la forma de acabar con ETA es derrotarla policialmente, postura defendida por las filas del PP durante toda la legislatura. En función del voto también existen diferencias significativas, a un nivel de confianza del 99.9 por ciento, en cuanto a la forma que se considera más eficaz a la hora de acabar con ETA (Tabla 8). Son los votantes de IU los que están más a favor de que se dialogue con la banda terrorista, mientras que son los seguidores del PP los que se muestran más contrarios a este tipo de políticas. En cuanto a los votantes del PSOE se sitúan en posiciones medias de la escala, lo que implica que consideran que la solución más adecuada requiere tanto del dialogo con la banda como de la lucha policial. Tabla 8: Política más adecuada para acabar con ETA en función del voto. PSOE PSOE-Otros PP-PP PP-Otros IU-IU IU-Otros Total N 1.926 251 1.049 95 143 57 3.521 Media 5,23 4,28 2,29 2,93 7,19 5,83 4,31 D.T. 3,34 3,39 2,66 3,13 3,11 3,11 3,46 E.T. 0,08 0,21 0,08 0,32 0,26 0,41 0,06 Intervalo de confianza al 95% L. inferior L. superior 5,08 5,38 3,86 4,70 2,12 2,45 2,29 3,56 6,68 7,71 5,00 6,66 4,20 4,43 Fuente: DA7708. Los valores oscilan entre 0 (única manera de acabar con ETA es derrotarla policialmente) y 10 (para acabar con ETA también hace falta el dialogo). En cuanto a la distribución territorial del voto y de la abstención, si la estrategia desarrolladla por el PP consiguió desmovilizar a los votantes indecisos del PSOE, cabria esperar alguna relación entre los niveles de participación y el grado de incidencia de los debates desarrollados durante la campaña. 27 Tabla 9: Anova: Importancia concedida al debate sobre el terrorismo en las distintas CCAA Intervalo de confianza Andalucía Aragón Asturias (Principado de) Baleares (Islas) Canarias Cantabria Castilla La Mancha Castilla y León Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid (Comunidad de) Murcia (Región de) Navarra (Comunidad Foral de) País Vasco Rioja (La) Total N 1.052 171 163 122 257 83 260 360 926 617 153 409 742 157 Media 3,42 3,54 3,56 3,33 3,45 3,56 3,43 3,57 3,34 3,50 3,62 3,36 3,63 3,42 D.T 0,58 0,60 0,61 0,58 0,67 0,58 0,60 0,56 0,68 0,61 0,60 0,54 0,54 0,62 E.T 0,02 0,05 0,05 0,05 0,04 0,06 0,04 0,03 0,02 0,02 0,05 0,03 0,02 0,05 79 305 39 5.897 3,35 3,46 3,46 3,46 0,56 0,62 0,56 0,61 0,06 0,04 0,09 0,01 al 95% L. inferior L. superior 3,38 3,45 3,44 3,63 3,46 3,65 3,23 3,43 3,37 3,54 3,43 3,68 3,36 3,51 3,51 3,63 3,30 3,39 3,45 3,55 3,52 3,71 3,31 3,42 3,59 3,67 3,32 3,52 3,23 3,39 3,28 3,45 3,48 3,53 3,64 3,48 Fuente: DA7708. Los valores oscilan entre 1 (nada importante) y 4 (muy importante) En las CCAA en donde significativamente se ha concedido menor importancia a dicho debate han sido: Andalucía, Islas Baleares, Cataluña, Galicia y País Vasco. Si contrastamos estos datos con los que reflejaban las diferencias en participación en función de las CCAA (Tabla 3) vemos cómo, a excepción de la comunidad gallega, en los otros cuatro casos son estas mismas CCAA donde los descensos en la participación han sido mayores. Esto parece indicar que Gabriel Elorriaga estaba en lo cierto y que la estrategia desarrollada por el PP ha obtenido los frutos que esperaba, desmovilizar a los votantes indecisos del PSOE. Si volvemos de nuevo a los resultados electorales y comprobamos los avances y retrocesos tanto del PP como del PSOE en estas CCAA (Tabla 2), vemos cómo, a excepción de Andalucía, el PSOE ha incrementado el 28 porcentaje de votos válidos en el 2008 respecto del 2004, mientras que el PP ha perdido apoyos en Baleares y País Vasco, y ha avanzado en mucha menor medida que el PSOE en el caso de Cataluña. Volviendo al modelo retrospectivo vamos a ver como son las valoraciones que hacen los ciudadanos en función del voto. Las Tablas 10-12 muestran que aquellos que decidieron renovar su voto por el partido en el Gobierno hacen una valoración significativamente mejor de la situación económica y política, y de la actuación del gobierno, que aquellos que emiten un voto de castigo hacia dicho partido. Tabla 10: Anova: Valoración de la situación política en función del voto N Media PSOE 1.942 2,90 PSOE-Otros 263 3,44 PP-PP 1.052 3,72 PP-Otros 101 3,48 IU-IU 146 3,16 IU-Otros 58 3,11 Total 3.563 3,21 Fuente: DA7708. Escala de 1 D.T 0,87 0,80 0,82 0,84 0,78 0,82 0,92 (muy Intervalo de confianza al 95% E.T L. inferior L. superior 0,02 2,86 2,94 0,05 3,35 3,54 0,03 3,67 3,77 0,08 3,32 3,65 0,06 3,03 3,28 0,11 2,90 3,33 0,02 3,18 3,24 buena) a 4 (muy mala) 29 Tabla 11: Anova: Valoración de la situación económica en función del voto N PSOE 2.008 PSOE-Otros 263 PP-PP 1.094 PP-Otros 101 IU-IU 152 IU-Otros 60 Total 3.678 Fuente: DA7708. Media 3,16 3,53 3,84 3,58 3,19 3,11 3,40 D.T 0,93 0,90 0,85 0,92 0,87 0,91 0,95 E.T 0,02 0,06 0,03 0,09 0,07 0,12 0,02 Intervalo de confianza al 95% L. inferior L. superior 3,12 3,20 3,42 3,63 3,79 3,89 3,40 3,76 3,05 3,32 2,88 3,34 3,37 3,43 Tabla 12: Anova: Valoración de la actuación del Gobierno en función del voto N PSOE 1.990 PSOE-Otros 262 PP-PP 1.068 PP-Otros 100 IU-IU 150 IU-Otros 60 Total 3.630 Fuente: DA7708. Media 2,41 3,24 3,83 3,30 2,67 2,71 2,93 D.T 0,74 0,83 0,85 0,97 0,72 0,78 1,01 E.T 0,02 0,05 0,03 0,10 0,06 0,10 0,02 Intervalo de confianza al 95% L. inferior L. superior 2,38 2,44 3,14 3,35 3,78 3,88 3,10 3,49 2,56 2,79 2,51 2,91 2,90 2,96 30 En cuanto a la actuación de la oposición (Tabla 13), los votantes fieles del PP son los únicos en los que la puntuación media se mantiene en valores por debajo de 3 (regular). Tabla 13: Anova: Valoración de la actuación de la oposición (PP) en función del voto N PSOE 1.935 PSOE-Otros 253 PP-PP 1.044 PP-Otros 99 IU-IU 150 IU-Otros 60 Total 3.542 Fuente: DA7708. Media 3,94 3,65 2,77 3,31 4,36 4,10 3,58 D.T 0,85 0,87 0,76 0,91 0,78 0,76 0,99 E.T 0,02 0,05 0,02 0,09 0,06 0,10 0,02 Intervalo de confianza al 95% L. inferior L. superior 3,90 3,98 3,54 3,76 2,73 2,82 3,13 3,49 4,23 4,49 3,90 4,30 3,55 3,61 En cuanto a la valoración de los líderes, la Tabla 14 muestra cómo hay diferencias significativas. En los Gráficos 15 y 16 se puede ver que en los dos casos los intervalos de confianza para la valoración media que hacen los distintos grupos, tan sólo se solapan entre los votantes que en el 2004 votaron al PSOE o al PP, pero que en el 2008 cambiaron su voto, y entre los que en 2004 votaron a IU, renovasen su voto o no. 31 Tabla 14: Valoración media del presidente del Gobierno y del lider de la Mariano Rajoy JLRodríguez Zapatero oposición en función del voto PSOE PSOE-Otros PP-PP PP-Otros IU-IU N 1.997 262 1.067 100 150 Media 7,16 4,96 3,30 4,67 5,99 D.T 1,81 2,11 2,41 2,75 1,80 Intervalo de confianza al 95% E.T L. inferior L. superior 0,04 7,08 7,24 0,13 4,71 5,22 0,07 3,16 3,45 0,28 4,13 5,22 0,15 5,70 6,28 IU-Otros PSOE PSOE-Otros PP-PP PP-Otros IU-IU 59 1.963 259 1.049 100 151 6,31 2,99 3,90 6,29 4,39 1,97 1,86 2,30 2,37 2,00 2,55 1,99 0,24 0,05 0,15 0,06 0,26 0,16 5,82 2,89 3,61 6,17 3,88 1,65 6,79 3,09 4,19 6,41 4,89 2,29 59 2,65 1,86 0,24 2,17 3,14 IU-Otros Fuente: DA7708. 32 Valoración media de J. L. R. Zapatero Gráfico 15: Valoración Media del Presidente en función del voto. 8 7 6 5 4 3 PSOE PSOEOtros PP-PP PP-Otros IU-IU IU-Otros Fuente: DA7708. 33 Valoración media de M. Rajoy Gráfico 16: Valoración Media del líder de la oposición en función del voto. 7 6 5 4 3 2 1 PSOE PSOEOtros PP-PP PP-Otros IU-IU IU-Otros Fuente: DA7708. Son los votantes del PSOE los que otorgan mayores puntuaciones al Presidente del Gobierno, con valores medios que rondan el notable (7.16). Les siguen los que en 2004 votaron a IU pero no en el 2008 (el 80% de estos votantes se decanto por el PSOE en el 2008). En cuanto a los que no renovaron su voto por el PSOE dan una valoración media al Presidente signifitaivamente superior a la que le otorgan los votantes del PP, pero que no llega al aprobado, aunque se queda a las puertas (4.96). Aún así la puntuación que dan al lider de la oposición es mucho menor (3.9). Ni siquiera los votantes del PP le otorgan una puntuación media superior al 6.5. 34 Todos estos datos parecen indicar que los votantes que ha perdido el PSOE no han ido a parar a las filas del PP, al menos gran parte de ellos. La Tabla 16 refleja cuáles son los cambios de voto que muestran las encuestas del CIS. 35 Tabla 16: Trasvases de voto entre los principales partidos a nivel nacional (incluye la abstención). 2004/2008 PSOE-PSOE PSOE-PP PSOE-IU PSOE-UPyD PSOE-Abstención PP-PP PP-PSOE PP-IU PP-UPyD PP-Abstención IU-IU Total Fuente: DA7708. Porcentaje válido 56,77 2,71 0,92 0,85 1,38 30,65 0,86 0,17 0,65 0,79 4,24 (3.593) Algunos autores (Informe sobre la democracia en España, 2008; Santamaría y Criado, 2008) han planteado la posibilidad de que el PP estuviese introduciendo en el debate político temas transversales como la política terrorista para recabar apoyos dentro de los votantes que se sitúan en el centro ideológico. La Tabla 17 muestra cómo efectivamente los encuestados que en 2008 no renovaron su confianza en el PSOE se sitúan en posiciones ideológicas moderadas, igual que aquéllos que en el 2004 votaron al PP pero que en el 2008 también cambiaron su voto. 3 Tabla 17: Anova: Autoubicación ideológica por voto N PSOE 1.917 PSOE-Otros 242 PP-PP 1.017 PP-Otros 93 IU-IU 150 IU-Otros 57 Total 3.476 Fuente: DA7708. Media 3,56 4,60 6,76 5,44 2,43 3,00 4,56 D.T 1,14 1,61 1,35 1,54 0,98 1,42 1,95 E.T 0,03 0,10 0,04 0,16 0,08 0,19 0,03 Intervalo de confianza al 95% L. inferior L. superior 3,51 3,61 4,40 4,81 6,67 6,84 5,13 5,76 2,27 2,58 2,63 3,37 4,49 4,62 Esto no entra totalmente en colisión con nuestro planteamiento de partida. Si los presupuestos de los que parten estos autores (que el electorado español es ideológicamente más próximo al PSOE que al PP) son ciertos, el voto ideológico favorecería siempre al PSOE. El elemento diferencial que encontramos en las elecciones del 2008 es que, además de que hay la oportunidad (los atentados del 11 M y las actuaciones judiciales llevadas a cabo entorno a materia antiterrorista abrieron las puertas a un posible debate), es que estas elecciones se desarrollan en un contexto favorable al partido en el Gobierno. De hecho, si comparamos las medias de los votantes de los tres principales partidos a nivel nacional, entre las elecciones del 2004 y 2008, en cuanto a su ubicación ideológica (Tabla 18) vemos que las medias se solapan a un nivel de confianza del 95 por ciento. Tabla 18: Autoubicación ideológica en elecciones del 2004 y 2008. 2008 2004 N PSOE 2.254 PP 1.162 IU 215 PSOE 2.282 PP 1.298 IU 229 Fuente: DA7708. Media 3,69 6,64 2,60 3,61 6,58 2,65 D.T 1,25 1,42 1,13 1,18 1,39 1,12 E.T 0,03 0,04 0,08 0,02 0,04 0,07 Intervalo de confianza al 95% L. inferior L. superior 3,64 3,74 6,56 6,72 2,44 2,75 3,56 3,65 6,51 6,66 2,51 2,80 4. Conclusiones 3 O’Donnel (1998:25) apuntaba que si bien todos los tipos de accountability son importantes para el adecuado funcionamiento de un régimen democrático, la vertical electoral tiene prioridad lógica, ya que, por definición, un régimen democrático simplemente no existiría sin elecciones limpias, que ofrezcan la posibilidad de desplazar a los malos gobernantes en los siguientes comicios. Pero para que el voto pueda funcionar correctamente como un mecanismo de premios y castigos han de cumplirse una serie de requisitos, tanto institucionales como no institucionales, que no siempre se dan. La información desigual y asimétrica entre los votantes y los políticos, determinados arreglos institucionales, la propia naturaleza del voto, son obstáculos a los que hay que añadir, en el caso español, un gobierno verticalmente dividido y una dimensión nacionalista que se superpone a la tradicional ideológica de izquierda-derecha. Aparte de todos estos factores, otro elemento que se debe tener en cuenta son las estrategias desarrolladas por los políticos. Éstas, en determinadas circunstancias, pueden intentar cambiar los criterios sobre los que los ciudadanos deciden su voto, por ejemplo introduciendo dentro del debate político cuestiones de tipo transversal que normalmente permanecen al margen. En la VIII legislatura la agenda política ha estado dominada por este tipo de cuestiones transversales, en concreto han sido dos las que han copado la mayor parte del debate político, la política territorial y la antiterrorista. Hemos asistido a un escenario político donde el enfrentamiento entre los dos principales partidos ha sido frontal, y donde un tema como el terrorismo, que normalmente se había tratado como una cuestión de Estado, ha pasado a ser el centro de las disputas. Conocer los porqués que se esconden detrás de la estrategia desarrollada por el PP puede resultar imposible, lo que sí resulta factible es intentar ver cuáles han sido algunos de los posibles condicionantes. La VIII legislatura que comenzaba su andadura con el terrorismo en el centro del plató. Durante toda la legislatura los socialistas intentaron situar en el centro de la agenda aquellas cuestiones que les resultaban más favorables, los temas sociales, el buen desarrollo de la economía, pero el PP tuvo mucho más éxito en esta tarea y consiguió que las cuestiones relativas a la política territorial y antiterrorista cobraran mucha mayor 3 preponderancia. El debate en torno estas cuestiones rozó además la barrera de lo políticamente correcto. Se llegaron a escuchar declaraciones como las efectuadas por el líder de la oposición, M. Rajoy, en las que acusaba al Gobierno de “traicionar a los muertos” o de vender Navarra a los terroristas. Entre el 2004 y 2008 hemos asistido a una época de relativa bonanza económica. España lideró el crecimiento económico de la OCDE, con tasas de crecimiento anual del 3,3% en 2004, 3,6% en 2005, 3,9% en 2006 y 3,8% en 2007. Las elecciones se celebraron además en un momento en que la última crisis económica, iniciada en EEUU, aún estaba teniendo una repercusión leve en Europa. La valoración del Gobierno era positiva, y claramente superior a la de la oposición. J.LR. Zapatero era el líder que obtenía mejores puntuaciones, superando en casi dos puntos al líder del PP, M. Rajoy. En este contexto, un voto retrospectivo habría favorecido al partido en el Gobierno. Una forma de evitar el voto retrospectivo es introducir una cuestión transversal, como la política antiterrorista, como dimensión ganadora. A este respecto cabe la posibilidad de que lo que estuviera buscando el PP fuese evitar un voto ideológico, desmovilizando al electorado más moderado del PSOE. Al analizar los resultados electorales se ha visto cómo aquéllos que en el 2008 no renovaron su apoyo al PSOE, se sitúan en posiciones más moderadas de la escala ideológica que los votantes “fieles”. El electorado de centro suele ser más sensible a los temas transversales, pero también es el más sensible a cambiar su voto y por tanto a votar en función de la gestión del gobierno, aunque también suele ser el menos informado y menos motivado. 3 Es posible que la estrategia del PP, con mensajes sencillos y fácilmente aprehensibles, sobre temas tan complejos como la política antiterrorista, estuviese dirigida a este electorado más desideologizado. Pero entonces lo que deberíamos suponer es que lo que en realidad se buscaba era desmovilizar a aquéllos que no deciden su voto sobre la base de cuestiones puramente ideológicas, aquéllos que por tanto son más susceptibles de votar retrospectivamente. Al analizar los datos individuales hemos visto cómo el PP consiguió además modificar la opinión pública y convertir el terrorismo en uno de los temas que más. Pero también hemos visto cómo la mayor parte de los ciudadanos que cambiaron su voto no estaban contentos con la gestión del Gobierno, aunque también eran aquéllos en los cuales el debate sobre el terrorismo parecía haber tenido mayor incidencia. Por último hay que mencionar que el principal efecto no ha sido reducir el número de votos dentro de las filas del PSOE. Tampoco ha supuesto un descenso en el apoyo al PP, sino que lo que ha producido es una concentración del voto en los dos principales partidos, PP y PSOE, acompañada de una creciente polarización del espacio político. Por tanto, los principales perjudicados de todo esto han sido los partidos nacionalistas y los minoritarios como IU, que ha perdido gran parte de votos a favor del PSOE, seguramente debido al fenómeno denominado “voto útil”. 5. 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