Nizaríes: la secta de los “Asesinos” Secta islámica seguidora de una corriente chiíta llamada ismaelita, de la cual se separó. Surgió a finales del S. XI en el norte de la antigua Persia, extendiéndose desde allí hasta las costas del Mediterráneo oriental. Su auge se dio en la dinastía Fatimí de Egipto. Algunos decían que era una organización esotérica que utilizaba rituales extraños y prácticas ocultistas. Se decía también que los Fedayines usaban la magia para lograr sus objetivos. Al parecer los nizaríes creían en el carácter esotérico del Corán y dedicaban gran parte de su tiempo a estudiar un posible mensaje oculto en sus líneas. Esto les acercaba a las corrientes gnósticas y cabalísticas. El Viejo de la Montaña: Título atribuido al líder en ese momento, de la secta, así como a su creador Hasan-i Sabbah (Hassan Bin Sabbah): Nació a mediados del S. XI y decidió estudiar el Corán y dedicarse a la vida religiosa. Asumió los postulados ismaelitas que llegaban del Califato Fatimí, y decidió propagar esa corriente ideológica, haciéndose misionero y captando todo tipo de fieles. Además declaró la guerra a los otomanos selyúcidas, sunitas. De ahí provenía el objetivo de crear esta secta. Empezó entonces a trabajar con la manipulación mental, ya que pensaba que las personas eran fácilmente influenciables si se seguían los pasos adecuados. De él se hizo un mito. Se le atribuyeron milagros y prodigios, así como el dominio de artes esotéricas. Fortaleza de Alamut: Alamut (Aluh Amat) era una fortaleza situada en lo alto de una escarpada montaña de unos 1.800 metros de altitud. Cercana al mar Caspio y con difícil acceso, lo que le daba ventajas defensivas. Esta fortaleza fue el centro neurálgico de proclamación del mensaje nizarí. La leyenda cuenta que dentro de la fortaleza se crearon los jardines más bellos conocidos, con las mujeres más sensuales que se podían imaginar (el llamado “Jardín de Alá”). Aunque se duda de su existencia, ya que la única fuente que lo menciona es Marco Polo, que solía exagerar sus viajes. Métodos de captación: Hasan sabía modificar la conducta humana de varias formas, así conseguía ganar adeptos que llegaban a dar su vida por él a través del uso de la religión. El consumo de hachís ayudaba a esa modificación de la conducta. No es el único que usará sustancias de este tipo a lo largo de la historia para poder influir en el comportamiento de los individuos. Se supone que Hasan ponía a sus seguidores bajo los efectos del hachís y los llevaba a los jardines de la fortaleza de Alamut. Allí disfrutaban de placeres carnales de todo tipo para que creyeran que habían llegado al Jardín de Alá. Al pasarse los efectos de la droga, creían realmente haber viajado al paraíso y no dudaban en hacer cualquier cosa que les mandase Hasan, ya que sólo así, podrían volver. Una leyenda cuenta como un visitante a Alamut habló con Hasan. Este visitante decía que podía vencerle cuando quisiera, ya que tenía un ejército 10 veces más numeroso y fuerte. Hasan le contestó que su ejército era en verdad el más poderoso, y para demostrarlo le dijo a uno de sus hombres que se arrojara al vacío y el hombre lo hizo. Sorprendido, el visitante reconoció que Hasan tenía el ejército más poderoso, porque hacían cualquier cosa a una orden suya. Forma de operar: Los Hashashin (“bebedor de hachís”) actuaban en grupos de seis hombres llamados feyadines (“Jidawis” o “Fidawis”). Todo Hashashin se formaba tanto en combate como en estudio de la religión fatimí, siendo así unos guerreros religiosos. Algunos les consideraban los templarios del Islam. Hasan enviaba a estos grupos para ejecutar sus acciones, normalmente de asesinato o amenaza. Eran buenos guerreros, y al despreciar su vida, eran casi imparables. La estructura jerárquica de la secta estaba encabezada por Hasan, y le seguían los Dais, los Refik, los Feyadines y los Lassik respectivamente, siendo los fedayines los que actuaban. Éstos no solían atacar sin orden de Hasan. A veces se infiltraban haciéndose pasar por siervos. Solían ser minuciosos y pacientes, ya que podían pasar años hasta que cumplían su misión. Sus acciones llegaron a tener una gran importancia, llegando a asesinar al visir del sultán selyúcida, al rey de Jerusalén, Conrado de Monferrat (1192), y dos intentos de asesinar a Saladino, entre otros. Decadencia: Al morir Hasan le fueron sustituyendo otros líderes nuevos, que siguieron con sus creencias y asesinatos. La caída del Califato Fatimí de Egipto, principal sustento político de la secta, fue un detonante muy importante para la decadencia nizarí. La secta y su fortaleza cayeron cuando el líder era Rukn al-Din Khurshah,a manos de los mongoles. En la actualidad no tienen casi ninguna influencia y son un grupo muy reducido.