Gacetilla 04/04 - Universidad Católica de Córdoba

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Centro de Bioética
GACETILLA 4 / 04
25 / 03 / 2004
Palabras claves: coma, derecho de los pacientes, eutanasia, embrión humano, clonación humana, comités de ética,
confidencialidad, investigación en humanos, dignidad humana, transplantes, aborto.
Nota aclaratoria: Esta gacetilla ofrece noticias de diversas fuentes sobre temas de reflexión en el campo de la Bioética,
sin presentar elaboración ni expresar la opinión de este Centro de Bioética sobre dichos tópicos.
Keith Andrews: «Es difícil salir del coma después de seis meses, pero no imposible»
ABC, 3 febrero 2004.
Entre la esperanza y la realidad científica se debate el profesor Keith Andrews, director del Instituto Complex de
Neurodiscapacidades y uno de los mayores expertos en el tratamiento del coma, el daño cerebral más profundo. Su
objetivo es extender la estimulación sensorial para mejorar el estado de los enfermos en situación de mínima conciencia
Síndrome Apálico, estado vegetativo permanente y coma son tres nombres diferentes que definen un mismo estado,
aquél en el que el cerebro queda profundamente dañado. Los pacientes quedan sumidos en un profundo sueño en el
que resulta difícil saber hasta qué punto son conscientes de sí mismos y de lo que les rodea. El profesor Andrews, un
estudioso del coma, apuesta en esta entrevista por el tratamiento especializado para conocer su estado y establecer un
pronóstico.
-¿Qué aportan al conocimiento del coma técnicas de imagen como la resonancia magnética o el escáner?
-Hasta ahora ha servido de apoyo, pero no nos ha permitido saber el grado de conciencia. Se está haciendo una
investigación con resonancia magnética y estamos esperando con mucho interés los resultados. No nos dirá si se
produce algún tipo de pensamiento, pero sí si hay cambios químicos a nivel cerebral. Aunque lo verdaderamente
importante es si el paciente muestra alguna señal de conciencia. De lo contrario, no nos servirá de nada encontrar
actividad cerebral en el escáner.
-A veces los pacientes muestran algunos síntomas de conciencia. Sonríen, hacen sonidos... ¿Estos signos confunden
sólo a la familia o también a los propios médicos?
-Confunden tanto a familiares como a médicos, y esa es la razón por la que es sumamente importante contar con
unidades especializadas. En nuestra unidad hemos realizado un estudio con cuarenta pacientes que llegaron con un
diagnóstico de estado vegetativo. Habían permanecido seis meses en ese estado, un periodo en el que la recuperación
espontánea está muy limitada, y durante el programa de rehabilitación descubrimos que el 43% de los pacientes estaba
mal diagnosticado: eran personas conscientes.
-En el Reino Unido, usted dirige la única unidad especializada de este tipo. ¿Cómo se aborda el daño neurológico en el
resto de Europa?
-En la mayoría de los países europeos se han percatado de la importancia de contar con unidades especializadas para,
al menos, asegurarse de que el diagnóstico es el correcto. En España, lo que he podido detectar es una importante falta
de apoyo.
-¿Existe algún límite de tiempo a partir del cual sea muy difícil pensar en la recuperación del enfermo?
-Por lo general, se admite que si el daño cerebral se ha debido a un traumatismo, por ejemplo por un accidente de
tráfico, es poco probable que el enfermo se recupere pasados seis meses. Si el origen del coma es una falta de
oxigenación cerebral o el consumo de drogas, el plazo se reduce a tres meses.
-Sin embargo, periódicamente se producen casos espectaculares de personas que se despiertan espontáneamente
después de años de permanecer en coma.
-Es muy raro, pero no imposible. En muchos casos donde se ha producido un despertar tardío, la exploración detallada
ha demostrado que el despertar se produjo antes de detectarlo.
-Estos casos ¿deben ser un aliciente para no tirar nunca la toalla?
-Es muy difícil establecer el equilibrio entre intentar ser realista y no perder la esperanza. A una familia le puede hacer
más daño tener esperanza, si no hay recuperación después. Una persona puede quedarse en estado vegetativo
durante décadas y la familia nunca llega a superar lo ocurrido.
-¿Qué importancia tiene el soporte psicológico para las familias de los enfermos en coma?
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-El daño cerebral afecta más a la familia que al enfermo. La familia suele pasar por varias fases: cuando se produce el
accidente entran en estado de «shock», después viven la esperanza de que pueda haber una recuperación, más tarde
entran en una fase de tristeza, cuando se percatan de que la situación no va a mejorar y, finalmente, se adaptan a la
nueva situación, pero esto puede tardar mucho tiempo en llegar. Muchas familias pasan por momentos de cólera,
depresión, ansiedad y en algunos casos de agresión. Ellos sienten que nadie les ayuda de verdad y por eso es tan
necesario el soporte psicológico.
-Y por el paciente, ¿qué se puede hacer?
-Para estar seguros de que tengan la oportunidad de recuperarse se debe garantizar el buen estado del enfermo: tratar
las infecciones, asegurarse de que la nutrición sea la correcta, vigilar sus posturas y no proporcionar sedantes. Una vez
que tengamos al paciente en su mejor estado de salud, debemos asegurarnos de que el diagnóstico es el correcto, y
eso significa hacer pruebas en términos científicos para ver cómo responde a las sensaciones. El siguiente paso es
evitar la sobreestimulación; el cerebro no puede hacer frente a tanto estímulo a la vez.
-¿Cuál es la recuperación más asombrosa que ha vivido en su vida profesional?
-El caso más llamativo fue el de un paciente que durante cinco años estuvo en estado vegetativo. Y de repente
despertó, pero con una minusvalía física y psíquica muy aguda, con lo cual cabría pensar si la recuperación fue
realmente un éxito.
-Si la Medicina no puede predecir qué enfermos saldrán del coma, ¿cómo puede un tribunal decidir qué pacientes
deben morir o vivir?
-El tribunal debe contestar a lo siguiente: ¿existe una posibilidad entre mil de que viva? ¿Vale la pena una posibilidad
contra 999? Esa es la cuestión. Determinar si el mayor interés para el paciente es vivir o morir.
Los enfermos en estado vegetativo no pierden sus derechos.
Privarles de alimentación o hidratación sería eutanasia, asegura
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 22 marzo 2004 (ZENIT.org).- Las personas en estado vegetativo no pierden su
dignidad y derechos, por lo que deben ser tratadas con particular amor al encontrarse en una situación de total
necesidad, asegura Juan Pablo II. «Siento el deber de afirmar con vigor que el valor intrínseco y la personal dignidad de
todo ser humano no cambian, independientemente de cuáles sean las circunstancias de su vida», afirmó este sábado al
recibir a 400 participantes en un congreso internacional promovido por la Federación Internacional de las Asociaciones
de Médicos Católicos (FIAMC) y de la Academia Pontificia para la Vida.
El tema del encuentro que se celebró en Roma del 17 al 20 de marzo fue «Los tratamientos de apoyo vital y el estado
vegetativo. Progresos científicos y dilemas éticos». «Un hombre, aunque esté gravemente enfermo o limitado en el
ejercicio de sus funciones más elevadas, es y será siempre un hombre, nunca se convertirá en un "vegetal" o en un
"animal"», subrayó el Santo Padre en el amplio discurso que entregó a los presentes en italiano. «Nuestros hermanos y
hermanas que se encuentran en la condición clínica de "estado vegetativo" conservan toda su dignidad humana. La
mirada amorosa de Dios Padre sigue posándose sobre ellos, reconociéndoles como hijos suyos, particularmente
necesitados de asistencia», indicó. «Los médicos y los agentes sanitarios, la sociedad y la Iglesia tienen deberes
morales hacia estas personas de los que no pueden eximirse, sin traicionar las exigencias de la deontología profesional
y de la solidaridad humana y cristiana», subrayó. «El enfermo, en estado vegetativo, en espera de recuperarse o del
final natural, tiene por tanto derecho a una asistencia sanitaria básica (alimentación, hidratación, higiene, calefacción,
etc.), y a la prevención de las complicaciones ligadas a su estado», reivindicó el obispo de Roma. La prolongación del
estado vegetativo, añadió, «no puede justificar éticamente el abandono o la interrupción de los cuidados mínimos del
paciente, incluida la alimentación o la hidratación. La muerte por hambre o sed, de hecho, es el único resultado posible
en caso de que se suspendan». Si se provoca «de manera consciente y deliberada», se trata de «una auténtica
eutanasia por omisión», concluyó. ZS04032205
La falta de calidad de vida no justifica la eutanasia
Por el contrario, debe llevar a ofrecer una mejor asistencia; asegura
CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 22 marzo 2004 (ZENIT.org).- La falta de «calidad de la vida» no constituye un motivo
para provocar la muerte a una persona, asegura Juan Pablo II; por el contrario, debe llevar a una obra de ayuda y
asistencia amorosa a quienes rodean al enfermo. «El valor de la vida de un ser humano no puede ser sometido a un
juicio de calidad expresado por otros seres humanos», afirmó este sábado al recibir a los 400 participantes en un
congreso internacional promovido por la Federación Internacional de las Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC) y
de la Academia Pontificia para la Vida.
Sobre el valor de la vida, añadió, «no pueden prevalecer consideraciones sobre la "calidad de la vida", dictadas con
frecuencia, en realidad, por presiones de carácter psicológico, social y económico».
En el número 65 de su carta encíclica «Evangelium vitae» (25 de marzo de 1995), aclara que por eutanasia «en sentido
verdadero y propio se debe entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte,
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con el fin de eliminar cualquier dolor».
Al mismo tiempo, distingue la eutanasia de «la decisión de renunciar al llamado "ensañamiento terapéutico", o sea,
ciertas intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los
resultados que se podrían esperar o, bien, por ser demasiado gravosas para él o su familia». «Ninguna evaluación de
los costes puede prevalecer sobre el valor del bien fundamental que se trata de proteger, la vida humana», indicó el
Papa. «Admitir que se puede decidir la vida del ser humano en virtud de un reconocimiento desde el exterior de su
calidad, equivale a reconocer que se pueden atribuir a cualquier personal desde el exterior niveles crecientes o
decrecientes de calidad de la vida, y por tanto, de dignidad humana». En este caso, subrayó, se introduciría «un
principio discriminatorio y eugenésico en las relaciones sociales».
El Papa subrayó el principio moral, según el cual, «incluso la simple duda de encontrarse en presencia de una persona
viva plantea ya la obligación de su pleno respeto y de abstenerse de cualquier acción que busque anticipar su muerte».
Ahora bien, el Papa exigió que esta defensa del derecho fundamental, en particular en el caso de los pacientes en
estado vegetativo, esté acompañada por «acciones positivas», en particular, apoyando «a las familias» de los
enfermos. «No pueden quedar solas con su pesado peso humano, psicológico y económico», aclaró, por lo que la
sociedad debe comprometer los recursos disponibles para prestarles ayuda. En esta ayuda, el Papa recordó el papel
decisivo que tienen los médicos, y los agentes sanitarios, así como los voluntarios que ayudan en la asistencia de los
enfermos, «apoyo fundamental para hacer que la familia salga del aislamiento».
La Iglesia se siente comprometida personalmente en la ayuda a las familias de los enfermos, indicó por último,
subrayando la «importancia de la consulta espiritual y la ayuda pastoral, como auxilio para recuperar el significado más
profundo de una condición aparentemente desesperada».
El tema del Congreso que había reunido a los huéspedes del Papa, celebrado en Roma del 17 al 20 de marzo, fue «Los
tratamientos de apoyo vital y el estado vegetativo. Progresos científicos y dilemas éticos». ZS04032206
Gèneétique: Carta informativa y de análisis sobre la actualidad bioética de la Fundación Jérôme Lejeune
N°47 - Noviembre 2003
La financiación de la investigación sobre embriones humanos en Europa
Por un voto de diferencia, la extracción de células madre en embriones humanos destinada a investigación ha sido
aprobada sin restricciones por el Parlamento europeo el 19 de noviembre de 2003. El compromiso propuesto por la
Comisión en el informe Liese, en vistas a limitar la investigación sobre embriones sobrenumerarios ya almacenados,
con el propósito de evitar la generalización de la producción de células madre embrionarias, ha sido rechazado. Las
orientaciones “éticas” propuestas por la Comisión no han sido seguidas por la mayoría del Parlamento. La única
orientación “ética” válida consiste en rechazar la financiación de cualquier tipo de investigación sobre embriones.
Golpe a los embriones
Aun suprimiendo la fecha que pone límite a la utilización de embriones para la investigación, este texto autoriza la
creación de embriones sobrenumerarios mediante la F.I.V. (fecundación in-vitro). Es fácil decir que es necesario
encontrar una utilidad a los embriones sobrenumerarios destinados a ser destruidos. Es la instrumentalización oficial del
embrión humano utilizado como material. El ser humano se transforma en un objeto de experimentación.
Ambigüedad del plan científico
Ninguna evaluación científica justifica la investigación sobre células madre embrionarias y los investigadores constatan
que utilizar estas células con fines terapéuticos es un fracaso. Los científicos no prometen resultados antes de diez o
quince años. Sin embargo urge encontrar nuevas terapias para curar a los enfermos, siendo la única esperanza para
los investigadores la investigación sobre células madre adultas. Las células madre adultas tienen por finalidad reparar
los tejidos en los enfermos. Esta utilización no plantea ningún problema ético o técnico. Desgraciadamente no hay
suficiente financiación para poder seguir con la investigación. La mayor parte de los fondos europeos deberían financiar
este tipo de investigación, lo cual es la única respuesta a la demanda urgente de los enfermos.
Hay que señalar que los países que prohíben la investigación en su territorio, como Francia, contribuirán a financiarla
en los Estados donde esta sea autorizada. Esto contradice el respeto al principio de subsidiariedad.
La adopción de esta proposición recoge la opinión del Parlamento europeo; esta opción se transmitirá al consejo de
Ministros de investigación de la Unión europea que deberá tomar la decisión final.
Ref: - Gèneéthique nº 37 enero 2003 y nº45 septiembre 2003
- Informe Liese (Comisión I.T.R.E.): investigación R.D.T., 6º P.C. 2002-2006: financiación de proyectos de investigación.
- Revista de prensa www.genethique.org
La función del A.D.N. mitocondrial: alerta sobre la clonación y la inyección de espermatozoides en el óvulo
Los trabajos sobre ratones recientemente publicados por un equipo del C.N.R.S. dirigido por Pierre Roubertoux¹,
explican la acción insospechada del A.D.N. mitocondrial (A.D.N.mt) en el funcionamiento del sistema central.
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Cada célula contiene dos tipos de genomas: el nuclear que contiene aproximadamente 30.000 genes y el mitocondrial
(contenido en la célula pero no en el núcleo) que contiene solamente 37 genes, de los cuales 13 codifican las proteínas.
El genoma mitocondrial se transmite exclusivamente de la madre al hijo.
Una acción insospechada
La investigación publicada compara dos categorías de ratones diferentes, obtenidos por cruces sucesivos de dos
familias de ratones perfectamente identificadas desde el punto de vista genético; unos poseen material genético
homogéneo y los otros A.D.N. nuclear y A.D.N. mitocondrial de orígenes diferentes. Por primera vez se muestra que un
cambio en el A.D.N.mt origina modificaciones en la anatomía del cerebro. Esta permutación tiene efectos múltiples
sobre el funcionamiento cognoscitivo; altera la maduración visual, auditiva y motriz de los pequeños. También modifica
la capacidad de aprendizaje y de memorización de los adultos. De la misma manera, la transferencia de A.D.N.mt
exterior afecta a las actividades de exploración en lugares desconocidos. La capacidad de aprendizaje, reducida por
algunos A.D.N.mt, se deteriora con la edad, mostrando la función del genoma mitocondrial en las lagunas de memoria o
de aprendizaje que acompañan a la senectud.
Alerta sobre la clonación
La clonación consiste en transferir el núcleo de una célula a un ovocito sin núcleo. Luego este núcleo se encuentra en
presencia de un A.D.N.mt exterior. Este hecho modifica la relación entre el A.D.N. nuclear y el A.D.N. mitocondrial, lo
cual puede provocar la aparición de fenotipos inesperados e incluso indeseados. Ante estos trabajos cabe preguntarse
sobre los procedimientos de clonación embrionaria, conocidos como “clonación reproductiva” o “terapéutica”, y sobre
ciertas procreaciones asistidas médicamente que fuerzan a colocar un núcleo ante un A.D.N. mitocondrial envejecido.
Alerta sobre la inyección de espermatozoides en óvulos
Mediante esta técnica entra en contacto el A.D.N. del espermatozoide con el A.D.N. mitocondrial del óvulo. Cuando este
proceso ocurre naturalmente el óvulo elige al espermatozoide y lo elimina espontáneamente si existen
incompatibilidades
Se ha de imponer la prudencia ya que es importante profundizar la investigación sobre el mecanismo de interacción
entre el A.D.N. mitocondrial y el A.D.N. nuclear antes de aplicar esta técnica al hombre.
1. Mitocondrial D.N.A. modifies cognition in interaction with the nuclear genome and age in mice. El A.D.N. mitocondrial
modifica la cognición de los ratones con la interacción entre el genoma nuclear y la edad.] Dir. P. L Roubertoux, Nature
Genetics, 2003 sep, 35 (1):65-69.
La O.N.U. no prohíbe la clonación
No se tomará ninguna decisión antes del año 2005
El pasado 6 de noviembre la comisión jurídica de la Asamblea general de la O.N.U., sin el consenso de todos sus
miembros, ha votado aplazar por dos años cualquier decisión en relación a la clonación humana. La O.N.U. ha
adoptado, por 80 votos contra 79 y 15 abstenciones, la proposición de la República islámica de Irán, presentada en
nombre de la Organización de la Conferencia Islámica (O.C.I.), según la cual se debe aplazar esta cuestión hasta el año
2005.
Si todas las delegaciones desean prohibir la clonación con fines reproductivos, las opiniones divergen en lo
concerniente a la clonación de embriones para la investigación y la experimentación médica. La iniciativa de Costa Rica
apoyada particularmente por los Estados Unidos, el Vaticano y unos cincuenta países, concierne la elaboración de un
convenio internacional que prohíba totalmente la clonación humana, es decir la clonación de embriones destinada al
nacimiento de niños, (clonación reproductiva), y la clonación de embriones para la investigación (clonación terapéutica).
Responsabilidad francesa
Francia y Alemania se han abstenido, argumentando que un tratado será ineficaz si no es ratificado por numerosos
países, entre ellos los que están tentados por las actividades de clonación. La propuesta de Bélgica, apoyada por
Francia y Alemania, mantiene que cada país decida sobre la clonación humana con fines de investigación. Se puede
cuestionar la posición francesa en este voto ya que el Parlamento prepara cuidadosamente, a nivel nacional, prohibir la
clonación de embriones con fines de investigación. ¿Por qué Francia no apoya a los países que defienden esta posición
a nivel internacional?
Un vacío jurídico culpable
“Aplazar dos años significa aceptar que durante dos años conservemos un vacío jurídico internacional, y poder
continuar con otras experiencias”, señala Mgr. Migliore, observador permanente de la Santa Sede en la O.N.U.,
mientras que en numerosos países como la India, China, Rusia y algunos países del Maghreb, no existe ninguna
legislación. De este modo el representante de Nigeria teme que los países en vía de desarrollo, particularmente los
africanos, sean explotados con el fin de proveer millones de embriones.
El aplazamiento de la decisión permite continuar las investigaciones sobre células madre embrionarias y de forma más
general, permite continuar la clonación con el fin de investigar, mientras que las esperanzas científicas puestas en esta
técnica son hoy día prácticamente inexistentes. “ Para la gente seria, nadie niega que este tipo de clonación tiene
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perspectivas a corto plazo” subraya Axel Kahn. Mgr. Migliore señala: “si las Naciones Unidas prohibieran la
reproducción mediante clonación sin prohibir la clonación para la investigación, este organismo legitimizaría por primera
vez la creación de seres humanos con el fin de destruirlos.”
Ref - Gèneéthique nº37 enero de 2003
- Revista de prensa www.genethique.org
Miguel Casares: "Es muy difícil salvaguardar la confidencialidad en los centros"
LA PROYECCION DE LOS COMITES ASISTENCIALES DE ETICA EN LOS CENTROS
Diario Médico, 20 de octubre de 2003. José María López Agúndez
Los hospitales tienen muchas carencias para salvaguardar la confidencialidad con los pacientes. Esta es la conclusión
de Miguel Casares, presidente del Comité Asistencial de Ética (CAE) del Hospital Universitario de Getafe y de la
Comisión de Ética y Deontología del Colegio de Médicos de Madrid, durante una conferencia en la que contó su
experiencia de siete años en un CAE. Pidió ayuda institucional para estos órganos. "Muchas de las quejas que llegan a
la comisión deontológica del colegio muestran graves deficiencias hospitalarias para salvaguardar la confidencialidad en
el trato con los pacientes", ha explicado Miguel Casares, presidente del Comité Asistencial de Ética (CAE) del Hospital
Universitario de Getafe y miembro de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Madrid, durante la clausura
de un curso de iniciación a la bioética que se ha celebrado en el Hospital de La Princesa, en Madrid. Las soluciones que
ha propuesto el CAE para corregir problemas en la asistencia servirían para los centros que tienen problemas similares,
como los que apuntaron los profesionales del Hospital de La Princesa: falta tiempo y un espacio adecuado para
mantener un mínimo de calidad asistencial.
Abriendo despachos
"En mi hospital se han habilitado despachos y habitaciones para comunicar el diagnóstico a los familiares: es algo que
se va haciendo poco a poco". Es muy habitual comentar a voces y delante de terceros un diagnóstico grave o hablarlo
en los pasillos y ascensores. Casares resaltó dos aspectos relevantes en que debe mejorar la confidencialidad: la
documentación clínica y la intimidad en los espacios físicos.
"El acceso a las historias clínicas tiene que ser restringido y en la documentación no puede asociarse la identidad del
paciente con su diagnóstico: hay que echar mano de claves numéricas porque el guardián de la confidencialidad es el
facultativo", sostiene. La informática no puede quedar al margen de estas pautas: "Está vigente la Ley Orgánica de
Protección de Datos, pero en la actualidad se puede acceder sin claves a las historias clínicas almacenadas
informáticamente". Para Casares, hay otra carencia fundamental en los hospitales: la exposición del cuerpo ante
terceros en las consultas ginecológicas, cuando el paciente se encuentra en estado crítico o en momentos posteriores a
una reanimación. "Son situaciones en las que debería promoverse el derecho del paciente a estar solo".
Un papel clave
Este bioético apuntó que en todas esas cuestiones "la bioética juega un papel fundamental". Para que los CAE
contribuyan a mejorarlas, Casares reclamó "la colaboración institucional en formación, fondos y disponibilidad de tiempo
de los profesionales". Los gerentes deberían prestar más atención a la actividad que desempeñan los comités: "En mi
hospital, hemos conseguido que el CAE forme parte del circuito normal entre los diferentes departamentos", afirmó. En
lo que se refiere al consentimiento informado, que también fue abordado por la mayoría de los conferenciantes, Diego
Gracia, catedrático de Historia de la Medicina y director del Master de Bioética de la Universidad Complutense, afirmó
que "no es un documento simplemente, sino un proceso de interacción con el paciente". Sin embargo, matizó que "el
papel debe firmarse porque así el profesional queda protegido, siendo conscientes de que ésta es la última fase del
proceso, una vez que ya se ha hablado con el enfermo, por lo que éste no puede encontrarse nada nuevo en el
documento que no haya sido comentado previamente". Los asistentes tuvieron la oportunidad de escuchar una clase
magistral del profesor Gracia acerca de la ética de la responsabilidad. Habló de los orígenes filosóficos de la bioética y
apuntó una enseñanza para el médico: "Aprende a hacer juicios prudentes y cargar con tu responsabilidad".
La confidencialidad tras la muerte, mal legislada
DM, 19 de enero de 2004. Carmen Fernández. Barcelona
El derecho a la intimidad y a la confidencialidad de los datos personales está ahora más legislado que nunca, pero
parece que aún quedan lagunas. El Grupo de Ética de la Scmfyc ha analizado este asunto en la práctica cotidiana en
primaria y ha visto que la ley es "demasiado poco restrictiva o clara" en pacientes fallecidos. "La ley es demasiado poco
restrictiva o clara en cuanto a la confidencialidad tras la muerte del enfermo, ya que los herederos sólo deberían de
conocer información que pueda afectar a la salud de generaciones futuras", según un dictamen del Grupo de Ética de la
Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).
La sociedad recomienda a los médicos de primaria mantener la confidencialidad después del fallecimiento de la
persona porque "la muerte no nos libera de guardar el secreto y, por tanto, el trato de la información tiene que ser el
mismo que en el resto de casos". Según este grupo, la actuación correcta debería ser: los herederos legales pueden
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tener acceso a la historia clínica, pero se les debe facilitar sólo la información clínica que no pueda afectar a la intimidad
de la persona muerta; tampoco hay que revelar las anotaciones subjetivas del profesional.
Esta es una de la clarificaciones que se recogen en el documento Confidencialidad: derecho a la intimidad, que acaba
de hacer público la Semfyc. En el documento se exponen 27 situaciones diarias en las que se puede vulnerar el
derecho de los pacientes a la confidencialidad y se proponen las posibles soluciones. Fuentes de la sociedad han
informado que el documento no pretende establecer normas de actuación ni definir estrategias, sino que quiere ayudar
a encontrar salidas ante las dudas. Un principio básico destaca entre todos los que se recogen: "Si dudas, calla. Si no
dudas, piensa que tienes que dudar".
El médico de familia parece tener claro que no puede dar información clínica a una tercera persona, pero a menudo la
cosa se complica. Por ejemplo, cuando los hijos se interesan por los padres, o al revés, sin la presencia del interesado.
El Grupo de Ética es muy claro al respecto: "Tampoco en estos casos podemos facilitar la información, a no ser que
dispongamos de la autorización explícita o implícita del paciente". ¿Y cuando las visitas las hace alguien en nombre de
otro para recoger resultados y recetas o pedir certificados y comprobantes de visitas? "El conocimiento de las
circunstancias o la autorización previa implícita del paciente nos puede hacer aceptar el uso de una tercera persona.
Podemos evitar dudas preguntando con antelación si alguna otra persona vendrá en su lugar o, en algunos casos,
ofrecer la posibilidad de que nos llamen para comentar los resultados". En caso de duda, mantener la norma general
(silencio).
Contagios
Uno de los dilemas más complejos a los que se enfrenta un médico es el de cómo mantener la confidencialidad ante las
enfermedades contagiosas. Por ejemplo, la persona infectada por el VIH que no lo comunica a su pareja. Aquí, donde
se produce una colisión entre el derecho a la confidencialidad del afectado y el de justicia respecto a la pareja que
puede resultar infectada, el Grupo de Ética de la Scmfyc opta por recomendar que se busque, haciendo un esfuerzo de
argumentación convincente, la comunicación voluntaria, "para evitar una pérdida de confianza que a la larga puede
tener un efecto negativo sobre la salud pública". En caso de que el conflicto no se resuelva habrá que declararlo en
contra de la opinión del paciente, advirtiéndole antes que se hará así.
Otra duda: personas con deterioro cognitivo que acuden solas a la consulta. En estos casos la solución es "respetar la
confidencialidad hasta el momento en que hacerlo suponga un riesgo para el paciente".
Consejos prácticos
En la práctica diaria en un centro de atención primaria hay muchas maneras de caer en descuidos que afectan a la
confidencialidad de los datos personales de los pacientes.
El Grupo de Ética de la Scmfyc ha detectado varias de esas situaciones frecuentes que pueden evitarse fácilmente.
Entre ellas figuran "las contraseñas informáticas que tienen que estar en la cabeza y no en una pegatina sobre la
pantalla, no identificar pacientes en las sesiones clínicas (si no es estrictamente necesario para su mejor atención),
antes de rellenar cualquier informe, pedir el permiso al interesado; cada centro de primaria o consultorio tienen que
disponer de un destructor de papel" y "hay que incluir aspectos de confidencialidad en los planes de acogida de los
nuevos trabajadores (sean para una pequeña suplencia o para una plaza fija)".
Cuestionan los beneficios de los ensayos clínicos para los pacientes, en The Lancet
El Mundo, 27 enero 2004.
La idea de que participar en ensayos clínicos beneficia el pronóstico de pacientes con cáncer acaba de ser cuestionada
por una investigación publicada en la revista 'Lancet'. Después de analizar 24 artículos publicados sobre el tema,
científicos del Instituto Oncológico Dana-Farber (EE UU) han llegado a la conclusión de que estos datos son el
resultado de prejuicios y errores metodológicos. A juicio de los investigadores, existe la creencia generalizada en el
ámbito de la Oncología de que los ensayos no sólo favorecen el avance de la ciencia y el diseño de nuevas terapias,
sino que además resultan en una importante mejoría para quienes se integran en ellos. Sin embargo, con los datos en
la mano, Steven Joffe, director del trabajo, considera que una de las dos premisas no está, por el momento,
suficientemente demostrada. "Deberíamos animar a los pacientes a participar en ensayos bajo la premisa
incuestionable de que con ello ayudan a futuros pacientes", asegura, "pero serán necesarias nuevas evidencias para
seguir creyendo que con ello mejoramos directamente su evolución o prolongamos su supervivencia". Joffe hace esta
afirmación después de analizar todos los puntos débiles de 24 trabajos en los que se comparó la evolución de pacientes
enrolados en ensayos clínicos con otros que no fueron incluídos. Y a pesar de que la mayor parte de ellos apreciaron
mejorías entre los participantes en ensayos, los especialistas consideran que esto se debe a cuatro razones
fundamentales:
* En primer lugar, "podría haber un efecto de los tratamientos experimentales", superiores a los estándar. Sin embargo,
razonan los autores, si fuese tan evidente que los nuevos fármacos son manifiestamente superiores a los tradicionales,
los ensayos clínicos ni siquiera se iniciarían, o bien se interrumpirían en las primeras fases para poder extender esas
ventajas a todos los pacientes, y no sólo a los que formen parte de los ensayos.
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* En segundo lugar, mencionan el 'efecto de la participación'. Es decir, las mejoras no pueden atribuirse a los fármacos
que se administran en sí mismos sino al hecho de estar sometido a una mayor vigilancia, al protocolo que se aplica etc.
* Se considera además que las características de las personas que entran a formar parte de estas experiencias (estatus
socioeconómico, educación, origen étnico...) favorecen el hecho de que tengan un mejor pronóstico. Sin embargo,
teniendo en cuenta este hecho, ninguno de los estudios analizó otras variables que podrían haber influido en la mejoría
de los pacientes, al margen del ensayo en sí mismo.
* Finalmente se refieren a la posibilidad de que la recogida de los datos haya inclinado la balanza a favor de los
ensayos. Es decir, podría ser que los estudios con resultados negativos no se hayan publicado, o bien que los propios
científicos sean más propensos a iniciar un ensayo cuando sospechan que hay algo que 'ganar' en términos de
evolución de los pacientes.
A pesar de que estos expertos admiten que es difícil separar los efectos reales de los ensayos de los que no lo son,
insisten en que todos los trabajos analizados ("puede que nos hayamos dejado alguno fuera", reconocen), carecen de la
metodología ideal. Para empezar, la mitad de ellos incluían a pacientes que fueron tratados en los Estados Unidos entre
los años setenta y ochenta, "una época de continuo cambio en la organización y los tratamientos oncológicos", lo que
podría no ser relevante para la práctica contemporánea.
Además, entre otros puntos débiles, se critica que sólo nueve de los estudios exigieron los mismos criterios de entrada
a los participantes que a los no-participantes; mientras que los niños (mayoría en el 33% de los trabajos) o los pacientes
con enfermedades hematológicas (protagonistas en el 42% de ellos) estaban desproporcionadamente representados en
los trabajos que se evaluaron. "Demostrar esta especie de relación causal es muy difícil", insiste el estudio, al tiempo
que recuerda que sólo un 5% de los adultos enfermos de cáncer (hasta un 60% en el caso de los niños), forma parte de
ensayos clínicos. "Los médicos, pacientes y terceros implicados deben ser conscientes de la función vital de los
ensayos para el avance de los tratamientos", apuntan.
¿Es la dignidad un concepto inútil en bioética?
DM, 31 enero 2004.
Un editorial del número de Navidad del British Medical Journal cuestiona la aportación del concepto de dignidad a la
bioética. Ruth Macklin, su autora, sostiene que es prescindible porque resulta enormemente vago y, en la mayoría de
los textos, se refiere en realidad al respeto a la autonomía de las personas. DM ha pedido a varios expertos una
valoración de esta tesis, que rechazan con ejemplos concretos de los daños que a la relación clínica y la distribución de
recursos causaría el reinado único del principio de autonomía. El número de Navidad del British Medical Journal incluye
un editorial, firmado por Ruth Macklin, profesora de Ética Médica en el Albert Einstein College of Medicine, en Nueva
York, bajo el provocador título de La dignidad es un concepto inútil. Su conclusión es rotunda: "La dignidad es un
concepto inútil en la ética médica y se podría eliminar sin que ésta perdiese contenido". El motivo es que en el Convenio
de Bioética del Consejo de Europa y otros textos internacionales sobre derechos humanos el término dignidad "no
parece tener más significado que el principio ético de respeto por la personas: la necesidad de obtener el
consentimiento libre e informado; la exigencia de proteger la confidencialidad y la necesidad de evitar prácticas
discriminatorias y abusivas".
El concepto se usó con profusión en las discusiones sobre el ensañamiento terapéutico de los años 70, que llevó al
desarrollo de leyes sobre testamento vital. Macklin hace notar que cuando esas normas apoyan el derecho a establecer
voluntades anticipadas en la dignidad, en realidad quieren decir autonomía.
Otro tanto ocurre con el uso de pacientes recién fallecidos para que los estudiantes de Medicina practiquen
procedimientos como la intubación. Macklin subraya que esta práctica se censura apelando a la dignidad, pero sostiene
que ésta no puede predicarse del cadáver, por lo que esta vez el término se usa pensando en los sentimientos de los
familiares.
El análisis de textos sobre clonación y genética de organismos como el Consejo Asesor en Bioética de Estados Unidos
o el británico Nuffield Council on Bioethics confirman su conclusión: dignidad es un término que se emplea con una
profusión que llega al abuso, pero es sinónimo de autonomía o, simplemente, tan vago que su omisión no alteraría el
sentido.
Carlos de Sola, jefe de la Unidad de Bioética del Consejo de Europa -organismo redactor del Convenio de Bioéticasubraya que "la dignidad es, ante todo, un concepto básico de la ética secular, que reconoce a todo ser humano un
valor intrínseco por el hecho mismo de ser humano. Así, la dignidad, más que un derecho, es el fundamento mismo de
todos los derechos, como reza la Declaración universal de derechos del hombre". Y si hay algún concepto del que se
puede predicar la utilidad es precisamente éste: "En la esfera legal, la dignidad cumple un doble papel: puede limitar los
derechos individuales (así como las actuaciones del Estado) y puede servir de base a formas de protección del ser
humano que no se traducen en derechos subjetivos. Ejemplo de lo primero es la prohibición, en Europa, de la venta de
partes del cuerpo humano por considerarla contraria a la dignidad (mientras que el mercado de óvulos florece en
América). Un ejemplo de lo segundo: se puede reconocer dignidad al ser humano antes incluso de ser persona y, por
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tanto, antes de reconocerle derechos jurídicamente ejercitables. La prohibición que recoge el Convenio de Oviedo del
Consejo de Europa de crear embriones humanos con meros fines de investigación, ¿no se basa acaso en el concepto
de dignidad humana y en el principio de que al ser humano, incluso embrionario, no se le ha de tratar como mero
instrumento? Si no existiese tal concepto, ¿cabría una limitación en este caso al principio de autonomía de los
progenitores y al de libertad de investigación?". Aunque "se puede discutir si un acto determinado es o no contrario a la
dignidad del hombre, la falta de consenso sobre la aplicación de un concepto en determinada situación no supone que
éste sea inútil o insignificante en general", apunta De Sola, quien se pregunta "si tras los argumentos de falta de
claridad y de operatividad de la noción de dignidad no se trasluce la reivindicación ideológica de la autonomía del
paciente / consumidor como criterio único y absoluto de la ética biomédica: sólo lo que yo quiero y todo lo que yo
quiero. El principio de autonomía se convierte así en dogma sin restricciones. Por legítimo que sea el principio, yo no
abrazaré el dogma". “Da igual valor a todos; no así la ética del respeto por la autonomía"
Gonzalo Herranz, director del Departamento de Humanidades Biomédicas de la Universidad de Navarra y
vicepresidente de la Comisión de Ética del Comité Permanente de Médicos Europeos, apunta que "en ética médica, el
de dignidad humana es un concepto que, aunque muy mal utilizado, no tiene un pelo de inútil. Posee, a mi parecer y en
exclusiva, un sentido ético-médico más amplio y profundo, y también más preciso y exigente, que el de respeto por la
autonomía de las personas". Herranz concreta que la dignidad "se refiere a la actitud básica de aprecio que el médico
ha de tener por la valía de todos los seres humanos, de cada uno, sin excepción, por dañados que estén en su cuerpo o
en su alma por la enfermedad, la vejez o la locura, por inmaduros que estén en su desarrollo. Es esa universalidad sin
fisuras lo que el concepto de dignidad añade al de respeto por las personas: éste es, en el contexto dominante de la
ética utilitarista, un concepto selectivo, remilgado, casi aristocrático, que excluye y expulsa de la familia humana a los
biológicamente pobres o a los no deseados. En la ética de la dignidad todos valemos igual: no así en la ética del
respeto por la autonomía".
Rogelio Altisent: "Renunciar a ella supondría eliminar la justicia de la asistencia"
Rogelio Altisent, director del Instituto de Bioética y Ciencias de la Salud de Zaragoza y vocal de la Comisión Central de
Deontología de la OMC, recuerda que "el término dignidad humana expresa al menos dos ideas prevalentes. La
primera, un valor intrínseco común a todo ser humano del que se deriva entre otros, pero no sólo, el imperativo moral
del respeto a la autonomía; el segundo, el valor de la calidad de vida derivada de ciertas circunstancias (por ejemplo,
cuando se habla de vida o muerte digna en la enfermedad terminal)". "Tradicionalmente se ha razonado la inmoralidad
de la esclavitud a partir del concepto de dignidad humana. Una razón decisiva para fundamentar este juicio es que toda
persona desea ser libre y la esclavitud sería una violación de la autonomía de las personas. Ahora bien, ¿qué ocurriría
si algunas personas aceptaran vivir en esclavitud, porque así viven mejor o por la razón que fuere? Muchos seguimos
pensando que la esclavitud no es aceptable ni siquiera en tal caso. Fundamentar esta posición moral exige algo más
que el respeto a la voluntad de las personas y aquí es donde nos damos de frente con el concepto de dignidad humana,
un núcleo de valor congénito ligado al hecho de pertenecer a la especie humana y por tanto igual para todos (el primer
sentido del término). Este valor no está sometido a las cualidades o circunstancias del individuo (belleza, inteligencia,
salud, nacionalidad, nivel social, edad, etc.) y ni siquiera puede sufrir merma por su conducta voluntaria (hasta el más
depravado de los hombres tiene derechos fundamentales)". Esta concepción tiene consecuencias asistenciales
relevantes: "Por ejemplo, la importancia que para el profesional sanitario tiene la valoración de las necesidades reales
en personas que no pueden ejercer su autonomía, lo cual se suele dar precisamente entre las más débiles, que ni
siquiera tienen voz para negociar ni para defenderse, mientras otros expresan y exigen necesidades sentidas que no
siempre son reales". En este sentido, "definir el alcance de los derechos que se enraízan en la dignidad puede ser una
cuestión discutida en el ámbito de la ética filosófica, pero prescindir de la dignidad humana en su acepción más fuerte,
que nos hace a todos radicalmente iguales, sería renunciar a la justicia. Algo así como resignarse a que el pez grande
se coma al chico".
Un encendido debate 'on line'
El editorial de Ruth Macklin en el British Medical Journal ha generado un vivo debate en la edición on line de la revista,
en el que no faltan posturas encontradas. Arthur Caplan, director del Departamento de Etica Médica de la Universidad
de Pennsylvania, alaba el editorial: "La dignidad no es un concepto carente de significado, pero sí engañoso. Si tratas
de concretar qué propiedades se derivan de ella, no encontrarás gran cosa. La dignidad es una creación moral, es el
estatus que unos agentes morales conceden a otros. Se otorga, pero no se posee de modo inherente. Por ejemplo,
nosotros -agentes morales autónomos- decidimos tratar a nuestros semejantes como merecedores de ciertos actos y
que sobre ellos no podamos hacer ciertas cosas, como no comer a los muertos, experimentar en quienes sufren estado
vegetativo persistente o vender los restos de un cadáver".
No comparte el entusiasmo por el editorial Jayson Rapaport, jefe del Departamento de Nefrología del Centro Médico
Kaplan, en Israel:"Me ha confirmado que, con frecuencia, quienes enseñan ética carecen de contacto real con la
práctica asistencial diaria". "En mis 30 años de profesión me he topado con la dignidad humana constantemente y
espero que se note en mi trabajo. Soy consciente de ella cuando hablo al paciente y sus familiares en un lenguaje que
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puedan entender; cuando le digo a un paciente que tendrá que pasar el resto de su vida en diálisis; cuando trato de
convencerle de que, aun cuando ya no podemos hacer nada más, la vida merece ser vivida; cuando trato igual a
pacientes ricos y pobres, del seguro o privados, cristianos, judíos o musulmanes".
El registro mundial de trasplantes
Rafael Matesanz, Presidente de la Comisión de Trasplantes del Consejo de Europa.
Diario Médico, 23 de enero de 2004.
El autor defiende la necesidad de crear un registro internacional de trasplantes como el que plantea la Organización
Mundial de la Salud, ante la carencia de datos en muchos países. También recalca la importancia de la experiencia de
España para su desarrollo, ante la posibilidad de que su sede sea nuestro país.
Los trasplantes siguen teniendo gancho. Sólo así se explica que sean cada vez más las entidades oficiales
internacionales que deciden jugar un papel en este tema. Hace unos días, una noticia daba cuenta de la posible
ubicación en España de un eventual Registro Internacional de Trasplantes auspiciado por la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
Para empezar, algo que muchos pueden ver como sorprendente: ¿Tiene algo que ver la OMS con los trasplantes? ¿No
estaba hasta ahora esta organización centrada en aspectos sanitarios más básicos? ¿Cómo es que ahora aparece
involucrada en una medicina que algunos siguen considerando de lujo y que, desgraciadamente, lo es para muchos
países?
La respuesta no es simple. Los primeros conatos de participación de la OMS en el tema de los trasplantes datan de
1991, cuando un grupo de trabajo presidido por el francés Claude Cabrol, uno de los pioneros del trasplante cardiaco,
emitía un documento aprobado por la Asamblea General. En él se establecían una serie de principios, que debían guiar
estas técnicas terapéuticas: voluntariedad de la donación, no-comercialización, relación genética entre donantes y
receptores de vivo y preferencia de la donación de cadáver con respecto al vivo. Eran los asuntos que estaban en el
candelero y la mayor crítica que entonces se hizo a esta iniciativa fue la superposición con lo que hacían ya otros
organismos.
Accesibilidad y seguridad
Doce años después, y a instancias de Colombia, la OMS ha vuelto a buscar un papel en este mundo. La reunión
preparatoria celebrada en Madrid entre el 6 y el 9 de octubre de 2003, con la participación de delegados de 23 países,
analizó principalmente aspectos relacionados con la ética, el acceso a los trasplantes y la seguridad de estas terapias.
De aquel encuentro surgieron una serie de recomendaciones que se elevaron al Comité Ejecutivo de la entidad,
tendentes básicamente a ordenar el sector en el plano internacional y que son las que han discutido y desarrollado esta
semana en Ginebra. Las claves de este redescubrimiento de los trasplantes por parte de la OMS son: el aumento de la
disponibilidad de estas técnicas, la lucha contra la comercialización y la seguridad en su realización, incluida una
atención especial a los xenotrasplantes y a sus eventuales riesgos globales de transmisión de zoonosis a la especie
humana.
Desde una perspectiva española y/o de la Unión Europea, todo esto podría parecer superfluo. El Consejo de Europa se
viene encargando de estos aspectos desde 1988 a través de su Comisión Permanente de Trasplantes y sus grupos de
trabajo específicos. Por su parte, la Unión Europea ha abordado los problemas de calidad y seguridad en su
interminable directiva sobre células y tejidos, que aparentemente ya está a punto para su aprobación definitiva. A su
vez, cada uno de los países integrantes ha ido desarrollando normativas que contemplan la mayoría de estos aspectos.
¿Qué puede pues aportar la OMS? La respuesta tiene mucho que ver con el proceso de globalización que nos invade
en todos los órdenes de la vida. Nada de lo que ocurre en el otro extremo del mundo nos es ya ajeno y eso sucede así
tanto en la producción de coches como en el ámbito de los injertos. Lejos están los tiempos de los grandes pioneros y
los primeros enfermos salvados de la muerte gracias a una donación y a un milagro médico-quirúrgico. También han
pasado a la historia la mayoría de las organizaciones profesionales tipo France Transplant que nacieron con el ánimo
de coordinar estos procedimientos. Hoy en día, y en ello ha tenido mucho que ver el Spanish Model, son las
administraciones sanitarias locales, nacionales e internacionales las que cada día más se encargan de ordenar,
potenciar, regular, controlar… la donación y el trasplante de órganos, tejidos y células.
Los temas más preocupantes que afectan hoy a estas terapias sólo pueden abordarse desde una perspectiva global.
Poco importa que se prohíba comprar o vender un riñón en el viejo continente si los europeos se van a la India, Turquía
o Latinoamérica para adquirirlo. Extremar las precauciones con los xenotrasplantes para evitar el salto de agentes
infecciosos de los animales a la especie humana tiene poco sentido si no es una práctica universal. Ejemplos de
zoonosis "lejanas" como el SRAS, que en poco tiempo repercuten sobre nosotros, son una buena prueba de ello. De
igual manera, las consideraciones éticas sobre la donación altruista de tejidos en la Unión Europea (con la consiguiente
seguridad que ello aporta en cuanto al cribado de agentes como los priones) pueden venirse abajo si se utilizan huesos
importados de la antigua Unión Soviética o de Extremo Oriente. Es en este escenario de globalización donde la
iniciativa de la OMS merece nuestro aplauso. Sólo de la cooperación internacional se puede derivar el desarrollo de
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programas integrales de trasplantes de órganos y tejidos en países cuyos ciudadanos necesitan los injertos para seguir
viviendo. España y su sistema van a tener sin duda mucho que decir, sobre todo en los países hermanos de
Latinoamérica. No es mala cosa que esta cooperación, ya existente a muchos niveles, se haga en el seno de una
organización internacional como es la OMS.
Falta de información fiable
La iniciativa del Registro Mundial de Trasplantes, que constituye el hilo conductor de estos comentarios, se incluye en
esta línea de pensamiento y obedece a algo tan elemental como la falta absoluta de información fiable sobre donación y
trasplante hasta en los datos cuantitativos más básicos, fuera del ámbito europeo, norteamericano, australiano y poco
más. Los registros profesionales nacionales o internacionales aportan datos valiosísimos de supervivencia,
funcionalidad de órganos, complicaciones, etc. que desde luego ni pueden ni deben ser el objeto de esta iniciativa. Pero
existe una necesidad evidente y básica de disponer de datos fiables -proporcionados por los organismos estatales
correspondientes- sobre donación de vivo y de cadáver, actividad trasplantadora de los diversos órganos, cuantía de las
listas de espera, trazabilidad de órganos y pacientes en el ámbito internacional, etc.
Estos son los retos que tendría que afrontar un eventual registro mundial de trasplantes. Su desarrollo no será fácil
porque en muchos países falta la infraestructura más básica hasta para conocer qué es lo que está ocurriendo. Sin
embargo, hay que recordar que éste fue el camino que ya inició -y sigue desempeñando desde hace más de una
década- la Organización Nacional de Trasplantes española para la recolección de los datos oficiales del Consejo de
Europa.
Muchos países emergentes del Este de Europa (y otros teóricamente mejor organizados) han constatado que tenían
que conocer al menos la realidad numérica de su actividad a través de esta iniciativa, que a su vez ha servido para
sentar las bases organizativas de muchos otros aspectos en este campo. Ojalá que en unos años podamos decir que
España y este proyecto de registro han desempeñado un papel similar en el ámbito mundial.
Nace en Madrid una asociación de víctimas del aborto
MADRID, martes, 23 marzo 2004 (ZENIT.org-Veritas).- El pasado 17 de marzo quedó constituida la Asociación de
Víctimas del Aborto (AVA) que nace con el objetivo de proteger y ayudar a todas las personas que directa o
indirectamente hayan sufrido las consecuencias de un aborto. Según los promotores de la Asociación, «AVA ha surgido
como iniciativa espontánea de un grupo de personas que han encontrado amplio apoyo en las asociaciones pro-vida».
Entre los objetivos de AVA está «compensar a las familias víctimas del aborto provocado y causado por imprudencia
médica, haciendo oír sus voces en los procesos administrativos y en las vistas judiciales pertinentes». AVA cree que el
aborto «tiene graves consecuencias psíquicas y físicas, científicamente demostradas»; por eso afirma que «es
necesario un mayor conocimiento de las consecuencias del aborto en las mujeres y familias».
En este sentido, una de las medidas que adoptará la Asociación, uniéndose e la petición de otras asociaciones, será
que «en el consentimiento informado del aborto provocado, se incluya la explicación a la madre de toda esta
información científica«.
Ante las investigaciones que se realizan actualmente en España «con restos de fetos y embriones procedentes de
clínicas abortistas», AVA «quiere hacer públicos los equipos de investigadores que utilizan abortos provocados para sus
experimentos y denunciar este procedimiento utilitarista ante el Ministerio de Sanidad y los Tribunales».
Asimismo, la Asociación velará para que «los seres humanos abortados voluntariamente no sean objeto de uso
comercial o de investigación», sino por el contrario, que sean «enterrados piadosamente».
AVA quiere también «recuperar la memoria de las víctimas, 200 seres humanos que cada día mueren en este país a
causa del aborto provocado». Propondrá que se los recuerde «en actos públicos civiles y religiosos y que se levanten
monumentos en su recuerdo» y que en las estadísticas oficiales de población se incluyan «los más de 77.000 abortos
anuales realizados en clínicas«.
Pueden pertenecer a AVA «las personas que se sientan víctimas del aborto, tanto natural como provocado» y que
compartan los principios de la Asociación.
Más información: [email protected] ZS04032309
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