UNIVISIÓN.COM.- Estados Unidos está viviendo una importante tragedia humana. Tenemos más personas en cárceles que ningún otro país de la tierra, incluida la China comunista, un país autoritario cuatro veces más grande que nosotros. Estados Unidos tiene menos del cinco por ciento de la población mundial; sin embargo, encarcelamos aproximadamente la cuarta parte de los prisioneros del planeta: unos 2.2 millones de personas. Son muchas las maneras en que debemos proceder para responder a esta tragedia. Una de ellas es eliminar la industria de las cárceles privadas con fines de lucro que en la actualidad recibe millones de dólares por encarcelar a los estadounidenses. Estas cárceles privadas obstaculizan la administración de la justicia. Y corrompen el proceso político para hacer que la población encarcelada se dispare. A nadie, en mi opinión, se le debe permitir percibir ganancias por poner a más personas tras las rejas, ya sean presos en la cárcel o inmigrantes recluidos en centros de detención. De hecho, creo que las cárceles privadas ni siquiera deben existir y, por eso, he presentado un proyecto de ley para eliminarlas. A continuación presento mi razonamiento: Las cárceles con fines de lucro hacen daño a las minorías. Los daños causados por la crisis penitenciaria han recaído desproporcionadamente en las minorías. De continuarse las tendencias actuales, a uno de cada cuatro varones negros nacidos hoy le espera, en algún momento de su vida, la encarcelación. Trágicamente, el 69 por ciento de los afroamericanos que abandonan sus estudios de preparatoria terminarán en la cárcel, según las más recientes estadísticas. El Departamento de Justicia encontró que los conductores negros tienen tres veces más probabilidades que sus conciudadanos blancos de ser registrados cuando los para la policía. Los afroamericanos tienen dos veces más probabilidades de ser arrestados y casi cuatro veces más de estar sujetos a la fuerza en sus encuentros con la policía. Además, la tasa de encarcelación de los afroamericanos es seis veces mayor que la de los blancos. Las cárceles con fines de lucro maltratan a los prisioneros. Las historias de terror que salen de las cárceles con fines de lucro son innumerables. He aquí unos ejemplos: Comida contaminada por ratas fue servida a los presos por un vendedor privado en Michigan y otros alimentos pasados o podridos fueron servidos en ese estado y otros. Se dice que el mismo vendedoralimentó insuficientemente a presos en Michigan. Las cárceles privadas en Mississippi, según se informa, tienentasas de agresión violenta de dos a tres veces mayores que en las instalaciones públicas. Se dice que una empresa contratista que administró una cárcel privada en laFlorida utilizó delincuentes juveniles para dominar a otros jóvenes presos. “Es El señor de las moscas”, dijo el principal defensor de oficio asistente del condado de Broward. “Los niños son utilizados por el personal para hacer daño a los otros niños”. El personal de enfermería de una cadena de cárceles privadas en Californiaamenazó con declarar la huelga debido a la inadecuada atención médica, que una enfermera calificó de “peligrosa”, y hasta se ha informado de incidentes de maltrato de pacientes. Las cárceles con fines de lucro victimizan a los inmigrantes. Los inmigrantes también han sido victimizados por la avaricia de las cárceles corporativas. Según indicó la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) en un informe exhaustivo, “La criminalización de la inmigración...enriquece la industria de las cárceles privadas” al segregar la mayoría de los presos resultantes en una de trece cárceles tipo “Criminal Alien Requirement (CAR)” privadas. Otro informe, de Grassroots Leadership encontró que el 62 por ciento de todas las camas de ICE ahora pertenecen a empresas privadas. Las cárceles con fines de lucro reciben ganancias por el maltrato. Como nota la ACLU, el proceso de licitación de los centros de inmigración privados ofrece “incentivos que hacen que las instalaciones sigan en condiciones de hacinamiento y que números excesivos de presos estén puestos en celdas de castigo". También informa atención médica inadecuada, maltratos y “condiciones de vida miserables y de severo hacinamiento”. Estas observaciones también son válidas para poblaciones penitenciarias. El dinero de la industria de las cárceles con fines de lucro está corrompiendo el proceso político. La industria penitenciaria es altamente rentable. Las dos corporaciones penitenciarias más grandes del país ganaron $3.3 mil millones en 2012 –con ganancias provenientes de pagos del gobierno y de la labor de los presos, los cuales fueron forzados a trabajar por centavos para compañías como Boeing y McDonald’s. Con tanto dinero en juego, no es de sorprender que la industria de las cárceles con fines de lucro esté corrompiendo nuestro proceso político. Según el Instituto Nacional del Dinero en la Política, una de estas empresas, The GEO Group, ha dado más de $6 millones a candidatos republicanos, demócratas e independientes durante los últimos 13 años. Es más, según informa The Washington Post, las dos corporaciones penitenciarias más grandes y sus socios “han canalizado más de $10 millones a candidatos desde 1989 y han gastado casi $25 millones en el cabildeo”. Las cárceles con penitenciarias... fines de lucro influyen en las políticas Estos gastos han resultado ser una muy buena inversión para las corporaciones penitenciarias. Entre 1990 y 2010, el número de cárceles con fines de lucro en este país ha aumentado en un 1.600 por ciento. Ahora hay 130 cárceles privadas en este país, con un total de 157.000 camas. Por medio de organizaciones como ALEC (el Consejo Estadounidense de Intercambio Legislativo), la industria penitenciaria ha promovido la adopción de leyes estatales que aumentan las tasas de encarcelación por delitos no violentos. ... y en las políticas migratorias. Un informe del Consejo de Asuntos Hemisféricos enumera algunas de las maneras en que las corporaciones penitenciarias privadas han intentado influir en las políticas migratorias y aumentar las tasas de encarcelación, aparentemente con mucho éxito. Grassroots Leadership descubrió que, “contrario a las afirmaciones de las corporaciones penitenciarias, en las que dicen no ejercer presión política en temas relacionados con las políticas migratorias, entre 2008 y 2014 la empresa CCA gastó $10,560,000 en los trimestres en que ejerció presión política en temas relacionados con la detención de inmigrantes y la reforma migratoria”. Las empresas con fines de lucro explotan a las familias de los presos. Las empresas penitenciarias privadas y sus afiliados hacen todo lo posible para lucrarse de los presos –y de sus familias. Según Liliana Segura de The Nation, por ejemplo, una empresa tecnológica llamada Global Tel*Link les cobra más de $1 por minuto a los familiares y amigos para que puedan hablar con sus seres queridos en la cárcel. No hay mercado libre ni competencia para lograr bajar la tarifa. Si sus familiares o amigos no pueden pagar las tarifas de Global Tel*Link, los presos pueden tener mayor riesgo de aislamiento social. Es un círculo vicioso, porque se ha demostrado en estudios que las conexiones sociales son parte clave del proceso de rehabilitación del preso una vez que él o ella esté en libertad. Mignon Clyburn, comisaria de la FCC, una líder en este tema, también ha señalado que 2.7 millones de niños en Estados Unidos tienen un padre o madre encarcelado. Muchos de estos niños sufren enormemente cuando tarifas tan inasequibles como estas les roban el contacto con su padre o madre. Global Tel*Link gana más de $500 millones por año explotando estas personas vulnerables. Los jóvenes están siendo maltratados y explotados. Lo peor de todo es que el sistema de cárceles con fines de lucro está teniendo un impacto terrible en nuestros jóvenes. Un informe de The Huffington Post, titulado Prisioneros del lucro (Prisoners of Profit), nos presenta un vivo retrato de maltratos y brutalidades generalizados – llegando hasta la negligencia médica y el abuso sexual. En el escándalo de “niños por dinero en efectivo”, los comerciantes hasta pagaron a los jueces para que estos les enviaran jóvenes a las muchas veces brutales instalaciones de la empresa, a menudo por infracciones de muy poca importancia. Debemos ponerle fin a esta industria vergonzosa. He presentado un proyecto de ley que pondrá fin a las cárceles con fines de lucro. Mi proyecto de ley les prohibirá a los gobiernos federales, estatales y locales la contratación de empresas privadas para administrar prisiones, cárceles o centros de detención, y les instruirá a las entidades reguladoras que deben prevenir el cobro de tarifas excesivas, por parte de las empresas, por servicios como operaciones bancarias y telecomunicaciones. Mi proyecto de ley también toma medidas para reducir nuestra henchida población de presos. Restablece el sistema federal de libertad condicional, abolido en los ochenta, para que los funcionarios puedan evaluar, de manera individual, el riesgo que representa cada preso y sus posibilidades de rehabilitación. Elimina la cuota de detención de inmigrantes que requiere que los funcionarios tengan presos, en todo momento, a un mínimo de 34,000 personas. Y acabaría con la detención de familias inmigrantes, muchas de las cuales actualmente están presas en instalaciones privadas en Texas y Pensilvania. Es injusto lucrarse de la encarcelación de seres humanos y del sufrimiento de sus amigos y familiares. Es hora de acabar con esta práctica inmoral y ofensiva y, con ella, la era de la encarcelación en masa.