CAPÍTULO 2.3.14. ENFERMEDAD DE NEWCASTLE RESUMEN La enfermedad de Newcastle (EN) está causada por virus específicos del paramixovirus aviar de tipo I (APMV-1) que es un serotipo del género Avulavirus perteneciente a la familia Paramyxoviridae. Existen nueve serotipos de paramixovirus aviar designados desde APMV-I a APMV-9. Se ha demostrado que el NDV es capaz de infectar más de 200 especies de aves, pero la gravedad de la enfermedad causada depende de cuál sea el hospedador y la cepa del virus. Las cepas menos patógenas pueden inducir una enfermedad grave si se exacerban por la presencia de otros organismos o mediante condiciones ambientales adversas. El método preferido de diagnóstico es el aislamiento del virus y su subsiguiente caracterización. Identificación del agente: Se preparan suspensiones en solución antibiótica de muestras traqueales o cloacales (o heces) obtenidas de aves vivas o de heces y muestras de órganos seleccionados procedentes de aves muertas que se inoculan en la cavidad alantoidea de huevos embrionarios de aves de corral de 9–11 días de edad. Los huevos se incuban a 37°C durante 4– 7 días. El líquido alantoideo de cualquier huevo que contenga embriones muertos o moribundos, cuando surgen, y todos los huevos al final del periodo de incubación se ensayan para detectar actividad hemoaglutinante. Cualquiera de los agentes hemoaglutinantes debería probarse para demostrar la inhibición específica con un antisuero monoespecífico frente al NDV. El NDV (APMV-1) puede mostrar alguna relación cruzada antigénica con algunos otros serotipos del paramixovirus aviar, particularmente el APMV-3 y el APMV-7. La patogenicidad de cualquier nuevo virus aislado se puede evaluar mediante la determinación del índice de patogenicidad cerebral. La patogenicidad de los aislamientos también se puede valorar empleando técnicas moleculares, p. ej. la reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa y la secuenciación. El NVD está sometido a un control oficial en la mayoría de países y es un virus muy fácil de propagar desde el laboratorio; de ahí la necesidad de mantener las medidas adecuadas de bioseguridad y seguridad humana; para determinar el grado necesario de tales medidas es preciso llevar a cabo una evaluación de riesgo. Pruebas serológicas: La prueba de inhibición de la hemoaglutinación es la más ampliamente utilizada en la serología del NDV; su relevancia en el diagnóstico depende del estado inmune vacunal de las aves a ensayar y de las condiciones predominantes de la enfermedad. Requisitos para las vacunas y los materiales de diagnóstico: Dependiendo de la situación de la enfermedad, se emplean virus vivos de baja virulencia (lentogénicos) o de virulencia moderada (mesogénicos) para la vacunación de aves de corral. También se utilizan vacunas inactivadas. Las vacunas vivas se pueden administrar a las aves por diversas vías. Normalmente se preparan mediante la extracción de líquidos alantoideos/amnióticos infectados procedentes de huevos embrionarios de aves inoculados; algunas se preparan a partir de cultivos celulares infectados. Se debería obtener el producto final de la expansión de los inóculos original y de trabajo. Las vacunas inactivadas se administran por vía intramuscular o subcutánea. Habitualmente se obtienen mediante la adición de formaldehído a preparaciones víricas infectivas o mediante tratamiento con beta-propiolactona. La mayoría de vacunas inactivadas se prepara para uso mediante una emulsión con aceite vegetal o mineral. Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 1 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle Si se emplean formas patógenas del NDV para la producción de vacunas o en estudios de desafío, el servicio debería cumplir los requisitos de la OIE para los patógenos del nivel de Contención del Grupo 4. A. INTRODUCCIÓN La enfermedad de Newcastle (EN) está causada por el paramixovirus aviar de tipo I (APMV-1), que es un serotipo del género Avulavirus perteneciente a la subfamilia Paramyxovirinae, familia Paramyxoviridae. Los paramixovirus aislados procedentes de especies aviares se han clasificado mediante pruebas serológicas en nueve serotipos designados desde APMV-1 a APMV-9; el virus de ND (NDV) se ha denominado APMV-1 (6). Desde su reconocimiento en 1926, la EN se considera endémica en muchos países. La vacunación profiláctica se practica en casi todos los países productores de aves de corral a escala comercial. Una de las propiedades más características de las cepas diferentes del NDV es su enorme variación respecto a la patogenicidad para los pollos. Las cepas del NDV se agrupan en cinco patotipos sobre la base de los signos clínicos observados en los pollos infectados (13, 15). Estos son: 1. Velogénico viscerotrópico: es muy patogénica en la que se observan frecuentemente lesiones intestinales hemorrágicas; 2. Velogénico neurotrópico: se presenta con mortalidad elevada, habitualmente seguida de signos respiratorios y nerviosos; 3. Mesogénico: se presenta con signos respiratorios y signos nerviosos ocasionales pero baja mortalidad; 4. Lentogénico o respiratorio: se presenta con una infección respiratoria leve o subclínica; 5. Entérico asintomático: normalmente consiste en una infección entérica subclínica. Raramente los agrupamientos en patotipos son claros (6, 7), e incluso en infecciones de aves libres de patógenos específicos (SPF), se puede apreciar un considerable solapamiento. Además, puede tener lugar una exacerbación de los signos clínicos inducida por las cepas más benignas si se superponen infecciones de otros organismos o cuando se presentan condiciones medioambientales adversas. Como los signos de la enfermedad clínica en pollos varían ampliamente y el diagnóstico puede complicarse posteriormente por las respuestas diferentes a la infección en los distintos hospedadores, los signos clínicos por sí solos no presentan una base fiable para el diagnóstico de la EN. Sin embargo, los signos clínicos y las lesiones asociadas con los patotipos virulentos proporcionarán una fuerte sospecha de enfermedad. El virus de la enfermedad de Newcastle es un agente patógeno de los humanos. Las infecciones registradas no suponen un riesgo para la vida y la debilidad que causan no dura más de dos o tres días (18). Los síntomas que con mayor frecuencia se han señalado en las infecciones humanas son la infección ocular, que normalmente consiste en enrojecimiento de uno o de los dos ojos, lagrimeo excesivo, edema en los párpados, conjuntivitis, y hemorragia de la membrana subconjuntival. Aunque el daño ocular puede ser bastante grave, las infecciones son normalmente pasajeras y la cornea no se ve afectada. Los informes sobre otros síntomas en humanos infectados con el NDV no están tan bien documentados, pero apuntan a que a veces, puede presentarse un tipo de infección más generalizada que provoca escalofríos, dolor de cabeza, y fiebre, con o sin acompañamiento de conjuntivitis. Existen pruebas de que las cepas vacunales y las virulentas (para las aves) contra el NDV pueden infectar y provocar síntomas clínicos en el hombre. No existe evidencia de contagio entre humanos. B. TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO 1. Identificación del agente La EN, tal como se la define en la sección B.1.f de este capítulo, está sometida al control oficial en la mayoría de los países y existe un gran riesgo de propagación del virus desde el laboratorio; de ahí que se deba llevar a cabo una evaluación de riesgo para determinar el nivel de bioseguridad y seguridad humana necesario para llevar a cabo el diagnóstico y la caracterización del virus. La instalación debe cumplir los requisitos para el Grupo de contención adecuado, tal como se determina la valoración de riesgos y como se esboza en el capítulo 1.1.2 de este Manual terrestre. Los países que no tienen acceso a los laboratorios nacionales o regionales deben enviar muestras a un laboratorio de referencia de la OIE. 2 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle a) Aislamiento el virus (Prueba prescrita para el comercio internacional) Muestras para el aislamiento vírico Cuando las investigaciones de la EN son el resultado de la aparición de enfermedad severa y mortalidad elevada en grupos de aves, es corriente intentar el aislamiento del virus a partir de aves muertas recientemente o aves moribundas que se sacrifican de forma indolora. Las muestras procedentes de aves muertas deberían consistir en frotis oronasales, tanto como muestras procedentes de tejidos de pulmón, riñones, intestino (incluyendo contenidos), bazo, cerebro, hígado y corazón. Pueden ser recogidos separadamente o en conjunto, aunque, habitualmente, las muestras intestinales se procesan de forma separada de otras muestras. Las muestras procedentes de aves vivas deberían incluir tanto frotis traqueales como cloacales; las últimas deberían estar visiblemente cubiertas de material fecal. Los pájaros pequeños y delicados pueden dañarse por el muestreo pero la recogida de heces frescas puede servir como alternativa adecuada. En el caso de que sean limitadas las oportunidades de obtener muestras, es importante que se examinen los frotis cloacales (o fecales) y los frotis traqueales (o tejido traqueal) tanto como los órganos o tejidos más afectados o asociados con la enfermedad clínica. Las muestras deberían tomarse en las etapas tempranas de la enfermedad. Se tendrían que colocar las muestras en solución salina isotónica tamponada con fosfato (PBS), pH 7,0– 7,4, que contenga antibióticos. También se han utilizado medios basados en proteína, como infusión de cerebro-corazón (BHI) o caldo de triptosa con tampón Tris (TBTB), lo que puede incrementar la estabilidad del virus, sobre todo durante el transporte. Los antibióticos pueden variar de acuerdo a las condiciones locales, pero podría ser, por ejemplo, penicilina (2.000 unidades/ml); estreptomicina (2 mg/ml); gentamicina (50 µg/ml); y micostatina (1.000 unidades/ml) para frotis traqueales y de tejidos, pero a concentraciones cinco veces superiores para frotis cloacales y de heces. Es importante reajustar la solución a pH 7,0– 7,4 después de la adición de los antibióticos. Si se quiere controlar Chlamydophila, se debe incluir 0,05 0,1mg/ml de oxitetracilina. Las heces y los tejidos tomados finamente deberían prepararse como suspensiones al 10–20% (p/v) en la solución de antibiótico. Las suspensiones deberían procesarse tan pronto como fuera posible después de una incubación durante 1–2 horas a temperatura ambiente. Cuando es impracticable el procesamiento inmediato, las muestras pueden conservarse a 4°C hasta 4 días. b) Cultivo del virus Los líquidos sobrenadantes de las heces o las suspensiones de tejidos obtenidos mediante la clarificación por centrifugación a 1.000 g durante aproximadamente 10 minutos a una temperatura que no exceda los 25°C se inoculan en volúmenes de 0,2 ml en la cavidad alantoidea de cada uno de al menos cinco huevos embrionarios de aves SPF de 9–11 días de incubación. Después de la inoculación, se incuban a 35–37°C durante 4–7 días. Los huevos que contengan embriones muertos o moribundos cuando surgen, y todos los huevos que permanezcan hasta el final del periodo de incubación, deberían enfriarse primero a 4°C y probar los líquidos alantoideos para detectar actividad de hemoaglutinación (HA). Los líquidos que den una reacción negativa deberían ser pasados en al menos un lote posterior de huevos. c) Identificación del virus La actividad HA detectada en líquidos bacteriológicamente estériles recogidos a partir de huevos inoculados puede deberse a la presencia de cualquiera de los 16 subtipos de hemoaglutininas de los virus de la gripe A o de los ocho restantes serotipos de paramixovirus. (El líquido no estéril podría contener actividad HA bacteriana). El NDV puede confirmarse empleando antisuero específico en una prueba de inhibición de la hemoaglutinación (HI). Habitualmente se utiliza el antisuero de pollo preparado contra una de las cepas del NDV. Las reacciones cruzadas en las pruebas HI entre el NDV y algunos otros APMV, especialmente los virus de los serotipos APMV-3 y APMV-7 pueden causar algunos problemas que pueden resolverse empleando controles adecuados de antígeno y antisuero. d) Índice de patogenicidad La variación extrema en la virulencia de los diferentes aislamientos víricos de la EN y el uso generalizado de vacunas vivas implica que la identificación de un aislamiento como NDV a partir de aves que muestren signos clínicos no confirma un diagnóstico de la EN, por lo que también se requiere una valoración de la virulencia del aislamiento (véase sección B.1.f. bajo el título “Definición de la enfermedad de Newcastle”). En el pasado, se han utilizado pruebas como el promedio de muerte en huevos, la prueba de la patogenicidad intravenosa, y las vacunaciones utilizadas en esas pruebas (27), pero por acuerdo internacional, se utiliza la prueba de la patogenicidad intracerebral para la valoración de la virulencia del Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 3 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle virus. La definición actual de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) (sección B.1.e. más adelante) también reconoce los avances en la comprensión de lo que son las bases moleculares de la patogenicidad y permite una confirmación de la virulencia, aunque no la ausencia de virulencia, mediante pruebas in vitro para determinar la secuencia de aminoácidos en el punto de escisión de la proteína FO. • Índice de patogenicidad intracerebral i) El líquido alantoideo infectivo y fresco con un título HA >24 (>1/16) se diluye 1/10 en solución salina isotónica estéril sin aditivos, tales como antibióticos. ii) Se inyectan por vía intracerebral 0,05 ml del virus diluido en diez polluelos procedentes de huevos de un grupo de aves SPF. En el momento de la inoculación, estos polluelos deben tener más de 24 horas y menos de 48 horas. iii) Las aves se examinan cada 24 horas durante 8 días. iv) En cada observación, las aves se puntúan: 0 si es normal, 1 si está enferma y 2 si está muerta. Las aves que están vivas pero son incapaces de comer o beber deben sacrificarse y ser contabilizadas como muertas en la observación posterior. (Los individuos muertos deben puntuarse como 2 en cada una de las observaciones diarias siguientes a la muerte). v) El índice de patogenicidad intracerebral (ICPI) es la puntuación media por ave y por observación durante el periodo de 8 días. Los virus más virulentos presentarán índices que se aproximan a la puntuación máxima de 2,0, mientras que las cepas entéricas lentogénicas y asintomáticas presentarán valores próximos a 0,0. e) Base molecular de la patogenicidad Durante la replicación, las partículas del NDV se producen con un precursor glicoproteico, F0, que tiene que escindirse en F1 y F2 para que las partículas víricas sean infectivas. Esta división post-traduccional está mediada por proteasas de la célula hospedadora. La tripsina es capaz de escindir F0 de todas las cepas víricas de la EN. Parece ser que las moléculas F0 de los virus virulentos para los pollos pueden dividirse mediante una proteasa del hospedador o proteasas encontradas en un rango amplio de células y tejidos y, de este modo, extenderse a través del hospedador dañando órganos vitales, mientras que las moléculas F0 en los virus de baja virulencia están limitadas en su ruptura a ciertas proteasas del hospedador, lo que resulta en la restricción de estos virus a replicarse solo en ciertos tipos de células hospedadoras. La mayoría de los NDV que son patogénicos para los pollos tienen la secuencia 112R/K-R-Q-K/R-R116 en el extremo C-terminal de la proteína F2 y un residuo de F (fenilalanina) en la posición 117, en el extremo Nterminal de la proteína F1, mientras que los virus de baja virulencia tienen secuencias en la misma región de 112G/E-K/R-Q-G/E-R116 y un residuo de L (leucina) en la posición 117. Algunos de las variantes víricas de la paloma examinadas (PPMV-1) tienen la secuencia 112G-R-Q-K-R-F117, pero tienen valores ICPI altos. De modo que parece que existe el requerimiento de al menos un par de aminoácidos básicos en las posiciones 116 y 115 más una fenilalanina como residuo 117 y un aminoácido básico (R) en la posición 113 si el virus muestra virulencia hacia los pollos. Se han realizado diversos estudios empleando técnicas moleculares para determinar la secuencia del punto de escisión de F0 mediante la reacción en cadena de la polimerasa de trascripción inversa (RT-PCR), bien en virus aislados o bien en tejidos y heces procedentes de aves infectadas, realizándose a continuación el análisis del producto mediante el análisis con enzimas de restricción, la hibridación con sonda o la secuenciación de nucleótidos al objeto de establecer una prueba in vitro rutinaria para determinar la virulencia (para una revisión véase ref.2). La determinación de la secuencia de escisión de F0 puede proporcionar una indicación clara de la virulencia del virus y esto se ha incorporado a la definición de la EN (véase sección B.1.f.). En el diagnóstico de la EN es importante entender que la demostración de la presencia del virus con múltiples aminoácidos básicos en el punto de escisión de F0 confirma la presencia de virus virulentos o potencialmente virulentos, pero la falta de detección de virus o la detección de NDV sin múltiples aminoácidos básicos en el punto de escisión de F0 empleando técnicas moleculares, no confirma la ausencia de virus virulentos. Una primera correspondencia mala o la posibilidad de que en una misma población estén mezclados virus virulentos y avirulentos, implica que todavía será necesario el aislamiento del virus y una valoración in vivo de su virulencia. Los análisis recientes de virus aislados en Irlanda en 1990 y los realizados durante los brotes de la EN de 1998–2000 en Australia han proporcionado una clara evidencia de que los virus virulentos pueden surgir a 4 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle partir de virus progenitores de baja virulencia (5, 39). También se ha generado de manera experimental un virus virulento de la EN a partir de un virus de baja virulencia mediante pases en pollos (34). f) Definición de la enfermedad de Newcastle Parece probable que la gran mayoría de aves sea susceptible a la infección con NDV tanto de virulencia alta como de virulencia baja para los pollos, aunque los signos clínicos observados en aves infectadas con el NDV varían ampliamente y dependen de factores tales como: el virus, la especie hospedadora, la edad del hospedador, la infección con otros organismos, el estrés medioambiental y el estado inmune. Bajo algunas circunstancias la infección con los virus extremadamente virulentos puede provocar una mortalidad repentina alta con signos clínicos relativamente escasos. Así que los signos clínicos son variables y están influidos por otros factores de modo que ninguno puede considerarse patognomónico. Incluso en los hospedadores susceptibles, tales como los pollos, los NDV muestran un rango considerable de virulencia. Generalmente, la variación consiste en grupos alrededor de los dos extremos en la prueba, pero, por diversas razones, algunos virus pueden mostrar virulencia intermedia. La variación enorme en la virulencia y en los signos clínicos implica la necesidad de definir cuidadosamente lo que constituye la EN para los propósitos de comercio, políticas y medidas de control. La definición de la EN actualmente en uso en todos los estados miembros de la Unión Europea es la que se contempla en la Directiva 92/66/EEC (17, 20). La definición de la OIE para anunciar un foco de la EN es: “La enfermedad de Newcastle se define como una infección de aves causada por un virus del serotipo 1 del paramixovirus aviar (APMV-1) que cumple uno de los criterios siguientes de virulencia: a) El virus tiene un índice de patogenicidad intracerebral (ICPI) en polluelos de un día (Gallus gallus) de 0,7 o superior. o b) Se han demostrado en el virus múltiples aminoácidos básicos (o directamente o por deducción) en el extremo C-terminal de la proteína F2 y un residuo de fenilalanina en la posición 117, la cual está en el extremo N-terminal de la proteína F1. El término “múltiples aminoácidos básicos” se refiere a que existen al menos tres residuos de arginina o lisina entre las posiciones 113 y 116. La imposibilidad de demostrar el modelo característico de residuos de aminoácidos como se ha descrito anteriormente requeriría la caracterización del virus aislado mediante una prueba ICPI. En esta definición, los residuos de aminoácidos se numeran desde el extreme N-terminal de la secuencia de aminoácidos deducida a partir de la secuencia de nucleótidos del gen F0 donde las posiciones 113– 116 corresponden de la –4 a la –1 a partir del punto de escisión.” g) Anticuerpos monoclonales Se han utilizado anticuerpos monoclonales de ratón (MAb) dirigidos contra cepas del NDV en pruebas HI para conseguir una identificación rápida del NDV sin las posibles reacciones cruzadas con otros serotipos APMV que pueden tener lugar con sueros policlonales. Se han creado MAb que dan reacciones en pruebas HI y que son específicos para cepas particulares o variantes de aislamientos del NDV (4, 6, 9, 10). Se han empleado tablas de MAb para establecer perfiles antigénicos de aislamientos del NDV basándose en si reaccionan o no con los virus. Se ha demostrado que es un método valioso para agrupar y diferenciar los aislamientos del NDV y ha sido particularmente de valor para entender la epidemiología de los brotes (9, 10). h) Estudios filogenéticos En los últimos años el desarrollo de técnicas mejoradas para la secuenciación de nucleótidos, la disponibilidad de datos de la secuencia de más NDV en bases de datos informatizadas y la demostración de que incluso longitudes de secuencia relativamente cortas pueden dar resultados significativos en análisis filogenéticos, han conducido a un incremento considerable en tales estudios. Se ha detectado una diversidad genética considerable, pero los virus que comparten parámetros temporales, geográficos, antigénicos o epidemiológicos tienden a encuadrarlos en linajes o grupos taxonómicos específicos, y se ha comprobado que esto es importante para valorar tanto la epidemiología global como la propagación local de la EN (4, 8, 19, 28, 32, 33, 38, 41, 43, 44) Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 5 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle Aunque en el pasado los estudios filogenéticos han sido impracticables como herramienta rutinaria, en la actualidad la mayor disponibilidad y el incremento en la velocidad de obtención de resultados empleando kits sofisticados y disponibles comercialmente para la RT-PCR y secuenciadotes automáticos permite que tales estudios se encuentren dentro de los equipamientos de muchos más laboratorios de diagnóstico y que puedan proporcionar resultados significativos que sean contemporáneos en lugar de retrospectivos (2). Aldous et al. (4) propusieron que la genotipificación de los aislamientos del NDV formaran parte de la caracterización diagnóstica del virus para los laboratorios de referencia mediante la producción de la secuencia de 375 nucleótidos del gen F, que incluye el punto de escisión del F0, de forma rutinaria para todos los virus y la comparación de las secuencias obtenidas con otros aislamientos y 18 virus representativos de los linajes y sublinajes reconocidos. Ese análisis permitiría una rápida valoración epidemiológica de los orígenes y la propagación de los virus responsables de los brotes de EN. i) Técnicas moleculares para el diagnóstico Además del uso de la RT-PCR y de otras técnicas similares para la determinación de la virulencia de los NDV (véase sección B.1.e.) o para estudios filogenéticos (véase sección B.1.h.), han habido varias publicaciones sobre el uso de tales técnicas moleculares para detectar el NDV en muestras clínicas, con la ventaja de la demostración extremadamente rápida de la presencia del virus e incluso de su virulencia si se emplean cebadores que cubran la parte del genoma que codifica el punto de escisión de F0 (12, 20, 21). Se debería tener cuidado en la selección de muestras clínicas ya que algunos estudios han demostrado falta de sensibilidad en la detección de los virus en algunos órganos y particularmente en las heces (20, 21, 23, 25). Como ocurre en la determinación de la virulencia, es importante que tales técnicas no se empleen solas para registrar un resultado como negativo en las investigaciones en las que se sospeche la EN (30). Con frecuencia se utilizan frotis traqueales u orofarínegos como muestras de elección porque son fáciles de procesar y por lo general, contienen poco material orgánico extraño que pueda interferir con la recuperación y amplificación del ARN mediante la PCR. No obstante, también se han utilizado con cierto éxito muestras de tejidos y de órganos e incluso las heces. El sistema utilizado para la extracción del ARN también influirá en la eficacia de la RT-PCR con muestras clínicas, y se debe procurar escoger los kits comerciales más adecuados o validados para las muestras a examinar. Normalmente se han utilizado sistemas de RT-PCR para amplificar una porción específica del genoma que tienen un valor añadido; por ejemplo, amplificando parte del gen F que contiene el punto de escisión del FO de manera que el producto pueda utilizarse para valorar la virulencia (3, 14, 23, 25, 29, 37, 38). El principal inconveniente de la utilización de la RT-PCR para el diagnóstico estriba en la necesidad del procesamiento que sigue a la amplificación debido a la contaminación potencial del laboratorio y la contaminación cruzada de las muestras. Una de las estrategias que se siguen para no tener que realizar el procesamiento post-amplificación consiste en la utilización de las técnicas de la RT-PCR (rRT-PCR) en tiempo real. La ventaja de estas pruebas es que la rRT-PCR basada en el uso de sondas de hidrólisis fluorogénica o de tinciones fluorescentes hace innecesaria la fase de procesamiento post-amplificación y se pueden obtener los resultados en menos de 3 horas. La aplicación más eficaz de las pruebas de la rRT-PCR se realizó en EE.UU. cuando ocurrieron los brotes de EN en 2002–2003, cuando se aplicó la prueba descrita por Wise et al. (46), que mostró una sensibilidad del 95% en comparación con el aislamiento del virus para más de 1.400 muestras. La prueba se realiza con tres conjuntos de cebadores y sondas que se utilizan en reacciones independientes: un conjunto de cebadores/sondas para la matriz que está diseñado para detectar la mayoría de las cepas del NDV, un conjunto de cebadores/sondas de fusión con los que se puede identificar cepas virulentas del NDV (incluyendo muchos virus PPMV-1) y un conjunto de cebadores/sondas diseñados para detectar cepas de virus de baja virulencia. Primero se examinan las muestras con los cebadores/sondas de la, luego se ensayan las muestras positivas con las de baja virulencia y con la fusión y los conjuntos de cebadores/sonda para confirmar la presencia de los virus de poca virulencia y los de mucha virulencia, respectivamente. Los cebadores y las sondas del mencionado informe fueron validadas en cepas lentogénicas, mesogénicas y velogénicas que se encuentran habitualmente en los Estados Unidos de América. En el momento álgido del brote, se ensayaron entre 1.000 y 1.500 muestras cada día mediante rRT-PCR. La desventaja de la rRT-PCR es que, actualmente, los termocicladores especiales que se precisan son demasiado caros, lo que obliga a muchos laboratorios a descartar el empleo de este sistema. Una cuestión adicional es que, mientras que la mayor parte de los aislamientos del NDV están muy relacionados genéticamente, se ha demostrado que algunos son genéticamente diferentes. Por ejemplo, un grupo de virus adscrito al genogrupo 6 por Aldous et al. (4) y ulteriormente a la Class I por Czegledi et al. (24), es tan diferente de todos los demás aislamientos de NDV, p. ej. de los virus de la Clase II (24) que se necesitan diferentes cebadores para sus detección mediante pruebas de RT-PCR. Al igual que para establecer la virulencia, es importante que no se utilicen solo las técnicas PCR para registrar un resultado negativo en las investigaciones de la EN sospechosa. 6 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle 2. Pruebas serológicas El NDV puede emplearse como un antígeno en una variedad amplia de pruebas serológicas, lo que permite que se utilicen las técnicas de neutralización o de enzimoinmunoensayo (ELISA) y HI para valorar el nivel de anticuerpos en las aves. En la actualidad, la prueba HI es la más ampliamente utilizada para la detección de anticuerpos contra el NDV en las aves, aunque muchos productores de aves de corral utilizan kits de ELISA comerciales para valorar los niveles de anticuerpos tras la vacunación En diferentes laboratorios se practican variaciones de los procedimientos para las pruebas HA y HI. Los siguientes ejemplos recomendados emplean placas de microtitulación de plástico y fondo en V en las que el volumen final para ambos tipos de prueba es de 0,075 ml. Los reactivos necesarios para estas pruebas son PBS isotónico (0,1 M), pH 7,0–7,2, y RBC procedentes de un mínimo de tres pollos SPF y agrupados en un volumen igual de solución de Alsever. (Si no se dispone de pollos SPF, se puede emplear sangre procedente de aves no vacunadas que se controlen regularmente y muestren estar libres de anticuerpos frente al NDV). Las células se deberían lavar tres veces en PBS antes de usarlas como suspensión al 1% (células empacadas v/v). Debería realizarse en cada prueba, de modo apropiado, un control positivo y negativo de los antígenos y de los antisueros. a) Pruebas de hemaglutinación y de inhibición de la hemaglutinación Los sueros de pollo raramente dan reacciones positivas no específicas en esta prueba y es innecesario cualquier pretratamiento de los sueros. Los sueros procedentes de especies distintas a las de los pollos a veces pueden causar aglutinación de los eritrocitos (RBC) de pollo, así que esta propiedad debería determinarse primero, y posteriormente extraer mediante adsorción del suero con RBC de pollo. Esto se realiza adicionando 0,025 ml de RBC de pollo empacados a cada 0,5 ml de antisueros, agitando suavemente y dejándolos durante al menos 30 minutos; a continuación los RBC se precipitan mediante centrifugación a 800 g durante 2–5 minutos y se decantan los sueros adsorbidos. En diferentes laboratorios se practican variaciones de los procedimientos para las pruebas HA y HI. Los siguientes ejemplos recomendados emplean placas de microtitulación de plástico y fondo en V en las que el volumen final para ambos tipos de prueba es de 0,075 ml. Los reactivos necesarios para estas pruebas son PBS isotónico (0,1 M), pH 7,0–7,2, y RBC procedentes de un mínimo de tres pollos SPF y agrupados en un volumen igual de solución de Alsever. (Si no se dispone de pollos SPF, se puede emplear sangre procedente de aves no vacunadas que se controlen regularmente y muestren estar libres de anticuerpos frente al NDV). Las células se deberían lavar tres veces en PBS antes de usarlas como suspensión al 1% (células empacadas v/v). Debería realizarse en cada prueba, de modo apropiado, un control positivo y negativo de los antígenos y de los antisueros. • Pruebas de hemaglutinación i) Se distribuyen 0,025 ml de PBS en cada pocillo de una placa de microtitulación de plástico y fondo en V. ii) A cada pocillo se adicionan 0,025 ml de la suspensión vírica (p. ej. líquido alantoideo infectivo). Para una determinación precisa del contenido de HA, se debería hacer a partir de una serie de diluciones muy cercanas a una inicial, p. ej. 1/3, 1/5, 1/7, etc. iii) A lo largo de toda la placa se practican diluciones al doble de la suspensión vírica en volúmenes de 0,025 ml. iv) Posteriormente se adicionan a cada pocillo 0,025 ml de PBS. v) En cada pocillo se dispensan 0,025 ml de RBC de pollo al 1% (v/v). vi) La solución se mezcla golpeando suavemente la placa. Se dejan estáticos los RBC durante unos 40 minutos a temperatura ambiente, p. ej. aproximadamente a 20°C, o durante 60 minutos a 4°C si las temperaturas son altas, considerando que los RBC control deberían sedimentar de una forma distinta. vii) La HA se determina inclinando la placa y observando la presencia o ausencia de una corriente en forma de lágrima de los RBC. Debería leerse la titulación a la dilución más alta a la que se de una HA completa (sin corriente); esto representa 1 unidad HA (HAU) y puede calcularse de forma precisa a partir del rango inicial de diluciones. • Prueba de inhibición de la hemaglutinación i) Se dispensan 0,025 ml de PBS en cada pocillo de una placa de microtitulación de plástico y fondo en V. ii) Se adicionan 0,025 ml de suero en el primer pocillo de la placa. iii) A lo largo de la placa se realizan diluciones dobles del suero en volúmenes de 0,025 ml. Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 7 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle iv) A cada pocillo se añaden 4 HAU de virus/antígeno en 0,025 ml y la placa se deja durante un mínimo de 30 minutos a temperatura ambiente, p. ej. en torno a 20°C, o 60 minutos a 4°C. v) A cada pocillo se añaden 0,025 ml de RBC de pollo al 1% (v/v) y, después de mezclar suavemente, los RBC se dejan estáticos unos 40 minutos a temperatura ambiente, p. ej. en torno a 20°C, o durante unos 60 minutos a 4°C si las temperaturas del ambiente son altas, considerando que los RBC control deberían sedimentar de una forma distinta. vi) El título de HI es la dilución mayor de suero que causa la inhibición completa de 4 HAU de antígeno. La aglutinación se valora inclinando las placas. Debería considerarse que muestran inhibición solo aquellos pocillos en los que la corriente de RBC se produce a la misma velocidad que los pocillos control (que contienen 0,025 ml de RBC y 0,05 ml de PBS). vii) La validez de los resultados debería evaluarse frente a un suero control negativo, que no debería presentar un título >1/4 (>22 o >log2 2 cuando se expresa como el recíproco), y un suero control positivo para el cual el título debería encontrarse entre una de las diluciones del título conocido. El valor de la serología en el diagnóstico está relacionado claramente con el estado inmune esperado de las aves afectadas. Los títulos de HI pueden considerarse positivos si hay inhibición a una dilución del suero de 1/16 (24 o log2 4 cuando se expresa como el recíproco) o superior contra 4 HAU de antígeno. Algunos laboratorios prefieren usar 8 HAU en las pruebas de HI. Mientras esto se permita, afectará a la interpretación de los resultados de modo que un título positivo será 1/8 (23 o log2 3) o superior. Se debería incluir una nueva titulación del antígeno en todas las pruebas para verificar el número de HAU utilizadas. Los títulos de HI pueden emplearse para evaluar el estado inmune de un grupo de aves. En grupos vacunados que estén siendo controlados serológicamente, es posible identificar respuestas anamnésicas como resultado de una infección de desafío con el virus de campo (13), pero se debería proceder con gran cautela porque se pueden producir variaciones por otras causas. Por ejemplo, se ha demostrado que las infecciones por el virus APMV-3 de pavos vacunados contra el NDV darán por resultado títulos sustancialmente elevados frente al NDV (11). b) Enzimoinmunoensayo Se dispone comercialmente de una variedad de kits de pruebas ELISA que se basan en diversas estrategias para la detección de anticuerpos contra el NDV, incluyendo ELISA indirecto, tipo sándwich y de bloqueo o competitivo, que emplean MAb. Al menos uno de los kits utiliza una subunidad antigénica. Habitualmente estas pruebas se han validado y evaluado por el fabricante y, por tanto, es importante que para su uso, se sigan cuidadosamente las instrucciones especificadas. Las pruebas HI y ELISA pueden medir los anticuerpos contra diferentes antígenos; dependiendo del sistema utilizado, la prueba ELISA puede detectar anticuerpos contra más de un antígeno, mientras que el uso de la prueba HI probablemente se limita a los anticuerpos contra la proteína de la EN. No obstante, algunos estudios de tipo comparativo han demostrado que los ELISA son reproducibles y tienen sensibilidad y especificidad altas; se ha demostrado que correlacionan bien con la prueba HI (1). Los ELISA convencionales tienen la desventaja de que es preciso validar la prueba para cada especie de ave con la que aquella se utiliza. En los ELISA competitivos normalmente se utilizan MAb que, debido a su especificidad para los epitopos individuales, puede ser que no reconozcan todas las cepas del APMV-1. C. REQUISITOS PARA LAS VACUNAS Y EL MATERIAL DE DIAGNÓSTICO Se ha publicado una descripción detallada de todos los aspectos de las vacunas del NDV, incluyendo su producción y usos (11, 13) y debería consultarse para conocer los detalles de los procedimientos que aquí se recogen. En el capítulo 1.1.8. Principios de producción de vacunas veterinarias, se indican las directrices para la producción de este tipo de vacunas. Las directrices dadas aquí y en el capítulo 1.1.8 pretenden ser de carácter general y pueden complementarse en el caso de que existan requisitos regionales y nacionales. En esta sección se considerarán vacunas convencionales y comerciales vivas e inactivadas, porque todavía se emplean universalmente. Sin embargo, se debería recordar que existen muchos trabajos recientes sobre la aplicación de técnicas de biología molecular en la producción de nuevas vacunas y hay constancia del éxito en la obtención de inmunidad protectora con virus recombinantes de la viruela aviar, el virus vacunal, el virus de la viruela de la paloma, el herpesvirus del pavo y las células aviares en las que se expresan el gen HN, o el gen F, o los dos genes, del NDV. En algunos países se ha autorizado el uso de varios de estos virus recombinantes. Las cepas víricas de la EN empleadas en las vacunas comerciales de virus vivos se encuadran en dos grupos: vacunas lentogénicas tales como Hitchner-B1, La Sota, V4, NDW, I2 y F, y vacunas mesogénicas, tales como Roakin, Mukteswar y Komarov. Las cepas de ambos grupos han sido seleccionadas y clonadas para satisfacer 8 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle los diferentes criterios en su producción y aplicación. Todos los virus de vacunas mesogénicas tienen dos pares de aminoácidos básicos en el punto de escisión F0 y valores ICPI de aproximadamente 1,4. Esto significa que las infecciones de aves con estos virus entrarían dentro de la definición propuesta para la EN (sección B.1.f.) pero como estas vacunas se emplean principalmente en países donde la EN es endémica, este hecho puede que no excluya necesariamente su uso. Algunos países han dispuesto que solo se puedan utilizar cepas lentogénicas del NDV en las vacunas (42). El servicio de producción de vacunas debería operar bajo los procedimientos y prácticas apropiados de bioseguridad. Si la EN, como se define en la sección B.1.f. de este capítulo, se utiliza para la producción de vacunas o para estudios de desafío de la vacuna, la parte del servicio donde se realice el trabajo debería cumplir los requisitos para los patógenos del nivel de Contención del Grupo 4, como se recoge en capítulo 1.1.2 de este Manual. La mayoría de vacunas con virus vivos crecen en la cavidad alantoidea de huevos embrionarios de aves pero algunas, notablemente algunas cepas mesogénicas, se han adaptado a una variedad de sistema de cultivos de tejidos. Las vacunas con virus vivos pueden administrarse a las aves incorporándolas en el agua de bebida, administrándose como un spray grueso o mediante instilación conjuntival o intranasal. En los Estados Unidos de América se ha autorizado una vacuna lentogénica para uso in ovo. Algunas cepas mesogénicas se obtienen por inoculación intradérmica en la membrana del ala. Se han preparado vacunas que dan resultados óptimos mediante la aplicación de vías específicas. En general, las vacunas vivas más inmunogénicas son más virulentas y, por tanto, es más probable que causen efectos secundarios adversos. Por ejemplo, la vacunación con la cepa La Sota causará problemas considerablemente mayores en aves susceptibles jóvenes que la cepa Hitchner-B1, aunque La Sota induce una respuesta inmune más fuerte. Las vacunas inactivadas se consideran más caras que las vacunas vivas y su empleo entraña la manipulación e inyección de aves individuales. Se preparan a partir de líquido alantoideo al que se inactiva su infectividad mediante la adición de formaldehído o beta-propiolactona. Se incorpora en una emulsión con aceite mineral y se administra por vía intramuscular o subcutánea. Así las aves individuales reciben una dosis estándar. No se produce la propagación subsiguiente del virus ni reacciones respiratorias adversas. Se utilizan tanto cepas virulentas como avirulentas como inóculo vírico aunque, desde el punto de vista del control de la seguridad, el uso de estas últimas parece menos adecuado. Como después de la administración no se produce la multiplicación vírica, se requiere una cantidad de antígeno para la inmunización mucho mayor que en el caso de la vacunación con virus vivos. Es importante un rendimiento elevado de virus para producir una vacuna potente, y, para este propósito, es muy adecuada la cepa Ulster 2C. La duración de la inmunidad depende del programa de vacunación elegido. Una de las consideraciones más importantes que afectan a los programas de vacunación es el nivel de inmunidad maternal de los pollos jóvenes que puede variar considerablemente de granja a granja, de lote a lote y entre pollos individuales. Por esta razón, se emplean diversas estrategias. O los pájaros no se vacunan hasta las 2–4 semanas de vida cuando la mayoría de ellos será susceptible, o se vacunan con 1 solo día de vida por instilación conjuntival o mediante la aplicación de un spray grueso. Se establecerá una infección activa en algunas aves que persistirá hasta que la inmunidad maternal decrezca. Entonces, se llevará a cabo una revacunación 3–4 semanas más tarde. Se ha demostrado que las vacunas inactivadas también pueden ser empleadas adecuadamente para vacunar polluelos de 1 día que tienen cierto grado de inmunidad maternal (15, 17), y los mejores resultados se han obtenido cuando a los polluelos maternalmente inmunes de 1 día se les da una combinación de vacunas viva e inactivada, comparada con vacunas vivas o inactivadas dadas de forma separada (14, 16). La vacunación de aves de 1 día totalmente susceptibles, incluso con las vacunas vivas más suaves, puede provocar en enfermedad respiratoria, especialmente si están presentes en cantidad significativa bacterias patógenas comunes. Normalmente se practica una vacunación después de 3 semanas de vida solo en gallinas de crianza y gallinas de puesta. Se debería llevar a cabo con intervalos de suficiente frecuencia para mantener una inmunidad adecuada. Los programas de vacunación emplean con frecuencia vacunas con virus vivos un poco más patogénicos para reforzar la inmunidad de las usadas inicialmente. También pueden usarse estas vacunas vivas más patogénicas después de una vacunación inicial con vacunas inactivadas en emulsión de aceite. Cuando se diseña un programa de vacunación, debería tenerse en consideración el tipo de vacuna utilizada, el estado inmune y de enfermedad de las aves a vacunar y el nivel de protección requerido en relación a cualquier posibilidad de infección con el virus de campo bajo las condiciones locales (13). Aquí se indican dos ejemplos de programas de vacunación que pueden utilizarse en diferentes circunstancias de enfermedad. Para el primer ejemplo, cuando la enfermedad es leve y esporádica se sugiere que se adopte el siguiente orden de vacunación: vacuna viva Hitchner-B1 mediante administración conjuntival o de spray a 1 día de edad; vacuna viva Hitchner-B1 o La Sota a los 18–21 días de vida en el agua de bebida; vacuna viva La Sota en el agua de bebida a las 10 semanas de vida y una vacuna inactivada en emulsión de aceite en el momento de la puesta. Para el segundo ejemplo, cuando la enfermedad es severa y más extendida, se adopta el mismo protocolo ya indicado Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 9 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle hasta los 21 días de vida y a esto le sigue la revacunación a los 35–42 días de vida con la vacuna viva La Sota en el agua de bebida o como spray; esta revacunación se repite a las 10 semanas de vida con una vacuna inactivada (o una vacuna viva mesogénica) y de nuevo se repite en el momento de la puesta (13). 1. Control del inóculo a) Características del inóculo El primer principio a considerar cuando se selecciona una cepa para una vacuna viva del NDV es si se va a usar como vacuna primaria o secundaria, siendo su patogenicidad la principal consideración. Los métodos de aplicación y frecuencia de uso son consideraciones válidas. El uso de MAb ha demostrado una variación considerable en la antigenicidad de cepas diferentes (9, 10). Esto puede indicar la necesidad de adaptar las vacunas más cuidadosamente a virus antigénicamente relacionados con cualquier virus de campo predominante. Se ha introducido una vacuna viva basada en la cepa V4 del NDV, seleccionada por su estabilidad al calor, para combatir los problemas específicos asociados con la crianza del pollo campero en los países en desarrollo. La intención es que esta vacuna pueda estar protegida por el alimento para los pollos que se alimentan de restos. Hasta la fecha, los ensayos realizados en diferentes países han producido resultados mezclados; bien puede ser que los factores locales sean extremadamente importantes afectando al éxito de esta estrategia (35, 40). Más recientemente se ha desarrollado la vacuna I2 termoestable específicamente para la vacunación de los pollos camperos; actualmente se recomienda que esta vacuna se suministre mediante gota al ojo (9). El uso de vacunas vivas puede estar restringido por la legislación. Por ejemplo, la Decisión de la Comisión 93/152/EEC (18, 21) restringe el uso de vacunas en los estados miembros de la Unión Europea desde el 1 de Enero de 1995 a aquellos para los que el inóculo original se ha probado y muestra tener un ICPI <0,4 si se administran a cada ave no menos de 107 dosis infectivas de huevo (EID50), o <0,5 si se administran a cada ave no menos de 108 EID50. De manera similar, la Comisión de Estándares de la OIE ha recomendado que mientras en principio las vacunas deberían tener un ICPI < 0,7 para poder explicar la variabilidad entre distintos ensayos y laboratorios, se tendría que admitir un margen de seguridad con objeto de que las cepas víricas del inóculo original para la fabricación de vacunas no tengan un ICPI que exceda el valor 0,4 (30, 35). La consideración más importante en la selección de un inóculo para preparar una vacuna inactivada es la cantidad de antígeno producida cuando crece en huevos embrionarios; raramente es rentable concentrar el virus. Se han usado tanto cepas virulentas como lentogénicas para preparar vacunas inactivadas, pero las primeras ofrecen un riesgo innecesario porque supone la manipulación de grandes cantidades de virus virulentos así como el peligro de una inactivación inadecuada y la posible contaminación consiguiente. Este riesgo está contemplado en la Decisión de la Comisión 93/152/EEC (18, 21), que restringe el uso de virus para la fabricación de vacunas inactivadas en los estados miembros de la Unión Europea a partir del 1 de enero de 1995 a aquéllos para los cuales se ha probado el inóculo original y muestra tener un ICPI <0,7 si se administra a cada ave no menos de 108 EID50. Algunas cepas lentogénicas crecen hasta niveles muy altos en los huevos. Se pueden obtener títulos excepcionalmente elevados mediante la cepa Ulster 2C, la cual se recomienda como inóculo para la vacuna inactivada (22, 26). Sin embargo, cuando se usan como inóculos las cepas Hitchner B1, La Sota o F se consiguen vacunas inactivadas con éxito comercial. b) Método de cultivo Se establece un inóculo original y a partir del mismo un inóculo de trabajo. Si la cepa se ha clonado mediante dilución limitante o selección en placa, el establecimiento de un cultivo maestro solo puede implicar la producción de un gran volumen de líquido alantoideo infectivo (como mínimo 100 ml), que puede conservarse en forma de alícuotas liofilizadas (0,5 ml). c) Validación como vacuna A los virus del inóculo de origen desconocido se les debería realizar pases a través de huevos SPF y ser clonados antes de producir el inóculo original. También puede ser conveniente algún pase a través de pollos SPF (11, 13). En cualquier caso, después de su preparación, el inóculo original se debería comprobar su esterilidad, seguridad, potencia y presencia de agentes extraños. Algunos países también exigen estudios mediante pases retrospectivos para la vacuna viva del NDV a fin de asegurarse de que no aumenta la patogenicidad como consecuencia de su circulación entre pájaros (42). 10 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle 2. Método de producción Para la producción de la vacuna, primero se establece un inóculo de trabajo, a partir de cualquiera de los lotes de vacuna producidos, mediante la expansión de una alícuota del inóculo original hasta un volumen suficiente para permitir la producción de la vacuna durante 12–18 meses. Es mejor conservar el inóculo de trabajo de forma líquida a una temperatura de –60°C o inferior porque el virus liofilizado no siempre se multiplica hasta un título alto en el primer pase subsiguiente (11, 13). La mayoría de las vacunas de la EN se producen en huevos embrionarios de ave y las vacunas de virus vivos deberían producirse en huevos SPF. El método de producción es la propagación del virus aséptica y a gran escala; todos los procedimientos se llevan a cabo bajo condiciones de esterilidad. Es habitual diluir el inóculo de trabajo en PBS estéril, pH 7,2, de modo que aproximadamente se inoculan 103– 104 EID50/0.1 ml en la cavidad alantoidea de huevos embrionarios SPF de 9 o 10-días de vida. A continuación se incuban a 37°C. Se deberían desechar los huevos que contengan embriones muertos en las 24 horas. El tiempo de incubación dependerá de la cepa vírica utilizada y se predeterminará para asegurar una producción máxima con el número mínimo de muerte de embriones. Los huevos infectados deberían enfriarse a 4° C antes de recogerse. Se quitan las partes superiores de los huevos y se aspiran los líquidos alantoideos después de la eliminación del embrión. Debería evitarse la inclusión de cualquier resto de yema o de albúmina. Se deberían conservar todos los líquidos inmediatamente a 4° C y comprobar la ausencia de contaminación bacteriana antes de preparar grandes cantidades para la liofilización o inactivación. Normalmente, las vacunas vivas se liofilizan. La metodología depende de los aparatos utilizados y de la pericia de los fabricantes, pero esta es una etapa muy importante ya que una liofilización inadecuada resulta tanto en pérdidas de título como en un periodo de validez reducido. En la producción de vacunas inactivadas, se trata el líquido alantoideo recogido con formaldehído (una concentración final típica es 1/.1.000) o beta-propiolactona (una concentración final típica es 1/2.000–1/4.000). El tiempo requerido debe ser suficiente para asegurar que esté libre de virus vivos. La mayoría de vacunas inactivadas no se concentran; el líquido alantoideo inactivado normalmente se emulsiona con aceite mineral o vegetal. Generalmente, las fórmulas exactas son secretos comerciales. Generalmente, las vacunas inactivadas basadas en aceite se preparan como emulsiones primarias de agua en aceite. Habitualmente, la fase oleosa consiste en nueve volúmenes de aceite mineral altamente refinado, tal como Marcol 52, Drakeol 6VR y BayolF, más un volumen de agente emulsionante, tal como Arlacel A, Montanide 80 y Montanide 888 (31, 36). La fase acuosa es el virus inactivado al que se le adiciona un emulsionante no iónico como Tween 80. Normalmente la relación fase oleosa a fase acuosa es de 1:1 hasta 1:4. Los fabricantes se esfuerzan para conseguir un balance entre el efecto adyuvante, la viscosidad y la estabilidad. Si la viscosidad es demasiado alta, la vacuna será difícil de inyectar; si es demasiado baja, la vacuna es inestable. 3. Control del proceso Cada lote de vacuna con virus vivo debe probarse en cuanto a su viabilidad y potencia. Para aquéllas producidas en huevos, el control más importante del proceso es comprobar la ausencia de contaminación bacteriana y fúngica. Esto es necesario debido a la aparición ocasional de huevos en estado de putrefacción que pueden no ser detectados hasta el momento de la recogida. Para las vacunas inactivadas debe probarse la eficacia del proceso de inactivación en huevos embrionarios, tomando 25 alícuotas (0,2 ml) de cada lote y realizando pases cada tres veces a través de embriones SPF (11, 13). 4. Control de lotes La mayoría de los países han publicado especificaciones para el control de la producción y comprobación de las vacunas del NDV (p. ej. ref. 29, 34), que incluyen la definición de las pruebas obligatorias en vacunas durante y después de su manufactura. Es necesario probar la infectividad de las vacunas con virus vivos para conseguir que se administren los niveles adecuados de virus. Habitualmente se titula el virus en huevos embrionarios de aves hasta conseguir la EID50. Esto implica realizar diluciones a la décima del virus; se inoculan 0,1 ml de cada dilución en entre cinco y siete huevos embrionarios de aves de 9–10 días de vida. Después de 5–7 días de incubación a 37°C, los huevos se enfrían y se prueban para demostrar su actividad hemoaglutinante, que es una indicación de la presencia del virus vivo. La EID50 a punto final se calcula empleando una formula estándar tal como la de Spearman–Kärber (10, 12). Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 11 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle a) Esterilidad Las pruebas para determinar que los materiales biológicos están estériles y libres de contaminación se encuentran en el capítulo 1.1.2 b) Inocuidad El uso de pollos para la comprobación de las vacunas supone la inoculación de diez o más aves de la edad indicada que procedan de un grupo SPF. Se administrarán diez dosis de vacuna viva por vía supraconjuntival a cada ave y a continuación las aves se mantendrán en observación durante 21 días. Ningún pollo debería mostrar signos clínicos serios y ninguno debería morir por causas atribuibles a la vacuna (19, 22). Como alternativa, se utiliza se utiliza la parte pre-desafío de la prueba de potencia descrita más adelante como prueba de inocuidad y, si aparecen reacciones desfavorables debidas al producto, se considera la prueba como no concluyente y se repite la prueba de inocuidad. Si la repetición no es satisfactoria, el lote se etiqueta como insatisfactorio. En el caso de las vacunas inactivadas, se administrará una dosis doble por la vía recomendada a diez aves de 3 semanas de edad y se mantendrán en observación durante 2 semanas para comprobar la ausencia de signos clínicos de enfermedad o lesiones locales. c) Potencia Se han propuesto varios métodos para comprobar la potencia de las vacunas del NDV. Se ha subrayado la importancia de usar una adecuada cepa de desafío para la valoración (11, 13). Las cepas de desafío adecuadas son la Herts 33 o la GB Texas. Para las vacunas vivas, el método recomendado (19) supone la vacunación de 10 o más aves SPF u otras completamente susceptibles – algunos países especifican 20 aves (22) – a la mínima edad recomendada por la vía sugerida, empleando la dosis mínima recomendada. Después de 14–21 días, cada ave vacunada y diez aves control se desafían por vía intramuscular con 105 LD50 (dosis letal 50%) del virus de desafío de la EN. La vacuna pasa la prueba si al cabo de 10 días el 90% de los pollos vacunados sobrevive sin síntomas de enfermedad, pero todos los controles mueren en 6 días. Para las vacunas inactivadas, se emplean pollos SPF o susceptibles de 21–28-días. Se inyectan por vía intramuscular tres grupos de 20 aves con volúmenes de vacuna equivalentes a 1/25, 1/50 y 1/100 de una dosis. Se mantiene un grupo de diez pollos como control. Se desafían todas las aves mediante inyección intramuscular de 106 LD50 del virus de desafío de la EN, 17–21 días más tarde. Se observan los pollos durante 21 días. La PD50 (dosis protectora 50%) se calcula mediante métodos estadísticos estándar. La prueba solo es válida si todas las aves control de desafío mueren en 6 días. La vacuna cumple con la prueba si la PD50 no es menos que 50 por dosis y si el límite de confianza menor no es menos que 35 PD50 por dosis. Algunas autoridades de control aceptan una prueba solo a 1/50, por razones de sanidad animal. No es necesario repetir la prueba de potencia en cada lote si se ha demostrado que ha pasado la prueba un lote representativo del producto final procedente del inóculo original. d) Duración de la inmunidad El nivel de inmunidad alcanzado con cualquier dosis única o régimen de vacunación de la EN, variará enormemente tanto con la vacuna como con la especie hospedadora. Es extremadamente complejo y difícil de evaluar el nivel de inmunidad requerido en un hospedador dado (p. ej. para proteger contra la muerte, la enfermedad, las pérdidas de producción de carne o huevos). Generalmente, se debería hacer alguna evaluación de la longevidad de los anticuerpos del suero y adoptarse regímenes de vacunación para mantener estos por encima de un nivel aceptable (11, 13). e) Estabilidad El producto o vacuna final, cuando se almacena bajo las condiciones recomendadas, debería mantener su potencia durante al menos 1 año. Las pruebas de estabilidad acelerada, tales como la reducción de la infectividad seguida de la incubación a 37°C durante 7 días (26, 31), pueden utilizarse como una guía para las capacidades de almacenaje de un lote de vacuna viva. Las vacunas en emulsión de aceite, también deberían someterse a un agente acelerador mediante almacenamiento a 37°C, durante un mínimo de un mes, sin separación de las fases acuosa y oleosa. Los EE.UU. exigen que se compruebe la estabilidad en tiempo real para algunos de los primeros lotes de la vacuna del NDV. Normalmente se comprueban tres muestras de la vacuna muerta y 10 de la vacuna viva. Las vacunas con virus vivos deben emplearse inmediatamente después de su reconstitución. Las vacunas inactivadas no se deben congelar. 12 Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 Capítulo 2.3.14. — Enfermedad de Newcastle f) Conservantes En muchos países, para las vacunas vivas no se deben incluir conservantes en el producto vivo liofilizado, pero los conservantes antimicrobianos pueden incorporarse en el diluyente utilizado para reconstituir la vacuna. Una alternativa en EE.UU. es permitir el uso de ciertos conservantes, a condición de que se indiquen en el etiquetado. g) Precauciones (riesgos) Las vacunas vivas de la EN pueden representar un riesgo para los humanos. Se ha informado de que los NDV, tanto los virulentos como los poco virulentos para los pollos, han infectado a humanos, causando normalmente conjuntivitis aguda después de la introducción directa en el ojo. Habitualmente, las infecciones son transitorias y no afectan a la córnea. Las vacunas en emulsión de aceite mineral representan un riesgo serio para el vacunador. La inyección accidental de humanos debería tratarse con prontitud mediante la incisión y el lavado de la zona, como para el caso de una herida por “inyección de grasa”. 5. Pruebas sobre el producto final a) Inocuidad Véase la sección C.4.b. arriba b) Potencia Véase la sección C.4.c. arriba. REFERENCIAS 1. ADAIR B.M., MCNULTY M.S., TODD D., CONNOR T.J. & BURNS K. (1989). Quantitative estimation of Newcastle disease virus antibody levels in chickens and turkeys by ELISA. Avian Pathol., 18, 175–192. 2. ALDOUS E.W. & ALEXANDER D.J. (2001). 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Microbiol., 42, 329–338. * * * NB: Existen laboratorios de referencia de la OIE para la enfermedad de Newcastle (véase el cuadro en la parte 3 de este Manual de animales terrestres o consúltese una lista más actualizada en la página web de la OIE: www.oie.int). Manual de la OIE sobre animales terrestres 2008 15