INTRODUCCIÓN

Anuncio
INTRODUCCIÓN
Con el término: “niños de la calle”, se denomina a los niños que viven en la calle de
una ciudad, privados de atención familiar, de salud y protección de un adulto.
La problemática de los niños de la calle es muy compleja, pero merece toda nuestra
atención.
En nuestro país no existen estadísticas muy fiables, las que son muy necesarias para
apreciar la magnitud del problema y obrar en consecuencia.
Una información global sobre el tema se encuentra en la problemática social, que
ello representa es una deuda pendiente del gobierno y un desafío para la sociedad
paraguaya.
Sus derechos no son respetados en lo más mínimo y son explotados por los mayores.
El problema, pues, es la familia, o mejor dicho, la descomposición de la familia.
El niño no es el problema, sino la víctima del problema y, en ocasiones, la solución.
Niños de la calle
•
Definiciones
La definición del concepto ha generado bastante discusión, que ha sido reunida por
autores como Sarah Thomas de Benítez en The State of the World's Street Children:
Violence.
"Niños de la calle es un término cada vez más reconocido por sociólogos y
antropólogos para categorizar a un grupo social que realmente no está definido, ni
forma una población o fenómeno homogéneos. (Vid. Glauser, 1990; Ennew, 2000;
Moura, 2002). Por tanto, con niños de la calle nos referimos a niños de una enorme
variedad de circunstancias y características que resultan difícilmente catalogables para
los servicios sociales o asesores políticos. De cualquier modo, son niños y niñas de
todas las edades que viven y trabajan en espacios públicos, y son visibles en la gran
mayoría de los centros urbanos de todo el mundo, cabe recalcar un negro como grau o
el tipo de gamines que solo piden y piden .
"La definición de niños de la calle está aún en discusión, pero muchos de los
responsables de la redacción de políticas para la UNICEF utilizan este concepto para
referirse a menores de 18 años para los que "la calle" -incluyendo bajo este término
inmuebles abandonados y descampados- se ha convertido en un hogar y en su medio de
vida, y que se encuentran en un estado de desamparo e indefensión.
Nomenclatura
Niños de la calle es un término ampliamente difundido por el territorio hispanohablante
y tiene sus paralelos en el francés (les enfants des rues), el inglés (street children), el
portugués (meninos da rua) y el alemán (Straßenkinder). "Niño de la calle" también
suele considerarse un término peyorativo.[5] En otros idiomas, el término utilizado para
designar a esos niños varía según diferentes matices. Aquí reseñamos algunos de ellos:
..."gamín" (en francés, golfo), urchin), "chinches" en Colombia, "pivetes" -pequeños
delincuentes- en Río de Janeiro (Brasil, donde también se les llama "pájaro frutero"; y
"pirañitas", en Perú, "polillas" en Bolivia, "resistoleros" (de Resistol, una marca de
pegamentos) en Honduras; "scugnizzi" (peonzas) en Nápoles (Italia), "Batang
Lansangan" en Filipinas, "Bụi Đời" (el polvo de la vida) en Vietnam, "saligoman"
(niños malos) en Ruanda, "poussins" (pollos), o "moustiques" (mosquitos) en Camerún
y "balados" (vagabundos) en la república democrática del Congo.[6]
En Perú actualmente se les llama niñas, niños y adolescentes en situación de calle, pero
sin duda, se refiere al mismo fenómeno que en los últimos años ha sufrido algunas
variaciones en su comportamiento y población. Hay una reducción de presencia en las
calles, suelen unirse en grupos y alquilar cuartuchos en donde duermen. Esto hace que
en las calles se pueda ver a muy pocos. Adicionalmente asaltan a modo de pandillas y
muchos de ellos tienen mayoría de edad, pero su apariencia desnutrida y suciedad no
permite su reconocimiento inmediato.
Hay niños así en muchas de las grandes ciudades del mundo, y especialmente en países
en vías de desarrollo, y son víctimas de abusos, negligencia y explotación. En
ocasiones, los niños son asesinados por "escuadrones de limpieza" organizados por los
negocios locales. En Latinoamérica, muchos de ellos son víctimas de abandono por
familias económicamente incapaces de sostener a todos sus hijos. En África, una causa
más común es el sida.
Cifras
Aunque no existe ningún registro fiable, se suele afirmar que el número de niños
viviendo independientemente en las calles del mundo oscila entre los 100 y los 150
millones. Según un informe del Consortium for Street Children, una asociación de ongs
del Reino Unido,
"Calcular el número de niños de la calle presenta muchas dificultades. En 1989, la
UNICEF estimó que alrededor de 100 millones de niños crecían en áreas urbanas de
todo el mundo. 14 años más tarde, la misma institución refería que "las últimas
estimaciones cifran el total de estos niños en un máximo de 100 millones" (UNICEF,
2002:37). Y, más recientemente, "El número exacto de niños en estas condiciones es
imposible de cuantificar, pero las estadísticas hacen pensar en decenas de millones
alrededor del mundo. Es probable que estas cifras estén aumentando" (UNICEF,
2005:40-41). Por lo tanto, aunque la cifra de 100 millones se sigue utilizando, no tiene
una base de hecho (véase Enner y Milne, 1989; Hecht, 1998, Green, 1998). Del mismo
modo, es discutible si el número de niños de la calle ha aumentado globalmente o es la
conciencia de su existencia en las sociedades la que ha crecido.
Sexo
Aunque hay variaciones entre países, se ha estimado que el 70% de los niños de la calle
son chicos Aunque siempre la mayor parte de niños y adolescentes en situación de calle
son varones, en los últimos tiempos ha habido un aumento de parte del sexo femenino,
pero es importante recordar que la calle es un espacio de mucho riesgo, más aún para
niñas y adolescentes.
Historia
Que haya niños malviviendo en la calle no es un fenómeno reciente, como lo
demuestran algunos cuadros constumbristas de conocidos pintores como Murillo. En la
introducción de su Historia del abandono infantil en la Rusia soviética (1918-1930),
Alan Ball afirma
"Los niños huérfanos o abandonados han sido una fuente de miseria desde antiguo.
Aparentemente estuvieron relacionados con la prostitución de jóvenes en la Roma de
Augusto y, pocos siglos después, motivaron que un concilio eclesiástico convocado en
el Galia Transalpina declarase: Respecto a los niños abandonados: Hay una queja
generalizada de que en estos días están más expuestos a los perros que a la
amabilidad.Sobre la Rusia zarista, algunas fuentes describen a grupos de muchachos
vagabundeando por las calles, es éste un fenómeno que ha sobrevivido a todos los
métodos de erradicación intentados. Mucho antes de la revolución rusa, el término
"bezprizornye" había conquistado una amplia difusión
Causas
Los niños pueden terminar en la calle por distintas razones, de las cuales las más típicas
son las siguientes:
• No tienen elección: Han sido abandonados, son huérfanos o han sido
expulsados de sus hogares.Eligen vivir en la calle a raíz de maltratos sufridos en
su casa, por negligencia de los padres o porque simplemente su familia no es
capaz de cubrir sus necesidades básicas.Eligen vivir en la calle por los ingresos
que con sus actividades puedan reportar a sus familias. Si esos hogares y
familias, como parte integrante de la sociedad, son incapaces de mantener la
vida de ese niño, puede por tanto decirse que las razones últimas del abandono
del domicilio paterno son las condiciones sociales, económicas, políticas y
medioambientales impuestas por el conjunto de la sociedad en que ese grupo
marginal se inscribe.Desintegración del entorno familiar
• Conflicto armado
• Pobreza extrema
• Desastres (naturales o provocados)
• Hambre
• Abusos físicos y sexuales
• Explotación infantil
• Desplazamiento social tras emigración
• Urbanización y crecimiento descontrolado de suburbios
• Incultura
La orfandad por otros motivos, como epidemias o sida es otra causa que podría
añadirse a esta lista. Dentro de las causas es necesario mencionar la falta de resiliencia,
esta falta de capacidad de enfrentar un entorno negativo y lograr salir adelante,
aprendiendo diversas lecciones que son implementadas para resolver problemas
futuros. Debemos preguntarnos ¿a qué se debe que niños en las condiciones familiares,
económicas y sociales difíciles no abandonan sus hogares? Por lo tanto, no sólo
estamos ante un fenómeno con causas sociales, sino también personales, en donde se
debe averiguar como procesó sus experiencias de vida cada niños, niña y adolescente,
si tuvieron modelos a imitar para enfrentar o rehuir de los problemas.
Reacciones gubernamentales. ONGs
La respuesta de los gobiernos
Al no haber alcanzado la mayoria de edad, los niños de la calle no cuentan con
representación política alguna. El desamparo político es total, en cuanto que carecen de
cualquier intercesor frente al gobierno, que en buena lógica sería la única institución
con capacidad de resolver un problema de las dimensiones descritas. Por otra parte, su
capacidad económica es prácticamente nula, por lo que tampoco son objeto de atención
de los núcleos de poder extragubernamentales. Si los derechos de los niños de la calle
suelen ser ignorados por sus gobiernos, también lo son por muchos otros gobiernos del
mundo aunque algunos de ellos hayan ratificado la Declaración de los Derechos del
Niño, promulgada por la ONU. Los gobiernos suelen verse bastante comprometidos
por los informes sobre niños viviendo en la calle, y generalmente culpan a los padres o
a países vecinos. Otro de los argumentos oficiales suele ser culpar a las ONGs por su
tarea en beneficio de estos niños desfavorecidos: según ellos, su solidaridad va
"animando" a otros niños a echarse a la calle para compartir las "ventajas" de su estado.
Las políticas gubernamentales suelen girar en torno a medidas más radicales, como
enviar a los niños a orfanatos, casas de acogida o instituciones correccionales, o
simplemente "aislando" los barrios conflictivos. De cualquier modo, muchos de los
niños que están en la calle han llegado allí tras fugarse de uno de estos centros en los
que son recluidos por el gobierno, aunque otros gobiernos prefieren coordinar su
trabajo directamente con los programas de las ONGs. En ocasiones los gobiernos
organizan "guardias urbanas" dedicadas a echar a los niños de las calles y expulsarlos,
o encarcelarlos. La política oficial, por tanto, oscila entre la tolerancia y el desalojo,
eventualmente por la fuerza. En los casos más extremos, los gobiernos han llegado a
promover o participar en las llamadas operaciones de "limpieza social", y que consisten
básicamente en el asesinato sistemático de niños de la calle. En Brasil, por ejemplo,
"según la policía, los escuadrones de la muerte ganan entre 40 y 50 dólares por niño
muerto, y hasta 500 dólares por adulto. En enero, el ministro de Sanidad, Alceni
Guerra, afirmó que el gobierno tiene constancia de que los hombres de negocios
financian y a veces dirigen personalmente las matanzas de niños de la calle".
La respuesta de las ONGs
Las Organizaciones No Gubernamentales recurren a diversas estrategias para
comunicar a la sociedad las necesidades y los derechos de los niños de la calle. Dichas
estrategias pueden ser de índole:
• Defensa: Denunciando su situación a través de los medios y presionando al
gobierno para adoptar políticas en pro de sus derechos.
• Preventiva: Realizando programas que intentan sacar a los niños del entorno
urbano, con apoyo de familias y comunidades, e insistiendo en su educación.
• Institucional, que puede ser de dos tipos.
o a) Programas de rehabilitación residencial: Algunas agencias facilitan
un medio aislado de la calle, donde las actividades se centran en apartar
al niño de su relación con las drogas y el abuso físico o sexual.
o b) Residencias de asistencia completa: El último paso dentro de los
programas de rehabilitación es la estancia permanente en instalaciones
facilitadas por la agencia. Algunas agencias potencian la reintegración
del niño en familias. Otras crean pequeños grupos de convivencia donde
los niños viven bajo la tutoría de empleados de la agencia.[66] Otros
grupos promueven la creación de grandes centros para acoger a mayor
•
número de niños. Algunas agencias, por último, incluyen programas de
seguimiento que supervisa la evolución del niño y asesora a su familia
después de que el niño haya abandonado el programa de residencia.
Programas basados en la calle: Que intentan aliviar los peores aspectos de la
vida en la calle ofreciendo a los niños algun apoyo en las calles en las que
vivien. Estos programas tienden a ser más baratos que otros, y atienden a un
mayor número de niños.
o Programas alimentarios
o Asistencia médica
o Asistencia legal
o Educación en la calle
o Servicios financieros
o Reunificación familiar
o Refugios de noche
o Servicios financieros (banco y programa de emprendedores)
o Programas de difusión, diseñados para que el niño vaya conociendo a la
agencia
EL PROBLEMA DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA EN PARAGUAY.
Se estima que en la Gran Asunción existen alrededor de 15.000 niños que trabajan en
las calles, con ocupaciones diversas, desde la mendicidad, hasta de carretilleros en
mercado, vendedores ambulantes, etc.
Por otro lado, existen aun 200 niños en las calles sin familia, sin hogar. Las zonas con
mayor índice en este sentido son las de la terminal de ómnibus de Asunción, y la de los
mercados de abasto y número 4.
La labor de hogares como el de Don Bosco Roga ha sido fundamental en este sentido
pues a trabajado a fondo con este grupo hasta reducirlo a su más mínima expresión en
los últimos años.
Las calles de Asunción están lamentablemente llenos de mendigos.
Según la Encuesta Permanente de Hogares de 2002 Paraguay tiene una población de
5.516.391 habitantes, de los cuales prácticamente la mitad son niños, niñas y
adolescentes.
Los últimos resultados estadísticos disponibles confirman la crítica situación por la cual
está atravesando esta población: El 48,8% de los habitantes de Paraguay vive en
condiciones de pobreza, porcentaje que se ha incrementado en un 14,9 en los dos
últimos años. La tasa de desempleo total en 2002 fue de 16,4%, mientras persiste un
elevado índice de subocupación que alcanza hasta el 25% de la Población
Económicamente Activa (PEA). Los niños, niñas y adolescentes se presentan como
principales víctimas de la pobreza y de un sistema que compromete su normal
desarrollo al estar abocados, junto con sus familias, a la tarea de sobrevivir.
El aumento de la pobreza, generado por los modelos económicos de ajuste
implementados, impuso que las familias se vean obligadas a que todos sus miembros
en condición de trabajar lo hagan. Los niños y las niñas en este contexto se ven
obligados a salir a las calles como parte de las estrategias de sobrevivencia.
Este fenómeno de los niños y las niñas trabajando en las calles, plazas, mercados o
terminales de ómnibus, que aparece con mucha fuerza en la década de los 80, presenta
una realidad llena de riesgos para el desarrollo físico, psicológico y social de los niños
y niñas, llegando en muchos casos a generar la salida definitiva del hogar para vivir en
calle.
La alta tasa de desempleo, el elevado número de familias con necesidades básicas
insatisfechas, son algunos datos que permiten visualizar las causas fundamentales del
problema, que lleva a las familias a tomar la decisión de enviar o de dedicarse en su
totalidad (como familia) al trabajo informal en las calles.
La migración permanente del campo a la ciudad y la instalación de estas poblaciones
en los alrededores de Asunción, constituyendo el cinturón de pobreza, hace que los
niños y niñas se movilicen hacia las zonas de mayor afluencia de personas para buscar
medios de sobrevivencia.
Varios son los factores causales que impulsan a niños/as y adolescentes a tomar la
decisión de no regresar a su casa y quedarse a enfrentar los peligros de la calle, algunos
de ellos son:
• Ruptura de vínculos familiares y de las redes sociales de contención: Niños,
niñas y Adolescentes desarrollan su cotidiano en espacios públicos, calles,
terminal de ómnibus, mercados, etc. durante el día y las noches, es decir “viven
en la calle”, en busca de recursos para la sobrevivencia. En la mayoría de los
casos, se dan situaciones de violencia intra familiar, malos tratos físicos y
psicológicos de parte de los adultos, padres separados, familias desintegradas,
padres, madres, familiares y/o tutores maltratadores, alcoholismo y abuso a las
mujeres y los niños. Las cuales tienen como causalidad de fondo la extrema
pobreza de estas familias.
• Pocas políticas y programas de atención integral que aborden la problemática
desde la misma calle para llegar a las familias y comunidades: La mayoría de
los/as niños/as han pasado alguna vez por hogares. Los mismos abandonan
estos hogares debido a que muchos no logran adaptarse totalmente al proceso
de vida dentro de los mismos, siendo para ellos mucho más atractiva la vida en
calle.
• La falta de alternativas de contención en la vida comunitaria: las comunidades,
asentamientos y barrios urbanos carecen de una planificación. Por lo tanto no
existen los espacios de recreación y mucho menos programas municipales o
departamentales para la utilización creativa del tiempo libre. Muchas veces, las
calles resultan más atractivas que la misma comunidad, por las malas
condiciones de infraestructura y la falta de oportunidades en el interior de la
misma que en un marco de extrema pobreza genera el debilitamiento de las
redes sociales.
• El precario nivel de ingreso de los/as adolescentes, jóvenes y las familias: Las
alternativas de generación de ingresos de las familias se dan en el marco de la
informalidad y la precariedad con pocas perspectivas de ingresar al marco del
empleo decente.
Entre las consecuencias:
• La ruptura del vínculo familiar expulsa a los/as niños/as y adolescentes a la
calle, sin referentes adultos positivos, sin ninguna protección y expuestos a todo
tipo de riesgo.
• Estos/as niños/as, se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad, son
abusados sexualmente, huelen cemento – cola de zapatero, en su mayoría
consumen marihuana, cracki, se involucran en actos delictivos, hurtos, etc.
Teniendo experiencias de varias entradas en comisarías, y algunos en el Centro
Educativo Itagua.
• Duermen en sitios sucios, promiscuos, se alimentan por general de lo que
consiguen a través de la mendicidad o a través del robo.
• Todos han abandonado la escuela, o nunca accedieron a ella, y no reciben
ningún tipo de capacitación.
El reciente episodio nuevamente disparó la polémica sobre qué hacer con los niños
de la calle, es decir, con los chicos mendigos que en los cruces semafóricos se
ofrecen para limpiar parabrisas, vender cosas o simplemente pedir dinero.
Un niño indígena de la calle fue baleado por un automovilista, a quien le había
pedido plata de manera poco cortés.
La reacción del conductor, que aquí no se pretende justificar, es una clara señal de
que la ciudadanía se hartó de los niños mendigos, que pueblan las esquinas con
semáforos de la capital departamental. Un caso similar ocurrió en lo que va del año,
en el semáforo ubicado en inmediaciones del Mercado de Abasto de CDE, donde
un menor también fue herido de un balazo.
Hay muchos discursos “socialmente sensibles” (o sensibleros) de parte del gobierno
y de las ONG. Pero nadie explica cómo es que con tantos discursos, dinero y
aparatos burocráticos puestos en juego no pudo siquiera detenerse –ya no se diga
reducir– el proceso de crecimiento del fenómeno.
No debemos olvidar que las personas que están en la calle tienen una cantidad de
deficiencias mayor que el promedio de los habitantes, deficiencias que deben ser
compensadas antes de que ingresen a cualquier actividad como la falta de
educación, la mala salud, las pésimas condiciones de moralidad de su ambiente, una
familia inexistente o desintegrada, su contacto permanente con el delito y muchas
más.
Porque si tienen tiempo para gastar sus monedas y su tiempo en locales de juegos
electrónicos, mucho mejor les vendrá una actividad laboral, pese a los cuestionables
argumentos de quienes se oponen al llamado trabajo infantil.
Estos que defienden a los niños trabajadores de la calle se oponen al trabajo serio,
acorde con sus posibilidades y sus edades, que muchas empresas quieren ofrecer a
los niños y adolescentes. Estos son los hechos que deben ser discutidos con
franqueza y sin los remilgos populistas del “aichejáranga”.
Son obstáculos enormes, reales, bien visibles pues están frente a nuestras narices
desde hace al menos una generación.
Las autoridades estatales y las ONG que reciben fondos para encarar estos casos
continúan, por tanto, siendo los principales responsables de impulsar soluciones a
este grave problema de los “trabajadores” de la vía pública. La violencia ciudadana
que empieza a desatarse contra estos chicos, también violentos e igualmente
víctimas de este sistema, es responsabilidad única y exclusiva de las autoridades,
que hasta ahora nada hicieron.
CONCLUSION
Niños de la calle son aquellos que están relacionados con algún tipo de actividad
económica, que va desde la mendicidad a la venta modesta. La mayoría de ellos vuelven a
casa al final del día y contribuyen con sus ingresos a la economía familiar. Ocasionalmente
pueden asistir a la escuela y normalmente mantienen cierto sentido de comunidad familiar.
Debido a la precariedad de la situación económica familiar, estos niños pueden verse
eventualmente empujados a una estancia más permanente en la calle.
Niños de la calle también son aquellos que realmente viven en la calle, fuera de un medio
familiar convencional. Los lazos familiares pueden existir todavía, pero son mantenidos
sólo ocasional o involuntariamente.
Desde hace muchos años se ha venido hablando y escribiendo abundantemente
sobre ellos, sobre el estado de riesgo en el que se encuentran, sobre la explotación
de que son objeto casi todos ellos, de que ese ambiente constituye la etapa previa a
la delincuencia y otras formas de violencia, de que son un peligro para las personas,
o una gran molestia.
La falta de programas sociales de atención directa a los niños en esta situación,
genera paulatinamente el desprendimiento y/o desarraigo de su lugar de vida, y por
ende genera un cambio difícil de ir incorporando en su desenvolvimiento cotidiano.
Estos niños, si fueran adecuadamente entrenados, podrían trabajar en forma
compatible con sus estudios, como hacen otros en los supermercados, en las
entregas a domicilio, en tareas de menor responsabilidad y carga horaria que en
todas partes se requieren.
Descargar