Dilmun, “El Paraíso del dios Enki”. Una conjetura

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Dilmun, “El Paraíso del dios Enki”. Una
conjetura sobre el origen de los sumerios.
Publicado el 14/11/2010 por lampuzo
«¡Sagrada es la ciudad, como sagrado es, también, el propio Dilmun. Sagrado es Sumer, como
sagrado es, también, el propio Dilmun! ¡Fue entonces cuando , en compañía de su única, se
estableció aquí. Cuando Enki, junto a su esposa, se estableció aquí, esta región se convirtió en pura
y luminosa! ¡Cuando Enki se estableció en esta región junto con Ninsikila, está región se convirtió
en pura y luminosa!… » Principio del poema “Enki y Ninhusarg”. Texto sumerio de Nippur,
primera mitad del siglo XX a.c.
Este texto continúa con la descripción de las condiciones de la región de Dilmun/Tilmun,
si bien la presente interpretación, N. Kramer y J. Bottéro, mantiene una versión más
vinculada a la “colonización de una tierra virgen” – En relación con el término “Ninsikil”,
“La Diosa Pura”, posiblemente un epónimo de la compañera de Enki, Ninhusarg(a) – , mientras F.
Lara Peinado , nos propone, tal vez, una lectura tendente a una concepción más
“paradisíaca en su misticismo” que exclusivamente terrenal. Con independencia de
aceptar una de éstas dos tendencias, y ante las referencias arqueológicas, resulta evidente
que hablan de una región que tiene una “existencia física”. Anverso de tablilla proto-cuneiforme sumeria, periodo de Uruk III.
3.100-3.000 a.c. Musée du Louvre
Las primeras referencias históricas a la región de Dilmun las
encontramos en los antiguos textos mesopotámicos
realizados en proto­escritura cuneiforme y fechados entre el
año 3300­3000 a.c. en el periodo de Uruk IV. En estas tablillas
de barro cocido figuran representaciones ideográficas de la
región dilmunida, vinculándola con un concepto de
“virginidad”, “sikil” en sumerio. – En la imagen de la izquierda
se puede ver el ideograma: Segunda columna empezando por la
izquierda, primera celda, primer ideograma de la segunda fila de signos ­. Este texto corresponde a una relación de mercancías y su procedencia, fruto de un comercio exterior sumerio que se extendía en su vertiente sureste hasta los actuales Irán, India y Pakistán, en los
limites de sus costas del Mar Arábigo y/o del Océano Indico, así como a otros territorios
tales como el “País de Shubur” en los cursos medios­altos de los valles del Tigris y
Eufrates. A partir del III milenio, las evidencias sobre la región del Dilmun aumentan en calidad y
cantidad. Así se catalogan textos procedentes de las principales capitales mesopotámicas,
haciéndose relación de utensilios y efectos personales procedentes del “País de
Dilmun”, o bien donde aparecen topónimos vinculados con el término, Howard­Carter
(1978). Ur­Nashe, rey de Lagash en el año 2600 a.c. aprox., cita en sus crónicas la
procedencia “dilmunida” de la madera utilizada en sus proyectos de construcción,
asegurando que su trono estaba hecho con maderas procedentes de “Magan” – “País de
Magan” que correspondería a territorios vinculados actualmente al Sultanato de Omán ­, si bien
en estudios recientes, y en algunos casos, ubican tales bienes y productos como
reimportaciones procedentes de “Makran”, en las costas irano­pakistaníes, u originarias
del “País de Meluhha” – Término acadio que evoca a los asentamientos de lo que se conoce
actualmente como la “Cultura de Harappa” y la “Cultura de Mohenjo­Daro”­ en los montes del
Beluchistán y del Valle del Indo. Ésta vinculación comercial ha sido constada por medio
de los sellos que acompañaban a las mercaderías en la ciudad de Harappa y que desvelan
su procedencia mesopotámica. «(…) (30) 120 beru, distancia desde la desembocadura del Eufrates hasta los límites del País de
Meluhha y Magan, (continúa el texto…) (31) que Sargón, Rey del Universo, cuando conquistó los
países tan lejanos como se extiende el Cielo (32) ha determinado los límites y medido la distancia (…) » Pasajes de “La Geografía de Sargón” texto neo­asirio. Siglo VIII a.c.
Como complemento a lo anteriormente expuesto, se constata que el Golfo Pérsico, entre
los años 6000 y 4000 a.c. aprox. , disponía de un clima más suave y húmedo que hoy en
día. Es muy probable que dispusiera en sus costas de un ecosistema de lagunas y
pantanos en similitud al sur mesopotámico y perfectamente apto para el asentamiento de
comunidades humanas. Tal posibilidad se ve reafirmada por la existencia de yacimientos
de cerámicas del tipo ” El Obeid/Al­Ubaid” en la costa occidental del Mar Arábigo – El
periodo cerámico tipo “El­Obeid” se extiende por Mesopotamia, casi en paralelo con el “periodo de
Eridu,” durante los años 4800 y 3750 a.c. – En definitiva y según actuales consideraciones, el
término “Dilmun”, podría corresponder de forma aceptable con el conjunto que forman las islas Bahrein­Falaika en unión con otros territorios adyacentes al nordeste de la
Península Arábiga. Dicho esto y volviendo a esos mismos textos mesopotámicos, no cabe
duda que podrían presentarse algunas dudas sobre ésta hipótesis. Dudas que nos son
vertidas al releer el texto del “Poema del Muy Sabio” en sus versos del 259 al 261, Bottéro
y Kramer, 1989 y que nos relatan:
«… De este modo el rey Ziusudra, (260) Que había preservado a los animales y a la raza humana,
fue instalado más allá del mar: En Dilmun, allí donde se alza el Sol (…) » Pasaje babilónico del
“Poema del Muy Sabio”. Siglo XVII a.c.
“El problema sumerio”.
Éste título nos evoca a la controversia actual sobre el posible origen de los sumerios. Para
la llegada de los sumerios existen dos teorías básicas y varias posibilidades donde ubicar
la localización a partir de la cual realizaron su expansión/colonización de la Baja
Mesopotamia. Es tema consensuado que las etapas más antiguas de la civilización
mesopotámica está divido en dos periodos diferenciados: Por un lado, el “periodo de El­
Obeid” que se sitúa como el primer estrato arqueológico cultural autóctono y al que
sucede el “Periodo de Uruk”. Un Periodo de Uruk que a su vez se subdivide en una
“Época Alta”, las más antigua, y una “Época Baja” . Periodos que Lara Peinado diferencia
dando el nombre de “Uruk” a la “Época Alta”, 3750­3150 a.c. aprox., y “Periodo de Djemdet Nasr” a la “Época Baja”, tal vez entre el 3150­2900 a.c. El Periodo de Djemdet
Nasr se considera como el punto de inflexión cultural diferencial entre la “Baja
Mesopotamia” y la “Alta Mesopotamia”, léase como ejemplo el “País de Sumer” versus el
“País de Šubur”. Según Kramer (1989), sería en esta última etapa, DJemdet Nasr, donde
encontraríamos los primeros “cilindros­sellos” y las primeras tablillas con inscripciones
ideográficas, así como el supuesto momento donde aparecerían las primeras referencias arqueológicas de un estadio sumerio. Y es aquí, en la interpretación de la continuidad o
discontinuidad evolutiva de los estratos arqueológicos, donde aparece la primera
disensión entre los estudiosos: La continuidad evolutiva implicaría que los sumerios son
autóctonos de Mesopotamia y sus logros propios; y la discontinuidad, ya sean los
sumerios propios o no, consecuencia de una nueva aportación cultural exterior a la
región. Llegados a este punto, dos percepciones más en el contexto de la segunda propuesta y que
invita a situar a la “aportación cultural extra” que dio lugar a la civilización sumeria fuera
de Mesopotamia. Según Kramer y basando su teoría en los textos de la “Primera Épica
Mesopotámica”, – Y cuyo ejemplo más significativo es el relato de “Enmerkar y el Señor de
Aratta“­ nos sugiere la existencia de una más antigua y avanzada civilización anterior a la
realidad cívica sumeria en la zona costera de la desembocadura del Tigris y Eufrates.
Kramer igualmente propone que podría tratarse del poblaciones de origen iraní
procedentes del sudeste y que serían el germen de la propia evolución de los “cabezas
negras” o “sag.gig.ga”, como ellos mismos se denominaban. Ésta hipótesis concordaría
con las aseveraciones de Howard­Carter que nos señala la imposibilidad que el primigenio
Dilmun se encuentre en las Islas Falaika­Bahrein, basándose en la perseverancia de los
textos en situarla al Este de Mesopotamia, como así parece indicarnos el texto del “Poema
del Muy Sabio”, y no al Sur. En relación a lo expuesto, también habría que tener en
cuenta la evolución histórica del término “Dilmun” y que posiblemente en tiempos de la
dinastía amorrita de Babilonia, si no antes, fuera su realidad asimilable con los territorios secesionistas del “País del Mar”. Ruinas de Mohenjo-Daro,
III milenio a.c.Pakistán
“Cultura del Valle del Indo”,
desde el V milenio a.c. Photo
by Dr. F. Malik.
«…En cierta ocasión ocurrió
que allí (en el “País del
Mar”..) por primera vez, en
la costa, un ser
extraordinario, surgido del
Mar de Eritrea y llamado
Oannes.. » Pasaje de la
Babilonyaka I (Historia de Babilonia, libro primero) de Berossos. Siglo IV a.c. Versión sobre el desaparecido poema sumerio de los “Siete Sabios de Enki“.
«(220) ¡Oh país sombrío (Meluhha..) frondosos serán tus árboles, tus bosques de árbol­meš
indígenas! ¡Los asientos que con ellos se fabricarán, ocuparán un lugar destacado en los palacios de
los reyes! ¡Resistentes serán tus cañas, tus cañas indígenas (bambú..)! ¡Los valientes las blandirán
como armas en el campo de batalla! (…) (227) ¡Para ti los dioses han dispuesto grandes poderes! …
» Pasaje de “Enki y el Orden del Mundo” . Texto sumerio de Nippur, siglo XX a.c.
Siguiendo la línea argumental de Kramer y Howard­Carter, yo me atrevería a introducir
una posible alternativa sobre el origen de ese impulso cultural que aconteció en la Baja
Mesopotamia. La “Babiloniaka”, y de la que hemos visto anteriormente un párrafo, era en
su primitiva edición un supuesto compendio de la civilización babilónica y del que se
disponen escasos escritos. Impulsado en su creación por los griegos durante la época
helenística de Babilonia, fue encargado al sacerdote, probablemente del templo de
Esagila, Bel­rē’ušu, “El Señor es su guía”. En uno de los escasos textos de éste compendio
se hace referencia a un “ser extraordinario” – “Todo su cuerpo era el de un pez y bajo esa
cabeza tenía otra cabeza y unos pies parecidos a los de un hombre.. (Babiloniaka I)” – que
supuestamente facilitó la evolución cultural de las ciudades mesopotámicas. Por otro
lado, sabemos que el original topónimo de la ciudad de Mohenjo­Daro, era “Mînâd”, “La
Ciudad del Pez”, “Nâd” que significaría “reino” y “mîn” que significa “pez” en una
lengua, la dravídica, que según J. Quintana (1946) , era el idioma hablado en la
desembocadura del Indo con anterioridad al III milenio a.c. Significado que viene
corroborado por la acepción “matsyas”, “Los del pez”, con la que fueron denominados los
pobladores de dicha región del valle del Indo por los invasores indoeuropeos de la actual
India y Pakistán durante el periodo posterior.
« […] más y más animales desembarcaron sobre la tierra. Zi­ud–sura, el rey, se postró ante An y
Enlil. (y) An y Enlil trataron a Zi­ud–sura con dulzura […], le concedieron la vida como un dios,
trayéndole la vida eterna. Por aquel tiempo, preservados los animales y la semilla de la humanidad,
condujeron a Zi­ud–sura , el rey, a un país a otro lado del mar, en la tierra de Dilmun, donde sale
el sol » Pasaje de “El Diluvio”. ETCSL 1.7.4,. Texto sumerio de Nippur. También se conoce la existencia de grandes devastaciones en la cuenca del Indo­Ganges
como consecuencia de cambios climáticos acontecidos a partir del año 3300 a.c aprox. Según D. Fuller, el colapso de las civilizaciones del Indo que surgieron durante el V
milenio a.c. , unas culturas que florecieron durante 600 años en la región occidental de la
plataforma que comprenden las cuencas del Indo y del Ganges, fue como consecuencia de
un cambio hidro­climático que afecto a los modos de vida de una de las regiones urbanas
mas antiguas de la Humanidad. Conocemos que hacia el IV milenio a.c., numerosos
asentamientos de la región fueron abandonados, siendo el comienzo de un proceso
migratorio que hacia el Este están constatado por el incremento y densidad de los nuevos
asentamientos humanos que surgieron en zonas orientales colindantes. Fuller nos explica,
según evidencias morfológicas y cronologías de los substratos, que se produjo una
desecación de los caudales de los ríos o bien una nueva “estacionalidad” como
consecuencia de una variación en las aportaciones monzónicas. Los fuertes cambios en la
pluviosidad incrementaron la vulnerabilidad de una producción agrícola intensiva que se
basaba en el regadío por inundación y en los aportes de agua en forma de lluvia,
afectando a la supervivencia de las poblaciones. Posiblemente tales radicales cambios
afectaron también a los núcleos urbanos en forma catástrofes pluviométricas, y que
posiblemente mitificaran, al igual que en Mesopotamia, diluvios e inundaciones. Por último, resulta curioso comprobar la gran similitud que tienen los tres dioses
principales de los generales panteones mesopotámicos y de Mohenjo­Daro. Así la triada
principal de “Mînâd” estaría compuesta por los dioses Āṇ, Āṇ­il y la diosa Amma,
mientras que la sumeria lo es por Anu(m), En­lil y la diosa Nammu/Ninhursag(a). Con la
particularidad que Āṇ­il, por ejemplo, es un antiguo nombre del “Señor del Viento”
védico, Vāyu, al igual que lo es En­lil; y que Ninhursag(a), es la versión juvenil de la diosa
Ki, “La Tierra” o la “Gran Madre” en similitud a Amma, “La Madre Celeste” dravídica. No digamos ya Āṇ como An(u), “El Señor (Sol)” dravídico, en ambos panteones. Ese ese
mismo sentido, también resulta llamativo el paralelismo entre el mito védico de “Matsya y
Manu” – Matsya, el pez , un avatar del Vishnú, avisa al rey de los drávidas, Manu, el llamado
“Primer Ser Humano”, de un Diluvio, urgiéndole a construir un barco – con el mito sumerio de
Ziusudra, la diosa Nintu, y/o En­ki.
«(…) Antes de que aparezca el Diluvio, Todos los (…) serán reunidos (…) Construye un gran
barco (…) Su estructura deberá ser de excelentes cañas: ¡Será un navío llamado “Salvavidas”!…»
Pasaje de “Las instrucciones de Ea/En­ki” Texto neo­babilónico, primera mitad del I
milenio a.c.
Todavía quedan muchas incógnitas por dilucidar que podrían avalar las conjeturas aquí
vertidas. Las excavaciones arqueológicas en los enclaves de la antigua ruta naval comercial
mesopotámica, desde las actuales costas de Arabia Saudita hasta Omán o Yemen, e Irán,
deben aportar renovadas conclusiones, entre otras. Referencias y textos:
“Cuando los dioses hacían de hombres. Mitología mesopotámica” J. Bottéro y S.N. Kramer (2004),
para edición en castellano. Original 1989.
“Dilmun and its Gulf neighbours” Harriet E. W. Crawford (1998)
“La historia empieza en Sumer” S. N. Kramer (2010), para edición en castellano. Original 1956.
“Traces of Paradise: The Arqueology of Bahrein 2500 B.C. ­300 A.D. Edited by The Bahrein
National Museum (2000) “Fluvial landscapes of Harappan civilitation” Dorian Q. Fuller y otros (2012)
“AO 29650” cdli.ucla.edu
“Tercer milenio” Interclassica.um.es
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