Inicio de Macbeth: Trono de sangre de Akira Kurosawa y Macbeth de Orson Welles. Macbeth escrita por William Shakespeare en 1605, ofrece dos visiones diferentes sobre la predestinación y el libre albedrío, en las obras cinematográficas de Orson Welles y Akira Kurosawa. Fotogramas de la película Macbeth, Orson Welles. El texto que posee una potente carga dramática e interpretativa queda acentuado de modo muy dispar según se les confirieran características mágicas o mundanas a las Brujas, en la escena I del Primer Acto. Desengranar la psicología del resto personajes que deambulan por este universo sangriento shakesperiano y especialmente de Macbeth, cambiará radicalmente, dependiendo de estos controvertidos personajes. La lectura de Kurosawa, está localizada en el Japón medieval en el que la figura política principal es la del Shogun, el alto cargo militar que gobernaba los diversos territorios del Japón medieval. Los nombres de sus protagonistas y los lugares están totalmente reinterpretados por Kurosawa. Lo cierto es que al poseer una vasta cultura sobre su propio país, su historia, y las tradiciones religiosas, el confluir de ese bagaje se percibe perfectamente desde las primeras imágenes de Throne of Blood de 1957. Nada en esta película es igual a la de Welles, excepto quizás en el compromiso político-social que los dos confirieron a sus películas (en Welles hay una visión sangrienta y deshumanizada, animal, del hombre quizás por lo que supuso la II Guerra Mundial y en Kurosawa, se observa la decadencia moral del ser humano, de un modo más idealista.). Siguiendo con Trono de Sangre la adaptación ya no es sólo sobre la dramaturgia sino sobre el tema de la obra en sí, hay una construcción del montaje más conceptual, y muy anclada en las tradiciones del teatro Noh. La película de Welles tuvo fuertes criticas, rodada en apenas 20 días, y con un presupuesto escaso, aún así da muestras del gran talento creativo de Welles que sorteo vicisitudes aportando soluciones imaginativas (bañar la lente de vaselina para la escena del fantasma de Banquo.) El Macbeth de Welles contó con muchos de los actores que estrenaron la puesta en escena teatral, sin embargo la carga actoral la lleva completamente el personajes de Macbeth, nublando incluso a Lady Macbeth mucho más vulnerable que en el texto de Shakespeare. De ese germen teatral extrajo también la idea inicial de las brujas y el ritual de vudú en los primeros fotogramas de la película, pero las brujas de Welles no son el personajes que influencia a Macbeth para cometer los crímenes, puesto que de por sí él ya está construido de un modo rudo, sanguinario y con ansias de poder. Brujas de Macbeth, Orson Welles. Ni siquiera Lady Macbeth es la instigadora última de los asesinatos, quedando ésta, un tanto deslucida en la adaptación de Orson Welles, y mucho más maquiavélica en la de Kurosawa con el personaje de Asaji. Kurosawa otorga a las brujas la apariencia fantasmal de un ser andrógeno que mueve una rueca, haciendo clara alusión a las parcas de la mitología griega, y por lo tanto al destino de los hombres, cuya vida está ligada a la voluntad de seres superiores por el hilo que une la vida y la muerte. La chibito (bruja) en Trono de Sangre, Akira Kurosawa. Washizu ya no es tratado como el sanguinario Macbeth de Welles, si no como un hombre cuya vida es controlable por factores internos o externos, sus decisiones son consecuencia de un destino prefijado. Kurosawa hace un uso del lenguaje de las formas naturales para conferirle a las secuencias características de un sueño, los densos bosques, la niebla (que también utiliza Welles en un paisaje más abrupto) muy acorde con el espíritu japonés y su unión a la naturaleza. Asaji mujer de Washizu, rememora el encuentro entre la chibito y Washizu en el bosque. De las primeras escenas de las obras cinematográficas contrastándolas con el texto original podemos deducir: Welles realiza una adaptación más fiel al texto, desposeyendo de intensidad dramática a ciertos personajes como Lady Macbeth y las brujas, Macbeth es el poseedor de las claves de la película constituyendo al asesino despiadado que toma la decisión del camino que quiere seguir. Kurosawa dota de características propias a su película basándose en la fábula del personaje de Macbeth en la figura de Washizu, lo traslada al mundo del devenir casi onírico donde los hombres no son libres sino que están avocados a un destino concertado.