Convento Carmelitas Descalzos de De San José y Santa Ana de Enguera © Bernardo March Historia y gestión del patrimonio artístico 3º Grado Historia del arte Emilio Jesús Díaz García Índice: - Prefacio…….……………………………………………………….3 - La Villa de Enguera………………………………………………...5 - Convento de Carmelitas Descalzos de San José y Santa Ana...........7 - Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la desamortización de Mendizábal 1835-2015………………………….10 - Intervenciones, transformaciones y conservación………………...13 - Protección jurídica del monumento y su declaración como patrimonio……………………………………………………………19 - Conclusión………………………………………………………...20 - Anexo I………………………..…………………………………..21 - Anexo II…………………………...………………………………22 2 Prefacio Poco ha sido lo que se ha escrito acerca del convento de Carmelitas Descalzos de Enguera (Fig. 1). Apenas se han editado unos pocos artículos en los que se hace alguna referencia histórica del convento, como por ejemplo el artículo que Vicente Manuel Sanz Gómez, cronista de la villa e historiador, publicó en la revista de Enguera en 2010 en el que a través de un dossier de prensa que editó el Ateneo Mercantil de Valencia en ese mismo año, en el que se recogía un manuscrito que hacía referencia a dicho convento titulado 1649. Libro sobre la fundación del Convento de San José y Santa Ana de Enguera, resume en unas pocas páginas el proceso de fundación del convento1. En otros artículos, también publicados en las revistas de Enguera desde el año 1958 hasta 2015 y recogidos en la sección dedicada a estudios, se dan algunas pinceladas, en párrafos de unas cuatro o cinco líneas, en relación con algún acontecimiento acaecido en el convento como por ejemplo los sucesivos cambios de Prior al frente del mismo o una excavación que tuvo lugar el 30 de agosto de 1661 en busca de un pozo para abastecer de agua a los Religiosos Carmelitas2. Si respecto a la historia del convento hay poca información recogida, el campo artístico no ha corrido mejor suerte. En este ámbito se ha encontrado información muy escasa que únicamente hace referencia a elementos artísticos del convento, sobre todo del templo, con la intención de nombrar o enumerar aquellos elementos del conjunto que pueden ser objeto de interés cultural por parte del visitante, es decir, con el objetivo de “vender” aquello que puede ser atractivo para el turista. Las referencias que se han encontrado hablan muy por encima del estilo arquitectónico del edificio del templo, sin descripción alguna de elementos, de un conjunto de azulejos que se conservan en el interior del mismo y de algunos de los frescos que decoran las pechinas y algunas zonas de las paredes del templo, como decíamos 1 SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, pp. 3-9. 2 SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Villa de Enguera en el Reinado de Felipe IV (1621-1665)”. Revista de Enguera 2002, 2003, pp. 164-172. 3 más arriba haciendo más hincapié en su interés cultural, que no en un estudio históricoartístico adecuado y completo3. Hasta el momento tampoco hemos encontrado ningún estudio dedicado a las intervenciones, restauraciones y rehabilitaciones que ha sufrido el conjunto y los distintos usos que se le ha dado a los diferentes espacios del convento a lo largo de su historia. Tampoco hemos podido encontrar información escrita acerca de cómo y cuándo se han llevado a cabo las distintas intervenciones en el conjunto, no sabemos si porque se hicieron sin ningún tipo de criterio, estudio previo y plan de actuación o porque todavía no hemos tenido la oportunidad de encontrarla. Lo mismo ocurre con su declaración como patrimonio, aún a la espera de ser aprobada. Llegados a este punto, en el que la falta de bibliografía y estudios previos es obvia, y pese a la dificultad que se nos planteaba, no cambiamos nuestro objeto de estudio ni el monumento elegido, sino que decidimos dar un giro fundamental en la búsqueda de información, acudiendo directamente a las fuentes que nos podían proporcionar información directa: los archivos y las entrevistas con los estudiosos de la villa. En el punto de mira están el Archivo Municipal de Enguera, el Archivo Parroquial de Enguera y el Archivo de la Orden de los Carmelitas de Valencia, aunque tenemos que reconocer que todavía no hemos tenido la oportunidad de consultar de primera mano dichos archivos. Debido a este motivo gran parte de la información que corresponde a los apartados relacionados con la asignatura titulados Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la desamortización de Mendizábal 18352015 e Intervenciones, transformaciones y conservación, ha sido fruto de diversas entrevistas mantenidas con "estudiosos" o "sabios" de la villa (cronista, sacristán, etc.), que en mayor o menor medida han trabajado los archivos y, gente del pueblo que participó o ha participado en algunas de las intervenciones o que en algunos casos aún recuerdan qué funciones y qué actividades se llevaban a cabo en el conjunto. Por último, tras estas consideraciones previas, sólo nos falta indicar que el presente trabajo tiene como objetivo principal de estudio las intervenciones que se han llevado a cabo en los dos edificios que componen el convento de Carmelitas Descalzos de San José y Santa Ana de Enguera a lo largo de su historia y los diferentes usos para los que han sido reutilizados. También daremos algunas pinceladas de cómo se conservan actualmente algunos 3 www.enguera.es/page/patrimonio-cultural 4 de los elementos artísticos más destacados y las intervenciones o no intervenciones que se han realizado sobre ellos. Al no ser objeto de estudio la vertiente artística de los monumentos no haremos descripciones formales ni estilísticas de los edificios y obras que se traten en este trabajo. Sin embargo, sí que consideramos necesario incluir una pequeña aproximación histórico-geográfica tanto a la villa de Enguera como a la Orden Carmelita que se instaló en ella, haciendo especial énfasis en su proceso de fundación ya que ha sido del acontecimiento histórico relacionado con el convento del que más información se ha podido recabar. La Villa de Enguera La población de Enguera (Fig. 2) se encuentra situada en la comarca de la Canal de Navarrés ubicada en la zona del interior de la provincia de Valencia (Fig. 3) a escasos kilómetros del municipio de Xàtiva. Hoy en día es una villa muy conocida por sus parajes naturales y sus rutas de senderismo que recorren toda la sierra de Enguera en la que se ubica su famoso castillo desde dónde, en un día nítido, se puede llegar a ver el mar. Su economía depende fundamentalmente de la explotación agraria del olivo y de la explotación del entorno natural, aunque, cada vez más, va ganando importancia la fuente económica derivada del turismo gracias a los últimos trabajos por poner de relieve el patrimonio cultural que tiene la villa (Museo Arqueológico, monumentos, página web, acondicionamiento rutas de senderismo, etc.). Por lo que respecta a su pasado, ya desde la prehistoria se tienen noticias de asentamientos en la zona del actual término municipal de la población. De hecho existen varias cuevas y abrigos en la comarca en las que se han encontrado pinturas rupestres. Gracias al descubrimiento de la Cueva de Enguera en el siglo XIX, en la que se encontraron varios cadáveres y un hacha de cobre, y sus posteriores estudios se ha podido confirmar que en el Eneolítico o en la Edad del Bronce ya existía algún tipo de poblado o asentamiento en los alrededores de Enguera4. 4 APARICIO PÉREZ, José. "La cueva de Enguera, de los muertos, de las calaveras o de las maravillas". En: S ANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. (Dir.). Aproximación a la historia de Enguera. Enguera: Ayuntamiento de Enguera,1994, pp. 17-23. 5 En la segunda mitad del siglo XX se llevó a cabo un proyecto de investigación arqueológica por parte del S.I.P. que dio como fruto el hallazgo de un importante asentamiento ibérico en las inmediaciones del término municipal de Enguera fechado por Domingo Fletcher Valls entre los siglos IV y I a.C. Actualmente el poblado es conocido con el nombre de Cerro de Lucena de Enguera5. Durante los siglos posteriores no se han encontrado restos arqueológicos ni referencias escritas en las que se recoja información sobre Enguera y sus alrededores, aunque algunos especialistas defienden que no hay indicios para pensar que Enguera, o por lo menos su castillo, no hubieran existido en época islámica o anterior. Hay que esperar hasta el siglo XII para encontrar alguna referencia fiable en la que aparezca el nombre de Enguera. En este sentido, en el siglo XII Al-Idirsi hace referencia al iqlim o comarca de Enguera, situando a la propia villa como “capital” de dicha comarca lo que hace pensar que en el siglo XII Enguera “no fue un mero enclave islámico, sino un importante centro administrativo, y por ende, económico-comercial, con un peso notable en su comarca”6. Tras la conquista cristiana y la firma del Tratado de Almizra (1244) la villa de Enguera quedó bajo el dominio de la Corona de Aragón y continuó siendo uno de los principales núcleos de la zona. El siglo XVII es el momento de máximo esplendor religioso de la villa, momento en el que culminan las obras de la parroquia de San Miguel y se conceden los permisos necesarios para la fundación del convento de los Carmelitas Descalzos, edificio objeto de nuestro estudio. Este momento de auge religioso coincide con un crecimiento en la economía local gracias a las manufacturas de los paños de lana a partir de 1606. Durante los siglos XVIII y XIX la villa se ve afectada, al igual que la mayoría de los territorios de la Península, por la inestabilidad política que había en ese momento en el Estado, pero sobre todo es azotada por varios episodios de peste y cólera que afectarán al desarrollo de la población provocando épocas de grandes dificultades tanto demográficas como económicas7. No hay que pasar por alto la catástrofe que debió suponer para la gente de 5 SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "El poblado ibérico del Cerro de Lucena". En: ibídem, pp. 35-37. 6 FRANCO SÁNCHEZ, Francisco. "Noticia de Enguera en el siglo XII". En: ibídem, pp. 59-64. 7 NAVARRO MARTÍNEZ, Natividad. Demografía y economía de la villa de Enguera durante el siglo XIX. Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1972, pp. 32-40. 6 esta villa el terremoto que el año 1748 sacudió la zona de manera tan agresiva que aún hoy está presente en la memoria colectiva de la población. El siglo XX es un siglo en el que, quitando las consecuencias de la Guerra Civil, no se producen grandes acontecimientos históricos en la villa, sin embargo sí es el siglo en el que, sobre todo a partir de los años 40, se va a ir configurando su fisonomía y poco a poco se irá transformando en el pueblo que es hoy en día. A partir de la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI será cuando se empiece a tener conciencia sobre el patrimonio que se conserva en la villa y también cuando se lleven a cabo los principales trabajos de restauración y conservación sobre sus monumentos. Convento de Carmelitas Descalzos de San José y Santa Ana La Orden de los Carmelitas Descalzos, Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, surgió en torno al siglo XII cuando San Bartolo del Monte Carmelo y un grupo de ermitaños, inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir al Monte Carmelo considerado el jardín de Palestina. La regla básica tanto al inicio de esta Orden como después del Concilio de Trento, estaba basada en la vida centrada en Dios con toda sencillez y pobreza lo que explica la austeridad de sus arquitecturas y manifestaciones artísticas. En Enguera todo comenzó en el año de 1647 cuando Juan Fabra, notario enguerino de posición acomodada, con la colaboración de D. Fernando Pujades Borja conde de Anna y señor de Enguera, decidió emplear parte de sus riquezas en la fundación de un convento. Con esta voluntad y “tras la lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús, comenzó a levantar en la partida entonces llamada de la Cruz de Piedra una Iglesia con la traza y modelo que tenían las de la Orden, con la habitación y oficinas para cuatro o cinco religiosos”8. Mientras estaba llevando a cabo esta empresa falleció dejando como legado en el testamento 12.000 libras, la mitad de sus fincas y 200 ducados anuales que se debían dedicar a la fundación y construcción de un convento de los hijos de Santa Teresa (carmelitas). El padre Fray Juan de 8 SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 6. 7 San Jerónimo, tras enterarse del legado que Juan Fabra había dejado para la fundación del convento envió a Fray Tomás de Santa Teresa para que valorara el legado que éste les había dejado. Una vez hubo valorado dicho legado “lo consideró insuficiente y desaconsejó la fundación del convento en Enguera”9. Poco tiempo después Tomás de Santa Teresa reconsideró la opción de fundar el convento gracias a la insistencia de un religioso carmelita natural de Enguera, José de Santa Teresa, quién además le puso en contacto con el Síndico de la Villa Damián Sanchiz. En un primer momento éste también rechazó la petición de ayuda para la fundación del convento, ya que la villa estaba poniendo gran empeño económico en la finalización de la Parroquia de San Miguel y en la guerra en Cataluña. Según las fuentes, parece ser que poco después y tras la lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús cambió de opinión, decidiendo acudir personalmente al Convento de San Felipe de Valencia para anunciarlo a las autoridades competentes10. Así “tras los oficios del día de todos los santos de 1648, el Consejo General de Vecinos, formado por más de 350 votos, aprobó la fundación del convento y también que se le donasen anualmente 200 ducados con la obligación de cumplir condiciones como: ayudar a bien morir a los vecinos siempre que fuesen llamados y predicar la cuaresma y algunos otros sermones”11. Tras unos problemas con el clero local de la villa y la firma de unas Capitulaciones con dicho clero, el miércoles santo de 1649 fueron enviados los primeros religiosos desde la Orden: Fray Juan del Espíritu Santo, Fray Juan de la Cruz, Fray José de Santa Teresa y Fray Antonio de Jesús María, quienes se ubicaron en el Hospicio previsto para la toma de posesión. Poco tiempo antes de que se tomará posesión oficial del Convento se produjeron otros inconvenientes con el mismo clero y el poder local de la villa, los cuales querían obligar a los religiosos a que se encargaran de la enseñanza de la gramática a los jóvenes de la villa. Este problema se solucionó tres años más tarde cuando los carmelitas renunciaron a 100 de 9 SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 6. 10 Ibídem, p. 6. 11 Ibídem, pp. 6-7. 8 los 200 ducados anuales que recibían por parte de la villa para quedar exentos de cumplir con esta actividad12. Es finalmente el 8 de mayo de 1649 cuando “a las dos de la mañana llegó a Enguera el hermano carmelita Jesús María con la licencia firmada por el Vicario General de la Orden para poner el Santísimo Sacramento y cartas del Inquisidor Juan Chacón y del Prior del convento carmelita de San Felipe en Valencia en las que se instaba a tomar posesión del Convento”13. Ese mismo día a las 3 de la mañana se realizó la misa inaugural. Según cuenta Sucías “en el año de 1650 a 51 comenzaron los primeros trabajos para la edificación de Carmelitas Descalzos de nuestra Villa”14. A partir de este momento la actividad en el convento sólo se interrumpió durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), y cesó en 1835 tras el decreto de Exclaustración de 25 de julio del mismo año, aprobado dentro de las medidas desamortizadoras promulgadas por Mendizábal15. Así el 12 de agosto de 1835 el comisionado, el alcalde de Enguera y el Prior del convento procedieron al inventario del convento e iglesia carmelitas16. Según Pedro Sucías el día 29 de agosto de 1835 abandonaban los carmelitas el convento de Enguera17. Debido a que el objeto del presente trabajo no es hacer descripciones formales ni estilísticas de los edificios ni de las obras conservadas en ellos, pasaremos directamente a los apartados principales en los que se recoge el objeto principal de estudio. 12 Ibídem, p. 8. 13 SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 8. 14 SUCÍAS APARICIO, Pedro. Apuntes históricos de la Villa de Enguera, tomo II. Enguera: Sociedad Cultural Amigos de Enguera, 1994, p. 109. 15 SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 9. 16 SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Villa de Enguera en el Reinado de Isabel II (1833-1868)”. Revista de Enguera 2003, 2003, pp. 239-250. 17 SUCÍAS APARICIO, Pedro. Apuntes históricos de la Villa de Enguera, tomo III. Enguera: Sociedad Cultural Amigos de Enguera, 1994, pp. 87-88 9 Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la desamortización de Mendizábal (1835-2015) Tras la exclaustración el conjunto pasó a manos del Estado lo que provocó que estuviera abandonado durante 6 o 7 años. En 1842 la reina Isabel II concedió por Real Decreto la propiedad del convento de Carmelitas Descalzos a la villa de Enguera18. A partir de este momento el convento queda divido en dos espacios, el templo, conocido actualmente como Iglesia del Convento o Convento a secas, y el edificio de las dependencias del claustro, actual Casa de la Cultura, que correrán distinta suerte y cada uno se reutilizará de manera distinta y para usos diversos. Comenzaremos el apartado de las reutilizaciones haciendo referencia al edificio del claustro, al cual nos referiremos también como edificio del convento o claustro del convento, donde en origen se encontraban las dependencias de los religiosos (Fig. 4). La primera reutilización, o aprovechamiento del edificio, se produce durante uno de los episodios más agresivos de cólera que sufrió la villa entre los años 1833-1834 en el que se habilitó un hospital en las dependencias del claustro del convento. Natividad Navarro dice así: “En 1833-34 […] como consecuencia de esta gran epidemia se constituye la Junta de Sanidad para que tomara las medidas oportunas para evitar que la villa fuera atacada. De este modo se establece un hospital para enfermos contaminados en el ex-convento”19. Hay que puntualizar que el texto recoge la palabra "ex-convento" en las fechas de 1833-1834 cuando sabemos a ciencia cierta que todavía era un espacio dedicado a la actividad religiosa, por lo que nos decantamos por la posibilidad de que se compaginaran ambas actividades en el edificio y se habilitaran algunas dependencias del convento que estuvieran en desuso para instalar allí un hospital improvisado, ya que por estas fechas el número de religiosos instalados en el convento no superaba los 9. Pese a que nos decantemos por esta opción también cabe la posibilidad de que haya un error de fechas y la palabra "ex-convento" esté mal utilizada ya que fue desamortizado en 1835. 18 SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Villa de Enguera en el Reinado de Isabel II (1833-1868)”. Revista de Enguera 2003, 2003, pp. 239-250. 19 NAVARRO MARTÍNEZ, Natividad. Demografía y economía de la villa de Enguera durante el siglo XIX. Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1972, p. 33. 10 Las siguientes noticias que tenemos es que durante casi cien años se instaló en el edificio la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Enguera (Fig. 5), concretamente entre los años 1852-1961. La primera referencia respecto a este hecho que hemos encontrado es que en el año 1851 se cede como espacio para albergar la Casa Cuartel el casino que estaba ubicado en el convento, comenzando y alargándose los trabajos de rehabilitación y acondicionamiento del local durante el año de 1852, instalándose una delegación de la Guardia Civil en el lugar ese mismo año. Esta reutilización llega a su fin a finales de la década de los 50 del siglo pasado cuando al parecer, o así lo expresaban los guardias que se albergaban en él, el edificio del convento se quedaba corto para albergar el cuerpo de la Guardia Civil y sus diversas actividades, por lo que en 1950 el Ayuntamiento ofreció todo el edificio del convento para que ejerciera la función de Casa Cuartel, opción que se declinó en 1956 cuando el Ayuntamiento decidió comprar un terreno en el que se edificó la nueva Casa Cuartel de la Guardia Civil de Enguera inaugurada el 1 de agosto de 1961 dejando libre el edificio del convento20. Sabemos que durante algunos intervalos de tiempo se combinó la función de Casa Cuartel con otras funciones y actividades que se llevaban a cabo en otros espacios y dependencias del edificio. Tras el traslado del cuerpo de la Guardia Civil a su nuevo emplazamiento el edificio del convento permaneció cerrado durante casi 30 años (1961-1987) o, por lo menos no se ha encontrado referencia alguna en la que se refleje algún tipo de actividad en el edificio. Como decíamos más arriba, combinada con la función de Casa Cuartel de la Guardia Civil y ubicadas en otro de los espacios del convento, que en origen servía para conectar el templo con las dependencias de los religioso y que se encuentra situado entre la iglesia y el edificio del claustro (Fig. 6), se habilitaron las escuelas de Enguera que permanecieron allí instaladas hasta la construcción de las nuevas escuelas. Hoy en día este espacio es utilizado para albergar las actividades de los juniors de Enguera y para las clases de catequesis. Aunque tampoco hemos encontrado las fechas exactas ni qué espacios exactos ocuparon, sabemos que también se ubicó en el edificio del convento el Juzgado, posiblemente compartiendo la planta baja con la Guardia Civil, y la cárcel del Partido Judicial ocupando el 20 SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Guardia Civil de Enguera (1852-1994)”. Revista de Enguera 1994, 1994, pp. 147-152. 11 espacio de la cripta que hay situado en la parte baja entre ambos edificios (iglesia y convento) (Fig. 6). Desde 1987, año de su inauguración, el edifico cumple la función de casa de la cultura con el nombre de Casa de la Cultura Manuel Tolsá (Fig. 7). Actualmente se recogen en el edificio varios espacios con distintas funciones y, cómo se indica en la web oficial del ayuntamiento de Enguera, es el eje de la vida cultural de la población por las diversas funciones que ha adquirido21. En la planta baja se han instalado la recepción y diversas salas multifunciones para conferencias, cursos, reuniones, etc.; en el primer piso se ha ubicado la Biblioteca (Fig. 8), un pequeño Archivo Fotográfico y una sala multifuncional; el segundo piso se ha habilitado para albergar el Archivo Municipal, el Museo Etnológico (Fig. 9) y la Casa Enguerina y, por último, el espacio del patio del claustro se utiliza para realizar conciertos, sobre todo en verano, de diversos estilos musicales22 (Fig. 4). Por su lado el edificio del templo, actual Iglesia del Convento (Fig. 10), no fue, ni es, tan polifacético como el del claustro pues, durante la mayor parte del tiempo transcurrido tras la desamortización, ha seguido cumpliendo con su función cultual, aunque, como veremos, también fue reutilizado para diversas funciones. Cuando la reina Isabel II cedió la propiedad del convento a la Villa de Enguera en 1842 la iglesia retomó su función como espacio cultual. Fue reabierta al culto ese mismo año bajo la dependencia de la Parroquia del pueblo de la que, uno o dos días a la semana, se desplazaba el párroco a oficiar las misas. Este uso se prolongó hasta el inicio de la Guerra Civil en 1936 cuando, tras unos incidentes, el interior del templo sufrió graves daños y las imágenes de culto que se albergaban en él fueron destruidas y quemadas. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el edificio quedó completamente arrasado y sus figuras de culto fueron quemadas, quedando inservible para albergar actividades de carácter cultual. De este modo el edificio de la iglesia pierde su función original y es utilizado como almacén de leña y mercado de carbón. 21 www.enguera.es/page/patrimonio-cultural 22 Ibídem. 12 Una vez finalizada la Guerra Civil y, durante un periodo bastante extenso de tiempo, 1939-1958 aproximadamente, se utilizó como garaje de autobuses albergando los autobuses de la propiedad de la compañía Granero, actual Togsa, que cubría la línea Enguera-Valencia Valencia-Enguera, entre otras. En 1959 se traslada la empresa a otra lugar dejando libre el espacio del templo. A partir de ese mismo año, la iglesia vuelve a recuperar su función original y es reabierta al culto celebrándose la primera misa el Domingo de Ramos de 1959. Actualmente es conocida como la Iglesia del Convento y continua siendo el foco secundario de culto en la población, por detrás de la Parroquia de San Miguel. En ella se celebran actualmente dos misas por semana, los miércoles por la tarde y los domingos por la mañana, además de acoger otras actividades religiosas que se llevan a cabo en Enguera. Intervenciones, transformaciones y conservación. Antes de comenzar con el desarrollo de este apartado hemos de hacer unas consideraciones generales. En algunos casos no hemos podido corroborar al cien por cien en qué consistieron las reformas ni de qué modo afectaron o modificaron el aspecto original del edificio ya que no se han encontrado documentos fotográficos ni escritos que nos hayan ayudado a contrastar el aspecto original o pasado de ambos edificios con el aspecto que presentan actualmente. Lo mismo ocurre con los elementos artísticos del interior, sobre todo de la Iglesia del Convento, de los que tampoco se han encontrado documentos para poder hacer dicha comparación. La primera intervención de la que tenemos constancia, y la única que se podría considerar como restauración, se llevó a cabo en el año 1748 cuando después del gran terremoto que sacudió la zona se vino abajo la cúpula del templo (Fig. 11). Las obras de restauración se iniciaron ese mismo año y cuatro años después, en 1752, se daban por finalizadas, restableciendo la actividad religiosa. El resto de intervenciones que conocemos se produjeron después del año 1835 tras la desamortización de Mendizábal. Empezaremos con las intervenciones que se realizaron en el edificio del claustro, actual Casa de la Cultura, y finalizaremos con las que se llevaron a cabo en el edificio del templo, actual Iglesia del Convento, incluyendo las intervenciones y no 13 intervenciones que se han llevado a cabo sobre sus elementos artísticos más destacados como por ejemplo las pinturas del interior. La primera intervención de la que tenemos constancia en el edificio del claustro es la rehabilitación y acondicionamiento para albergar la Casa Cuartel de la Guardia Civil llevada a cabo durante el año de 1852. No hemos podido ratificar en qué consintieron exactamente los trabajos de rehabilitación y acondicionamiento pero sabemos que las plantas superiores del convento se rehabilitaron para instalar las viviendas de los guardias y en la planta baja se habilitaron despachos y zonas de descanso. Aunque no hemos averiguado en qué consistieron y qué tipo de transformaciones sufrió el edificio, es de suponer que, con la poca conciencia que existía en esos momentos sobre el patrimonio inmueble, no se siguiera ningún criterio ni programa de actuación, sino que se buscara más hacer un espacio práctico y efectivo para el uso que iba a ser destinado que intentar respetar su aspecto original o, por lo menos, respetar algunos de los elementos más destacados, artísticamente hablando, que podrían haber sido dignos de ser declarados como patrimonio en el futuro. En 1934 se procede a realizar una segunda mejora en el Acuartelamiento de la Guardia Civil que consistió en una serie de reformas y ampliaciones en los locales para el alojamiento. Tampoco hemos podido averiguar qué se hizo, pero suponemos que, aunque las leyes de patrimonio estaban algo más desarrolladas que en 1852, prevaleció de nuevo la opción de hacer espacios prácticos y efectivos frente al respeto por el edificio. Ya en el siglo XX se llevó a cabo una rehabilitación de la cripta, para albergar la cárcel, y el espacio que existía entre el templo y el convento donde se ubicaban las escuelas. A principios del XXI se volvieron a hacer unos pequeños trabajos de mejora y acondicionamiento del espacio con el fin de acoger el aula de los juniors y de la catequesis. Ambos trabajos consistieron básicamente en el acondicionamiento del lugar para la función que iban a desempeñar El último trabajo de rehabilitación y transformación que sufrió el edificio se produjo en la década de los años 80 para instalar la Casa de la Cultura. En este caso tampoco sabemos en qué consistió exactamente la reforma, pero según hemos podido saber consistió en renovar y habilitar los distintos espacios que ya habían creados para instalar en el edificio las diversas funciones para las que iba a ser destinado (para saber las funciones ver apartado Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la desamortización […]). De este modo 14 nos decantamos por la opción de que, en cierta medida y siempre que fue posible, se intentaron aprovechar las estancias que se habían habilitado anteriormente sin modificar a groso modo la fisonomía que presentaba el edificio en años anteriores (Fig. 12). Por lo que respecta a la fachada del edificio (Fig. 13), haciendo un exhaustivo examen visual, se puede observar como también ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia: ventanas y puertas tapiadas, nuevos vanos abiertos, arquillos de descarga cegados, etc. (Fig. 14 y 15). La última intervención que se produjo en el edificio fue el cerramiento de las arcadas del claustro del primer y segundo piso, intervención que se llevó a cabo a principios del siglo XXI y cuyos objetivos principales eran aprovechar el pasillo que quedaba entre los arcos del claustro y los muros que cierran este espacio (Fig. 16) y paliar el frío en los mese de invierno. En esta intervención sí que se tuvo en cuenta la estética del edificio y se optó por, en lugar de cerrar el espacio con un muro, colocar una especie de ventana en cada vano del arco que cubre desde el intradós hasta el suelo y que tiene la opción de abrirse o cerrarse (Fig. 17). De este modo se ha conseguido dar la sensación de espacio abierto, igual que lo era en origen, por lo que se puede aceptar que es una de las primeras medidas que se tomaron con la idea de mantener el aspecto original del edificio o por lo menos con el objetivo de respetar el elemento más característico del conjunto (Fig. 18). Cabe apuntar que además de ser una opción que modifica cuanto apenas la estética del claustro, también es reversible y se podría retirar si fuera necesario sin dañar ningún elemento del edificio. Las intervenciones que se llevan a cabo actualmente en el edificio son las necesarias para su mantenimiento: arreglo de humedades, arreglo de desperfectos, limpieza, acondicionamiento de espacios, etc. Al ser un edificio en constante uso hay personal que se dedica exclusivamente a realizar estas tareas. A modo de corolario podemos afirmar que el espacio del convento que menos alteraciones ha sufrido desde su origen es la parte del claustro, actual patio de la Casa de la Cultura. Es el único elemento del edificio que, en cierta medida, se ha respetado en todas las épocas, no sabemos si porque nunca fue necesario cerrar o tapiar los vanos de los arcos hasta el siglo XXI, cuando ya se tenía consciencia de su valor histórico-artístico, o porque desde un principio ya se intentó respetar este espacio por ser el más particular de todo el edificio. 15 Por su lado, sabemos que el edificio del templo, actual Iglesia del Convento, durante el periodo en que volvió a ser utilizada como espacio de culto (1842-1936) únicamente se llevaron a cabo las intervenciones necesarias de mantenimiento para poder continuar con la actividad cultual en su interior. Como decíamos más arriba durante la Guerra Civil (1936-1939) sirvió como mercado de carbón y leña, y posteriormente (1939-1958) como garaje de autobuses. Durante estas dos etapas no se llevó a cabo ninguna intervención ni de mantenimiento ni de conservación por lo que la iglesia sufrió un gran deterioro, sobre todo en su interior y en algunos de sus elementos artísticos más destacados como por ejemplo los azulejos de época barroca que formaban el zócalo en las partes más importantes del edificio o las pinturas murales. Según se nos ha informado el exterior del edificio no sufrió ninguna alteración, cosa que como vamos a demostrar es totalmente errónea. Comenzaremos describiendo las distintas intervenciones que se produjeron sobre el edificio del templo hablando de la fachada principal (Fig. 10). Para ello, y al no encontrar ninguna referencia escrita ni ningún testimonio oral fiable, hemos utilizado los ejemplos de la actual iglesia del Convento de la Sagrada Familia de Nules (Fig. 19), antiguo convento de carmelitas descalzos cuya edificación se atribuye al mismo "arquitecto" que el convento de Enguera, y de forma secundaria el Convento del Carmen de Carmelitas Descalzas de Santiago de Compostela (Fig. 20). Si comparamos las tres fachadas se puede observar como dentro de la orden existía una "norma" o una tradición que se debía seguir a la hora de proyectar y edificar una nueva iglesia en la fundación de un convento. Este hecho es interesante para empezar a plantearse que algo en la fachada de Enguera no encaja. Para confirmar nuestra propuesta compararemos la fachada principal de Nules con la fachada principal de Enguera (Fig. 10 y 19). Se sabe que ambas fueron obra de Fray José de la Concepción, y analizando detenidamente todos los elementos de ambas fachadas se ve claramente que encajan, lo que nos hace pensar que en origen fueron fachadas "gemelas". En la de Nules aparecen dispuestas en la mitad inferior dos puertas laterales y una puerta central, a modo de arco de triunfo romano, que da paso a una especie de pronaos muy estrecha tras la cual se sitúa la puerta que da acceso al templo. Toda la mitad superior es exactamente igual que la de Enguera con ínfimas variaciones. Este hecho nos hace pensar que la mitad inferior de la de Enguera sería exactamente igual que la de Nules 16 y que en algún momento de la historia del edificio enguerino se decidió tapiar las puertas laterales y dos de los tres vanos del acceso central, dejando únicamente el acceso central libre para la entrada y salida del edificio (Fig. 21 y 22). Esta propuesta también se apoya en el edificio compostelano cuya mitad inferior corresponde claramente al de Nules y lo que refuerza la propuesta de que en origen el de Enguera tendría la misma disposición. Por lo que queda demostrado que sí que se produjo una transformación en el aspecto exterior original del edificio, que se basó en tapiar los vanos que posiblemente ya no eran necesarios para la función que debía llevar a cabo el edificio. Otra de las intervenciones que se llevaron a cabo en el exterior del templo se produjo a finales del siglo XX y consistió en el arreglo de las goteras que había en algunas partes del tejado del templo. Por lo que respecta al interior del templo es a partir de 1959, cuando el edificio se queda vacío y se valora la opción de reabrirlo como esp acio de culto, cuando se llevan a cabo todas la intervenciones de conservación y acondicionamiento que conocemos. La primera intervención que se llevo a cabo fue en el mismo año de 1959 y consistió en limpiar y acondicionar la iglesia para poder empezar con la actividad cultual. Sin embargo, las intervenciones más destacadas se producirán en las décadas siguientes y a inicios del siglo XXI. En este caso tenemos ejemplos de malas intervenciones, buenas intervenciones y no intervenciones. Cabe apuntar que intervenciones que consideremos realmente buenas no hemos apreciado ninguna ya que todas las intervenciones que se han hecho han tenido como consecuencia algún efecto negativo sobre el original. El ejemplo de mala intervención más claro que hemos encontrado es la "restauración" que se realizó en el interior del edificio consistente en la reintegración de dos zócalos de azulejos de época barroca (Fig. 23 y 24). Como se puede observar en las imágenes no se siguió ningún criterio de restauración ni se llevó a cabo ningún estudio previo a la colocación de los azulejos sino que se recogieron del suelo y se colocaron en la pared tal y como a los obreros que se encargaron de la obra les pareció oportuno, desdibujando el aspecto y el dibujo original de la decoración de los azulejos, que no sabemos cómo era en origen. Otra de las intervenciones, que consideramos que está entre buena y mala intervención, se llevó a cabo alrededor del cambio de siglo. Esta intervención, consistió en renovar el aspecto interior de la iglesia pintando sus bóvedas, paredes, techos y cúpulas, "respetando" las 17 pinturas al fresco originales (Fig. 25). En este momento ya se tenía cierta conciencia sobre el valor histórico-artístico del conjunto por lo que los encargados de llevar a cabo la empresa intentaron respetar aquellos elementos pictóricos que destacaban por encima del resto y que era necesario conservar, es decir, las dos pinturas murales que se conservan en el templo y las pinturas de las pechinas. Pese a que la intención de respetar las pinturas originales estaba presente, no se tuvo mucho cuidado a la hora de pintar ciertas zonas (Fig. 26). En la figura 29 se ve claramente que al pintor que se encargó de pintar la moldura que va justo por encima de una de las pechinas de la cúpula del sagrario se le escapó un brochazo sobre la pintura original de la pechina. En este sentido hemos encontrado otro ejemplo en la pintura mural que decora la pared del transepto en donde se encuentra la puerta de acceso a la capilla del sagrario (Fig. 27). Como podemos ver en dicha figura, se pintaron de blanco los espacios entre los personajes y los elementos ornamentales cubriendo en algunas zonas, sobre todo de los bordes, detalles de la pintura original. No sabemos si en esta intervención también se cubrieron paisajes o algún tipo de fondo que decoraba las escenas o ya de origen esas zonas estaban cubiertas de blanco o ya se habían perdido anteriormente. En este sentido tampoco sabemos si en otras zonas de las paredes, techo o cúpulas del templo se decidió cubrir alguna pintura original en mal estado de conservación. Cabe apuntar que también forma parte de una mala intervención el haber mezclado pigmentos acrílicos con pigmentos originales. Por su parte hemos encontrado tres claros ejemplos de no intervención. Dos de ellos corresponden a las pinturas que se ubican en las pechinas de ambas cúpulas. Las pinturas de las pechinas de la pequeña cúpula del sagrario (Fig. 28) se encuentran muy mal estado de conservación. En las fotos se aprecia como en muchas zonas la pintura se ha desprendido de la pared y no se ha llevado a cabo ningún trabajo de reintegración cromática. También se aprecia la oxidación y suciedad que se ha acumulado en la superficie pictórica lo que indica que tampoco se ha hecho una mínima limpieza de la superficie pictórica. En una de las pechinas (Fig. 29) directamente es imposible adivinar el tema que se representa debido a su mal estado de conservación. Por su lado, las pechinas de la cúpula central (Fig. 30) presentan unos colores más vivos, no sabemos si porque la superficie pictórica fue limpiada o porque se repintaron con colores acrílicos alguna de las zonas. Pasara lo que pasara su estado actual también es bastante nefasto, en muchas zonas se ha desprendido la pintura y no se ha vuelto a reintegrar. Cabe apuntar que el estado actual de las pechinas no sabemos al cien por cien si es debido a una mala intervención, a una no intervención o una combinación de ambas. 18 Por último tenemos que hablar de las pinturas ubicadas en los rincones del altar (Fig. 31). Este es otro claro ejemplo de no intervención, estas pinturas no se han tocado por lo que su estado de mala conservación es evidente. Aquí podría incluirse un cuarto ejemplo de no intervención si consideramos que los zócalos de azulejos barrocos mal colocados podrían haber si recolocados correctamente en lugar de dejarlos desordenados tal y como se encuentra actualmente. En este punto de no intervención tenemos que apuntar que en algunos casos no se han llevado a cabo intervenciones por falta de recursos económicos, como por ejemplo el caso de las pinturas del altar para las que sabemos que se pidió un presupuesto de restauración que se tuvo que descartar por no poder afrontarlo económicamente. Protección jurídica del monumento y su declaración como patrimonio El edificio todavía no ha sido declarado como patrimonio. Pese a que los esfuerzos por parte de las autoridades locales han sido notables desde los años 80, la Consellería anuló en 2013 el Plan General de Ordenación Urbana que presentó el ayuntamiento en el que se ponían de relieve, entre otras cosas, los edificios más importantes de la población entre los que se encontraba el del convento. Al no ser aprobado este plan no se recoge el edificio del antiguo convento como patrimonio, para el cual se reclamaba que fuera protegido como Bien de Relevancia Local. Con el cambio de gobierno producido en la población en 2015 se está valorando la opción de volver a presentar el Plan General de Ordenación Urbana. Si algún día se aprobara este plan el edificio del convento se convertiría, como decíamos más arriba, en Bien de Relevancia Local. Aunque el edifico no esté recogido como patrimonio por parte de la Consellería, por lo que no recibe ninguna protección jurídica a nivel nacional y autonómico, desde el Ayuntamiento se tiene una gran concienciación sobre los bienes que alberga la población y se han propuesto una serie de normativas locales para protegerlos, de modo que el edificio del convento goza de protección jurídica local, con el fin de preservarlo, mantenerlo y protegerlo. 19 Actualmente la villa de Enguera cuenta con dos BIC's, el Castillo de la Encomienda y la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel. También tenemos que apuntar que es uno de los pocos municipios españoles que posee la ley de Protección de árboles monumentales. Así mismo nos gustaría incluir en este apartado una pequeña referencia a la ignorancia que se ha mostrado a lo largo de la historia sobre este edificio. Se han consultado un gran número de obras de información general del territorio valenciano con la intención de encontrar alguna referencia artística, histórica o geográfica en la que se mencionara el edificio del convento pero en todos los casos no se ha encontrado nada al respecto. Las obras consultadas han sido: Valencia, escrita por Teodoro Llorente; Geografía general del Reino de Valencia, de Sarthou Carreres; el Catálogo monumental de la provincia de Valencia, realizado por Felipe Garín y Levante, de Elías Tormo. Por lo que respecta a estas obras, hemos decidido no incluirlas en la bibliografía debido a que no han aportado, bajo nuestro punto de vista, ninguna información de valor a este trabajo, lo único que nos ha permitido esta desinformación es confirmar que durante muchos años se ha tenido una gran falta de apreciación sobre el edificio enguerino. Por otro lado se ha consultado el Catálogo monumental de España publicado en el CSIC, en el cual sí que aparece la población de Enguera pero no aparece el edificio del convento, significante de que cuando se llevó a cabo dicho catálogo el monumento pasó desapercibido. En el catálogo sólo se hace mención de los hallazgos que se produjeron en la Cueva de Enguera y de la Iglesia parroquial de San Miguel de Enguera, evadiendo por completo el edificio del convento. Estos ejemplos muestran que la apreciación y consideración que se tuvo sobre el edificio en tiempos pretéritos fue nula. Por último, con la intención de conseguir información acerca del barroco valenciano es hispánico se ha consultado la obra de Joaquín Bérchez Arquitectura barroca valenciana, en la que tampoco recoge nada acerca del Convento de Enguera. Bérchez empieza su estudio con una cronología 20 años posterior a la construcción del convento de nuestro trabajo, por lo que suponemos el edificio no formó parte de su objeto de estudio. Lo único que aparece de Enguera es el "arquitecto" Aparici como maestro de obras destacado, pero es posterior, lo que no sabemos es si el edifico del convento pudo influir en su educación como arquitecto. 20 Conclusión Tanto en las conversaciones con la gente del pueblo como en las actuaciones y preocupaciones que nos han trasmitido las personas al frente de ambos edificios, sobre todo del religioso, hemos apreciado que hoy en día sí que existe una concienciación o preocupación por mantener, proteger y preservar en buen estado los elementos artísticos más destacados. Otro hecho significativo que muestra esta concienciación es el hecho de que, aunque finalmente no se hayan podido llevar a cabo, se hayan pedido presupuestos de restauración tanto para las pinturas como para el suelo del templo, este último muy dañado en algunas zonas por las marcas que dejaron las ruedas de los autobuses. Por otro lado también hay que hacer referencia en este punto a las imágenes donadas por los vecinos de la población. Recordamos que tras la Guerra Civil se quemaron todas las imágenes religiosas excepto una (Fig. 32), por lo que desde su reapertura al público en 1959 la gente del pueblo ha ido donando imágenes al templo bien como ofrenda después de cumplir una promesa o bien por voluntad propia con el fin de engalanar su interior. Una de las últimas donaciones ha sido la puerta de hierro que cierra el acceso a la capilla del sagrario (Fig. 33). En los últimos años se ha producido una puesta en valor sobre el patrimonio de la población bastante significativo. Esta puesta en valor se ha producido sobre todo por parte de las autoridades locales. Bajo nuestro punto de vista pensamos que esta puesta en valor es fruto de dos ideas. Una de ellas corresponde al "movimiento" que se ha producido en los últimos años en muchas poblaciones por destacar y "presumir" con los edificios históricos que se conservan en ellas y atraer turistas y curioso. La otra idea, esta sí confirmada por las autoridades locales, es que se ha creado un equipo de trabajo dentro del ayuntamiento (arqueólogo, cronista, etc.) con una gran conciencia sobre el patrimonio local que ha provocado a su vez que se produzca una puesta en valor sobre el resto de la población y autoridades locales para que aunque no esté recogido como bien por la Consellería se siga protegiendo el edificio. 21 Anexo I: Bibliografía, recursos digitales y fuentes orales - BAS MARTÍN, Nicolás. (et. al.). El archivo parroquial de San Miguel de Enguera. Valencia: Facultad de Teología San Vicente Ferrer, 2001. - GÓMEZ CRUZ, María del Carmen. La desamortización de los bienes del clero secular en el siglo XIX, el partido judicial de Enguera. Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1974. - NAVARRO MARTÍNEZ, Natividad. Demografía y economía de la villa de Enguera durante el siglo XIX. Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1972 - SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. (Dir.). Aproximación a la historia de Enguera. Enguera: Ayuntamiento de Enguera, 1994. - SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. Selección de estudios de la Revista Enguera 2010. Enguera: inédito, 2010. - SUCÍAS APARICIO, Pedro. Apuntes históricos de la Villa de Enguera, 5 tomos. Enguera: Sociedad Cultural Amigos de Enguera, 1994. - http://www.enguera.es - http://pares.mcu.es - ALBERT PÉREZ, ANTONIO. Entrevista realizada entre los días 20/11/2015 y 6/12/2015. - CASTELLANO CASTILLO, JUAN JOSÉ. Entrevista telefónica realizada el 2/12/2015. - MARTÍNEZ APARICIO, MARÍA LUISA. Entrevista realizada el 21/11/2015 y el 6/12/2015. - SANZ GÓMEZ, VICENTE MANUEL. Entrevista oral realizada el 19/11/2015. 22 Anexo II: Imágenes Fig. 1 Vista General del antiguo Convento de Carmelitas Descalzos de Enguera desde el castillo de la Encomienda. Fig. 3 Mapa comarcal de la provincia de Valencia. Fig. 2 Vista general de la oblación de Enguera desde al castillo de la Encomienda. Fig. 4. Aspecto actual del patio de la Casa de la Cultura Manuel Tolsá de Enguera, en origen claustro del convento de carmelitas. Fig. 5. Aspecto actual de la Fachada principal Casa de la Cultura Manuel Tolsá, en origen fachada principal del claustro del convento y después fachada de la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Enguera. 23 Fig. 6. Actual puerta de entrada de los juniors y los catequistas, en origen espacio que comunicaba el templo con el edificio del convento, después se utilizó como escuelas. Fig.7 Puerta principal de la Casa de la Cultura Manuel Tolsá de Enguera con la escultura conmemorativa de Manuel Tolsá. Fig. 8. Estado actual de una de las salas que conforman la actual biblioteca de Enguera situada en la primera planta del antiguo edificio del claustro del convento. Fig. 9. Parte del Museo Etnológico de Enguera situado entre la primera y segunda planta del antiguo edificio del claustro convento. 24 Fig. 11. Estado actual de la cúpula de la Iglesia del Convento de Enguera. Fig. 10. Fachada principal de la Iglesia del Convento de Enguera. Fig. 12. Actual recepción de la Casa de la Cultura Manuel Tolsá de Enguera, antiguo espacio habilitado para el descanso de los agentes Guardia Civil. Fig. 13. Detalle del estado actual de la fachada principal de la Casa de la Cultura Manuel Tolsá de Enguera. 25 Fig. 14 (arriba) y Fig. 15 (izquierda). Detalles de la fachada principal de la Casa de la Cultura Manuel Tolsá en los que se observa la modificación que ha sufrido esta fachada a lo largo de la historia y cómo se han abierto y cerrado vanos en ella. 26 Fig. 16. Espacio situado entre las arcadas y el muro del claustro, reutilizado actualmente a modo de sala de informática. Fig. 18. Aspecto del claustro de la casa de la cultura de Enguera antes de convertirse en casa de la cultura y de que se colocaran las ventanas en sus vanos. Fig. 18. Ventanas que cubren actualmente los vanos de las arcadas del actual patio de la casa de la cultura de Enguera. 27 Fig. 19. Fachada principal del actual Convento de la Sagrada Familia de Nules , en origen convento de Carmelitas Descalzos de Nules. Fig. 20 Fachada principal del Convento del Carmen de Carmelitas Descalzos de Santiago de Compostela, extraída de: delaruecaalapluma.files.wordpress.com Fig. 21. Estado actual de las dos puertas laterales de la actual Iglesia del Convento de Enguera, tapiadas en algún momento, posiblemente tras la Guerra Civil. 28 Fig. 22. Aspecto actual de la mitad inferior de la parte central de la fachada principal de la actual Iglesia del Convento de Enguera, en la que se pueden observar los dos vanos laterales del "arco de triunfo" tapiados. Fig. 23. Aspecto actual del zócalo derecho de azulejos barrocos situado en el acceso a la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera. 29 Fig. 24. Aspecto actual del zócalo izquierdo de azulejos barrocos situado en el acceso a la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera. Fig. 24. Aspecto que presenta actualmente el interior de la Iglesia del Convento de Enguera tras su último "lavado de cara". 30 Fig. 26. Detalle del "brochazo" de pintura sobre la obra original de una de las pechinas de la pequeña cúpula de la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera. Fig. 27. Pintura situada en la pared del transepto en la que se encuentra la entrada a la capilla del sagrario. En ella se observa cómo se pintaron de blanco las zonas entre los personajes y los elementos ornamentales cubriendo en algunas zonas, sobre todo de los bordes, detalles de la pintura original. También se puede observar en esta fotografía el mal estado que presentan algunas de las zonas de la superficie pictórica. 31 Fig. 28. Collage en el que se recogen las cuatro pechinas de la cúpula de la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera. 32 Fig. 29. Detalle de una de las pechinas de la cúpula de la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera en la que se puede observar el mal estado de conservación en el que se encuentra. Fig. 30. Collage en el que se recogen las cuatro pechinas de la cúpula central de la Iglesia del Convento de Enguera. 33 Fig. 31. Vista general del altar mayor de la Iglesia del Convento de Enguera en la que se aprecian las dos pinturas originales que no han podido ser restauradas. Fig. 32. Única imagen religiosa que no fue destruida durante el trascurso de la Guerra Civil. Fig. 33. Puerta de hierro que cierra el acceso a la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera. 34