Convento Carmelitas Descalzos de Enguera De san José y Santa

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Convento Carmelitas
Descalzos de De San José y
Santa Ana de Enguera
© Bernardo March
Historia y gestión del patrimonio artístico
3º Grado Historia del arte
Emilio Jesús Díaz García
Índice:
- Prefacio…….……………………………………………………….3
- La Villa de Enguera………………………………………………...5
- Convento de Carmelitas Descalzos de San José y Santa Ana...........7
- Consecuencias
y
"reutilizaciones"
del
conjunto
tras
la
desamortización de Mendizábal 1835-2015………………………….10
- Intervenciones, transformaciones y conservación………………...13
- Protección jurídica del monumento y su declaración como
patrimonio……………………………………………………………19
- Conclusión………………………………………………………...20
- Anexo I………………………..…………………………………..21
- Anexo II…………………………...………………………………22
2
Prefacio
Poco ha sido lo que se ha escrito acerca del convento de Carmelitas Descalzos de
Enguera (Fig. 1). Apenas se han editado unos pocos artículos en los que se hace alguna
referencia histórica del convento, como por ejemplo el artículo que Vicente Manuel Sanz
Gómez, cronista de la villa e historiador, publicó en la revista de Enguera en 2010 en el que a
través de un dossier de prensa que editó el Ateneo Mercantil de Valencia en ese mismo año,
en el que se recogía un manuscrito que hacía referencia a dicho convento titulado 1649. Libro
sobre la fundación del Convento de San José y Santa Ana de Enguera, resume en unas pocas
páginas el proceso de fundación del convento1. En otros artículos, también publicados en las
revistas de Enguera desde el año 1958 hasta 2015 y recogidos en la sección dedicada a
estudios, se dan algunas pinceladas, en párrafos de unas cuatro o cinco líneas, en relación con
algún acontecimiento acaecido en el convento como por ejemplo los sucesivos cambios de
Prior al frente del mismo o una excavación que tuvo lugar el 30 de agosto de 1661 en busca
de un pozo para abastecer de agua a los Religiosos Carmelitas2.
Si respecto a la historia del convento hay poca información recogida, el campo
artístico no ha corrido mejor suerte. En este ámbito se ha encontrado información muy escasa
que únicamente hace referencia a elementos artísticos del convento, sobre todo del templo,
con la intención de nombrar o enumerar aquellos elementos del conjunto que pueden ser
objeto de interés cultural por parte del visitante, es decir, con el objetivo de “vender” aquello
que puede ser atractivo para el turista. Las referencias que se han encontrado hablan muy por
encima del estilo arquitectónico del edificio del templo, sin descripción alguna de elementos,
de un conjunto de azulejos que se conservan en el interior del mismo y de algunos de los
frescos que decoran las pechinas y algunas zonas de las paredes del templo, como decíamos
1
SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección
de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, pp. 3-9.
2
SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Villa de Enguera en el Reinado de Felipe IV (1621-1665)”. Revista de
Enguera 2002, 2003, pp. 164-172.
3
más arriba haciendo más hincapié en su interés cultural, que no en un estudio históricoartístico adecuado y completo3.
Hasta el momento tampoco hemos encontrado ningún estudio dedicado a las
intervenciones, restauraciones y rehabilitaciones que ha sufrido el conjunto y los distintos
usos que se le ha dado a los diferentes espacios del convento a lo largo de su historia.
Tampoco hemos podido encontrar información escrita acerca de cómo y cuándo se han
llevado a cabo las distintas intervenciones en el conjunto, no sabemos si porque se hicieron
sin ningún tipo de criterio, estudio previo y plan de actuación o porque todavía no hemos
tenido la oportunidad de encontrarla. Lo mismo ocurre con su declaración como patrimonio,
aún a la espera de ser aprobada.
Llegados a este punto, en el que la falta de bibliografía y estudios previos es obvia, y
pese a la dificultad que se nos planteaba, no cambiamos nuestro objeto de estudio ni el
monumento elegido, sino que decidimos dar un giro fundamental en la búsqueda de
información, acudiendo directamente a las fuentes que nos podían proporcionar información
directa: los archivos y las entrevistas con los estudiosos de la villa. En el punto de mira están
el Archivo Municipal de Enguera, el Archivo Parroquial de Enguera y el Archivo de la Orden
de los Carmelitas de Valencia, aunque tenemos que reconocer que todavía no hemos tenido la
oportunidad de consultar de primera mano dichos archivos. Debido a este motivo gran parte
de la información que corresponde a los apartados relacionados con la asignatura titulados
Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la desamortización de Mendizábal 18352015 e Intervenciones, transformaciones y conservación, ha sido fruto de diversas entrevistas
mantenidas con "estudiosos" o "sabios" de la villa (cronista, sacristán, etc.), que en mayor o
menor medida han trabajado los archivos y, gente del pueblo que participó o ha participado en
algunas de las intervenciones o que en algunos casos aún recuerdan qué funciones y qué
actividades se llevaban a cabo en el conjunto.
Por último, tras estas consideraciones previas, sólo nos falta indicar que el presente
trabajo tiene como objetivo principal de estudio las intervenciones que se han llevado a cabo
en los dos edificios que componen el convento de Carmelitas Descalzos de San José y Santa
Ana de Enguera a lo largo de su historia y los diferentes usos para los que han sido
reutilizados. También daremos algunas pinceladas de cómo se conservan actualmente algunos
3
www.enguera.es/page/patrimonio-cultural
4
de los elementos artísticos más destacados y las intervenciones o no intervenciones que se han
realizado sobre ellos. Al no ser objeto de estudio la vertiente artística de los monumentos no
haremos descripciones formales ni estilísticas de los edificios y obras que se traten en este
trabajo. Sin embargo, sí que consideramos necesario incluir una pequeña aproximación
histórico-geográfica tanto a la villa de Enguera como a la Orden Carmelita que se instaló en
ella, haciendo especial énfasis en su proceso de fundación ya que ha sido del acontecimiento
histórico relacionado con el convento del que más información se ha podido recabar.
La Villa de Enguera
La población de Enguera (Fig. 2) se encuentra situada en la comarca de la Canal de
Navarrés ubicada en la zona del interior de la provincia de Valencia (Fig. 3) a escasos
kilómetros del municipio de Xàtiva. Hoy en día es una villa muy conocida por sus parajes
naturales y sus rutas de senderismo que recorren toda la sierra de Enguera en la que se ubica
su famoso castillo desde dónde, en un día nítido, se puede llegar a ver el mar. Su economía
depende fundamentalmente de la explotación agraria del olivo y de la explotación del entorno
natural, aunque, cada vez más, va ganando importancia la fuente económica derivada del
turismo gracias a los últimos trabajos por poner de relieve el patrimonio cultural que tiene la
villa (Museo Arqueológico, monumentos, página web, acondicionamiento rutas de
senderismo, etc.).
Por lo que respecta a su pasado, ya desde la prehistoria se tienen noticias de
asentamientos en la zona del actual término municipal de la población. De hecho existen
varias cuevas y abrigos en la comarca en las que se han encontrado pinturas rupestres.
Gracias al descubrimiento de la Cueva de Enguera en el siglo XIX, en la que se
encontraron varios cadáveres y un hacha de cobre, y sus posteriores estudios se ha podido
confirmar que en el Eneolítico o en la Edad del Bronce ya existía algún tipo de poblado o
asentamiento en los alrededores de Enguera4.
4
APARICIO PÉREZ, José. "La cueva de Enguera, de los muertos, de las calaveras o de las maravillas". En: S ANZ
GÓMEZ, Vicente Manuel. (Dir.). Aproximación a la historia de Enguera. Enguera: Ayuntamiento de
Enguera,1994, pp. 17-23.
5
En la segunda mitad del siglo XX se llevó a cabo un proyecto de investigación
arqueológica por parte del S.I.P. que dio como fruto el hallazgo de un importante
asentamiento ibérico en las inmediaciones del término municipal de Enguera fechado por
Domingo Fletcher Valls entre los siglos IV y I a.C. Actualmente el poblado es conocido con
el nombre de Cerro de Lucena de Enguera5.
Durante los siglos posteriores no se han encontrado restos arqueológicos ni referencias
escritas en las que se recoja información sobre Enguera y sus alrededores, aunque algunos
especialistas defienden que no hay indicios para pensar que Enguera, o por lo menos su
castillo, no hubieran existido en época islámica o anterior. Hay que esperar hasta el siglo XII
para encontrar alguna referencia fiable en la que aparezca el nombre de Enguera. En este
sentido, en el siglo XII Al-Idirsi hace referencia al iqlim o comarca de Enguera, situando a la
propia villa como “capital” de dicha comarca lo que hace pensar que en el siglo XII Enguera
“no fue un mero enclave islámico, sino un importante centro administrativo, y por ende,
económico-comercial, con un peso notable en su comarca”6.
Tras la conquista cristiana y la firma del Tratado de Almizra (1244) la villa de
Enguera quedó bajo el dominio de la Corona de Aragón y continuó siendo uno de los
principales núcleos de la zona. El siglo XVII es el momento de máximo esplendor religioso
de la villa, momento en el que culminan las obras de la parroquia de San Miguel y se
conceden los permisos necesarios para la fundación del convento de los Carmelitas
Descalzos, edificio objeto de nuestro estudio. Este momento de auge religioso coincide con
un crecimiento en la economía local gracias a las manufacturas de los paños de lana a partir
de 1606. Durante los siglos XVIII y XIX la villa se ve afectada, al igual que la mayoría de los
territorios de la Península, por la inestabilidad política que había en ese momento en el
Estado, pero sobre todo es azotada por varios episodios de peste y cólera que afectarán al
desarrollo de la población provocando épocas de grandes dificultades tanto demográficas
como económicas7. No hay que pasar por alto la catástrofe que debió suponer para la gente de
5
SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "El poblado ibérico del Cerro de Lucena". En: ibídem, pp. 35-37.
6
FRANCO SÁNCHEZ, Francisco. "Noticia de Enguera en el siglo XII". En: ibídem, pp. 59-64.
7
NAVARRO MARTÍNEZ, Natividad. Demografía y economía de la villa de Enguera durante el siglo XIX. Tesis
Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1972, pp. 32-40.
6
esta villa el terremoto que el año 1748 sacudió la zona de manera tan agresiva que aún hoy
está presente en la memoria colectiva de la población.
El siglo XX es un siglo en el que, quitando las consecuencias de la Guerra Civil, no se
producen grandes acontecimientos históricos en la villa, sin embargo sí es el siglo en el que,
sobre todo a partir de los años 40, se va a ir configurando su fisonomía y poco a poco se irá
transformando en el pueblo que es hoy en día.
A partir de la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI será cuando se
empiece a tener conciencia sobre el patrimonio que se conserva en la villa y también cuando
se lleven a cabo los principales trabajos de restauración y conservación sobre sus
monumentos.
Convento de Carmelitas Descalzos de San José y
Santa Ana
La Orden de los Carmelitas Descalzos, Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo,
surgió en torno al siglo XII cuando San Bartolo del Monte Carmelo y un grupo de ermitaños,
inspirados en el profeta Elías, se retiraron a vivir al Monte Carmelo considerado el jardín de
Palestina. La regla básica tanto al inicio de esta Orden como después del Concilio de Trento,
estaba basada en la vida centrada en Dios con toda sencillez y pobreza lo que explica la
austeridad de sus arquitecturas y manifestaciones artísticas.
En Enguera todo comenzó en el año de 1647 cuando Juan Fabra, notario enguerino de
posición acomodada, con la colaboración de D. Fernando Pujades Borja conde de Anna y
señor de Enguera, decidió emplear parte de sus riquezas en la fundación de un convento. Con
esta voluntad y “tras la lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús, comenzó a levantar en la
partida entonces llamada de la Cruz de Piedra una Iglesia con la traza y modelo que tenían las
de la Orden, con la habitación y oficinas para cuatro o cinco religiosos”8. Mientras estaba
llevando a cabo esta empresa falleció dejando como legado en el testamento 12.000 libras, la
mitad de sus fincas y 200 ducados anuales que se debían dedicar a la fundación y
construcción de un convento de los hijos de Santa Teresa (carmelitas). El padre Fray Juan de
8
SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección
de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 6.
7
San Jerónimo, tras enterarse del legado que Juan Fabra había dejado para la fundación del
convento envió a Fray Tomás de Santa Teresa para que valorara el legado que éste les había
dejado. Una vez hubo valorado dicho legado “lo consideró insuficiente y desaconsejó la
fundación del convento en Enguera”9.
Poco tiempo después Tomás de Santa Teresa reconsideró la opción de fundar el
convento gracias a la insistencia de un religioso carmelita natural de Enguera, José de Santa
Teresa, quién además le puso en contacto con el Síndico de la Villa Damián Sanchiz. En un
primer momento éste también rechazó la petición de ayuda para la fundación del convento, ya
que la villa estaba poniendo gran empeño económico en la finalización de la Parroquia de San
Miguel y en la guerra en Cataluña. Según las fuentes, parece ser que poco después y tras la
lectura de la Vida de Santa Teresa de Jesús cambió de opinión,
decidiendo acudir
personalmente al Convento de San Felipe de Valencia para anunciarlo a las autoridades
competentes10. Así “tras los oficios del día de todos los santos de 1648, el Consejo General de
Vecinos, formado por más de 350 votos, aprobó la fundación del convento y también que se
le donasen anualmente 200 ducados con la obligación de cumplir condiciones como: ayudar a
bien morir a los vecinos siempre que fuesen llamados y predicar la cuaresma y algunos otros
sermones”11.
Tras unos problemas con el clero local de la villa y la firma de unas Capitulaciones
con dicho clero, el miércoles santo de 1649 fueron enviados los primeros religiosos desde la
Orden: Fray Juan del Espíritu Santo, Fray Juan de la Cruz, Fray José de Santa Teresa y Fray
Antonio de Jesús María, quienes se ubicaron en el Hospicio previsto
para la toma de
posesión. Poco tiempo antes de que se tomará posesión oficial del Convento se produjeron
otros inconvenientes con el mismo clero y el poder local de la villa, los cuales querían obligar
a los religiosos a que se encargaran de la enseñanza de la gramática a los jóvenes de la villa.
Este problema se solucionó tres años más tarde cuando los carmelitas renunciaron a 100 de
9
SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En: Selección
de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 6.
10
Ibídem, p. 6.
11
Ibídem, pp. 6-7.
8
los 200 ducados anuales que recibían por parte de la villa para quedar exentos de cumplir con
esta actividad12.
Es finalmente el 8 de mayo de 1649 cuando “a las dos de la mañana llegó a Enguera el
hermano carmelita Jesús María con la licencia firmada por el Vicario General de la Orden
para poner el Santísimo Sacramento y cartas del Inquisidor Juan Chacón y del Prior del
convento carmelita de San Felipe en Valencia en las que se instaba a tomar posesión del
Convento”13. Ese mismo día a las 3 de la mañana se realizó la misa inaugural. Según cuenta
Sucías “en el año de 1650 a 51 comenzaron los primeros trabajos para la edificación de
Carmelitas Descalzos de nuestra Villa”14.
A partir de este momento la actividad en el convento sólo se interrumpió durante la
Guerra de la Independencia (1808-1814), y cesó en 1835 tras el decreto de Exclaustración de
25 de julio del mismo año, aprobado dentro de las medidas desamortizadoras promulgadas
por Mendizábal15. Así el 12 de agosto de 1835 el comisionado, el alcalde de Enguera y el
Prior del convento procedieron al inventario del convento e iglesia carmelitas16. Según Pedro
Sucías el día 29 de agosto de 1835 abandonaban los carmelitas el convento de Enguera17.
Debido a que el objeto del presente trabajo no es hacer descripciones formales ni
estilísticas de los edificios ni de las obras conservadas en ellos, pasaremos directamente a los
apartados principales en los que se recoge el objeto principal de estudio.
12
Ibídem, p. 8.
13
SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En:
Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 8.
14
SUCÍAS APARICIO, Pedro. Apuntes históricos de la Villa de Enguera, tomo II. Enguera: Sociedad Cultural
Amigos de Enguera, 1994, p. 109.
15
SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. "La fundación del convento de carmelitas descalzos de Enguera". En:
Selección de estudios de la Revista Enguera 2010, inédito, 2010, p. 9.
16
SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Villa de Enguera en el Reinado de Isabel II (1833-1868)”. Revista de
Enguera 2003, 2003, pp. 239-250.
17
SUCÍAS APARICIO, Pedro. Apuntes históricos de la Villa de Enguera, tomo III. Enguera: Sociedad Cultural
Amigos de Enguera, 1994, pp. 87-88
9
Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la
desamortización de Mendizábal (1835-2015)
Tras la exclaustración el conjunto pasó a manos del Estado lo que provocó que
estuviera abandonado durante 6 o 7 años. En 1842 la reina Isabel II concedió por Real
Decreto la propiedad del convento de Carmelitas Descalzos a la villa de Enguera18. A partir
de este momento el convento queda divido en dos espacios, el templo, conocido actualmente
como Iglesia del Convento o Convento a secas, y el edificio de las dependencias del claustro,
actual Casa de la Cultura, que correrán distinta suerte y cada uno se reutilizará de manera
distinta y para usos diversos.
Comenzaremos el apartado de las reutilizaciones haciendo referencia al edificio del
claustro, al cual nos referiremos también como edificio del convento o claustro del convento,
donde en origen se encontraban las dependencias de los religiosos (Fig. 4).
La primera reutilización, o aprovechamiento del edificio, se produce durante uno de
los episodios más agresivos de cólera que sufrió la villa entre los años 1833-1834 en el que se
habilitó un hospital en las dependencias del claustro del convento. Natividad Navarro dice así:
“En 1833-34 […] como consecuencia de esta gran epidemia se constituye la Junta de Sanidad
para que tomara las medidas oportunas para evitar que la villa fuera atacada. De este modo se
establece un hospital para enfermos contaminados en el ex-convento”19. Hay que puntualizar
que el texto recoge la palabra "ex-convento" en las fechas de 1833-1834 cuando sabemos a
ciencia cierta que todavía era un espacio dedicado a la actividad religiosa, por lo que nos
decantamos por la posibilidad de que se compaginaran ambas actividades en el edificio y se
habilitaran algunas dependencias del convento que estuvieran en desuso para instalar allí un
hospital improvisado, ya que por estas fechas el número de religiosos instalados en el
convento no superaba los 9. Pese a que nos decantemos por esta opción también cabe la
posibilidad de que haya un error de fechas y la palabra "ex-convento" esté mal utilizada ya
que fue desamortizado en 1835.
18
SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Villa de Enguera en el Reinado de Isabel II (1833-1868)”. Revista de
Enguera 2003, 2003, pp. 239-250.
19
NAVARRO MARTÍNEZ, Natividad. Demografía y economía de la villa de Enguera durante el siglo XIX. Tesis
Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1972, p. 33.
10
Las siguientes noticias que tenemos es que durante casi cien años se instaló en el
edificio la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Enguera (Fig. 5), concretamente entre los años
1852-1961. La primera referencia respecto a este hecho que hemos encontrado es que en el
año 1851 se cede como espacio para albergar la Casa Cuartel el casino que estaba ubicado en
el convento, comenzando y alargándose los trabajos de rehabilitación y acondicionamiento
del local durante el año de 1852, instalándose una delegación de la Guardia Civil en el lugar
ese mismo año. Esta reutilización llega a su fin a finales de la década de los 50 del siglo
pasado cuando al parecer, o así lo expresaban los guardias que se albergaban en él, el edificio
del convento se quedaba corto para albergar el cuerpo de la Guardia Civil y sus diversas
actividades, por lo que en 1950 el Ayuntamiento ofreció todo el edificio del convento para
que ejerciera la función de Casa Cuartel, opción que se declinó en 1956 cuando el
Ayuntamiento decidió comprar un terreno en el que se edificó la nueva Casa Cuartel de la
Guardia Civil de Enguera inaugurada el 1 de agosto de 1961 dejando libre el edificio del
convento20. Sabemos que durante algunos intervalos de tiempo se combinó la función de
Casa Cuartel con otras funciones y actividades que se llevaban a cabo en otros espacios y
dependencias del edificio.
Tras el traslado del cuerpo de la Guardia Civil a su nuevo emplazamiento el edificio
del convento permaneció cerrado durante casi 30 años (1961-1987) o, por lo menos no se ha
encontrado referencia alguna en la que se refleje algún tipo de actividad en el edificio.
Como decíamos más arriba, combinada con la función de Casa Cuartel de la Guardia
Civil y ubicadas en otro de los espacios del convento, que en origen servía para conectar el
templo con las dependencias de los religioso y que se encuentra situado entre la iglesia y el
edificio del claustro (Fig. 6), se habilitaron las escuelas de Enguera que permanecieron allí
instaladas hasta la construcción de las nuevas escuelas. Hoy en día este espacio es utilizado
para albergar las actividades de los juniors de Enguera y para las clases de catequesis.
Aunque tampoco hemos encontrado las fechas exactas ni qué espacios exactos
ocuparon, sabemos que también se ubicó en el edificio del convento el Juzgado, posiblemente
compartiendo la planta baja con la Guardia Civil, y la cárcel del Partido Judicial ocupando el
20
SIMÓN MARTÍNEZ, Manuel. “La Guardia Civil de Enguera (1852-1994)”. Revista de Enguera 1994, 1994, pp.
147-152.
11
espacio de la cripta que hay situado en la parte baja entre ambos edificios (iglesia y convento)
(Fig. 6).
Desde 1987, año de su inauguración, el edifico cumple la función de casa de la cultura
con el nombre de Casa de la Cultura Manuel Tolsá (Fig. 7). Actualmente se recogen en el
edificio varios espacios con distintas funciones y, cómo se indica en la web oficial del
ayuntamiento de Enguera, es el eje de la vida cultural de la población por las diversas
funciones que ha adquirido21. En la planta baja se han instalado la recepción y diversas salas
multifunciones para conferencias, cursos, reuniones, etc.; en el primer piso se ha ubicado la
Biblioteca (Fig. 8), un pequeño Archivo Fotográfico y una sala multifuncional; el segundo
piso se ha habilitado para albergar el Archivo Municipal, el Museo Etnológico (Fig. 9) y la
Casa Enguerina y, por último, el espacio del patio del claustro se utiliza para realizar
conciertos, sobre todo en verano, de diversos estilos musicales22 (Fig. 4).
Por su lado el edificio del templo, actual Iglesia del Convento (Fig. 10), no fue, ni es,
tan polifacético como el del claustro pues, durante la mayor parte del tiempo transcurrido tras
la desamortización, ha seguido cumpliendo con su función cultual, aunque, como veremos,
también fue reutilizado para diversas funciones.
Cuando la reina Isabel II cedió la propiedad del convento a la Villa de Enguera en
1842 la iglesia retomó su función como espacio cultual. Fue reabierta al culto ese mismo año
bajo la dependencia de la Parroquia del pueblo de la que, uno o dos días a la semana, se
desplazaba el párroco a oficiar las misas. Este uso se prolongó hasta el inicio de la Guerra
Civil en 1936 cuando, tras unos incidentes, el interior del templo sufrió graves daños y las
imágenes de culto que se albergaban en él fueron destruidas y quemadas.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el edificio quedó completamente
arrasado y sus figuras de culto fueron quemadas, quedando inservible para albergar
actividades de carácter cultual. De este modo el edificio de la iglesia pierde su función
original y es utilizado como almacén de leña y mercado de carbón.
21
www.enguera.es/page/patrimonio-cultural
22
Ibídem.
12
Una vez finalizada la Guerra Civil y, durante un periodo bastante extenso de tiempo,
1939-1958 aproximadamente, se utilizó como garaje de autobuses albergando los autobuses
de la propiedad de la compañía Granero, actual Togsa, que cubría la línea Enguera-Valencia Valencia-Enguera, entre otras. En 1959 se traslada la empresa a otra lugar dejando libre el
espacio del templo.
A partir de ese mismo año, la iglesia vuelve a recuperar su función original y es
reabierta al culto celebrándose la primera misa el Domingo de Ramos de 1959. Actualmente
es conocida como la Iglesia del Convento y continua siendo el foco secundario de culto en la
población, por detrás de la Parroquia de San Miguel. En ella se celebran actualmente dos
misas por semana, los miércoles por la tarde y los domingos por la mañana, además de acoger
otras actividades religiosas que se llevan a cabo en Enguera.
Intervenciones, transformaciones y conservación.
Antes de comenzar con el desarrollo de este apartado hemos de hacer unas
consideraciones generales. En algunos casos no hemos podido corroborar al cien por cien en
qué consistieron las reformas ni de qué modo afectaron o modificaron el aspecto original del
edificio ya que no se han encontrado documentos fotográficos ni escritos que nos hayan
ayudado a contrastar el aspecto original o pasado de ambos edificios con el aspecto que
presentan actualmente. Lo mismo ocurre con los elementos artísticos del interior, sobre todo
de la Iglesia del Convento, de los que tampoco se han encontrado documentos para poder
hacer dicha comparación.
La primera intervención de la que tenemos constancia, y la única que se podría
considerar como restauración, se llevó a cabo en el año 1748 cuando después del gran
terremoto que sacudió la zona se vino abajo la cúpula del templo (Fig. 11). Las obras de
restauración se iniciaron ese mismo año y cuatro años después, en 1752, se daban por
finalizadas, restableciendo la actividad religiosa.
El resto de intervenciones que conocemos se produjeron después del año 1835 tras la
desamortización de Mendizábal. Empezaremos con las intervenciones que se realizaron en el
edificio del claustro, actual Casa de la Cultura, y finalizaremos con las que se llevaron a cabo
en el edificio del templo, actual Iglesia del Convento, incluyendo las intervenciones y no
13
intervenciones que se han llevado a cabo sobre sus elementos artísticos más destacados como
por ejemplo las pinturas del interior.
La primera intervención de la que tenemos constancia en el edificio del claustro es la
rehabilitación y acondicionamiento para albergar la Casa Cuartel de la Guardia Civil llevada a
cabo durante el año de 1852. No hemos podido ratificar en qué consintieron exactamente los
trabajos de rehabilitación y acondicionamiento pero sabemos que las plantas superiores del
convento se rehabilitaron para instalar las viviendas de los guardias y en la planta baja se
habilitaron despachos y zonas de descanso. Aunque no hemos averiguado en qué consistieron
y qué tipo de transformaciones sufrió el edificio, es de suponer que, con la poca conciencia
que existía en esos momentos sobre el patrimonio inmueble, no se siguiera ningún criterio ni
programa de actuación, sino que se buscara más hacer un espacio práctico y efectivo para el
uso que iba a ser destinado que intentar respetar su aspecto original o, por lo menos, respetar
algunos de los elementos más destacados, artísticamente hablando, que podrían haber sido
dignos de ser declarados como patrimonio en el futuro. En 1934 se procede a realizar una
segunda mejora en el Acuartelamiento de la Guardia Civil que consistió en una serie de
reformas y ampliaciones en los locales para el alojamiento. Tampoco hemos podido averiguar
qué se hizo, pero suponemos que, aunque las leyes de patrimonio estaban algo más
desarrolladas que en 1852, prevaleció de nuevo la opción de hacer espacios prácticos y
efectivos frente al respeto por el edificio.
Ya en el siglo XX se llevó a cabo una rehabilitación de la cripta, para albergar la
cárcel, y el espacio que existía entre el templo y el convento donde se ubicaban las escuelas.
A principios del XXI se volvieron a hacer unos pequeños trabajos de mejora y
acondicionamiento del espacio con el fin de acoger el aula de los juniors y de la catequesis.
Ambos trabajos consistieron básicamente en el acondicionamiento del lugar para la función
que iban a desempeñar
El último trabajo de rehabilitación y transformación que sufrió el edificio se produjo
en la década de los años 80 para instalar la Casa de la Cultura. En este caso tampoco sabemos
en qué consistió exactamente la reforma, pero según hemos podido saber consistió en renovar
y habilitar los distintos espacios que ya habían creados para instalar en el edificio las diversas
funciones para las que iba a ser destinado (para saber las funciones ver apartado
Consecuencias y "reutilizaciones" del conjunto tras la desamortización […]). De este modo
14
nos decantamos por la opción de que, en cierta medida y siempre que fue posible, se
intentaron aprovechar las estancias que se habían habilitado anteriormente sin modificar a
groso modo la fisonomía que presentaba el edificio en años anteriores (Fig. 12).
Por lo que respecta a la fachada del edificio (Fig. 13), haciendo un exhaustivo examen
visual, se puede observar como también ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia:
ventanas y puertas tapiadas, nuevos vanos abiertos, arquillos de descarga cegados, etc. (Fig.
14 y 15).
La última intervención que se produjo en el edificio fue el cerramiento de las arcadas
del claustro del primer y segundo piso, intervención que se llevó a cabo a principios del siglo
XXI y cuyos objetivos principales eran aprovechar el pasillo que quedaba entre los arcos del
claustro y los muros que cierran este espacio (Fig. 16) y paliar el frío en los mese de invierno.
En esta intervención sí que se tuvo en cuenta la estética del edificio y se optó por, en lugar de
cerrar el espacio con un muro, colocar una especie de ventana en cada vano del arco que
cubre desde el intradós hasta el suelo y que tiene la opción de abrirse o cerrarse (Fig. 17). De
este modo se ha conseguido dar la sensación de espacio abierto, igual que lo era en origen,
por lo que se puede aceptar que es una de las primeras medidas que se tomaron con la idea de
mantener el aspecto original del edificio o por lo menos con el objetivo de respetar el
elemento más característico del conjunto (Fig. 18). Cabe apuntar que además de ser una
opción que modifica cuanto apenas la estética del claustro, también es reversible y se podría
retirar si fuera necesario sin dañar ningún elemento del edificio.
Las intervenciones que se llevan a cabo actualmente en el edificio son las necesarias
para su mantenimiento: arreglo de humedades, arreglo de desperfectos, limpieza,
acondicionamiento de espacios, etc. Al ser un edificio en constante uso hay personal que se
dedica exclusivamente a realizar estas tareas.
A modo de corolario podemos afirmar que el espacio del convento que menos
alteraciones ha sufrido desde su origen es la parte del claustro, actual patio de la Casa de la
Cultura. Es el único elemento del edificio que, en cierta medida, se ha respetado en todas las
épocas, no sabemos si porque nunca fue necesario cerrar o tapiar los vanos de los arcos hasta
el siglo XXI, cuando ya se tenía consciencia de su valor histórico-artístico, o porque desde un
principio ya se intentó respetar este espacio por ser el más particular de todo el edificio.
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Por su lado, sabemos que el edificio del templo, actual Iglesia del Convento, durante el
periodo en que volvió a ser utilizada como espacio de culto (1842-1936) únicamente se
llevaron a cabo las intervenciones necesarias de mantenimiento para poder continuar con la
actividad cultual en su interior.
Como decíamos más arriba durante la Guerra Civil (1936-1939) sirvió como mercado
de carbón y leña, y posteriormente (1939-1958) como garaje de autobuses. Durante estas dos
etapas no se llevó a cabo ninguna intervención ni de mantenimiento ni de conservación por lo
que la iglesia sufrió un gran deterioro, sobre todo en su interior y en algunos de sus elementos
artísticos más destacados como por ejemplo los azulejos de época barroca que formaban el
zócalo en las partes más importantes del edificio o las pinturas murales. Según se nos ha
informado el exterior del edificio no sufrió ninguna alteración, cosa que como vamos a
demostrar es totalmente errónea.
Comenzaremos describiendo las distintas intervenciones que se produjeron sobre el
edificio del templo hablando de la fachada principal (Fig. 10). Para ello, y al no encontrar
ninguna referencia escrita ni ningún testimonio oral fiable, hemos utilizado los ejemplos de la
actual iglesia del Convento de la Sagrada Familia de Nules (Fig. 19), antiguo convento de
carmelitas descalzos cuya edificación se atribuye al mismo "arquitecto" que el convento de
Enguera, y de forma secundaria el Convento del Carmen de Carmelitas Descalzas de Santiago
de Compostela (Fig. 20).
Si comparamos las tres fachadas se puede observar como dentro de la orden existía
una "norma" o una tradición que se debía seguir a la hora de proyectar y edificar una nueva
iglesia en la fundación de un convento. Este hecho es interesante para empezar a plantearse
que algo en la fachada de Enguera no encaja. Para confirmar nuestra propuesta compararemos
la fachada principal de Nules con la fachada principal de Enguera (Fig. 10 y 19). Se sabe que
ambas fueron obra de Fray José de la Concepción, y analizando detenidamente todos los
elementos de ambas fachadas se ve claramente que encajan, lo que nos hace pensar que en
origen fueron fachadas "gemelas". En la de Nules aparecen dispuestas en la mitad inferior dos
puertas laterales y una puerta central, a modo de arco de triunfo romano, que da paso a una
especie de pronaos muy estrecha tras la cual se sitúa la puerta que da acceso al templo. Toda
la mitad superior es exactamente igual que la de Enguera con ínfimas variaciones. Este hecho
nos hace pensar que la mitad inferior de la de Enguera sería exactamente igual que la de Nules
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y que en algún momento de la historia del edificio enguerino se decidió tapiar las puertas
laterales y dos de los tres vanos del acceso central, dejando únicamente el acceso central libre
para la entrada y salida del edificio (Fig. 21 y 22). Esta propuesta también se apoya en el
edificio compostelano cuya mitad inferior corresponde claramente al de Nules y lo que
refuerza la propuesta de que en origen el de Enguera tendría la misma disposición. Por lo que
queda demostrado que sí que se produjo una transformación en el aspecto exterior original del
edificio, que se basó en tapiar los vanos que posiblemente ya no eran necesarios para la
función que debía llevar a cabo el edificio.
Otra de las intervenciones que se llevaron a cabo en el exterior del templo se produjo a
finales del siglo XX y consistió en el arreglo de las goteras que había en algunas partes del
tejado del templo.
Por lo que respecta al interior del templo es a partir de 1959, cuando el edificio se
queda vacío y se valora la opción de reabrirlo como esp acio de culto, cuando se llevan a cabo
todas la intervenciones de conservación y acondicionamiento que conocemos. La primera
intervención que se llevo a cabo fue en el mismo año de 1959 y consistió en limpiar y
acondicionar la iglesia para poder empezar con la actividad cultual. Sin embargo, las
intervenciones más destacadas se producirán en las décadas siguientes y a inicios del siglo
XXI. En este caso tenemos ejemplos de malas intervenciones, buenas intervenciones y no
intervenciones. Cabe apuntar que intervenciones que consideremos realmente buenas no
hemos apreciado ninguna ya que todas las intervenciones que se han hecho han tenido como
consecuencia algún efecto negativo sobre el original.
El ejemplo de mala intervención más claro que hemos encontrado es la "restauración"
que se realizó en el interior del edificio consistente en la reintegración de dos zócalos de
azulejos de época barroca (Fig. 23 y 24). Como se puede observar en las imágenes no se
siguió ningún criterio de restauración ni se llevó a cabo ningún estudio previo a la colocación
de los azulejos sino que se recogieron del suelo y se colocaron en la pared tal y como a los
obreros que se encargaron de la obra les pareció oportuno, desdibujando el aspecto y el
dibujo original de la decoración de los azulejos, que no sabemos cómo era en origen.
Otra de las intervenciones, que consideramos que está entre buena y mala intervención, se
llevó a cabo alrededor del cambio de siglo. Esta intervención, consistió en renovar el aspecto
interior de la iglesia pintando sus bóvedas, paredes, techos y cúpulas, "respetando" las
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pinturas al fresco originales (Fig. 25). En este momento ya se tenía cierta conciencia sobre el
valor histórico-artístico del conjunto por lo que los encargados de llevar a cabo la empresa
intentaron respetar aquellos elementos pictóricos que destacaban por encima del resto y que
era necesario conservar, es decir, las dos pinturas murales que se conservan en el templo y las
pinturas de las pechinas. Pese a que la intención de respetar las pinturas originales estaba
presente, no se tuvo mucho cuidado a la hora de pintar ciertas zonas (Fig. 26). En la figura 29
se ve claramente que al pintor que se encargó de pintar la moldura que va justo por encima de
una de las pechinas de la cúpula del sagrario se le escapó un brochazo sobre la pintura original
de la pechina. En este sentido hemos encontrado otro ejemplo en la pintura mural que decora
la pared del transepto en donde se encuentra la puerta de acceso a la capilla del sagrario (Fig.
27). Como podemos ver en dicha figura, se pintaron de blanco los espacios entre los
personajes y los elementos ornamentales cubriendo en algunas zonas, sobre todo de los
bordes, detalles de la pintura original. No sabemos si en esta intervención también se
cubrieron paisajes o algún tipo de fondo que decoraba las escenas o ya de origen esas zonas
estaban cubiertas de blanco o ya se habían perdido anteriormente. En este sentido tampoco
sabemos si en otras zonas de las paredes, techo o cúpulas del templo se decidió cubrir alguna
pintura original en mal estado de conservación. Cabe apuntar que también forma parte de una
mala intervención el haber mezclado pigmentos acrílicos con pigmentos originales.
Por su parte hemos encontrado tres claros ejemplos de no intervención. Dos de ellos
corresponden a las pinturas que se ubican en las pechinas de ambas cúpulas. Las pinturas de
las pechinas de la pequeña cúpula del sagrario (Fig. 28) se encuentran muy mal estado de
conservación. En las fotos se aprecia como en muchas zonas la pintura se ha desprendido de
la pared y no se ha llevado a cabo ningún trabajo de reintegración cromática. También se
aprecia la oxidación y suciedad que se ha acumulado en la superficie pictórica lo que indica
que tampoco se ha hecho una mínima limpieza de la superficie pictórica. En una de las
pechinas (Fig. 29) directamente es imposible adivinar el tema que se representa debido a su
mal estado de conservación. Por su lado, las pechinas de la cúpula central (Fig. 30) presentan
unos colores más vivos, no sabemos si porque la superficie pictórica fue limpiada o porque se
repintaron con colores acrílicos alguna de las zonas. Pasara lo que pasara su estado actual
también es bastante nefasto, en muchas zonas se ha desprendido la pintura y no se ha vuelto a
reintegrar. Cabe apuntar que el estado actual de las pechinas no sabemos al cien por cien si es
debido a una mala intervención, a una no intervención o una combinación de ambas.
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Por último tenemos que hablar de las pinturas ubicadas en los rincones del altar (Fig.
31). Este es otro claro ejemplo de no intervención, estas pinturas no se han tocado por lo que
su estado de mala conservación es evidente.
Aquí podría incluirse un cuarto ejemplo de no intervención si consideramos que los
zócalos de azulejos barrocos mal colocados podrían haber si recolocados correctamente en
lugar de dejarlos desordenados tal y como se encuentra actualmente.
En este punto de no intervención tenemos que apuntar que en algunos casos no se han
llevado a cabo intervenciones por falta de recursos económicos, como por ejemplo el caso de
las pinturas del altar para las que sabemos que se pidió un presupuesto de restauración que se
tuvo que descartar por no poder afrontarlo económicamente.
Protección jurídica del monumento y su declaración
como patrimonio
El edificio todavía no ha sido declarado como patrimonio. Pese a que los esfuerzos
por parte de las autoridades locales han sido notables desde los años 80, la Consellería anuló
en 2013 el Plan General de Ordenación Urbana que presentó el ayuntamiento en el que se
ponían de relieve, entre otras cosas, los edificios más importantes de la población entre los
que se encontraba el del convento. Al no ser aprobado este plan no se recoge el edificio del
antiguo convento como patrimonio, para el cual se reclamaba que fuera protegido como Bien
de Relevancia Local. Con el cambio de gobierno producido en la población en 2015 se está
valorando la opción de volver a presentar el Plan General de Ordenación Urbana. Si algún día
se aprobara este plan el edificio del convento se convertiría, como decíamos más arriba, en
Bien de Relevancia Local.
Aunque el edifico no esté recogido como patrimonio por parte de la Consellería, por lo
que no recibe ninguna protección jurídica a nivel nacional y autonómico, desde el
Ayuntamiento se tiene una gran concienciación sobre los bienes que alberga la población y se
han propuesto una serie de normativas locales para protegerlos, de modo que el edificio del
convento goza de protección jurídica local, con el fin de preservarlo, mantenerlo y protegerlo.
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Actualmente la villa de Enguera cuenta con dos BIC's, el Castillo de la Encomienda y
la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel. También tenemos que apuntar que es uno de los
pocos municipios españoles que posee la ley de Protección de árboles monumentales.
Así mismo nos gustaría incluir en este apartado una pequeña referencia a la ignorancia
que se ha mostrado a lo largo de la historia sobre este edificio. Se han consultado un gran
número de obras de información general del territorio valenciano con la intención de
encontrar alguna referencia artística, histórica o geográfica en la que se mencionara el edificio
del convento pero en todos los casos no se ha encontrado nada al respecto. Las obras
consultadas han sido: Valencia, escrita por Teodoro Llorente; Geografía general del Reino de
Valencia, de Sarthou Carreres; el Catálogo monumental de la provincia de Valencia,
realizado por Felipe Garín y Levante, de Elías Tormo. Por lo que respecta a estas obras,
hemos decidido no incluirlas en la bibliografía debido a que no han aportado, bajo nuestro
punto de vista, ninguna información de valor a este trabajo, lo único que nos ha permitido esta
desinformación es confirmar que durante muchos años se ha tenido una gran falta de
apreciación sobre el edificio enguerino.
Por otro lado se ha consultado el Catálogo monumental de España publicado en el
CSIC, en el cual sí que aparece la población de Enguera pero no aparece el edificio del
convento, significante de que cuando se llevó a cabo dicho catálogo el monumento pasó
desapercibido. En el catálogo sólo se hace mención de los hallazgos que se produjeron en la
Cueva de Enguera y de la Iglesia parroquial de San Miguel de Enguera, evadiendo por
completo el edificio del convento.
Estos ejemplos muestran que la apreciación y consideración que se tuvo sobre el
edificio en tiempos pretéritos fue nula.
Por último, con la intención de conseguir información acerca del barroco valenciano
es hispánico se ha consultado la obra de Joaquín Bérchez Arquitectura barroca valenciana, en
la que tampoco recoge nada acerca del Convento de Enguera. Bérchez empieza su estudio con
una cronología 20 años posterior a la construcción del convento de nuestro trabajo, por lo que
suponemos el edificio no formó parte de su objeto de estudio. Lo único que aparece de
Enguera es el "arquitecto" Aparici como maestro de obras destacado, pero es posterior, lo que
no sabemos es si el edifico del convento pudo influir en su educación como arquitecto.
20
Conclusión
Tanto en las conversaciones con la gente del pueblo como en las actuaciones y
preocupaciones que nos han trasmitido las personas al frente de ambos edificios, sobre todo
del religioso, hemos apreciado que hoy en día sí que existe una concienciación o
preocupación por mantener, proteger y preservar en buen estado los elementos artísticos más
destacados. Otro hecho significativo que muestra esta concienciación es el hecho de que,
aunque finalmente no se hayan podido llevar a cabo, se hayan pedido presupuestos de
restauración tanto para las pinturas como para el suelo del templo, este último muy dañado en
algunas zonas por las marcas que dejaron las ruedas de los autobuses.
Por otro lado también hay que hacer referencia en este punto a las imágenes donadas
por los vecinos de la población. Recordamos que tras la Guerra Civil se quemaron todas las
imágenes religiosas excepto una (Fig. 32), por lo que desde su reapertura al público en 1959
la gente del pueblo ha ido donando imágenes al templo bien como ofrenda después de cumplir
una promesa o bien por voluntad propia con el fin de engalanar su interior. Una de las últimas
donaciones ha sido la puerta de hierro que cierra el acceso a la capilla del sagrario (Fig. 33).
En los últimos años se ha producido una puesta en valor sobre el patrimonio de la
población bastante significativo. Esta puesta en valor se ha producido sobre todo por parte de
las autoridades locales. Bajo nuestro punto de vista pensamos que esta puesta en valor es fruto
de dos ideas. Una de ellas corresponde al "movimiento" que se ha producido en los últimos
años en muchas poblaciones por destacar y "presumir" con los edificios históricos que se
conservan en ellas y atraer turistas y curioso. La otra idea, esta sí confirmada por las
autoridades locales, es que se ha creado un equipo de trabajo dentro del ayuntamiento
(arqueólogo, cronista, etc.) con una gran conciencia sobre el patrimonio local que ha
provocado a su vez que se produzca una puesta en valor sobre el resto de la población y
autoridades locales para que aunque no esté recogido como bien por la Consellería se siga
protegiendo el edificio.
21
Anexo I: Bibliografía, recursos digitales y fuentes orales
- BAS MARTÍN, Nicolás. (et. al.). El archivo parroquial de San Miguel de Enguera. Valencia:
Facultad de Teología San Vicente Ferrer, 2001.
- GÓMEZ CRUZ, María del Carmen. La desamortización de los bienes del clero secular en el
siglo XIX, el partido judicial de Enguera. Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia,
1974.
- NAVARRO MARTÍNEZ, Natividad. Demografía y economía de la villa de Enguera durante el
siglo XIX. Tesis Doctoral. Valencia: Universidad de Valencia, 1972
- SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. (Dir.). Aproximación a la historia de Enguera. Enguera:
Ayuntamiento de Enguera, 1994.
- SANZ GÓMEZ, Vicente Manuel. Selección de estudios de la Revista Enguera 2010. Enguera:
inédito, 2010.
- SUCÍAS APARICIO, Pedro. Apuntes históricos de la Villa de Enguera, 5 tomos. Enguera:
Sociedad Cultural Amigos de Enguera, 1994.
- http://www.enguera.es
- http://pares.mcu.es
- ALBERT PÉREZ, ANTONIO. Entrevista realizada entre los días 20/11/2015 y 6/12/2015.
- CASTELLANO CASTILLO, JUAN JOSÉ. Entrevista telefónica realizada el 2/12/2015.
- MARTÍNEZ APARICIO, MARÍA LUISA. Entrevista realizada el 21/11/2015 y el 6/12/2015.
- SANZ GÓMEZ, VICENTE MANUEL. Entrevista oral realizada el 19/11/2015.
22
Anexo II: Imágenes
Fig. 1 Vista General del antiguo Convento de
Carmelitas Descalzos de Enguera desde el castillo
de la Encomienda.
Fig. 3 Mapa comarcal de la provincia de Valencia.
Fig. 2 Vista general de la oblación de Enguera
desde al castillo de la Encomienda.
Fig. 4. Aspecto actual del patio de la Casa de la
Cultura Manuel Tolsá de Enguera, en origen
claustro del convento de carmelitas.
Fig. 5. Aspecto actual de la Fachada principal Casa de la
Cultura Manuel Tolsá, en origen fachada principal del
claustro del convento y después fachada de la Casa
Cuartel de la Guardia Civil de Enguera.
23
Fig. 6. Actual puerta de entrada de los juniors y los
catequistas, en origen espacio que comunicaba el templo
con el edificio del convento, después se utilizó como
escuelas.
Fig.7 Puerta principal de la Casa de la Cultura Manuel Tolsá de
Enguera con la escultura conmemorativa de Manuel Tolsá.
Fig. 8. Estado actual de una de las salas que conforman la
actual biblioteca de Enguera situada en la primera planta del
antiguo edificio del claustro del convento.
Fig. 9. Parte del Museo Etnológico de Enguera situado entre la
primera y segunda planta del antiguo edificio del claustro convento.
24
Fig. 11. Estado actual de la cúpula de la Iglesia del Convento de Enguera.
Fig. 10. Fachada principal de la Iglesia del
Convento de Enguera.
Fig. 12. Actual recepción de la Casa de la Cultura
Manuel Tolsá de Enguera, antiguo espacio
habilitado para el descanso de los agentes Guardia
Civil.
Fig. 13. Detalle del estado actual de la fachada principal de la
Casa de la Cultura Manuel Tolsá de Enguera.
25
Fig. 14 (arriba) y Fig. 15 (izquierda). Detalles de
la fachada principal de la Casa de la Cultura
Manuel Tolsá en los que se observa la
modificación que ha sufrido esta fachada a lo
largo de la historia y cómo se han abierto y
cerrado vanos en ella.
26
Fig. 16. Espacio situado entre las arcadas y el
muro del claustro, reutilizado actualmente a
modo de sala de informática.
Fig. 18. Aspecto del claustro de la casa de la
cultura de Enguera antes de convertirse en casa de
la cultura y de que se colocaran las ventanas en sus
vanos.
Fig. 18. Ventanas que cubren actualmente los vanos de
las arcadas del actual patio de la casa de la cultura de
Enguera.
27
Fig. 19. Fachada principal del actual Convento de la Sagrada
Familia de Nules , en origen convento de Carmelitas Descalzos
de Nules.
Fig. 20 Fachada principal del Convento del Carmen de
Carmelitas Descalzos de Santiago de Compostela, extraída de:
delaruecaalapluma.files.wordpress.com
Fig. 21. Estado actual de las dos puertas laterales de la actual Iglesia del Convento de Enguera, tapiadas
en algún momento, posiblemente tras la Guerra Civil.
28
Fig. 22. Aspecto actual de la mitad inferior de la parte central de la fachada principal de la actual
Iglesia del Convento de Enguera, en la que se pueden observar los dos vanos laterales del "arco de
triunfo" tapiados.
Fig. 23. Aspecto actual del zócalo derecho de azulejos barrocos situado en el acceso a la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento
de Enguera.
29
Fig. 24. Aspecto actual del zócalo izquierdo de azulejos barrocos situado en el acceso a la Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento
de Enguera.
Fig. 24. Aspecto que presenta actualmente el
interior de la Iglesia del Convento de
Enguera tras su último "lavado de cara".
30
Fig. 26. Detalle del "brochazo" de pintura sobre
la obra original de una de las pechinas de la
pequeña cúpula de la Capilla del Sagrario de la
Iglesia del Convento de Enguera.
Fig. 27. Pintura situada en la pared del transepto en la que se encuentra la entrada a la capilla del sagrario. En ella se observa cómo se
pintaron de blanco las zonas entre los personajes y los elementos ornamentales cubriendo en algunas zonas, sobre todo de los bordes,
detalles de la pintura original. También se puede observar en esta fotografía el mal estado que presentan algunas de las zonas de la
superficie pictórica.
31
Fig. 28. Collage en el que se recogen las cuatro pechinas de la cúpula de la Capilla del Sagrario de la Iglesia
del Convento de Enguera.
32
Fig. 29. Detalle de una de las pechinas de la cúpula de la
Capilla del Sagrario de la Iglesia del Convento de
Enguera en la que se puede observar el mal estado de
conservación en el que se encuentra.
Fig. 30. Collage en el
que se recogen las cuatro
pechinas de la cúpula
central de la Iglesia del
Convento de Enguera.
33
Fig. 31. Vista general del altar mayor de la Iglesia
del Convento de Enguera en la que se aprecian las
dos pinturas originales que no han podido ser
restauradas.
Fig. 32. Única imagen religiosa que no fue destruida
durante el trascurso de la Guerra Civil.
Fig. 33. Puerta de hierro que cierra el acceso a la Capilla del
Sagrario de la Iglesia del Convento de Enguera.
34
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