ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA 59 ANESTESIA EN CIRUGIA LAPAROSCOPICA Dr. Gerardo Murga Velásquez Dr. Pedro Casanovas Catot La historia de la laparoscopia se remonta a principios del siglo. George Kelling (1) en 1901, fue el primero en utilizar esta técnica para explorar la cavidad abdominal de un perro vivo. Jacobeus reportó en 1911 el uso de la laparoscopia para hacer diagnósticos de Cirrosis, Tumores metastásicos y de la tuberculosis intra abdominal (8). Desde entonces, muchos investigadores (Anderson y Ruddock en 1937, berci en 1962) intentaron aisladamente, popularizar la técnica sin éxito debido fundamentalmente a la poca predisposición de los cirujanos ya la falta de material apropiado (2,3,4,5). Pasada la segunda guerra mundial, Raoul Palmer en Francia, dedicó muchos años a investigar con este método la patología de la pélvis intrabdominal femenina, sentando luego las bases para la cirugía laparoscópica. A partir de las experiencia de Palmer se intentó explorar el resto de la cavidad abdominal haciendo uso de instrumentos cada vez más agresivos (pinzas de biopsia, bisturí coagulador, etc). La primera intervención quirúrgica por vía lapararoscópica que se ha .descrito la llevó a cabo Manhesm en 1972, que practicó la excéresis de un embarazo ectópico. En este mismo año Mauret realiza el primer tratamiento de una oclusión aguda de intestino delgado. Kurt Semm en Alemania (7), sobrepasó en 1980 el campo ginecológico para describir la técnica de la apendicectomía por la vía laparoscópica. En 1985 Aldo Kleiman en la Argentina ensayaba la colecistectomía por vía laparoscópica en ovejas. En 1987 Mauret realiza la primera colecistectomía laparoscópica en humanos y en el año 198810 repitieron otros cirujanos en diferentes lugares (Mc Kearman y Reddick en los Estados Unidos de América), marcando con este hecho el desarrollo espectacular de la técnica. Desde entonces la innovación se convierte en práctica colectiva. Como dice Mauret (6) "el rechazo inicial fué irracional, la aceptación también lo ha sido». La aceptación generalizada de la técnica se ha debido fundamentalmente a. .- Publicación de la técnica de la colecistectomía por via endoscópica por Francois Dubois (discípulo de Mauret) en un libro editado en año 1988. - Desarrollo espectácular del video - Surgimiento simultáneo de muchos centros quirúrgicos interesados en el uso de la técnica. A partir de 1989 es imposible identificar el número de equipos que han adoptado la técnica de la cirugía laparoscópica y que la promueven como técnica electiva de la cirugía de la colelitiasis. En el año 1990 se inicia la oirugía de otros órganos (esófago, Colon, etc) creando un nuevo frente tecnológico en el desarrollo de la ciirugía y la anes tesiología. Este avance no ha tenído precedentes en los últimos cinco años. Para los cirujanos ha constituído un reto ya que la difusión periodística de los beneficios que reporta la nueva técnica ha servido para que los pacientes exijan ser operados de esta manera. De este modo, los ciirujanos debían integrase a este movimiento o dejaban de trabajar, sobre todo en la práctica privada. La nueva técnica a sido presentada al público como una cirugía de muy baja agresividad, un post operatorio corto y de baja morbilidad. Sin embargo, la cirugía laparoscópica no está excenta de complicaciones, sobre todo cuando sobra el entusiasmo y falta la enseñanza racionalizada y sistemática. La mortalidad de la cirugía la'paroscópica frente a la forma abierta es similar, tanto para los menores de 60 años (0,13 frente al 0,15%) como para los que superan esa edad (1,2 frente al 1,3%)(60,61). Con esta revisión nos hemos planteado identificar las implicaciones anestésicas de la cirugía laparoscópica, ya sea esta cirugía de urgencia o cirugía programada, ya sea diagnóstica o terapéutica. VISITA PREANESTESICA El paciente programado para cirugía aparoscópica - ya sea esta de urgencia o electiva - debe ser evaluado previamente por el anestesiólogo. La anamnesis, el examen clínico y los exámenes complementarios - según el protocolo del Servicio - no deben ser menos rigurosos que en otros tipos de cirugía. Es importante tener en cu~nta el Riesgo Quirúrgico. Este riesgo estará determinado en este caso por: 60 ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA - El Estado Físico del paciente (Valoración de la Sociedad Americana de Anestesiologia). - El sistema de monitorización que dispone el servicio de Anestesiología. - La experiencia de los cirujanos. - La experiencia de los anestesiólogos. En principio no existen contraindicaciones absolutas para la cirugía laparoscópica pero deben tenerse en cuenta una serie de situaciones clínicas tales como. La hipovolemia. Si la intervención quirúrgica es una urgencia, debemos estar seguros que el paciente no está hipovolémico, de lo contrario debemos restablecer enérgicamente la volemia antes de la inducción de la anestesia. Kashtan J. et al han demostrado que el gasto cardíaco disminuye el 17% durante la insuflación de gas intraperitoneal en perros noermovolémicos. Esta caida llega generalmente al 50% en caso de hipovolemia(9). Cardiopatías de bajo gasto. Los problemas que debemos afrontar en este tipo de cirugía son los derivados del Neumoperiitoneo y de la posición del paciente en la mesa de operaciones. Los pacientes cardiópatas no toleran el Neumoperitoneo igual que un paciente no cardiópata debido a su intolerancia al aumento de la post carga y a la disminución del retorno venoso. Tanto la posición del paciente en la mesa de operaciones como la creación de Neumoperitoneo provocado con la insuflacción de C02 puede aumentar el trabajo del miocardio (aumento de la frecuencia cardíaca) y aumentar el consumo de oxígeno(10). Algunos cirujanos que se han atrevido operar a este tipo de pacientes recomiendan un tiempo operatorio corto, una presión antrabdominal baja (de ser posible ayudados de algún tipo de tracción abdominal) y monitorización adecuada (cateter de Swan - Ganz o Ecografía esofática) (11). Urquijo recomienda que los pacientes con un estado fisico ASA III - IV sometidos a cirugía laparoscópica se debe limitar la posición de Flower a 10QY la presión intrabdominal de 10 cm de H20 (58). Patalogía respiratoria. Además de la patología asociada que contraindican una anestesia general, debemos de tener en cuenta el Enfisema Bulloso, dado el riesgo de Neumotórax espontáneo en el perioperatorio (11,12). La obesidad constituye una indicación privilegiada para la cirugía laparoscópica debido a sus moderadas repercusiones respiratorias. Blobner et al tras col.ecistectomías laparoscópicas en pacientes con más del 20% del peso teórico encontrados que los parámetros ventilatorios difieran poco de los observados en otros pacientes no obesos (13), sin embargo, otros autores la contraindican (59). La presión intrabdominal aumentada en un paciente relajado y en ventilación mecánica produce variaciones en la relación Ventilación / Perfusión (22). En decúbito dorsal, la parte posterior (de abajo) se ventila más que la parte anterior (de arriba). En decubito lateral y en Flower sucede lo mismo, o sea, que la parte del pulmón que está más abajo se ventila mejor (31). Hipertensión arterial no controlada, puesto que existe una disminución del gasto cardíaco cabría esperar una disminutión de la tensrpon arterial media, pero no es así, sino que incluso experimenta un considerable incremento, que queda ~xplicado por el aumento de las resistencias vasculares periféricas motivado por la compresión del área esplácnica. La presión intrabdominal, al dificultar los movimientos del diafragma, obliga a la aplicación de mayores presiones respiratorias para mantener un volumen minuto adecuado. Se verá entonces aumentado la presión intratoráctica y en consecuencia las resistencias vasculares pulmonares. Los incrementos de las resistencias vasculares periféricas y pulmonares, llegan a ser considerables cuando la presión intrabdominal alcanza valores de 50% superiores a los basales. En posición de Trendelemburg o de Fowler estos valores se duplican (14). La hipercarbia también contribuye al aumento de la tensión arterial por estimulación del sistema adrenérgico. La hipertensión endocraneal es una contraindicación de la cirugía laparoscópica. La circulación cerebral está influenciada por el tipo de anestesia, por el grado de presión intratorácica que condiciona el r~torno venoso y por la disposición del paciente (por ejemplo la posición del trendelemburg aumentará el edema cerbral). No es razonable aceptar una cirugía laparoscópica en un paciente con hipertensión endocraneal, sea este de origen tumoral. En todo caso debemos escoger una técnica que no modifique la vasoregulación cerebral, sobre todo si el paciente debe permanecer en posición de trendelemburg por varias horas (32,33). Renal. El neumoperitoneo disminuye la diuresis por diferentes mecanismos que pueden ser, comprimir directamente el parénquima renal y con ello disminuir el débito sanguíneo y la filtración glomerural (35,36), pueden obstruir las vías excretoras (37); la presión intrabdominal aumentada incrementa la liberación de la Hormona antidurética. Se ha demostrado en estudios realizado5 en perros que si la presión intrabdominal llega a 80 mm Hg. la ADH se duplica (38). Esta disminución de la diuresis no está ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA condicionadú por la tensión arterial ni el gasto cardíaco (39). El anestesiológo pierde de esta manera uno de los puntos de referencia más importantes para juzgar hemodinámicamente al paciente. En este caso de insuficiencia renal preoperatoria debemos considerar una presión intrabdominal baja, un tiempo operatorio corto y extremar la vigilancia de la diurésis al eliminar el neumoperitoneo y el post operatorio inmediato. El cáncer. Una de las primeras preguntas que debemos hacernos es si vale la pena someter a un paciente a una técnica quirúrgica o sólo servirá para tener un diagnóstico anatomopatológico. Se han descrito recidivas e implantes precoces a nivel de las incisiones para la extración de piezas y/o trocares operatorios en la cirugía laparoscópica de tumores, por lo que, de momento, no se ha valorado ventajas con respecto a la cirugía abierta (58). Las enfermedades hepáticas. A nivel hepático no se modifica la perfusión (40). En pacientes cirróticos se debe ir con mucho cuidado puesto que una pequeña laceración hepática puede tener grandes repercusiones por el sangrado intrabominal y terminar en una laparotomía de urgencia, sobre todo si ya existen transtornos de coagulación. En caso que el paciente presente una coagulopatía en el preoperatorio debe de corregirse de inmediato o recurrir a la cirugía abierta, debido a que el control de la hemostasia es más dificil por vía laparoscópica. La ascitis. A pesar de haberse planteado la posibilidad de usar hidroperitoneo con suero fisiológico, el líquido ascítico forma frumos haciendo mucho más dificil la exploración intrabdominal. A nivel de la circulación mesentérica. La presión intrabdominal afecta el débito de la arteria mesentérica superior, llegando a disminuir hasta el 70% para una presión intrabdominal de 40 mm Hg. En pacientes en quienes se sospeche una isquemia mesentérica no es recomendable esta técnica porque puede comprometer la circulación esplácnica (41), agravando el problema principal. La insuficiencia vascular periférica. A causa de la disminución de la velocidad de la circulación de la sangre, existe riesgo de trombosis y, en consecuencia, de tromboembolismo pulmonar. Por la tanto, deberíamos usar medidas antitrombóticas profilácticas administrando heparina en el preoperatorio a los pacientes de riesgo y, en caso de várices de miembros inferiores, puede ser útil el vendaje elástico. (25). sé ha descrito la Embolia gaseosa (42) como complicación excepcional en la cirugía laparoscópica, que puede manifestarse por bradicardia, ausculta- 61 ción cardíaca patológica, descenso de gasto cardíaco y parada cardiorespiratoria. El tratamiento inicial consiste en detener la insuflación de C02 y extraer el que existe en la <!avídad abdominal junto a las medidas de reanimación que el paciente lo requiera. PREMEDICACION ANESTESICA La premedicación anestésica no se aparta del protocolo del servicio. Una explicación adecuada al paciente de la técnica anestésica es un sedante válido en cualquier tipo de cirugía y en este caso el paciente debe estar informado que su intervención quirúrgica puede terminar en laparotomía. Siempre debe obtenerse el consentimiento informado para la anestesia en la visita pre operatoria. El tratamiento farmacológico debe estar orientado a la sedación del paciente y a evitar las complicaciones postoperatorias como son las náuseas y vómitos. En nuestro servicio usamos Diacepan+ Ranitidina vía oral, una hora antes de llevar al paciente al quirófano. LA MONITORIZACION Además de la tensión arterial, frecuencia cardíaca y la electrocardiografia en el quirófano, debemos usar por lo menos uno de los tres tipos de monitorización, de acuerdo al tipo de paciente que nos toque anestesia. * Monitorización indispensable. Capnografía y pulsioximetría * Monitorización necesaria. presión venosa central y gasometrías * Monitorización conveniente. Temperatura, Doppler aórtico trans esofágico, bioimpedancia eléctrica torácica y transmisión neuromuscular. En algunos pacientes la monitorización necesaria y la conveniente pueden convertirse en indispensables para garantizar la supervivencia del paciente. La capnografia es indispensable en todos los pacien te s sometidos a cirugía laparoscópica, puesto que, tan luego se inicia la insuflación de gas intrabdominal - generalmente C02 -, aparece hipercarbia (15,16,17,51). Un aumente brusco de C02 en sangre puede favorecer la aparición de arritmias. La pulsioximetria nos permite valorar el nivel de oxigenación del, paciente. Es posible encontrar una buena saturación de oxigeno asociado a una hipercarbia en un mismo paciente. Cualquier complicación anestésica que no haya sido detectada a tiempo por la ausencia de estos dos parámetros de monitorización pueden tener reper- 62 ,; <;.;j . , , ; , . '-~ ,"''1 _e,..! ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA cusiones legales muy importantes tanto para el anestesiólogo como para la institución hospitalaria que lo respalda. La presión venosa central contribuye a valorar el estado hemodinámico del paciente (sobre todo en los casos en que se ha tenido que reponer volumen). Las gasometrías en pacientes que tienen patología cardiorespiratoria previa son importantes puesto que si en el preoperatorio el nivel de paC02 era alta, en el peroperatorio una gasometría aceptable puede indicar una hipercarbia severa. La paC02 se calcula en forma indirecta midiendo la ET C02 (18). Las gasometrías se convierten en indispensables en la cirugía laparoscópica de larga duración para controlar la aparición de acidosis metabólica (17). Generalmente la temperatura es desatendida por la mayoría de los anestesiólogos en el peroperatorio y solamente se da la vdz de alarma ante una hipertemia maligna. La hipotermia, tan frecuente en los quirófanos, casi no se describe como complicación del peroperatorio. La hipotermia en sí misma puede disminuir el índice metabólico, aumenta los efectos de los relajantes y de los opiaceos, aumenta la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno disminuyendo el aporte del mismo a los tejidos, disminuye la diurésis por disminución de la reabsorción de sodio, se inhibe la coagulación y la función plaquetaria y además, se produce un deterioro inmunitario, favoreciendo las infecciones en el post operatorio. Finalmente, el paciente al recuperarse de la hipotermia aumenta el consumo de oxigeno a casi el doble y aumenta el gasto cardíaco hasta un 50% creando problemas graves sobre todo en pacientes cardiópatas. Estos transtornos serán mayores si es mayor la hipotermia y si el tiempo quirúrgico es largo. (43). Se ha descrito que después de usar 50 litros de C02 se pueden provocar la disminución de 0,3QC de temperatura corporal (21). disminuye la post carga y puede ser ventajoso en cirugía de larga duración (24), no debemos olvidar que los halogenados sensibilizan al miocardio frente a la acción de las catecolaminas, llegando muchas veces a producir arritmias. Si el paciente presenta unos niveles altos de paC02, la incidencia de arritmias será más frecuente. La solución consiste en mantener los niveles bajos de paC02 y bajas concentraciones de los gases halogenados y, en todo caso, pasar de la anestesia con gases a la anestesia endovenosa (propofol). Después de la inducción de la anestesia general debe respetarse la siguiente norma: antes de colocar la aguja de Palmer, no debe haber aire en el estómago para evitar la punción accidental. La forma más fácil de evitarlo es colocar una sonda nasogástrica y aspirar el contenido. La sonda nasogástrica puede ser retirada al finalizar la intervención quirúrgica previa aspiración del c01iltenido gástrico. En caso que la cirugía se lleve a cabo en el hemiabdomen inferior está justificada la colocación de una sonda de Foley con el mismo objetivo. NEUMOPERITONEO Para explorar la cavidad abdominal, el cirujano debe distender el abdomen realizando un Neumoperitoneo o traccionando la pared abdominal. En otros casos se utilizan la combinación de ambos procedimientos. En estos casos el neumoperitoneo se usa a baja presión. Debemos tener presente que la distensión y la presión abdominal son dos conceptos diferentes. Cuando se realiza un neumoperitoneo, el abdomen puede ser distendido hasta cierto límite a pesar de que la presión se aumente aún más. La distensión, por lo tanto, depende de la elasticidad de la pared abdominal (relajación) y de.la configuración anatómica de la persona. La presión a utilizar generalmente se limita a 15 mm de Hg. ya que se a demostrado que hasta esa presión intraddominal no existe cambios significativos de las resistencias vasculares periféricas (44), lo que justifica este límite. Además se debería tener en cuenta la patología asociada del paciente y el grado de la distensión abdominal. Para crear el Neumoperitoneo, se han usado los siguientes gases, aunque ninguno de ellos podría ser considerado el gas ideal. El C02 .- Se reabsorve fácilmente y que además es controlable puesto que depende del gradiente de C02 existente entre la caviidad peritoneal y la sangre venosa. Su eliminación se produce a través de la respiración y es anticomburente. Su principal desventaja es que produce alteraciones gasométricas e hidroeletrolíticas. Es el .gas más usado en la actualida~ El aire ,- Es accesible y económico, poco inflamable y poco irritante para el peritoneo. Puede favorecer la combustión y por lo tanto limita el uso de la diatermia. Su reabsorción es lenta. El Oxigeno .- Se reabsorve fácilmente y no provoca reacción peritoneal ni cambios hidroelectrolíticos ni gasométricos. Es muy inflamable y puede provocar un estallido incluso sin necesidad de chispa. El Oxido Nitroso.- Es altamente reabsorbible pero por su gran solubilidad puede provocar embolias gaseosas. Además tiende a acumularse en las cavidades y crear problemas de campo en intervencio~ nes de larga duración. Por otro lado se ha demos- U.".C-H. 8.8UOTEC8 ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA 63 trado que este gas puede provocar un descenso importante (25%) de la pa02 que no va asociado con el aumento de la paC02 (27). Otros autores han reportado el uso del Helio y lo recomiendan en pacientes afectos de Feocromocitoma. Existe el inconveniente de que no podemos monitorizarlo con las técnicas habituales. La reabsorción de este gas es muy lento. La tracción cutánea de la pared abdominal depende fundamentalmente del grado de distensibilidad de la pared abdominal; tiene sus ventajas y desventajas. Entre las primeras podemos contar que se usa menos C02 y con ello se reduce las complicaciones de la acumulación de este gas. Entre las desventajas podemos contar que puede dificultar el manejo de otros instrumentos por parte del cirujano(29). Para mejorar el campo operatorio se coloca al paciente en posiciones extremas de Trendelemburg y Fowler y de esa manera se desplacen las asas intestinales y se amplie el campo quirúrgico. El Neumoperitoneo y los cambios de posición del paciente en la mesa de operaciones originan todos los cambios hemodinámicos y gasométricos (29,30,31). La combinación de ambas iécnicas (Neumoperitoneo y tracción de la pared abdominal) permite usar menos gases y por lo tanto disminuye el riesgo de complicaciones peroperatorias(29). Un estudio experimental hecho por Kashtan J. et al (9) demuestra que la presión intrabdominal puede conseguirse con suero fisiológico, creando un campo lleno de líquido para distender el abdomen. Se podría reprochar a este estudio que la reabsorción del suero fisiológico introducido en la cavidad abdominal sea la causa de las variaciones volémicas, falseando los resultados hemodinámicos. Pero un trabajo de Lynch (45) demuestra que al aumentar la presión intrabdominal con un balón en animales de experimentación (cerdos), no constatan una caída significativa del gasto cardíaco hasta una presión intrabdominal superiores a 1° mm de Hg. Este sería un caso de hidroperitoneo o distensión macánica de la pared abdominal y no un Neumoperitoneo propiamente dicho. Todavia no está plenamente demostrado la fisiopatología del dolor en la cirugía laparoscópica pero todas las hipótesis apuntan al C02 como responsable de su génesis. En efecto, las incisiones en la cirugía laparoscópica no son mayores a 12 mm y por lo tanto deben ser menos dolorosas que en una laparotQmía; el ílio post operatorio, dada su rápida recuperación, es poco probable que origine dolores importantes; la recuperación de la ventilación. a las seis horas es casi completa si ha recibido tratamiento analgésico eficaz. Por lo tanto, el único factor que puede causar el dolor en la cirugía laparoscópica puede ser el C02. Esta hipótesis está apoyada en los siguientes hechos: POST OPERATORIO Los pacientes sometidos a cirugía laparoscópica deben recibir los mismos cuidados en la unidad de Reanimación post operatoria que los pacientes operados por métodos convencionales debido y pueden ocurrir una serie de complicaciones tales como: -Dolor post operatorio El dolor es tal vez la complicación más frecuente. Por lo tanto, será muy impprtante que la exuflación del gas sea completa comprimiendo suavemente el abdomen del pacente y de ser posible en ligero trendelemburg. Algunos autores han infiltrado con anestésicos locales después de una ligadura de trompas y la analgesia ha sido satisfactoria (50,51), otros han usado un spray de anestésicos locales a nivel de las cúpulas diafragmáticas obteniendo buena analgesia (51). * La localización escapular de estos dolores que traduce la irritación de las cúpulas diafragmáticas, especialmente en el lado derecho. Este dolor se atribuye a la irritación del diafragma provocada por una insuflación brusca del C02 (46). * La disminución importante del dolor cuando la exuflación de la cavidad abdominal está bién hecha. * La eficacia de los anestésicos locales a nivel de las cúpulas diafragmáticas (47), incluso cuando la intervención ha sido .sobre la pélvis. * La cronología de este dolor se corresponde bastante con las duración del Neumoperitoneo (que puede durar dos días, aún cuando se le administre analgésicos)(44). * Aunque se ha reportado que este tipo de dolor se puede controlar fácilmente con analgésicos antinflamatorios no esteroideos (48,49), en nuestro servicio hemos encontrado que muchas veces no es suficiente los AlNES por lo que hemos tenido que usar mórficos por vía endovenosa. Las diferencias entre el dolor postoperatorio inmediato de la cirugía abierta y la cirugía laparoscópica son casi inexistentes pero las diferencias lo podemos notar a partir del 2Q día postoperatorio a favor de la cirugía laparoscópica (29,62,63). 64 ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA HIPOTERMIA Como ya hemos visto anteriormente, existe una alta incidencia de hipotermia en los quirófanos y en las salas de reanimación postoperatoria. Estos cambios de temperatura no tendría ninguna importancia si no fuera que, los pacientes al recalentarse, presentan una serie de temblores, llegando a aumentar el consumo de oxígeno de hasta 100% (52). Si estos pacientes presentan algún problema cardíaco podrían descompensarse con facilidad. (62). A todos los pacientes que tienen un tiempo quirúrgico mayor de una hora, se les debe administrar oxigeno suplementario en la sala de reanimación postoperatoria. La hipotermia como hemos visto, desencadena una serie de respuestas indeseables, como la activación del sistema simpático, liberación de catecolaminas, vasoconstricción generalizada, escalofríos y termogénesis. El C02 insublado está a muy baja temperatura,y el peritoneo es una gran superficie de contacto por la que perderá gran cantidad de calor. Por cada 50 litros de C02 insuflado la temperatura corporal disminuye 0,3 QC. Por ello es importante la vigilancia de la temperatura en la sala de reanimación, sobre todo en aquellos pacientes cuyo tiempo quirúrgico sobrepase los 60 minutos.(21). TRANSTORNOS DEL EQUILIBRIO ACIDO - BASE Al provocar el Neumoperitoneo con el C02 - gas que tiene un gran poder de difusión - y con una ventilación inapropiada, podemos encontrar en la sangre un- aumento de C02 en la sangre y a la vez una disminución de pH de la misma. Por otra parte, la eliminación del cloro está disminuído porque, como hemos visto anteriormente - la diuresis está disminuida con la consiguiente alteración hidroelectrolítica(27). Estas alteraciones son fácilmente controladas si durante el acto quirúrgico hiperventilamos al paciente, manteniendo los nivelas de la ET C02 por debajo de 35 mm Hg. Al terminar la intervención quirúrgica, debemos cuidar que el cirujano elimine todo el gas del Neumoperitoneo puesto que le efecto residual del mismo puede ocasionar una acidosis respiratoria, si tenemos en cuenta que el paciente estará extubado e hipoventilando por el efecto residual de la anestesia o por el dolor postoperatorio no controlado, le debemos administrar oxígeno suplementario y analgesia efectiva. AImITMIAS Las arritmias que pueden insuflación inicial brusca, encontrase durante la pueden repetirse en el postoperatorio inmediato, sobre todo si el paciente hipoventila y no le fue eliminado completamente el C02 del Neumoperitoneo al finalizar la intervención quirúrgica. Si a la hipercarbia se asocia la hipotermia, la arritmias son más frecuentes. Aunque el mecanismo de acción aún no ha sido aclarado, algunos autores defienden la la teoría de que podría ser causado por el C02. Otros autores piensan que podría ser por la gran distención abdominal. A ello tendríamo¡> que agregar que no todos los pacientes presentan arritmias aún cuando hayan alcanzado niveles altos de C02 en sangre. Podríamos aventurar que se deba a una predisposición de los pacientes, aunque esta proposición puede ser un pretexto para abandonar la búsqueda de la etiolología de las arritmias. HIPOTENSIÓN ARTERIAL Los valores de la.tensión arterial que normalmente lo encontramos durante el acto quirúrgico debido al Neumoperitoneo pueden superar fácilmente el 30% de los valores vasales (21). Al disminuir la presión intrabdominal por efecto del gas, la presión arterial disminuye, pero muchas veces no llegan a alcanzar los valores previos y permanecen elevadas durante varias horas después de la intervención. Olvidar este fenómeno puede ser causa de hipotensiones inesperadas en el postoperatorio inmediato. Esta hipo tensión no ha podido ser explicada por el aumento de las resistencias vasculares periféricas ni por la acción catecolaminérgica de la hipercarbia. La primera posibilidad debería desaparecer al disminuir el Neumoperitoneo y la segunda desaparece al normalizarse la pC02 sanguíneo. Algunos autores han postulado la existencia de un factor humoral desconocido que sería puramente vasoconstrictor, sin los efectos taquicardizantes de las catecolaminas y cuyos efectos serían más duraderos (53). VÓMITOS La irritación peritoneal debido al C02 del Neumoperiitoneo es, probablemente responsable de la alta incidencia de náuseas y vómitos que observamos en el postoperatorio. Bailey (54) encuentra el 62% de sus pacientes presentaron esta complicación, mientras que Stanton (64) lo encuentra en el 42%. Por lo tanto, no sería muy favorable eh cirugía ambulatoria. El N20 ha sido responsabilizado por sus acciones a nivel del oido medio de una parte importante de estos síntomas (55), aunque esta afirmación no es compartida por otros autores (30). Se han propuesto una serie de medidas farcológicas ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA para prevenir las náuseas y los vómitos entre las cuales podemos citar a la escopolamina (54), el droperidol y la metoc1opramida. También se ha usado la Efedrina a 0.5 ugr/Kgvía intramuscular (57). En nuestro servicio procuramos la aspiración de todo el contenido gástrico antes de retirar la sonGa nasogástrica que colocamos después de la inducción anestésica para evitar cualquier estímulo local que pueda desencadenar el vómito. Pensamos que el efecto residual del droperidol que usamos en la inducción de la anestesia favorece la baja incidencia de náuseas y vómitos. La medida más importantt del postoperatorio es el tratamiento etiológico de este síntoma y. ante su persistencia. debemos descartar probable etiología quirúrgica como la perforación intestinal, etc. 19.- 20.21.22.23. 24. 25.- BIBLIOGRAFIA 1.2.3.4.' 5.6.7.8.- 9.- 10.- 11.- 12. - 13.- 14. 15. - 16.- 17.- KELLlNG, G. Über oesophagoskopie. gastroskopie und colioscopie. Münchener Med Wochenschr. 49: 21-24.1902. Anderson. ET. Peritoneoscopy. AmJ. Surg. 35: 136.1937. Ruddock. J C. Peritoneoscopy in surgery. Surg. Gynecol. Obstet. 65:523-539. 1937. Stellato. TA. History oJLaparoscopic surgery. N A. 72:9971002. 1992. Berci. G. Peritoneoscopy Br. Med. J. 1562. 1962. Mauret. P Evolución de la Cirugía Laparoscópíca. Laporte RE:Ediciones Pulso s.a. 199.13-27. Barcelona - España. SemmK. EndoscopicApendicectomy. Endoscopy 15: 59-64. 1983. Jacobeus. He. Übersícht über meine Eifahrungen mít der Laparothorakoskopíe. Münch. Med. Wochenschr. 57: 2017. 1911. KashtanJ. GreenJF, ParsonsEQ. HolcroJtJK. Hemodynamic eJfects oJincreased abdominalpressure. J Surg Res. 1981: 30:249-255. Lehot JJ, Foex P. EJfects oJ altered pa02 y pa020n leJt ventricular Juncition and coronary hemodynamics ín sheep. Analg. 1991: 72:737-743. Schoe1f1er P. Challier F. Anestesie pour coeliochirurgie. ConJerences d'actualisation 1992: 379-397. S.F.A.R. Edit. Masson. Paris. 1992. Joris J; Hnore P. Lamy M. Changes in oxygen transport and ventilation duríng laparoscopic cholecystectomy. Anesthesiology.1992;77:A149. Blobner M.Felber AR.Gogler S. Weigl EM. Jelen-Esselhorns. Carbon dioxiuptake Jrom pneumperitoneum during laparoscopic cholecystectomy. Anesthesiology. 1992;77:A37. Joris JL. Neirot DP. Legrand MJ, Jacquet NJ. Hemodynamic changes during laparoscopic cholecystectomy. AnesthAnalg. 76: 1067-1 071.1993. Brampton WJ. Watson RJ. Arterial to end-tidal carbon dioxide tension deJference duríng laparoscopyc cholecystectomy. Anesthesia. 45:210- 14. 1990. Tan PL. Lee ti, Twaed WA. Carbon dioxide absortion and gas excange durig pelvic laparoscopy. Canadían Journal oJ Anaesthesia, 39: 7.677-681 ,1992. Wittgen CM. Andrus ChH. Fítzgerald SD, Daudetistal JD. Datms TE. Kaminski DL. Analysis oJ the hmodynamic and 26.27.28.- 29.30. 31.32.- 33. 34.35.- 36. 37.38. 39.- - ventilatory eJfects oJ laparoscopic cholecystectomy. Arch Surg; 126:997-1001.1991. 18.- Mesalles E. Utilitat de la determínació de gasosper via 40.- 65 transcutanea. Tesi Doctoral Universidad Autónima de Barcelona. Barcelona. Desembre. J985. Muchada 1;Lavander B. Cathionol D. Lamazon J. Lucchisi G. Roux MJ. Haro D. Palayer e. Nou. invasive haemodynanic monitorig in gynaecoallaparoscopy. Ann FR Reanim, 5: 1417.1986. Singer M. Contínus hemodynainic monitoric byesophaged doppler. Critical Care Med 17:447-452.1989. Cabré P. Bosh G. La anestesia en cirugia laparoscópica. Laporte E:Círugía laparoscópica. Ediciones Pulso.sa.1993:79-92. Barcelon.a. España. CioJolo MJ. clerge F. Seebacher J. LeJevre G. Viars P. Ventilatory eJfects oJlaparoscopy under epidural anesthesia. AnesthAnalg. 1990; 70: 357-361. Diamant M. BenumoJ LJ. Lapai'tJscopic sterilisation with local anesthesia complications arld blood gas changes. Anesth Analg. 1977; 56:335-337. Ruíz F, choléscystectomie par coelioscopie chez 15 patients en mauvais état général (ASA II1 - IV). Etude Hémodynamique. Thése Médecine. Clermont-Ferrand: 1992. Beebe DS. McNevin MP. Belani KG. Letourneau JG. Crain MR. Gooddale RS. Evidence oJvenous stasis ajter abdominal insuflation Jor laparoscopic cholecystectomy Anesthesiology. 1990; 72:977-980. Scott DB. Some eJfects oJ peritoneal insujlation oJ carbon dioxide at laparoscopy. Anaesthesia. 1970; 25:590-592. Puig O. UN nou dispositiu per les laparoscopies de baixa pressió. Acta chirurgica cataloíae n" ext 41. 1993. Laporte E. Ruíz MA. Roque R. Alsina JJ. La cirurgia laparoscópica amb neumoperitoneo a baixa pressió: Un model genuin de suspensor de pared abdominal. Acta chirurgica cataloniae. N" ext 41.1993. Cunningham AJ. Brull SJ. Laparoscopic cholecystectomy: Anesthetic implications. AnesthAnag 76: 1120-1133.. 1993. Laporte E. La colecistectomia por laparoscopia. A propósíto de 200 casos, Med Clin (Barcelona) 98 : 734-737, 1992. West JB. Fisología Respiratoria. Tercera edición, 3" reimpresión, 1992. pág 26 Edit panamericana Buenos Aires Argentina. Fox J. Gelb AW; Enns J. Murkin JM. Farrar JK. Manninen PH. The res ponsiveness oJ cerebral bloodjlow to changes in arterial cabon dioxide is maintained during propoJolnitrous oxide anesthesia in Í'lumans. Anesthesiology. 1992: 77:455-456. Nunn JF. applied respiratory physiology. 2'"Edition (pp 334374). Butterworth, Londres, 1977. Celoría G, Steingrup J. Dawson JA. Teres D. OliguríaJrom high íntrabdominal pressure se(::ondaryto ovarían mass. Crit Care Med, 1987;15:78-79. LeJebvre G. Vauthier - Brouzes D. Darvois y. Seebacher J, Henry M. ThirionAV; Gonzales J. Lesourd S, Guyomanrd S. La coelíoscopie sous anesthésie péridurale; Techniques. índications, résultats á propos de 20 casoJ. Gynécol Obstet Biol Reprod. 1991 :72: 737-743. Hargreaves DM:Raised intrabadominal pressure and renal failure (letter) Anaesthesia. 199;46-796. Jaches L. Swíck M; Opaque media in urology. with special reJerence to a new comounnd. sodíum ortho-iodohíppurate. Radiology. 1934;23 :216-221. Le Roith D. Bark H, Nyska M. Glick SM. The eJfect oJ abdominal pressure on plasma antidiuretic hormone leveis in the dogoJ Surg Res. 1982; 32 : 65-69. HarmanP. Kron l. McLachian H. Freedlender AE. Nolan SP. Elevated intra-abdominal pressure and renal Juntion. Ann Surg 1982; 196: 594-597. Walleck P. Comparaison de deux protocoles anesthésiques lors de coelioscopíes de longue durée chez le porc. Résultats 66 ACTAS PERUANAS DE ANESTESIOLOGIA préliminaires. Thése Médicine, Clermont Ferrand, 1992. 41,- Kleinhaus S, Sammartano R, Boley SJ. EJJects oJ Laparoscopy on mesenteric bloodflow. Arch Surg. 1978; 113:867-869. 42.- Gomar C. Fernandez C, Villalonga A, Nalda MA. Carbon dioxide embolism during laparoscopy and hysteroscopy. Ann Fr Anesth Reanim V. 4,380-382,1985. 43.- Steve FM. Vigilancia de la temperatura corporal Clínicas de Anestesiología de Norteamérica. Vol 3. 1994. Edit Interamericana. pp 423-441. 44.- Joris J. Cigarini l. Legrand M, Jacquet N, De Groote D, Franchimont P. Lamy M. Metabolic and respiratory changes ajter cholecystomy peiformed vía laparotomy or laparoscopy, BrJ Anesth, 1992: 69 :341-345. 45.- Lynch FP, Ochi T. Scully JM, Williamson ML, Dudgeon DI. Cardiovascular aJfects oJ increased intra-abdon\ínal pressure ini newbompiglets. J Ped Surg, 1974; 44: 621-626. 46. - Parrilla PP. Luján JM, Robles CR. Complicaciones de la cirugía laparoscópica. De Laporte. Cirugía laparoscópíca. Edíciones Pulso sa. Barcelona-España-pp285-294. 47.- Narchi P. Benhamou D, Aubrin T. Fernandez H. Analgesia using mesosalpínx infiltration combíned with intraperítoneal lidocaineJor yoon ríng laparoscópy. Anesthesiology, 1992; 77: A 17. 48.- Calhoun B. Viani B, Larue D. The eJfect oJ ketorolac on patients undergoimg outpatient laparoscópy. Anesthesiology, 1992 : 77 : A 48. 49.- Greenberg CP; LeviMl, BrownAR. Ketorolac is an aJfective analgesic Jor outpatient laparoscopy and shoulder arthroscopy. Anesthesiology, 1992; 77: A 21. 50.- Alexander GD, Wetchler BV, Thompson RE. Bupivacaine inJiltration oJ the mesosalpínx in ambulatory surgical laparoscopic tubal steríliisation. Can J Anaesth. 1987 ; 34 : 362-365. 51. - Brampton WJ, Watson RJ 1990. Arterial to end - tidal carbon dioxide tension difference during laparoscopy, Anaesthesia 45 : 273-278. 52.- Miller RD. Anestesia. Editoinl doyma. Segunda edíción es- pañola. Barcelona España. 1993. 53.- TorieHi R, Cesarini,M, Winnock S. Cabiro C, Mene JM. Modifications hémodynamiques durant la coelioscopíe: étude menée par biopédance électríque thoracique CanJ Annaesth, 1990; 37:46-51. 54.- Bayley PL. Streisand JB. Pace NL, Bubbers SJM. East KA. Mulder S. Stanley TH. Transdermal scopolamine reduces nausea and vomiting aJter outpatient laparoscopy.Anestthesiology, 1990; 72: 977-980. 55.- Loníe DS, Harper NJN. Nitrous oxide anesthesia and vomiting. Anaesthesia. 1986; 41: 703-70756.- Hovorka J, Korttila K. Erkola O. Nitrous oxide does not increase nausea and vomiting Jollowíng gynaecological laparoscopy, Can J Anesth, 1989; 145-148. 57.- Rothemberg DM; Parttass SM. Litwack K. McCarthy RJ. Newman LM .- Efficac!J oJ ephdrine in the prevention oJpost operative nausea and vomiting. Anest Analg, 1991 ; 72: 58.- Urquijo TH. Estado actual y perspectivas de la cirugía laparoscópica. Rev Esp Anestsiol Reanim 1995; 42 : 199200. 59.- Izquíerdo AM, De la Calle JLR, Garcia FG. Olmedilla LA, Navia JR. Implicaciones anestésícas de la círugía laparoscópica. Rev Esp Anestesiol Reanim. 1995 ; 42 : 222232. 60.- Lee VS, Chari RS, Cu.chiaro G, Meyers Wc. Complications oJ laparoscopic cholecystectomy Am J Sug 1993; 165 : 527532. 61.- SaxeA, LawsonJ, Phillips E. Laparoscopic cholecystectomy in patients aged 65 or older. J Laparoendosc Surg 1993 ; 527-532. 62.- Ott DE 1991b. Laparoscopic hypothermia. J Laparoendosc Surg 1: 127-131. . 63.- Mealy K, GaHagher H. Barry M. Lennon F, Traynor O. HylandJ. Physiological and metabolic responses to open an laparoscopic cholescystectomy. BR J Surg 1992; 79:10611064. 64.- Stanton JM. AnaesthesiaJor laparoscopic cholecystectomy. Anaesthesia 1991; 46: 317.