aventuras de patricia y olga

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AVENTURAS
DE
PATRICIA Y OLGA
MANUEL SÁNCHEZ ARMENTA
Reservados todos los derechos.
INTRODUCCIÓN
Peñafiel, 29 de Mayo de 1421, nace en el castillo
un niño de la Princesa Blanca de Navarra y de Juan de
Aragón. De nombre se le pondrá Carlos, como a su
abuelo materno Carlos III, todavía rey de Navarra, le
nombrará a poco de nacer, Príncipe de Viana. Nuevo
título nobiliario concedido al nacido como regalo de
familia. Blanca, en el momento de casar con Juan de
Aragón, era ya viuda de Martín el Joven, pero de este
corto enlace, no hubo descendencia. Por tanto, la alegría
del alumbramiento fue notable en todo el reino.
Con el tiempo, del amor habido entre Blanca y su
consorte Juan, Dios, les premia con nuevos
alumbramientos. Le seguirá Juana, que morirá a los dos
años de edad, después nació Blanca y más tarde Leonor.
Las dos fueron reinas de Navarra y en cambio su
hermano mayor Carlos, nunca llegó a serlo. Aunque por
derecho propio le pertenecía ser rey antes, que sus dos
hermanas. Carlos, premurió a su longevo progenitor sin
conseguir, que se respetase el testamento original de su
madre, que era el legítimo y acorde al derecho
dignatario Navarro.
En 1425, el día 8 de Septiembre, entregó su alma,
el rey Carlos III el Noble, rey de Navarra; en su alcoba
del castillo de Olite, rodeado de sus numerosos hijos y
cortesanos. Blanca, le sucede en la línea dinástica, que
en febrero del mismo año había dado a luz a su cuarto y
último hijo, de nombre Leonor. Blanca y Juan, son los
dos, coronados reyes de Navarra. Pero esta corona no
quedará unida a la corona de Aragón hasta 1458, fecha
en la que muere Alfonso V, hermano de Juan, que
fallece sin descendencia legítima y reparte su reino
entre su hermano Juan, ahora consorte de la reina Juana
de Navarra y su hijo ilegítimo, habido con su amante
Giraldona de Carlino, único varón de los tres hijos, que
tuvo de ella. De su esposa, María de Castilla, hija de
Enrique III el doliente, no tuvieron hijos, al menos que
le vivieran, quizás por problemas de consanguinidad, ya
que eran primos hermanos entre si y quizás también por
mantenerse alejados por razones de gobierno en
Aragón, a la vez que en Nápoles, de manera continuada
y forzada. De la causa que fuera, Juan, ya llevaba cuatro
años, siendo lugarteniente de su hermano Alfonso en el
gobierno de Aragón y Cataluña, que antes regentaba su
cuñada la reina María de Castilla, mientras su marido
Alfonso, se concentraba en Nápoles y Sicilia, desde el
sur de Italia, donde murió en 1458.
Blanca, madre de Carlos, premuere a su marido
Juan en 1441 en extrañas circunstancias, y en su
testamento se corrige, que su hijo Carlos no le suceda
en la corona de Navarra hasta la muerte de su padre
Juan, o que precise de su consentimiento, que para el
caso, significaba lo mismo.
Esta anomalía en el testamento de la reina,
desencadena la división de la nobleza Navarra, que
unos apoyan al heredero natural de la reina y otros en
cambio lo hacen a los intereses de Juan, que solo había
sido rey consorte. Ahora, las circunstancias a Juan no le
son propicias, pero puede ser soberano de Navarra con
el suficiente apoyo de la nobleza comprada con
prebendas y favores, y quien sabe, si con el tiempo,
también de Aragón. De esta manera, interfiere en los
intereses de su hijo Carlos, que es lógicamente el
heredero legítimo y natural en el orden dinástico. Sin
quererlo, pero también, sin hacer nada por evitarlo, se
prepara para la lucha abierta y total, contra su propio
hijo, que se revela a aceptar las enmiendas
testamentarias.
Carlos y Juan el grande, como ahora gusta de ser
nombrado, se perfilan para la guerra civil. Los dos
encuentran apoyos importantes… Y en 1452 el Príncipe
fue apresado en la batalla de Aibar y puesto en arresto y
custodia.
Príncipe de Viana desde la cuna y que casó con la
noble dama, Inés de Cláveris, sobrina de Felipe III de
Francia, e hija de Adolfo, duque de Cleves y de su 2º
matrimonio con María de Borgoña. De refinada
presencia y cortesana de Borgoña. Casaron en 1439, a
los 17 años de edad de Inés. Nació en 1422 y murió en
1446, apenas tenía 24 años de edad. Este matrimonio de
corte dinástico, aunque avenido y feliz, duró solo siete
años y no tuvo descendencia, por lo que Carlos, hubo de
buscar y en cierto modo obligado, el amor de otras
damas, de las que tuvo abundante camada, como luego
veremos.
No obstante, se hicieron los arreglos dinásticos
para volverlo a casar con la Infanta Catalina de
Portugal. Boda que nunca se llegó a celebrar. Y otra de
las posibles opciones que se evaluaron, fue el
casamiento con Isabel de Castilla, niña todavía, pero de
mayor interés político, pues podía pensarse en la unión
de los dos reinos principales, de Navarra y Castilla, más
el de León, unido ya a Castilla y quizás más tarde, el de
Aragón, heredado posiblemente de su padre Juan el
Grande, si todo se hubiera sucedido con normalidad.
Parece ser, que Carlos solo tenía que dejar pasar el
tiempo, pero no pudo imaginar y menos impedir, que su
padre, volviera a casarse, trastornando todos los planes,
intereses y sueños de Carlos. Sin duda, esto le produjo,
el caer en desgracia y profunda depresión, ante la nueva
reina y consorte de su padre, de nombre Juana; y
sobretodo, cuando Juana, alumbró a su primer hijo, que
fue varón, al que pusieron Fernándo.
A la muerte de Carlos en Barcelona en el año de
1461, éste lo hacía sin sucesión legítima, aunque
dejando varias líneas de hijos bastardos, que no fueron
consentidas por la corte, así como tampoco, fue
respetado su testamento, en el cual dejaba la sucesión
dinástica a su hijo Felipe, conde de Beaufort. Aunque
algunos opinan, que esta fue solo la voluntad de su
amada Brianda, madre de Felipe y que Carlos nombró a
su propia hermana Blanca, sucesora de la corona, para
que su hijo Felipe y otros habidos de otras, pudieran
vivir sin el peligro de las intrigas de la corte. Una corte
perturbada por las ambiciones del poder y por el miedo
a ser asesinado en todo momento, por cualquiera que
tuviera un mínimo de acercamiento, por amistad,
parentesco o confianza. En las sombras de la noche,
cualquiera de ellas o todas ellas, podían ser, las del
verdugo ejecutor.
Carlos mismo, era consciente, que moría
envenenado por orden de su propia madrastra, la reina
Juana de Enríquez y Fernández de Córdoba, hija única,
del primer matrimonio de su padre, de nombre
Fadrique, y Almirante de Castilla, que casó con
Mariana Fernández de Córdoba y Ayala y en 2ª nupcias,
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