PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA LICENCIATURA EN BASICA CON ENFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA LUDICA PRESENTADO A: FREDY GONZALEZ PRESENTADO POR: CLAUDIA LILIANA ISAZA AGUIRRE CC 30374435 REGIONAL CALDAS [email protected] MANIZALES 10 DE AGOSTO DE 2011 MIGUEL En un día calmado de la ciudad de Medellín, un suceso inesperado sacude uno de los barrios más populares de la capital. Un niño, una criatura inocente, un escolar destacado se suicida lanzándose desde la terraza de su casa, la cual se encuentra a unos 5 mts de altura, aproximadamente. Al escuchar el grito aterrador del niño cayendo irremediablemente hacia la muerte, se aproximan familiares, vecinos, amigos y extraños buscando salvar, si acaso es posible, la vida de esta angelical criatura, pero la muerte ya lo había cobijado bajo su manto. El trauma fue tan severo que ni siquiera alcanzo a sentir dolor, su frágil cabeza se abrió en 3 pedazos, su cerebro en gran parte inexplorado salió volando y se estrello contra las llantas del carro de su padre que se encontraba estacionado a la entrada de su casa. Su tronco, brazos y piernas cayeron sin control contra el pavimento y se escucho a lo lejos un grito aterrador, un lamento inconsolable que estremeció el lugar y produjo un silencio absoluto, era el llanto de su madre Ana Rosa, que aun no podía creer lo que sus ojos llenos de lagrimas se negaban a entender. El sonido de la sirena de la ambulancia y de la patrulla de policía que se acercaba a gran velocidad a atender el caso, genero mayor ansiedad y desespero entre los presentes. Nadie podía creer lo sucedido. ¿Por qué un niño de tan solo 8 años decidió lanzarse al vacío en busca de su propio fin?. Ana Rosa era una mujer dedicada al trabajo de la panadería, entregada al hogar, a sus dos hijos y con una paciencia admirable con la cual toleraba las tremendas golpizas que le propinaba constantemente Jesús, su esposo. Ella, gritaba sin cesar que eso no era verdad, que su hijo no podía estar muerto, que el niño le tenía miedo a las alturas y que él era feliz, que no existía ninguna razón para que atentara contra su propia vida. Jesús, por su parte y en silencio solo miraba el cuerpo de su hijo que yacía en la calle ya sin vida, no pronunciaba palabra alguna, no lloraba, no hablaba ni gritaba, solo se quedo allí, observando en silencio la escena macabra que la vida le colocaba en su camino. Fernando por su parte, el hermano mayor de Miguel, un estudiante de Filosofía, se sentó en el andén de la casa y estaba en silencio, no permitía que nadie le tocara, contemplaba absorto el cuerpo de su hermano, sin poder hacer nada para cambiar los acontecimientos. Los vecinos amigos y familiares miraban aterrados la tragedia del barrio y empezaron a especular al respecto. El policía encargado realizo lo rutinario en el proceso de levantamiento de un cadáver, tomo atenta nota de las impresiones expresadas por las personas que se encontraban presentes en el lugar de los hechos y verifico el riesgo que podía poseer la terraza. Los vecinos le confirmaron a las autoridades que Miguel era un niño estudioso, dedicado, respetuoso y con un excelente comportamiento, amaba la vida, era feliz y con frecuencia se veía jugar en el parque del barrio con sus amigos de escuela, ya que como tenía una limitación especial en sus extremidades no se le dejaba solo con frecuencia. Al analizar la terraza, el policía descubrió que para haberse lanzado el niño necesito la ayuda de una silla o algo similar ya que la terraza poseía una chambrana, pero efectivamente se encontraban unos bultos de arena apilados cerca los cuales muy posiblemente le hubieran podido servir de trampolín para cometer el suicidio. Después de varios interrogatorios a familiares, amigos y vecinos la policía aun no hallaba los motivos que condujeron al niño a realizar esta acción que le costó la vida. Al entierro asistieron todos sus compañeros de la escuela, profesores, amigos, vecinos y los familiares más cercanos a la casa. Samuel, el primo predilecto de Miguel, que estudiaba periodismo en la ciudad de Bogotá, no se conformaba con la respuesta dada por la policía con relación al caso de su primito, así que decidió investigar nuevamente como fueron los sucesos paso a paso, solo así su conciencia estaría tranquila y el alma de su primo podría descansar en paz. El día del accidente, se escucho una fuerte discusión entre Ana y Jesús, lo cual de hecho era común, pero esta vez fue diferente, Jesús le gritaba a Ana Rosa que la desgracia mayor del matrimonio había sido haber tenido a Miguel ya que a pesar de sus buenas calificaciones y de su excelente comportamiento requería de cuidados especiales por lo que se había convertido en una carga pesada. Le decía además que lo mejor era haberse quedado solo con Fernando y que si Miguel se muriera de una vez por todas, todo volvería a la normalidad. Esta conversación fue escuchada no solo por los 2 hijos de Jesús que se encontraban haciendo tareas en el comedor de la casa, sino también por la novia de Samuel, Margarita, que vivía en la casa de enseguida y a quien le tocaba aguantar con paciencia todas las barbaridades que le decía don Jesús a la esposa. Intrigado, se dirige Samuel a realizar una serie de preguntas tanto a Jesús como a Ana y también a los vecinos y familiares. De esta investigación descubre que no pudo haber sido un asesinato por parte del papá para deshacerse de Miguel ya que a la hora de lo sucedido este se encontraba en la cantina de Don Pedro tomándose una botella de aguardiente como todos los días. Samuel vuelve donde Margarita y le suplica que le cuente que mas escucho ese día en la casa que le parezca extraño, sin embargo ella no le ve nada de extraño a que Miguel y Fernando discutan. Le cuenta a Samuel que después de que don Jesús se fuera de la casa a la calle a tomar como siempre y que doña Ana saliera a la tienda a comprar el diario fue que se escucho el grito del niño y que todos salieron de las casas a ver lo sucedido. Samuel llega a la conclusión de que no pudo ser un asesinato por parte del papá porque estaba en otro lugar ya medio ebrio, y que tampoco pudo ser asesinado por la mamá porque se encontraba en la tienda en el momento del accidente. ¿Sera que en verdad mi primito si se suicido? Pero ¿Qué lo pudo haber impulsado a eso si él no tenía esa clase de pensamientos? Samuel continuaba triste y muy intrigado pues sentía que aun había cosas inconclusas que era necesario resolver. Al acercarse a dialogar con su primo Fernando sobre lo sucedido, este le contesta que es doloroso que un ser querido deba partir, pero que todo tiene su parte mala y su parte buena. Lo malo es la ausencia y la nostalgia, lo bueno es que por fin después de tantos años mis papas van a volver a ser felices. Tal vez esto ayude para que ellos se unan y se apoyen mucho más. Ahora solo quedo yo y seré el motivo más grande de orgullo para ellos. Estos comentarios hicieron que Samuel regresara donde Margarita y le pidiera que le contara con lujo de detalles lo que discutieron los hermanos aquel día. Ella solo tenía un recuerdo vago al respecto y le dice que de lo único que recuerda es que Fernando le dijo a Miguel que tenía un plan que no podía fallar para hacer que sus papas volvieran a ser felices y dejaran de pelear, y le pidió que lo acompañara y que no sintiera miedo que nada iba a pasar. Al escuchar esto, Samuel no podía creer lo que le pasaba por la cabeza, así que quiso investigar un poco mas y entro sin que nadie lo viera a la habitación de Miguel en la cual encontró una silla pequeña y pesada donde él hacia sus tareas cuando trabajaba en el cuarto. Esta silla no se encontraba en el lugar que le correspondía, sino que estaba junto a la cama, con las patas mojadas y con rastros de arena en el descanso, Miguel no era capaz de levantar cosas pesadas y menos aun una silla desde la terraza hasta el cuarto ya que su limitación le obligaba a andar en muletas. Luego fue a la habitación de Fernando, el desorden reinaba entre libros, sacos y gorros de lana y un amplio escritorio. Sin embargo en medio de tantas cosas su cama estaba tendida y la papelera se encontraba vacía. Al abrir el armario una bolsa de basura se dejo caer y de ella una especia de guía o mapa que indicaba con imágenes de Fernando un plan que los incluía a los dos (hermanos). En él se veía como Fernando sostenía a Miguel del saco grande de lana a rayas que tanto le gustaba a Miguel mientras este después de subirse a los bultos de arena se paraba en una silla y superaba su primer y único miedo. Al mirar detenidamente el saco de Fernando que se encontraba en el cesto de ropa sucia se veían rastros de arena y se podía sentir aun la loción suave y delicada de bebe que le gustaba usar a Miguel. Con todos estos datos Samuel llamo al policía encargado del caso y le conto todo lo que había averiguado, el policía de forma eficiente corroboro toda la información suministrada por Samuel y recolecto más datos interesantes con la ayuda de los miembros de grupos especiales que se encargan de descubrir nuevas pistas y procedió sutilmente. Se dirigió hacia donde estaban haciendo la novena y con voz firme dice: Señor Fernando acompáñeme, queda detenido por el asesinato de su hermano Miguel. Fernando inmediatamente rompe en llanto y grita a sus padres que se encontraban al lado y no entendían lo sucedido “ yo solo quería que fuéramos felices, que no paliaran mas, que viviéramos como antes de que existiera Miguel, por eso quise demostrarle a el que no era capaz ni siquiera de superar su miedo más elemental, el miedo a las alturas, lo convencí de que si no le perdía el miedo a las alturas lo mejor era que se tirara y dejara de molestarnos a todos, pero no hizo ninguna de las dos cosas que le pedí, no le perdió el miedo a las alturas ni tampoco se tiro así que tuve que ayudarle un poco. Entiéndanme yo solo quería liberarlos de esa carga además ya no soportaba más que toda la atención y el cuidado especial fuera para él y a mí me dejaran en segundo plano” “Pero hijo cómo pudiste” le grita Ana y el solo contesta: “Madre ahora eres libre, ya puedes amarme solo a mi”.