13 PARADOJAS DE LA EVALUACIÓN SÍNTESIS DEL ARTÍCULO “20 PARADOJAS DE LA EVALUACIÓN PARA LAS INSTITUCIONES UNIVERSITARIAS” de Miguel Ángel Santos Guerra (refundido por Nieves Alcalá) PARADOJA Nº 1 Aunque la finalidad de la enseñanza es que los alumnos aprendan, la dinámica de las instituciones educativas hace que la evaluación se convierta en una estrategia para que los alumnos aprueben. Más importante que saber es aprobar. El alumnado, la familia, el sistema...se mueven en esos parámetros. La presión del resultado hace que pierdan importancia cuestiones como el placer de saber, el gusto por el aprendizaje y el reto que se plantea ante la adquisición del conocimiento. PARADOJA Nº 2 Aunque la teoría del aprendizaje centra su importancia en los procesos, la práctica de la evaluación focaliza su interés en los resultados. Lo que cobra importancia son los exámenes, lo que preocupa al alumnado es salir con éxito y obtener buenas notas. La evaluación se simplifica con pruebas, pretendidamente objetivas, que obligan a los estudiantes a estudiar de forma que obtengan éxito. La preocupación por los resultados priva a la evaluación de la mayor parte de su poder transformador. PARADOJA Nº 3 Aunque en el proceso de enseñanza-aprendizaje intervienen diferentes estamentos y personas, el único sujeto del sistema al que se evalúa con consecuencias importantes es el alumnado. No se evalúa al profesorado ni a la institución de la misma forma. Y, si se hace, no tiene repercusiones. PARADOJA Nº 4 La evaluación condiciona todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Resulta paradójico que la forma de hacerla potencie las funciones intelectuales menos ricas. Si planteamos una estructura de tareas y de participación, de acuerdo con Doyle, se ejercitan una serie de funciones mentales, que van de menor a mayor complejidad: memorización, aprendizaje de algoritmos, comprensión, análisis, opinión y creación. Aunque todas estas funciones son necesarias, es patente que los exámenes que se plantean para la evaluación potencian las más simples. PARADOJA Nº 5 Aunque los resultados no explican las causas del éxito o el fracaso, la institución entiende que el responsable de las malas calificaciones es el alumnado. Las atribuciones que hace el profesorado tienen que ver con actitudes negativas del alumnado (son torpes, no estudian, faltan a clase...), lo que difiere mucho de las explicaciones que dan ellos (no nos interesa lo que nos explican los profesores, corrigen de forma arbitraria, ponen exámenes para pillarnos...) PARADOJA Nº 6 Aunque se teoriza sobre la importancia de la evaluación para la mejora del proceso de enseñanza, lo cierto es que se repiten de forma casi mecánica las prácticas sobre evaluación. Los estudiantes suelen predecir con bastante exactitud cómo serán los exámenes y cómo va a evaluar cada profesor. Existe una rutinización del proceso. PARADOJA Nº 7 Aunque la institución educativa tiene que tender a facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje, las condiciones organizativas, las necesidades de formación no cubiertas y la falta de estímulos dificultan la evaluación rigurosa y de calidad. PARADOJA Nº 8 Aunque la institución educativa hace hincapié, teóricamente, en la importancia de la evaluación cualitativa, las prácticas siguen instaladas en modelos cuantitativos. Lo mismo que se observa en la evaluación del alumnado sucede con la de las instituciones: se reconoce la importancia de hacerla, pero no se hace; se habla de la importancia de la formación en valores y se evalúa con pruebas cerradas de papel y lápiz, y es a ellas a las que se recurre para hacer valoraciones del sistema. PARADOJA Nº 9 Aunque muchos aprendizajes significativos tienen lugar en periodos de tiempo prolongados, la evaluación se realiza en un tiempo corto e igual para todos. Los ritmos de aprendizaje son diferentes para cada alumno, pero el sistema sitúa los momentos de evaluación en una fechas fijas e iguales para todos. Da la sensación de que lo importante es saber en ese preciso momento. La evaluación al uso potencia que el alumnado memorice el día antes y vuelque los conocimientos, para olvidarlos pasadas unas horas. PARADOJA Nº 10 Aunque la finalidad de la enseñanza es conseguir personas que mejoren la sociedad, la cultura de la evaluación genera competitividad entre el alumnado. Muchos alumnos consideran a sus compañeros como rivales. Esta competitividad se extiende también a las instituciones, que se comparan sólo en función de resultados, sin tener en cuenta el punto de partida, los recursos disponibles...y pueden propiciar tendencia al maquillaje de datos. PARADOJA Nº 11 Aunque resulta muy difícil eliminar la arbitrariedad del proceso de corrección, la calificación tiene carácter de inequívoca e incuestionable. PARADOJA Nº 12 Aunque la participación es un objetivo prioritario de la formación, los alumnos sólo intervienen en la evaluación a través de la realización de pruebas. La participación de los alumnos en la evaluación debe plantearse en sus dimensiones más profundas (sentido, finalidad, ética..) y no sólo en los aspectos más superficiales y tangibles (fijación de criterios, aplicación de los mismos, discusión sobre dicha aplicación...); sin embargo, es poco frecuente que el alumnado participe en esos procesos. PARADOJA Nº 13 Aunque se insiste en la importancia del trabajo en grupo y del aprendizaje cooperativo, los procesos de evaluación son rabiosamente individuales. Esta individualización se manifiesta también en el profesorado. La fragmentación del currículo tiene un reflejo claro en los procesos de evaluación. Cada profesor evalúa su materia y cualquier pregunta o comentario se interpreta como una injerencia y no se cuestionan las diferencias sustanciales que se dan, en un mismo grupo, con distintos profesores.