Queridos amigos, Les estoy escribiendo en este lunes por la mañana con mi cabeza y mi corazón aun llenos y tratando de seguir adelante a pesar del cansancio del peregrinaje de Polonia a Italia. Hubo tantas experiencias que es difícil de escoger en cual enfocarme. Estoy muy contento de estar en casa y fue maravilloso ver a tantos de ustedes disfrutar de la comida juntos en el picnic de la parroquia este domingo pasado. Al comenzar nuestra jornada tuvimos un grupo de 35 peregrinos muy dispuestos. Todos nos subimos al avión de Seattle a Frankfurt. Luego tuvimos una espera de ocho horas antes de subirnos al vuelo hacia Polonia. Como era el día festivo de San Santiago, el patrón de nuestra arquidiócesis, buscamos un lugar en el aeropuerto para celebrar Misa. Esto fue algo nuevo para mí y fue una experiencia única. Al celebrar la misa no mucha gente pasó por ahí, pero los que pasaron se quedaban viendo por mucho tiempo, tomaron algunas fotos, y algunos hasta nos acompañaron. Ellos también eran peregrinos en camino a Polonia. Uno de ellos no era Católico, pero era peregrino en el camino con nosotros y quien sabe lo que Dios tenga preparado para el. Después de una larga espera en la terminal abordamos y fuimos hacia nuestro avión. Al llegar a Polonia se nos revelo que nos faltaba un peregrino. Uno de nuestros peregrinos se había quedado dormido y se le había pasado la llamada al vuelo. Otra experiencia única de nuestro viaje. El nos alcanzo al otro día en Cracovia, pero se perdió de la visita a la Reina de Polonia, Nuestra Señora de Czestochowa. Pasamos toda la mañana ahí en oración. Alrededor del medio día hubo Misa en ingles y acompañamos al grupo grande de peregrinos de habla-ingles para la misa con el Obispo Zubick de Pittsburgh, dos obispos mas, como 30 sacerdotes y muchos peregrinos. Tuve la bendición de estar situado en un lugar en el que pude contemplar la imagen de la Madona Negra por toda la misa al concelebrar tan cerca en ese hermoso altar en lo alto en el que esta la imagen de Nuestra Señora con la banda manchada de sangre que fue usada por el Sto. Juan Pablo II el día que Ali Agca atento asesinarlo. Al contemplar esa hermosa imagen de Nuestra Señora, le encomendé nuestra jornada y renové mi propia consagración a ella la cual incluía traerle a ella todos aquellos en mi corazón y todas las almas que el Señor me ha dado a cuidar. Sé que Nuestra Señora los velara y nos guiara a todos hacia nuestro hogar. Al conectar esa experiencia con tantas otras que he tenido y con la celebración de la Asunción que celebraremos hoy (15 de agosto), my corazón esta atraído a donde ella esta y anhela estar con ella y con su Hijo siempre. Así como ella cuido al niño Jesus, y ha cuidado a su querida Polonia por todos estos siglos, ella continuara a cuidarnos, a todos sus hijos hasta regresar a salvo a casa. San Juan Pablo II sabía esto tan bien que por esta razón ofreció su banda a ella en agradecimiento por su protección en ese día cuando ella guio la bala para que no fuera fatal. En el sagrado corazón de Jesus,