En un lugar del corazón NARRATIVAS DOCENTES Región 11. Campana CEF N° 90 Correo electrónico:[email protected] Equipo de conducción: Graciela Pérez Quartesan / Marcelo Lauro Autor: Sergio Karnincic Subsecretaría de Educación Dirección de Educación Física En un lugar del corazón Esta es una experiencia que tuvo lugar en nuestro CEF de Campana y narra las vivencias de alumnas y alumnos que integraban sendos grupos, uno de aprendizaje de softbol y el otro, de futbol. En la casa de Ana Laura la cumbia sonaba con fuerza. Al ritmo de Ráfaga las chicas y chicos se iban juntando en la canchita del Barrio La Josefa. La clase de softbol del jueves siempre era esperada con ansias, ya que luego el profe daría a conocer a los convocados para las competencias del fin de semana. El softbol del CEF en el barrio estaba muy arraigado, y además de la contención social que brindaba, el nivel deportivo de las chicas era importante. Varias de ellas ya habían participado de torneos argentinos, y siguiente objetivo de aquel año 2005 era jugar las finales de los Torneos Juveniles Bonaerenses en Mar del Plata. Mientras Marisol lanzaba y lanzaba buscando el guante de su receptora, la ansiedad y la ilusión crecían. La fecha del viaje se acercaba. Imaginarse cómo será el mar, la cadencia de las olas. Olores y texturas desconocidos para la mayoría de las chicas. Entre batazos y carreras llegó el día anhelado. Ver brillar los ojos de Sara y de Karina. La sonrisa de Alejandra. La voz chillona de Lucía atropellando las palabras. El abrazo tierno de Florencia y Yanina, locas de felicidad. La mueca de asombro dibujada en la cara de Belén. Los cantitos iniciados por Julieta y seguidos por todas las demás. La sensación era de satisfacción. Pero no nos conformábamos solo con haber llegado hasta allí. Queríamos más. Y tuvimos una semana casi perfecta. Tanto dentro como fuera de la cancha. Trabajo en equipo, responsabilidad, solidaridad, humildad, diversión, respeto y sacrificio: Valores que intentábamos inculcarles constantemente, y que siempre dejaron al CEF de Campana en lo más alto, más allá de los resultados deportivos. Cuánto más lindo, si además se logra ganar. 2 En la ronda clasificatoria las chicas vencieron sucesivamente a La Matanza (200), a General Alvear (15-0) y a Almirante Brown (20-0). En cuartos de final derrotaron a Olavarría 8 a 1, y lograron avanzar a la final tras vencer a General Belgrano por 10 carreras a 1 en semifinales. El día de la final el Barrio La Josefa estaba revolucionado, ya que además de las chicas, el equipo de varones que representaba a la Escuela 10 también era finalista. Esto nos “complicó” porque las dos finales eran en el mismo horario, por lo que el cuerpo técnico tuvo que dividirse. Aquel 25 de noviembre fue un día de un cielo azul intenso y una temperatura ideal para estar al aire libre. Las chicas entraron en calor imaginando cada jugada que harían en el partido. El rival era Saliqueló, que por lo que habíamos observado era un buen equipo. Como siempre que llegábamos a una final, parte de la delegación de Campana estaba presente para alentar a sus representantes. El juego comenzó con muchos nervios y ambos conjuntos tratando de imponer sus ofensivas, lo que resultaba difícil porque las defensas trabajaban a destajo y sin cometer errores. El marcador se mantuvo muy parejo hasta el cierre del 5° período, tras el cual Campana se imponía por solo una carrera: 7 a 6. En el sexto período se produjo una andanada de batazos de las chicas del CEF, que lograron anotar seis carreras más. Saliqueló cerraba el partido bateando, pero poco pudo hacer ante una Marisol que lanzó como nunca, una Belén que atrapó todo lo que le tiraron, y una Lucía que no dejó llegar a nadie a Primera base. Cuando el juez cantó ese último “out” se desató la euforia de las chicas de Campana, festejo al que se unieron los varones, que también acababan de consagrarse campeones. Aún hoy es emocionante ver las fotos que inmortalizan aquellos momentos de gloria. Después de la cena en el hotel, aquella noche nos sentamos en una gran ronda para realizar un balance de todo lo vivido durante la semana. Con un hilo de voz o totalmente disfónicas, pero felices, cada una de las chicas fue dejando sus impresiones. Llegó el turno de Juliana con su carita redonda y sus ojos profundos, que lo primero que 3 dijo fue: “El softbol es mi vida”. Cuando terminó sus palabras con las cuales muchas integrantes del equipo concordaban, no podía dejar pasar el momento sin dar mi parecer como profe. Les dije que lo que sentían era por el momento tan lindo y particular que estaban viviendo, pero que había cosas mucho más importantes que el softbol en sus vidas. Luego agregué que ojalá pasado el tiempo guarden al softbol y a todas aquellas hermosas experiencias vividas, en un rincón cálido y especial dentro de sus corazones. 4