Psicoanálisis de las alucinaciones * María Cristina Melgar La bibliografía psicoanalítica no es prolífica en el tema. Podemos atribuir este hecho a distintas razones, entre ellas, dos que intuimos sin demasiadas objeciones: a] la oposición entre alucinación y memoria, entre alucinación y pensamiento, ya señalada por Freud, dificulta su investigación en la sesión psicoanalítica y dentro de los marcos tradicionales, modelo privilegiado por los piscoanalistas; b] la acción de los psícofármacos, al disminuir el funcionamiento alucinatorio, disimula y opaca un accionar que, sin embargo, persiste. Quizá también la concepción biologista, organicista de la psiquiatría clásica, con respecto a las alucinaciones, haya trabado nuestra disposición a focalizarla como área de investigación psicoanalítica. Aun así, es factible descubrir la alucinación en el lenguaje verbal, no verbal y preverbal del psicótico. En la sesión psicoanalítica la podemos "entre-ver". En primer lugar, voy a referirme a la semiología psicoanalítica de las alucinaciones, especialmente de las auditivas, en los pacientes psicóticos que se analizan. Incluyo en este recorte los pacientes que * Dirección: Av. del Libertador 3820, 12~, (1425) Capital Federal, R. Argentina. 1326 María Cristina Melgar presentan formas seudoneuróticas, depresivas crónicas, borderline, que suelen plantear dificultades diagnósticas con estos cuadros, pero que son psicosis clínicas desde cualquier criterio nosológico. Trataré aquí el aspecto defensivo de las alucinaciones. En segundo lugar, voy a referirme a los aspectos comunicacionales de las alucinaciones y a su valor positivo en el proceso psicoanalítico del psicótico. 1. El aspecto defensivo Cuando escuchamos hablar a un psicótico, en esa aCCIOn,ejecutada con palabras, de ir de un lado a otro, de dar idas y vueltas, que es todo discurso, notamos que se repiten ideas, se configuran intrigas, escenas pasionales, constantemente malos entendidos. A través de ellos vislumbramos el funcionamiento alucinatorio. Hay tres situaciones clínicas frecuentes y características en las que podemos descubrir y estudiar este funcionamiento. 1. La alucinación negativa Las frases pronunciadas suelen quedar en suspenso. Cumplen un cierto papel, transmiten afectos e imágenes y entendemos que en ellas se presenta el proceso primario. En el suspenso, en la frase trunca, reconocemos el vacío, el no-sentido. Hasta aquí no habría demasiadas diferencias con el analizado neurótico que hace libre asociación y que de pronto se conecta con el inconsciente. Pero en el psicótico, éste es el momento en que se da la alucinación negativa, que André Green define como la representación alucinatoria de lo innombrable e irrepresentable. Aclararé un poco más este punto: la alucinación negativa es la repetición alucinatoria de la experiencia de fin de mundo, corolario fantasmático de la retracción narcisista defensiva. Siendo la retracción narcisista un fenómeno del narcisismo, la alucinación negativa no es, en sí misma, un hecho psicótico, sino una imagen universal, cuyo referente es el rechazo de la realidad. Pero, cuando un paciente experimentó la vivencia de fin de mundo, la alucinación negativa ya adquiere un valor defensivo y es una defensa patológica y psicótica. Psicoanálisis de las alucinaciones 1327 Con la alucinación negativa se obtura y oculta una experiencia psíquica de acercamiento a algo que no tiene sentido, que no es evocable, que no tiene vida psíquica. * Es usada defensivamente para negar lo que puede ser: una falta, o sea una problemática de la castración; una ausencia, problemática de las relaciones objetales; una carencia, problemática del yo. Faltas, ausencias y carencias no simbolizadas -ni reconocidas por lo tantoson ocultadas por la alucinación negativa. En las palabras siguientes que dice el paciente, descubrimos la presencia de las alucinaciones negativas y sus consecuencias. Muchas veces se trata de ideas fijas sobre la incapacidad, el vacío interior, el no paso del tiempo, el estar siempre igual. Otras veces son expresiones de enojo, insultos, reclamos groseros. En ocasiones son repeticiones de nuestras propias intervenciones repetidas automáticamente, etcétera. Operan como actuaciones, como alucinaciones verbales y son descargas con las cuales la economía psíquica logra un equilibrio, aunque magro. Basada en la experiencia de fin de mundo, su finalidad es el rechazo de una dificultad interior, que denota una intolerancia frente a un momento de no-sentido. Podemos entonces suponer que la alucinación negativa en la sesión es una defensa anticipatoria ante la amenaza de repetir una experiencia intolerable. Esta defensa le impide al psicótico tomar contacto con sus dificultades profundas y con las capacidades potenciales suyas y del psicoanálisis para elaborarlas. Es uno de los factores patógenos que va vaciando la vida anímica del psicótico, especialmente en aquellos pacientes en los que no predomina la productividad psicótica. En el proceso psicoanalítico, si bien calma la angustia y quiebra el suspenso intolerable, provoca reacciones delirantes dramatizadas en el vínculo con el terapeuta, que se siente retornando repetitivamente al mismo punto, en un obstáculo sin salida. 2. Las alucinaciones auditivas Cuando un esquizofrénico está alucinado, lo escuchamos proferir términos agresivos, insultos, demandas y ofertas. Presenciamos una escena, un enfrentamiento entre personajes que parece que buscan repartir un bien. Este bien es el cuerpo, la mente, la sexualidad, el sufrimiento del paciente. * El no-sentido tampoco es un hecho psicótico. Es inherente a la creación humana. En el proceso psicoanalítico precede al develamiento de lo reprimido y se articula con los fenómenos creativos de la mente, según las ideas de Balint y Winnicott y con la relación de desconocido que sustenta, para Rosolato, la acción transformadora del psicoanálisis. 1328 María Cristina Melgar Como psicoanalista, nuestro acceso a estos contenidos es a través del psicoanálisis de la transferencia psicótíca, que ha sido tan fructífero en descubrimientos sobre las psicosis. Inferimos entonces que en el monólogo alucinatorio se dramatizan fragmentos de situaciones patógenas y traumáticas (según la diferenciación planteada por M. Baranger, W. Baranger y J. Mom), de historias que se repiten distorsionadamente, de identificaciones patógenas (como mostró García Badaracco), de conflictos identificatorios y de dobles mensajes. No se nos escapa que en este enfrentamiento los personajes nunca se separan ni se pierden. Se repiten situaciones dolorosas, se dramatizan los fenómenos del proceso psicótico y se le da corporeidad a una creación delirante constituida con elementos del fantasma pregenital. Pero el sostén de la trama es el goce perverso que propone la alucinación. Gracias a la alucinación, el psicótico es para ese otro colocado en ella, y ese otro es para el psicótico un todo absolutamente imprescindible. Si bien la alucinación le da un determinado sentido a la restitución y sabemos, desde los trabajos de Freud, que con las alucinaciones se cumple la restitución, hay un hecho que no se nos escapa. Las escenas de interpenetración y de violentación, de pérdida de los límites del cuerpo y de la mente, tan características de los temas delirantes y de los procesos mentales psicóticos (evidenciados en, por ejemplo, la máquina de influencia, en los delirios de relación), aseguran el mantenimiento de una relación narcisista con quien es parte del sí mismo. Sostienen un placer perverso que retorna en el contenido delirante, y el goce de una mutua posesión sadomasoquista. 3. La pérdida de la imagen Las voces presentes en el lenguaje del psicótico van y vienen, en un intento de convocar, en una especie de juego del carretel, la capacidad de elaboración de la libido. Estas voces se colapsan y eclipsan, o se hacen terroríficas. Creo que todos los que trabajamos con patologías graves hemos escuchado alguna vez, en alguna privilegiada sesión, la voz de un fantasma, de alguien o de una parte de sí mismo, que ya murió o desapareció y que retorna con la voz de lo muerto. También pueden hacerse inaudibles, alejadas, extrañas. Y ya no se sabe quién habla. Pero la voz alucinada, sí, es el soporte de una imagen. Así, mientras la alucinación se coloque en el lugar de la imagen, el esquizofrénico tiene una cierta vivencia de unidad interior. La alucinación lo defiende entonces de lo que en términos comunicacionales se llama fading, o sea, el alejamiento irreversible de la imagen (evocada alucinatoriamente) que sostiene la propia imagen. Psicoanálisis de las alucinaciones 1329 Si éste es el recurso privilegiado con que cuenta el psicótico para sostener cierto sentimiento de unidad e identidad, su pérdida produce lo que se ha descrito como terror sin nombre, angustia catastrófica, fragmentación del yo y dispersión de los fragmentos en el tiempo y en el espacio. En el caso Schreber hay un fragmento que sintetiza estas tres situaciones. Schreber muestra ejemplarmente cómo las alucinaciones quedan articuladas con el lenguaje en una estructura defensiva contra la angustia psicótica de fragmentación y descomposición yoica y la vivencia de aniquilamiento. Schreber tenía esa sagacidad del psicótico inteligente para percibir los fenómenos y mecanismos del proceso psicótico. En relación con esto, Fairbairn señaló la capacidad de autopercepción del esquizoide, ejercida no sobre el mundo interno de fantasía, ni sobre las relaciones de objeto, ni sobre los vínculos con el mundo, sino sobre el propio yo. Liberman también pensaba que el esquizoide mira siempre su yo, desde lejos pero con aumento. Si se trata de un psicótico, lo va a dramatizar en el delirio. Schreber dice en sus memorias que debía pensar compulsivamente. Tenía la idea de que, si dejaba de hacerlo, Dios lo creería tonto y se retiraría de él, dejaría de enviarle sus rayos divinos con los que Schreber adquiría poder sobrenatural. Pensar y hablar compulsivamente le aseguraba la presencia de los rayos divinos, y ciertamente de Dios, sostén de la imagen idealizada y lugar de la proyección narcisista. Las alucinaciones y la compulsión a pensar cumplían así el papel defensivo de sostener la relación narcisista con el Padre Idealizado, mediante la cual mantenía el sentimiento de existencia y de unidad interior. Schreber hacía una inversión del proceso psicótico. La retracción de los rayos es la dramatización delirante de la retracción narcisista, y la repetición de la situación traumática subyacente si Dios se retiraba es el aniquilamiento del yo y fading. El contrafantasma voluptuoso satisfecho por las alucinaciones, o sea la voluptuosidad del alma, es el goce perverso que sostiene la trama con la que se rechaza un fantasma de muerte y aniquilación. Il, El aspecto comunicacional Las alucinaciones están facultadas para darle vivacidad al cuerpo y al mundo, ambos desvitalizados, vaciados y fragmentados en la esquizofrenia. Hace, presenta y da corporeidad a las construcciones deli- 1330 María Cristina Melgar rantes. Al médico sofista Asklepios de Vitinia se le atribuye haber dicho que "la locura es la pasión puesta en los sentidos". Los cinco sentidos tienen entre sí básicas y profundas correspondencias y si bien es cierto que tienen vías específicas y maneras propias de procesar los estímulos y de significar la realidad interna y externa, todos, sin excepción, tienen la función de extender el cuerpo más allá de sus límites concretos. Esta expansión del cuerpo a través de la configuración de campos sensorio-perceptivos es fundante de la comunicación humana: con los otros, consigo mismo, con la naturaleza. Es a través de los campos perceptivos como la relación humana tiene presencia corpórea, realidad y significación vital. Así, los sentidos intervienen para que las cosas sean lo que son, es decir, para significarlas. En este proceso de significación, los sentidos pueden interactuar: el perfume de una flor nombra esa flor tanto como su forma, color, textura o gusto. La intersensorialidad da sentido a la realidad. En los momentos tempranos del desarrollo, los campos sensoriales fueron fundamentales para la génesis del yo, pues dentro de ellos se fundaron los primeros proyectos identificatorios. A su través llegaron: el cuerpo, los sentidos, los deseos, los afectos maternos proveyendo elementos para las primeras identificaciones, como signos de una habla preverbal. El niño fue conectando así las experiencias internas, el cuerpo, el bienestar y el sufrimiento con las fuentes identificatorias llegadas desde los padres. Las alucinaciones comunican, oculta y herméticamente, elementos que repiten o recrean estas situaciones que no tienen signos lingüísticos y por lo tanto son difícilmente detectados. Como estos elementos son muy primitivos, basta un mínimo de analogía con ciertas situaciones para que se produzca su proyección que queda resuelta en una identificación. Es decir: en las alucinaciones hay elementos comunicacionales que quedan proyectados y confundidos en el material psicótico. En el caso de la esquizofrenia, la alucinación auditiva es, sin duda, nodal y estructurante del universo restitutivo. Esto se debe a razones evolutivas y a la estructura topográfica del campo acústico. El campo sonoro es la modalidad sensorial que inicia en el infante la comunicación a distancia. A esto se refirió Freud en el "Proyecto" cuando descubrió en el grito el llamado que inicia la comunicación. En un principio fueron los sonidos del cuerpo materno y del bebé, los ruidos de la deglución, del encuentro de los labios con el pezón, de la leche con la boca y la faringe, los ruidos intestinales y respiratorios. Luego, las voces que envuelven al niño fueron los constituyentes del campo sonoro primario, cuyo primer antecedente intuimos en la vida intrauterina. Según Didier Anzieu, este "espejo sonoro" es el Psicoanálisis de las alucinaciones 1331 más antiguo campo sensorial. Favorece la creacion de una imagen primitiva en la que el bebé empieza a conocer y a reconocer. Razones inherentes a la estructura topográfica del campo acústico, más conectado con lo posterior, lo interno, lo que llega de atrás y del pasado. En el psicótico, el campo acústico es el más empleado en la construcción delirante. Para Rosolato esto obedece a que los más tempranos significantes sonoros, aislados o bien organizados en conjuntos ofrecen una gran maleabilidad y tienen el privilegio de evocar en forma concreta al objeto ausente. Poder que satisface, a la vez, la omnipotencia narcisista. Con la audición se cumple la comunicación a distancia. El campo sonoro, capaz de expandir al máximo los límites del propio cuerpo, favorece, por intermedio de la regresión, la recuperación de una relación narcisista y objetal imprescindible e intenta, aunque de manera fallida y ficticia, superar situaciones traumáticas, tratando de ligarlas, y de alguna manera, hacerlas comprensibles. La alucinación no favorece, claro está, la simbolización, a la cual se opone. Pero introduce una cierta explicación. De allí en adelante, "todo" adquiere sentido, aunque ese sentido sea transmitido con el estilo desorganizante y atroz de la psicosis. Desde una interioridad patológica y patógena, se genera e inventa un universo persecutorio pregenital. Como quiera que se la piense, la alucinación auditiva provoca y recrea permanentemente una fijación en la relación imaginaria especular que el psicótico establece con sus objetos de proyección narcisista. Pero hay otro punto de vista. Creo que la alucinación adquiere cierta función relevante, positiva, en el proceso psicoanalítico, a partir de la noción de que el niño escucha e imita los sonidos maternos construyéndose así una atmósfera para que la comunicación empática prelingüística se establezca y desarrolle. Es un intento de comunicación a distancia, con objetos ausentes, con partes perdidas del yo, con experiencias vitales no vividas, con estados mentales pretraumáticos, con vacíos, faltas básicas, carencias. Desde este ángulo, la alucinación auditiva es un intento de rencuentro con el "espejo sonoro primitivo" y con experiencias yoícas, narcisistas, pulsionales, tróficas, iniciadas en su ámbito. En toda alucinación hay dos personas que buscan hablar, pero que, específicamente, buscan estar cerca y comunicarse. En las alucinaciones están presentes los gritos, las palabras abusivas, o la ausencia de palabras. Pero en el campo acústico alucinatorio siempre hay un intento de dar coherencia a la relación entre el yo del psicótico y su objeto de proyección narcisista. Esta coherencia, 1332 María Cristina Melgar a mi modo de ver, es lo que Balint llama "ajuste", o sea una buena articulación y comunicación con los objetos primitivos. Y es, para mí, la búsqueda desesperante de una relación más benévola entre el yo y el arcaico ideal del yo de desarrollo y crecimiento (J. Chasseguet-Srnirgel) que siempre está incluido en el costado trófico del narcisismo. La comunicación manifiesta que el psicótico intenta hacer con sus delirios y alucinaciones en la situación psicoanalítica requiere que el piscoanalista descubra ese elemento comunicacional no verbal, ese significante de demarcación (Rosolato) y que lo recodifique con palabras que le den sentido y que sean entendibles y no traumáticas. Resumen La autora propone que en las alucinaciones se distinga entre un aspecto defensivo y uno comunicacional. Con respecto al primer punto, estudia el funcionamiento alucinatorio en la sesión. presenta tres situaciones clínicas en las que pueden descubrirse: la alucinación negativa, la alucinación auditiva positiva y la pérdida de la imagen. Considera que la alucinación negativa es la repetición alucinatoria de la experiencia de fin de mundo, corolario fantasmático de la retracción narcisista defensiva. Es empleada para obturar la conscientización de una dificultad interior y frente a momentos de vacío o de no-sentido. La alucinación positiva asegura el mantenimiento de una relación narcisista con el objeto de proyección, parte del sí mismo. Sostiene un placer perverso y el goce de una mutua posesión sadomasoquista. La pérdida de la imagen ocurre cuando desaparece el mecanismo defensivo que mantiene un cierto sentimiento de unidad interior. Se produce la vivencia de angustia psicótica de desintegración, fragmentación del yo y dispersión en el tiempo y el espacio. Con respecto al aspecto comunicacional, la autora piensa que hay elementos comunicacionales que quedan proyectados y confundidos en el material psícótico, A partir del estudio de los campos sensoriales primitivos considera que la alucinación adquiere una función positiva en el proceso psicoanalítico. Es un intento de rencuentro con el "espejo sonoro primitivo" y con las experiencias yoicas, narcisistas, pulsionales y tróficas iniciadas en su ámbito. El elemento comunicacional es un significante de demarcación que puede llegar a ser reconocido y decodificado por el psicoanalista. Réaumé PSYCHANALYSE DES HALLUCINATIONS L' auteur propose de distinguer dans les hallucinations deux aspects: l'un, un aspect défensif et l'autre, un aspect de communication. En ce qui concerne le premier point, elle étudie le fonctionnement hallucínatoire lors de la scéance. Elle présente trois situations cliniques oü cela peut 1333 Psicoanálisis de las alucinaciones etre découvert: l'hallucination négativc, l'hallucination auditivc positive et la perte de l'image. L'auteur considere que l'hallucination négative est la répétition hallucinatoire de l'expérience de la fin du monde, un corollaire phantasmatique de la rétraction narcissique défensive. Elle est employée dan s le but d' obturer la conscientisation d'una difficulté intérieure et face a des moments de vida ou de non-sens, Quant a I'hallucination positive, cette derniere assure le maintien d'une relation narcissique avec I'objet de projection, une partie du soi-méme. Elle soutient un plaisir pervers et la jouissance d'une possession sado-masochiste mutuelle. En ce qui concerne la perte de l'image, cela arrive lorsque disparait le mécanisme défensif qui maintient un certain sentiment d'unité intérieure. C'est alors que se produit l'éprouvé d'angoisse psychotique de désintégration, de fragmentation du moit et de dispersion dans le temps et dans l'espace, Pour ce qui en est de I'aspect de communicatíon, I'opinion de I'auteur est qu'il existe des éléments de cornmunication qui restent proyectés et confondus dan s le matériel psychotique. A partir de I'étude des champs sensoriels primitifs, elle considere que l'hallucination adopte une fonction posítive dan s le processus psychanalytique. II s'agit d'un essai de rencontre avec "le miroir sonore primitif" et avec les expériences moiques, pulsionnelles et trophiques commencées dan s ce domaine. L' élément de communication est un signifiant de démarcation qui peut arriver a étre reconnu et décodifié par le psychanalyste. Summary PSYCHOANALYSIS OF HALLUCINATIONS In this essay, the author suggests to distinguish, among hallucinations, between a defensive aspect and a communicational one. As regards the first ítem, she examines how the hallucinations operate during the session. She poses three clinical situations in which we can discover: the negative hallucinatíon, the positive auditive hallucination and the loss of image, She considers that the negative haIlucination is the hallucinatory repetition of the end of the world's experience, phantasmatic corollary of the defensive narcisistic drawback. It is used for stopping up the conscious acknowledgement of an inner difficulty and for facing empty or non-meaningful moments. The positive hallucination secures the maintenance of a narcisistic reIation aiming at being projected, which is part of the self. It supports a perverse pleasure and the enjoyment of a mutual sadomasochistic possession. The loss of image takes place when the defensive mechanism which keeps a certain feeling of inner unity disappears. Thus, the experience of desintegration of the psychotic anxiety, the ego fragmentation and the dispersion in time and space is produced. As regards the communicational aspect, the author bcIievcs there are comrnunicational elements which remain projectcd and confused in the psychotic material. By researching on the primitive field of the senscs, she considers that the hallucination acquires a positive function in the psychoanalytical proeess. It is 1334 María Cristina Melgar an attempt of meeting again both, the "primitive sound mirror" and the ego, narcisitic, pulsatory and trophic experiences which were initiated in its environment. The communicational element is a significant which may come to be recognízed and decoded by the psychoanalyst. Bibliografía Abadi, Mauricio, "Hedoné, el misterio de la experiencia placentera". REV. DE XXXIX, 6, 1982. Anzieu, Didier, "Le moi-peau", en Nouvelle Revue de Psychanalyse, 9. [Editado por Dunod, París, 1985.] Balint, Michael, La falta básica. 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