El peronismo y los cuchillos largos

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LATERCERA Sábado 28 de noviembre de 2015
Mundo
COLUMNA
El peronismo y los cuchillos largos
A
lgo a lo que habrá que
prestar atención en la
Argentina de Mauricio
Macri será la lucha feroz
por el control del peronismo. El
destino del país no es indesligable
–como lo atestigua su decadencia
de décadas- de lo que suceda o
deje de suceder al interior de esa
organización, oficialmente conocida como el justicialismo.
Si nos atenemos a la tradición,
con la única excepción del propio
general Perón, la salida del poder
fuesen cuales fuesen las circunstancias –o el fracaso del intento
por alcanzarlo- supuso siempre el
ocaso político del jefe del peronismo. Esto incluye a figuras como la
propia Isabelita y, desde el retorno de la democracia tras la dictadura en 1983, a gente como Antonio Cafiero, Carlos Menem y
Eduardo Duhalde.
Si la tradición continúa, Cristina Kirchner será superada por rivales internos que ya empiezan a
hacer bruñir la hoja de sus cuchillos y el propio Daniel Scioli pa-
Alvaro
Vargas Llosa
Escritor y
periodista
peruano
Si la tradición
continúa, Cristina
Kirchner será
superada por
rivales internos en
el justicialismo.
gará su derrota con la jibarización de su figura. Pero muchas
tradiciones se rompen un buen
día y los caprichos de la historia a
menudo abren oportunidades
que parecían cerradas. Nada es
seguro.
Aspiran a gobernar el justicialismo tres figuras que no esconden su codicia: Sergio Massa, el
disidente del kirchnerismo que
superó los cinco millones de votos en la primera vuelta; el ex gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, y el gobernador
de Salta, Juan Manuel Urtubey.
Tendrán que derrotar a Scioli,
que al haber obtenido más de
48% en la segunda vuelta del domingo, siente que tiene la legitimidad del voto peronista, y Cristina Kirchner, que también se
atribuirá parte de ese resultado
más que digno y tiene bases de
poder reales: primera mayoría en
Diputados, mayoría en el Senado
y algunos gobernadores.
Sin embargo, ninguno de estos
dos tiene lo más importante: pre-
supuesto.
El kirchnerismo montó esa estructura de poder gracias a que la
pudo financiar mediante el clientelismo y el reparto del presupuesto federal, no la ideología ni
la lealtad personal. No hay razón
para pensar que, una vez despojada del presupuesto, podrá lograr
lo que no pudieron antecesores
suyos que también pudieron en
su momento aceitar una maquinaria de poder con dinero público. Además, el kirchnerismo instaló en el corazón del gobierno y
del propio partido una suerte de
logia, La Cámpora, que por definición era excluyente, cerrada.
Los enemigos que acumuló en el
peronismo, y las humillaciones
que infligió, han ido incubando
una sed de venganza; ahora que
carece de presupuesto, ella tenderá a manifestarse sin piedad.
A Scioli le tienen menos odio interno porque fue siempre distante
de Cristina Kirchner y a su vez fue
odiado por La Cámpora. Pero lleva a cuestas una derrota y, al no
gobernar ya la provincia de Buenos Aires, carece también de presupuesto.
Lo cual deja a los otros tres aspirantes en situación expectante.
Jugará un papel nada menor en la
pugna interna del peronismo el
gobierno de Macri, por paradójico
que suene. Todo peronista que
quiera liderar su movimiento/partido necesitará poder y hoy
el poder principal lo tienen Macri… y las instituciones de esta
nueva “era”. Dicho poder –desde
la distribución del presupuesto
hasta la persecución contra la corrupción del gobierno saliente—
irá reforzando al enemigo del kirchnerismo que mejor sepa hacer
uso de las circunstancias.
Por eso hemos oído ya a Massa,
De la Sota y hasta Urtubey ofrecer
su respaldo a Macri… por ahora. Y
Macri, que necesita protegerse del
kirchnerismo y el sciolismo
mientras va armando su propia
base de poder, se dejará querer
por ellos. Los necesita tanto como
ellos a él… también por ahora.
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