¿Cómo eliminar el fluor del agua? Los métodos disponibles para la eliminación del fluoruro del agua potable se pueden clasificar en a) Métodos de precipitación-floculación, b) Métodos de adsorción [alumina activada], c) Procesos que implican la evaporación del agua y d) Procesos basado en tecnologías de membranas. Los métodos de los tres primeros grupos engloban distintas técnicas según se trate de aplicaciones industriales o de sistemas domésticos. Por ejemplo, los procesos que implican evaporación del agua van desde las técnicas de desalación conocidas como MED (Multi-Effect Distillation o destilación de efecto múltiple) y MSF (Multi-Stage Flash Distillation, o destilación súbita de efecto múltiple) basadas en la utilización de energía térmica o solar (www.psa.es/webesp/solardesal/overview.h… hasta los destiladores solares unifamiliares, que son pequeños recipientes cubiertos de plástico o vidrio que recoge y canaliza el agua evaporada en su interior hacia un depósito de consumo (www.epsea.org/stills.html). Los métodos basados en la tecnología de membranas no suelen considerarse adecuados para países en desarrollo, pero pueden representar una alternativa viable para instalaciones de tamaño medio. Con diferencia, los métodos más utilizados en los países en desarrollo son los de precipitación-floculación, que pueden adoptar formas caseras, como la precipitación sobre carbón vegetal o animal (bone charcoal) o formas semi-industriales como el método Nalgonda y sus variantes basadas en la precipitación química con reactivos cálcicos, que es el método convencional para la eliminación de fluoruros en aguas residuales. Utilizando únicamente sales de calcio, la máxima calidad obtenible corresponde a la solubilidad del CaF2 (7-8 mg/L) y que en la práctica es de unos 10-20 mg/L, muy superior a las concentraciones máximas recomendadas. Si la precipitación se complementa con una floculación-sedimentación utilizando sales de aluminio (sulfato de aluminio hidratado), se obtiene una concentración de fluoruro suficientemente baja como para que el agua sea potable (1-2 mg/L). La técnica se denomina Nalgonda y fue desarrollada originalmente por el National Environmental Engineering Research Institute de India (NEERI) para su uso en pequeñas instalaciones comunitarias o familiares. El proceso tiene lugar mediante la adición, a la vez o sucesivamente, de carbonato de calcio y sulfato de aluminio en un tanque. En las condiciones alcalinas obtenidas tras la adición del carbonato, el sulfato de aluminio forma floculos de hidróxido de aluminio, Al(OH)3. Durante la sedimentación, los flóculos arrastran el fluoruro y otros iones mediante fuerzas electrostáticas. El tiempo necesario para la sedimentación de los flóculos es de unas cuatro horas. El pH debe de estar en el rango 5–8 para evitar que el aluminio pase a la disolución en diversas formas (Al(OH)2+, Al(OH)4- y otras). El riesgo de que el aluminio pase al agua es importante puesto que la evolución del pH es difícil de predecir. El agua natural puede encontrarse tamponada por la alcalinidad y los reactivos alteran el pH, por lo que este debe de ser cuidadosamente controlado, lo que complica su utilización como método doméstico, que es precisamente la ventaja principal esgrimida por sus partidarios, que esencialmente, se basan en su bajo coste. El riesgo es importante. El aluminio no sólo es neurotóxico por ingestión (encefalopatías de diálisis) sino que además, a finales de los años noventa se determinó la existencia de un efecto sinérgico debido a la presencia de fluoruro y aluminio en la dieta relacionado con la formación de aluminofluoruros que actúan como análogos del fosfato y cuyo efecto clínico se ha relacionado con un desorden neurológico similar al de la enfermedad de Alzheimer, por lo que la utilización de sales aluminio en potabilización debería quedar restringida a instalaciones industriales con un control riguroso de la dosificación de reactivos. Otros factores complican el método de precipitación-floculación, como es la excesiva salinidad del agua, que aumentaría con el tratamiento, por lo que no es recomendable para aguas con sólidos totales disueltos por encima de 1500 mg/L (como la de la tabla mostrada arriba). Tampoco da buenos resultados para aguas con más de 20 mg/L de fluoruro. Un problema añadido es la necesidad de eliminar gran cantidad de lodos con aluminio y flúor, lo que de realizarse de forma incontrolada podría crear un problema ambiental serio a largo plazo.