GSAF 1968.08.08 DATE: Thursday August 8, 1968 LOCATION

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ACTIVITY: Dynamite Fishing.
CASE: GSAF 1968.08.08
DATE: Thursday August 8, 1968
LOCATION: The incident took place in the
Caribbean Sea at Makuaka Caño, Taganga,
Magdalena Department, Colombia.
NAME: Abel Mattos Antoniou Vásquez
DESCRIPTION: He was an 18-year-old male.
BACKGROUND
MOON PHASE: Full Moon, August 8, 1968
ENVIRONMENT: Taganga is a horseshoeshaped bay with small fishing village five
kilometres north of Santa Marta.
TIME: 10h30
NARRATIVE: He was in the water collecting
fish that had been killed by the dynamite blast,
when a shark grabbed his head.
INJURY: Lacerations to head and neck
FIRST AID / TREATMENT: He was pulled into
the boat/canoe, then taken to a hospital in Santa
Marta where his injuries were sutured.
SPECIES: Not identified, but the fisherman estimated the shark was two metres in length.
SOURCE: SoHo.com, November 19, 2011
© Global Shark Accident File, 2014. All rights reserved. This report may not be abridged or
reproduced in any form without written permission of the Global Shark Accident File.
Yo sobreviví a un ataque de tiburón
Por Abel Antonio Mattos Vásquez. Pescador de Taganga
Hay noches que me sueño flotando en el mar, rodeado de pescados muertos. El agua está
calmada y empiezo a recogerlos. Cuando voy a coger el último, algo me muerde y todo se pone
negro. Entonces me despierto sudando. Tengo esta pesadilla frecuentemente desde el día en
que me salvé de ser comido por un tiburón.
Fue el 8 de agosto de 1968 a las 10:30 de la mañana. Yo tenía 18 años y no había ido al colegio
porque el Liceo Celedón estaba en paro. Salimos de Taganga antes del amanecer con mi tío y
seis pescadores más a bordo del Elisaura, un barco del que decían, por su tamaño y porque
dañaba todos los motores, que lo había hecho su dueño en siete días, ayudado por las ánimas.
Cuando llegamos al Parque Tayrona desayunamos y salimos para el Caño de la Makuaka, una
ensenada peligrosa porque la corriente estrella las embarcaciones contra el filo de las piedras.
Había bonanza y mi tío alistaba los tacos de dinamita con los que íbamos a pescar. En esa
época pescar con dinamita era fácil porque se sacaba más pescado. El mar sufría y los
pescadores también. A cada rato alguien se volaba los dedos, o una mano, o quedaba sordo,
tuerto… o muerto.
Mi tío me llevó porque era el único que podía bucear a pulmón bajo el agua. Ese jueves, no se
me olvida el día, él empezó a tirar la dinamita al mar desde lo alto de una montaña. En el
Elisaura oíamos la explosión y veíamos el agua salpicar. Cuando algunos jureles muertos
empezaron a flotar escuchamos el chiflido de mi tío, era la señal para que un pescador y yo
recogiéramos la pesca. El mar estaba rojo de la sangre porque la dinamita les revienta las
agallas a los pescados. Yo también estaba rojo, embadurnado de sangre, pero en la emoción
cogía los pescados sin saber lo que me esperaba. Entonces, algo me rozó la espalda. Al
principio pensé que era una morena porque a veces salen a comerse el pescado muerto, pero
cuando volteé vi una sombra grande que venía hacía mí y me cogió por la cabeza. Todo se puso
oscuro y sentí el cuello envuelto en un alambre de púas. Lo que me había atrapado me llevaba
para lo hondo. Me agarré fuerte y pude sentir su piel áspera. Trataba de aguantar la respiración
pero me estaba ahogando. El aparato ese me había tragado al confundirme con un jurel y se
estaba atorando conmigo. De repente, así como me cogió, me soltó. Entonces pude verlo, era un
tiburón gris, grande, como de dos metros. Le vi las aletas y vi que iba rápido hacia el acantilado
para darse la vuelta y terminar de fregarme.
Salí a coger aire y busqué la canoa con la vista. El viejo estaba pálido, también había visto al
tiburón. Empecé a nadar, pero el miedo a un mordisco del animalón ese me había aflojado las
piernas. Como pude llegué a la canoa y él me sacó del agua. Sentí en el pecho el calorcito de mi
propia sangre. Tenía mucha sed.
Cuando me subieron al Elisaura me salía sangre del cuello y la cabeza. Los pescadores y mi tío
me miraban con lástima, así que me envolvieron el cuello en una camiseta y me pusieron a la
sombra. En el afán por regresar el motor del bote no prendía. Finalmente encendió pero el
regreso tomó como tres horas. Cuando llegamos a la Bahía de Taganga y me bajaron, la gente
se amontonó para verme. Yo me sentía débil y les oía decir que me iba a morir. De ahí me
llevaron al hospital de Santa Marta, donde me pusieron sangre y me cosieron las heridas. Nunca
me desmayé, pero los doctores dijeron que si nos hubiéramos demorado más me hubiera
muerto. Al otro día fui noticia en El Informador, el periódico samario.
Hace 15 años iba tranquilo en un bus para Ciénaga, llevaba en las piernas una pecera con
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reproduced in any form without written permission of the Global Shark Accident File.
pescaditos de acuario y de pronto sentí un dolor fuerte que me arrugó el pecho… no me llevó el
tiburón, pero casi me lleva un infarto.
I survived a shark attack
By Abel Mattos Antonio Vasquez. Fisherman Taganga
Some nights I sleep floating on the sea, surrounded by dead fish. The water is calm and begin to
collect them. When I go to catch the last, something biting me and everything goes black. Then I
wake up sweating. Often have this nightmare since the day I was saved from being eaten by a
shark.
It was the August 8, 1968 at 10:30 am. I was 18 and had not gone to school because the Lyceum
Celedon was unemployed. Taganga We left before dawn with my uncle and six Elisaura
fishermen aboard a boat that said, for its size and because all engines damaged, he had done his
business in seven days, helped by the spirits.
When we arrived at Parque Tayrona breakfast and went out for the Makuaka Caño, a dangerous
cove because the current star craft against the edge of the stones. There were good times and
my uncle enlisted the sticks of dynamite with which they went fishing. At that time it was easy to
fish with dynamite because they catch more fish. The sea and the fishermen suffered too. Each
time someone fingers or a hand flew, or was deaf, one-eyed ... or dead.
My uncle took me because I was the only one lung could dive underwater. That Thursday, I do
not forget the day he started throwing dynamite into the sea from the top of a mountain. In
Elisaura heard the explosion and saw the water splashing. When some began to float dead
mackerel hear the whistle of my uncle, was the signal for a fisherman and fishing recogiéramos.
The sea was red with blood because the dynamite explodes them to the fish gills. I was also red,
smeared with blood, but the excitement picked fish without knowing what to expect. Then
something touched me back. At first I thought it was a brunette because sometimes come to eat
the dead fish, but when I turned I saw a big shadow coming towards me and grabbed me by the
head. It got dark and I felt the neck wrapped in barbed wire. What had caught me took me to the
depths. I held strong and I could feel his rough skin. I tried to hold my breath but I was drowning.
The apparatus that had swallowed me to confuse with mackerel and was jamming with me.
Suddenly, as I took it, I let go. Then I could see it was a big gray shark as two meters. I saw the
fins and saw that going fast toward the cliff to turn around and finish fregarme.
I came up for air and looked up the canoe with the view. The old man was pale, had seen the
shark. I started swimming, but the fear of a bite of animalón that had loosened my legs. As I did I
got into the canoe and he pulled me from the water. I felt the warmth in the chest of my own
blood. He was very thirsty.
When I boarded the Elisaura I was bleeding neck and head. Fishermen and my uncle looked at
me with pity, so I wrapped the neck in a shirt and put me in the shade. In an effort to return the
boat's engine would not start. Finally he lit but the return took three hours. When we arrived at the
Bay of Taganga and I fell, the people crowded to see me. I felt weak and I heard them say I was
going to die. From there I was taken to hospital in Santa Marta, where they put me blood and
stitched wounds. I never passed out, but the doctors said that if we had taken longer than I would
have died. The next day I was news in The Informer, samarium newspaper.
15 years ago it was quiet on a bus for Bog leg wearing a fishbowl with fishes aquarium and
suddenly felt a sharp pain in my chest wrinkled ... did not take the shark, but almost takes me a
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heart attack.
SOURCE: SoHo.com, November 19, 2011, http://www.soho.com.co/testimonio/articulo/yosobrevivi-a-un-ataque-de-tiburon/13167
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