“ CASA DE AMISTAD ” CASTILLO DEL REY, A. R. Grupos de Amistad. Estudio No. 02 UNA VIDA FRUCTÍFERA En Juan 15:8, Jesús dice: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” La palabra fruto se usa sesenta y seis veces en el Nuevo Testamento. Se menciona en tres clases de frutos diferentes. La primera clase es el fruto natural: higos, uvas, pasas, etc. Esta es la clase de fruto que podeos comer. La Biblia también menciona el fruto biológico: bebés. La tercera clase de fruto es el fruto espiritual: el carácter semejante a Cristo. Recordemos los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22). Dios quiere ver esa clase de fruto en nuestras vidas. La prueba de que somos discípulos es que produzcamos fruto. “No me elegisteis vosotros a mi – Jesús sigue diciendo- sino que yo os escogí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca (Juan 15:16). Dios quiere que produzcamos fruto, mucho fruto. Él quiere que seamos productivos. En este estudio veremos cuatro condiciones que da la Biblia para ser fructíferos. 1.- Cuidemos las raíces. Si queremos ser fructíferos, debemos cuidar algunas raíces. Dios dice que sin raíces no habrá fruto. Jeremías 17:7-8 dice: “Bendito el varón que confía en el SEÑOR, y cuya confianza es el Señor. Porque será como un árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” Debemos tener buenas raíces para producir fruto. Si no tenemos raíces, sencillamente no produciremos ningún fruto. Ahora, ¿por qué necesitamos raíces? Este pasaje da una razón. Necesitamos raíces para pasar los tiempos difíciles, los tiempos de calor y los tiempos de sequía. La raíz es la línea de sustento para alimentar toda la planta o árbol. ¿Alguna vez sentimos el calor en la vida, tiempos en los que hay presión? Seguro que podemos recordar esos tiempos de tensiones. Entonces es cuando mas necesitamos raíces. Proverbios 12:3 dice: “Mas la raíz de los justos no será removida”. El hombre justo puede soportar el calor. También puede soportar el tiempo de sequía, una larga estación de lluvias. En una sequía, los recursos son limitados. Todo se seca, y muchas cosas mueren. Pero los justos prevalecen. Tal vez en estos momentos estemos pasando por una sequía. Quizás lo estamos haciendo sin tener apoyo emocional. La estamos pasando sin amigos, o sin salud, o sin un trabajo, o sin estabilidad financiera. O estamos tratando de sobrevivir con limitaciones. Está es una sequía. ¿Cómo controlamos las temporadas de sequías en la vida? ¿Nos marchitamos? ¿Nos secamos y el viento nos arrastra? O, tenemos nuestras raíces bien firmes en el Señor, permaneciendo sin quebrarnos ante las situaciones. ¿Cómo se cultivan las raíces? Un buen lugar para comenzar es memorizando el Salmo 1:2-3; el salmista habla acerca de la vida estable, la vida que tiene raíces. Él dice que las raíces se desarrollan al leer y meditar en la Palabra de Dios. Eso mismo lo aprendemos en el Nuevo Testamento, en Colosenses 2:6-7. Empleemos tiempo diariamente leyendo, meditando, memorizando y obedeciendo la Palabra de Dios. Así es como se desarrollan raíces espirituales fuertes, raíces que profundizan en la tierra de la Palabra de Dios. Estas raíces nos capacitarán para soportar el calor de la presión y la privación de la sequía. 2.- Eliminemos la hierba mala. La segunda cosa que necesitamos hacer para ser productivos es eliminar la hierba mala en nuestra vida. Jesús ilustra esto en la parábola del sembrador. Él menciona cuatro tipos de terreno. Cada uno representa una manera en la que podemos responder a la Palabra de Dios. En Lucas 8:11-14 leemos: La semilla es la palabra de Dios… La parte que cayó entre espinos [hierba mala] son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran. Si queremos producir fruto, tenemos que cultivar buenas raíces y luego eliminar la hierba mala. ¿Cuáles son las hierbas malas en nuestra vida? Hay muchos tipos de hierba mala que pueden crecer en nuestra vida y ahogar nuestra vitalidad espiritual. Las hierbas malas son las preocupaciones e intereses que agotan nuestro tiempo, energía y dinero y nos impiden producir fruto espiritual. Las hierbas malas son señal de negligencia, y cuando descuidamos la lectura de la Biblia, la oración y el compañerismo con otros cristianos, esta crece y ahoga nuestra vida espiritual. Además, nos impiden producir fruto. Por lo tanto, si vamos a producir fruto, tenemos que profundizar y cultivar nuestras raíces, y eliminar las hierbas malas de nuestra vida. 3.- Cooperemos con Dios. Si vamos a ser cristianos fructíferos, debemos cooperar con Dios cuando poda nuestra vida. En Juan 15:1-2 Jesús dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará para que lleve más fruto”. Podar involucra cortar las ramas muertas y cortar las ramas vivas, para sacudir el árbol o vid y estimular el crecimiento. Si somos cristianos, vamos a ser podados. Contemos con eso. Tal vez ahora mismo estemos en medio de esta experiencia, y quizás no todo sean ramas muertas. Dios cortas las ramas que creemos que son productivas para que pueda producirse más fruto. Esto puede ser confuso. Creemos que fuimos fructíferos y nos sorprendemos y hasta nos frustramos por la forma en que Dios nos poda. Podar nunca es divertido, y tampoco es bonito, pero es para nuestro beneficio futuro. El propósito de podar es positivo. Dios no está enojado con nosotros. La Biblia dice que no hay condenación para los que están en Cristo Jesús (Romanos 8:1). Dios no <castiga> a sus verdaderos hijos. Su castigo ya se llevó a cabo en la cruz. Ahora Dios nos está podando para nuestro beneficio, para una mayor cosecha en nuestra vida. 4.- Esperemos la cosecha. Si queremos que nuestra vida sea fructífera, debemos cultivar buenas raíces, eliminar la hierba mala, cooperar con Dios al podarme dándole gracias y adorándole. También debo esperar por la cosecha. Desarrollarse toma tiempo, no es algo instantáneo. Dios hace los hongos en dos días, sin embargo, demora sesenta años para hacer un árbol de roble. ¿Qué preferimos ser, un hongo o un roble? Crecer toma tiempo. Cuando examinamos nuestro desarrollo espiritual talvez nos pregunte, ¿por qué me está llevando tanto tiempo para mejorar? He sido cristiano durante años, y no veo muchos cambios. Sigo luchando con muchas de mis debilidades. ¿Por qué? Porque el desarrollo espiritual, como el desarrollo natural, toma tiempo. Las mejores frutas maduran con lentitud. Jesús dice en Juan 12:24: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Cuando Jesús dice: De cierto, de cierto, está diciendo: ¡Apréndete esto! ¡Sintonízate! Está diciendo: Óyeme y óyeme bien. Esto es realmente importante. El punto que Jesús presenta aquí es que la muerte precede a la vida. Igual que un grano de trigo debe morir para producir fruto, nosotros también debemos morir a nosotros mismos para producir crecimiento espiritual. Y morir a nuestro orgullo toma tiempo. Nuestra tendencia es desenterrar la semilla de vez en cuando para revisar su progreso, en lugar de confiar en que Dios haga su obra en nuestras vidas. En el 1968, un científico descubrió, en una cueva de los indios, un collar de semillas que tenía seiscientos años. Sembró una de las semillas, y esta brotó y se desarrolló. Aunque dormida durante seiscientos años, el potencial de vida todavía estaba allí. Quizá hemos sido cristianos durante años, y nos la hemos pasado espiritualmente dormidos la mayor parte del tiempo. ¡No es demasiado tarde! ¡Podemos comenzar ahora mismo! Bajemos nuestra cabeza para orar y Él nos dará el poder para transformar nuestra vida. Te invitamos a nuestras reuniones todos los Domingos a las 5:00 p.m. En Ley del servicio civil No. 637, Col. Burócratas de Gpe. Juárez, N.L. Visita nuestra pagina: www.casadeamistad.org.mx Pastores: Noe y Karla Azua.