Estreñimiento crónico

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DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Estreñimiento crónico
68.157
Federico Argüelles Arias y Juan Manuel Herrerías Gutiérrez
Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Universitario Virgen Macarena. Sevilla. España.
El colon o intestino grueso mide alrededor de 1,5 m de longitud y sus principales funciones son absorber agua y electrólitos del quimo intestinal y almacenar temporalmente la
materia fecal. El ciego y el colon ascendente actúan como
reservorio de materia fecal principalmente líquida, y a partir
del ángulo hepático los movimientos de vaivén facilitan más
las funciones de mezclado y absortivas, quedando el sigma
y el recto como reservorios de las heces más consistentes.
Los trastornos en su motilidad pueden causar estreñimiento, diarrea, dolor o una combinación de éstos. El estreñimiento debe considerarse un síntoma –no una enfermedad
o un síndrome– que puede estar provocado por un gran número de causas y acompañar a múltiples trastornos digestivos o sistémicos1.
Definir el estreñimiento de forma práctica es difícil, ya que
en la mayoría de los casos es un dato subjetivo referido por
el propio paciente que presupone que su ritmo deposicional
no es el correcto, que presenta dificultad para obrar o, simplemente, no está satisfecho con su hábito intestinal. En general, el estreñimiento puede considerarse una disminución
de las deposiciones semanales, acompañada o no de dificultad en la defecación y, en algunas ocasiones, de necesidad de toma de medicación o de maniobras digitales. Por
consenso se definió estreñimiento como una frecuencia de
defecación menor de 3 veces por semana, peso de las heces inferior a 35 g al día, un contenido de agua no superior
al 40% y un esfuerzo defecatorio hasta en un 25% de las
ocasiones.
Según la evolución temporal del estreñimiento se establecen 2 tipos: estreñimiento agudo y estreñimiento crónico. El
primero es secundario a viajes, cambios de residencia, situaciones estresantes o encamamiento prolongado. No
debe preocupar ni al paciente ni al médico si no se asocia a
otros síntomas de alarma que puedan indicar la presencia
de algún proceso no benigno, y se suele resolver volviendo
a las condiciones habituales del sujeto. El estreñimiento crónico plantea más problemas en la práctica clínica diaria y es
mucho más frecuente. Es éste el que vamos a tratar en esta
revisión.
Epidemiología
El estreñimiento es, junto a la pirosis, uno de los motivos de
consulta más frecuentes al especialista de aparato digestivo2. Se considera que un 20-30% de las consultas atendidas tanto por médicos de familia como por especialistas son
por este motivo, aunque, si nos ceñimos a criterios objetivos
y al estudio del tiempo del tránsito colónico, se reduce a un
3%3. Se estima que la prevalencia en Europa Occidental es
del 15-20% y en España del 18%4. En general, los españo-
Correspondencia: Dr. J.M. Herrerías Gutiérrez.
Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Universitario Virgen Macarena.
Avda. Dr. Fedriani, 3. 41071 Sevilla. España.
Recibido el 16-4-2004; aceptado para su publicación el 16-6-2004.
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les se preocupan más por la defecación escasa y seca, y
por el esfuerzo al defecar, que por la frecuencia defecatoria5.
El estreñimiento aumenta con la edad –se considera que
cerca del 20% de la población mayor de 65 años usa regularmente laxantes6– y es 3 veces más frecuente en mujeres
que en varones7, hecho que no se ha podido relacionar con
el ciclo menstrual8.
Uno de los problemas más importantes de este síntoma es
su alto coste económico, ya que, si bien genera muy pocos
ingresos hospitalarios y una mortalidad excepcional, los gastos ocasionados por el uso de laxantes (el 1,3% de la población española los consume y sólo la mitad son prescritos
por el médico9) y por las pruebas complementarias pueden
suponer un coste medio de 2.752 dólares en un hospital
terciario10.
Etiopatogenia y formas clínicas
Se pueden diferenciar 2 tipos de estreñimiento crónico: el
estreñimiento crónico idiopático, primario o funcional, y el
estreñimiento secundario. Hasta en el 50% de las ocasiones
no se detecta ninguna causa orgánica que justifique el cuadro de estreñimiento, aunque se debe realizar en todos los
pacientes una cuidada anamnesis para averiguar si existe
algún motivo que explique el cuadro.
Las causas más frecuentes que pueden producir estreñimiento secundario son los fármacos, distintas anomalías
metabólicas, miopatías, neuropatías y trastornos del propio
aparato digestivo, entre otras (tabla 1).
Estreñimiento crónico idiopático
Es la forma más frecuente de estreñimiento crónico. Los criterios de Roma II (tabla 2) establecen que, para hablar de
estreñimiento crónico idiopático (ECI), se deben cumplir 2 o
más de sus puntos durante al menos 12 semanas no consecutivas en un período de 12 meses. No es posible detectar ninguna causa orgánica y según su fisiopatología se pueden identificar 2 tipos:
1. Inercia colónica o enlentecimiento del tránsito colónico,
que es considerada un defecto primario provocado por un
menor movimiento de las heces por el colon. Por técnicas de
manometría colónica se pueden observar 2 tipos de inercia
colónica: la que presenta un descenso de las ondas propulsoras de gran amplitud de la materia fecal desde el colon derecho hacia el izquierdo, con lo que las heces permanecen
sobre todo en el colon derecho, y la que presenta una descoordinación en las ondas propulsoras en el colon distal11.
2. Obstrucción funcional al tracto de salida de la pelvis, que
se caracteriza por la contracción paradójica o el fallo en la
relajación del suelo pélvico. También se denomina anismo,
disinergia del suelo pélvico o disquecia. Debe presentar estos 4 criterios: a) el paciente debe satisfacer los criterios
diagnósticos de ECI; b) deberán existir signos manométricos, electromiográficos o radiológicos de una contracción
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inadecuada o de una imposibilidad de relajar los músculos
del suelo pélvico durante los intentos de defecación; c) es
preciso que existan signos de fuerzas propulsivas suficientes durante los intentos de evacuación, y d) deberá demostrarse una evacuación incompleta.
1. Estreñimiento dietético. La fibra aumenta el volumen fecal y la frecuencia defecatoria, reblandece las heces y acelera el tránsito colónico. La falta de fibra en la dieta suele
ser una de las causas más frecuentes de estreñimiento crónico en nuestro medio.
Dentro del ECI se pueden determinar diversos factores asociados que permiten subagrupar algunos tipos5:
2. Síndrome del intestino irritable. Se asocia característicamente a períodos de estreñimiento con otros de diarrea y en
algunos pacientes suele asociar distensión abdominal o dolor.
TABLA 1
Causas de estreñimiento secundario
Fármacos
Abuso de laxantes
Opiáceos (codeína, difenoxilato)
Anticolinérgicos (antidepresivos, antihistamínicos, antiespasmódicos,
antiparkinsonianos)
Bloqueantes de los canales del calcio
Simpaticomiméticos (terbutalina, efedrina)
Antiinflamatorios no esteroideos
Diuréticos
Colestiramina
Metales (hierro, aluminio, calcio y plomo)
Bismuto y sulfato de bario
Trastornos orgánicos del propio tubo digestivo
Neoplasias
Estenosis inflamatorias
Diverticulitis
Enfermedad inflamatoria intestinal (enfermedad de Crohn
principalmente)
Adherencias posquirúrgicas
Colitis isquémica
Tuberculosis
Enfermedades venéreas (sífilis y linfogranuloma)
Lesiones intermitentes
Vólvulos
Hernias
Invaginaciones
Trastornos rectoanales
Rectocele
Estenosis anal
Fisura anal
Absceso perianal
Prolapso mucoso anterior
Hemorroides
Anomalías del metabolismo y enfermedades endocrinas
Diabetes mellitus
Hipotiroidismo
Hipercalcemia
Amiloidosis
Porfiria
Uremia
Hipopotasemia
Glucagonoma
Feocromocitoma
Panhipopituitarismo
Miopatías
Enfermedades del colágeno
Esclerosis sistémica
Enfermedad mixta del tejido conectivo
Dermatomiositis
Origen ginecológico
Gestación
Histerectomía
Endometriosis
Neuropatías
Enfermedad de Hirschsprung
Lesiones medulares
Esclerosis múltiple
Enfermedad de Parkinson
Accidente vascular cerebral
Tumores cerebrales
Ganglioneuromatosis
Otros trastornos
Depresión
Deterioro cognitivo
Cardiopatía
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3. Estreñimiento del anciano. Se ha comunicado una alta
prevalencia de esta entidad, en torno al 30%. Es típico
observar en estos pacientes un tránsito intestinal enlentecido,
retraso de la evacuación rectal, elasticidad de la pared rectal
reducida con presiones intrarrectales altas y disminución de
la percepción de la distensión rectal. Estas características
manométricas provocan un estreñimiento con disminución
de la frecuencia y aumento del esfuerzo defecatorio, con una
alta tasa de impactaciones rectales por fecalomas12.
4. Estreñimiento de las mujeres jóvenes. Es una forma poco
frecuente de estreñimiento, pero grave. Se presenta en mujeres que suelen asociar dolor abdominal y, en algunos
casos, alteraciones motoras esofágicas y del intestino delgado, por lo que se ha considerado una manifestación del síndrome de seudoobstrucción intestinal13. Su asociación con
alteraciones ginecológicas, como galactorrea, trastornos ureterovesicales e hipotensión ortostática, también ha llevado a
algunos autores a considerar que esta entidad es una manifestación de alguna enfermedad sistémica14. En la exploración, el recto no contiene heces y se observa un enlentecimiento muy marcado del tránsito colónico.
5. Megarrecto idiopático. Se define por un diámetro rectal
superior a 6,5 cm a nivel de la salida pélvica o por un volumen máximo tolerable de distensión rectal superior a 320
ml en la mujer y de 440 ml en el varón15. Puede asociarse a
megacolon y en algunos casos también a impactación e incontinencia fecal, y en general afecta a sujetos con bajo nivel intelectual o trastornos de la personalidad.
Diagnóstico
En el enfoque diagnóstico del estreñimiento es fundamental
una historia clínica detallada, así como una correcta exploración.
En la anamnesis se debe descartar la presencia de alguna enfermedad que pueda asociar estreñimiento. Igualmente debe
quedar recogida toda la medicación que el paciente toma,
puesto que, como se ha comentado, se debe valorar que alguno de los fármacos pueda ser la causa del estreñimiento.
Los denominados síntomas de alarma también deben tenerse muy en cuenta. La presencia de rectorragia, alteración
TABLA 2
Criterios de Roma II para el estreñimiento crónico
Al menos durante 12 semanas (no precisa que sean consecutivas) en los
últimos 12 meses con 2 o más de los siguientes:
1. Esfuerzo defecatorio en más del 25% de las defecaciones
2. Emisión de heces apelmazadas o duras en más del 25% de las
defecaciones
3. Sensación de evacuación incompleta en más del 25% de las
defecaciones
4. Sensación de bloqueo anorrectal en más del 25% de las defecaciones
5. Maniobras manuales para facilitar la evacuación (como manipulación
digital o sostén del suelo de la pelvis) en más del 25% de las
defecaciones
6. Menos de 3 deposiciones a la semana
No debe haber heces sueltas ni criterios suficientes para el diagnóstico
del síndrome del intestino irritable
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Anamnesis/exploración física
Analítica o enema
opaco/colonoscopia
Anormal
Alteraciones
estructurales
Normal
Alteraciones funcionales
secundarias
Estreñimiento
crónico idiopático
Medidas higiénicas
Suplemento de fibra
(4-6 semanas)
Estudios funcionales
Tiempo de tránsito colónico
Manometría anorrectal
Test de expulsión con balón
Sin respuesta
Sin
alteración
funcional
Tiempo de
tránsito colónico
enlentecido
Obstrucción
funcional al tracto
de salida
Consulta
psicológica
Laxantes
Biorregulación
Fig. 1. Esquema diagnóstico y terapéutico del estreñimiento.
Fig. 2. Fotografía de los marcadores radioopacos utilizados.
del hábito intestinal o la pérdida de peso debe hacer descartar al médico una neoplasia y obliga a realizar un enema
opaco y/o una colonoscopia. La exploración radiológica del
colon tiene una sensibilidad y especificidad menores que la
colonoscopia, que permite una visualización completa y directa de todo el colon, y el inicio de tratamiento en caso de
que fuera necesario. En pacientes jóvenes en los que al estreñimiento se asocia dolor abdominal y en algunas ocasiones existen períodos de diarrea se debe sospechar un síndrome del intestino irritable.
La exploración anal y perianal debe ser meticulosa, para
descartar, en primer lugar, la presencia de hemorroides,
abscesos perianales o fisuras. En posición decúbito lateral
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Fig. 3. Radiografía simple de abdomen donde se observa la distribución de
los marcadores radioopacos en el marco cólico.
izquierdo, con los glúteos separados se inspecciona la elevación y descenso del perineo para valorar la presencia del
síndrome del perineo descendente. Se debe descartar un
prolapso anorrectal y valorar el tono del esfínter anal con el
dedil introducido en el canal anal. El síndrome del suelo
pélvico o anismo debe descartarse con la palpación del
músculo puborrectal. Si esta palpación es dolorosa, debe
llevar a pensar en él.
Una vez descartadas todas las causas secundarias de estreñimiento se puede iniciar un tratamiento empírico consistente en dieta rica en fibra, aumento de los líquidos ingeridos y ejercicio físico durante 4 a 6 semanas16. En aquellos
pacientes que no han respondido a este tratamiento se
debe proceder a la realización de una serie de pruebas para
el estudio del estreñimiento. Estas pruebas variarán en función de los síntomas predominantes en el paciente (fig. 1)5
y son las siguientes:
Medida del tiempo del tránsito colónico. El empleo de marcadores radioopacos permite identificar si existe un enlentecimiento del tránsito en el colon de forma global o más localizado en algún segmento. La técnica y los parámetros de
normalidad quedaron establecidos por el Grupo Español
para el Estudio de la Motilidad Digestiva17. Los pacientes ingieren durante 3 días 20 marcadores radioopacos a diario y
se controla su paso mediante radiografías de abdomen durante varios días hasta observar su total desaparición. Esta
radiografía se divide en 3 áreas que permitirán valorar
el tiempo de tránsito colónico total y el segmentario (figs. 2
y 3).
En un estudio realizado en nuestro servicio18 con marcadores radioopacos para estudiar el tránsito colónico en pacienMed Clin (Barc) 2004;123(10):389-94
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tes con ECI observamos que el 40% tenía un enlentecimiento principalmente a expensas del colon derecho, el
27% del colon izquierdo y el 33% en recto-sigma. A 20 de
los pacientes se les estudió mediante manometría anorrectal y se observó que la principal anomalía fue la hiposensibilidad en el área anorrectal, fundamentalmente en sujetos
con enlentecimiento en el colon derecho.
Defecografía. Es una técnica radiológica que permite evaluar el recto y el suelo pélvico durante la defecación. Se introduce bario en el recto del paciente que, en sedestación,
debe evacuarlo en su totalidad, lo que permite evaluar el
ángulo anorrectal tanto en relajación como en contracción,
el diámetro del canal anal y cuantificar el vaciamiento de la
ampolla rectal, así como detectar posibles alteraciones estructurales. Sin embargo, esta técnica se ha cuestionado
por su baja reproducibilidad19.
Manometría anorrectal. Es la técnica que, mediante el registro simultáneo en diferentes zonas de los cambios de presión intraluminal, permite el estudio de la actividad motora
del segmento anorrectal, tanto en reposo como simulando
diversas situaciones fisiológicas. Aporta datos muy relevantes ya que realiza una valoración objetiva de los diferentes
parámetros de este segmento, como el tono del canal anal
tanto en reposo como en el esfuerzo, el comportamiento
motor rectoanal en condiciones basales y ante diferentes
estímulos y el reflejo rectoanal inhibitorio. Éste consiste en
la relajación del esfínter anal interno con la distensión del
recto mediante un balón, que está ausente en la enfermedad de Hirschsprung. En el anismo se observan presiones
esfinterianas elevadas con un incremento relativamente escaso durante la contracción voluntaria.
Test de expulsión con balón. Esta técnica, descrita por primera vez por Preston y Lennard-Jones20, cuantifica la capacidad que tiene el paciente para expulsar un balón con
unos 50 ml de agua templada, y se suele realizar sola o junto con la manometría anorrectal. La imposibilidad de expulsar el balón suele ser indicativa de una defecación obstruida, en general asociada a anismo.
Estudio de la sensibilidad anorrectal a la distensión. Mediante volúmenes crecientes de aire en un balón colocado
en el recto se puede medir la sensibilidad anorrectal. Se
considera que un sujeto tiene un umbral normal de percepción entre 20 y 50 ml, la sensación de defecación suele
aparecer en 40-120 ml y el deseo de defecar permanente
en 60-280 ml. Las causas de esta hiposensibilidad a la distensión pueden ser varias, como la denervación sensitiva o
los casos de megarrecto.
Electromiografía anorrectal. Permite un estudio del sistema
neuromuscular de forma completa y valora la integridad
funcional de este complejo.
Tratamiento
Medidas generales
En el tratamiento del estreñimiento la información que se
debe aportar al paciente y sus familiares es fundamental.
En muchas ocasiones lo primero es aclarar que no es necesario acudir todos los días al cuarto de baño y que no se
debe prestar especial atención a las veces que se defeca al
día o a la semana. Como se ha comentado al principio, el
estreñimiento es difícil de definir por ser un síntoma subjetivo, lo que hace muy variable su percepción interindividual.
Explicar todo esto puede tranquilizar al paciente y a sus familiares.
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TABLA 3
Alimentos ricos en fibra2
Fibra fermentable
Aguacate
Brécol
Zanahoria
Albaricoque
Naranja
Mandarina
Ciruela
Alubias blancas
Habas
Avena
Pistachos
Cacahuetes
Nueces
Avellanas
Fibra no fermentable
Alcachofa
Borraja
Guisantes
Granada
Pera
Plátano
Kiwi
Garbanzos
Lentejas
Pan integral (trigo y centeno)
Copos de maíz
Almendras
TABLA 4
Efectos secundarios del empleo crónico de laxantes
Cronificación del estreñimiento
Deshidratación
Hiponatremia, hipocloremia, hipopotasemia, hipocalcemia
Hipermagnesemia, hipernatremia (osmóticos salinos)
Déficit de vitaminas liposolubles
Dispepsia, dolor abdominal, retortijones, urgencia rectal e incontinencia
Alteración de la flora intestinal
Hipertransaminasemia y colestasis
Efectos estructurales: melanosis coli y colon catártico
Broncoaspiración: parafinomas pulmonares
Interacciones medicamentosas: potenciación de los efectos de natriuresis
y caliuresis de los diuréticos
Por otro lado, es muy importante conseguir un hábito de defecación, indicando un horario determinado, preferiblemente en los momentos de mayor propulsión del tubo digestivo,
como es después de las comidas o al levantarse, y siempre
sin prisas. De igual manera, en algunos pacientes puede ser
útil usar alzas (de unos 15 cm) al sentarse en la taza del
inodoro para conseguir una flexura de la pared abdominal
que logra una posición defecatoria considerada como la
más fisiológica21. No se debe olvidar, sobre todo en los pacientes sedentarios, recomendarles realizar cierto ejercicio
físico, que puede facilitar el acto defecatorio.
Medidas dietéticas
Entre estas medidas se incluye aumentar la toma de líquidos diarios y el consumo diario de fibra hasta alcanzar al
menos unos 20-35 g al día. Los alimentos más ricos en fibra
son, sobre todo, las frutas, las verduras, el salvado de trigo y
el pan integral2 (tabla 3).
Laxantes
Los laxantes constituyen el grupo de fármacos más eficaces
en el tratamiento del estreñimiento, con un uso muy extendido en nuestra sociedad, aunque no están exentos de ciertos efectos secundarios (tabla 4). Se pueden dividir en 5
grupos principalmente:
1. Laxantes incrementadores del volumen del contenido intestinal. Constituidos por polisacáridos o preparados ricos
en metilcelulosa difícilmente absorbibles, actúan de manera
similar a la fibra dietética. Pueden ser de origen natural,
como las semillas de Plantago ovata, el salvado de trigo, las
plantas gomosas y guar, y sintéticos como la metilcelulosa.
No están indicados en el tratamiento agudo del estreñimiento, ya que tardan entre 12 y 72 h aproximadamente en hacer efecto, por lo que se deben considerar un tratamiento a
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largo plazo. La dosificación de Plantago ovata es de 3,5 a
10,5 g/día, y la de metilcelulosa, entre 3 y 4,5 g/día. Pueden
producir distensión abdominal y disminuir la absorción de
ciertos glucósidos cardiotónicos, la nitrofurantoína y los salicilatos.
2. Laxantes osmóticos. Producen un incremento de la presión osmótica en el interior del tracto digestivo, favorecen la
retención de agua y de esta manera ablandan las heces. Se
pueden dividir en 3 grupos:
Laxantes derivados de azúcares como la lactulosa, el lactitol
y el sorbitol. Estos azúcares se metabolizan por las bacterias
del colon que producen ácidos grasos de cadena corta, dióxido de carbono e hidrógeno, y originan un descenso del pH
que favorece el peristaltismo intestinal. La lactulosa es un
combinación de galactosa y fructosa y la dosis recomendada en adultos suele ser de 15 a 60 ml/día. Está indicado su
uso en forma de enemas en pacientes con impactación fecal. Puede inducir flatulencia y dolor cólico abdominal. El
lactitol es un disacárido de galactosa y sorbitol. Se administra en forma de polvos a una dosis inicial de 20 g/día y, al
no alterar las glucemias, se puede indicar en pacientes diabéticos.
Laxantes salinos. Son compuestos de magnesio (citrato, sulfato e hidróxido) y sodio (fosfato y bifosfato) que ejercen un
efecto osmótico y aumentan la motilidad a través de la estimulación de la acción de la colecistocinina. Se pueden administrar en forma oral, de enemas y de microenemas, y están contraindicados en pacientes con insuficiencia renal por
el riesgo de producir hipermagnesemia sintomática. Las sales de sodio no se deben utilizar en pacientes con insuficiencia cardíaca ni en niños por inducir hipocalcemia.
Polietilenglicol, una solución electrolítica de esta sustancia,
asociada a cloruro sódico, cloruro potásico, sulfato sódico y
bicarbonato sódico, se usa en las preparaciones cólonicas
para cirugía, colonoscopia y radiología.
3. Laxantes emolientes o surfactantes. Son agentes surfactantes aniónicos que hidratan y humedecen las heces. Su
principal principio activo es el docusato en forma de sal de
sodio, de potasio o de calcio. Se preparan en grageas de
100 mg, si bien hay que tener en cuenta que los preparados comerciales que contienen docusato están combinados
con otros laxantes. Se puede indicar en casos de heces
muy duras a corto plazo para evitar un esfuerzo defecatorio
intenso. Un aspecto a tener en cuenta con este tipo de laxantes es que incrementan la absorción de otros fármacos
como la fenolftaleína y del aceite mineral, y que pueden inducir hepatitis periportal.
4. Laxantes lubrificantes. Constituidos por los aceites minerales (aceite de parafina y glicerina). Son aceites no digeribles que revisten las heces y facilitan el tránsito intestinal. El
aceite de parafina se presenta en suspensión y se administra
a dosis de 15 a 45 ml/día. La glicerina se presenta en forma
de supositorios a dosis de 2,25 g en adultos y 2 g en niños.
5. Laxantes estimulantes. Actúan estimulando la actividad
motora del colon y también mediante el intercambio de
agua y electrolitos. Se pueden dividir en 3 grupos: derivados
antraquinónicos, laxantes polifenólicos y aceite de ricino.
Derivados antraquinónicos. Provienen de plantas cuyos principios son glucósidos que no se absorben en el intestino delgado y al llegar al colon se hidrolizan dando lugar a la molécula activa. Están constituidos por la cáscara sagrada, sen,
áloe, frángalo y ruibarbo. Son, con diferencia, los más utilizados por la población general sin prescripción facultativa, y
clásicamente su uso crónico se ha asociado a alteraciones
51
estructurales o funcionales en el colon, que no se han llegado a comprobar en estudios publicados22,23, por lo que se
pueden considerar fármacos bastantes seguros. Sin embargo, pueden producir dolor abdominal y diarrea de forma frecuente, y además de la denominada melanosis coli que consiste en una tinción pardusca de la mucosa del colon, más
llamativa en la región proximal, que carece de implicación
clínica, aparece tras la toma crónica de este tipo de laxantes
y desaparece tras su abandono varios meses después. Están
indicados principalmente en la inercia colónica grave donde
el resto de los fármacos no tienen especial actividad5.
Laxantes polifenólicos. Están constituidos por el bisacodil,
que se administra en forma de tabletas que se tragan sin
masticar en dosis de 5 a 15 mg al día antes de acostarse21.
A pesar del enorme arsenal de laxantes de que se dispone
en la actualidad, no hay muchos estudios que nos hablen
de la eficacia superior de algún grupo sobre otro y, sobre
todo, no existe una recomendación clara sobre cuál es el
que se debe utilizar. Recientemente se ha observado que
en el tratamiento del estreñimiento del anciano existen pocas diferencias entre los distintos grupos de laxantes24.
Biorregulación (biofeedback)
Se considera una técnica de aprendizaje para conseguir
aprender la dinámica defecatoria normal mediante un entrenamiento. Esto se consigue a través de la mejora de la sensibilidad rectal, para aumentar la capacidad de apreciación de
la llegada de las heces al recto, con lo que se incrementa la
presión intraabdominal de forma eficaz y se consigue la relajación de la musculatura del suelo pélvico durante el esfuerzo defecatorio25. Actualmente las técnicas de biorregulación
se han utilizado en estos 3 tipos de estreñimiento crónico: a)
adultos con disinergia del suelo pélvico; b) adultos con estreñimiento crónico grave, con independencia de la alteración
funcional presente, y c) niños con estreñimiento funcional y
encopresis y dinámica defecatoria anormal.
Los resultados del tratamiento en pacientes adultos con disinergia del suelo pélvico son muy variables según los estudios (18-100%)26-28. Sin embargo, éstos valoran a grupos diferentes de pacientes, carecen de grupo control y el período
de seguimiento es muy corto. En el grupo de adultos sin alteración funcional clara las respuestas también son muy variables, entre un 12 y un 65%29-31. La biorregulación en niños con encopresis está hoy día en tela de juicio debido a
que no se ha comprobado su efectividad de manera evidente. Así, en una revisión sistemática32 que valora los 7 estudios aleatorizados y controlados publicados hasta la fecha
que comparan el tratamiento convencional más biorregulación con el tratamiento convencional, no se hallan diferencias entre ambos grupos de tratamiento, ni en la fisiología
anorrectal ni en los síntomas, salvo en la dosis de laxantes,
que era superior en los niños que recibían el tratamiento
con biorregulación. Por tanto, se concluye que ésta no proporciona ningún beneficio adicional en los niños con estreñimiento.
El número de sesiones de biorregulación no está claramente
establecido y puede variar entre una y 12, si bien en la mayoría de los centros se suelen realizar entre 4 o 5. La duración de las sesiones está algo más determinada, entre 45 y
60 min cada una.
Tratamiento psicológico
El estreñimiento es un síntoma con unas condiciones socioculturales bastante marcadas, por lo que es aconsejable
que algunos pacientes con estreñimiento que no mejoran
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ARGÜELLES ARIAS F, ET AL. ESTREÑIMIENTO CRÓNICO
tras la toma de laxantes se sometan a psicoterapia de apoyo
y a técnicas de relajación, en especial aquellos con tránsito
colónico adecuado y síndrome del intestino irritable asociado33.
Cirugía
La cirugía debe considerarse como la última opción en el
paciente estreñido, que no ha respondido a todo tipo de laxantes y cuya calidad de vida está condicionada por el estreñimiento. Actualmente sólo se consideran candidatos a
cirugía los pacientes con inercia colónica y aquellos con estreñimiento distal o disfunción del suelo pélvico por una alteración anatómica, como rectocele, sigmoidocele, invaginación rectal interna o síndrome del perineo descendido.
Debe existir siempre demostración objetiva de este enlentecimiento mediante el tránsito de marcadores radioopacos o
gammagrafía, descartarse la presencia de anismo y de una
alteración difusa de la motilidad digestiva, y confirmarse
que el tiempo de tránsito intestinal y el vaciamiento esofagogástrico son normales, y no debe existir alteración psíquica
valorada mediante estudio psiquiátrico.
El procedimiento quirúrgico más utilizado en los pacientes
con estreñimiento idiopático es la colectomía total con anastomosis ileorrectal, que ha obtenido buenas tasas de respuesta en las últimas series publicadas (entre un 78 y un
100% de los casos)34-36.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Herrerías Gutiérrez JM, García Montes JM. Estreñimiento. En: Díaz Rubio M, editor. Trastornos motores del aparato digestivo. Madrid: Panamericana, 1996; p. 239-44.
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