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CN. 42.793 “Pereyra, Fabio Rubén
s/ procesamiento con prisión prev.”
Juzg. Fed. 11; Secretaría 22.-
Reg. N° 162
//////////////nos Aires, 5 de marzo de 2009.VISTOS Y CONSIDERANDO:
I. Llega la presente causa a conocimiento del Tribunal en
virtud del recurso de apelación interpuesto por la defensa de Fabio Rubén Pereyra
contra la resolución, cuya copia se encuentra agregada a fs. 1/13 del presente
incidente, que dispuso el procesamiento con prisión preventiva del nombrado, al
encontrarlo prima facie autor penalmente responsable de los delitos de tenencia
de estupefacientes con fines de comercialización (art. 51, inc. Ac@, de la ley
23.737), portación de arma de uso civil sin la debida autorización (art. 189 bis, 21,
tercer párrafo, del C.P.) y tenencia ilegítima de documento nacional de identidad
ajeno (art. 33, inc. Ac@, de la ley 20.794), todos ellos en concurso real entre sí (art.
55 C.P.).
El Dr. Juan Martín Hermida, defensor oficial a cargo de la
asistencia técnica del imputado Pereyra, negó que los elementos secuestrados
fueran propiedad de su defendido y manifestó que la decisión del Aa quo@ resultaba
prematura al carecer de suficientes elementos de prueba para sostener las
imputaciones contra aquél puesto que, sólo encontró sustento en los descargos de
los co-imputados de la causa.
Esas afirmaciones, dijo, carecían de toda calidad probatoria y
correspondía que sean tomadas como un intento para mejorar sus respectivas
situaciones procesales y no, como sucedió en la resolución atacada, utilizadas
como prueba de cargo.
Por otro lado, el apelante señaló que la imputación de la
tenencia ilegítima del documento nacional de identidad también había sido
apresurada ante la omisión del Aa quo@ de citar al titular de ese documento para
que explicara qué hacía su documento dentro del domicilio allanado.
También argumentó que el juez a cargo de la instrucción debió
determinar de modo fehaciente a quién pertenecían los inmuebles allanados en vez
de concluir, en base a los dichos de los co-imputados, que Pereyra ejercía poder de
disposición sobre ellos, incluidos los elementos encontrados allí adentro.
Finalmente expresó que no fueron valoradas las explicaciones
que dio Pereyra al prestar declaración indagatoria y cuestionó la prisión
preventiva al indicar que no se encontraban configurados los riesgos procesales
(peligro de fuga y entorpecimiento de la investigación) necesarios para el dictado
de esa medida restrictiva de la libertad.
II. Surge del expediente principal, así como de la resolución
apelada, que el día 30 de diciembre de 2008 personal policial vestido de civil se
encontraba realizando tareas de prevención dentro del barrio conocido como la
villa 21 de esta Ciudad.
En uno de los pasillos de la manzana 19 de ese lugar vieron a
un hombre -luego identificado como Pereyra- sentado sobre un banco de plástico
en la puerta de ingreso (que se encontraba abierta) de una habitación. Junto a él
habían otros dos hombres -Gómez y Sanabria- y, a unos dos metros de aquéllos,
aproximadamente, una mujer -Duarte- que tenía entre sus manos una bolsa con
múltiples envoltorios Ade los típicos para estupefacientes ilegales@.
Al intentar acercarse hacia las personas descriptas, notaron que
aquéllos se pusieron “nerviosos y dubitativos por la presencia de personas
extrañas al lugar” y pudieron observar que Pereyra, que se encontraba sentado en
el banco de plástico, tenía junto a él, apoyada contra el marco de la puerta, un
arma de fuego tipo carabina y una botella de agua mineral cortada que tenía en su
interior envoltorios Ade los típicos para transportar marihuana@.
Al advertir esta situación, los preventores se dieron a conocer
como policías y detuvieron a los tres hombres. La mujer, en cambio, trató de huir
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e ingresó a un domicilio- luego identificado en la instrucción como nro. 3- pero
fue detenida allí por uno de los policías.
Mientras esperaban apoyo de otras unidades policiales, los
preventores señalaron que vieron a través de la ventana de la habitación donde se
encontraba sentado Pereyra -que también se hallaba abierta- una mesa con
múltiples envoltorios de paco y marihuana, elementos de corte para su
fraccionamiento y una balanza. Esta habitación fue identificada bajo el nro. 1.
Frente a esta, había otra vivienda con su puerta totalmente
abierta -finca nro. 2- donde vieron otra mesa sobre la cual yacían más envoltorios
del mismo tipo. Y, dentro del domicilio donde ingresó y fue detenida Duarte
-finca nro. 3-, más envoltorios con estupefacientes.
Ante esta circunstancia, y a los efectos de proteger su
integridad física, los preventores ingresaron a los domicilios referidos a fin de
constatar que allí no se encontrara nadie armado o escondido que pudiera poner en
peligro sus vidas. Luego de verificar que las habitaciones se encontraban vacías y
describir a éstas como Amuy precarias, compuestas por un máximo de dos
habitaciones cada una, hallándose muy poco amuebladas, casi vacías, dando la
sensación que en esas viviendas no se domicilia personas permanentes, ya que no
se observaron heladeras ni víveres mínimos para la vida cotidiana, como si se
encontraran abandonadas o su uso fuera puramente ocasional o casual@, los
efectivos se comunicaron telefónicamente con el juez en turno, quien ordenó por
ese medio ingresar a los 3 domicilios junto con testigos y detener en carácter de
incomunicados a las 4 personas individualizadas por la policía.
Del interior de los domicilios señalados, los cuales no poseen
ningún tipo de numeración catastral ni indicación numérica alguna, se secuestró
en la finca 1: un arma de fuego calibre 22 con quince cartuchos de bala
almacenados en el cargador y uno en la recámara; un recipiente de plástico
conteniendo $50 (cincuenta pesos) y veinte envoltorios de marihuana; una balanza
digital junto con una bolsa de nylon que contenía un trozo compacto de
marihuana; cuarenta y un envoltorios de marihuana; un trozo compacto de
marihuana junto a un cuchillo de mango de madera; cuarenta y siete trozos
pequeños de marihuana; nueve envoltorios de nylon con cocaína; once Atizas@ de
cocaína; dos cutters y 1 caja con $613 (seiscientos trece pesos) en distintos billetes
de baja denominación. En la finca nro. 2: una balanza electrónica; un trozo
compacto de marihuana de aproximadamente 150 gramos; un recipiente con
veintiséis envoltorios de marihuana; ochenta y tres envoltorios con cocaína; treinta
y nueve envoltorios de nylon con marihuana y un teléfono celular. Del interior de
la finca 3: trescientos diez envoltorios de cocaína; once envoltorios de marihuana
y tres Atizas@ de cocaína; $18,05 (dieciocho pesos con cinco centavos) compuestos
de distintos billetes y monedas; el DNI nro. 29.436.924 registrado a nombre de
Ermindo Ángel Quintero.
Esto surge de las declaraciones de los preventores Edgardo
Omar Daquita (fs. 1/4), Cristian Moreno (fs. 14/6), Cristian Mofardini (fs. 31/3) y
Vicente Rodolfo (fs. 34/6), así como de las declaraciones de los testigos Miguel
Angel Rivas Zarza y Francisco Javier González (fs. 12 y 13), quienes
presenciaron cómo los agentes policiales ingresaron a los 3 domicilios y
secuestraron los elementos detallados en el párrafo anterior.
III. El día 31 de diciembre de 2008 el Aa quo@ recibió
declaración indagatoria a todos los imputados, quienes hasta ese momento se
encontraban incomunicados.
Alejandro Máximo Sanabria dijo que aquel día se encontraba
junto con su amigo, Oscar Gómez, consumiendo pasta base que había adquirido a
Fabio Rubén Pereyra, a quien describió y señaló como aquél que le vendía esa
sustancia todos los días y era el dueño de todos los elementos secuestrados.
Expresó que conocía a todas las otras personas que se encontraban detenidas
señalando que el vendedor era Pereyra, mientras que el resto eran consumidores y
clientes de aquél (cfr. fs. 76/8).
Soledad Marisa Duarte coincidió con los dichos de Sanabria y
agregó que ella consumía pasta base todos los días, comprándosela al Agordo@
Pereyra, a quien describió físicamente. Expresó que empeña cosas para poder
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adquirirle la droga e, incluso, la consigue a cambio de sexo. Por otro lado, dijo
que Pereyra siempre vendía droga en la manzana nro. 19 y que utilizaba las tres
casas allanadas para la venta de estupefacientes, circunstancia que conocía por que
ella se encargaba de limpiar esos lugares a pedido de Ael Gordo@ que le pagaba con
dinero o con droga. Dijo que todos los elementos secuestrados dentro de los
domicilios allanados pertenecían a Pereyra y que los otros dos detenidos, a quien
nombró como ADamián y Peto@, eran amigos suyos y consumidores de pasta base
como ella. Finalmente, indicó que el celular secuestrado pertenecía a Pereyra y
que el DNI era de una persona que conocía, también consumidor. Como Pereyra
aceptaba cualquier cosa a cambio de la droga, suponía que el DNI lo había
recibido como empeño de la venta de estupefacientes (cfr. fs 79/81).
Al prestar declaración indagatoria , Oscar Damián Gómez dijo
que Pereyra era quien le vendía droga y que el día de su arresto se encontraba
junto con Sanabria fumando pasta base a una cuadra del lugar y allí lo detuvieron.
Reconoció a Soledad Duarte como una consumidora de paco, sustancia que le
compraba a Pereyra, y dijo, a su vez, no saber de quién eran las otras casas
secuestradas (el arma de fuego y el DNI), pero que el domicilio donde fue
detenido Pereyra pertenecía al nombrado. En este sentido, relató que ese día le
compró la pasta base mientras Pereyra se encontraba sentado fuera de su casa.
Que buscó la droga en el interior de ese domicilio y se la entregó. Sin embargo,
no vio ningún arma de fuego (cfr. fs. 82/4).
El último en declarar fue el apelante Fabio Rubén Pereyra,
quien negó que los elementos secuestrados fueran suyos y contó cómo fue
detenido. Dijo que el día anterior había ido a bailar con una chica llamada Liz (de
la cual no pudo aportar mayores datos más que su aspecto físico) a un lugar
llamado AVurucuya@ en Constitución. Luego de ello, acompañó a su amiga a
comprar droga y se fueron a una plaza cerca de la calle Iguazú donde se acostaron.
Al día siguiente, como debía encontrarse con ella en el mismo
lugar donde habían comprado la droga y, mientras esperaba sentado en una silla
plástica en la puerta del lugar, lo detuvo la policía.
Ante las preguntas del magistrado de grado, negó conocer a las
otras personas detenidas en el procedimiento y expresó que quien le vendió la
droga la noche anterior era una señora morocha, alta, de unos 1,75 mts, un poco
gorda, que podría reconocerla si la volvía a ver. Desconoció el arma de fuego, el
DNI y dijo que el único elemento que tenía al momento de su detención era una
carcasa de celular, la cual había comprado en el local de su primo llamado Líder
Raúl (cfr. fs.86/8).
Todos estos elementos fueron utilizados por el Juez Bonadío
para dictar el procesamiento contra Fabio Rubén Pereyra y sobreseer a los otros
imputados.
IV. Mediante la resolución de fecha 15 de enero del corriente
año, el Aa quo@ concluyó, en base a las declaraciones de los preventores, de los
testigos del procedimiento y de las declaraciones indagatorias de los otros
imputados, que existía prueba suficiente para tener por acreditado que Pereyra era
el propietario de las casas -fincas 1, 2 y 3- y que ejercía sobre éstas, los
estupefacientes, el dinero, el arma y el documento poder de disposición. Por lo
tanto, encontró reunidos los requisitos, objetivos y subjetivos, requeridos por los
tipos penales escogidos (que fueron explicados en el resolutorio) necesarios para
decretar el procesamiento de Fabio Rubén Pereyra.
A la hora de valorar si correspondía dictar una medida
restrictiva de la libertad, analizó que en base a la pena que cabría en caso de recaer
condena, la cual, por su monto, no podría ser de ejecución condicional (arts. 26
del C.P. y 312, inciso 11, del CPPN), sumado a que el imputado no había
informado domicilio ni tenía documentación alguna que acreditase su identidad,
existían elementos suficientes para presumir que, en caso de recuperar su libertad
en esta etapa del proceso, Pereyra intentaría darse a la fuga.
V. El principal cuestionamiento de la defensa consistió en que
la única prueba que vinculaba a Pereyra con los elementos secuestrados eran las
declaraciones de los otros co-imputados. Estas manifestaciones, argumentó, no
podían ser tomadas como prueba de cargo toda vez que todos ellos tenían interés
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en la causa y sus dichos, lejos de revelar el verdadero propietario de la droga, el
arma y el DNI, resultaron estrategias defensistas que buscaron mejorar sus
situaciones procesales.
En el presente caso, entendemos, además de las declaraciones
de los co-imputados existen otras pruebas de cargo que ubican al imputado
Pereyra en el lugar de los hechos y señalan que éste se encontraba sentado en la
puerta de una de las fincas allanadas -la nro. 1- junto con un arma de fuego y una
botella de agua mineral cortada que contenía Amúltiples envoltorios de los típicos
para transportar marihuana@. Esto surge claramente de las declaraciones de los
preventores.
Lo que debe resolver el Tribunal es si además de las
declaraciones de los policías, las manifestaciones de los co-imputados (que dijeron
que Pereyra era el dueño de todos los elementos secuestrados) pueden ser
utilizadas como prueba incriminatoria.
En este sentido, si bien no escapa al Tribunal que cuando un
imputado declara lo que generalmente intenta hacer es mejorar su situación frente
a la acusación, lo cierto es que también los descargos de los co-imputados pueden
servir como elementos de prueba que permitan el juez, en base a su sana crítica,
reconstruir qué fue lo que sucedió en el hecho investigado.
La particularidad de que todos los co-imputados, quienes se
encontraban incomunicados al prestar declaración indagatoria, señalaron a Pereyra
como el dueño de los estupefacientes y demás objetos que se encontraban dentro
de las tres viviendas allanadas, sumado a las versiones coincidentes de los policías
que describieron a Pereyra sentado en la puerta de la finca nro. 1, junto con un
arma de fuego y una botella de agua mineral cortada a la mitad conteniendo
estupefacientes, constituyen elementos de prueba objetivos que permiten
corroborar las declaraciones de los co-imputados, por lo que, a criterio del
Tribunal, existen pruebas suficientes para concluir, en esta etapa del proceso, la
participación del nombrado en el delito y la disposición sobre los inmuebles donde
se secuestraron los elementos antes descriptos.
Superado el primer planteo de la defensa, resta analizar el resto
de los agravios introducidos en esta instancia.
Señaló la defensa que no existían elementos para concluir que
la tenencia del DNI nro. 29.436.924, hallado en la finca 3, pudiera ser considerada
Ailegítima@ como requiere el art. 33, inc. Ac@, de la ley 20.974. En base a ello,
manifestó que durante la instrucción aún no se había citado a Ermindo Ángel
Quintero, quien resultaría ser titular de ese documento, para que explicara qué
hacía su documento en ese lugar ni realizado medidas tendientes a determinar la
existencia de esa persona.
Al resolver la causa ANievas, Rubén T. s/sobreseimiento@ (c/n1
39.032, reg. 896, rta. el 29/08/06) este Tribunal dijo que ALa ilegitimidad
descripta por el art. 33 inc. Ac@ de la Ley 20.974 se refiere a todos los supuestos
en los que el sujeto ha entrado en poder de los documentos en forma antijurídica
o sin derecho, es decir el elemento normativo de la forma citada alude al modo de
adquisición de ellos. Así, la entrega voluntaria de un documento nacional de
identidad desplaza la ilicitud de su tenencia en poder del tercero receptor@.
Hasta el momento, en autos solamente se cuenta con la
declaración de Soledad Duarte referido a qué hacía el DNI en la finca nro.3. Dicha
declaración, como se explicó anteriormente, si bien puede ser utilizada por el juez
como un indicio, necesita de otros elementos de prueba objetivos para corroborar
la versión brindada por Duarte, por ese momento co-imputada de Pereyra. Es en
este sentido que el Tribunal entiende que a fin de establecer la veracidad de los
dichos de Duarte, el Aa quo@ debe realizar medidas de prueba tendientes a
establecer si el DNI secuestrado es original o falsificado, si pertenece o no a
Ermindo Ángel Quintero y, en caso afirmativo, indagar qué hacía ese documento
en el domicilio allanado.
La defensa argumentó, a su vez, que no se encontraba probado
que las fincas 2 y 3, junto con todos los elementos hallados en su interior
(estupefacientes, dinero y DNI), pertenecieran al encartado Pereyra.
Al respecto, el Tribunal al expedirse sobre el primer agravio
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introducido por el apelante ya consideró que las declaraciones de los preventores,
sumados a los dichos de los co-imputados revestían entidad suficiente para
presumir, con el grado de certeza requerido en esta etapa instructoria, que Pereyra
era el dueño de los estupefacientes y demás elementos y ejercía sobre ellos poder
de disposición.
Otro de los agravios que el apelante introdujo en el presente
recurso trata sobre la negativa del Aa quo@ de valorar el descargo realizado por
Pereyra al prestar declaración indagatoria, que brindó una explicación que
demostraría su ajenidad a los hechos imputados.
Sin embargo, debe recordarse que el art. 304 del C.P.P.N.
establece que el juez deberá investigar todos los hechos pertinentes y útiles a que
se hubiere referido el imputado (el subrayado es propio). Si se toma en cuenta que
Pereyra no pudo brindar ningún dato que permita ubicar a su amiga Liz, quien el
día anterior a su detención lo habría acompañado a comprar droga, ni tampoco
aportó dato alguno, más que su indeterminada apariencia física, de la señora que le
habría vendido la droga, resulta imposible corroborar la versión ofrecida por el
imputado.
En contraste con la incomprobable historia ofrecida (no aportó
dato objetivo alguno que permita al juez investigar al respecto), los dichos de los
preventores, valorados conjuntamente con las declaraciones de los co-imputados,
resultan ser una versión coincidente de los hechos y constituyen pruebas más que
suficientes para concluir en el procesamiento decretado.
VI. Habiéndonos expedido sobre la materialidad del hecho y
la responsabilidad de Pereyra en él, corresponde, finalmente, tratar la procedencia
de la detención preventiva impuesta sobre Pereyra.
Como explicamos en el punto IV de esta resolución, las
razones ofrecidas por el Aa quo@ para fundar la prisión preventiva se concentraron
en la gravedad del hecho del que Pereyra resulta acusado, el cual prevé una pena
que en caso de resultar condenado impedirá que éste acceda a una sanción de
ejecución condicional, el hecho de que no aportó domicilio ni acreditó su
identidad personal mediante documentación alguna. En base a estos elementos,
concluyó que debía presumirse que, en caso de recuperar su libertad, Pereyra
intentaría sustraerse del accionar de la justicia.
Al resolver las causas AEscobar Sanabria, Gustavo Ariel
s/excarcelación@ (reg. 1298 del 31/10/2008); AAcosta, Silvia Itatí s/excacelación@
(reg. 1505 del 11/12/2008), ANicho Wong, Luis Percy s/excarcelación@ (reg. 3 del
7/1/2008), entre muchas otras, manifestamos que la pena en expectativa no puede
ser aplicada aislada y automáticamente para denegar la libertad durante la
sustanciación del proceso, sino que el encierro preventivo sólo se encuentra
justificado ante la concurrencia de riesgos procesales.
El criterio que esta Sala viene sosteniendo desde los
precedentes mencionados en el párrafo anterior, coincide con la postura abordada
por la sentencia plenaria dictada hace menos de cuatro meses por la Exma.
Cámara Nacional de Casación Penal en autos ADíaz Bessone, Ramón Genaro
s/inaplicabilidad de ley@.
Si bien la defensa ha demostrado que Pereyra vive con su
padre en el domicilio sito en la manzana 22, casa 48 de la villa 21 de esta Ciudad,
información que ha sido corroborada por personal de la comisaría 32 (fs. 170), lo
cierto es que no obra en autos documentación que permita acreditar su identidad
ni éste posee documentos (dejando de lado el DNI ajeno nro. 29.436.924, hallado
en la finca nro. 3) ni constancias migratorias expedidos por autoridades nacionales
que permitan establecer su identidad, de modo tal que resulta razonable presumir,
ante la gravedad del delito imputado, su voluntad de evadirse ante una eventual
citación judicial.
En definitiva, el mismo criterio que aplicamos al resolver la
causa ALesema, Norman Seun s/excarcelación@ (rta. el 9 de diciembre de 2008,
reg. Nro. 1499) debe ser utilizado en el presente caso, donde la ausencia de
arraigo del imputado constituye un obstáculo para conceder la libertad solicitada.
Ello pues, tal como lo hizo el magistrado de grado, existen fuertes convicciones,
comprobables por medios objetivos, que permiten inferir que, en caso de
Poder Judicial de la Nación
recuperar su libertad, Fabio Rubén Pereyra intentará sustraerse de la acción de la
justicia.
Por lo expuesto a lo largo de los considerandos, el Tribunal
RESUELVE:
I) CONFIRMAR PARCIALMENTE la resolución de fs. 1/13
que dispuso el procesamiento con prisión preventiva de Fabio Rubén Pereyra, en
orden a los delitos de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización
(art. 51, inc. Ac@, de la Ley 23.737) y portación de arma de uso civil sin la debida
autorización (art. 189 bis, inc. 21, párrafo tercero del Código Penal), los cuales
concurren realmente entre sí (art. 55 C.P.).
II) REVOCAR PARCIALMENTE el procesamiento dictado
en orden al delito de tenencia ilegítima del documento nacional de identidad
ajeno, DECRETANDO SU FALTA DE MÉRITO, debiendo el Aa quo@ proceder
de acuerdo a lo señalado en esta resolución y con toda la urgencia necesaria que
amerita el caso, en virtud de la detención preventiva del imputado.
Hágase saber, regístrese y remítase al juzgado de origen,
sirviendo lo proveído de atenta nota de envío.
Jorge L. Ballestero
Eduardo G. Farah
Ante mí: Sebastián N. Casanello
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