La alegoría del olivo: Jacob 5 El esparcimiento de Israel La época de Cristo Antes de la época de Cristo (versículos 3–14) (versículos 15–28) El olivo cultivado (Israel) está secándose (versículos 3–4). El amo poda y abona; crecen unos retoños pero la copa sigue secándose (versículos 4–6). Se arrancan las ramas principales y se injertan ramas silvestres; se esconden las ramas nuevas (versículos 7–14). Fruto bueno (versículos 15–18) Las ramas naturales se esconden en las partes más bajas de la viña. Se queman las ramas marchitas (versículos 7, 9). Terreno estéril; buen fruto (versículos 20–22) Terreno peor; buen fruto (versículo 23) Fruto (no se vuelve a mencionar esta rama; versículo 24) Olivo silvestre (gentiles; versículos 7, 9) Dios vio la apostasía del Israel de la antigüedad, así que mandó profetas para que llamaran a las personas al arrepentimiento, pero fueron pocos los que hicieron caso. Permitió que los inicuos fueran destruidos, e introdujo a los gentiles. Se esparcieron algunas ramas rectas de Israel por todo el mundo. 128 Terreno bueno; fruto bueno y malo (versículo 25) Dios vio que Israel (el viejo árbol de raíz) se salvó y dio buen fruto. Las ramas esparcidas de Israel también dieron buen fruto, excepto la de los nefitas y lamanitas, que dio algo de fruto bueno y algo de fruto malo. La Gran Apostasía El recogimiento de Israel (versículos 29–49) El Evangelio va a todo el mundo (versículos 50–76) Fruto malo (versículos 29–37) El Milenio (versículos 76–77) Todos los árboles se vuelven como uno solo y dan fruto natural (versículos 74–76). Fruto malo (versículos 39, 46) Sólo fruto malo (versículos 39, 46) Dios vio que el cristianismo (el viejo árbol de raíz compuesto por los israelitas y los gentiles) se había corrompido pero que las raíces todavía eran buenas. Las ramas naturales que se habían esparcido también estaban corrompidas. Ramas de los árboles esparcidos se vuelven a injertar en el árbol original (versículos 54–56). Fruto malo (versículos 39, 46) Se injertan ramas de los árboles esparcidos retornándolas al árbol original (versículos 52–53). Al crecer las ramas naturales, se queman las silvestres (versículos 57–58, 65–73). Cuando vuelva el mal fruto, se recogerá el fruto bueno y se quemará la viña (versículo 77). Dios y Sus siervos restauran el Evangelio en su pureza. Comienzan a recoger al Israel esparcido y llevan el Evangelio a todo el mundo. En la medida en que aumenta la rectitud, se destruye a los inicuos hasta que no queda más maldad (la segunda venida de Jesucristo). La justicia prevalece por mucho tiempo (el Milenio). Cuando el mal vuelva a introducirse en el mundo, Dios apartará a los justos de los inicuos y purificará la tierra con fuego. 129