la pared de roberto - Gobierno de Canarias

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LA
PARED
DE
ROBERTO
Según el pueblo de la isla palmera, hace mucho
tiempo, concretamente en tiempos prehispánicos, en la
cumbre del Roque de los Muchachos, existía una
construcción de piedras superpuestas, una Tagoror.
Alrededor de esta se reunían los habitantes de la isla para
discutir sobre política y justicia, mientras observaban las
estrellas, ya que contaban los días por la luna, a la que
veneraban igual que al sol.
Al atardecer, los rayos del sol actuaban sobre el tono
verdoso de esta pared rocosa y producían reflejos amarillos
en los rostros de los caminantes que se paraban junto a
ella, lo que ha provocado que se sigan atribuyendo al
diablo actuaciones malignas en el lugar.
Cuentan que un mancebo de Tagaragre tenía amores
no consentidos con una bella doncella del distrito de Aceró,
que hoy en día es el parque nacional de la Caldera de
Taburiente. Una noche, cuando ambos iban a tener un
encuentro de amores, se vieron sorprendidos por la pared
de Roberto, nombre con que en La Palma se conoce al
diablo, y que impedía su encuentro.
El joven apasionado y deseoso de amar a la doncella
quiso atravesar la pared:
- ¡Va el alma por pasar!- gritó el joven.
Tras un instante de silencio y al ver que no podía pasar,
volvió a clamar:
-¡Va el alma y el cuerpo por pasar!
En ese momento, desde lo más profundo de la tierra
fluyeron materiales ardientes y llamas de fuego infernales.
El mancebo atravesó la pared en una incandescente bola
de fuego, rodando al abismo y perdiéndose entre la oscura
niebla de la noche. La doncella, que provocó la acción del
joven, amaneció muerta y unos buenos pastores la
enterraron en el Roque de los Muchachos, donde sobre su
tumba brotaron pensamientos de la cumbre o Viola
Palmensis, planta, que según la tradición y la leyenda,
copió el color azul de los ojos de la joven.
Hoy la pared puede verse partida en dos y si seguimos
creyendo a la voz del pueblo, el hueco que las separa, fue
creado por el mancebo en su deseo de llegar hasta su
amante. Amante a la que nunca le pudo demostrar su
amor, pues el diablo se lo impidió, poniendo de por medio
la pared de Roberto.
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