JUVENTUD Y VEJEZ

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JUVENTUD Y VEJEZ
Cuando era niño, solía decir: mi padre es un sabio. A partir
de mi adolescencia manifestaba: mi padre esta insoportable.
Ahora en mi madurez, cuando mi padre se marchó de este mundo, suelo repetir con frecuencia: el viejo tenía razón (F. Vázquez).
La vejez es la pérdida de la curiosidad (Azorín).
Ninguna historia se gasta, por muchas veces que se cuente
(Proverbio escocés).
Cuando somos jóvenes nos empeñamos como esclavos en
conseguir algo para vivir cómodamente cuando lleguemos a viejos; y cuando llegamos, nos percatamos de que es demasiado tarde para vivir como nos propusimos.
Un caballero, ya entrado en años, con no disimulada jocosidad, decía ante un grupo de damas que el padecía de «se-juela»,
es decir —subrayó rápido— que «se fue la juventud». Todos rieron la ocurrencia, pero una señora, como porfiando, dijo que no,
que él estaba como los muebles finos. El caballero exteriorizó su
complacencia, al tiempo que añadía la señora, arrastrando muchísimo el final de su párrafo: «Sí, como los muebles finos: bien
acabado».
Nadie es tan viejo como para pensar que no pueda vivir un
año más (Marco Tulio Cicerón).
Las heridas causadas por quien te ama son preferibles a los
besos engañosos del que te odia (Salomón).
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CITAS Y PENSAMIENTOS PARA JURISTAS
Las canas mienten, los dientes engañan; pero las arrugas desengañan.
La infancia es la razón en reposo (Rousseau).
El niño conoce el corazón del hombre (Edgar Poe).
La vejez se parece a la conquista de una montaña. Cuanto
más asciende uno, más cansado y falto de aliento se siente; pero
al mismo tiempo se le va haciendo más amplio el panorama (Ingmar Bergman).
DEBBITUM NATURAE REDDERE: Significa «morir» en latín, y de ello se desprende que muchas de las debilidades que tenemos a lo largo de nuestra vida son, ya, deudas con la misma
naturaleza.
La ciática es la única aventura de la vejez (Forges).
Los hombres envejecen pero no maduran (Daudet).
Creer en los tiempos de mi infancia, era ser ignorante. No
creer, ahora, es igualmente ser ignorante (C. Laforet).
Lo más triste de la vejez es carecer de mañana (Ramón y Cajal).
Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los
treinta siguientes, el comentario (Schopenhauer).
Trata tu hijo como un príncipe durante cinco años, como un
esclavo durante diez, y como un amigo después (Proverbio hindú).
Envejecer es todavía el único método que se ha encontrado
para vivir mucho tiempo (Saint-Beuve).
Cuando alguien muere deja un espejo huérfano.
Avanzo hacia el invierno a base de primaveras.
Tejer una corona es mucho más fácil que encontrar una cabeza digna de llevarla.
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JUVENTUD Y VEJEZ
Confía en el tiempo, que es el más sabio de todos los consejeros (Plutarco).
La infancia es ignorante; la mocedad, ligera de cascos; la juventud, temeraria y la vejez, malhumorada (Fray Luis de Granada).
Los viejos desconfían de los jóvenes porque han sido jóvenes
(Shakespeare).
La experiencia es la madre de la ciencia.
La larga experiencia, más que libros enseña.
La edad no nos protege del amor; pero el amor, en cierta medida, nos protege de la edad (J. Moreau).
Un bello anciano es la más hermosa de todas las ruinas
(Artaize).
La cortesía con los viejos consite en llenarles u n p o c o la soledad (Noel Clarasó).
La vejez nos arrebata lo que hemos heredado y nos da lo que
hemos merecido (Gerald Brenan).
Los primeros años de la vida son los más preciosos porque
deciden la suerte de los otros (Mabire).
Una bella ancianidad es ordinariamente la recompensa de
una bella vida (Pitágoras).
Trabajando sólo por conseguir bienes materiales no hacemos
sirio construir nuestra propia prisión. Nos encerramos solitarios
con nuestra provisión de ceniza, que no nos proporciona nada
que merezca ser vivido (Saint-Exupéry).
El mejor maestro es el tiempo y la mejor maestra, la experiencia.
No hay quien sepa de locos más que aquel que estuvo atado.
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CITAS Y PENSAMIENTOS PARA JURISTAS
Pisa abrojos y abrirás los ojos.
Cada día es discípulo del precedente y maestro del siguiente.
Muchas son las artes que el lunes enseña al martes.
El perro viejo, aún cuando ladra, da consejo.
Buey viejo lleva el surco derecho.
Si el mozo supiese y el viejo pudiese, no habría cosa que no
se hiciese.
Todo el mundo existe para acabar convirtiéndose en un libro.
El silencio es el santuario de la prudencia (Martín de los Heros).
Si no plantamos el árbol de la sabiduría cuando somos jóvenes, no nos dará sombra en la vejez (Lord Chesterfiel).
De polvo y muerte es el sudario que me cubre, ¡Que odio le
tengo! Y, sin embargo... le abrazo enamorado (R. Tagore).
El miedo es esa aventura que linda con la noche (Borges).
Una vida ociosa es una muerte anticipada (Goethe).
El que es joven, lo es para toda la vida.
SENECTUS EST NATURA LOCUACIOR: La vejez es, por naturaleza, un tanto habladora.
Espaldas vueltas, memorias muertas.
En todo hombre verdadero se encierra un niño que desea jugar.
Si la mili la hicieran a los cuarenta años, no habría guerras
(Anónimo).
La prueba de que la juventud es una enfermedad grave de la
mente está en que muchos jóvenes, se casan.
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JUVENTUD Y VEJEZ
El joven conoce las reglas; pero el viejo, las excepciones (Oliver Wendell Holmes).
La vejez es la pérdida de la curiosidad (Azorín).
Los viejos lo creen todo, los adultos todo lo sospechan, mientras que los jóvenes todo lo saben (Oscar Wilde).
No me siento viejo porque tenga tantos años detrás de mí, sino por los pocos que tengo por delante (E. Kishon).
Los años no nos hacen más sabios, sino más viejos.
No nos hacemos mejores o peores al envejecer, sino más parecidos a nosotros mismos.
Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos (Antoine de Saint-Exupery).
Se puede ser joven sin tener dinero; pero no se puede ser viejo
sin él (Thomas Lainer Tennessee).
Procura que el niño que fuiste no se avergüence del adulto
que eres (J. Hermida).
Con veinte años tiene el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el que les ha dado la vida, y con sesenta el que se merecen
(A. Schweitzer).
Ante mis quejas sobre algunas actitudes juveniles erróneas,
mi anciano amigo respondía: los hijos de hoy se parecen más a
su tiempo que a sus padres (F. Vázquez).
La muerte de los jóvenes es un naufragio, la de los viejos un
arribo a puerto (Plutarco de Queronea).
El viejo que se ha retirado de la vida activa recobra alegría
y la despreocupación de la niñez. Tiene deseos de jugar. No
puede corretear con su hijo, pero pasea con su nieto. Nuestros
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CITAS Y PENSAMIENTOS PARA JURISTAS
primeros pasos y los últimos tienen el mismo ritmo (André
Maurois).
En los ojos del joven arde la llama. En los del viejo brilla la
luz (Victor Hugo).
Juventud, divino tesoro,
que te vas para no volver,
cuando quiero llorar no lloro
y a veces lloro sin querer.
«Este es el dilema de la juventud:
los jóvenes, el amor y la vida.
El tener y el no tener,
el gastar y el dar
y el tiempo melancólico del no saber.
Y esto es lo que los viejos deben aprender:
el ABC de la muerte,
el partir y, sin embargo, permanecer,
el amar y abandonar,
y el insoportable saber de los saberes».
(E. B. White).
«En el ruidoso interior del café, cabeza
inclinada sobre la mesa, un anciano sentado solo,
un periódico delante suyo.
Y en la miserable banalidad de la vejez
piensa lo poco, que disfruto de los años
en que tenía fuerza, talento y buen aspecto.
Ahora, sabe que ya es viejo: lo ve, lo siente.
Aún parece como si fuera ayer cuando era joven.
El tiempo ha pasado tan rápido, ha pasado
tan rápido...
Y piensa como la discreción le engañó,
como solía creer, tan estúpidamente,
en aquel embuste que le decía: «mañana
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JUVENTUD Y VEJEZ
tienes mucho tiempo».
Recuerda impulsos frenados, la alegría
que sacrificó. Cada oportunidad que perdió
se burla ahora de su estúpida prudencia.
Pero tanto pensar, tanto recuerdo
aturde al anciano. Cae dormido,
su cabeza descansa sobre la mesa del café».
(C. Kavafis, Un anciano).
«Quisiera hablar de este recuerdo,
pero lo siento tan desvanecido —como si ya
nada quedara—,
pues fue hace mucho tiempo, en mi adolescencia.
Una piel como el jazmín...
aquella tarde de agosto, ¿era agosto?
Aún puedo recordar los ojos: azules, creo que eran...
¡Ah, sí!, azules: Un zafiro azul».
(C. Kavafis, Hace mucho tiempo).
«Sin ninguna consideración, ni piedad,
ni vergüenza,
levantaron muros alrededor mío, gruesos y altos.
Y ahora me siento aquí, tan desesperado.
No puedo pensar en otra cosa: esta suerte
roe mi menté,
pues tenía que hacer tanto fuera.
Cuando levantaban los muros, ¡como pude notarlo!
Pero nunca oí a los constructores, ni un ruido.
Imperceptiblemente, me encerraron desde
el mundo exterior».
(C. Kavafis, Muros).
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