La crisis colombo-ecuatoriana como ilustración de los significados

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La crisis colombo-ecuatoriana como ilustración de los
significados opuestos de la soberanía en el contexto de
globalización.
Silvia María Trujillo Ordóñez*
Introducción
Se puede entender a la globalización como una reconfiguración en las
dimensiones de tiempo y espacio de la organización mundial. Esta
reconfiguración ha dejado espacio para repensar algunas cuestiones
fundamentales de la sociedad internacional. A lo anterior, y a lo mejor como
consecuencia de ello, hay que añadir los acontecimientos del 11S y la aparición
de un nuevo enemigo global: el terrorismo.
Es valido entonces indagar sobre el significado actual de la “soberanía”,
entendiéndola como elemento estructural del Estado moderno, actor
protagónico del sistema internacional. Sin duda, después de 360 años el
concepto ha evolucionado. Pero vale la pena analizar que tanto se ha
modificado, o como se utiliza en la actualidad.
Para hacerlo, se estudiará el actual conflicto entre Colombia y Ecuador.
Conflicto que surge a raíz de la incursión del ejército colombiano en territorio
ecuatoriano y que terminó con la vida de uno de los principales jefes de las
FARC.
Colombia defendió su actuación argumentando que la operación significó una
derrota al terrorismo, una de las principales amenazas a su soberanía. Por su
parte, Ecuador argumentó la violación de su soberanía por la agresión
colombiana.
Al analizar el caso, se podrá evidenciar que en la actualidad, la noción que se
tiene de la soberanía a pesar de las múltiples transformaciones que ha sufrido,
sigue estando vigente y sigue siendo el principal elemento diferenciador entre el
Estado y los demás actores internacionales; además, que sigue siendo el pilar
sobre el cual las estructuras estatales se erigen y sobre el que justifican su
existencia.
Pero así como muchas otras cuestiones del orden internacional, el concepto
sufre la influencia de la globalización y de la guerra “internacional” contra el
terrorismo” dando nuevos y opuestos significados a su defensa. En la
actualidad, cada Estado entiende y define su soberanía de acuerdo a sus propios
intereses, planteando un reto adicional a la supuesta igualdad formal de los
mismos en el sistema internacional. Por lo anterior, cabe preguntarse ¿Cuál
soberanía prevalece y por qué?
El Estado como protagonista, los gobernantes como decisores
*
Politóloga internacionalista, magíster en acción política.
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El Estado, en cuanto a concepto político, se refiere a una forma de organización
social soberana y coercitiva, formada por un conjunto de instituciones
involuntarias, que tiene el poder de regular la vida de un grupo poblacional
sobre un territorio determinado.
Para que una comunidad política determinada logre ser catalogada como
“Estado”, debe reunir las siguientes características: a). una población
permanente; b). un territorio definido; c). soberanía; d) un poder central; y e). el
reconocimiento de los otros miembros de la sociedad internacional.
Es interesante para el propósito de esta ponencia observar cada una de las
características antes mencionadas. En cuanto a la población, es evidente que sin
gobernados no hay gobierno, así que la razón de ser del Estado es la de guiar,
orientar, representar y proteger una población.
Por su parte, la centralización del poder es una característica definitiva, ya que
de ella resulta la legitimidad del Estado, tanto a nivel interno como a nivel
internacional.
El reconocimiento sería característica menos “justa” en cierta medida, al ser un
instrumento más político que legal, ya que lo otorgan los demás actores del
sistema a conveniencia, no solo cuando se cumplen las características
anteriores; pero es un criterio fundamental, ya que en últimas, denota la
aceptación por parte de los “pares” de una comunidad política en términos de
igualdad (en derecho, y no de hecho como es evidente en el mundo de hoy).
Finalmente, están las características del territorio y la soberanía. No sin
intensión están al final, ya que son éstas últimas las que marcan la diferencia
entre el Estado y los demás actores internacionales, y a la vez, por que son las
cuestiones problemáticas en el caso a analizar, ya que el conflicto colomboecuatoriano se origina precisamente por la violación de la soberanía territorial
de Ecuador por parte de Colombia, debido a, precisamente, el argumento de
Colombia de que al hacerlo, estaba ejerciendo su soberanía.
Pero, volviendo a entender el papel del Estado en el contexto de la globalización,
es importante señalar que a pesar de que a partir del fin de la Guerra Fría,
surgieron múltiples y variadas afirmaciones que pregonaban la pérdida de
protagonismo del Estado como actor internacional, sin entrar en discusiones
profundas que no vienen al caso, se debe mencionar que el Estado es una de las
pocas, o porque no, la única forma de organización política que ha sobrevivido
sin haber sufrido cambios drásticos en su estructura y funcionamiento.
El Estado sigue haciendo básicamente lo mismo que hacia desde sus orígenes
como Estado Moderno en la época de la revolución industrial. El mundo ha
cambiado mucho en estos doscientos años, y sin embargo, las funciones
estatales siguen siendo en esencia las mismas.
Lo que evidentemente ha variado es la importancia del Estado en cada
momento histórico. De ser el único actor internacional en términos realistas, ha
pasado a compartir su caracterización como tal, con las empresas
multinacionales, las organizaciones internacionales gubernamentales y no
gubernamentales, las asociaciones regionales y locales, y a pesar de la
2
controversia que suscite, desde algunas perspectivas hasta con los mismos
individuos.
Lo cierto es que sigue siendo el actor fundamental en las relaciones
internacionales, y sigue cumpliendo las mismas funciones desde sus orígenes,
aunque, evidentemente se ha adaptado a cambios tanto internos como
internacionales. No hay aproximación al ámbito de las relaciones
internacionales que no tenga al Estado como uno de sus objetos de estudio.
Cabe mencionar, aunque no sea el propósito de la presente ponencia, que se
hace referencia al Estado como entidad, y no se tienen en cuenta las múltiples y
evidentes diferencias que hay entre los Estados en la actualidad. Pero lo
importante es dejar claro que hoy, el Estado sigue siendo el actor protagónico
del acontecer internacional, y el caso que nos ocupa es una evidencia concreta
de esta afirmación.
Sin embargo, el Estado encarna un concepto abstracto, y los verdaderos
decisores, los verdaderos protagonistas son los gobernantes, y en este caso en
particular es de suma importancia quién esta gobernando en cada país. Son los
gobernantes quienes realmente eligen las políticas, las reglas y el
posicionamiento del Estado. Fue Álvaro Uribe quien autorizó el despliegue de la
Operación Fénix, y fue Rafael Correa quien decidió romper relaciones con
Colombia.
Al respecto, cabria mencionar brevemente y a grandes rasgos, que Álvaro Uribe
y Rafael Correa tienen visiones diferentes para enfrentar problemáticas
comunes. Estas diferencias son evidentes en cuanto a los modelos de desarrollo
que cada uno ha buscado implementar, y en la inserción y el posicionamiento
internacional que cada uno ha buscado. Mientras Uribe tenia afinidades
explícitas con el gobierno de George W. Bush y con su política internacional de
lucha contra el terrorismo, Correa se alineaba con el Socialismo del Siglo XXI
proclamado por Hugo Chávez.
Así mismo, ideológicamente sus mandatos responden a necesidades opuestas.
Uribe asume el poder en 2002 con una clara política de recuperación de la
soberanía interna, mediante el enfrentamiento directo contra la guerrilla. Por su
parte, Correa asume el poder en 2007 con el objetivo de reformar al Estado
ecuatoriano y de finalizar la racha de inestabilidad política que ha caracterizado
al país en las últimas décadas.
Sin que sea esa la intensión, los objetivos de cada uno de los gobernantes en su
respectivo país, se han convertido en una amenaza potencial para las relaciones
binacionales. Y si a lo anterior se añade la complejidad y extensión de la
frontera que comparten (640 Km. aproximadamente), y el inevitable
desbordamiento del conflicto colombiano, se entiende que, una de las tantas
incursiones que se dan en el mundo al territorio de un país vecino, desemboque
en la crisis más aguda que han vivido Ecuador y Colombia en la historia.
Se analizará entonces que se entiende por soberanía para entender la causa
conceptual del conflicto entre Colombia y Ecuador, y para entender la posición
asumida y defendida por cada una de las partes.
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¿Qué se entiende por soberanía?
De acuerdo con Stephen Krasner (2001, p.22) el término soberanía se ha
utilizado al menos de cuatro maneras diferentes: como soberanía interna,
referida ésta a la organización de la autoridad pública en el Estado y al nivel de
control efectivo ejercido por quienes detentan la autoridad; como soberanía
interdependiente, o capacidad de las autoridades públicas para controlar los
movimientos transfronterizos; como soberanía legal internacional, que alude al
reconocimiento mutuo entre Estados u otras entidades; y como soberanía
westfaliana, relacionada con la exclusión de actores externos de las formas de
autoridad internas.
En todos los casos hay dos elementos fundamentales en relación a la soberanía:
la autoridad y el control. Autoridad implica el derecho mutuamente reconocido
por el que un actor pueda realizar determinado tipo de actividades. El control
implica el monopolio del uso de la violencia, y el ejercicio efectivo y real de la
autoridad en el territorio.
Para efectos de este escrito, se trabajará con la definición de soberanía
interdependiente, ya que esta reúne los conceptos de autoridad pública
(interna) y control transfronterizo, refiriéndose al ejercicio de la autoridad
territorial. La pregunta fundamental en el trasfondo de esta definición de
soberanía sería la siguiente: ¿puede un Estado controlar los movimientos que
atraviesan sus fronteras? (Krasner, 2001, p.23) La pregunta es válida para
analizar la posición tanto de Colombia como de Ecuador frente al tema de
estudio.
Así, y siguiendo con Krasner (2001, p.24), la soberanía interdependiente tiene
en cuenta la estructura de la autoridad política interna, y el grado de control que
esa autoridad tiene sobre las actividades que ocurren en el interior y a través de
las fronteras territoriales. Desde esta perspectiva, podría afirmarse que una
pérdida de soberanía interdependiente (o sea de control de la circulación de
flujos transfronterizos), implicaría casi con toda seguridad una pérdida de
soberanía interna en el sentido de control interno. (Krasner, 2001, p.23)
En ese orden de ideas, es entendible porque tanto Álvaro Uribe, como Rafael
Correa, reafirman el respeto de su soberanía, cada cual desde su perspectiva, ya
que, el no ejercerla, le significaría a cada cual, una pérdida de legitimidad en
términos de control interno (y posiblemente de la autoridad), lo cual, ninguno
de los dos estaría dispuesto a asumir.
Se procederá entonces a presentar un recuento de los hechos, para tener mayor
claridad sobre las posiciones asumidas por las partes frente a la problemática en
cuestión.
Los hechos
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En este momento existe una grave crisis entre Colombia y Ecuador que se ha
extendido a casi todos los niveles de las relaciones binacionales. Para entender
el distanciamiento que ha ido creciendo cada día y que hasta hoy, después de
más de un año no se ha resuelto, hace falta aclara los hechos ocurridos durante
los primeros días de la crisis.
El problema se presentó por que en el desarrollo de la Operación Fénix, una
operación militar del ejército colombiano que buscaba asestar un golpe a la
guerrilla de las FARC, se incursionó en territorio ecuatoriano. Dicha operación
se ejecutó entre el 29 de febrero y el 1 de marzo de 2008, y como resultado de la
misma, se dio de baja a Raul Reyes, miembro del secretariado de las FARC.
Además murieron otras 24 personas, entre ellas un ciudadano ecuatoriano.
Sobrevivieron 11 personas, el paradero de 7 de ellas se desconoce y las cuatro
restantes, todas mujeres, se encuentran asiladas en Managua.
El 1 de marzo de 2008, el Ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel
Santos anunció en una rueda de prensa ante medios colombianos la muerte de
Raúl Reyes. Explicó que los acontecimientos habían ocurrido en territorio
ecuatoriano, durante una operación organizada por el ejército colombiano con
información brindada por los servicios de inteligencia de la policía. Además, el
ministro afirmó que el ejército había sido atacado desde territorio ecuatoriano,
razón por la cual se había visto en la necesidad de responder a la agresión.
El mismo día, el presidente de Colombia, Álvaro Uribe llamó a su homologo
ecuatoriano, Rafael Correa en horas de la mañana para comunicarle la
situación, los resultados de la operación y la inevitabilidad de haber
incursionado en el territorio ecuatoriano. En principio, Correa mostró respaldo
a la operación dejando claro que iba a investigar lo ocurrido.
Ese mismo día, el presidente venezolano, Hugo Chávez afirmó que lo que había
pasado en Ecuador había sido una invasión y una violación del territorio por
parte de Colombia y, que de haber ocurrido en su frontera, este hecho sería
considerado una causa de guerra.
Tras las afirmaciones de Chávez, el presidente Correa ordeno iniciar una
investigación y pidió que un grupo militares junto con algunos miembros de su
gabinete, se dirigieran a la zona con el fin de inspeccionarla y de establecer bajo
qué condiciones se había desarrollado el combate. Los delegados fueron los
ministros de Seguridad Interna y Externa, y de Defensa, Gustavo Larrea y
Wellington Sandoval respectivamente. En su reporte indicaron que la evidencia
hallada demostraba que lo acontecido no había sido un combate sino, “una
masacre ejecutada por el ejército colombiano”.
El día finalizó con una rueda de prensa en la cual el presidente ecuatoriano
declaró que había llamado a consultas a su embajador en Colombia, que la
incursión del ejército colombiano en territorio ecuatoriano constituía una
violación al Derecho Internacional Humanitario, que el presidente Álvaro Uribe
le había mentido y, por ultimo denunció una masacre por parte del ejército al
considerar que el ataque no se dio en un enfrentamiento.
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Al día siguiente, es decir el 2 de marzo de 2008, Ecuador decidió retirar a su
embajador en Colombia, así como expulsar de su país al embajador colombiano
y poner en alerta a las fuerzas armadas sobre la frontera, además pidió a las
organizaciones regionales de las que hacen parte los dos países (OEA y CAN)
que se reunieran de urgencia para tratar el tema.
Colombia se defendió de las acusaciones por medio de un comunicado emitido
ese mismo día, en el cual, el ministerio de relaciones exteriores reafirmaba la
teoría según la cual el ejército habría sido atacado primero. Así mismo, explicó
las razones por las cuales se incursionó en territorio ecuatoriano, afirmando que
había sido necesario inspeccionar la zona para recuperar los cuerpos de los
guerrilleros muertos. El entonces canciller colombiano, aseguró que el ataque se
efectuó desde Colombia y que la incursión al territorio ecuatoriano sucedió
posteriormente, con el fin anteriormente mencionado, y que por lo tanto, desde
la perspectiva colombiana, no se había violado la soberanía ecuatoriana.
A partir de este momento se sucedieron una multiplicidad de reacciones y
pronunciamientos de los diferentes gobiernos latinoamericanos que empezaron
a exigirle explicaciones a Colombia. En general, aunque la región se mostró
sorprendida por la incursión del ejército colombiano al territorio de Ecuador, y
manifestaron su desacuerdo con el hecho, todos los gobernantes de la región
coincidieron en guardar distancia y prudencia con respecto al problema,
dejando la solución en manos de la Organización de Estados Americanos.
El lunes 3 de marzo el presidente ecuatoriano anunció la ruptura de las
relaciones diplomáticas con Colombia, al considerar la incursión militar en su
territorio como una violación a la soberanía nacional. Así mismo, manifestó
rechazo contra las acusaciones hechas por el general de la policía colombiana
Oscar Naranjo, quien horas antes había afirmado ante medios colombianos que,
tanto Ecuador como Venezuela mantenían relaciones con las FARC.
Finalmente, Ecuador decidió movilizar militares a la frontera con Colombia, en
la provincia de Sucumbíos, lugar donde se desarrollaron los hechos.
Después de dos días de comunicados y declaraciones de las partes en conflicto y
de la petición de Ecuador de debatir el caso ante la OEA, el Secretario General
de la organización José Miguel Insulza, convocó al consejo permanente para
buscar una salida a la crisis y aclarar los hechos que la generaron.
El 4 de marzo, la OEA se reunió extraordinariamente para discutir la crisis
entre Colombia y Ecuador. Fue una reunión complicada, hubo necesidad de
entrar en receso para tratar de encontrar una opción que fuera aceptada tanto
por Ecuador como por Colombia. La verdad es que no había consenso entre los
países sobre la petición ecuatoriana, aunque la mayoría de Estados
consideraron el ataque como una violación de la soberanía.
La conclusión a la que se llegó en la reunión de la OEA, fue que había que
convocar una reunión extraordinaria de cancilleres que permita una pronta
salida a la crisis.
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Paralelamente, el presidente de Ecuador inició una gira por los países
suramericanos para conseguir apoyo en la crisis. Durante dicha gira reiteró el
rechazo a las acciones del ejército y gobierno colombiano. Además de lo
anterior, el ministro de Justicia y Derechos Humanos de Ecuador, Gustavo
Jalkh, denunció ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el bombardeo
"intencionado" del territorio ecuatoriano por parte de Colombia
Colombia mientras tanto, preparaba la defensa que presentaría ante la OEA por
las acusaciones de Ecuador. Finalmente elevó disculpas a Ecuador por la
incursión, pero a la vez defendió la acción militar en contra de las FARC. Así
mismo, anunció que denunciaría a Ecuador y a Venezuela por vínculos y
acuerdos con las FARC.
Por su parte, la OEA aprobó una resolución según la cual reconocía la violación
de la soberanía ecuatoriana por parte de Colombia durante el desarrollo de la
Operación Fénix, al considerar que “el territorio de un estado es inviolable y no
puede ser objeto de ocupación militar ni de otras medidas de fuerza tomadas
por otro Estado.” Al mismo tiempo se estableció una comisión facilitadora que
debería visitar los dos países para generar un acercamiento entre los Estados.
La comunidad internacional se encontró satisfecha por la resolución emitida en
la OEA, pero los Estados americanos fueron enfáticos al reiterar la necesidad de
respetar la soberanía como principio fundamental de la organización y sus
Estados miembro.
Dentro del marco de la reunión del consejo permanente de la OEA, Colombia
mantuvo su posición frente a las acusaciones de los nexos entre los gobiernos de
Ecuador y Venezuela y las FARC, y puso a disposición de la OEA los
computadores de Raul Reyes que habían sido incautados tras la Operación
Fénix, en los cuales, según el gobierno colombiano, había pruebas de los
vínculos entre funcionarios de los gobiernos de Ecuador y Venezuela con las
FARC.
Así mismo, el embajador de Colombia ante la OEA, reiteró la idea de denunciar
al presidente venezolano ante la Corte Penal Internacional por financiar a este
grupo guerrillero. En su defensa, Colombia reconoció la incursión pero
nuevamente la justificó.
Posteriormente iniciaron las labores de la Comisión de la OEA en cada uno de
los países, según lo dispuesto en la resolución del consejo permanente, primero
visitaron Ecuador y recorrieron la zona del combate para recopilar información
acerca de cómo transcurrieron los hechos, para esta labor fueron acompañados
por expertos de las Fuerzas Armadas ecuatorianas. Después vinieron las
reuniones con los presidentes, ministros y militares de los dos países, para
llegar a establecer una versión más objetiva de los hechos.
El informe de la comisión fue presentado el 15 de marzo de 2008 y la Reunión
de Consultas de los Ministros de Relaciones Exteriores inició el 17 de marzo,
dando como resultado una resolución que ratificó la resolución anterior del
consejo permanente en cuanto al respeto por la soberanía.
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Esta es, a grandes rasgos una descripción de los hechos. Pero lo que interesa en
esta ponencia, es analizar los argumentos de las partes (Colombia y Ecuador) y
analizar cuál visión de soberanía prevalece en el contexto de globalización. Para
hacerlo se tendrán en cuenta posicionamientos de política exterior de parte y
parte que anteceden a los hechos de marzo de 2008.
La soberanía de Ecuador
Según el ex canciller y diplomático de carrera Francisco Carrión Mena, Ecuador
mantiene y mantendrá siempre como uno de sus principios básicos en materia
de política exterior la no intervención en asuntos internos de terceros Estados.
(Carrión, F. 2008 p. 411)
Esto explica en parte el posicionamiento que ha asumido Ecuador frente a
Colombia, ya que podría afirmarse que para Ecuador está claro que el conflicto
colombiano es un problema doméstico, y por eso, lo trata bajo el principio de la
no intervención en asuntos de otros Estados.
Ecuador hace frente al conflicto que vive Colombia, bajo cuatro principios
fundamentales:
1. Primero el principio de no intervención en asuntos internos de los
Estados, por tanto, las Fuerzas Armadas de Ecuador no participarán en
operaciones combinadas.
2. Segundo, la presencia y el control efectivos y permanentes en la zona
fronteriza de los cuerpos de seguridad del Estado para evitar que el lado
ecuatoriano pueda convertirse en escenario bélico y de las actividades
ilícitas que en una parte de la zona fronteriza se ejecutan.
3. Tercero, la política de desarrollo de las zonas fronterizas con el afán de
fortalecer la institucionalidad como verdadera forma y permanente
mecanismo para consolidar la presencia del Estado y afianzar la
seguridad.
4. Cuarto, la precaución para impedir que distintas actividades afecten a los
pobladores de esas zonas. (Carrión, F. 2008 p. 413)
Además de lo anterior, es importante mencionar que Ecuador no comparte la
estrategia de seguridad que Estados Unidos ha desplegado en la región. De allí,
la insistencia de su no participación en el conflicto, el rechazo al Plan Colombia
y al Plan Patriota, y a los efectos que éstos causan debido a las fumigaciones y el
desplazamiento.
Hay a su vez en Ecuador una percepción recurrente de que Colombia viola de
manera sistemática, frecuente y cínica la soberanía del territorio ecuatoriano,
sin importarle que las fuerzas militares estén en territorio extranjero. Lo cierto
es, que algunos de los incidentes fronterizos han tenido que ver más con la
dificultad en la comunicación y coordinación de las fuerzas militares de ambos
países, que con la intensión deliberada de Colombia de violar territorio
ecuatoriano. Lo anterior, porque como se mencionó anteriormente, la política
del Estado ecuatoriano y de los últimos gobiernos, ha sido la de no realizar
acciones militares coordinadas ni mucho menos conjuntas o combinadas en la
frontera. (Rangel, A. 2008 p.431) Así que los acontecimientos del primero de
marzo vienen precedidos de este sentimiento generalizado.
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En Ecuador ha habido cambios de la posición sobre la frontera por la
inestabilidad política que ha padecido en los últimos años. Bajo el gobierno de
Lucio Gutierrez se percibió una actitud de cooperación y compromiso en el
fortalecimiento de la presencia del Estado ecuatoriano en la frontera, con el
incremento significativo en el pie de fuerza que actualmente tiene, y ante los
incidentes fronterizos que normalmente se presentan, hubo una mayor
comunicación entre las fuerzas de ambos países.
En cambio, el gobierno de Alfredo Palacio comenzó por criticar la actitud que
había tenido Gutierrez con respecto al conflicto colombiano y a la manera como
se estaba haciendo presencia en la frontera. (Rangel, A. 2008 p.433)
Según Fernando Bustamante (2008, p.434) estos son los principios que aplica el
Estado ecuatoriano en la frontera:
• Impedir el uso de la frontera para iniciar o apoyar ataques de una fuerza
armada sobre el territorio de otro país.
• No atacar a los grupos guerrilleros en territorio propio de Ecuador si
entran en son de paz.
Si a este posicionamiento de política exterior frente al conflicto colombiano, a
las fumigaciones con glifosato† y a la presencia de EEUU en el continente en el
ámbito externo, se suma la inestabilidad política interna de las últimas décadas,
era evidente, que el Ecuador de Correa iba a reaccionar como lo hizo ante la
violación de la soberanía territorial cometida por Colombia en el desarrollo de la
Operación Fénix.
La soberanía que defiende Ecuador es la interna, frente a una amenaza
interdependiente. Defiende la soberanía de la política exterior que ha diseñado y
defendido, sustentada en los principios antes mencionados. Defiende además su
posición en cuanto a que el conflicto colombiano es una cuestión interna en la
cual no se va a entrometer.
Defiende la inviolabilidad de su territorio, y defiende la autoridad y el control
que el gobierno de Correa busca detentar, para superar la inestabilidad política
que ha padecido durante años. Y una de las maneras más claras de demostrar
este ejercicio de autoridad y control es mostrándose implacable frente a
Colombia.
Además de lo anterior, se debe señalar que la importancia que le dan los
ecuatorianos a los asuntos fronterizos, a los incidentes en la frontera es
desproporcionadamente más grande que la que le dan los colombianos.
A lo anterior habría que añadir que en Ecuador, Colombia es un tema electoral.
La relación con Colombia es uno de los temas con respecto a los cuales se
alinean los diferentes partidos; y una actitud dura hacia Colombia es bien
recibida por la opinión pública, porque se cree que Colombia es una plataforma
de lanzamiento de la estrategia norteamericana. (Rangel, A. 2008 p.432)
† Ecuador interpuso una demanda contra Colombia ante La Haya por fumigar con glifosato
cerca de la frontera.
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Desde la perspectiva ecuatoriana, la presencia de la guerrilla en la frontera es
una cuestión que Colombia debe resolver. La amenaza interdependiente tiene
origen en Colombia, y por lo tanto, debe ser asumida como un asunto interno.
Todos estos hechos alimentan la posición ecuatoriana, sustentan la defensa de
su soberanía y “legitiman” la ruptura de relaciones con Colombia.
La soberanía de Colombia
Se debe iniciar mencionando que hay una diferencia fundamental en términos
de inserción internacional y de claridad en la ejecución de la política exterior
entre Colombia y Ecuador. En Colombia el dispositivo diplomático ha sido y
sigue siendo utilizado como un instrumento de política interna que le permite al
presidente de la república negociar apoyos y estimular dinámicas políticas.
(Ramírez, S. 2008, p.202) Lo anterior hace que Colombia no cuente con una
diplomacia tan coherente y profesionalizada como la ecuatoriana.
Por lo anterior, no hay una definición clara de los principios de política exterior
del Estado, ni una estrategia de inserción que permita tener claridad sobre la
posición con respecto a cuestiones internacionales.
A pesar de lo anterior, se debe mencionar también, que en su política
internacional, Colombia ha sido tradicionalmente un país muy apegado a las
vías del derecho y absolutamente inclinado a actuar en cooperación con otros
países para alcanzar propósitos comunes. (Rangel, 2009)
Habiendo hecho esta salvedad, en términos generales, se podría afirmar que
para Colombia, en términos internacionales, predominan temáticas de
seguridad y económicas. El primer aspecto resulta evidente teniendo en cuenta
la persistencia de un conflicto armado interno desde hace más de 60 años. El
aspecto económico ha cobrado cada vez mayor relevancia desde la apertura
económica de la década de los noventa.
Para efectos del presente análisis, es el aspecto de la seguridad el que importa.
La llegada al poder del presidente Álvaro Uribe en 2002, supuso un cambio
radical de la política estatal frente a los grupos alzados en armas. Este cambio se
materializó en un documento denominado “Política de Defensa y Seguridad
Democrática” (en adelante PDSD), presentado por el Ministerio de Defensa
Nacional y la Presidencia de la República en 2003.
Desde entonces, la PDSD, ha sido la principal estrategia del gobierno en materia
de orden público. En ella se integran temas tales como la consolidación del
control estatal del territorio, la protección de la población, la lucha contra el
narcotráfico y el fortalecimiento institucional.
Esta visión de seguridad interna, resulto coincidente con la lucha contra el
terrorismo adelantada por Washington a partir de los atentados del 11 de
Septiembre. Lo anterior llevó a un alineamiento entre los gobiernos de Bush y
Uribe, a la vez que el resto del continente latinoamericano se separaba de la
“estrella polar” como nunca antes en la historia.
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La política de Uribe ha tenido efectos tanto a nivel interno como externo. Al
igual que el Plan Colombia, la PDSD ha generado el traslado de población,
cultivos ilícitos y de las guerrillas a las zonas fronterizas. En este punto hay que
anotar que la presencia de las FARC en la frontera es una realidad.
Lo confirman hechos como que han sido desmantelados por las fuerzas
militares de Ecuador muchos campamentos de las FARC. En mayo de 2006 el
gobierno ecuatoriano informó del desmantelamiento de siete campamentos en
territorio ecuatoriano, en la zona de Santa helena, con capacidad para 300
guerrilleros del frente 48 de las FARC y en julio informó del desmantelamiento
de cinco campamentos de la guerrilla en la zona de Santa Rosa de Cofanes. Así
mismo, el contrabando de armas, municiones y explosivos también ha sido
comprobado por muchas capturas y decomisos de ese material por parte de las
autoridades ecuatorianas y las colombianas. (Rangel, A. 2008 p.425)
Según Alfredo Rangel (2008), la recurrencia de tráfico de material bélico para
las FARC procedente de la industria militar y de los batallones de Ecuador da a
pensar que existe una corrupción y una red de infiltración dentro de las mismas
fuerzas militares de Ecuador y de alianzas con sectores o elementos de estas
fuerzas que hacen posible esa oferta y ese abastecimiento de material bélico en
cantidades tan significativas hacia la guerrilla colombiana.
Frente a este tipo de situaciones, la posición del gobierno colombiano ha sido la
de esperar que Ecuador adopte una actitud más comprensiva sobre sus
limitaciones, y reconozca que la presencia de las FARC en su territorio
representa una amenaza directa a su propia seguridad nacional y, en
consecuencia, impida que las guerrillas aprovechen la frontera y ayude al
control de los tráficos ilícitos de armas, municiones, explosivos, precursores,
coca y dineros ilegales. Distintos sectores colombianos señalan, además, la gran
dificultad ecuatoriana para entender la evolución del conflicto colombiano y
para reconocer que, como sucede en todos los conflictos armados internos, las
fronteras tienden a ser utilizadas como retaguardia estratégica. (Rangel, A.
2008 p.404)
La percepción que predomina en Colombia sobre estos asuntos es que Ecuador
está tolerando a las FARC dentro de su propio territorio. La diferencia es que en
Colombia, Ecuador no es un tema electoral. Es más, en Colombia, Ecuador ha
pasado casi desapercibido, no se conoce mucho sobre lo que allí sucede, ni es un
tema prioritario. Ha cobrado vigencia desde que Correa asumió el poder, por los
pronunciamientos que el mismo ha tenido sobre el conflicto, y sobre el
presidente, y en la actualidad, por la crisis.
Vemos entonces que, la soberanía que defiende Colombia también es la interna,
pero bajo una percepción interdependiente. La Colombia de Uribe ha buscado
organizar la autoridad pública al interior del Estado, para fortalecerlo y
recuperar el control del mismo en todo el territorio. Ha buscado ejercer
efectivamente esa soberanía interna mediante el enfrentamiento decidido a las
FARC, principalmente.
El ejercicio de la soberanía para Colombia se traduce en lograr el control
territorial y resolver el conflicto interno. Y para lograrlo, ha recurrido a
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estrategias como la Operación Fénix, en el desarrollo de la cual se violó la
soberanía de Ecuador, pero a la vez, se dio de baja a uno de los miembros del
secretariado de las FARC. El fin justificó los medios. Por lo menos desde la
perspectiva del gobierno colombiano.
La posición de Colombia es que si bien el conflicto tiene un origen interno, se ha
convertido en una amenaza interdependiente, en el sentido de que ha
desbordado las fronteras, y específicamente ha afectado la frontera con
Ecuador. Ante una amenaza interdependiente, Colombia pide una respuesta
igual, esperando mayor colaboración de Quito.
Todo lo anterior, ha llevado a Colombia a reiterar sus disculpas por la incursión
a la vez que defiende la Operación. La defiende, porque mediante la misma, esta
haciendo efectivo el ejercicio de su soberanía interna.
¿Qué soberanía prevalece?
La definición del concepto de Estado difiere según los autores, pero en términos
generales podría afirmarse que un Estado podría definirse como un conjunto de
instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que
regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio
determinado.
Teniendo en cuenta esa definición, se tendría que afirmar que tanto la Colombia
de Uribe, como el Ecuador de Correa están ejerciendo su soberanía, aunque
claro está, Colombia, al hacerlo violó la soberanía territorial ecuatoriana.
Efectivamente, quien violó un principio internacional fue Colombia. Pero, desde
una perspectiva maquiavélica o realista, Colombia, como Estado, hizo lo que
debía hacer. En términos de soberanía habría que decir que no prevalece
ninguna, que las dos son igualmente válidas.
Ecuador ejerce su soberanía al reclamar por una violación a su territorio. Es lo
que debe hacer. Al hacerlo el gobierno se legitima, cumple su función. Colombia
ejerce su soberanía al enfrentar a las FARC. Es lo que debe hacer. Al hacerlo, el
gobierno se legitima y cumple su función. La soberanía, se ejerce por igual, pero
tiene significados tan opuestos que terminan en una crisis binacional.
Ceder en el ejercicio de la soberanía tal y como la entiende cada una de las
partes, le implicaría costos demasiado altos a ambos gobernantes, costos que
ninguno de los dos esta dispuesto a asumir.
La crisis entre Colombia y Ecuador demuestra, que a pesar que la sociedad
internacional tiende hacia el establecimiento de ciertos límites al poder de los
Estados en pro de la convivencia pacifica en el contexto de la globalización, la
realidad de la anarquía impera.
Lo anterior teniendo en cuenta que si bien es cierto que la actuación de
Colombia fue repudiada por los Estados americanos, que tanto la OEA como el
Grupo de Río le hicieron un llamado de atención y que se vio obligada a pedir
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perdón, en realidad, fue más lo que ganó Colombia con el bombardeo en
territorio ecuatoriano que lo que perdió.
Ganó porque se dio de baja a uno de los miembros del secretariado de las FARC,
ganó, porque a pesar de que no hay relaciones con Ecuador, el aspecto comercial
sigue casi intacto.
Colombia pago un precio diplomático bajo y obtuvo resultados importantes.
Desde la Operación Fénix, pobladores de la zona aseguran que hay mayor
presencia del ejército ecuatoriano en la frontera, lo que ha obligado a la guerrilla
a abandonar la zona, se ha disminuido el abastecimiento de municiones para las
FARC, y hay más control. Para Colombia resultó más barato pedir perdón, que
haber pedido permiso.
Conclusiones
Tras un año del rompimiento de relaciones entre Colombia y Ecuador (hecho
inédito en la historia binacional), los acontecimientos demuestran que ninguno
de los gobiernos le da prioprdad a la solución de la crisis. Ecuador impone
condiciones casi imposibles para el reestablecimiento de las relaciones, y
Colombia es poco lo que ha hecho para buscar un acercamiento con el gobierno
de Correa.
La situación actual obliga a señalar por lo menos lo siguiente:
•
•
•
•
Es realmente imposible que Ecuador no intervenga o pretenda
mantenerse aislado del conflicto colombiano.
Para entender la crisis se debe considerar el elemento ideológico. Correa
y Uribe representan proyectos diferentes, y han buscado posicionarse
internacionalmente en polos opuestos.
La crisis demuestra que en la actualidad, y a pesar de la globalización el
territorio importa.
Es posible definir al Terrorismo como un mal global, pero se debe hacer
una salvedad: lo definirá así, el Estado al que le interese hacerlo, al que lo
afecte.
¿Quién ha ganado y quién ha perdido con la crisis? La respuesta es la misma
para las dos preguntas, han ganado los dos, según el punto desde el cual se
analice la situación. Pero, en términos reales, Colombia perdió menos de lo que
se pensaba, y los únicos y verdaderos perjudicados han sido los miembros de las
comunidades ubicadas a lo largo de la frontera. Los proyectos de desarrollo
binacional están estancados y no es probable que la situación cambie en un
futuro cercano.
Pero estas comunidades no son una prioridad en la agenda de ninguno de los
gobiernos, ya que, y aún a pesar de la globalización, en la práctica, la existencia
de la soberanía sólo puede manifestarse a través del ejercicio de las
competencias soberanas. Y eso es precisamente lo que tanto Colombia como
Ecuador están haciendo, están ejerciendo su soberanía. Ecuador, en el ámbito
externo ejerciendo las competencias de defensa y la autonomía en la dirección
de su política exterior, y Colombia mediante el monopolio de la coacción en el
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ámbito interno. Soberanías paralelas y opuestas en el contexto de la
globalización.
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