Susana Aránguiz, arquitecta e inventora: `Resguardar la creación

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Susana Aránguiz, arquitecta e inventora:
'Resguardar la creación que deriva de una idea es
muy valioso'
Con perseverancia superó sin obstáculos el patentamiento de un método para
construir techumbres que utiliza la totora como elemento base. Una verdadera
evolución de ancestrales técnicas constructivas, innovación que ha mejorado la
calidad de vida de cientos de familias en el norte de Chile.
Susana Aránguiz, arquitecta e inventora
'Desde siempre me gustó construir con elementos naturales y cuando llegué a vivir al
pueblo de Totoral, en la 3° Región, me encanté con las construcciones que mezclaban técnicas
indígenas y coloniales. Totoral, como su nombre lo dice, es un lugar con materia prima en
abundancia', comenta Susana Aránguiz, fundadora y gerente de la Soc. Constructora Los
Cipreses Ltda.
Primero construyó el techo de su propia casa a la antigua usanza de las casas de la zona,
con esteras de totora y barro sobre ella, pero no resultó como esperaba, ya que no pudo resistir
las lluvias. 'Las técnicas antiguas se habían olvidado en el conocimiento de los lugareños,
por lo que empecé a probar con la totora como único elemento y así llegue al sistema con las
amarras y el tejido, a modo de peinetas, un sistema más industrial que se podía replicar en
forma ordenada y eficaz', explica Susana Aránguiz. Su proyecto consiste en tejer la totora
en una madera en forma ordenada de un largo que al separarse 33cm. entre sí. Siempre con
tres capas de totora en cualquier punto del techo, de modo que las maderas estructuran la
techumbre haciéndola muy firme, situación que se mejora aún más con amarras con tiras
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de fierro y alambre, protegiendo la construcción del viento y la lluvia. Además de ser un
material liviano, la totora es térmica e impermeable. Por otro lado, como el sistema tiene una
capa gruesa, sólo sufren cambios las primeras hojas con líquenes o musgos en zonas más
húmedas y luego de muchos años con algunas quemaduras producto de los rayos solares,
las capas de arriba, que pueden ser fácilmente reemplazadas o cubiertas por otras nuevas
ya que es un recurso renovable en muchos puntos del país. Susana comenzó a construir
con este sistema en el año 1984. Entonces le enseñó a varias personas del lugar, quienes
aprendieron rápidamente, de manera que hoy no sólo en el pueblo, sino que en las regiones
de Antofagasta, Atacama y Coquimbo, es un estilo de construcción habitual, junto con la
'quincha', basada en tabiques con estucos en barro, utilizados también por la emprendedora en
sus construcciones e instaurando así un sistema viable, renovable y ecológico. 'Me dediqué
a construir mi propia casa con este sistema, y luego realicé un proyecto para las familias que
vivían en casa de sus padres, que no tenían recursos para independizarse', recuerda Susana
Aránguiz. 'Con las mujeres jóvenes del pueblo formamos un grupo e hicimos un proyecto...
gracias al apoyo de una fundación, compramos los materiales que no habían en el lugar y
construimos casas para todos ellos. En general nos encontramos antes con muchos problemas
de tipo estructurales en la forma en que se plantean los sistemas gubernamentales y por otra
parte, la ignorancia de la misma gente necesitada de viviendas y con bajos recursos, que
siempre creen que vivir en una "mediagua' es mejor calidad de vida que una casa de quincha
y totora', comenta. Luego de crear la Soc. Constructora Los Cipreses Ltda., las personas
que partieron conmigo construyendo se transformaron en su equipo de maestros. Recuerda
además que el proceso de obtención de la patente fue largo y costoso, ya que para poder
obtenerla tuvo que pedir la ayuda de un profesional en la materia. 'El proceso duró años,
tuve que ser muy perseverante (...) Tú puedes tener muchas ideas pero te consideran 'rara'
o 'idealista' , lo que me pasó a mi cuando realicé el proyecto de energía solar en conjunto
con Serplac en los años 80 y 90 en el pueblo de Totoral, tuve que convencer a mucha gente
que ese 'era' el sistema de energía ideal para la zona.... Hoy se ha masificado el tema y está
de moda pero en ese tiempo era poco conocido', afirma. A su juicio, lamentablemente las
patentes no son muy respetadas en Chile, 'pero creo que el hecho de poder resguardar la
creación que deriva de una idea, un producto, una solución de algo que hace que los demás
puedan tener mejor vivir en cualquier aspecto, es muy valioso y esto hace que otros se
entusiasmen en crear no solo cosas bellas como el arte, sino también el arte del buen vivir en
una sociedad con mejores tecnologías que hagan más fáciles las cosas para así tener mejor
calidad de vida y finalmente ser más felices', concluye.
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